Combatir la concentración en las cadenas de suministro de

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NOTA INFORMATIVA 03 - DICIEMBRE DE 2010
OLIVIER DE SCHUTTER
RELATOR ESPECIAL SOBRE EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
Combatir la concentración en
las cadenas de suministro de
alimentos
Papel del derecho de defensa de la competencia en la lucha
contra el abuso de posición dominante del comprador
RESUMEN
En la presente nota se examina la cuestión de la
capacidad de negociación en las cadenas mundiales
de suministro de alimentos. Se analiza la forma en
que puede abordarse la generación y el abuso de
posición dominante por parte del comprador en el
caso de las grandes empresas agroalimentarias en
el marco del derecho de defensa de la competencia.
La desproporción en el poder del comprador,
consecuencia de una concentración excesiva de
los compradores en las cadenas de suministro de
alimentos (compradores de productos básicos,
procesadores de alimentos y minoristas), tiende
a rebajar los precios que perciben los productores
de alimentos, que se encuentran en el punto más
bajo de esas cadenas. A su vez, ello se traduce en
menores ingresos para esos productores, lo que
puede repercutir en su capacidad para invertir para
el futuro y ascender en la cadena de valor, además
de obligarlos a pagar sueldos más bajos a los
trabajadores que emplean. Así, existe una relación
directa entre la capacidad de los regímenes de
competencia para abordar los abusos de posición
dominante del comprador en las cadenas de
suministro y el disfrute del derecho a disponer de
alimentos en cantidad suficiente. El control de la
competencia también debería poderse aplicar a las
prácticas que tengan lugar fuera del Estado, habida
cuenta de que la concentración del poder de compra
de la agroindustria tiene efectos a escala mundial.
Por último, es necesario que los países en desarrollo
instauren regímenes de competencia que tengan en
cuenta los derechos humanos, y deben recibir ayuda
en este ámbito.
Algunos datos importantes
sobre la concentración de la
agroindustria
La fusión, a principios de 2010, entre Cadbury y
Kraft pone de manifiesto una característica curiosa de
las cadenas mundiales de suministro de alimentos:
mientras que en ambos extremos de las cadenas
hay muchísimos agricultores y consumidores, las
grandes empresas alimentarias que ocupan posiciones
estratégicas en el centro son muy escasas. Gobiernos
de todo el mundo han venido tomando conciencia poco
a poco de este hecho y a estudiar sus repercusiones.
Mientras se ultima la presente nota, el Departamento de
Justicia y el Departamento de Agricultura de los Estados
Unidos están estudiando el poder, la concentración y la
integración vertical de los compradores en una serie de
talleres públicos, el último de los cuales se celebrará
en diciembre de 20101. Como señaló el Fiscal General
de los Estados Unidos, Eric Holder2, se trata de la
primera vez en la historia estadounidense que tanto uno
como otro Departamento se han ocupado de la cuestión
en el ámbito público3. Otros órganos ejecutivos y
legislativos del mundo entero han manifestado también
su preocupación ante la concentración en la industria
alimentaria: el Parlamento Europeo ha adoptado
recientemente una declaración en la que pide a la
Combatir la concentración en las cadenas de suministro de alimentos
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NOTA INFORMATIVA 03 - DICIEMBRE DE 2010
Comisión Europea que se ocupe del abuso de posición
dominante de los grandes supermercados que operan
en la Unión Europea4.
La concentración en ciertos segmentos es
particularmente acusada en las cadenas de suministro
alimentario mundiales, como ilustra el ejemplo del
café. Cultivan café unos 25 millones de productores.
En el otro extremo de la cadena, hay unos 500 millones
de consumidores de café. Y sin embargo, solo cuatro
empresas manejan el 45% de las operaciones de
torrefacción de café, y cuatro abarcan el 40% del
comercio cafetero internacional5. Del mismo modo,
apenas tres empresas controlan más del 80% de los
mercados mundiales de té, y cuatro controlan el
40% del comercio internacional de cacao, el 51%
de la molienda de cacao y el 50% de la fabricación
de confitería6. Pueden citarse otros ejemplos: en el
mercado brasileño del grano de soja, unos 200.000
productores intentan vender a cinco grandes empresas;
en la industria del cacao de Côte d´Ivoire, dominan tres
grandes compradores transnacionales de productos
básicos (ADM, Cargill y Barry Callebaut), y en 1996,
dos empresas transnacionales de alimentos y bebidas
(Nestlé y Parmalat) controlaban el 53% del mercado de
transformación de lácteos en el Brasil, suplantando a
gran número de cooperativas que se vieron obligadas a
venderles sus instalaciones7.
En cuanto a los minoristas, los cuatro grandes
comerciantes al por menor del Reino Unido abarcan
el 75% del mercado de la alimentación, mientras que
Walmart, empresa radicada en los Estados Unidos,
representa por sí sola el 6,1% de las ventas al detalle
en el mundo8. El dominio de los supermercados en
la venta minorista de alimentos no es exclusiva del
mundo desarrollado: entre el 60% y el 70% de las
ventas de alimentos en la Argentina y el Brasil pasan
hoy en día por los supermercados, tendencia que
están siguiendo muchos otros países en desarrollo9.
Esa gran concentración de compradores de productos
básicos, elaboradores y minoristas los convierte en
los estrechos conductos por los que deben pasar los
alimentos hasta llegar al consumidor final10. Esa
situación les da un enorme poder a la hora de fijar
los precios de los productos agrícolas que compran y
transforman. Aunque las agroindustrias concentradas
como los fabricantes de semillas pueden, en su calidad
de vendedores en monopolio, provocar también grandes
distorsiones en los mercados mundiales de alimentos11,
la presente nota informativa se centrará en la cuestión
de la posición dominante de los compradores.
OLIVIER DE SCHUTTER
RELATOR ESPECIAL SOBRE EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
Problemas generados por la
posición dominante de los
compradores
En general12, la posición dominante del comprador
reduce los ingresos de los productores. La presión que se
ejerce en los niveles inferiores obliga a los productores
menos eficientes a fusionarse, recortar gastos o
abandonar el mercado, dejando el campo abierto a otros
más eficientes. En ocasiones este proceso se considera
beneficioso, siempre que las economías de costos se
trasladen después a los consumidores. Debe señalarse,
sin embargo, que no siempre sucede así en la industria
agroalimentaria mundial. Por ejemplo, entre 1997 y
2002, los precios en origen del grano de café cayeron
en un 80%, mientras que los precios de venta al por
menor disminuyeron en un 27%. Al mismo tiempo, en
2001 los beneficios de Starbucks y Nestlé aumentaron
en un 41% y un 20%, respectivamente13. Lo cierto
es que, como son los intermediarios a través de los
cuales han de pasar los vendedores para tener acceso
a los mercados mundiales, los grandes compradores
y elaboradores de productos básicos, así como los
minoristas, tienden a captar una proporción cada vez
mayor de la cadena de valor: mientras los productores
en un extremo reciben menos dinero, los consumidores
del otro extremo no necesariamente se benefician de los
precios más bajos.
