EL ANÁLISIS DE DILEMAS MORALES UNA ESTRATEGIA PEDAGÓGICA PARA EL DESARROLLO DE MORAL Dirigido a los docentes del Distrito Capital Septiembre de 2000 ENRIQUE Alcalde Mayor de Santa Fe de Bogotá CECILIA Secretaria de Educación Distrital NOHEMY ARIAS OTERO Subsecretaria JESÚS Administrativa PERALTA Subsecretario Académico SILVIA E SCOVAR GÓMEZ Subsecretaria de y Finanzas JUANA INÉS TAFUR Directora de Fomento a la Calidad de la Educación Autoras: Bermúdez Rosario Jaramillo Revisión y edición: Mariana Schmidt Coordinación Editorial: Corporación para el Desarrollo de la Educación Básica CORPOEDUCACION Diseño y Armada Electrónica: Felipe Valencia Vaudour Secretaría de Educación Distrital Primera edición: 2.000 ejemplares Santa Fe de Bogotá, Septiembre de 2000 Todos los derechos reservados. Apartes de los textos pueden reproducirse citando la fuente. Su reproducción total debe ser autorizada por la Secretaría de Educación Distrital. Distribución gratuita. PRESENTACIÓN L a Secretaría de Educación del Distrito Capital, en su plan sectorial para el período 1998-2001, se propone mejorar los resultados de la acción educativa, definidos en términos de las competencias y valores que se espera desarrollen todos los estudiantes durante su paso por las instituciones escolares. Como parte de este propósito y en el marco del proyecto de Evaluación de Competencias Básicas, en 1998 realizó un estudio exploratorio sobre la comprensión y sensibilidad ciudadana con estudiantes de quinto grado, buscando con él proporcionar al sistema educativo, y en particular a los docentes, información que les permitiera orientar su práctica pedagógica para promover el desarrollo moral de los estudiantes. El análisis de los resultados del estudio en mención señaló siete campos de reflexión y acción que deberían ser considerados en las instituciones educativas del Distrito Capital: 1. La importancia de debatir a propósito de contenidos valorativos, más que de imponer pretextos morales 2. El rescate del derecho a equivocarse. 3. La apremiante necesidad de devolver la credibilidad al ejercicio auténtico de la política en el marco de una nación democrática. 4. La conveniencia de prever las consecuencias de las actuaciones propias. 5. La trascendencia que reviste para una sociedad la no discriminación. 6. La importancia de entender las normas como un mecanismo de regulación social. La urgencia de saber escuchar al otro como camino para la solución de conflictos cotidianos. La presente guía, así como los folletos adjuntos y el video que conforman este material, ofrece elementos al cuerpo docente para trabajar precisamente en aquellos aspectos que resultaron más significativos y que se reseñaron anteriormente. Como su nombre lo indica, se trata de una estrategia pedagógica para la educación moral que ayuda a los maestros a desarrollar la autonomía moral en sus estudiantes desde un punto de vista constructivista, en donde lo que se va construyendo son unos valores y su jerarquía, así como una manera de razonar en donde todos los componentes de la competencia moral entran en juego. La fundamentación conceptual de la propuesta la encontrarán los lectores en la primera parte de la guía, dando cuenta allí de los disciplinares y pedagógicos que la dan. En el primer capítulo se exponen los aportes provenientes de la filosofía y en el segundo los principales hallazgos de la investigación adelantada en los campos de la psicología y la pedagogía a propósito del desarrollo moral. Con el propósito de ayudar a los lectores a ir asimilando estos planteamientos teóricos, en ambos capítulos se proponen unos mini-talleres para ser desarrollados en el seno de los equipos de docentes. Si bien para poner en marcha la estrategia de desarrollo moral no es requisito manejar a la perfección el marco conceptual, es evidente que la práctica pedagógica se verá sustancialmente beneficiada del nivel de comprensión que alcancen los docentes a propósito de las premisas conceptuales que entran en juego en la estrategia pedagógica. Ciertamente la experimentación con ella será la mejor puerta de acceso para entender mejor el marco teórico. En la segunda parte de la guía se expone la estrategia pedagógica propiamente dicha. En el tercer capítulo se hace referencia al dilema moral como herramienta eje de la propuesta; en el cuarto se enfatiza en las razones por las cuales el clima escolar es fundamental para el desarrollo moral y se ofrecen elementos para lograrlo; por último, en el quinto, se presenta a los lectores un itinerario bastante detallado para trabajar los dilemas morales sugiriendo el desarrollo de cinco fases. Anexo a esta guía los lectores encontrarán siete folletos. Cada uno de ellos corresponde a un dilema moral que se refiere a su vez a uno de los mini-programas que están en el video adjunto. En esos folletos aparece una síntesis del dilema en cuestión y las preguntas que se sugieren para profundizar en él al momento de desarrollar la tercera etapa del itinerario; igualmente se expone de manera resumida la propuesta de itinerario, las condiciones pedagógicas para desarrollarlo, los niveles de desarrollo moral y la definición de un dilema moral. Con ello lo que se busca es que los docentes puedan trabajar directamente en el aula apoyándose en un folleto que contiene la información básica para realizar el análisis del dilema con sus estudiantes en los grados cuarto, quinto y sexto de la educación básica. Si bien los talleres están concebidos para ser trabajados con estudiantes de estos grados, es claro que pueden realizarse también con maestros, padres u otros miembros de la comunidad, caso en el cual constituirá un interesante mecanismo de formación docente en el campo de la educación ética y moral. Como se ha dicho, el propósito de este material es ofrecer a los docentes un modelo de educación moral que puedan seguir desarrollando en su quehacer. En este orden de ideas, los siete talleres iniciales servirán de ejemplo y como un primer material para “lanzarse al agua y ensayar”. Se la confianza y la aspira que estas experiencias iniciales solvencia suficiente para aventurarse a abordar de manera similar los restantes tres dilemas que están dramatizados en el video pero para los cuales no hay folleto y, además, para construir por sí mismos nuevos dilemas aprovechando las situaciones reales de la vida cotidiana que viven los estudiantes en sus instituciones. CONTENIDO Parte EDUCACIÓN MORAL DESDE UNA PERSPECTIVA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9 FILOSÓFICA, PSICOLÓGICA Y PEDAGÓGICA nos dice la filosofía sobre la moral? . . . . . . . . . . . . . . ll . La dificultad de la convivencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La moral como orientadora de la acción y mediadora de los conflictos . . . . . La necesidad de reflexionar sobre la moral habitual . . . . . . . . . . . . . . . . ll . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La ética como moral pensada . La ética de los máximos y de los mínimos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Implicaciones educativas de este planteamiento . . . . . . . . . . . . . . . . 2. . . . . . . . . . . nos dice la perspectiva constructivista sobre la educación moral? . que se . construye . en . la . . . educación . . . moral . . . . . . . . . . . . . . . . . 20 2 . . Lo . . Formas del razonamiento implicadas en la competencia moral . . . . . . . 