UNIVERSIDAD NACIONAL SISTEMA DE ESTUDIOS DE POSGRADO MAESTRIA EN SALUD INTEGRAL Y MOVIMENTO HUMANO FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD ESCUELA DE CIENCIAS DEL DEPORTE FISIOLOGÍA AVANZADA DEL EJERCICIO PROFESOR MSc. Juan Carlos Gutiérrez Vargas TRABAJO GRUPAL RESPUESTAS Y REGULACIÓN VENTILATORIA DURANTE EL EJERCICIO RESPONSABLES Francisco Arroyo Núñez Pedro Cambronero Orozco Loriana Gómez Muñoz Gina Lafuente García Brenda Mora Badilla Edgar Murillo Campos Campus Presbítero Benjamín Núñez, Heredia, Costa Rica 2006 INTRODUCCIÓN Cada una de las células que conforman el cuerpo necesitan recibir oxígeno y eliminar dióxido de carbono constantemente. El sistema responsable del intercambio de gases con el aire atmosférico es el Sistema Respiratorio. Este se encuentra básicamente diseñado para captar el aire de la atmósfera y transportarlo al interior de los pulmones, dentro de estos se da el intercambio gaseoso, específicamente en los alvéolos. La sangre oxigenada circula a través de una red cerrada de vasos sanguíneos que se filtran en los tejidos corporales (ACSM, 2000). Durante la realización de ejercicio se dan modificaciones en todo el organismo. Éstas son adecuadas y coordinadas de acuerdo a las necesidades y se conocen como adaptaciones. Mientras se da el ejercicio, las adaptaciones se van presentando conforme al aumento del aporte sanguíneo a los músculos, debido a que el corazón bombea más sangre por minuto y porque se desvía gran parte del torrente sanguíneo hacia los músculos, desde tejidos menos activos. El requerimiento de O2 del corazón es mayor y debe evitarse el desvío de sangre del encéfalo hacia los músculos. El flujo sanguíneo a través de los pulmones debe aumentar en igual proporción que el flujo en la parte sistémica de la circulación, sin que la velocidad se acelere tanto como para que se dificulte el intercambio gaseoso óptimo. Estos cambios adaptativos de la circulación se dan por la interacción de factores tanto nerviosos como químicos. Parte de estas adaptaciones se dan en: la presión sanguínea (PS), el flujo sanguíneo en órganos y músculos, el volumen sistólico, el volumen minuto (VM), el retorno venoso (RV), el gasto cardiaco (Q), la frecuencia cardiaca (FC), el consumo de oxígeno (VO2max) y la ventilación pulmonar. El ejercicio físico es una actividad desarrollada por todos los seres humanos, en distinto grado, durante su existencia. Es necesario conocer los mecanismos fisiológicos que le sirven de base. Por ejemplo el sistema cardiorrespiratorio, el cual desempeña un papel muy importante en las respuestas fisiológicas al ejercicio. El ejercicio intenso se asocia con un marcado incremento del metabolismo del músculo esquelético activo. Este incremento de la actividad metabólica sólo es posible de mantener si los músculos reciben los sustratos metabólicos necesarios, como oxígeno, glucosa y ácidos grasos libres, y eliminan los productos metabólicos finales, como son el dióxido de carbono y el ácido láctico. Estas funciones deben darse a ritmos equivalentes a los de utilización y producción. Debido a que el sistema cardiorrespiratorio es la única línea de suministro para el tejido muscular, el ejercicio intenso y prolongado requiere marcadas alteraciones de la función cardiorrespiratoria (ACSM, 2000). Cuando el cuerpo está en reposo, se inspiran aproximadamente 10 litros de aire por minuto, pero durante el ejercicio intenso, la frecuencia respiratoria aumenta y el volumen de aire inspirado puede llegar a 120-150 litros por minuto. Esto implica que el mecanismo respiratorio debe pasar por toda una serie de ajustes y adaptaciones fisiológicas que le suplan el oxígeno requerido para satisfacer cada necesidad de acuerdo a la intensidad del ejercicio. Estas respuestas son reguladas por una serie compleja de procesos neuronales y humorales (ACSM, 2000; IAAF, 1991). JUSTIFICACIÓN El proceso de ventilación que tiene lugar dentro del cuerpo es sumamente meticuloso, así como cada uno de los sistemas implicados en cada parte del organismo. No obstante, este resulta muy interesante puesto que incluye también el sistema cardiovascular, y porque cada eslabón recorrido explica o