La cuestión que se examina en la presente nota
informativa es la de si, y en qué medida, la lógica de
la eficiencia puede aplicarse directamente en todas las
circunstancias, o si la situación concreta de algunos
países en desarrollo justifica prestar más atención
a las consecuencias que la posición dominante del
comprador puede tener en las estructuras económicas y
sociales y, en última instancia, en los medios de vida y
los derechos de los habitantes de esos países.
El impacto de la posición dominante del comprador en
la estructura de las cadenas de suministro ha sido bien
documentado. Muchos estudios han demostrado que la
práctica de los minoristas dominantes en el comercio
de alimentos en el Reino Unido de repercutir en los
productores de Kenya el costo del cumplimiento de
las normas privadas de los minoristas en materia de
higiene, seguridad y trazabilidad de los alimentos ha
hecho que la producción de alimentos pase de estar en
manos de pequeños productores a estar en manos de
grandes explotaciones agrícolas, a menudo propiedad
de los exportadores, así como a que esos exportadores
Combatir la concentración en las cadenas de suministro de alimentos
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NOTA INFORMATIVA 03 - DICIEMBRE DE 2010
adquieran su propia capacidad de producción14. En
resumidas cuentas, los pequeños agricultores están
siendo expulsados de las cadenas mundiales de
suministro de alimentos, lo que a menudo se traduce
en un aumento de la pobreza en zonas rurales. La
presión que se ejerce sobre el precio en origen, es decir,
el precio que se paga al agricultor por sus productos,
tiene otros efectos perversos. En el empeño de reducir
los costos, los transformadores de alimentos pueden
obviar ciertas precauciones ambientales debidas
cuando vierten desechos, o los productores pobres tal
vez recurran a mano de obra infantil. Por ejemplo, los
sueldos agrícolas estaban tan deprimidos a causa de
la concentración de compradores en el mercado del
cacao de Côte d’Ivoire que los pequeños productores
repetidamente empleaban a niños, infringiendo la
Convención sobre los Derechos del Niño de 198915.
Debe recordarse que la inmensa mayoría de los casos
de empleo infantil se dan en la agricultura, a saber,
el 70% de los niños que trabajan, o 132 millones de
niños y niñas de edades comprendidas entre los 5 y los
14 años16.
Los daños que produce la posición dominante del
comprador se ven agudizados por el “problema de los
productos básicos”, es decir, la tendencia a aumentar
el suministro de muchos productos agrícolas básicos en
respuesta a las reducciones de precios. Por ejemplo,
aunque es difícil determinar la relación entre causa y
efecto, un estudio realizado por ActionAid y el South
Centre ha demostrado que existe una correlación positiva
entre el aumento de la concentración de compradores
en los mercados del café y la constante disminución
del valor del café como producto final que llega a los
agricultores17. El café es el mejor ejemplo de este
fenómeno. La planta del café se cultiva en condiciones
óptimas en zonas montañosas de gran altitud, en las
que los agricultores no pueden cultivar prácticamente
nada más con fines comerciales. Así, si los precios del
café descienden debido a un aumento en el poder de
negociación del comprador, los productores apenas
tienen alternativas para cultivar otros productos. Lo que
sucede es que producen aún más café con el fin de
obtener ingresos a corto plazo para atender los gastos
cotidianos, lo que genera un exceso de oferta y una
nueva disminución de los precios del café, incluso por
debajo del precio medio de producción. Básicamente,
el bienestar de los productores se reduce una y otra vez
en un círculo vicioso que sólo acaba cuando abandonan
el mercado, lo que, en el caso de los productores de
Kenya, significa invariablemente el abandono de aldeas
enteras y el reasentamiento en tugurios urbanos18. Ante
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RELATOR ESPECIAL SOBRE EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
estos efectos, la pasividad de los Estados frente a los
abusos de posición dominante de los compradores
puede interpretarse como un incumplimiento de su
obligación de proteger el derecho a una alimentación
adecuada de aquellos que dependen de la agricultura
para su subsistencia, y que muchas veces no tienen
más oportunidades que la agricultura para conseguir un
nivel de vida decoroso.
Los compradores que han alcanzado una posición
dominante frente a ciertos proveedores (proveedores
que, a su vez, tienen pocas posibilidades aparte
de la de recurrir a esos compradores para que sus
productos tengan acceso a los mercados), pueden verse
tentados de abusar de esa posición para extraer un
valor desproporcionado del productor, pagando menos
aunque los precios en el mercado sean altos, y al mismo
tiempo trasladando al productor todos los riesgos de que
bajen los precios en el mercado. Las prácticas concretas
que constituyen abusos de posición dominante no se
limitan a los precios, no obstante, y son prácticamente
innumerables. Por ejemplo, los compradores dominantes
pueden exigir descuentos por volumen tan elevados que
los proveedores se ven obligados a aumentar los precios
para otros compradores19, ajustar de manera retroactiva
las condiciones de suministro para repercutir los costos
y los riesgos en los proveedores20, o utilizar métodos
de contratación directa fuera del mercado, que tienen
como consecuencia una menor transparencia en los
mercados agrícolas21.
En los últimos años, distintos órganos legislativos,
judiciales y cuasijudiciales de todo el mundo han
intentado hacer frente al abuso de posición dominante
en las cadenas de suministro de alimentos. Además de
los talleres sobre defensa de la competencia organizados
los Departamentos de Justicia y de Agricultura de los
Estados Unidos y de la Declaración del Parlamento
Europeo mencionada anteriormente, se han realizado
investigaciones sectoriales concretas como las
Groceries Market Investigations de 2000 y 2008 por
la Comisión de Competencia del Reino Unido. En este
país, el 4 de febrero de 2010 entró en vigor un Código
de Prácticas revisado sobre el suministro de productos
alimentarios22, y en agosto de 2010 el Gobierno aprobó
los planes para nombrar a un Ombudsman encargado
de recibir denuncias de los proveedores23.
Además, autoridades de comercio justo y de defensa
de la competencia de Corea del Sur, Taiwán y Tailandia
han demandado a compradores que abusan de su
posición dominante en el mercado. Entre 1999 y 2001,
la Comisión de Comercio Justo de Corea demandó
Combatir la concentración en las cadenas de suministro de alimentos
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NOTA INFORMATIVA 03 - DICIEMBRE DE 2010
a Walmart y Carrefour por, entre otras cosas, negarse
injustamente a recibir productos, negarse injustamente
a devolver productos, aplicar reducciones de precios
injustas y trasladar injustamente costos de publicidad
a los productores. La Comisión impuso multas tanto
a Walmart-Korea como a Carrefour-Korea y, lo que
es más interesante, ordenó a ambas empresas a dar
difusión a su conducta abusiva mediante anuncios en
los diarios24. En Taiwán, un comisión establecida en
virtud de la Ley de Comercio Justo de 1991 definió seis
tipos de prácticas minoristas injustas, desde el cobro
de tasas indebidas hasta la imposición de sanciones
no razonables en caso de fallos de abastecimiento. La
comisión de Taiwán ha publicado desde entonces un
conjunto de directrices para el cobro de tasas añadidas
en las cadenas minoristas25. En Tailandia, se encargó
a una comisión especializada el estudio de la cuestión
de la posición dominante de los compradores cuando
las autoridades de defensa de competencia recibieron
una oleada de denuncias sobre prácticas comerciales
abusivas26.