24 estructuras de pensamiento siguen un proceso de desarrollo cualificante . . . . . 26 . . . La utilidad pedagógica de las etapas de desarrollo moral de Kohlberg . . . . . . . Parte 2. EL DILEMA MORAL, EJE CENTRAL DE UNA ESTRATEGIA PEDAGÓGICA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33 3. El dilema moral, herramienta pedagógica por excelencia para el desarrollo moral . . . . 35 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Los ingredientes de un dilema moral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Condiciones pedagógicas de un buen dilema moral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . formula un buen dilema moral? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4. La importancia del clima en el aula y en la institución . La educación moral más allá del aula . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36 36 38 39 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . No emitir juicios y escuchar, piezas claves de esta propuesta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Estrategias para crear un buen clima . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5. Itinerario de la estrategia pedagógica para trabajar dilemas morales . Fase 0. La . Fase . . . . . . . . . . . 43 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La introducción del dilema . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Fase 2. El debate inicial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Fase 3. La profundización en la reflexión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Fase 4. La evaluación de la estrategia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62 Primera parte LA EDUCACIÓN MORAL DESDE UNA PERSPECTIVA FILOSÓFICA, PSICOLÓGICA Y PEDAGÓGICA “Sólo si se tiene una concepción muy estrecha de la moral se llega a verla como un listado de prescripciones y no como una forma de inteligencia social: como capacidad de observar y comprender las situaciones sociales y como el poder social que entrena el control para ponerlo al servicio del interés y de los propósitos sociales”. John Dewey H emos optado iniciar con esta reveladora frase de Dewey puesto que logra recoger dos ideas fundamentales de nuestro planteamiento a propósito de la educación moral y que serán precisamente las que desarrollaremos en esta primera parte de la Guía. La primera idea es aquella según la cual la moral tiene la función primordial de dar solución a los conflictos que genera la vida en comunidad con el único objetivo de estar al servicio del interés y los propósitos sociales. Ella nos parece fundamental puesto que aquí queremos abogar por una posición en donde se asuma que un sistema social regulado es aquel que nos permite vivir en armonía y que no es equivalente a un sistema anti-democrático que restringe la libertad de sus individuos. Si bien es cierto que al momento de nacer llegamos a una sociedad que cuenta con una serie de códigos morales, también lo es que esos códigos son culturales y se van modificando históricamente y quienes los modificamos somos nosotros mismos, los seres humanos, en consecuencia con nuestros intereses y necesidades en un ejercicio de reflexión y acción permanentes. Dicho de otra manera, la naturaleza humana de las normas abre la posibilidad de cuestionarlas y cambiarlas en la medida en que su validez se torne problemática. EL ANÁLISIS DE DILEMAS MORALES, En este sentido, la existencia sé de la norma no es coercitiva; este es un asunto que hay que plantear estrictamente referido a la legitimidad de la norma y a los procedimientos por medio de los cuales las normas entran a regular la vida de las personas. Por eso no puede llegar a considerarse la existencia de la norma social como una medida que viola los derechos individuales. Queremos hacer énfasis en esto, puesto que en algunos sectores de nuestra sociedad está predominando una concepción del dejar hacer sin imponer regulaciones obligaciones, seguramente en contraposición a regímenes políticos y modelos educativos terriblemente autoritarios que no dan cabida a ningún tipo de reflexión por parte de los individuos. Si bien esta posición crítica es de vital importancia para construir ambientes democráticos, no por ello podemos creer que toda regulación y obligación es una imposición arbitraria o injusta. Como diría el dicho: ni tanto que queme al santo ni tanto que no lo alumbre. He aquí entonces la segunda idea de la que nos ocuparemos: es necesario que como miembros de una sociedad actuemos guiándonos por la capacidad que nos otorga nuestra naturaleza humana de analizar cuidadosamente los múltiples factores (intenciones, consecuencias de la acción, diversos intereses y perspectivas, afectos y antipatías, etc.) que están involucrados en las situaciones sociales que debemos enfrentar cotidianamente. Como lo afirma Dewey, la moral no es un listado de prescripciones, sino una forma de inteligencia social fuertemente ligada a nuestra competencia intelectual, a nuestra sensibilidad y a nuestra capacidad de respuesta emocional; todas ellas nos disponen para la acción y son formas de la razón que podemos educar, que podemos hacer crecer. UNA ESTRATEGIA PEDAGÓGICA tampoco lo es decirle a los niños y las niñas cómo comportarse. La educación moral supone desarrollar diariamente, en la interacción con los otros, una forma de razonamiento y sensibilidad sobre los problemas morales, una capacidad de empatía y de discernimiento sobre los problemas sociales y sus posibles alternativas de solución, un uso creativo y responsable de la racionalidad’ para generar alternativas justas de los conflictos de la vida cotidiana. El cómo hacerlo será objeto de la segunda parte de esta Guía; en esta primera parte ofreceremos a los lectores un marco de referencia teórico que les permita acceder comprensivamente a la estrategia pedagógica que aquí se propone, así como entender por qué proponemos que la discusión de dilemas morales sea la herramienta por excelencia para la educación moral. A medida que vayamos avanzando en nuestra exposición, iremos haciendo unos altos en el camino con el objeto de ofrecer a los lectores algunas orientaciones para que realicen, en el seno de los equipos docentes de sus instituciones, unos mini-talleres de profundización conceptual. Recordemos que la validez del conocimiento teórico está referida a su capacidad de hacernos reflexionar sobre nuestra propia práctica y de enriquecerse con nuestra práctica reflexionada. De seguro el lector ya estará deduciendo las implicaciones pedagógicas de este planteamiento: educar moralmente no es transmitir e imponer valores o preceptos establecidos, como 1 Llamaremos racionalidad la capacidad de percatarse y responder una situación. Capítulo NOS DICE LA SOBRE LA MORAL? V aliéndonos de aportes provenientes de la filosofía, en este apartado expondremos a nuestros lectores cómo, ante las dificultades de la convivencia en los seres humanos, la moral es la orientadora de nuestras acciones. Analizaremos igualmente cómo es necesario que reflexionemos sobre la moral que habitualmente usamos (esa que hemos adoptado de la sociedad en la que vivimos) para que efectivamente tomemos decisiones en donde consideremos los diversos factores y puntos de vista, demos razón de nuestros actos, nos preguntemos por la validez de esas razones y, así, actuemos éticamente. La dificultad de la convivencia Sin lugar a dudas, la convivencia crea tensiones fuertes que hacen difícil y conflictiva la vida