“DOCTRINA DEL MINISTERIO PÚBLICO 2012” 1.- DEPENDENCIA: DIRECCIÓN DE CONSULTORÍA JURÍDICA 2.- TIPO DE DOCTRINA: DERECHO PENAL ADJETIVO/ RECUSACIÓN 3.- TEMA: LEGITIMIDAD DEL RECUSANTE COMO REQUISITO DE FORMA PARA INTERPONER LA RECUSACIÓN 4.- MÁXIMA EN EL PRESENTE CASO NO RESULTÓ EVIDENTE QUE LA RECUSANTE FUESE PARTE EN LA CAUSA, PUES LA AUTORIZACIÓN JUDICIAL DE ALLANAMIENTO EN EL LUGAR DONDE ÉSTA RESIDE, SIN CONSTAR EL MOTIVO PRECISO DEL ALLANAMIENTO, NI LA INDICACIÓN EXACTA DE LOS OBJETOS O PERSONAS BUSCADAS NI LAS DILIGENCIAS A REALIZAR, TAL COMO LO EXIGÍA EL NUMERAL 4 DEL ARTÍCULO 211 DEL CÓDIGO ORGÁNICO PROCESAL PENAL, ACTUALMENTE DEROGADO, NO REFLEJA UNA PERSECUCIÓN PENAL PERSONALIZADA EN SU CONTRA, Y EN CONSECUENCIA, NO SE LE PUEDE CONSIDERAR COMO IMPUTADA, POR ENDE SE AFIRMA QUE, CARECE DE LEGITIMIDAD PARA RECUSAR Y NO ESTA FACULTADA PARA PROPONER ESTA INCIDENCIA. 5.- CONTENIDO 5.1.- COMUNICACIÓN Nº 5.2.- FECHA: RESOLUCIÓN 31-07-2012 5.3.- RESUMEN Visto el escrito presentado por la ciudadana (…), en la causa Nº (…), mediante el cual propone recusación contra la ciudadana (…), Fiscal (…) del Ministerio Público de la Circunscripción Judicial del estado (…), a los fines de resolver previamente se observa: Para la viabilidad de una recusación es necesario que ésta cumpla con ciertos requisitos de forma y de fondo previamente establecidos en la Ley Orgánica del Ministerio Público y en el Código Orgánico Procesal Penal, este último aplicable en cuanto su normativa no contradiga las disposiciones de la referida Ley. Los requisitos de forma se entienden entonces, como aquellas exigencias establecidas en la Ley cuya observancia es de obligatorio cumplimiento, a los fines de lograr la eficacia jurídica del escrito recusatorio, entre los cuales se mencionan la legitimidad del recusante para proponer su planteamiento, la presentación del escrito ante el funcionario competente para recibirlo, consignarlo dentro del lapso legal correspondiente, la adecuación de los hechos en una causal de derecho; y los requisitos de fondo, se refieren al contenido o motivación que debe llevar la pretensión efectuada, los cuales han de bastarse por sí mismos para evidenciar la falta de imparcialidad alegada. En este orden de ideas, a los fines de ilustrar la importancia de las formas dentro del procedimiento penal, evitando siempre el excesivo uso de formalismos que puedan sacrificar la aplicación de la justicia, lo cual está expresamente prohibido por el artículo 257 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, se considera pertinente atender a la opinión del autor Néstor Armando Novoa Velásquez, quien en su obra “Actos y Nulidades en el Procedimiento Penal” expuso: “Ningún ordenamiento procesal puede abandonar definitivamente las formas, siempre se tratará de ir hacia una reglamentación más o menos normal de las formalidades, de manera que ni brillen por su ausencia, dejando casi total libertad a los sujetos del proceso para acomodarlas a su antojo, como tampoco que, por su excesiva expresión, hagan casi inmanejables los actos procesales. Es obvio que si el derecho está para conducir las conductas de los coasociados por el camino de la justicia, la equidad, la licitud y la paz, inequívocamente debe entregar a los ciudadanos la forma como desea que ese mínimo orden sea regulado y conservado” (P.61, 2003). Tales formalismos esenciales están destinados a garantizar el correcto desenvolvimiento del proceso, procurando que éste se desarrolle sin dilaciones o interferencias indebidas, y en este sentido opina el autor Joan Picó I Junoy en su obra “Las Garantías Constitucionales del Proceso”: “El ordenamiento procesal tiene una serie de reglas formales que se encuentran establecidas en atención a lograr la seguridad jurídica a través de la legalidad. Por ello el cumplimiento de las formalidades no se deja a libre arbitrio de las partes, ya que para la ordenación adecuada del proceso existen formas y requisitos impuestos que afectan al orden público y son de obligada observancia…” (p. 49, 1.997). De las citas en cuestión, se desprende que hay ciertas formalidades necesarias para el correcto desenvolvimiento del proceso, cuyo uso no puede considerarse como excesivo, sino más bien criterios unificadores que persiguen la seguridad jurídica de los usuarios del sistema de administración de justicia, siendo