Un problema para la normativa
de defensa de la competencia
Actualmente, muchos regímenes de defensa de la
competencia consideran que el principal, incluso
el único, objetivo de la legislación de defensa de la
competencia es favorecer al máximo al consumidor27.
Así concebida, la normativa en esta materia puede
tener cierta utilidad como instrumento para combatir el
exceso de dominancia de los compradores. Por ejemplo,
la reglamentación por la Comisión de Competencia del
Reino Unido28 de ciertas prácticas abusivas cometidas
por grandes supermercados minoristas en el país se
derivó de la interpretación de que algunas prácticas de
los compradores dominantes trasladaban tanto riesgo e
incertidumbre a los productores que ello podría derivar
en daños para los consumidores como los siguientes29:
mayores precios de venta, reducción de la calidad
o de la selección para el consumidor, o menor nivel
de inversión e innovación por los productores. Todos
estos fenómenos suelen producirse si el comprador
dominante también domina el mercado de venta, o si la
disminución paulatina del bienestar de los productores
lleva tanto tiempo en marcha que se ha producido una
importante salida de proveedores o la consolidación de
éstos, con la consiguiente reducción de la variedad y la
calidad de los productos para el consumidor. También
se ha afirmado que los compradores dominantes
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pueden tener la capacidad de dictar a los consumidores
la variedad de productos que llegan al mercado, y que el
éxito de las innovaciones de productos puede depender
en gran medida de las reacciones de esos compradores
dominantes30.
La dificultad que presenta el criterio del interés del
consumidor es que concentra la atención en el lado de
la demanda. Las prácticas se consideran aceptables,
incluso cuando las aplican empresas dominantes,
siempre que los consumidores se beneficien de ellas,
o siempre que parezca que algunas de los beneficios
que obtiene la empresa pueden repercutirse en el
consumidor. Este criterio no tiene suficientemente
en cuenta los potenciales perjuicios que sufren
los pequeños agricultores, a pesar de ser los más
claramente afectados por el exceso de concentración
en las cadenas alimentarias. En efecto, algunos
grupos de pequeños productores, que son los menos
competitivos, pueden quedar relegados a los segmentos
de bajo valor del mercado o verse obligados a abandonar
sus actividades por completo cuando el comprador
utiliza su posición dominante para reducir los precios
en origen. Debe recordarse, sin embargo, que el
derecho a una alimentación adecuada, protegido en el
derecho internacional, no significa solamente que los
consumidores pobres tengan acceso a los alimentos a
un precio asequible: se trata también de que los que
dependen de la agricultura como medio de vida tengan
ingresos suficientes para poder comprar alimentos. Esta
dimensión reviste particular importancia en muchos
países en desarrollo, donde las poblaciones rurales
tienen pocas alternativas a la agricultura y donde la
pobreza sigue estando localizada sobre todo en este
grupo de población.
Cuando los abusos de posición dominante producen
estas consecuencias, es preciso mejorar los regímenes
de defensa de la competencia para que se ajusten a
los principios generales de derechos humanos como la
igualdad y la no discriminación, y faciliten la realización
de los derechos humanos, entre otros el derecho a los
alimentos, el derecho al trabajo y el derecho al desarrollo.
La Ley Tipo de Defensa de la Competencia de la UNCTAD31
ofrece un ejemplo: su propósito es impedir prácticas
anticompetitivas que “restrinjan indebidamente … la
competencia y tengan efectos perjudiciales en … [entre
otras cosas] el desarrollo económico”32. Un ejemplo aún
más claro es el de la Ley de Defensa de la Competencia
de Sudáfrica de 1998, que tiene por objeto promover y
mantener la competencia en la República con miras a
… c) proporcionar empleo y fomentar el bienestar social
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y económico de los sudafricanos … e) garantizar que
las empresas pequeñas y medianas tengan las mismas
oportunidades de participar en la economía; y f) promover
una mayor difusión de la propiedad, en particular
para aumentar las posibilidades de ser propietarios
de los grupos históricamente desfavorecidos”33. Los
regímenes de competencia de este tipo son viables: la
Comisión de Defensa de la Competencia de Sudáfrica
ha emprendido investigaciones en varias industrias de
transformación láctea por, entre otras cosas, supuesta
colusión para fijar el precio de compra de la leche, así
como por imponer a los ganaderos contratos que les
exigen suministrar el total de su producción lechera34.
Recientemente la Comisión también ha iniciado una
investigación en el sector de los supermercados,
citando específicamente como motivo de preocupación
la exclusión de los pequeños productores del acceso a
las estanterías de esos establecimientos de resultas de
la concentración de poder de los compradores35.
Es evidente que el control de la competencia frente
a otros regímenes reglamentarios, así como el control
de la competencia en las cadenas de suministro de
alimentos frente a otros ámbitos de la competencia,
pueden variar según el particular contexto de desarrollo
del Estado de que se trate36. Queda fuera de toda duda,
no obstante, que el control de la competencia debe ser
un componente indispensable de cualquier estrategia
encaminada a remediar las carencias estructurales allí
donde existan. En los países desarrollados, es preciso
tener en cuenta las cuestiones relacionadas con el
interés de los productores como un aspecto añadido
cuando la conducta dominante del comprador redunda
en menoscabo de los productores y del interés a largo
plazo de los consumidores, o cuando pone en peligro el
derecho a un nivel de vida digno, incluido el derecho
a una alimentación adecuada, de los productores
extranjeros. Sin embargo, en los países donde la
inseguridad alimentaria está generalizada en las zonas
rurales y donde las violaciones del derecho de los
pequeños agricultores a una alimentación adecuada
son comunes, el control de la posición del comprador
debe ser algo más que un matiz o una excepción a la
norma general: debe formar parte integral del régimen
de defensa de la competencia. Una posible solución
sería que los países en desarrollo identifiquen a las
empresas compradoras dominantes y les impongan
obligaciones legales especiales, como las de abstenerse
de lo siguiente:
a)Imponer directa o indirectamente precios de
compra o de venta injustos u otras condiciones
comerciales injustas;
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b) Limitar la producción, los mercados o el desarrollo
técnico en perjuicio de los proveedores;
c)Aplicar condiciones distintas en transacciones
equivalentes con otros asociados comerciales,
haciendo que esas partes queden en situación de
desventaja comparativa, y
d) Hacer que la conclusión de contratos esté sujeta a
la aceptación por las otras partes de obligaciones
complementarias que, por su naturaleza o según
los usos comerciales, no guardan relación con el
objeto de esos contratos.