justifica cada paso anterior, permitiendo que el proceso de filtración del oxígeno sea de una perfección percibida, para que este sea el más adecuado para recorrer el flujo sanguíneo. Durante la realización de ejercicio físico, este sistema necesita trabajar de la misma forma meticulosa, pero mucho más rápido, de acuerdo a la solicitud del organismo, y es esta situación la que permite dar aún mayor constancia de la perfección de la máquina corporal en su totalidad. Es esta situación la que lleva a desarrollar la problemática a evaluar en el presente proyecto: PROBLEMA PRINCIPAL ¿Cuales son los cambios que suceden en el sistema ventilatorio durante la realización de ejercicio intenso y cuales son sus implicaciones y adaptaciones en el organismo en general? OBJETIVO GENERAL Conocer los cambios que ocurren en el sistema ventilatorio de los seres humanos cuando realizan ejercicio intenso y cuales adaptaciones y cambios son manifiestas posteriormente en el organismo en general MARCO CONCEPTUAL RESPUESTAS Y REGULACIÓN VENTILATORIA DURANTE EL EJERCICIO Se define respiración como aquella que implica los procesos relacionados con el intercambio de gases entre un organismo y su medio. Se considera desde su transporte hasta su intercambio, tanto a nivel pulmonar como a nivel de tejidos. La respiración se da en dos niveles: interno, o sea, el intercambio de gases entre las células y la sangre o en el interior de las células; y externa, es decir, el intercambio gaseoso entre el medio ambiente y el organismo. El término respiración en el contexto médico se aplica a la respiración externa y se refiere a la captación de O2 y la eliminación de CO2 entre el aire ambiente y la sangre en los capilares pulmonares (Murray, 1993). Cuando se hace referencia al sistema respiratorio, se incluyen en este todos los órganos participantes en el intercambio de O 2 y CO2 . Dentro de estos se mencionan la nasofaringe y las vías aéreas superiores, la caja torácica, los músculos interventores, y porciones del encéfalo y del sistema nervioso vinculadas con la regulación del acto (Murray, 1993). El sistema traqueo bronquial por su parte, se separa en dos tipos de vías aéreas: los bronquios (o vías aéreas cartilaginosas) y los bronquiolos (o membranosas no cartilaginosas). Las vías aéreas conductoras se constituyen por la tráquea, los bronquios y los bronquiolos no respiratorios, incluyendo los bronquiolos terminales. Los bronquios tienen la función específica de conducir el aire del exterior hasta los sitios distales de intercambio gaseoso, así como depurar el aire de las partículas. Los bronquiolos se subdividen a su vez en: bronquiolos no respiratorios, que sirven de conductores del aire y los bronquiolos respiratorios, que sirven como sitios de intercambio gaseoso. Estas vías aéreas reciben su irrigación sanguínea mediante ramas de las arterias bronquiales (Murray, 1993). En los bronquíolos finalmente se encuentran los alvéolos, que es donde se da el intercambio final. Estos, que forman las llamadas unidades respiratorias junto con los bronquiolos respiratorios y conductos y sacos alveolares, reciben su irrigación sanguínea a través de las arterias pulmonares (Murray, 1993). CAPACIDAD CARDIORRESPIRATORIA La resistencia cardiorrespiratoria, llamada también capacidad aeróbica o resistencia cardiovascular, es la habilidad de realizar actividades cotidianas con suficiente energía y vitalidad sin llegar a la fatiga excesiva. Son actividades que implican grandes grupos musculares, y que se llevan a cabo con intensidades entre moderada y alta, durante periodos prolongados. El hecho de soportar este esfuerzo es conocido como resistencia aeróbica, cualidad física que implica que el esfuerzo sea de larga duración, y cuya vía energética es la aeróbica, que consiste en la metabolización de los hidratos de carbono y las grasas para generar ATP, con mínima producción de ácido láctico(Fernández y otros, 2001). Esta cualidad se encuentra directamente relacionada con el desarrollo de los sistemas cardiovascular y respiratorio así como de sus componentes, además de la capacidad química de los tejidos de utilizar el oxígeno. Involucra también los tres tipos