en comunidad. Compartimos un espacio en donde somos a la vez individuos singulares y miembros de una colectividad, de tal suerte que ese espacio es singular y propio, pero también plural. Las tensiones surgen cuando lo que queremos como sujetos individuales no coincide con aquello que los otros desean; es decir, las tensiones aparecen en las distintas relaciones que se crean y se rompen entre las personas de una colectividad al delimitar los espacios públicos y privados. Como dice Angela Calvo, para poder 2 convivir realmente, tenemos que hacerlo reflexivamente. Nuestra calidad de vida está estrechamente relacionada con el tipo de interacciones que establecemos con los otros. En tanto exista en una comunidad una mayor diversidad cultural, como es el caso de las sociedades contemporáneas, las interacciones entre las personas y los conflictos derivados de ellas se harán aún más complejos, pero también lo serán las soluciones. En una sociedad que se ha diversificado, como la nuestra, los problemas habituales exigen la participación de todos para resolverlos; no se puede excluir a nadie a riesgo de solucionar nuestros conflictos sólo parcialmente y por esta razón se requiere del concurso de todas las perspectivas. Un ejemplo típico de lo que se acaba de afirmar es el conflicto que se da en algunas localidades de nuestra ciudad conformandas por emigrantes de diversas regiones y grupos sociales del país y que hace su aparición notable en las relaciones de las personas en la escuela. La vida cotidiana de una localidad multicultural y tiétnica, con sus múltiples escalas de valores, afecta la institución escolar y de allí la necesidad de convocar a todos los miembros de la comunidad educativa para resolver los problemas que compete a todos resolver. La sustentación ética que se expone en este capítulo se elaboró a partir de las discusiones y productos escritos desarrollados en el Seminario de Fundamentación Teórica de la Prueba de Comprensión y Sensibilidad Ciudadana dirigido por las autoras de esta Guía. En su moment, Angela Calvo y Germán Mejía elaboraron, respectivamente, los textos LU ética moral pensada y El concepto de ciudadanía. Algunas de las orientaciones conceptuales que aquí aparecen son re-elaboraciones de sus producciones. De otra parte, Angela Clavo estuvo muy de cerca en la elaboración de esta Guía y debemos a ella muchas de las claridades a las que llegamos propósito de la ética. EL ANÁLISIS DE DILEMAS MORALES, UNA ESTRATEGIA PEDAGÓGICA r La moral como orientadora de la acción y mediadora en los conflictos Mini-taller Sería muy interesante que ustedes pusieran en común los conflictos que se presentan entre sus estudiantes derivados de las diferencias culturales y sociales de sus familias. son a causa de diversas religiones? de posturas políticas diferentes? de costumbres enraizadas en etnias regiones de procedencia? de niveles socio-económicos diversos? Como los conflictos entre las personas bien se dan a causa de la diferencia de edades y de género, convendría que de igual manera que ustedes identificaran aquellas situaciones en las que se presentan contrariedades entre sus alumnos cuando hay en un mismo grupo grandes disparidades de edad y cuando hay niños y ¿Se han detenido a analizar las maneras cómo los mismos estudiantes regulan esos piden la intervención conflictos? qué? ¿A qué procedidel maestro(a)? mientos recurren ustedes para ayudar en su solución? Es importante llevar un registro escrito de las situaciones conflictivas que se presentan entre sus estudiantes a causa de las diferencias culturales. Esta es una buena manera de empezara agudizar la mirada sobre los comportamientos morales de los niños y niñas que ustedes tienen a su cargo, buscando comprender las razones que los llevan a actuar de determinada manera. La especie humana no se encuentra, como las demás especies, amarrada por una carga instintiva a un hábitat natural. Ello significa que a la vez que se adapta al medio, puede transformarlo, lo cual nos plantea permanentemente la curso de posibilidad la necesidad de elegir acción en cada circunstancia. Ciertamente la pregunta recurrente en nuestras vidas es debo hacer? En muchas ocasiones es preciso elegir, tomar una decisión y ciertamente no sólo sobre asuntos triviales o cotidianos, sino sobre cuestiones que de alguna manera pueden llegar a comprometer el futuro de la propia vida y la de otros, sea en un ámbito estrictamente personal o familiar, laboral, sexual, político, ciudadano. Tomemos un ejemplo que nos será de ayuda de ahora en adelante para exponer nuestros planteamientos. Es el caso de una profesora de 35 años, casada y sin hijos, quien se encuentra ante el dilema de escoger entre dos trabajos. Su primera opción es continuar en la escuela donde viene trabajando y donde tras largos años de esfuerzo ha logrado no solamente la credibilidad de las directivas y su apoyo, sino que ha involucrado a diversos sectores de la comunidad escolar en el desarrollo de un proyecto de recuperación de la memoria colectiva sobre el origen del barrio. Su segunda opción es aceptar un nombramiento en una escuela oficial que queda muy cerca de su casa, lo cual le ahorraría tiempo, pues se evitaría tener que atravesar dos veces al día la ciudad y ello le permitiría, además, disponer de más tiempo para su vida familiar y para fortalecer su relación de pareja. Como se puede ver, sea cual sea la decisión que tome la maestra, ella afectará no solamente su vida, sino a su esposo, a sus alumnos y a una comunidad. Las decisiones cotidianas que debemos tomar las personas apuntan a tres dimensiones diferentes que frecuentemente se relacionan unas con otras: NOS DICE LA primera apunta a decidir sobre los medios más adecuados para conseguir un fin deseado. La maestra de nuestro ejemplo puede tomar la decisión pensando en la conveniencia o inconveniencia de dicho cambio en términos de cuestiones pragmáticas como el ahorro de tiempo y reducción de costos en el transporte. 2. Una segunda dimensión apunta a decidir sobre cuál puede ser la calidad de vida que se desea para sí mismo, lo que se quiere hacer con la propia vida y el sentido que ella tiene para cada quien. Es una dimensión que se relaciona con la preocupación respecto a qué se entiende por felicidad y cómo conseguirla. La maestra, por ejemplo, puede tomar la decisión de cambiar de trabajo o permanecer en él tomando en cuenta qué importancia tiene para ella tiene su desarrollo profesional, los vínculos afectivos que ha establecido con sus estudiantes y la comunidad, el interés por un mayor bienestar económico o lo que significa su relación de pareja. 