Cuestiones transnacionales
La globalización de las cadenas de suministro
alimentario exige que los regímenes de derecho relativo
a la competencia adquieran alcance extraterritorial,
proporcionado al alcance de las actividades de los
agentes comerciales que intervengan. Una vez más
quedan demostradas las carencias de un régimen de
competencia exclusivamente orientado al consumidor:
si un comprador dominante realiza prácticas que
perjudican a los productores del país A pero afectan al
interés de los consumidores solo en el país B (porque
los productos se exportan), un régimen de competencia
orientado al consumidor en el país A quedaría
desarmado. Los países que exportan productos agrícolas
básicos, por consiguiente, no deben adoptar leyes de
defensa de la competencia centradas en el interés del
consumidor de acuerdo con el modelo propuesto por
la OCDE. En su lugar, deben procurar velar por que el
régimen de derecho sobre competencia que establezcan
ofrezca un grado suficientemente alto de protección
de sus productores frente a los abusos de posición
dominante de los compradores de productos básicos,
transformadores de alimentos o minoristas, como parte
de su obligación de proteger el derecho a los alimentos
en su jurisdicción.
Para algunos, en una distribución lógica del
control mundial de la competencia, las conductas
anticompetitivas quedan penalizadas en las leyes
antimonopolio de la jurisdicción importadora que sufre
los efectos anticompetitivos37. Para simplificarlo con
fines de demostración, esta argumentación afirma que
la respuesta apropiada sería que las autoridades de
defensa de la competencia en el país B controlasen
las conductas anticompetitivas por sus efectos en los
intereses de los consumidores del país B. Este argumento
da por supuesto que las autoridades de defensa de la
competencia del país B: 1) cuentan con la capacidad
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NOTA INFORMATIVA 03 - DICIEMBRE DE 2010
técnica necesaria, y 2) tienen teorías de jurisdicción y
leyes sustantivas de defensa de la competencia que les
permiten controlar esas conductas. Esos supuestos no
se sostienen, ni siquiera en Estados con regímenes de
competencia muy complejos.
Por ejemplo, la doctrina de la jurisdicción estadounidense
relativa a los “efectos” puede impedir el control de
competencia sobre el exceso de poder del comprador,
aunque pudieran darse efectos en los consumidores
dentro del territorio de los Estados Unidos38. Aunque
la jurisprudencia de la Unión Europea en materia de
jurisdicción es más apropiada para establecer el necesario
control de la competencia39, debe señalarse que la
afirmación de jurisdicción sobre determinada empresa
es muy diferente de que la legislación sustantiva controle
su comportamiento, y la legislación de la UE impone
presunciones sustantivas sumamente generosas, con los
que debilita su control de competencia en los casos de
abuso de posición dominante en países en desarrollo40.
En cambio, las leyes de competencia sustantivas deben
reconocer que los perjuicios al consumidor derivados
de una concentración excesiva de los compradores son
incipientes y por tanto de carácter indeterminado, pero
esa indeterminación no debe justificar la falta de control
de esas prácticas. Se necesita un concepto mucho
más rico del interés del consumidor, un concepto que
tenga en cuenta los intereses de los consumidores en
la sostenibilidad, en lugar de centrarse puramente en
los cambios de precios a corto plazo. Un importante
ejemplo de este concepto más complejo del perjuicio al
consumidor en la aplicación puede encontrarse, entre
otros, en la Investigación sobre el mercado de productos
frescos en el Reino Unido (2008), donde la Comisión
de Competencia del Reino Unido sostuvo que estaba
autorizada para encontrar un efecto adverso en la
competencia pero no obligada a determinar un perjuicio
específico para los intereses de los consumidores41.
Aun así, con su teoría de la “aplicación” en la
jurisdicción en materia de competencia y su régimen
jurídico sustantivo más apropiado, en la Unión
Europea siguen quedando importantes lagunas. Las
autoridades de defensa de la competencia de los
Estados desarrollados podrían afirmar su jurisdicción
y controlar los casos de abuso de posición dominante
en caso de perjuicio indirecto a largo plazo para el
bienestar de los consumidores, pero seguirían inermes
a la hora de actuar en nombre de los productores
extranjeros cuyos intereses se estén viendo directa y
adversamente afectados. Una actuación de ese tipo
podría quedar reducida a un ejercicio de jurisdicción
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RELATOR ESPECIAL SOBRE EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
extraterritorial que violaría los principios de la igualdad
entre Estados y de no injerencia en los asuntos
internos. Esto tiene dos repercusiones. En primer
lugar, puede ser que las autoridades de defensa de la
competencia no tengan capacidad para actuar contra
industrias agroalimentarias cuya conducta perjudica a
productores extranjeros pero no tiene un efecto adverso
jurídicamente reconocible en los consumidores internos,
o cuya presencia en el mercado interno está por debajo
de umbrales importantes. En segundo lugar, y lo que
es aún más importante, es posible que los Estados
no puedan indemnizar a demandantes extranjeros
que sufren perjuicios en materia de competencia en
otros lugares42. Por consiguiente, es imperativo que
los países en desarrollo, donde vive la mayoría de los
agricultores pobres, establezcan autoridades de defensa
de la competencia propias que sean creíbles.
Varios factores obstaculizan actualmente la adopción
por los países de origen de regímenes de competencia
que protejan a sus consumidores de los abusos de
posición dominante de los compradores en las cadenas
de suministro mundiales. En primer lugar, el control de
la competencia no se limita a los regímenes de derecho
en materia de competencia: también exige autoridades
de defensa de la competencia independientes y bien
dotadas de recursos43, lo que puede resultar costoso
para algunos países en desarrollo44. En segundo lugar,
puede suceder que los países en desarrollo carezcan
de voluntad política para enfrentarse a la dominancia
de los principales agentes que controlan los mercados
agrícolas internacionales, puesto que esos agentes dan
acceso a los mercados mundiales y tal vez colaboren con
intermediarios locales que están vinculados al gobierno.
En el cumplimiento de su obligación de cooperación
y asistencia internacionales, los países desarrollados
deben ofrecer asistencia a los países en desarrollo
para sufragar los costos que entraña mantener y dotar
de personal a autoridades de competencia creíbles;
a su vez, los países en desarrollo deben aceptar
que están obligados a proteger a sus productores de
los efectos de la concentración en las cadenas de
alimentación, y deben buscar ese apoyo como parte
del cumplimiento de su obligación de proteger el
derecho a una alimentación adecuada. Esa asistencia
puede proceder de la Conferencia de las Naciones
Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), que
ofrece cursos de formación técnica sobre legislación
y políticas de defensa de la competencia a jueces,
autoridades encargadas de hacer cumplir la ley y otras
autoridades de países en desarrollo en relación con la
Combatir la concentración en las cadenas de suministro de alimentos
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NOTA INFORMATIVA 03 - DICIEMBRE DE 2010
adopción, el mantenimiento y la mejora de sistemas
jurídicos nacionales en materia de competencia45.
Otros métodos para impulsar el fortalecimiento de la
legislación de defensa de la competencia en los países
en desarrollo serían, por ejemplo, adoptar acuerdos de
cooperación internacionales en los cuales los Estados
partes se comprometen a asistirse mutuamente en la
producción y el intercambio de pruebas documentales,
e incluso a aplicar la legislación de competencia del
otro país cuando proceda46.