de músculo, y el sistema vascular cuando emplea sus componentes: a) bomba muscular, cuya función es comprimir las venas y colabora con el retorno venoso de los músculos hacia el corazón; b) bomba cardiaca, la cual expulsa la sangre del corazón hacia las zonas con mayor necesidad, como los músculos en ejercicio; y transporta materiales nutritivos y de desecho; y c) provisión de oxígeno al sistema, que participa en el intercambio de gases desde el organismo hacia fuera y viceversa (Fernández y otros, 2001). La capacidad aeróbica a su vez depende de tres factores importantes: 1- la rapidez para respirar grandes cantidades de oxígeno; 2- la eficiente actividad cardiaca para expulsar grandes volúmenes de oxígeno en la sangre; y 3- la capacidad para entregar el oxígeno y que sea captado por todas las partes del cuerpo, (Fernández y otros, 2001). Especialmente su función es mayor mientras se realizan ejercicios o deportes prolongados, rítmicos y cíclicos, como carreras de fondo, ciclismo de ruta, natación prolongada, triatlón y danza aeróbica (Wilmore & Costill, 2004). El parámetro fisiológico que se utiliza para medir esta variable es el consumo máximo de oxígeno (VO2 max), definido como la máxima capacidad de captación y utilización de oxígeno por parte del sistema cardiorrespiratorio. El VO2 max es el producto del gasto cardíaco por la diferencia arteriovenosa de oxígeno; siendo el gasto cardíaco, el máximo volumen de sangre bombeado por el corazón en un minuto, producto del volumen sistólico por la frecuencia cardiaca (ICODER, 2003). VENTILACIÓN PULMONAR La ventilación pulmonar, que comúnmente se conoce como respiración, es el proceso por el cual entra y sale el aire del cuerpo, específicamente de los pulmones. Este proceso inicia en la nariz o la boca, en este último caso cuando la necesidad de aire supera la cantidad que puede llevarse cómodamente a través de la nariz. El aire inalado por la nariz tiene las ventajas de que se calienta y humedece cuando se arremolina, esto filtra todas las partículas que podrían ingresar al sistema respiratorio, excepto las partículas diminutas, evita infecciones e irritaciones respiratorias. El aire viaja desde ese punto a través de la faringe, la laringe, la tráquea, los bronquios y los bronquíolos, para finalmente llegar a la unidad de intercambio gaseoso a nivel alveolar (Wilmore & Costill, 2004). Para movilizar el aire del exterior hacia las unidades de intercambio gaseoso de los pulmones se debe ejercer una fuerza suficiente como para expandir los pulmones ubicados dentro de la caja torácica, cuyos diámetros pueden ampliarse a través de la contracción de los músculos inspiratorios, y volver a su estado de reposo cuando se relajan; al contraerse los espiratorios se vence la resistencia y la inercia del sistema. Para facilitar el entendimiento del funcionamiento de la ventilación pulmonar se definen cuatro volúmenes y cuatro capacidades (Guyton–Hall, 1997): Volumen corriente: volumen de aire inspirado o espirado en cada respiración normal, normalmente de unos 500 ml. Volumen de reserva inspiratorio: volumen adicional que se puede inspirar por encima del volumen corriente normal, habitualmente es de unos 3000 ml. Volumen de reserva espiratorio: cantidad adicional de aire que se puede espirar por espiración forzada, después de una espiración normal, normalmente de unos 1100 ml. Volumen residual: volumen de aire que queda en los pulmones tras la espiración forzada, es en promedio de unos 1200 ml. Capacidad inspiratoria: volumen corriente más el volumen de reserva inspiratorio. Es la capacidad de aire que una persona puede respirar comenzando desde una espiración normal e inflando al máximo sus pulmones (3500 ml). Capacidad residual funcional: igual al volumen de reserva espiratoria más el volumen residual. Es la cantidad de aire que queda en los pulmones después de una espiración normal (2300 ml). Capacidad vital: igual al volumen de reserva inspiratorio más el volumen corriente más el volumen de reserva espiratorio. Es la cantidad máxima de aire que puede expulsar una persona de sus pulmones después de una inspiración máxima y espirando al máximo (4600 ml). Capacidad