ENSEÑAR A TRADUCIR: UN RETO PARA LA ENSEÑANZA DE IDIOMAS Siegfried Boehm Resumen En toda la historia de la traducción, pocas veces nos hemos encontrado frente a una época dorada de esta profesión como es el caso de ahora. Pero, ¿quiénes son los traductores? Generalmente son personas que no sólo dominan dos idiomas a la perfección o muy bien, sino que también tienen alguna experiencia en las culturas de estas lenguas y casi todos profesan un amor a la palabra. Así como nos hemos dado cuenta de que no basta hablar bien una lengua para poder enseñarla, tampoco basta la simple competencia lingüística de dos idiomas para poder traducir. El traductor que se perfecciona por sí mismo es como aquel que aprende una lengua extranjera en otro país por la pura experiencia. Esto no quiere decir que su conocimiento sea imperfecto, pero hay situaciones en las que nos ayuda una base más firme, y es fácil caer en errores rutinarios de los que solo nos damos cuenta por la enseñanza de un experto. Por tanto, sería deseable también que un traductor inicie su labor con una base más firme que la sola experiencia y que se perfeccione a través del tiempo. No es necesario ser médico para traducir documentos de medicina, pero se deben conocer las fuentes de referencia, los glosarios de las diferentes áreas temáticas de los encargos de traducción y ser un aficionado a los diccionarios. Neubert, entre otros, opina que una traducción adecuada depende de tres competencias del traductor: la competencia lingüística, la competencia siendo esta temática última el y la rasgo competencia que distingue de transferencia, al traductor. El oficio de la traducción incluye tareas multifacéticas que exigen la competencia traductora que abarca todas las otras competencias, así que es la configuración de todas éstas la que constituye el éxito de una traducción. Por consiguiente, traducción es competencia lo la se que debe competencia construye en constituir de la la el eje de transferencia. experiencia práctica, una Esta se actualiza constantemente y se “almacena”. Las estrategias de transferencia a menudo se aplican indirectamente en una traducción y nunca pueden ser aisladas de las consideraciones lingüísticas y enciclopédicas. La competencia traductora que debe ser el objetivo de una formación de traductores consiste en una competencia de comprensión de un texto, un sentido para lo esencial de un mensaje y una competencia de comunicación, es decir, un instinto lingüístico para la formulación correcta. La competencia traductora es la habilidad de saber trabajar conscientemente con textos. Se basa en el conocimiento de hechos declarativos y procesados con relación al conocimiento lingüístico, cultural y temático del traductor y en un saber metacognoscitivo como conciencia lingüística, además de las experiencias acerca de metodologías y estrategias de resolución. El papel de la lingüística es importante y los traductores deben tener tiempo para utilizarla como herramienta, aunque a veces alegan no tener tiempo para dedicarle. Sin embargo, cualquier traductor se apoya en esta disciplina para poder realizar la traducción; lo que sucede más bien es que el traductor no está consciente de su aplicación. Stolze identifica las categorías de la lingüística útiles para emprender una traducción como las siguientes: categoría temática, semántica, léxica, estilística y pragmática. La categoría temática implica la comprensión del texto, ver el texto completo, lo que en la práctica quiere decir leer primero todo el texto para tener una idea de su contenido. Este primer encuentro con el texto determina el comportamiento del traductor y se excluyen estrategias irrelevantes. es deficiente simplemente porque el A menudo una traducción texto original presenta incoherencias; es sobre todo en este sentido que una traducción puede ser superior al original. Un procesamiento psicolingüístico ascendentes, muy donde útil se en esta sugiere etapa que el son los conocimiento modelos previo interactúa con las habilidades conceptuales y estrategias de proceso más o menos exitosas para lograr la comprensión. La categoría semántica ayuda a detectar un texto que traducciones forman que no el andamio satisfacen, para las palabras clave en la traducción. precisamente, debido a Hay las fallas en el campo semántico. La construcción de las unidades léxicas tiene preferencia sobre las formas sintácticas. La aplicación de la categoría léxica es sumamente importante en la traducción especializada. Mediante la materia terminología se deben enseñar bancos de las acepciones de datos, así como los los términos diferentes registrados en métodos de la investigación de términos. También las estructuras de textos especializados demuestran grandes diferencias que se pueden analizar por medio de la lingüística de textos. Por ejemplo, los textos de ciencias humanísticas, que a menudo tienen estructuras de argumentación complejas, contienen más elementos de cohesión que los textos técnicos, donde abundan más frases principales sin subordinadas. Un traductor debe conocer bien las normas y medios lingüísticos de su cultura (y de la cultura meta) cuando traduce textos de ciencia popular, de periódicos o revistas, y no debe traducir términos especializados del texto original por palabras comunes de su lengua. La categoría estilística se aplica a la lengua de llegada donde se expresa la riqueza de sus posibilidades sobre todo en la literatura, mientras se reduce en otras áreas donde se prefiere una selección determinada y funcional del lenguaje. Mediante la estilística se conocen y se practican las frases idiomáticas, la construcción de metáforas, las formas sintácticas de acentuación, la aplicación de la voz pasiva y activa, el uso de extranjerismos, las tendencias para formar palabras, el ritmo, etcétera. Por tanto, en la formación y superación de traductores se debe hacer énfasis en el perfeccionamiento de la lengua de llegada que podría llevarse a cabo mediante lecturas de autores clásicos (y no experimentales) que tienen un buen uso de su lengua. Otro factor para lograr una traducción exitosa es tomar en cuenta la categoría pragmática, es decir, para quién hacemos una traducción. El destinatario del encargo de la traducción determina la selección retórica de los medios lingüísticos. Los textos tienen relaciones sociales y su campo semántico cambia cuando se dirige al lenguaje político, eclesiástico, juvenil, feminista, amas de casa, etc. El problema de muchos traductores no experimentados es que dan preferencia a los aspectos lingüísticos en lugar de a los pragmáticos. En esta categoría las diferencias culturales también desempeñan un papel preponderante. Traducir no es solo la comparación de las culturas, sino la creación de un puente entre las diferencias culturales detectadas. Y no se debe olvidar que lo único duradero en el oficio de la traducción es el cambio. Las lenguas y los medios evolucionan constantemente y hoy día es menos difícil encontrar la información precisa y más complicado saber evaluar y seleccionar adecuadamente de entre la gran cantidad de información que podemos conseguir cuál es la adecuada.