3. La tercera dimensión apunta a decidir sobre el curso de acción que resulte más justo, es decir, que permita que todos puedan alcanzar su proyecto de vida, su felicidad. En este sentido, la maestra de nuestro ejemplo, entra en un conflicto moral en donde tendrá que ponderar qué considera más justo: atender su propio bienestar o cederlo para aquel de sus alumnos. Si ella optara por el nuevo nombramiento, podría llevar a cabo el proyecto conjunto que tiene con su esposo de tener un bebé, lo cual es muy importante, máxime si tenemos en cuenta que ella ya tiene 35 años y sería asumir un riesgo al demorar esta decisión. No obstante, retirarse en este momento de la institución donde labora significaría dejar a la deriva un proyecto que ha sido muy significativo para sus estudiantes, los padres de familia y algunos grupos de la comunidad, ya que gracias a él se han dado mejoras en la 3 A estas reglas de acción Kant las llamó máximas del obrar. SOBRE LA MORAL? relaciones entre los miembros de la comunidad educativa y han empezado a solucionar diferencias que años atrás se creían insalvables. Ella ha sido principal líder de este proceso y aún no hay quien esté en capacidad de asumir ese liderazgo. Podemos entonces afirmar que la moralidad es una dimensión enraizada en la condición hudiariamente no usamos términos mana. como bueno, malo, correcto, incorrecto, justo, injusto, norma, deber, felicidad, virtud, vicio, etc., para expresar sentimientos y juicios de aprobación o censura frente al carácter, la actuación y decisión propia y de los otros? no son esos términos los que utilizamos para afrontar problemas que se nos presentan al momento de tomar decisiones sobre lo que debemos hacer? En la vida cotidiana los seres humanos contamos con recursos para actuar y tomar decisiones. Se trata de unas reglas de acción según las cuales, y con relativo éxito, orientamos y regimos nuestro actuar, regulando nuestras actividades, el trato mutuo, las maneras de enfrentar los problemas y de dirimir los conflictos. ¿De dónde provienen esas reglas de acción? De muy diversas fuentes: de las costumbres, las tradiciones familiares, los credos religiosos, de uno que otro precepto derivado de credos políticos o Cuando hablamos de reglas de acción podemos nombrar distintos aspectos a los que se refiere nuestra práctica moral habitual: una serie de prácticas sedimentadas que realizamos de modo casi mecánico y sin dudar (por ejemplo, algunos botan la basura de manera automática en una caneca y algunos la tiran a la calle); . un conjunto de creencias que decimos profesar (por ejemplo, ser liberal, católico...); un cierto número de hábitos y rituales a la luz de los cuales organizamos las acciones y que EL ANÁ LISIS DE DILEMAS MORALES, UNA ESTRATEGIA PEDAGÓGICA nos vinculan a comunidades en las que como la familia, los compañeros de trabajo, los grupos políticos, las instituciones religiosas, etc. (como almorzar con la familia todos los días, celebrar los cumpleaños, corresponder las invitaciones, visitar monumentos en Semana Santa); un conjunto de reglas que aceptamos como válidas (por ejemplo, no robar, no burlarse de una persona discapacitada) por supuesto, un tinglado de sentimientos y juicios que usamos para expresar censura o aprobación frente a las acciones propias o de otros (nos indignamos ante la injusticia, nos avergonzamos de nuestra mezquindad, consideramos que debemos cumplir las promesas, afirmamos la exigencia del trato equitativo). Sí; cuando nos enfrentamos a la toma de decisiones echamos mano de todo ello, actuando con lo que aquí llamaremos una moralidad habitual. Sin embargo, muchas veces nos vemos enfrentados a situaciones muy complejas que nos exigen una toma de decisión acertada y responsable y para las cuales esa moralidad habitual no es suficiente. El momento de la decisión es frágil y nunca tenemos la garantía de que hayamos decidido acertadamente. Ni la psicología ni la filosofía pueden darnos un conjunto de reglas para decidir acertadamente. Para empezar, no siempre nos hallamos ante dos alternativas que podamos calificar simplemente como buena o como mala, sino ante verdaderos dilemas morales o situaciones dilemáticas. Esto ocurre cuando dos o más bienes de la vida humana (fortuna, sabiduría, poder, vínculos emocionales, honor, placer) entran en conflicto y resulta inútil pretender mantener ambos. Optar por un bien puede implicar, en muchos casos, la pérdida de otro, aunque los dos bienes sean valiosos para nuestras vidas. Este es, de nuevo, el caso de la profesora a la que le importa tanto el bienestar de su familia como el desarrollar por medio de su trabajo proyectos de transformación social. Ella tiene buenas razones para optar por una u otra alternativa, pero mente su decisión está fuertemente ligada a sus deseos y emociones y por todo ello experimenta un auténtico dilema moral. De esta forma vemos que la moral no está alejada de los conflictos valorativos, ni de los deseos, sino que por el contrario, los considera seriamente y los incorpora a la reflexión. Otro ingrediente que complejiza las decisiones morales es que, en muchos casos, no basta con tener principios morales -como el de la de la atención a las necesidades de los grupos sociales menos favorecidos-y aplicarlos indiscriminadamente a todas las situaciones. Con frecuencia se requiere percibir detalles y matices, atendiendo a las intenciones y a las consecuencias previsibles que, en cada contexto particular, puedan tener las acciones realizadas, Además, las intenciones y las consecuencias nunca son estrictamente puntuales; las acciones casi siempre tienen intenciones conscientes e inconscientes no siempre fácilmente reconocibles, así como consecuencias que es imposible prever de manera total y que pueden no coincidir con las intenciones originales. Por esta razón, la elección de determinado curso de acción en una situación concreta, desencadena un conjunto más amplio de dilemas, en los que la toma de decisiones exige cierta coherencia con la perspectiva adoptada inicialmente. Alo anterior debemos añadir que uno es, al menos en forma parcial, responsable de las consecuencias que se deriven no sólo de la decisión inicial, sino también de las decisiones ulteriores. Volvamos a nuestro ejemplo. Si la maestra llegase a renunciar a la escuela donde actualmente labora, se corre el riesgo de que el proyecto que ha luchado termine muriendo con tanto puesto que todavía otros docentes no se han apropiado suficientemente de la propuesta y ello podría conllevar a una falta de credibilidad por parte de los padres de familia en la capacidad de gestión de la institución escolar y en la posibilidad real de llevar a cabo proyectos que los involucren en la educación de sus hijos. Ahora bien, si por el contrario la maestra decide .. NOS DICE LA quedarse en la escuela en la que trabaja en este momento, tendrá que posponer el plan de encargar el bebé que tanto anhelan ella y su esposo; ello podría llegar incluso a afectar la relación puesto que su pareja lo recibiría como un mensaje de que para ella es más importante su trabajo que su vida familiar y afectiva. La decisión ciertamente es muy compleja; nuestra maestra tendrá que analizarla cuidadosamente y sopesar cada factor involucrado. Mini-taller Un ejercicio interesante para comprender la complejidad de la toma de decisiones es pensar en otros ejemplos en donde entran en conflicto dos o más valores. De seguro no nada encontrarlos en las charlas con los colegas de la institución o con amigos. Igualmente, puede ser interesante analizar la cadena de decisiones que se haría en ellos y establecer todos los factores involucrados en cada de ellas. Igualmente esos dilemas podrían analizarse a la luz de las tres dimensiones a las que hicimos referencia aquí y analizar cómo es frecuente que las tres se encuentren relacionadas entre sí. Les recomendamos ir haciendo relatorías de sus mini-talleres. La escritura es una herramienta muy poderosa no solamente para dejar memoria, sino para elaborar y precisar los conceptos que se van trabajando. El otro asunto que hace compleja la toma de decisiones morales exclusivamente basadas en la moralidad habitual es que con no poca frecuencia las personas se enfrentan a