pulmonar total: igual a la suma de la capacidad vital y del volumen residual. Es el máximo volumen al que pueden expandirse los pulmones con el máximo esfuerzo inspiratorio posible (5800 ml). Además es importante definir el volumen minuto respiratorio que corresponde a la cantidad total de aire nuevo que entra en las vías respiratorias por minuto: igual al volumen corriente multiplicado por la frecuencia respiratoria. El volumen corriente normal es de unos 500 ml y la frecuencia respiratoria normal es de unas 12 respiraciones por minuto; por ende, el volumen minuto respiratorio constituye en promedio unos 6 litros/ minuto (Guyton-Hall, 1997). La cantidad de aire ventilado por los pulmones en 1 minuto se denomina ventilación minuto o volumen ventilatorio, y este corresponde a la cantidad de aire ventilado por respiración (volumen corriente) y al número de respiraciones efectuadas por minuto: volumen minuto = volumen corriente (TV) * frecuencia respiratoria ( f ) En condiciones de reposo se espiran 0,5 litros de aire por respiración y se realizan entre 12 y 15 respiraciones por minuto, cual corresponde a un volumen ventilatorio de 6 -7 litros por minuto en reposo. Durante el ejercicio la ventilación aumenta y los valores pueden llegar hasta 180 litros por minuto. El volumen ventilatorio varía de acuerdo a las características personales de cada individuo (Fox & Bowers, 2000; Tórtora & Reynolds, 2003). INSPIRACIÓN Este proceso implica al diafragma y los músculos intercostales externos. Las costillas y el esternón, conocidos como jaula toráxica, son movidos por los músculos intercostales externos, ampliando el diámetro toráxico anteroposterior; a su vez, se amplia el diámetro longitudinal a través del movimiento del abdomen hacia abajo al contraerse el músculo diafragmático. Al ampliarse las dimensiones de la caja toráxica se reduce la presión intrapulmonar a un nivel inferior a la presión de aire atmosférica. Esto hace que durante la inspiración el aire entre pasivamente hacia el interior de los pulmones para reducir la diferencia de presiones entre el medio externo (presión atmosférica) y el medio interno (presión intra toráxica) (Wilmore & Costill, 2004). ESPIRACION La espiración también es un proceso pasivo que supone la participación de los músculos inspiratorios a través de su relajación y del retroceso elástico del tejido pulmonar. Con la relajación de los músculos intercostales externos y del diafragma todas las estructuras como son las costillas el esternón y el diafragma vuelven a su posición de reposo. Por otro lado el pulmón se encoge al relajarse el tejido elástico intrínseco; todo ello ocasiona un aumento de la presión intra toráxica, ocasionando la salida forzada de aire (Wilmore & Costill, 2004). DIFUSIÓN La difusión pulmonar se refiere al intercambio de gases que tiene lugar a nivel de la membrana alveolar, cuya finalidad es: a) aportar oxígeno a la sangre para su transporte a los tejidos donde se realizará el metabolismo oxidativo; b) eliminación del dióxido de carbono que regresa desde los tejidos a través de la circulación venosa. Este intercambio se realiza a través de la membrana alveolo capilar o membrana respiratoria, que se compone de las células respiratorias alveolares y las células endoteleares y sus correspondientes membranas de adherencia. Esta es una membrana muy delgada que mide únicamente entre 0,5 y 4 um, pero suficiente para el intercambio de gases(Wilmore & Costill, 2004). PRESIONES PARCIALES DE LOS GASES: El aire respirado es una mezcla de gases que se distribuyen de la siguiente manera: 79% de nitrógeno, 21% de oxígeno y un 0,3% de dióxido de carbono, cada uno ejerce una presión según su concentración; las presiones individuales de cada gas recibe el nombre de presiones parciales, cuya sumatoria se conoce como presión total. Esta presión total de gases está directamente relacionado con la presión atmosférica. Estos gases se disuelven en medio líquidos para su transporte dependiendo de su solubilidad, su presión parcial y de la temperatura (Wilmore & Costill, 2004). CAPACIDAD OXIDATIVA DE LOS MUSCULOS (QO2) Se refiere a la medida de la capacidad máxima de un músculo para usar