ANl'iALS DEL PERIODIS~IE CATAL.~ 477 semblen insignificants prendrien un interès extraordinari al cap d'un cert temps. La direcció dels •Annals• hauria d'actuar amb la imparcialitat que permet actualment als periodistés de dreta i d'esquerra conviure a l'Associació de Periodistes que presideix l'admirat Costa i Deu. El cronista dels •Annals•-permeteu·me que em repeteixi-hauria de limitar-se a ordenar cronològicament els textos encapçalantlos amb el nom del periòdic i la data de publicació del document. Aquesta neutralitat permetria reconstruir tota mena de debats polítics. Al cap d'uns quants anys de publicar-se, aquest arxiu polèmic tindria un gran interès de lectura i de consulta. Amic Costa i Deu: un coHeccionista dels •Annals• que publica l'Associació de Periodistes que presidiu amb tanta autoritat, us ofereix aquesta idea.» Trenta anys de n1-ala vida Ens plau de reproduir a continuació uns fragments de les memòries periodístiques de Clovis Eimeric, publicades fa poc a «La Noche>. cPompeyo Gener: El cronista no puede olvidar a Pompeyo Gener, el hombre que vivía del lado de Francia, el intelectual que había traspasado las fronteras y que alguien habfa calificado del •último mosquetero•. Le recuerda perfectamente el cronista. •Peyus• tenía casi caracteristicas de monumento barcelonés, propio para turistas y forasteros. Su corpachón robusto, firme, su chambergo, su barba afrancesada, eran populares en las Ramblas, en los restaurants, en los cenaculos literarios. Sus libros circulaban ampliamente y eran comentados en publicaciones extranjeras; sus ocurrencias iban de boca en 478 Al';NA!.S DEl, PERIODIS~IP. CA'I'Al.À boca; sus amores con Ja Sarah Bernhardt, que agrandaba el propio Gener con sus discretos remilgos .. todo contribuía a convertir a • Peyus• en el intelectual representativo de Cataluña. No era un talento original, pero sí un hombre de ingenio, culto, mas enterado que sus coetaneos, en general, y se !e admiraba, porque, al fin, Pompeyo Gener nos hizo conocer muchas cosas de Francia y nos hizo leer algo mas que el <Madrid Cómico• . Gener había sido rico; la jarabería de sus padres sigue aún en la calle de Petritxol, calle barcelonesa que encierra buena parte de la historia barcelonesa del siglo XIX, pero había dilapidado s u fortuna y comcnzaba a mal vi vir con los simples recursos de la pluma, a pesar de que con frecuencia recibía encargos editoriales de empresas e.xtranjeras. Gozaba de autorÚ!ad en Francia y en Madrid, quiza mas que en Barcelona. Por algo era barcelonés. Gener, como Apeles Mestres, pintaba, escribía, hacía música, y si Apeles era un buen floricultor. Pompeyo fué un hombre de ciencia, con sus inventos y todo. Ademas, en su juventud, fué un arbitro de la elegancia. Basta leer sus memorias recogidas y ordenadas precisamente por el cronista, .para darse cuenta de los vastos conocimientos que poseia en diversas materias el hombre mas rico en fantasia que hemos conocido en nuestra ya larga vida. Toda la intelectualidad de la época formaba guardia de honor al lado de Pompeyo Gener y se !e guardaban toda suerte de respetos. En América se le veneraba. El propio Peyo nos dice en sus memorias: <<El gran escritor hispano-americano Vargas Vila, en su libro •Sombras de aguila>>, al citarme como una de las seis mentalidades principales de Europa al final del siglo XIX, dice de mí que soy •un gran pensador> y •un gran soñador>. Fué, sio embargo, mas soñador que pensador, ponderativo como un gascón, humorista mas que filósofo y muy hombre ANNALS DEL PSRIODISME CATALÀ 479 de su tiempo; eso sí, barcelonés por sus cuatro costados. De su fantasia nos clara idea exacta la siguiente anécdota, narrada infinidad de veces por el mismo •Peyus•: -«Acababa de abandonar a mis amigos del •Cercle de la Presse•, en