situaciones en las que su voluntad las hace dispuestas a obrar con libertad, aún a costa de las costumbres y prácticas establecidas. La maestra del ejemplo que venimos desarrollando enfrenta un gran conflicto porque aunque ella entiende la posición de su marido y también desea ferviente- SOBRE LA mente tener un hijo, le interesa dar una fuerte discusión a propósito de esa moralidad habitual bastante arraigada en nuestra sociedad y que tanto pregona la familia de su marido según la cual la mujer debe sacrificar su profesión para atender a sus hijos. No obstante, tampoco desea que el enfrentamiento con su familia política sea tan fuerte que llegue a arriesgar la estabilidad de su relación de pareja. De otra parte, a ella le parece importante defender su propio bienestar frente a sus colegas de la institución quienes frente a la decisión que ella está tomando han argumentado que debe permanecer en esta escuela argumentando que es más importante el bien colectivo que el bien de sí mismo. La necesidad de reflexionar sobre la moral habitual Toda esta complejidad en la toma de decisiones nos lleva a preguntarnos por los alcances y los límites de la moralidad habitual, pues nos damos cuenta de que esta moralidad es insuficiente. Es evidente que la moralidad habitual es absolutamente necesaria en la práctica, pues brinda la posibilidad de actuar con cierta seguridad y, sobre todo, de convivir con otros que la comparten. Sin embargo, recordemos que un rasgo de nuestra condición humana es que no sólo optamos y actuamos, sino que también pretendemos justificar los motivos de nuestras acciones. resolvemos entonces estas situaciones? Al plantearnos la pregunta debo hacer?, nos y nos senenfrentamos a la pregunta timos comprometidos a responderla de manera lógica, coherente, ponderada y honesta para quien indaga y para lo otros que pueden cuestionar esa réplica. Sin embargo, en la mayoría de los casos esta pregunta nos deja sumidos en la perplejidad, pues descubrimos inmensos vacíos en nuestras opiniones y actos, incoherencias y contradicciones entre el decir y el obrar, incomprensión del significado de los términos morales que usamos, confusión y ambigüedad en nuestros EL ANÁLISIS DE DILEMAS MORALES, UNA ESTRATEGIA PEDAGÓGICA tos, fragilidad en nuestras creencias finalmente, oportunismo en los criterios que empleamos en las decisiones. Otra incoherencia es la dificultad frente al hecho de que podemos pensar que lo lógico es un determinado curso de acción y otras personas piensan que el curso lógico es exactamente el opuesto y no tenemos manera de entender el punto de vista de ellos ni de argumentar el nuestro. Las tensiones a las que tendrá que enfrentarse la maestro a que hemos hecho referencia, las reflexiones que se hace, los argumentos que expone a su esposo y sus colegas, son un buen ejemplo de lo que se acaba de afirmar. El problema radica en que los recursos con que cuenta la moralidad habitual (las reglas de acción a que hemos hecho referencia) nos permiten orientar nuestra acción de acuerdo con las costumbres, pero por su misma naturaleza, nos llevan también a desentendernos de la coherencia entre unas y otras creencias, aceptar las reglas como válidas sin ninguna reflexión, emitir juicios que no han sido racionalmente sopesados, o como se dice dur por sentada afirmación. Todo esto hace que muchas veces reglas de acción resulten incompatibles entre sí, que no guíen de manera efectiva las conductas más allá de aplicaciones totalmente circunstanciales y que, a la hora de tomar una decisión importante para un determinado curso de acción, los juicios en que se apoyan unas y otras adolezcan de validez y de poder convocatorio. En suma, nuestra orgullosa moral habitual tambalea al menor indicio de duda o pregunta reflexiva, ya que nuestros hábitos se toman insuficientes para mostrar la validez de las premisas de las que partimos en los juicios que emitimos y, además, descubrimos que el discurso que espontáneamente pronunciamos no constituye una motivación efectiva para la acción en el momento en que los problemas morales nos toman por sorpresa. Mini-taller En los ejemplos que ustedes identificaron en mini- taller anterior la pena intentar reconstruir al tener en cuenta rentes factores, ( 1) se tambalean posiciones que en un principio parecían muy seguras, (2 cómo de van contra la moralidad habitual y (3) establecer qué se ganaría de hacer tal debate. La ética como moral pensada En virtud de la caracterización sobre las limitaciones de la moralidad habitual, es necesario que para abordar situaciones verdaderamente dilemáticas o conflictos morales nos remitamos a un nivel superior de reflexión, a una moral pensada, en suma, a la ética. significa dar razón de la moral, justificar por qué el ser humano se preocupa y ocupa por ser moral, ayudar a discernir criterios que podamos considerar sensatos a la hora de aprobar determinados motivos del obrar, sustentar la validez, de nuestras razones. Al estar la ética anclada en la moralidad habitual, en la que usamos cotidianamente, en aquella que proviene, como ya lo vimos, de la cultura en que vivimos, es claro que no es tarea de la ética valores lo existente. No obstante, sí supone tomar distancia de los rasgos específicos de las costumbres y prácticas sociales vigentes preguntarse por su validez, indagando no sólo por sus razones, sino por si pueden ser tenidas por buenas en perspectiva subjetiva o, lo que es lo mismo, si pueden ser reconocidas por otros como motivos legítimos que sirvan de fundamento a un curso de La reflexión ética gira entonces alrededor de la validez de las razones que se dan para responder a la pregunta moral, debo hacer?. Esta ( 1785) Fundamentación de la metafísica de las costumbres 4 Para mayor profundización sobre lo expuesto ver 5 Este será, como veremos más adelante, el propósito fundamental de la estrategia del análisis de dilemas morales. ........... .............. NOS DICE LA SOBRE LA MORAL? rativas tienen un carácter eminentemente comunitario, es decir, dependen del contexto cultural en el que la persona se educa, se va construyendo su experiencia de socializa vida. Desde esta perspectiva moralidad es entonces un asunto eminentemente relativo al contexto y no es posible establecer criterios universales iguales para todo el mundo. Un ejemplo claro en este caso son los proyectos de vida diferentes que se desprenden de una opción de vida religiosa católica o de una opción de vida agnóstica. gunta ha sido abordada en la ética desde tres perspectivas diferentes que parten de las tres dimensiones que encontrábamos en la vida cotidiana: una desde el uso práctico que se pregunta por los medios para alcanzar ciertos fines, otra que la asocia con la mejor forma de vivir y una más, con la manera justa de vivir: . La primera perspectiva es la del uso pragmático de la razón Si se conoce el fin que se desea, la reflexión gira en torno a los mejores medios para conseguir dicho fin. Pero esta es una perspectiva que dejaremos de lado en esta presentación porque es un tipo de pregunta que no conduce a la formulación de dilemas morales que surgen más bien en relación con las dos siguientes perspectivas. . es la de vivir? Como veíamos antes, en esta perspectiva la pregunta indaga por la cuestión de la felicidad. Desde la ética, esta pregunta puede ser abordada como planteaba Aristóteles como el fin de la vida humana y que cada persona construye como un proyecto