Escisión psíquica: complejo nuclear de la neurosis Autor: Adriana Pérez El conflicto psíquico, implica la existencia de instancias contrapuestas; es una noción necesaria, en tanto que, por un lado, da sentido al síntoma y a la neurosis y por el otro es subsidiario del dualismo pulsional, el cual, es epistemológicamente imprescindible. Freud afirma en “El malestar en la cultura” que “las pulsiones no pueden ser todas de la misma clase”, es esta una condición necesaria para la teoría freudiana. Ya planteaba esto de una manera taxativa en la conferencia 22: “El psicoanálisis …. mismo se construyó sobre la tajante separación entre las pulsiones sexuales y las pulsiones yoicas, y aseveró, fuera de toda objeción, no que las neurosis brotan de la sexualidad, sino que deben su origen al conflicto entre el yo y la sexualidad”. Por otra parte el conflicto psíquico es necesario e importante porque de él, Freud deriva la noción de escisión psíquica. Así lo afirma en el texto de “Las teorías sexuales infantiles” cuando afirma “…pero así han vivenciado también la primera ocasión de un «conflicto psíquico», pues unas opiniones por las que sienten una predilección pulsional, pero no son «correctas» para los grandes, entran en oposición con otras sustentadas por la autoridad de los grandes pero que a ellos mismos no les resultan gratas. Desde este conflicto psíquico puede desenvolverse pronto una «escisión psíquica»; una de las opiniones, la que conlleva el ser «bueno», pero también la suspensión del reflexionar, deviene la dominante, consciente; la otra, para la cual el trabajo de investigación ha aportado entretanto nuevas pruebas que no deben tener vigencia, deviene sofocada, «inconsciente». Queda de esta manera constituido el complejo nuclear de la neurosis.” MODELO DE LA DEFENSA El conflicto psíquico se expresa entre el yo constituido como masa de representaciones y la representación sexual inconciliable (que vale como recuerdo sexual inconsciente). Al yo como masa de representaciones se le opone una representación sexual que Freud denomina inconciliable, en tanto perturba la coherencia de las representaciones que lo constituyen. El yo resuelve este conflicto por medio de la defensa, segrega la representación sexual inconciliable, produciendo entonces una escisión de conciencia. El operador conceptual de este movimiento es la defensa. La escisión de la conciencia se expresa en lo que en este tiempo se denomina inconsciente descriptivo. Descriptivo dado que “todo lo que no es consiente es inconsciente”, es decir toda representación que no tiene la cualidad de la conciencia es inconsciente. Freud funda al inconsciente desde la conciencia, en este momento. GIRO DE LA METAPSICOLOGIA En un primer momento Freud propone como dualismo pulsional: pulsiones sexuales en oposición a las pulsiones de auto conservación. La pulsión sexual surge apuntalada en la satisfacción de las necesidades vitales. Freud toma la oposición amor – hambre, y plantea que en la satisfacción del hambre surge la pulsión sexual cuya satisfacción es autoerótica y apunta al placer de órgano de la zona erógena rectora. Esta polaridad lo lleva a plantear entonces pulsiones de autoconservación por un lado y pulsiones sexuales por el otro. En un segundo momento en 1911 con el texto “Perturbaciones psicógenas de la visión” Freud rebautiza el dualismo pulsional: sustituirá el termino pulsiones de autoconservación por pulsiones yoicas. Define a las pulsiones yoicas como aquellas que tienen como meta la auto-conservación del individuo. Para esto se vale de lo que llama “órganos de doble función”, es decir órganos que pasan al servicio del yo, y que muestran de manera relevante el vínculo íntimo entre la pulsión y el órgano, como lo explicita la noción de apuntalamiento. En la articulación de la noción de apuntalamiento y los órganos de doble función Freud logra entonces arraigar el yo a las pulsiones, anticipando la idea de un yo no exento de libido, y recuperar el conflicto psíquico que planteamos bajo el primer modelo de la defensa. Al mismo tiempo resuelve la contradicción inherente a la denominación de “pulsiones de autoconservación”, dado que no hay nada en la pulsión que implique la autoconservación. No así la conservación que