Conclusiones
La excesiva concentración de los compradores en las
cadenas mundiales de abastecimiento tiende a rebajar
los precios que perciben los productores de alimentos,
situados en el extremo inferior de esas cadenas. Ello se
traduce en ingresos más bajos para esos productores. El
resultado es que los menos competitivos pueden verse
forzados a abandonar el mercado, o pueden quedar
relegados a una agricultura de subsistencia; además, se
da la posibilidad de que aumenten las desigualdades en
las zonas rurales en las que se concentra la pobreza en
los países en desarrollo. Respecto de otros proveedores
que quieran incorporarse a las cadenas mundiales de
abastecimiento, los abusos de posición dominante de
los compradores que se traducen en menores precios
agrícolas en origen pueden influir en su capacidad
de invertir para el futuro y subir en la cadena de
valor, y puede obligarlos a reducir los sueldos de sus
trabajadores o, cuando menos, a no aumentarlos tanto
como debieran. Así pues, existe una relación directa
entre la capacidad de los regímenes de defensa de la
competencia para hacer frente a los abusos de posición
dominante de los compradores en las cadenas de
abastecimiento y la capacidad de que se desarrollen las
cadenas mundiales de abastecimiento para contribuir
al aumento del disfrute del derecho a un nivel de vida
adecuado, incluido el derecho a los alimentos, en los
países pobres de economía mayoritariamente agrícola:
las cadenas mundiales de abastecimiento de alimentos
contribuirán considerablemente a la reducción de la
pobreza rural solo en la medida en que se combatan
eficazmente esos abusos mediante regímenes jurídicos
de defensa de la competencia diseñados de modo que
estén en consonancia con la obligación de los Estados
de proteger el derecho a una alimentación adecuada.
Por consiguiente,
1. Todos los Estados deben contar con autoridades
creíbles de reglamentación de la competencia y
la concentración de empresas y que restrinjan la
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generación y el abuso de posición dominante de los
compradores con miras a proteger a los pequeños
agricultores de esos abusos.
2. En particular, los países desarrollados deben evitar
crear barreras demasiado estrictas para afirmar su
jurisdicción, así como normas sustantivas en la
legislación de defensa de la competencia que dejen
sin control las conductas abusivas de los compradores
en los países en desarrollo. El menoscabo del
interés de los consumidores derivado de los abusos
de posición dominante de los compradores solo se
produce a largo plazo y como consecuencia indirecta
de la apropiación del interés de los productores.
Por lo tanto, no es apropiado centrar los regímenes
de defensa de la competencia exclusivamente
en la protección de los consumidores. Los países
desarrollados, especialmente aquellos donde están
radicadas las agroindustrias dominantes, deben
ser más activos en el control de la generación, el
mantenimiento y el abuso de esa posición dominante
de los compradores, a fin no solo de proteger a los
proveedores, particularmente en los países en
desarrollo, de las repercusiones que tienen los abusos
de posición dominante, sino también para velar por
la estabilidad a más largo plazo del suministro para
los consumidores.
3. Los países en desarrollo en los que la inseguridad
alimentaria está muy extendida en las zonas rurales
y donde las violaciones del derecho de los pequeños
agricultores a una alimentación adecuada son
comunes, quizá deseen crear regímenes de defensa
de la competencia que impongan deberes concretos a
los compradores o los sometan a determinados tipos
de control, en ciertas cadenas de abastecimiento o
en el caso de ciertos productos básicos que revisten
particular importancia para los ingresos de los
agricultores en pequeña escala, con miras a prevenir
conductas que redunden en menoscabo del bienestar
de los productores.
4. Los países desarrollados deben ayudar a los países en
desarrollo a crear y mantener autoridades creíbles de
reglamentación de la competencia y la concentración
de empresas, y los países en desarrollo deben
buscar esas iniciativas y cooperar con ellas. Las
instituciones creadas con asistencia de los países
desarrollados, no obstante, no deben seguir un
modelo de legislación de defensa de la competencia
puramente orientado al consumidor, como el típico
de los órganos análogos de los países desarrollados
en la actualidad, sino que deben intentar preservar
un nivel mínimo de bienestar de los productores.
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Recuadro 1: Teorías de la jurisdicción y la legislación sustantiva en los Estados Unidos y la Unión Europea
Los tribunales estadounidenses determinaron ya hace mucho tiempo que tenían jurisdicción para controlar
comportamientos ocurridos fuera de las fronteras de su país pero que ejercían efectos dentro de él, es decir,
la doctrina de la jurisdicción en razón del “efecto”47. Ulteriores acontecimientos legislativos y judiciales, no
obstante, limitaron en la práctica el alcance de esta doctrina. Entre ellos cabe citar el artículo 6a de la Ley
de Enmienda de la Ley contra el Monopolio en el Comercio Exterior de 1982, según el cual la jurisdicción
territorial podía establecerse sólo cuando la conducta extraterritorial tenga “un efecto directo, sustancial y
razonablemente predecible” en el comercio en los Estados Unidos, y la sentencia del caso Hartford Fire
Insurance48, por la que se limitaba el control de los monopolios a las conductas “que pretenden producir y de
hecho producen algún efecto sustancial en los Estados Unidos”.
Aunque hoy en día no está del todo claro cuál es el alcance de la aplicación extraterritorial de la ley antimonopolio
de los Estados Unidos, recientemente el Tribunal de Apelación del Noveno Circuito de los Estados Unidos en
el caso Los Estados Unidos c. LSL Biotechnologies49 interpretó los acontecimientos antes citados en el sentido
de que la jurisdicción no puede afirmarse en casos de conducta extranjera que sólo produce efectos remotos
en los consumidores estadounidenses. En ese caso se trataba de una cláusula de contrato impuesta por la
empresa estadounidense demandada a Hazera, proveedor y productor extranjero de semillas de tomate, por
la que se le prohibía suministrar sus semillas a ningún otro comprador de los Estados Unidos. Los Estados
Unidos argumentaron, entre otras cosas, que la cláusula hace menos probables las innovaciones de Hazera en
la creación de semillas de tomate que permitirían a los consumidores disfrutar de tomates de invierno de mayor
calidad y mejor sabor y a los agricultores estadounidenses cultivar tomates con mayor tiempo de conservación”.
El Juez Talman, en representación de la mayoría, rechazó este argumento, aduciendo que el retraso de las
posibles innovaciones no tiene efecto directo en el comercio estadounidense”50 (cursiva añadida).
Es evidente que esta lógica hace imposible controlar la conducta de los compradores dominantes de la
agroindustria en otros países basándose en la protección del interés de los consumidores pues, como se afirma
en el texto principal, los perjuicios de esa conducta para los consumidores, que incluyen una reducción de
sustitución de capital análoga a la disminución de la innovación en el caso Los Estados Unidos c. LSL, solo se
producen a largo plazo y de forma indirecta.
Por el contrario, los Estados pueden examinar la práctica del Tribunal de Justicia Europeo en el caso Wood
Pulp51, en el que estableció una jurisdicción territorial objetiva basándose en que una práctica concertada entre
varias empresas no pertenecientes a la Unión Europea e iniciada fuera de la Unión había sido aplicada en ésta.