de vida con sentido, orientado a la autorealización y en virtud del cual jerarquizamos todos los bienes que perseguimos en la acción. La reflexión ética significa, en esta dimensión, decidir sobre mi proyecto de vida como respuesta a la pregunta por la felicidad, la vida buena, el cultivo de nuestra humanidad y el desarrollo espiritual. A lo largo de la vida, con nuestras selecciones y valoraciones, vamos perfilando una identidad propia. Pero las respuestas a la pregunta por cuál es la mejor forma de vivir tienen que ser múltiples, de acuerdo con las distintas valoraciones fuertes que las personas asumen desde sus diferentes bagajes culturales, sociales, étnicos. Los comunitaristas alegan, con razón, que estas preferencias . es la forma justa de vivir en relación con uno mismo con los demás? Esta tercera perspectiva frente a la pregunta debo hacer? se enfoca ahora hacia las normas básicas o mínimas de convivencia. Precisamente por el carácter textual de las valoraciones, no tenemos derecho, sin más, a imponerlas a otros. Ninguna moral puede imponerse como única. Las propuestas de vida buena que se hagan desde las distintas filosofías de vida son tan sólo bles”, no exigibles para todos (de manera universal), pues finalmente hay que reconocer que el camino de la autorrealización es asunto de cada quién. Por esta razón, las versiones disímiles de vida buena que han de convivir en una sociedad generan conflictos que debe- mos dirimir planteándonos preguntas, ya no por la felicidad, sino por la conveniencia, legitimidad, justicia y bondad de las prácticas y normas tanto individuales como sociales. Este hecho nos lleva a indagar por la justicia de nuestras decisiones y acciones, es decir, nos enfrenta con frecuencia a considerar si aquello que resulta bueno para mí, lo es para todos o si lo que yo deseo no entra en conflicto con lo que otros podrían La respuesta a estas preguntas debe ser justificada, haciéndonos responsables ante nosotros mismos y ante los otros de nuestras 6 El concepto de “razón práctica” se refiere a los ámbitos ético, político y jurídico. 7 En términos de 8 Quienes deseen profundizar en esta afirmación pueden remitirse a Sartre J. P. ( 1957) El existencialismoes un humanismo esto significa hacer un uso moral de la razón práctica. EL ANÁLISIS DE DILEMAS MORALES, UNA ESTRATEGIA PEDAGÓGICA Así, si en la diversidad social y cultural aparecen concepciones incompatibles sobre lo que es la vida buena, se pone en evidencia la necesidad de hallar unas normas mínimas que nos posibiliten vivir bien con otros que han hecho opciones diferentes y estas deben ser normas tan básicas o mínimas que sea posible que todas las personas afectadas puedan estar de acuerdo con ellas, independientemente de que no compartan las mismas nociones de felicidad y de que tengan proyectos de vida disímiles. Volviendo al ejemplo sobre la religión, hoy vemos con más claridad que esa es una opción que no se puede imponer a todos y las sociedades están en la búsqueda de criterios y mecanismos que permiten la coexistencia respetuosa de las distintas opciones religiosas. La ética de los máximos y de los mínimos Adela Cortina, estudiosa e investigadora de la ética, ha acuñado en sus escritos una diferenciación muy útil: ella habla de las éticas de máximos y las éticas de mínimos. Las éticas de se refieren a aquellos principios subjetivos, dependientes de nuestro contexto particular, que guían nuestras acciones y decisiones y que tienen como tarea fundamental articular proyectos de vida buena, anclados en la experiencia y las tradiciones y en las valoraciones fuertes que dan unidad a la vida personal y comunitaria que tienen que ver con la pregunta por la felicidad. En ellas se inscriben las morales religiosas (aunque es más que eso) que apelan a Dios expresamente como referente indispensable para orientar la acción personal y social. Los máximos recogen los contenidos valorativos, los valores que se proponen como ideales para orientar la vida de las personas que aceptan una tradición o hacer parte de un proyecto de vida comunitario. La religión debe entenderse entonces como una opción ble, pero no obligatoria, y por ello debe renunciar a ser la base sólida de toda vida moral, pues esa pretensión la haría dogmática y poco razonable, haciéndole perder su aspecto más valioso que consiste, precisamente, en que ha de ser desde lo más ímimo de la persona, con convicción y sin coacción. Las éticas de corresponden a la segunda forma de la pregunta, a la que pregunta por la vida buena. Las éticas de mínimos, por su parte, serían aquellas que se limitan a proponer unas normas mínimas o básicas que puedan ser candidatas al acuerdo colectivo (lo mínimo en lo que podemos ponernos de acuerdo quienes pensamos diferente), convirtiéndose así en principios transversales a las diversas concepciones de felicidad y en garantía para que todas ellas puedan realizarse en condiciones de equidad. Estas normas morales mínimas deben ser universales, es decir, obligatorias a todas las personas, por cuanto su validez implica que puedan ser reconocidas por todos. Las éticas de mínimos corresponden a la tercera forma de la pregunta debo hacer? orientada por la preocupación por la justicia. Por ejemplo, cinco personas de religiones diferentes podrían llegar a acuerdos sobre el reconocimiento de los otros cultos y por ello pueden pactar sobre una norma mínima que obliga al respeto de la diferencia. Los mínimos son normas básicas de procedimiento. Desde sus orígenes, la vida social está tejida con normas de acción, pero para comprender mejor el sentido en el que hablamos de normas básicas mínimas es preciso descontaminar el término norma. En este contexto, estamos entendiendo las normas simplemente como expectativas compartidas y generalizadas sobre el comportamiento en una sociedad. Éstas surgen y se hacen necesarias como condición para poder prever la conducta ajena y la propia, requisito mínimo de la vida en común. El carácter de estas normas no es primordialmente coactivo o prescriptivo; no denotan sacrificio de la libertad individual; más bien son regularidades que se han ido construyendo y sedimentando en la historia, probablemente a partir de la experiencia. El mejor ejemplo son, tal vez, los Derechos ......................... NOS DICE LA Humanos, constituidos hoy como normas que pretenden regular a todas las personas y comunidades, estableciendo los derechos que deben ser garantizados (derecho a la libertad de creo, por ejemplo) y no restringiendo las libertades individuales, con independencia de sus particularidades culturales. se Resumamos así esta diferencia: los refieren al proyecto de vida personal, a la concepción propia de bien o de felicidad que dan coherencia y sentido a la vida del sujeto en su comunidad particular y los mínimos hacen mención al interés público y abordan aquella dimensión de la persona que lo vincula con otros en la construcción de una sociedad democrática de ciudadanos. Volvemos entonces a una afirmación con la que abrimos este capítulo: ese origen humano de las normas abre la posibilidad de cuestionarlas, de cambiarlas, de reconstruirlas en la medida en que su validez se torne problemática. Ahora bien, lo anterior sólo se puede cumplir si se rescata la noción de autodeterminación. Una obligación no puede ser moral, en sentido estricto, si no es asumida en un proceso racional libre de coacciones, convirtiéndose así en una