Lectura VIII: J.R Llobera. “LA IDENTIDAD DE LA ANTROPOLOGIA” (1990): EL TRABAJO DE CAMPO, ¿PANACEA ANTROPOLOGICA O CAMISA DE FUERZA EPISTEMOLOGICA? En los últimos veinticinco años la antropología ha sufrido una crisis de identidad. Con el fin del mundo colonial, comenzó un proceso de redefinición de la disciplina por la aparición de obstáculos en la antropología tradicional. La realización de trabajo de campo y el estudio del Otro era cada vez más problemático por la desaparición del hombre primitivo y la aparición del hombre tercermundista, además de que las puertas del Tercer mundo se cerraran a la investigación. Por esto, la antropología se vio obligada a renunciar a muchas de sus zonas de estudios etnográficos pero a la vez se ingenio soluciones como la puesta en funcionamiento de otras zonas de estudio y la llamada antropología desde casa. No ha habido reflexión alguna en términos metodológicos, epistemológicos y teoricos sobre el paso de estudiar sociedades pequeñas, rurales y simples a sociedades grandes, urbanas y complejas. La antropología que durante dos siglos fue una mirada europea al Otro, tiene que replegarse sobre si misma en una reflexión filosofica sobre el impacto de la civilización occidental sobre otras civilizaciones del mundo, asi como del papel de la antropología en dicho acaecer. El lema de la masa de antropólogos actuales es el retorno a la certeza del trabajo de campo y de la especialización regional. Ser antropólogo es tratar de resolver científicamente una serie de preguntas sobre el hombre como ser humano. La antropología tiene encomendada la tarea de explicar al hombre en su multiplicidad fenoménica. El peor enemigo de la antropología son los antropólogos mismos, aquellos que hacen una carrera pero no una vocación de la antropología pues son seres que carecen de entusiasmo científico. La verdadera vocación del antropólogo aparece cuando la razón y la experiencia han dejado huella en el individuo, alienándolo de si mismo y de su sociedad y proyectándolo hacia un conocimiento universalizante. La antropología como ciencia no puede renunciar a ciertas reglas epistemológicas ni al cuerpo de conocimiento históricamente constituido que la caracteriza. El termino antropología tiene diversas variantes: En EE.UU. el termino anthropology se refiere a una disciplina que integra el estudio biológico y el estudio social del hombre, incluyéndola lingüística y la arqueología. En Francia, anthropologie es entendida en su sentido biológico. En Alemania, anthropologie tiene una gran parte filosófica. En Reino Unido, anthropology se confunde con la parte social de la disciplina (antropología social). De aquí el impacto confusionista que resulta de las traducciones a otros idiomas. En los últimos años, la hegemonía de la lengua inglesa ha hecho que la antropología utilice este medio básico como medio de comunicación. La homogeneización de la disciplina a nivel internacional esta creando una terminología mas unificada en la que antropología equivale a antropología social o cultural. En lo que va de siglo, a la antropología no le ha sido fácil establecerse como disciplina autónoma debido a que su objeto no siempre ha estado claramente definido y a su dependencia de la teoría social. En los últimos diez años asistimos a la agonía del estructuralismo y del marxismo que habían inspirado la antropología de los años setenta. La actualidad antropológica se define por un anarquismo epistemológico. El antropólogo es hijo de su época. Cuando la antropología se niega a afrontar los problemas que se le vienen históricamente dados y se pliega a los deseos de los ídolos del momento deja de ser antropología. El estudio científico del hombre y de la sociedad que los Ilustrados iniciaron en el siglo XVIII tuvo que hacer frente a una variedad de formas humanas y sociedades. A medida que se construyeron nuevas teorías y métodos de investigación fue más difícil mantener la unidad de estudio. En el siglo XIX Comte y Durkheim intentaron crear una disciplina (la sociología) que englobara y unificara las distintas maneras de investigar y analizar al hombre como ser social. Comte fundamentó la sociología basándose en que el hombre comparte características con los animales, pero a la vez es un ser histórico, un producto de su pasado. Para Comte el hombre crea y transmite sus propias condiciones sociales. El estudio de la sociedad no podía hacerse a espaldas de la biología sino más bien a partir de ella. Comte concebía la sociedad como un organismo que nace, crece y se extingue. Mientras que Comte no acepto disciplina autónoma entre biología y sociología, Durkheim concebía variedad de disciplinas humanas y sociales. Por eso creo un imperialismo sociológico en el que la sociología era el eje de las ciencias humanas y sociales, anexionando conocimientos y teorías positivas, además de conceder cientificidad metodológica y teórica. La concepción durkheiniana del conocimiento social concebía a la antropología como parte de la sociología que se ocupa de las sociedades primitivas. Antropología y etnografía son actividades distintas, aunque los antropólogos posmodernos querrían reducir la antropología a etnografía. La etnografía comienza con las narraciones de tierras lejanas escritas por viajeros europeos desde el siglo XVI al XVIII. Exploradores, comerciantes y misioneros