Otro ejemplo del criterio más amplio de la Unión Europea en la afirmación de jurisdicción es el caso Gencor c.
Lonrho52, en el que el Tribunal sostuvo que la aplicación de las leyes europeas en materia de concentración de
empresas a dos compañías mineras de Sudáfrica estaba “justificada con arreglo al derecho internacional público
cuando es previsible que un proyecto de concentración tendrá un efecto inmediato y sustancial en la (Unión
Europea)”. No obstante, el Tribunal interpretó que el criterio de “inmediatez” se aplicaba no tanto a los efectos
económicos, sino a la estructura del mercado: “la concentración habría tenido el efecto directo e inmediato de
crear condiciones en las que los abusos serían no solo posibles sino económicamente racionales”53. En cuanto
al criterio de sustancialidad, no era necesario que el efecto “sustancial” fuera inmediatamente distinguible:
la creación de un duopolio en los mercados mundiales del platino y el rodio de resultas de la fusión sólo se
produciría “ a medio plazo”, pero la escala y la importancia de esa perspectiva eran lo bastante elevadas como
para justificar la afirmación de jurisdicción54.
Afirmar la jurisdicción respecto de cierta conducta es una cosa, y otra totalmente distinta el que esa conducta
esté o no prohibida por la ley. A ese respecto, la legislación sustantiva de la Unión Europa deja algo que desear,
a pesar de la adopción del nuevo Reglamento 330/2010 sobre restricciones verticales55. Tanto este como el
extinguido Reglamento 2790/99 sobre la misma cuestión56 establecen un “puerto seguro”, o la presunción de
legalidad en ciertos acuerdos verticales que dependen de la cuota de mercado del proveedor o comprador y el
carácter de la restricción vertical. Sin embargo, según las Directrices relativas a las restricciones verticales57 de
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la Comisión Europea sobre la norma ya extinguida, la cuota de mercado del comprador solo se tenía en cuenta
si la restricción vertical afectada contenía una obligación de suministro exclusivo, y el puerto seguro estaba a
disposición de los compradores con una cuota de mercado no superior al 30%. La norma 2790/99 expiró el 31
de mayo de 2010. El nuevo Reglamento 330/2010, interpretado en las nuevas Directrices de la Comisión58,
supone una mejora en el sentido que prevé que la cuota de mercado del comprador sea pertinente cuando
adquiera los bienes o servicios contractuales que determinan la aplicabilidad de la exención en bloque.”59
Esto significa que la cuota de mercado del comprador es pertinente para determinar la legalidad de todos los
acuerdos verticales que superen el umbral de la cuota de mercado, y no sólo la de los que contienen cláusulas
de suministro exclusivo. Sin embargo, el umbral de la cuota de mercado para el “puerto seguro” sigue siendo
el mismo, el 30%. Además, las nuevas directrices establecen un umbral de cuota de mercado de minimis del
15%60. Es patente la insuficiencia que esto representa cuando se observa que la Groceries Market Investigation
del Reino Unido de 2000 concluyó que los minoristas con una cuota del mercado minorista total de apenas el
8% tienen un considerable poder como compradores sobre los vendedores61.
En un análisis del abuso de posición dominante en relación con el Artículo 102 del Tratado de Funcionamiento de
la Unión Europea (antiguo artículo 82 EC), la dificultad reside en demostrar un efecto pernicioso en el comercio
dentro de la Unión Europea, lo que se interpreta como un efecto adverso en los consumidores. Obsérvese, por
ejemplo, la opinión del Abogado General Miguel Poiares Maduro en FENIN, donde considera que la existencia
de un monopsonio no supone una grave amenaza para la competencia, pues no tiene necesariamente efectos en
el mercado, y que, además, una empresa en posición de monopsonio no tiene interés en ejercer tanta presión
en sus proveedores como para obligarlos a abandonar el mercado62. El argumento constante de la presente nota
de información ha sido que la primera afirmación es incorrecta, y que la segunda es tremendamente optimista.
El mercado es muy eficiente a la hora de alentar medidas que produzcan beneficios a corto plazo, no para
obligar a sus agentes a tener en cuenta consideraciones a largo plazo.
Nota
1. Véase el sitio web del Departamento de Justicia de los Estados Unidos: http://www.justice.gov/atr/public/workshops/ag2010/index.
htm#dates.
2. Observaciones preparadas del Fiscal General de los Estados Unidos Eric Holder, Taller sobre Agricultura del Departamento de Justicia y
el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, Ankeny, Iowa, (12 de marzo de 2010). Puede consultarse en inglés en la página
http://www.justice.gov/ag/speeches/2010/ag-speech-100312.html.
3. No es, sin embargo, la primera vez que instituciones gubernamentales estadounidenses han examinado la cuestión. El Senado de los
Estados Unidos había celebrado ya varias audiencias sobre la concentración en los mercados agrícolas a lo largo del último decenio:
Audiencia del Comité Judicial del Senado de los Estados Unidos “Ensuring Competitive and Open Agricultural Markets: Are Meat
Packers Abusing Market Power?” Sioux Falls, Dakota del Sur, (23 de agosto de 2002); Audiencia del Comité Judicial del Senado de los
Estados Unidos, “Monopsony in Markets for Agricultural Products: A serious Problem in Need of a Remedy”, (30 de octubre de 2003);
Audiencia del Comité Judicial del Senado de los Estados Unidos “Concentration in Agriculture and an Examination of the JBS/Swift
Acquisitions”, (7 de mayo de 2008).
4. Declaración presentada por Caroline Lucas (Verts/ALE/UK), Gyula Hegyi (PSE/HU), Janusz Wojciechowski (UEN/PL), Harlem Désir (PSE/
FR) y Hélène Flautre (Verts/ALE/FR) de conformidad con el artículo 116 del Reglamento del Parlamento Europeo, número de referencia
DCL-0088/2007 / P6-TA-PROV(2008)0054. Véase M. Vander Stichele y B. Young, “The Abuse of Supermarket Buyer Power in the EU
Food Retail Sector: Preliminary Survey of Evidence”, Agribusiness Accountability Initiative (marzo de 2009, Amsterdam).
5. Banco Mundial, World Development Report 2008: Agriculture for Development, Washington DC, 2007, 135 – 136.
6. Id.
7. Véase P. Gibbon, The Commodity Question: New Thinking on Old Problems, Human Development Report Office, Occasional Paper,
2005/13; Bill Vorley, Food Inc.: Corporate Concentration From Farm to Consumer, United Kingdom Food Group, 2003, http://www.ukfg.
org.uk/docs/UKFG-Foodinc-Nov03.pdf; Mary Hendrickson et al., The Global Food System and Nodes of Power, 2008, disponible en:
http://ssrn.com/abstract=1337273; Molly Anderson, A Question of Governance : To Protect Agribusiness Profits or the Right to Food ?,
Agribusiness Action Initiatives, 2009; A. Sheldon y R. Sperling, “Estimating the Extent of Imperfect Competition in the Food Industry:
What Have We Learned?”, Journal of Agricultural Economics, vol. 54 No. 1 (2003). Véase también La agroindustria y el derecho a la
alimentación, Informe del Relator Especial sobre el derecho a la alimentación al Consejo de Derechos Humanos, A/HRC/13/33, 22 de
diciembre de 2009, nota a pie de página 14, 5.
