STC 169/2005, de 20 de junio de 2005: los principios de igualdad de medios de defensa y contradicción en el proceso penal por delito contra la Hacienda Pública. Jesús Rodríguez Márquez Profesor Titular de Derecho Financiero y Tributario. Universidad de Vigo. Coordinador de Area del IEF. I. DOCTRINA DEL TRIBUNAL: El respeto a los principios de igualdad de medios de defensa y contradicción, en cuanto integrantes del derecho a la tutela judicial efectiva, exige que se dé traslado al acusado del recurso de queja interpuesto por la otra parte contra el Auto del Juzgado de lo Penal que apreciaba la prescripción del delito contra la Hacienda Pública. II. ANTECEDENTES JURISPRUDENCIALES: Sobre la exigencia de que se dé traslado a todas las partes de los recursos de queja, podemos citar las SSTC 178/2001, de 17 de septiembre, 179/2002, de 14 de octubre, 8/2003, de 20 de enero, y 143/2004, de 13 de septiembre. III. SUPUESTO DE HECHO: El Auto del Juzgado de lo Penal núm. 12 de Valencia de 16 de septiembre de 2002 estimó la cuestión previa planteada por la defensa y relativa a la prescripción del delito fiscal que se imputaba al acusado. Interpuesto por el Abogado del Estado recurso de reforma contra la anterior resolución, al que no se adhirió el Ministerio Fiscal, fue desestimado por Auto del mismo Juzgado de 12 de noviembre de 2002. Frente a esta última resolución, promovió el Abogado del Estado recurso de queja, al que se adhirió el Ministerio Fiscal, pero que no se puso en conocimiento del acusado. La Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Valencia dictó Auto el 30 de diciembre de 2002, en el que, con estimación del recurso, revocó el Auto del Juzgado de lo Penal, por considerar interrumpido el plazo de prescripción. Resolvió, por tanto, que continuara la tramitación de la causa. Con fecha de 27 de enero de 2003, fue notificada a la representación procesal del acusado la providencia del Juzgado de lo Penal por la que, de acuerdo con el Auto de la Audiencia Provincial, se señalaba fecha para la celebración del juicio oral. Al tener noticia La representación del acusado, después de solicitar y obtener la notificación del Auto estimatorio del recurso de queja, promovió incidente de nulidad de actuaciones contra aquél. Así, alegaba la vulneración del art. 24.1 y 2 CE, por considerar que la resolución del recurso de queja sin posibilidad de contradicción había desatendido sus derechos a la tutela judicial efectiva y a la defensa. El incidente fue inadmitido por Auto de la Sala de fecha 11 1 de febrero de 2003, alegando que, al no haber sido parte en el recurso de queja tampoco podía ser considerada parte legítima para interponer el incidente de nulidad. Ante esta situación, se interpuso recurso de amparo, alegando dos vulneraciones del derecho a la tutela judicial efectiva sin indefensión, en relación con su derecho a la defensa y con los principios de igualdad de armas en el proceso y de contradicción. La primera, motivada por el Auto que estimó el recurso de queja del Abogado del Estado, en la medida en que no se le dio traslado. La segunda, ocasionada por el Auto que inadmitió el incidente de nulidad, ya que le niega la legitimación para interponerlo, precisamente, al no haber sido parte en el recurso de queja precedente. IV. TIPO DE PROCEDIMIENTO: Se trata de un recurso de amparo por vulneración del derecho a la tutela judicial efectiva sin indefensión, en relación con los principios de igualdad de armas en el proceso y de contradicción V. FUNDAMENTOS JURÍDICOS: La Sentencia que ahora comentamos, sólo examina una de las vulneraciones de derechos alegada. En concreto, la supuestamente provocada por el hecho de no haber dado traslado al acusado del recurso de queja interpuesto por el Abogado del Estado. La razón se encuentra en que el examen de esta cuestión puede determinar, en caso de estimación, la retroacción de actuaciones a un momento anterior al que se desprende de la segunda violación alegada. Por tanto, el análisis de esta cuestión hace innecesario un pronunciamiento acerca de la segunda de las infracciones denunciadas. El Tribunal aprecia la lesión invocada, aplicando la doctrina ya sentada en las resoluciones precedentes que hemos citado. En particular, la STC 178/2001, de 17 de septiembre, considera que, aunque los arts. 233 y 234 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal (en adelante, LECrim) no prevén que se dé traslado de los recursos de queja a las partes personadas en el proceso –a excepción del