MIEMBROS DE LAS CORPORACIONES LOCALES Derecho de acceso Cercenar el derecho de acceso a la información de los miembros de las corporaciones locales puede constituir un delito de prevaricación. Sentencia de la Audiencia Provincial, Sección 2ª Cáceres, de 31 de marzo de 2014 (Roj. SAP CC 221/2014). Antecedente normativo Cita: -Real Decreto 2568/1986, de 28 de noviembre, por el que se aprueba el Reglamento de Organización, Funcionamiento y Régimen Jurídico de las Entidades Locales. 1. Planteamiento. El derecho de información y de acceso de los miembros de una corporación a la documentación es uno de los derechos esenciales para cumplir su función pública y debe tener preferencia sobre otras cuestiones porque de lo contrario se limita la función de servicio al ciudadano que debe regir y guiar la función pública. Cercenar este derecho puede constituir un delito de prevaricación. A esta conclusión llega la Audiencia Provincial de Cáceres en la sentencia que traemos a estas líneas. El Reglamento de Organización, funcionamiento y régimen jurídico de las Entidades locales regula, en sus artículos 14 al 16 el derecho de información de los miembros de las Corporaciones locales. El artículo 14, en concreto, reconoce el derecho de obtener del Alcalde o Presidente o de la Comisión de Gobierno “cuantos antecedentes, datos o informaciones obren en poder de los servicios de la Corporación y resulten precisos para el desarrollo de su función.” La petición debe entenderse concedida por silencio administrativo si en el plazo de cinco días el órgano competente no ha dictado resolución o acuerdo denegatorio. La denegación exige una resolución o acuerdo motivado. En el caso planteado, el Alcalde de un Ayuntamiento dio instrucciones expresas a sus funcionarios a fin de que se denegara el examen directo de los documentos y resoluciones del Ayuntamiento a los concejales de la oposición, muy concretamente a uno de ellos; las instrucciones verbales establecían cómo se debía proceder para solicitar y conceder información, que se supeditaba a sus órdenes expresas; además, pese a la previsión legal del silencio administrativo, el Alcalde dio órdenes estrictas a los empleados de la Corporación, para que no dieran acceso a la información sin su resolución expresa. Estas instrucciones se mantuvieron a pesar de que en 2008, el Ayuntamiento, aprobara un Reglamento orgánico que, entre otras cuestiones regulaba el acceso a la información y seguía, en lo básico, lo establecido en el reglamento estatal. A lo largo de este tiempo, las peticiones de acceso a la información fueron resueltas de diferente modo; algunas se resolvían en el plazo de cinco días pero se 1 postergaba el efectivo examen de la documentación a meses después; en otras ocasiones, se limitaba el tiempo concedido para el examen (por ejemplo, cinco minutos), transcurridos el cual, se entendía decaído el derecho del peticionario que debía formular nueva solicitud; en otras simplemente se denegaba el acceso sin justificación alguna. El Alcalde incluso dio instrucciones verbales a los funcionarios para impedir que hablaran con el concejal, que conllevó, ante un eventual incumplimiento, impedir su acceso a las oficinas municipales. La denegación alcanzaba a las certificaciones, a pesar de que ésta constituye una función propia del Secretario. Analizada esta conducta en el procedimiento seguido por delito de prevaricación, el Juzgado de lo penal condenó al Alcalde como criminalmente responsable de un delito continuado de prevaricación. 2. Consideraciones de la Audiencia Provincial Contra la sentencia se interpone recurso de apelación en base a un error en la valoración de la prueba. Aquí interesa destacar los argumentos de la Audiencia Provincial respecto a dos cuestiones, la primera planteada en relación al hecho de que las comunicaciones las realizó el Secretario y no habían sido firmadas por el Alcalde (a); la segunda, en relación al retraso en dar contestación a las peticiones formuladas (b). a) Las comunicaciones son del Secretario no del Alcalde Respecto la primera de las cuestiones, la Audiencia Provincial da respuesta a las siguientes preguntas: ¿requiere el delito de prevaricación que la resolución prevaricadora adopte una forma determinada o no? (1); ¿puede cometerse delito de prevaricación por atribución de competencias que no se tienen atribuidas? y, en relación a este punto, ¿se identifican el delito de prevaricación y la nulidad de pleno derecho (2); y ¿qué límites tiene el concepto de arbitrariedad? (3). 1.Delito de prevaricación y su comisión en supuestos de instrucciones verbales La Audiencia recuerda que “este delito no requiere que la resolución prevaricadora adopte una determinada forma o formalismo, hasta el punto de que se admite su comisión por omisión, lo relevante a efectos penales, es que se constate en la causa que se trata de una decisión, y que esa decisión es contraria a la legalidad, y que la misma ha sido adoptada por una autoridad o funcionario público.” En este sentido, trae a colación lo afirmado por el Tribunal Supremo en sentencia de 23 de octubre de 2013, cuando dice que “el concepto de resolución administrativa no está sujeto a un rígido esquema formal, admitiendo la existencia de actos verbales, sin perjuicio de su constancia escrita cuando ello resulte necesario. La jurisprudencia de esta Sala ha proclamado que por resolución ha de entenderse cualquier acto administrativo que suponga una declaración de voluntad de contenido decisorio, que afecte a los derechos de los administrados o a la colectividad en general, bien sea de forma expresa o tácita, escrita u oral, con exclusión de los actos políticos o de gobierno (SSTS 866/2008, 1 de diciembre; 443/2008, 1 de julio; 627/2006, 8 de junio y 939/2003, 27 de junio, entre otras).” 