Rev. Obstet. Ginecol. - Hosp. Santiago Oriente Dr. Luis Tisné Brousse 2013; Vol 8 (3): 135-136 Editorial El matemático Karl Friedrich Gauss plantea que: “Uno no debería olvidar que las funciones, al igual que las demás construcciones matemáticas, sólo son creaciones nuestras y cuando la definición con la que se comienza deja de tener sentido, uno no debería preguntar ¿qué ocurre? sino ¿qué es conveniente suponer para que lo tenga?” Se denomina falacia (del latín fallacia, “engaño”) a un argumento engañoso que pareciera ser correcto sin embargo no lo es. Algunas falacias se cometen intencionalmente para persuadir o manipular a los demás, mientras que otras se cometen sin intención debido a descuidos o ignorancia. En ocasiones las falacias pueden ser muy sutiles y persuasivas, por lo que se debe poner mucha atención para detectarlas. El que un argumento sea falaz no implica que sus premisas o su conclusión sean falsas. Un argumento puede tener premisas y conclusión verdaderas y aun así ser falaz. Lo que hace falaz a un argumento es la invalidez del argumento en sí. Todo el mundo comete errores, cuyo origen puede ser un razonamiento inadecuado. Ahora daré un simple ejemplo de un error de estas características. Lo realizo en forma deliberada.Usted puede haber visto realizar la siguiente artimaña: se le dice a un niño o incluso a algún adulto ingenuo, que puede probarle que tiene 11 dedos –¿cómo?– dice el niño si sabe que casi todo el mundo tiene 10 dedos, se le responde –“Contando”–. Usted pasa a contar los dedos de forma ordinaria, colocando uno de sus dedos en cada uno de los del niño 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10 –“Oh” dice usted– “debo haber cometido un error. Déjame hacerlo de otra forma–. Comenzando por el meñique usted cuenta hacia atrás: 10, 9, 8, 7, 6. Se encuentra ahora en el pulgar. Para y dice –“y 5 más de la otra mano que yo había contado antes, hacen 11”–. Un resultado incorrecto asociado a una explicación aparentemente lógica del porqué el resultado es correcto es una falacia. Nadie está muy seguro de por qué los razonamientos y las matemáticas con frecuencia parecen explicar el mundo real. La experiencia ha evidenciado, que muchas veces, cuando los resultados de los razonamientos y las matemáticas se contradicen con la experiencia del mundo real, probablemente está implicada una falacia de algún tipo. Mientras no se sepa dónde está la falacia, la situación es una paradoja. En algunos casos la paradoja es absolutamente matemática, en otros casos está implicado el lenguaje o los sucesos del mundo real. Pongamos un ejemplo de una paradoja en climaterio y el uso de terapia hormonal de reemplazo con estrógenos (THRE). Durante mucho tiempo se pensó que los estrógenos y por ende la THRE, tenían un efecto favorable sobre el riesgo cardiovascular (RCV) en mujeres después de la menopausia. Recuerdo, las evidencias de la investigación fisiopatológica y epidemiológica, para explicar este hecho; que era considerado plausible dado que las mujeres promedio, presentan las enfermedades cardiovasculares 10 años después de los hombres. Frente a lo anterior en el año 2002, aparece el estudio de Iniciativa de Salud de la Mujer (WHI) y nos dice con evidencia experimental que la THRE no protege del RCV sino por el contrario parece ser que lo aumenta. En suma estamos en presencia de una “paradoja”, por tanto ¿dónde está la falacia? Sabemos que la enfermedad ateromatosa (cerebral, coronaria) y cardiovascular en sí, se relaciona con la edad y que toda vez producida no puede revertirse. Entonces ¿qué esperamos que suceda al dar THRE a mujeres en promedio mayores de 60 años (edad mujeres WHI)? La respuesta es clara, su edad hace que ellas ya tengan enfermedad ateromatosa y cardiovascular, y entonces debo esperar 135 Disponible en www.revistaobgin.cl Rev. Obstet. Ginecol. - Hosp. Santiago Oriente Dr. Luis Tisné Brousse 2013; Vol 8 (3): 135-136 que al dar THRE a mujeres de estas características incremente su RCV. Entonces parafraseando a Gauss ¿qué es conveniente suponer para que la THRE tenga un efecto benéfico sobre el RCV? La respuesta sería que no tenga enfermedad cardiovascular establecida, lo que ocurriría en mujeres a lo más a 2 años de su menopausia. En relación a lo anterior ya existe evidencia del estudio experimental de Schierbeck et al, BMJ 2012; 345: e6409. Con esta perspectiva la próxima vez que veamos un resultado clínico opuesto al esperado, no debemos desechar la teoría y lo que ya sabemos por el contrario debemos preguntarnos ¿qué es conveniente suponer para que dicho resultado haya ocurrido? 136 Disponible en www.revistaobgin.cl Dr. Sócrates Aedo M. Editor Jefe