una noche lluviosa. Había salido con el para· guas y marchaba tranquilamente hacia mi casa, cuando de una esquina me salieron al paso tres •apaches• . Comprendí inmediatamente que corria peligro si no me daba prisa a 480 Aò'>NAJ,S 01!1- PllRIODISMI! CATAL À defenderme y resol vi ve nd er cara mi pi el , sin pérdid:~ de tierripo; haciendo servir de espada mi paraguas, lo hundí en el vientre de uno de mis enemigos y le hice caer al suelo¡ acto seguido, le puse el pie en el cuello y fui contra el se· gundo que venia contra mi, cuchillo en mano. Sereno, !e aguardé y de golpe, con la cayata del paraguas, asile de la pierna y !e tumbé; y por último, me acerco al tercero, que esta ba rozando ya mis ro pas con s u cuchillo.. . y ... tris ... tras ... una parada y a fondo : acababa de atravesarle el cue· , llo con la coetera del paraguas. »Libre de los •apaches•, me fui hacia mi casa, convencido de que al dfa siguiente me detendrfan. En efecto, dormia aún, cuando vino a verme el ministro de la Guerra de Francia: •- ¡Vaya, ya tenemos lío en puerta! -me dije, resignado a lo que pudiese pasar. Y recibí al ministro. •Este, con gran sorpresa mia, me dijo: •-Perdonad la molestia, señor Gener... Os felicito por vuestra aventura de ayer... ¡Qué estocada mas original y certera la vuestra! Desde hoy, contaos eo posesión de la Legión de Honor. ¡Y pedidme lo que querais, pero es preciso que enseftéis vuestra estocada al ejército francés! •Por eso, desde entonces, en Francia me tenían en tanta t!stima•. ¿Verdad que es detalle escapado de Ja descripción de D'Artagnan al fecundo ingenio de Dumas? Otra anécdota de •Peyus•, cuyos amores con Sarah Bern· hardt se hicieron famosos, gracias a las indiscretas discre· ciones del ilustre barceJonés. Era hombre enamoradizo y aJguien hubo de preguntarle un día: -¿No ha raptado nunca a una monja? -Nunca. · -¿Ni a una simple hermana de Ja Caridad?-le insistieron, aguardanào, sin duda, alguna de las ocurreocias de •Peyus•. -Nunca. A l'Associació de Periodistes : Presidència dc la sessió dedicada a la memòria de Joaquim Folguera. A rAssociació de Periodistes: :\Ionsenyor Pere Lisbona i algunes de les personalitats que escoltaren la Se\·a noiabilíssima conferència sobre n:statut de Prem~a . ANNAl. S I)Kt.. PI~IUOOJS:'t.IJ$ CATAI.À 481 - ¿Ni siquiera a la portera de convento alguno? La vanidad herida de •Peyus• se exaltó. Aquello era ya demasiado y, rapido como el rayo, replicó, con cierto desdén: - No; sólo recuerdo haber raptado a una abadesa mitrada. Una obsesión de •Peyus• eran sus altas relaciones en París. Aunque hombre liberal, gustaba de declararse amigo de reyes y lo revela mejor que nada la siguiente anécdota, en la que, de todos modos, hay el humorisme gascón que informó toda su vida. Narraba en cierta ocasión que había cenado con el Sha' de Persia, jugado a damas con el sultan de Turquia, refiido a puñetazo¡; con Eduard o VII, estudiante aún, etc., etc. La cosa era un poco desorbitada, y dandose cuenta de que su imaginación era excesivamente volcanica, agregó: - Yo he tratado a cuat ro reyes: a Sisowath, rey de los annanitas; a Pedro Aladro-Kastriota, el famoso cosechero andaluz, aspirante a la corona de Albania; al Negus Menelick, rey de Abisinia y, por último, al rey Cristian. Y de éste agregaba, para convencer al auditorio: -Cristüín era un rey muy campechano Imaginaos que cuando Jlegaba a su palacio, colgaba Ja corona en el paragüero y dejaba el cetro en la bastonera, sin daries importancia. Sólo os diré que le conod haciendo tertulia en casa de un sastre. Como ésta, podría el cronista narrar docenas de anécdotas. Baste consignar las precedentes, y que al morir el siglo XIX, Pompeyo Gener era •internacional;, como se dice ahora de los futbolistas.» *** Luís Figuerola : Como figura representativa del periodisme informati vo de los fina les del siglo XIX, descuella la de Luis Figuerola. Ya ha hablado el cronista de los sombreros del que fué uno de los periodistas mas populares de Barcelona. 