oxígeno. La actividad muscular con duración mayor de medio minuto depende cada vez más de la respiración celular aeróbica, un conjunto de reacciones mitocondriales en el que se requiere oxígeno y se produce ATP. La respiración aeróbica produce suficiente ATP para actividades prolongadas, siempre y cuando se cuente con oxígeno y nutrientes suficientes (Tórtora & Reynolds, 2003). En reposo la necesidad de ATP es pequeña y requiere de un mínimo de transporte de oxígeno, durante la realización del ejercicio la demanda de oxígeno es mayor y para satisfacerla debe aumentar el ritmo de producción de ATP oxidativa, se incrementa el ritmo y la profundidad de la respiración, mejora el intercambio de gases en los pulmones y se incrementan los latidos del corazón, por lo que se bombea más sangre oxigenada a los músculos. Como el cuerpo almacena poco oxígeno, la cantidad del mismo que entra en la sangre es directamente proporcional a la cantidad que usan los tejidos para el metabolismo oxidativo. Por lo tanto, se puede estimar la producción de energía aeróbica si se mide la cantidad de oxígeno que se consume en los pulmones (Wilmore & Costill, 2000). En actividades con duración mayor de 10 minutos, el sistema aeróbico proporciona más del 90% del ATP necesario, al final de una actividad de resistencia, como sería correr un maratón, casi 100% del ATP se produce por respiración celular aeróbica (Tórtora & Reynolds, 2003). La forma de medir la producción de energía en las fibras es por medio de métodos indirectos de laboratorio, que permiten calcular el ritmo y la intensidad de consumo energético en reposo y durante el ejercicio. Los más utilizados son la calorimetría directa, que permite medir el calor producido por el cuerpo. Este método tiene entre sus desventajas que no se puede utilizar para medir el metabolismo durante periodos de actividad física intensos. La calorimetría indirecta, que mide el consumo de O2 y la liberación de CO2 calculando la proporción entre los valores de éstos dos gases denominado relación de intercambio respiratorio o R. Por medio de esta se determina que alimentos están siendo oxidados, calculando la energía gastada por litro de oxígeno consumido. Se debe conocer el grupo de alimento que se está oxidando para estimar la cantidad de energía que emplea el cuerpo, por que el contenido de carbono y oxígeno de cada uno es muy diferente (Tórtora & Reynolds, 2003; Wilmore & Costill, 2004). REGULACIÓN Dos mecanismos nerviosos son los responsables de regular la respiración: el sistema voluntario localizado en la corteza cerebral, que envía impulsos a las motoneuronas respiratorias a través de fascículos corticospinales y el sistema automático que se localiza en el puente y en el bulbo denominado centro respiratorio (Ganong, 1995). Para suplir las necesidades de oxígeno en el metabolismo aeróbico en los tejidos tanto en reposo como durante el ejercicio, existe un mecanismo central de regulación de la respiración a nivel del bulbo raquídeo, donde el centro regulador integral de la respiración se encarga tanto de recibir información de los receptores periféricos a nivel de los cuerpos carotídios y pulmonares, como de enviar información a los centros motores cerebrales superiores encargados del movimiento de los músculos respiratorios. A nivel del área bulbar, centro regulador de la respiración, existen a su vez otras áreas encargadas del control de la ritmicidad y de la coordinación entre la inspiración y la expiración, área neumotáxica y área apnéustica (Fox & Bowers, 2000; Tórtora & Reynolds, 2003). La actividad del centro respiratorio se aumenta por un incremento en la concentración de CO2 y/o de H en la sangre arterial, o una caída de la O 2. Estos cambios son detectados por receptores periféricos denominados quimiorreceptores, localizados a nivel del cuerpo carotídeo y aórtico, y a nivel del bulbo. Así se inician los impulsos que estimulan o inhiben el centro respiratorio (Ganong, 1995). Los procesos básicos que conducen a la captación de O 2 y la eliminación de CO2 por los seres humanos se dividen en cuatro funciones (Murray, 1993): Ventilación. El movimiento de aire desde el exterior hacia el