¿GOLPE EN BRASIL?

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Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales
Conselho Latino-americano de Ciências Sociais
La batalla
de las ideas
N* 4/2 | Abril 2016
¿GOLPE EN BRASIL?
Pedro Salazar Ugarte*
Lo que para algunos podría parecer una etapa más de
la férrea investigación iniciada hace algunos años por los casos
de corrupción en Petrobras, para los autores de la carta se está
convirtiendo en un golpe de estado. A partir de dos premisas que
valen para muchos países de la región -Brasil vive el período más
largo de vida democrática en su historia y la corrupción es un
mal que involucra a gran parte de la clase política-, los profesores e investigadores universitarios, denuncian “un grave proceso
de ruptura de la legalidad” en su país.
La trama es intrincada y alarmante. Tras reconocer que
las instituciones del estado han respondido al clamor popular
que demanda castigo a los corruptos -el encarcelamiento de políticos y empresarios es prueba fehaciente de ello-, los autores
de la misiva pública, advierten que ese mismo clamor está siendo manipulado para derrocar a un gobierno democráticamente
electo. La Operación “Lava Jato”, a cargo del juez de primera
instancia, Sergio Moro, además de operar de manera abusiva e
injustificada sobre medidas excepcionales -como la prisión preventiva para presionar a los acusados- estaría filtrando información de manera selectiva a los medios de comunicación. A ello
habría que agregar la cobertura mediática de las operaciones judiciales y la filtración de intervenciones telefónicas -legales e ilegales- de altos funcionarios del gobierno, la presidente incluida.
Como prueba del contubernio estaría el hecho de que
los actos de corrupción que involucran a los partidos de oposición y a sus dirigentes -incluido al presidente de la Cámara
de Diputados, Eduardo Cunha, principal promotor del jui-
* Pedro Salazar, director del Instituto de Investigaciones
Jurídicas de la UNAM. cio político contra Rousseff-, son deliberadamente ignorados
por los medios de comunicación. De esta manera se estaría
verificando una alianza golpista entre algunos operadores
judiciales y medios de comunicación históricamente aliados
de la oligarquía brasileña, en particular la Red Globo de Televisión que ofreció apoyo y sustento a la dictadura militar
(1964-1985).
La denuncia de los profesores merece atención y seguimiento. Su llamado y advertencia -más allá de las posibles disputas interpretativas sobre la vida política a la que me refiero al
inicio de este artículo- tienen sustento en un reclamo que vale lo
mismo para Brasil que para México: “cuando el proceder de las
autoridades públicas lesiona los derechos fundamentales de las
personas, ignorando reglas liberales básicas como la presunción
de inocencia, la igualdad jurídica, el debido proceso y el derecho a
un juicio justo; debemos tener cuidado”. A ellos les preocupa, con
razón, que esa forma de proceder por parte de la justicia atropelle
los derechos de altos funcionarios -como Dilma Rousseff- o políticos relevantes -como Lula Da Silva- porque, cuando se trata del
Estado de Derecho, lo que importa son los derechos y su garantías sin reparar en sus titulares y sin prejuzgar sobre sus posibles
responsabilidades. Y no es que ignoren la dimensión política del
entuerto y la lucha por el poder que lo circunda; todo lo contrario.
Lo que está en juego es una forma de hacer política que solo existe
cuando se respetan las reglas, los procedimientos y los derechos
de todos. Esa forma que a los latinoamericanos nos ha costado
mucho trabajo adoptar y se llama democracia. Lo contrario siempre ha sido y seguirá siendo una u otra modalidad de dictadura.
* El artículo fue enviado por Pedro Salazar y originalmente fue
publicado por el diario El Universal, de México
http://www.eluniversal.com.mx/entrada-de-opinion/articulo/pedro-salazar-ugarte/nacion/2016/03/24/golpe-en-brasil
w w w. c l a c s o . o r g / m e g a f o n
NÚMERO 4/2 | ABRIL DE 2016
L
os procesos políticos suelen ser complejos e inevitablemente
son objeto de múltiples interpretaciones. Incluso entre los
expertos suelen ser más los desacuerdos que las coincidencias
cuando se trata de dar cuenta de lo que sucede en tiempos de
crisis política. Los hechos nunca son nítidos y por lo mismo son
insuficientes para explicar a cabalidad lo que sucede. Cada dicho y cada evento son motivo de especulación, disputa y debate.
Pienso esto después de recibir una interesante carta de algunos
colegas académicos brasileños que están seriamente preocupados por lo que sucede en su país.
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