482 ANNALS DEI, PEIHOOISM& CATALÀ Figuerola, sin ser un escritor brillantc, tuvo temperamento de reporter y bien pudo ser considerado como el creador de los reportajes pintorescos e interesantes en nuestra Prensa local. Gozaba de gran prestigio, era conocido en todas las clases sociales, Jas notícias a la pluma se le iban casi sin esfuerzo y supo siempre sacar partido dc sus nume· r osas amistades. Por otra parte, noticia que caía en poder de Figuerola, rara vez llegaba a conocimiento de ningún olro periodista basta verse publicada. Puede afirmarse que Figuerola poseia la vanidad del profesioual y amaba su crédito de hombre mejor informado que los demas. Rasgo característico en el activo reporter, era el de su afan de ocultar la edad, que era una incógnita para todos sus compañeros, basta el extremo de evitar en todo instante revelar el pueblo de su nacimiento, que era Cal das de Nlontbuy. Le cupo el honor de a·v eriguar la fecha de nacimiento y el Jugar donde tuvo efecto, a un gran periodista político actual: Juan Costa y Deu, espíritu travieso, diestro en preparar bromazos y de un buen humor inagotable. Realizaron, hace ya muchos años, un viaje de información a la población citada, diversos periodistas barceloneses, entre ellos Figuerola y Costa y Deu. Figuerola, al llegar a 'Caldas, tuvo una cierta emoción delatora, daodo a enteoder que había vi vi do en la humilde villa. Costa y Deu, que quiza para averiguar un hecho de importaocia periodística, ande algo remiso-y no quiere el cronista tratarle de vago, porque Costa y Deu no lo es, aunque a veces peque de indolente-, para darle una vaya a un compaí'lero no necesita acicate alguno. Así, una vez concebida la sospecha, procuró ver al cura parroco del pueblo, al que expuso su deseo de saber si en los libros parroquiales existían noticias del nombre de Luis Figuerola. Sus planes salieron a pedir de boca. El cura hojeó libros, examinó partidas de bautismo y, por fio, averiguó que el ANNAJ...S DEI. PEIUODISMfo: CAT.tU.À 483 periodista •sin edad conocida• habia nacido el 11 de septiembre del año 1860. Con estos dato~. y cuando se celebraba un banquete como resumen de la excursión, invitado a hablar Costa y Deu, quiso honrar a Caldas de Montbuy, revelando ante los comensales que en la población y en tal día de tal año había nacido Luis Figuerola Anglada. A éste la revelación le supo a rejalgar, y desde aquel momento rompió toda amistad con Costa y Deu, y aun sospechamos que murió sin haberle perdonado Ja jugarreta. Tenia, empero, buen fondo Figuerola, y aun era crédulo. Recuerda el cronista que, en una época en que se había puesto de moda dedicar banquetes a cualquier escritor que viniese de Madrid, sin razón extremada para el agasajo, en ocasión de la llegada de Julio Camba, se le ocurrió dar en •El Noticiero Universal• Ja reseña detallada de un banquete que se suponía celebrado en honor del notable humorista. Se citaba el no~bre de los comensales, se hacía mención de los discursos, se precisaba el brindis de Camba ... Todo pura fantasia. Pero Figuerola se lo tomó en serio y estuvo a punto de comunicar el banquete a Madrid, a los periódicos de los cuales era corresponsal. Tuvo la suerte de hallar periodista que le advirtió de la «coladura• y con ello salvó un fracaso de su honor profesional, Dejando de lado las pequeñas puerilidades- la del secreto de la edad entre ellas-bueno es consignar que Figuerola fué un maestro de repórters, y que bastó él solo, su actividad, para llenar toda una época del periodismo barcelonés, bien mediocre, por desgracia. •