interior del organismo y su distribución en el sistema traqueo bronquial hasta las unidades de intercambio gaseoso de los pulmones. Difusión. Movimiento de O2 y CO2 a través de la membrana alveolo capilar entre el gas que se encuentra en los espacios alveolares y la sangre de los capilares pulmonares. Flujo sanguíneo. Movimiento de sangre venosa mixta a través de la circulación arterial pulmonar, su distribución a los capilares de las unidades de intercambio gaseoso y su eliminación de los pulmones a través de las venas pulmonares. Control de la respiración. Regula la ventilación para mantener niveles normales de O2 y CO2 en el torrente sanguíneo, a pesar de las constantemente cambiantes necesidades metabólicas. RESPUESTAS RESPIRATORIAS EN AMBIENTES HIPOBARICOS La altitud presenta un ambiente hipobàrico, en el que la presión atmosférica es reducida. La mezcla de gas que respiramos en altitud es idéntica a la del nivel del mar, pero la presión parcial de cada gas se reduce. La presión parcial de O2 se reduce. (Wilmore & Costill, 2004) Cuando se pasa desde el nivel del mar a una zona de altura moderada, se produce al principio un incremento en la ventilación, el volumen minuto y la frecuencia cardiaca (y en ocasiones también el volumen sistólico) al ascender, tanto en reposo como durante el desarrollo de un ejercicio submàximo. Por el contrario, el VO2 max y el rendimiento de resistencia están disminuidos. (Bowers y Fox, 1995) Cuando se realiza un ejercicio en altitud, la ventilación se eleva por encima de los valores obtenidos al nivel del mar para la misma carga de trabajo, si bien este cambio no es significativo hasta que se alcanzan los 2439 m de altitud, cuando la saturación de oxígeno desciende del 98% al 93%. (Fernández y Lòpez, 1998) La respuesta ventilatoria incrementada no logra compensar el efecto de la disminución del la PaO2 en el rendimiento aeróbico, sobre todo teniendo en cuenta que la PaO2 disminuye desproporcionadamente al aumentar la altitud, y que la PaCo2 se mantiene en valores cercanos a aquellos hallados a nivel del mar. (Fernández y Lòpez, 1998) A mayor ventilación se reduce la cantidad de CO2 en los alvéolos y mayor cantidad se difunde fuera de la sangre, lo que aumenta el pH de la sangre = alcalosis respiratoria. (Wilmore & Costill, 2004) Las presiones parciales de oxigeno dentro de los alvéolos y los capilares pulmonares se reduce conforme aumenta la altitud, por lo que la saturación de la hemoglobina cae desde cerca del 98% a nivel del mar hasta aproximadamente 92% a una altitud de 2 500m. (Wilmore & Costill, 2004) La difusión pulmonar no resulta perjudicada por la altitud, pero el transporte de oxígeno se ve ligeramente debilitado porque la saturación d e la hemoglobina en altitud es reducida. (Wilmore & Costill, 2004) El gradiente de presión entre la PO2 arterial y la PO2 de los tejidos es de 64 mmHg al nivel del mar, al ascender a unos 2 500m se reduce a 20 mmHg, lo que significa una disminución del 70% en el gradiente de difusión, responsable del empuje del O2 de la sangre hasta los tejidos, por lo cual se dificulta el transporte. (Wilmore & Costill, 2004) La temperatura del aire disminuye conforme aumenta la altitud. Este descenso de la temperatura se acompaña de una reducción en la cantidad de vapor de agua en el aire. En consecuencia, el aire màs seco puede conducir a la deshidratación a travès de una mayor pèrdida no percibida de agua. (Wilmore & Costill, 2004) Todas estas respuestas son tìpicas de una persona no aclimatada. Sin embargo, si se permanece a una altura determinada por encima del nivel del mar se produce el proceso de aclimatación. Dos cambios fisiològicos se presentan durante el proceso de aclimatación: la hiperventilaciòn y el incremento de la concentración de hemoglobina. (Bowers y Fox, 1995) La hiperventilaciòn es una respuesta inmediata a la hipoxia (pO2 disminuida). Durante la hiperventilaciòn el diòxido de carbono es expulsado en forma violenta, lo que provoca un incremento de la pO2 y el ph del aire alveolar y de la sangre sistèmica. Este cambio facilita la carga de oxìgeno en la sangre arterial. (Bowers y Fox, 1995) Esta hiperventilaciòn disminuye la