8. L. Dodd & S. Asfaha, Rebalancing the Supply Chain: buyer power, commodities, and competition policy, South Centre & Traidcraft, (abril
de 2008), 11.
9. Informe sobre Desarrollo Humano 2008, supra nota 5, 135.
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10. P. Carstensen, “Buyer Power, Competition Policy and Antitrust: the competitive effects of discrimination among suppliers”, Antitrust
Bullletin Vol. 53, 271 (2008), at 277.
11. “Las políticas de semillas y el derecho a la alimentación: mejora de la biodiversidad de la agricultura y fomento de la innovación”,
Informe del Relator Especial sobre el derecho a la alimentación a la Asamblea General, A/64/170, 10.
12. En ciertas situaciones, los productores pueden correr mejor suerte en un mercado monopsonístico (un mercado con un solo comprador)
que en uno oligopolístico (un mercado con un número reducido de compradores poderosos). Un ejemplo de ello serían las juntas de
comercialización agrícola operadas en interés del público más que de forma luctrativa. Véase S. Murphy, “Concentrated Market Power
and Agricultural Trade”, Ecofair Trade Dialogue, Discussion Paper No. 1, (2006), 31–32, disponible en <http://www.tradeobservatory.
org/library.cfm?refid=89014>.
13. C. Charveriat, Bitter Coffee: How the Poor are Paying for the Slump in Coffee Prices, (16 de mayo de 2001) Oxfam; op. cit P. Roberts,
“The End of Food: The Coming Crisis in the World Food Industry”, Bloomsbury, (2008), 159. Véase también, para el lector interesado,
la Mesa Redonda sobre Políticas de la OCDE Competition and Regulation in Agriculture: Monopsony Buying and Joint Selling (2004);
se reconoce este fenómeno en la pág. 8, pero se señala que no está claro que se deba al poder del comprador. Más bien se sugiere que
puede ser consecuencia del comportamiento del consumidor final, con la teoría de que cuando los precios aumentan los consumidores
tienden a comparar antes de comprar en busca de una oferta mejor, presionando a los minoristas para alzar los precios al unísono. Sin
embargo, según este razonamiento, cuando los precios están disminuyendo, los consumidores dejan de comprar, de modo que no hay
presión para reducir los precios de todos al mismo tiempo. Sea como fuere, lo que se desprende de todo ello es que sencillamente el
ahorro no se está transmitiendo a los consumidores finales. Esto no debería suceder en un mercado competitivo y eficiente.
14. C. Dolan & J. Humphrey, “Changing Governance Patterns in the Trade in Fresh Vegetables between Africa and the United Kingdom”,
Globalisation & Poverty (2004), 17 – 18.
15. Véase New York University Law Students for Human Rights, Transnational Corporations and the Right to Food (2009), 3, disponible en
<www.chrgj.org/publications/docs/TNCsandRTF.pdf>. Op. cit. Christian Parenti, “Chocolate’s bittersweet economy: Seven years after the
industry agreed to abolish child labour, little progress has been made”, Fortune (15 de febrero de 2008) 1.
16. Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil, OIT: http://www.ilo.org/ipec/areas/Agriculture/lang--es/index.htm.
Según un documento reciente de la OIT, se estima que en África el 26,4 % de los niños de edades comprendidas entre los 5 y los 14
años son víctimas del trabajo infantil, la mayoría de ellos en la agricultura. La falta de ingresos de la familia es naturalmente una de las
principales razones del deterioro de la situación del trabajo infantil en África: “Action against child labour 2008 – 2009: IPEC progress
and future priorities”, Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (Ginebra, febrero de 2010), 17.
17. S. Asfaha, Commodities dependence and development: some suggestions on how to tackle the commodities problems, South Centre &
ActionAid, (2008).
18. Véase por ejemplo C. Gresser y S. Tickell, Mugged: Poverty in Your Coffee Cup, Oxfam International, (Oxford, 2002), 22 – 23; Raj Patel,
“Stuffed and Starved”, Portobello, (Londres, 2007), 8 – 11; y Asfaha, supra nota 17, 10 – 11.
19. Véase W. Dobson & R. Inderst, “Differential Buyer Power and the Waterbed Effect: Do Strong Buyers Benefit or Harm Consumers?”
European Competition Law Review, Vol. 28 (2007), 393; P. Dobson & R. Inderst, “The Waterbed Effect: Where Buying and Selling
Power Come Together”, Wisconsin Law Review (2008), 331. El resultado de que los compradores dominantes reciban suministros a
precios menores que los no dominantes es que los primeros pueden trasladar las economías de costos a los consumidores finales, lo que
no hace más que incrementar la cuota de mercado en la cadena. De este modo se pone en marcha un círculo vicioso.
20. De las 52 prácticas investigadas por la Comisión de Competencia del Reino Unido, 26 eran “prácticas que tienen el potencia de crear
incertidumbre para los proveedores en cuanto a sus ingresos o costos, de resultas de la transferencia de riesgos excesivos o costos
inesperados a los proveedores”. Véase Comisión de Competencia del Reino Unido, Groceries Market Investigation (2008), ¶ 9.52, pp.
166-67.
21. Carstensen, supra nota 10, 283 – 284.
22. Sitio web de la Comisión de Competencia del Reino Unido: <http://www.competition-commission.org.uk/inquiries/ref2006/grocery/
groceries_inquiry_news.htm>.
23. Rebecca Smithers, “Grocery suppliers get Ombudsman for disputes with supermarkets” Guardian (3 de agosto de 2010). Disponible en:
<http://www.guardian.co.uk/business/2010/aug/03/supermarkets-ombudsman-retail-industry>.
24. S. K. Jhong, “Anti-competitive practices at the distribution sector in developing countries”, (2003) APEC Training Program on
Competition Policy paper, 9 – 10. Op. cit. Dodd & Asfaha, supra nota 8, 23.
25. G. Lin, “Taiwan’s Competition Law Enforcement Experience and Cases in Retailing Business” (2003) APEC Training Program on
Competition Policy paper, 2 – 5. Op. cit. Dodd & Asfaha, supra nota 8, 23.
26. Nota presentada por Tailandia, “How enforcement against private anti-competitive practice has contributed to economic development”,
(2004). Foro Mundial sobre Competencia de la OCDE.
27. Véase Mesa Redonda de la OCDE (2004), supra nota 13. Para una declaración especialmente sencilla y clara de esta filosofía general
del control de la competencia, véase la nota presentada por la Comisión Europea a la Comisión de la Competencia de la OCDE para su
reunión celebrada los días 21 a 23 de octubre de 2008, párr. 4 a 7.