proporcionan las fuentes etnográficas del siglo XIX. En estas etapas la figura del etnógrafo aparece como una persona ajena a la sociedad que estudia y que ofrece una representación del Otro. En la actualidad aparece la figura del etnógrafo indígena, que, aunque el distanciamiento cultural parezca imposible, tiene otras ventajas como el conocimiento de la lengua y la cultura de la sociedad que esta estudiando. El trabajo de campo define y constituye el objeto antropológico. Es una técnica de investigación social concreta que determina el discurso antropológico mediante la imposición de un cierto contenido y un cierto ritmo. Según Levi-Strauss “…a nadie debiera serle permitido enseñar antropología sino ha realizado trabajo de campo. Es una pura ilusión pensar que la antropología se puede enseñar teóricamente.” Con la aparición de la monografía social de campo, la idea del investigador social de campo como coleccionista de productos conectados a la vida social, es sustituida por la convención de que solo se pueden recoger datos en el marco de una teoría determinada. La rutinización del trabajo de campo como elemento fundamental de la identidad antropológica en lo que va de siglo, ha representado la paralización progresiva de los intentos de hacer progresar la disciplina. Aunque la disciplina ha acumulado gran número de etnografías de campo, no ha habido grandes adelantos teóricos en la disciplina. En la actualidad la cuestión del progreso teórico en las ciencias sociales es problemática. El problema surge debido en gran parte a que las ciencias sociales han convertido en merito una de sus debilidades: su carácter multiparadigmático. A finales de los sesenta y durante los setenta, la antropología experimento gran florecimiento a nivel internacional por la influencia del estructuralismo y del marxismo. A principios de los ochenta, la teoría antropológica tuvo un periodo de crisis por la incapacidad de casar la etnografía tradicional con el estructuralismo y el marxismo. En esta época en la que la experiencia de campo no podía conectarse con la teoría dominante irrumpió el posmodernismo y con el la figura de Weber, Husserl, Ponty y Foucault, cuyas teorías fueron rebatidas por C.Geertz. Geertz renuncia a la visión integradora del concepto cultura dentro de la antropología afirmando que la definición de cultura se basa en la idea de que el ser humano es un “animal suspendido en entresijos de significados que él mismo ha creado”. La antropología seria una disciplina interpretativa o hermenéutica y no una ciencia experimental nomológica. Según Geertz el antropólogo social lo que hace en realidad es etnografía. Es al tratar de entender lo que es etnografía cuando se empieza a captar lo que representa el análisis antropológico como forma de conocimiento. La etnografía es caracterizada por Geertz como “thick description” con lo que quiere expresar que una acción determinada puede aparecer a los ojos de un observador objetivistas como repetición de si misma, pero a la vez puede significar cosas muy distintas. Por esto el etnógrafo debe ofrecer descripciones densas y lujuriantes. Para Geertz la teoría antropológica no va más allá dl diagnostico social; al antropólogo interpretativo le esta vedado tratar de explicar la realidad social. El progreso teórico se limita a un refinamiento de conceptos. Cada estudio cultural utiliza conceptos previos y a la vez supone un punto de partida nuevo. Geertz pone énfasis en reducir la antropología a la experiencia del investigador de campo por lo que su concepción de la disciplina es limitada. No concibe la antropología con independencia de la etnografía. A la etnografía como experiencia humana, como encuentro entre el etnógrafo y la comunidad de estudio, le interesa el impacto de la interacción humana que tiene lugar en el trabajo de campo entre el etnógrafo y el nativo como seres humanos. El etnógrafo tiene que enfrentarse a una serie de barreras: aprender la lengua nativa, el límite de la estancia, la inmensidad de su tarea… por eso tiende a apoyarse en un informante único o principal. En estos casos, la relación interpersonal resultante absorbe la imaginación del etnógrafo. Algunos autores pretenden convertir la disciplina en un género literario en vez de conservarla en el campo científico. En las sociedades complejas la etnografía es una de tantas fuentes de información que el antropólogo utiliza en sus construcciones teóricas. Es una forma de recogida de datos. Una objeción fundamental a la etnografía dialógica no es que el autor se haga visible en el texto, sino que todos los elementos se conviertan en fines en si mismos y que el proyecto antropológico comience y termine con la interpretación y análisis del encuentro etnográfico. Este movimiento de huida del desafío científico que representa el encuentro etnográfico, implica la configuración de la disciplina como una interpretación de las culturas ajenas y como una narración más. La reflexividad, que tiene como objetivo la interacción entre el investigador y su objeto de estudio etnográfico, se esta convirtiendo en la razón de ser de la disciplina. A fin de cuentas, la antropología trata de captar la experiencia que tiene los nativos de su cultura; la antropología debe ser juzgada no por su capacidad de presentarse como una cultura sino por su capacidad para explicar una cultura.