PacO2, aumentando por tanto el ph sanguìneo. (Fernández y Lòpez, 1998) Otra respuesta muy temprana a la hipoxia es un aumento del número de eritrocitos y por consiguiente en la concentración de la hemoglobina; lo cual aumenta la capacidad de transporte de oxígeno de la sangre arterial. (Bowers y Fox, 1995) Las personas que nacen y viven en altitud presentan una respuesta ventilatoria totalmente diferente, pues tienden a hipoventilar y al mantener un menor gradiente alvèolo-arterial de oxígeno, posiblemente porque presentan una mayor capacidad de difusión pulmonar y una mayor densidad pulmonar. (Fernández y Lòpez, 1998) CAPACIDAD DE DIFUSIÓN PULMONAR Durante el ejercicio hay un aumento de hasta 300% en la capacidad de difusión pulmonar para el oxígeno. Cambios en la perfusión de sangre a los capilares pulmonares explica este aumento, al aumentar la irrigación sanguínea hacia un número mayor de capilares abiertos. Durante el reposo y de pie muchos de los capilares pulmonares están cerrados, principalmente en la parte más alta porque la gravedad tiende a hacer que la sangre se deposite en las partes bajas. Disminuye la difusión de oxigeno en muchos de los alvéolos rodeados por capilares cerrados. Durante el ejercicio y respondiendo al aumento del volumen cardiaco propio del ejercicio se impulsa más sangre dentro de la arteria pulmonar, se abren la mayoría de los capilares cerrados en reposo, aumentando la superficie de difusión de oxígeno desde el aire alveolar, aumentando la capacidad de difusión pulmonar del oxígeno durante el ejercicio. La capacidad de difusión del CO2 es de unas 20 veces más rápida que la del oxígeno, aún sin el efecto del ejercicio (Lamb, 1989). EJERCICIO AERÓBICO Durante el ejercicio aeróbico debe ser liberado más O 2 de los pulmones hacia los músculos que están trabajando y el exceso de CO 2 se debe renovar. Todo esto requiere un cambio acelerado de O2 y CO2 entre los pulmones y la sangre, que se produce a través de un incremento en el flujo sanguíneo capilar pulmonar, un aumento en las pulsaciones, en la profundidad de la respiración (ventilación) y en la media de difusión de O2 de los pulmones, así como del CO2 de la sangre a los pulmones (Lamb, 1989). Las respuestas van a variar de acuerdo a la intensidad y duración del ejercicio, por ejemplo, si se trata de ejercicio de resistencia prolongada en “equilibrio“, la ventilación máxima es de alrededor de 80-100 litros por minuto. Con uno de poca duración la ventilación aumenta entre 140-160 litros por minuto(Lamb 1989). Son dos los componentes que forman la alta tasa de ventilación en los ejercicios dinámicos (Lamb 1989): 1. Neurogénico: Componente rápido. Se da dentro de la primera respiración, al inicio y al final del ejercicio. Así la ventilación aumenta y disminuye respectivamente. Esta parte de la respuesta al ejercicio ocurre tan rápido que es denominada neurogénica (reflejo nervioso). 2. Humoral: Componente lento. Se da un ligero aumento de la ventilación posterior a la ventilación neurogénica inicial, de naturaleza humoral causado por sustancias como: potasio, CO2, ácido láctico circulantes. Durante una competencia pueden darse algunos cambios anticipados al inicio del ejercicio, como el aumento de la respiración con mayor frecuencia y profundidad. Esto debido a impulsos que van desde el sistema límbico del cerebro hasta la médula y/o al aumento del volumen cardiaco. Una vez que se inicia el movimiento se desarrollan impulsos desde las terminaciones nerviosas en los músculos y en las articulaciones, y aumenta inmediatamente la ventilación, as[i como el volumen cardiaco (Lamb, 1989). Posteriormente se liberan una serie de factores químicos producidos en los músculos que se contraen, esto a su vez ocasiona un estímulo a nivel de las neuronas de la médula y sobre los quimiorreceptores carotídeos, iniciando así un aumento adicional lento de la ventilación. Se da también un aumento en la sensibilidad de los receptores medulares, al CO2 y a los cambios en el pH sanguíneo. Una vez concluida la actividad, los impulsos nerviosos de los músculos terminan, y se da una caída brusca de la ventilación seguida por otra más lenta hasta que los