28. La Comisión de Competencia del Reino Unido es un órgano público independiente establecido por la legislación británica para velar
por la sana competencia entre empresas del Reino Unido en beneficio de las empresas, los clientes y la economía. Véase <http://www.
competition-commission.org.uk/about_us/index.htm>.
29. Comisión de Competencia del Reino Unido, Groceries Market Investigation (2008), párr. 9.5, 157.
30. Caso No. IV/M.1221, Rewe/Meinl, (1999) Decisión de la Comisión, párr. 74.
31. TD/RBP/CONF.5/7/Rev.3, Ley Tipo de Defensa de la Competencia, Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo,
Naciones Unidas (Nueva York y Ginebra, 2007). Véase también TD/RBP/CONF/10/Rev.2, Conjunto de Principos y Normas sobre
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Competencia de las Naciones Unidas, Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, Naciones Unidas (Ginebra,
2000). La Ley Tipo de la UNCTAD es un código voluntario, sin fuerza jurídica obligatoria, que tiene por objeto establecer principios
básicos de los regímenes de competencia nacionales.
32. Id. Capítulo I.
33. Ley de Competencia de Sudáfrica 1998, § 2.
34. Comunicado de prensa “Milk Cartel Hearings Set”, Comisión de Competencia de Sudáfrica (7 de febrero de 2008). Se fijó una fecha
para una audiencia ante el Tribunal de Competencia de Sudáfrica en septiembre de 2008, y actualmente se espera la sentencia
definitiva. La investigación, no obstante, se ha visto obstaculizada por defectos de procedimiento; el Tribunal Supremo de Apelación
de Sudáfrica ha decidido que el inicio de la demanda contra dos de los supuestos miembros del cartel por parte de la Comisión de
Competencia, así como la remisión de esas demandas al Tribunal de Competencia, había sido indebida: Woodlands Dairy v Milkwood
Dairy (105/2010) [2010] ZASCA 104 (13 de septiembre de 2010).
35. Comunicado de prensa “Competition Commission to probe the supermarket industry”, Comisión de Competencia de Sudáfrica (29 de
junio de 2009).
36. Véase A. Singh, R. Dhumale, “Competition Policy, Development and Developing Countries”, T.R.A.D.E. Working Paper No. 7, South
Centre (noviembre de 1999).
37. E. Elhauge & D. Geradin, Global Competition Law and Economics, Hart Publishing, (2007), 1012.
38. En el recuadro 1 figura una exposición jurídica más detallada.
39. Id.
40. Id.
41. Comisión de Competencia del Reino Unido, Groceries Market Investigation (2008), párr. 7, Apéndice 2.2, 2.
42. Véase F Hoffmann-La Roche c. Empagran SA, 542 U.S. 155, (2004), en el que el Tribunal Supremo de los Estados Unidos interpretó
que la Ley de Mejoras contra el Monopolio en el Comercio Exterior significaba que los demandantes extranjeros del caso no podían
ejercer la demanda, porque habían sido perjudicados en Ucrania, Panamá, Australia y el Ecuador, entre otros, pero no en los Estados
Unidos.
43. Markus W. Gehring, Sustainable Competition Law, documento presentado en la Quinta Conferencia Ministerial de la Organización
Mundial del Comercio de 2003 (Cancún, 10 a 14 de septiembre de 2003) 2.
44. Stewart, J. Clarke y S. Joekes, Competition Law in Action: Experiences from Developing Countries
(Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo, Ottawa, 2007), 26–41.
45. Ley Tipo de la UNCTAD, supra nota 31, Sección E, párr. 7 a 9; Sección F, párr. 6 y 7, que prevén el intercambio de experiencia en
competencia entre Estados, el establecimiento y la financiación de cursos bajo la égida de las Naciones Unidas. Véase también el sitio
web de la UNCTAD sobre cursos de formación ofrecidos en Ginebra o por correspondencia: <http://www.unctad.org/Templates/Page.
asp?intItemID=4116&lang=1>.
46. Véase el Closer Economic Relations Agreement [Acuerdo de estrechamiento de relaciones económicas], concluido entre Australia y
Nueva Zelandia el 1 de enero de 1983.
47. Los Estados Unidos c. Aluminum Co. of America (Alcoa) 148 F 2d 416, (2d Cir. 1945) 444.
48. Hartford Fire Insurance Co., c. California, 509 US 764 (1993).
49. Los Estados Unidos c. LSL Biotechnologies, 379 F.3d 672 (9th Cir. 2004).
50. Id, ¶¶ 45 – 46.
51. Caso 114/85 Ahlström Oy c. la Comisión [1988] ECR 5193 (Wood Pulp) (Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas, hoy Unión
Europea).
52. Caso T-102/96, Gencor Ltd. C. la Comisión [1999] II-753 (Tribunal de Primera Instancia, hoy Tribunal General de la Unión Europea).
53. Id, ¶ 94.
54. Id, ¶¶ 96 – 98.
55. Reglamento de la Comisión 330/2010, OJ [2010] L 102/1. Entró en vigor el 1 de junio de 2010.
56. Reglamento de la Comisión 2790/99, OJ [1999] L 336/21, [2000] 4 CMLR 398. Expiró el 31 de mayo de 2010.
57. Comunicación de la Comisión “Directrices relativas a las restricciones verticales”, OJ [2000] C 291/1, [2000] 5 CMLR 1074, ¶ 21. Las
directrices exponen la interpretación que la Comisión hace del reglamento. Aunque no son jurídicamente obligatorias para los tribunales
de la Unión Europea, tienen una gran influencia.
58. Comunicación de la Comisión, Directrices relativas a las restricciones verticales, Bruselas, SEC (2010) 411. Disponible en la dirección
<http://ec.europa.eu/competition/antitrust/legislation/guidelines_vertical_en.pdf>.
59. Id. ¶ 23.
60. Id. ¶¶ 8 – 11
61. Comisión de Competencia del Reino Unido, Groceries Market Investigation (2000), ¶2.458.
62. Caso C-205/03 P, FENIN c. la Comisión, Opinión del Fiscal General Maduro (10 de noviembre de 2005), párr. 66.
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Nota de agradecimiento
El Relator Especial agradece la ayuda prestada por Aravind Ganesh en la preparación de la presente nota
informativa. Además, quisiera manifestar su agradecimiento a Dominic Eagleton, Fiona Gooch, Christine
Jesseman, Aileen Kwa, Sophia Murphy, Paul Nihoul, Alexandra Spieldoch, Myriam Vander Stichele y Yane
Svetiev por sus útiles observaciones en versiones anteriores de la misma.
Olivier De Schutter fue nombrado Relator Especial de las Naciones Unidas sobre el
derecho a los alimentos en marzo de 2008 por el Consejo de Derechos Humanos de
las Naciones Unidas. Es independiente de todo gobierno u organización, e informa
directamente al Consejo de Derechos Humanos y a la Asamblea General de las
Naciones Unidas
Todos los informes pueden consultarse en la dirección http://www2.ohchr.org/english/
issues/food/annual.htm. Véase http://www.srfood.org para una clasificación temática
de todos los informes y declaraciones del Relator Especial. La dirección electrónica
del Relator Especial es srfood@ohchr.org.
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