Apéndice: La política fiscal expansiva en una economía con salarios rígidos (modelo keynesiano) Como hemos visto la rigidez de los salarios a la baja que indica el modelo keynesiano, provoca la aparición de desempleo involuntario: dado el salario de mercado (w0) hay gente que quiere trabajar pero que no puede hacerlo (L1< L0). Ante este hecho el gobierno puede decidir implementar una política fiscal expansiva (aumento del gasto público y/o reducción de impuestos) dirigida a estimular la demanda de bienes y servicios en la economía. Así, las empresas, ante el aumento de la demanda de bienes y servicios que genera la intervención pública, tendrán un claro incentivo a incrementar su producción. Dado que, a corto plazo, la tecnología y la dotación de capital de la empresa están dadas (son fijas), la única alternativa que tiene la empresa para aumentar la producción es aumentando la dotación de factor productivo trabajo. Como partíamos de una situación en la que había desempleo involuntario en el mercado de trabajo, las empresas podrán contratar nuevos trabajadores al salario de mercado. Por tanto, la demanda de trabajo se alejará del origen (pasando de DT a DT1) provocando un aumento del nivel de empleo (L1 → L2) sin necesidad de que el salario de mercado varíe (se mantiene en w0). w OT B C A w0 DT1 DT L1 L2 1 L0 L La política económica keynesiana funcionó con relativo éxito en el objetivo de alcanzar el pleno empleo, principalmente desde la posguerra mundial hasta la crisis económica de los años 70. A partir del segundo quinquenio de los 70, los estímulos de gasto realizados desde los estados para hacer frente a la crisis se saldan al principio con un escaso crecimiento del empleo, con un deterioro de las cuentas públicas y, a veces, del saldo exterior, e inflación. Al final, el periodo se termina con más desempleo que al principio. El último intento de aplicar este tipo de políticas se produce en 1981, con el primer gobierno de Mitterrand en Francia, con unos resultados como los antes descritos. ¿Por qué no funcionan las políticas keynesianas en estos tiempos? Se dice que el keynesianismo funciona en economías relativamente cerradas (keynesianismo en un sólo país). En economías abiertas los efectos de los estímulos a la demanda se diluyen entre el resto de las economías. Veamos un ejemplo. Imaginemos que el Gobierno de Aragón se plantea un programa de gasto público en infraestructuras para reducir o eliminar el desempleo en nuestra comunidad, por ejemplo desarrollar el eje transversal Este-Oeste de los Pirineos. Una obra de estas características utilizaría, dado el desarrollo de nuestra economía, abundante maquinaria y no demasiados empleos. Imaginemos que una obra similar la realiza el gobierno chino. Nosotros con máquinas y los chinos, simplificando, con pico y pala. El efecto sobre el empleo directo en un caso y en otro es evidente. Habría también un efecto indirecto sobre el empleo como consecuencia del consumo que realizarían estos trabajadores empleados directamente en la obra. Es una parte del llamado efecto multiplicador de la inversión. Sin embargo el problema principal vendría por esa “porosidad” o dilución de los efectos sobre el resto de las economías. Imaginemos, no es mucho imaginar, que esas máquinas que utilizamos se fabrican en Alemania. ¿Dónde está generando empleo el programa del Gobierno de Aragón? Seguramente, más y mejor empleo en Alemania. Y al final habría que pagar las deudas de esa obra, porque estas políticas se financian con endeudamiento. No se pueden financiar con impuestos, porque se trata de estimular la demanda y si los fondos se obtienen vía impuestos, al final el dinero que se gasta en la obra se detraería del consumo de los individuos (lo que afectaría negativamente a la demanda). En consecuencia, una política keynesiana en estos momentos en España debería tener un ámbito europeo como mínimo. En España el Plan E fue un típico programa keynesiano, de ejecución básicamente en obras 2 pequeñas, intensivas en trabajo. Pero una crisis persistente sólo lo permitió desarrollar dos veces. 3