autoobligación. Esta premisa nace con el planteamiento de Kant sobre la autonomía moral de las personas. El gran legado de Kant es haber descubierto que la razón práctica está anclada en la autonomía como autoregulación: “yo me autoregulo 0 me pongo normas en las que creo porque soy racional y porque soy libre”. SOBRE MORAL? Rawles y han ampliado el concepto planteando que ésta no de autonomía de se desarrolla individualmente, en la xión, sino que nos hacemos autónomos con otros, en un proceso de relación intersubjetiva en la cual se respetan las perspectivas de otros y uno se descentra de la propia. Es la posibilidad de la autodeterminación reflexiva y la que nos lleva a los seres humanos a mediar racionalmente entre los máximos y los mínimos. dónde entramos en diálogo con otro? Desde lo que somos, desde nuestras éticas máximas, pero recurriendo a procedimientos de la acción comunicativa para esgrimir las diferencias y construir unos acuerdos mínimos que permita la coexistencia de la diversidad. En este sentido, lo que se plantea como universales no son los contenidos de los proyectos de vida que entran en el diálogo, sino los procedimientos que permiten extraer mente, en un “consenso traslapado”“, los acuerdos mínimos de justicia que todos podrían aceptar, sin detrimento de los máximos particulares’ Todo esto va generando una cultura política, un ethos de la razón, del uso público de la razón y la posibilidad de un estado constitucional de derecho, garantes todos ellos de una sociedad estable y construida participativa y blemente por sus actores sociales. 9 Las normas vigentes en una sociedad dada no son necesariamente producto de un proceso racional, consciente y dialógico puesto que muchas normas vienen de las costumbres y de las tradiciones, en lugar de provenir de la discusión y de un juicio lógico. Pero la razón práctica nos habilita para preguntamos por su validez más allá de su vigencia y requiere que se adopte la perspectiva de la justicia. Aquí la racionalidad radica en la adopción del punto de vista moral, cuyo carácter esencial es la imparcialidad del juicio, la referencia al bien general de la humanidad y no a nuestro interés o beneficio particular. Su resultado son normas validadas como justas, que se articulan como imperativos obligatorios de manera incondicional (independientes de los fines que cada agente persiga en su camino de autorrealización) y como deberes inapelables (exigibles para toda persona). 10 Este concepto es de J. Rawls (1993) New York. Columbia University Press De hecho podríamos decir que los mínimos se alimentan de los pues la idea de justicia tiene su génesis en las perspectivas de felicidad que cada quien pretende legítimas, pero a su vez, los máximos se refinan desde los mínimos, en tanto el diálogo con otras posturas abre las tradiciones a la crítica y con ello las fortalece. nosotros mismos la facultad de resolver los con- Un ejercicio que puede resultar muy enriquecedor para las instituciones donde laboran es identificar los conflictos que se presentan entre ustedes a raíz de sus diferencias de valores como resultado de un debate, llegar a una serie de ‘acuerdos en donde las diferentes opciones y concepciones sean viables en el marco de proyecto educativo común que respeta esa diversidad. Nos estamos refiriendo, por ejemplo, a acuerdos como escuchar y respetar siempre las ideas de cada miembro de la comunidad educativa (aun de los niños y niñas más pequeños) 0 poner el primer lugar el desarrollo de los estudiantes frente a cualquier decisión que deba tomarse. Esos acuerdos mínimos a los que podrán llegar serán los mínimos establecidos para salvaguardar el proyecto común y los diferentes proyectos valorativos personales dejaran en claro las éticas máximas que conviven. Implicaciones educativas de este planteamiento En concordancia con todo lo anterior, la apuesta que sustenta el conjunto de nuestro planteamiento en el terreno educativo es que a mediano plazo se puede incidir en de vida al promover la cualificación de la competencia moral, cuya meta no puede ser otra que ir ganando en libertad en el sentido kantiano, como autodeterminación, como reconocimiento de que podemos obrar sin estar sometidos a la causalidad de la naturaleza ni al arbitrio de otros, sean dioses, demonios o soberanos. En suma, como educadores que somos, podemos y debemos contribuir a desarrollar en otros, y en flictos cotidianos teniendo en cuenta los diversos factores involucrados en una situación y aprender a dar cuenta de las razones que nos llevan a actuar de determinada manera. Recapitulando, podríamos afirmar que la vida en comunidad implica relaciones de cooperación y conflicto que obligan constantemente a tomar decisiones sobre la orientación de la vida, sobre las acciones que se llevan a cabo o se dejan de hacer y sobre la forma de resolver las tensiones y conflictos que se viven. En la toma de estas decisiones, las personas no sólo hacemos uso de valores particulares, antes o después de la acción, también razonamos, nos explicamos las situaciones dadas, consideramos lo que es mejor o peor, sopesamos diferentes alternativas de acción, pensamos en las otras personas implicadas, construimos argumentos para respaldar sus decisiones y justificamos estos argumentos. Todo ello supone que el ejercicio de la ciudadanía (ser miembros activos de una colectividad) no sólo requiere de códigos valorativos particulares, sino que también requiere de un razonamiento o un juicio moral lo más desarrollado posible. Si estamos de acuerdo con lo planteado hasta ahora, la pregunta que como educadores nos surge es cómo desarrollamos ese juicio? Pues bien, en el siguiente capítulo ofrecemos algunos elementos para empezar a dar respuesta a esta pregunta. Capítulo 2 NOS DICE LA PERSPECTIVA CONSTRUCTIVISTA SOBRE LA EDUCACIÓN MORAL? E n esta segunda parte del capítulo, apoyándonos en la investigación psicológica y pedagógica, y particularmente en la perspectiva constructivista, ofreceremos a los lectores un marco teórico que permita comprender de qué manera las estructuras mentales intervienen efectivamente en el juicio moral (hablaremos allí de las formas de razonamiento) y sustentaremos la afirmación según la cual el pensamiento moral se construye, haciendo referencia a los diferentes niveles de juicio moral. La moralidad se construye En consecuencia con lo planteado en el capítulo anterior, la meta fundamental de la educación moral debe ser el desarrollo de la autonomía. Piaget, Kohlberg y Kamii, reconocidos investigadores en este tema, han planteado que la esencia de la autonomía es que los niños lleguen a ser capaces de gobernarse a sí mismos y tomar sus propias decisiones, considerando sus ideales sin obedecer ciegamente los dictámenes de una u otra autoridad. Contrario a lo que algunos podrían llegar a pensar, queremos ser enfáticos al afirmar que esta concepción de la autonomía ni es igual a libertad total ni surge de un pensamiento espontáneo. Como ya lo vimos, el comportamiento moral (es decir la autonomía) implica tomar la decisión de realizar una u otra acción, teniendo en cuenta los diversos factores involucrados en una situación que concierne a otros, entre los cuales, por supuesto, están la perspectiva y las circunstancias de esos otros. Es por ello que podemos afirmar que no hay moralidad cuando sólo se considera el punto de vista propio (que sería el equivalente a la libertad total) y que