2 Añade el Tribunal Supremo en la referida sentencia que en la anterior de 3 de mayo de 2012, “se recuerda que la jurisprudencia y la doctrina entienden por "resolución" todo acto de la Administración Pública de carácter decisorio que afecte al ámbito de los derechos e intereses de los administrados o a la colectividad en general, y que resuelve sobre un asunto con eficacia ejecutiva, (SSTS de 28 enero 1998, 12 febrero 1999, 27 junio 2003, 14 noviembre 2003, 9 abril 2007,1 diciembre 2008, 1 julio 2009, 2 febrero 2011, entre otras)". En el caso planteado, la Audiencia Provincial afirma que ha quedado constatado que las instrucciones partieron del Alcalde y que el Secretario se limitó a comunicar las instrucciones por escrito, aunque la comunicación como tal no la hubiera suscrito el Alcalde. La instrucción prohíbe la entrega de documentación que pidan los concejales sin que el Alcalde haya resuelto expresamente que puede hacerse, a pesar de lo que establece el artículo 14 del Reglamento de Organización. La prohibición no sólo exige y ordena que no se entregue la documentación sin autorización expresa si no que alcanza, incluso, a la emisión de certificaciones aunque el Alcalde carece de competencias tanto para certificar como para dar instrucciones de cómo autorizar su previa emisión. 2. Posibilidad de cometer delito de prevaricación por ejercicio de competencias que no se tienen atribuidas: delito de prevaricación y nulidad de pleno derecho La sentencia de la Audiencia Provincial recuerda que el delito de prevaricación puede cometerse por la atribución de competencias que no le corresponden o sin seguir el procedimiento administrativo correspondiente. En este punto, la sentencia que traemos a estas líneas recoge las afirmaciones del Tribunal Supremo en sentencias de 26 de noviembre y de 8 de julio de 2013, en las que se recoge de forma expresa que “el delito de prevaricación tutela el correcto ejercicio de la función pública de acuerdo con los parámetros constitucionales que sustentan su actuación; garantiza el debido respeto en el ámbito de la función pública y el principio de legalidad como fundamento básico de un Estado social y democrático de derecho, frente a ilegalidades severas y dolosas. Ello implica su contradicción con el derecho que puede manifestarse porque se haya dictado la resolución sin tener la competencia exigida, por total ausencia de fundamento, por la omisión de trámites esenciales del procedimiento, desbordando de forma evidente y clamorosa la legalidad o con patente o abierta contradicción con el ordenamiento jurídico y desprecio de los intereses generales. No son, como se ve, absolutamente identificables los conceptos de nulidad de pleno derecho y prevaricación.” 3.Adjetivos del concepto de arbitrariedad Respecto a los límites de la arbitrariedad, la sentencia de la Audiencia Provincial reproduce lo que al respecto dicen las sentencias del Tribunal Supremo citadas, cuando afirman que los adjetivos para delimitar el concepto “poniendo siempre el acento en la fácil cognoscibilidad de la contradicción del acto administrativo con el derecho, se pueden resumir en los siguientes: -Contradicción patente y grosera. -Resoluciones que desbordan la legalidad de un modo evidente, flagrante y clamoroso. 3 -Desviación o torcimiento del derecho grosera, clara y consciente. -Contradicción palmaria o esperpéntica.” Continua el Tribunal Supremo en estas sentencias y dice que “desde el lado subjetivo la arbitrariedad se concibe como ejercicio arbitrario del poder (art. 9.3 C.E.). Así se dice que se ejerce arbitrariamente el poder cuando la autoridad o funcionario dictan una resolución que no es efecto de la Constitución y del resto del ordenamiento jurídico sino pura y simplemente, producto de su voluntad, convertida irrazonablemente en aparente fuente de normatividad. Puede afirmarse -como señalan recientes sentencias de esta Sala, que es ocioso reseñar- que la arbitrariedad aparece cuando "la resolución en el aspecto en que se manifiesta su contradicción con el derecho, no es asumible o sostenible mediante ningún método aceptable de interpretación de la ley; o cuando falta una fundamentación jurídica razonable distinta de la voluntad del autor o cuando la resolución adoptada -desde el punto de vista objetivo- no resulta cubierta por ninguna interpretación de la ley basada en cánones interpretativos admitidos". b) El volumen trabajo ¿puede ser causa de demora o de denegación de acceso? La Audiencia Provincial recuerda “que la jurisprudencia ha situado el deber de información y de acceso de los miembros de una corporación a la documentación como uno de los derechos esenciales para cumplir su función pública que debe tener preferencia sobre otras serie de cuestiones porque caso contrario, lo que se limita con ello es la función de servicio al ciudadano que debe regir y guiar la función pública, y más aún si cabe la política, por lo que en ningún caso un aumento de trabajo, que por otra partes sería puntual, cuando nos encontramos ante una situación que se ha estado produciendo más de dos años, no puede quedar justificada, repetimos cuando supone restricción del derecho a la información que tiene un miembro de una corporación, por ese dato apuntado y que no está ni acreditado.” 3. Conclusiones de la Audiencia Provincial La Audiencia concluye que derecho de información y de acceso de los miembros de una corporación a la documentación es uno de los derechos esenciales para cumplir su función pública y debe tener preferencia sobre otras cuestiones porque de lo contrario se limita la función de servicio al ciudadano que debe regir y guiar la función pública. Cercenar este derecho puede constituir un delito de prevaricación. 4