Ministerio Fiscal-, lo cierto es que tampoco lo prohíben. Así las cosas, la necesidad de dicho trámite se desprende de la interpretación de estos preceptos preconstitucionales con arreglo a las garantías impuestas por el art. 24 de la Constitución Española (en adelante, CE). Entre éstas se incluye la contradicción e igualdad de armas entre las partes, de donde se deduce la necesidad de dar traslado a todas las partes a fin de que puedan contradecir y rebatir los argumentos expuestos por la parte contraria y formular cuantas alegaciones tuvieran por conveniente en defensa de sus derechos. Como consecuencia de lo anterior, el Tribunal estima el recurso de amparo, declara la nulidad de las resoluciones impugnadas y ordena retrotraer las actuaciones al momento anterior en que se dictó la primera de aquéllas, a fin de que el acusado pueda formulas las alegaciones que estime oportunas. VI. COMENTARIO CRÍTICO: 2 El pronunciamiento que comentamos presenta un interés relativo, ya que viene a reproducir un criterio consolidado en la doctrina del Tribunal Constitucional. Así, se ha señalado reiteradamente que el principio de contradicción en el proceso penal, que hace posible el enfrentamiento dialéctico entre las partes, permitiendo así el conocimiento de los argumentos de la contraria y la manifestación ante el Juez o Tribunal de los propios (SSTC 162/1997, de 3 de octubre, F. 4; 56/1999, de 12 de abril, F. 4; 79/2000, de 27 de marzo, F. 3), constituye una exigencia ineludible vinculada al derecho a un proceso público con todas las garantías, para cuya observancia se requiere el deber de los órganos judiciales de posibilitarlo. En consecuencia, sólo la incomparecencia en el proceso o en el recurso, debida a la voluntad expresa o tácita de la parte o a su negligencia, podría justificar una resolución sin haber oído sus alegaciones y examinado sus pruebas. Y se vulnera el derecho a la tutela judicial efectiva del art. 24.1 de la CE cuando el sujeto, sin haber tenido oportunidad de alegar y probar sus derechos en el proceso, los ve finalmente afectados por las resoluciones recaídas en el mismo (SSTC 176/1988, de 4 de octubre, F. 2; 162/1997, de 3 de octubre, F. 4; 102/1998, de 18 de mayo, F. 2; 79/2000, de 27 de marzo, F. 3; 154/2000, de 12 de junio, F. 2). Por lo que se refiere al principio de igualdad de armas –consecuencia ineludible del de contradicción- exige que las partes cuenten con los mismos medios de ataque y defensa e idénticas posibilidades y cargas de alegación, prueba e impugnación, a efectos de evitar desequilibrios entre sus respectivas posiciones procesales. De este modo, no son admisibles limitaciones a dicho principio, fuera de las modulaciones o excepciones que puedan establecerse en fase de instrucción -o sumarial- por razón de la propia naturaleza de la actividad investigadora que en ella se desarrolla, encaminada a asegurar el éxito de la indagación (SSTC 66/1989, de 17 de abril, F. 12; 186/1990, de 15 de noviembre, F. 5). Por todo ello, como afirma la tan citada STC 178/2001, la regla de la interdicción de la indefensión requiere del órgano jurisdiccional un indudable esfuerzo a fin de preservar los derechos de defensa de las partes, correspondiendo a los órganos judiciales procurar que en un proceso se dé la necesaria contradicción entre ellas, así como que posean idénticas posibilidades de alegar o probar y, en definitiva, de ejercer su derecho de defensa en cada una de las instancias que lo componen. Teniendo en cuenta esta doctrina, los únicos comentarios que podemos realizar van dirigidos a poner de manifiesto lo incomprensible de la actitud del legislador y, en ocasiones, de los órganos judiciales. Por lo que se refiere al primero, ya que no parece mucho pedir que realice el esfuerzo de adaptar la normativa procesal penal a las exigencias derivadas de las garantías básicas de nuestro texto constitucional. En relación con los órganos judiciales, debe demandárseles una actuación más cuidadosa en la defensa de los derechos de las partes y coherente con una jurisprudencia constitucional muy asentada. VII. BIBLIOGRAFIA: 3 DE URBANO CASTILLO, E.: “El principio de contradicción en el proceso penal”, Diario La Ley, núm. 5474/2002, Año XXIII, pp. 1-6; DEL RIO FERNANDEZ, L.J.: “Constitución y principios del proceso penal: contradicción, acusatorio y presunción de inocencia”, RGD, núm. 576, 1992, pp. 8099-8136; y, PULIDO QUECEDO, M.: “Sentencia penal absolutoria y estatuto constitucional del acusado”, BIB 2004, 228. 4