José Ignacio Benavides ¿QUÉ ES "REGOMELLO"? De entre todas las acepciones que pudieran presentarse del término objeto de la presente exposición, tal que remordimiento, o resentimiento, en definitiva esa sensación de vacío por no haber hecho las cosas mejor que como, efectivamente, se han llevado a cabo; estoy convencido que convergirán conmigo en el verdadero significado tras la lectura; de ahí el interés que muestro en hacerlo público mediante lo que a continuación escribo. Transitando por las cercanías de una pequeña población de la Alpujarra granadina, destino otra localidad, costera y perteneciente a la costa almeriense, no muy lejana del punto de origen del mencionado trayecto, pintada sobre un muro encauzador de un otrotiempo caudal de rambla, observé la siguiente sentencia: << no tires basura a la rambla, ¿no te da regomello? >> Tras observar el estado en que se encontraba dicha otrahora rambla, comenzó a despuntar, acompañada por la observación del agreste y desgastado paisaje, en mi pensamiento la teoría que planteo. Regomello puede ser sustituido, por ser sustitutivo de, por alguna de los palabras que anteriormente se han presentado, seguramente un por cada persona que conozca del término; desconozco si reconocido como parte del lenguaje castellano por la honorable RAE, con cada sentimiento que, en efecto, provoca la observación, más aún si es profunda y reflexiva ésta, de tal insulto al cuidado de varias de mis normas que, subjetivamente, tiendo a cumplir : - respeto, en primer lugar con la naturaleza, fuente de la hemos manado todas las especies sobre la Tierra y agotando su nacimiento día a día, de la cual somos los humanos su principal deudor; - recuerdo al pasado, qué fue del ya olvidado y soterrado por desperdicios, materiales e inmateriales; y - certeza para establecer una correlación perfecta y positiva del progreso técnico presente en la actuales urbes, con la superior capacidad de realizar cualquier tarea o conceptualizar sobre estados de sus habitantes, frente al censo menores núcleos de población. Pues bien, dejando de lado, la dos primeras normas, que mantengo como a toda luz inquebrantables, he de mencionar mi repetida elección del discurso, escrito o no, sobre la acción directa; me explico, digo lo que (se) debiera llevar a cabo en determinadas situaciones en las cual me encuentro implicado, voluntariamente o por mero destino o existencia, pero no participo activamente en demasiados de esos proyectos que planeo como eficientes y eficaces para alcanzar una solución óptima para todas partes pero bajo una enorme respeto sobre las libertades o libre elección, sin sobrepasar la, en ocasiones demasiado castigadora e injusta, Justicia, separando debidamente libertad de libertinaje, añadiendo la objetiva preferencia del grupo sobre el individuo; hágolo constar. Volviendo al objeto de la presente, intuía ya un cambio en mi percepción sobre a la tercera y última, por ahora, norma perteneciente al grupo de las "intocables" según mi propia moral1, ¿cómo una fugaz mirada sobre aquel mensaje escrito pudo rebatirme de un plumazo lo que yo consideraba como ley de máximo rango en mi personal y "propio" ordenamiento jurídico?, insisto 99% de respetuoso con las vigente normas a todos los niveles. Pues así de sencillo se plantean grandes descubrimientos, desde el comportamiento aprendido para controlar la salida de orina del organismo que adquiere un humano en su edad infantil como resultado de repetidos fracasos morales y de palpable y húmedas consecuencias, llámese eneurésis nocturna, hasta multitud de propiedades que presentan los más actuales componentes tecnológicos, por mera observación de resultados, en ocasiones tan efímera como la que me lleva a este discurso: 1. Consultar la obra "Moral y yo” del presente autor. José Ignacio Benavides En definitiva, tras el mencionado como fuente de crisis interna vistazo, tras el derrumbe de mi pirámide de creencias, experiencias, instintos, normas de obligado cumplimiento y guías de mi actuación dentro de la sociedad en la que me inscribo, comprendía ya la errónea disposición que menciono a pensar en ciudad > pueblo, planteándome si el camino elegido es el correcto, si pudiera hacer otra cosa, más cosas, o de otro modo,...y llenándome de una sensación de emoción por aprender más sobre la oportuna revisión de las normas que uno considera que no debe incumplir, estén sancionadas por cualquier autoridad, o no autoridad responsable del "demodé" acto lleno de fundamento práctico y tradicionalmente atribuible como superior y de exclusiva capacidad ejecutoria del mismo heredada vía nacimiento, y llenándome, sobre todo, de regomello: dícese de la capacidad recursiva y racional de plantearse vías alternativas de pensamiento conducentes a evitar situaciones no deseables para el mejor desarrollo de la evolución de todo proceso, empleando pensamiento de abstracción sobre momentos presentes, pasados o futuros, incorporando una solución planeada y subjetivamente optimizada, finalmente no llevada a la práctica, ni colaborando en proyectos similares ya implantados, o en vías de ser implantados, coincidentes con el objeto del propio regomello. Se trata de un procedimiento recursivo, cuyo caso de salida consiste en plantearse las actuaciones, efectos y causas, que pretendemos llevar a cabo, incluso la redacción de un ensayo en tres cuartos de hora.