http://www.fflch.usp.br/df/opessoa/FF-05-Cap02.pdf Filosofia da Física Clássica Cap. II: Filosofia Mecânica Osvaldo Pessoa Jr. Traducción sin autorización de José Luis Michinel La Filosofía Mecánica Los trabajos de Copérnico y Galileo abrieron el camino para el resurgimiento de la antigua tradición “materialista”, representada por los atomistas, resultando en lo que vendría a ser llamada filosofía mecánica (término usado por Boyle), en la que los principios explicativos implicaban solamente materia y movimiento. Curiosamente, esta visión de mundo surgió en el seno del cristianismo, como una reacción contra el naturalismo animista, a partir del padre Marin Mersenne (1623)1. Para él, la amenaza de las doctrinas naturalistas estaba en la concepción de que la materia sería “activa”, lo que quitaría de Dios y de los propios seres humanos la responsabilidad por los asuntos humanos. Si no hubiese ninguna actividad en la materia, como quería Mersenne, Dios tendría que ser invocado para explicar esa actividad. En la filosofía mecánica, por lo tanto, materia y espíritu estaría separados. La materia sería regida sólo por causas eficientes externas, que provendrían de choques, y sería “inerte”, sin actividad o potencia internas, lo que se expresaría en el “principio de inercia” de la mecánica clásica. Se acababa con el “misterio del mundo” del naturalismo animista, preponderándose la transparencia del mundo frente a la razón. Dios habría creado el Universo de una sola vez, poniendo la materia en movimiento de una vez por todas. Este movimiento se conservaría, sería indestructible. El mundo material se movería apenas como consecuencia de los choques entre los cuerpos, como el mecanismo de un reloj, siguiendo la necesidad de las leyes de la física. En la física, la concepción mecanicista se hizo hegemónica durante unos ochenta años a partir de 1644, siendo compartida por científicos (Descartes, Huygens, Hooke, Boyle, el joven Newton) y filósofos (Gassendi, Mersenne, Hobbes). Esta visión de mundo fue lentamente destruida por la ascensión de la física de Newton y de la astronomía de Kepler en el continente europeo, a partir de 1720. 1 Ver GAUKROGER, S. (1999), Descartes – Uma Biografia Intelectual, Contraponto, Rio, pp. 191-8. Con eso, la noción de fuerza gravitacional pasó a ser aceptada sin que se postulase un mecanismo subyacente. Los Fundamentos de la Física de René Descartes Descartes (1596-1650) ganó fama con su Discurso del Método (1637), que contenía un apéndice, La Geometría, en el que mostró como escribir curvas geométricas en términos de ecuaciones algebraicas, y viceversa (Pierre de Fermat también estaba desarrollando eso, de manera independiente). En 1644 publicó el Principios de Filosofía, que buscó explicar todos los fenómenos físicos (incluyendo químicos, geológicos y astronómicos) en términos de materia en movimiento.2 La matemática tenía un papel central en la concepción cartesiana. La geometría, que trabajaba con formas en el espacio, podía ser deducida a partir de las ideas claras y distintas del intelecto. La física trataba de materia en movimiento. Un ingenioso paso de Descartes fue identificar la materia con la extensión, de tal manera que la física pasaría a ser una geometría de figuras en movimiento. Identificando materia y extensión, cuatro consecuencias eran inmediatamente sacadas: i) Como el espacio es infinito, también lo sería la materia. ii) Como el espacio es homogéneo, habría la misma materia por todas partes. iii) Como el espacio es infinitamente divisible, también lo sería la materia, lo que negaba el atomismo. iv) Como no tendría sentido pensar en un espacio sin extensión, no habría espacio sin materia: el vacío sería imposible. Descartes partió de un principio a priori para derivar las leyes generales de física, la perfección de Dios, y su consecuente invariabilidad. Sin embargo, observamos cambios en el mundo, significando que Dios quiso que el mundo estuviese en movimiento. Hay por lo tanto variación, pero tal variabilidad debe ser la más simple posible, la más “invariable” posible. Eso equivaldría a un acto continuo de conservación de la cantidad de movimiento (quantitas motus) total del Universo. Tal cantidad, según Descartes, es medida por el producto de la cantidad de materia (masa) del cuerpo por la velocidad del mismo cuerpo: mv. El principio de conservación de la cantidad de movimiento dice entonces que la suma de la cantidad de 2 DESCARTES, R. (2005), Princípios de Filosofia, trad. Heloísa Burati, Rideel, São Paulo, pp. 189-93 (orig. en latim: 1644). Sobre la filosofía mecánica en Descartes, se puede tambien consultar: DIJKSTERHUIS, E.J. (1986), The Mechanization of the World Picture, trad. C. Dikshoorn, Princeton U. Press, pp. 403-18 (orig. em holandês: 1950). WESTFALL (1971), The Construction of Modern Science, Cambridge U. Press, pp. 30-42. movimiento (mv) de todos los cuerpos del Universo es siempre la misma. Es un principio que aún se acepta hoy en día, y quien lo formuló la primera vez fue Descartes, a partir de la idea clara y distinta de Dios. En verdad, el principio aceptado hoy tiene una diferencia importante, que es que la velocidad debe ser tomada como un “vector” (con dirección), y no simplemente como un “escalar” (un número simple, sin dirección). Con eso, pasa a enunciar tres leyes de la naturaleza. La primera es una ley de inércia general: cada cosa permanece en el estado en que está, en cuanto no encuentra otras causas exteriores. Así, un objeto tiene la tendencia natural de mantener su forma. La segunda ley es la de la inercia linear: todo cuerpo que se mueve tiende a continuar su movimiento en línea recta, con la misma velocidad. Conforme vimos, esta idea surgió con Galileo, pero para el científico italiano el movimiento inercial acababa siendo un movimiento circular en torno de la Tierra. Para Descartes, en contrapartida, el movimiento inercial (libre de causas) es siempre linear. Así, un cuerpo que gira en una cuerda (una funda, Fig. II.1), si fuese liberado durante el movimiento, escapará en línea recta. Y esa tendencia es permanente, conforme podemos sentir por la fuerza con la cual la piedra que gira hala, tensiona, la cuerda. La tercera ley involucra un conjunto de siete reglas para describir el choque entre los cuerpos, pero los filósofos naturales de la época mostrarían que esas leyes están erradas, llevando a que Huygens, Wallis y Wren la formulasen independientemente de las leyes correctas, en torno de la década de 1660. La Teoría de la colisión de cuerpos fue propuesta por la “Royal Society” de Inglaterra para la consideración de los matemáticos en 1668. Wallis, Wren, and Huygens enviaron soluciones correctas y similares, todas las cuales dependían de lo que ahora llamamos la conservación del momentum; sólo que, mientras Wren y Huygens confirmaron su teoría para cuerpos perfectamente elásticos, Wallis consideró, además, cuerpos imperfectamente elásticos. Esto fue seguido en 1669 por un trabajo sobre estática (centro de gravedad), y en 1670 por uno sobre dinámica: lo que proveyó una sinopsis conveniente de lo que era, entonces, conocido sobre este asunto.