no es lo mismo. Sabemos que en Más allá del principio del placer Freud desarrolla la naturaleza conservadora de toda pulsión. La autoconservación es inherente al yo, no a la pulsión, esta contradicción se resuelve cuando plantee a las “pulsiones del yo”. Sin embargo en tanto ubica al yo como objeto de la libido, se debilita el dualismo pulsional pues se le torna complicado situar pulsiones de una clase distinta de las libidinosas y por lo tanto el dualismo se desplazara a libido de objeto libido del yo. A partir de aquí Freud usa indistintamente pulsiones yoicas o de autoconservación, como lo plantea en el texto Pulsiones y destinos de pulsión. En ese texto eleva la pulsión a un concepto fundamental y básico de la teoría y define a la represión como un destino de pulsión. La plantea como defensa directa contra la pulsión. Y posibilita conectar pulsión e inconsciente. Hay aquí una lógica binaria que se halla articulada al concepto de pulsión. El representante psíquico de pulsión se descompone en dos elementos: representación y monto de afecto. Formaliza los conceptos de represión e inconsciente. Por ello podemos pensar aquí como operadores conceptuales, a la pulsión y a la represión. Siendo esta última la que le permitirá pensar la escisión psíquica, como inconsciente reprimido, en oposición a lo consciencia. Subvierte entonces la lógica en la que se sostenía el inconsciente. Dado que ya no desprenderá al inconsciente de la conciencia sino que funda la conciencia desde el inconsciente. Planteará que “Lo inconsciente es una fase regular e inevitable en los procesos que fundan la actividad psíquica; todo acto psíquico comienza como inconsciente y puede permanecer tal o bien avanzar desarrollándose hasta la consciencia, según que tropiece o no con una resistencia”1. Sabemos que cuando Freud se refiere a resistencia a esta altura de su obra esta señalando a la represión. Reserva entonces el término inconsciente para aquellos pensamientos que a pesar de su intensidad y su acción eficiente se mantienen alejados de la consciencia. Tenemos entonces un aparato de representaciones donde inconsciente y represión son correlativos. La esencia de la represión consiste en rechazar una representación de la consciencia y mantenerla alejada de ella. La represión solo perturba el vínculo de una representación con un sistema psíquico: el de lo consciencia. No afecta a la intensidad o fuerza de una representación. El inconsciente reprimido implica la idea de pensamientos inconsciente eficientes. GIRO DE 1920 A partir de 1920 Freud comenzará a construir lo que se denomina el segundo dualismo pulsional: pulsiones de vida en oposición a las pulsiones de muerte. Postulará a la pulsión de muerte como “estímulos interiores no ligados”, ubicándola como lo que excede a lo ligado, y que expresa la naturaleza conservadora de las pulsiones. 1 Mientras que en “Pulsiones y Freud, Sigmundo: “Nota sobre el concepto de inconsciente”. Obras Completas Tomo XII Ed. Amorrortu destinos de pulsión”, las pulsiones eran el genuino motor del progreso, en “Mas allá del principio del placer”, Freud plantea que es una característica universal de las pulsiones, el de tener una naturaleza conservadora, es decir, aspirar al estado anterior perdido como consecuencia de influjos perturbadores externos. Enlazada a este rasgo conservador, la pulsión de muerte se le presenta como la exteriorización de la inercia en la vida orgánica. También adjudica esta naturaleza conservadora a la pulsión de vida. ¿Cómo diferenciarlas entonces? La diferencia reside en que las pulsiones de vidas se someten a los rodeos que el principio del placer impone, no así las pulsiones de muerte. ¿Cómo enlazar este nuevo dualismo pulsional al anterior? Freud ubica claramente que las pulsiones sexuales pertenecen al eros. ¿Cómo pensar las pulsiones yoicas? En tanto el yo es el reservorio de la libido, las pulsiones yoicas también serán de naturaleza libidinosa. Pero ¿entonces? Estamos haciendo referencia al debilitamiento que sufre el primer dualismo pulsional como consecuencia de que a partir del narcisismo el yo se ha constituido en el reservorio de la libido. En “El problema económico del masoquismo” cuando logra formalizar el masoquismo erógeno primario – que echa luz sobre las enigmáticas tendencias masoquistas del yo – produce un concepto operatorio que le permite pensar la instancia no libidinosa del yo. En tanto abandona la idea de un sadismo primordial para poder ubicar al masoquismo como primario, produce una inversión respecto de lo planteado en “Pulsiones y destinos de pulsión”. Tenemos entonces que el eros aglutina todas las mociones pulsionales libidinosas, subordinadas y sometidas a los rodeos del principio del placer. La pulsión de muerte, que con la re significación que el masoquismo erógeno produce respecto del valor de lo no ligado pulsional, valdrá como ese residuo interior que no se traspone al exterior sobre los objetos – como pulsión de destrucción (sadismo) – y que constituye el núcleo del ser del yo, dando lugar a la escisión ello – yo, donde queda articulada una satisfacción pulsional masoquista que no cae bajo el imperio del principio del placer. El conflicto se expresará en la oposición pulsiones de vida – pulsiones de muerte. El operador será el masoquismo erógeno primario y entonces el lugar del conflicto psíquico será señalado por el ello, núcleo inconsciente del yo. Se entiende entonces la frase del capítulo 3 de “Más allá del principio del placer” donde Freud señala que “se ha de salvar un desacierto en la terminología si se opone no lo consciente y lo inconsciente sino el yo coherente y lo reprimido. En el interior del yo es mucho lo inconsciente: justamente lo que puede llamarse “núcleo del yo”. El inconsciente (reprimido) insiste, es éste se le opone el núcleo del yo, que resiste a la insistencia y por lo tanto a la ligazón llevada a cabo por el proceso primario. Conclusión Partimos de un aparato constituido exclusivamente por representaciones, ubicamos un momento de pasaje con el concepto de pulsión donde no toda la pulsión queda subsumida a las representaciones junto a estas se encuentra el factor cuantitativo que Freud no concibe desligado de las mismas, dado que tiene un solo campo: el de la ligadura (factor cuantitativo ligado a representaciones). Para finalmente con la segunda tópica situar otro campo donde Freud sitúa el factor cuantitativo no ligado de ningún modo, es decir aquello de la pulsión que no se inscribe como representación que constituye el masoquismo erógeno primario. Vale aquí situar una diferencia entre erógeno y erótico. Según el Diccionario de la real academia española, erótico implica lo perteneciente o relativo al amor sensual. Implica una atracción muy intensa, semejante a la sexual, que se siente hacia el poder, el dinero, la fama, etc. Erógeno, en cambio, significa que produce excitación sexual o es sensible a ella. Lo erótico implica la sustitución y el desplazamiento; pone en juego entonces la ligadura que posibilita el proceso primario. No así lo erógeno, que en tanto resiste la ligadura no pone en juego ningún orden de sustitución tal como la lengua lo expresa. Entonces nos encontramos en la segunda tópica con un yo escindido por un elemento heterogéneo a las representaciones, el masoquismo erógeno, que sostiene la escisión yo – ello. Sea entonces, cuales sean los modos de expresión conceptuales que toma la escisión psíquica, de ella no podemos prescindir en la neurosis, y es por esto que Freud la sitúa en el núcleo de la misma como lo que la caracteriza. BIBLIOGRAFIA • Freud, Sigmund: “Las neuropsicosis de defensa” Obras Completas Tomo III Ed. Amorrortu • Freud, Sigmund: “Sobre las teorías sexuales infantiles” Obras Completas Tomo IX Ed. Amorrortu • Freud, Sigmund: “La perturbación psicógena de la visión: según el psicoanálisis” Obras Completas Tomo XI Ed. Amorrortu • Freud, Sigmund: “Nota sobre el concepto de inconsciente” Obras Completas Tomo XII Ed. Amorrortu • Freud, Sigmund: “Pulsiones y destinos de pulsión” Obras Completas Tomo XIV Ed. Amorrortu • Freud, Sigmund: Conferencia Nº 22 “Algunas perspectivas sobre el desarrollo y la regresión. Etiología” Obras Completas Tomo XVI Ed. Amorrortu • Freud, Sigmund: “Más allá del principio del placer” Obras Completas Tomo XVIII Ed. Amorrortu • Freud, Sigmund: “El problema económico del masoquismo” Obras Completas Tomo XIX Ed. Amorrortu • Freud, Sigmund: “El malestar en la cultura” Obras Completas Tomo XXI Ed. Amorrortu