distintos componentes químicos que producen los efectos humorales son reducidos. Durante el ejercicio estático no existe una reacción neurogénica de ventilación rápida, para esto debe de haber una actividad dinámica (Lamb, 1989). CONCLUSIÓN La respuesta ventilatoria al ejercicio está controlada por el complejo proceso de control fisiológico que aún no se acaba de entender. La frecuencia de respiración y la profundidad con que esta se realice están controladas por el sistema nervioso que se extienden desde el centro respiratorio en la médula hasta la musculatura que ayuda a todo el proceso ventilatorio. Al centro respiratorio ubicado en la médula llega información sensorial que procede de las fuentes neurales y humorales. Tanto los quimiorreceptores centrales como los periféricos alteran la ventilación con el objetivo de mantener un pH, una presión parcial de oxígeno y la presión de oxígeno normales en la sangre arterial. La información neural que llega al centro respiratorio procede de otras partes del cerebro. Además, las vías nerviosas aferentes que surgen de los músculos esqueléticos y las articulaciones probablemente desempeñan un papel a la hora de causar el aumento de la ventilación que se produce al inicio del ejercicio. El sistema cardiorrespiratorio responde al ejercicio intenso aumentando el flujo sanguíneo y el suministro de oxígeno a los músculos esqueléticos activos. Se producen ciertos ajustes que contribuyen a esta respuesta orgánica: 1. Incremento del flujo cardiaco debido a un aumento de la FC y del VS. 2. Incremento de la diferencia de oxígeno arteriovenosa. 3. Reducción de la resistencia periférica total al flujo sanguíneo debido a la dilatación de la vascularización arterial en los músculos activos. 4. Se produce un aumento de la ventilación. Todas estas respuestas están graduadas según la intensidad del ejercicio el cual será el elemento que adapte las funciones orgánicas para que todos los procesos neurales y hormonales se integren adecuadamente. RECOMENDACIONES En realidad lo más importante que se ha considerado como recomendación es la protección por parte de cada individuo de su sistema cardiorrespirtatorio, pues si bien es cierto, los procesos son sumamente precisos y se podría decir que perfectos, existen algunos factores externos que pueden interferir con este. Se recomienda por lo tanto evitar el tabaquismo en sus aspectos tanto activo como pasivo, inhalar o estar próximo a sustancias tóxicas, hacer ejercicio al aire libre en lugares con mucho tránsito y smog producido por los vehículos, estar en lugares cerrados con humo de cualquier índole y poca ventilación. Así mismo se considera importante entrenar la capacidad aeróbica, es decir incluirla dentro de un programa regular de ejercicio. BIBLIOGRAFÍA ACSM (2000) Manual de consulta para el control y la prescripción del ejercicio. España: Editorial Paidotribo. Bowers y Foxt (1995) Fisiología del deporte. 1º edición. México: Editorial Médica Panamericana Fernández y López (1998) Fisiología del Ejercicio. 2º edición. España: Editorial Médica Panamericana . Fernández, A. y otros. (2001) Normas nacionales componentes de salud física: estudiantes costarricenses entre 8 y 17 años. Costa Rica: Editorial Baula. Fox, E. & Bowers, R. (2000) Fisiología del deporte. México: Editorial Panamericana. Ganong, W. (1995) Fisiología Médica 15ª Edición. Gayton, A. Hall, J. (1997) Tratado de fisiología médica. 9na edición. España: Editorial Interamericana McGraw-Hill. IAAF (1991) Introducción a la teoría del entrenamiento. Inglaterra: Marhallarts Print Services Ltd. ICODER (2003) Seminarios de capacitación regionales para entrenadores deportivos. Costa Rica: ICODER Lamb, D. (1989) Fisiología del ejercicio. Respuestas y adaptaciones. 2da Edición. España: Editorial Pila-Teleña Murray, J. (1993) Fisiología de la respiración. Fisiopatología. Principios biológicos de la enfermedad. Smith / Thier 2ª. Edición. Editorial panamericana. Tórtora, G. & Reynolds, S. (2003) Principios de anatomía y fisiología. México: Editorial Xalco. Wilmore & Costill (2004). Fisiología del esfuerzo y el deporte. 5ta edición, revisada y aumentada. España: Editorial Paidotribo.