uno de estos requisitos de forma, en lo que se refiere a los casos de recusación de los fiscales del Ministerio Público, la legitimidad del recusante. Por tanto, uno de los requisitos formales que se debe verificar para el trámite de la recusación, es el carácter con el cual actúa el recusante. Así, establece el artículo 74 de la Ley Orgánica del Ministerio Público, que: “La recusación podrá ser presentada por las personas legitimadas para recusar...”, y según lo previsto en el artículo 85 del Código Orgánico Procesal Penal, manifiestan esta condición en las recusaciones contra los Fiscales del Ministerio Público: el imputado o su defensor y la víctima (destacado del Despacho). (…) Por otra parte, el Diccionario Jurídico Espasa, nueva edición actualizada, define el concepto legitimación, de la siguiente manera: “En un sentido impropio, con el término legitimación se alude a veces a la condición del sujeto que ostenta tanto la capacidad para ser parte (V) como la capacidad procesal (V). En sentido propio, legitimación es la cualidad de un sujeto jurídico consistente, dentro de una situación jurídica determinada, en hallarse en la posición que fundamenta, según el Derecho, el otorgamiento a su favor de una tutela jurídica que ejercita (legitimación activa) o la exigencia de tutela (legitimación pasiva).” En tal sentido, al concatenar lo precedentemente trascrito con el escrito presentado por la ciudadana (…), así como lo expuesto por la fiscal recusada en su escrito de impugnación en el cual expresa que: “ …dicha causa se encuentra en etapa de investigación y donde se han librado varias ordenes (sic) de allanamiento, no es menos cierto que la ciudadana (…), no aparece como parte en la misma (ni victima (sic) ni imputado)…”, debe señalarse que no se desprende la condición de parte de la recusante en dicha investigación, por ende se afirma que, carece de legitimidad para recusar y no está facultada para proponer esta incidencia, toda vez que no tiene cualidad para ello, lo que conlleva a la improcedencia de la presente recusación. En efecto, cursa en las documentales que integran esta incidencia copia simple de la autorización judicial de allanamiento en el lugar donde reside la recusante, sin embargo en dicha actuación no consta el motivo preciso del allanamiento, ni hay indicación exacta de los objetos o personas buscadas ni las diligencias a realizar, tal como lo exige el numeral 4 del artículo 211 del Código Orgánico Procesal Penal, por lo que es forzoso afirmar que no se refleja una persecución penal personalizada en su contra, y en consecuencia, no se le puede considerar como imputada.67 Igualmente, es necesario destacar que la recusación no está concebida para ventilar los asuntos relacionados con las actuaciones propias del procedimiento penal, llevadas a cabo por los fiscales del Ministerio Público en las causas que estos adelantan. Tampoco está prevista para dilucidar los posibles errores, omisiones, retardo en las actuaciones o vulneración de derechos y de garantías distintas a la imparcialidad, que puedan atribuírseles a los representantes fiscales, pues para ello existen otras vías dispuestas en el ordenamiento jurídico vigente, resaltándose que este mecanismo procesal únicamente ha sido concebido con el fin de separar a estos del conocimiento de una causa cuando ocurra alguna de las situaciones taxativamente contempladas en el artículo 65 de la Ley Orgánica del Ministerio Público, las cuales describen circunstancias muy específicas que vinculan de manera personal al fiscal con las partes o con la causa propiamente dicha, lo que impide al recusante plantear hechos que no sean subsumibles en alguna de ellas o invocar alguna causal distinta a las allí establecidas. En consecuencia, por cuanto se observa que la recusante no se encuentra legitimada para proponer la presente incidencia, este Despacho declara improcedente la recusación interpuesta por la ciudadana (…), en la causa Nº (…), contra la ciudadana (…), Fiscal (…) del Ministerio Público de la Circunscripción Judicial del estado (…). Y ASI SE DECLARA. 67 Siguiendo el criterio que sobre la condición de imputado ha establecido la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, entre otras, en Sentencia Nº 1636 de de fecha 17/07/2002, caso: William Claret Girón H. y Edgar E. Morillo. Ponente: Jesús Eduardo Cabrera.