la moralidad de una persona está fuertemente ligada a su competencia intelectual, a su forma de pensar. Kamii ( 1982) afirma que en la “moralidad heterónoma la decisión de lo que está bien o mal se toma de acuerdo con las reglas establecidas y la voluntad de las personas con autoridad. En la moralidad autónoma, al contrario, el bien y el mal lo determinan cada individuo a través de la reciprocidad, es decir, de la coordinación de los puntos de vista, que hace que el individuo sienta el deseo de tratara los demás como él ser tratado, de acuerdo con su criterio y sin depender de la autoridad” (1982, p.12). Es de todos sabido que la educación tradicional ha tendido a asumir que los niños y las niñas son seres pasivos, receptores de un conocimiento que tiene el docente, quien debe tomar las decisiones por los estudiantes, darles las respuestas y las instrucciones sobre cómo actuar, obviándoles las dificultades y la incertidumbre que generan las preguntas y la discusión abierta. En esta tradición, los estudiantes se mantienen, ya lo sabemos, con una forma de razonamiento extremadamente simplista y por lo tanto poco competente para la toma de decisiones morales autónomas responsables. Por oposición a la perspectiva transmisionista, nosotros queremos insistir en que lo crucial es ensenara pensar y que la autonomía, así como el pensamiento matemático, la capacidad de comunicación, el manejo de las relaciones espaciales, el concepto del tiempo y demás competencias que orientan nuestra acción en la escuela, se puede desarrollar. EL ANÁLISIS DE DILEMAS MORALES, Como lo veremos en la segunda parte de la Guía, los elementos más importantes para su desarrollo están relacionadas con las ocasiones de intercambiar puntos de vista y de tomar decisiones. Educar moralmente consiste en plantear problemas, preguntas o dilemas morales, crear situaciones que generen en la persona la construcción de su propia moralidad. Si abrumamos a los alumnos con prescripciones morales, les impedimos indagar auténticamente y les impedimos construir razones que los aten a una acción moral construida sobre sus propias conqué es eso que decimos que se vicciones. construye cuando afirmamos que las personas deben construir su propia moralidad? Lo que se construye en la educación moral Ya dijimos en la primera parte de este capítulo que la vida cotidiana constituye un marco de referencia para la persona, en cuya experiencia se comprende a sí misma, a los otros y a las relaciones que establece con ellos. En este ejercicio cotidiano de reflexión sobre la experiencia, las personas van construyendo progresivamente una red conceptual que contiene y articula las diversas representaciones que la mente va formando sobre el mundo social. En esta red se articulan conceptos como el de justicia, derecho, deber, norma, ley obligación, libertad, orden social, etc. Estas representaciones son la materia prima para construir las “teorías” con las que se explican los fenómenos y desde las cuales se expresan las preferencias, acuerdos o desacuerdos que se tienen sobre ellos. Por esta razón, los contenidos de esta red conceptual o red de representaciones son fuertemente valorativos. Podríamos decir que la red conceptual está estrechamente articulada a la jerarquía de valores propios de cada persona que suelen ser muy diversas y disímiles, pues están fuertemente 12 UNA ESTRATEGIA PEDAGÓGICA influidas por el contexto cultural y las experiencias que los estudiantes han tenido. Los valores son aquello que valoramos, que deseemos, que queremos, que nos gusta, que preferimos sobre otras cosas. Por eso, al hablar de valores’” nos estamos refiriendo a sesgos, a maneras preferenciales de ver, interpretar y juzgar en la esfera de lo artístico, lo político, lo cultural, lo intelectual, lo afectivo.. . en fin, a todos los aspectos de nuestra vida. Cuando decimos que algo nos gusta por bello, estamos hablando de valores estéticos; cuando preferimos una idea porque nos parece coherente, lógica, bien argumentada o verdadera, estamos dando cuenta de valores mológicos; cuando nos referimos a aquello que aceptamos, defendemos o escogemos porque nos parece justo o bueno, estamos haciendo mención a valores morales. Diríamos entonces que el niño construye, a través de la socialización, una jerarquía de valores, unos contenidos si se quiere, que son aquellos que le permiten emitir juicios frente a determinados hechos. Así como en la enseñanza de las matemáticas, los niños construyen a lo largo de su educación primaria una serie de conceptos como la suma, la resta, la multiplicación, la división, el conjunto, la decena, etc, a través de la educación moral los pequeños construyen unos valores. Pero ya sabemos que en los modelos constructivistas los contenidos no son posibles si no están atados a una forma de razonar, de pensar; de ahí que se afirme, por ejemplo en el campo de las matemáticas, que de lo que se trata es de desarrollar en los alumnos un pensamiento matemático, más que aprenderse unas sumas; lo que nos interesa es que el niño desarrolle su pensamiento aditivo, para lo cual, por supuesto, requiere manejar el concepto de la adición. Para el caso de la autonomía, estaríamos hablando de la apremiante necesidad de que los niños y las niñas no solamente construyan valores y conceptos como honestidad, verdad, Si se quiere una ampliación sobre esta idea véase: Vasco E. ( 1992) Los valores implícitos en los libros de texto. Bogotá. Editorial Norma y CERLALC. Pág 79. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ...< NOS DICE LA PERSPECTIVA CONSTRUCTIVISTA SOBRE LA MORAL? lidaridad, etc., sino que tengan en la escuela la posibilidad de construir una forma de razonar sobre los asuntos morales. En este terreno, el énfasis está puesto en los procesos de desarrollo de las estructuras mentales de razonamiento y de las competencias para razonar ante la toma de decisiones con autonomía, criticidad, tía, complejidad y responsabilidad. En consecuencia con lo expuesto en los párrafos anteriores, podríamos afirmar que la formación moral tiene dos componentes: ( 1) la construcción de unos contenidos valorativos y las respectivas jerarquías de valores, y (2) la construcción de competencia del juicio o el razonamiento En contraste con la diversidad que puede encontrarse en las representaciones y los valores que sostienen las personas, en el caso de la competencia moral nos estamos refiriendo a formas de razonar que suelen ser muy semejantes entre las personas que se encuentran en una misma etapa de desarrollo de su juicio Estas formas de razonamiento están dadas por mentales, que no son otra cosa que el sistema de relaciones entre los elementos en las redes conceptuales y que hace las veces de andamiaje para darle forma a los juicios. La complejidad de este sistema de relaciones define el nivel de competencia moral de las personas para juzgar y resolver los problemas. Consideremos algunos ejemplos que pueden ayudarnos a clarificar la diferencia entre los contenidos morales y las formas de razonamiento moral. Por ejemplo, ante una situación dada, podemos optar por decir la verdad ante el temor de ser descubiertos o bien hacerlo bajo el convencimiento de que la confianza mutua es la única forma en que queremos relacionarnos con los demás. El valor común es la honestidad. Superficialmente los dos casos pueden parecer lo mismo, porque llevan a la misma decisión, decir la verdad, pero la forma de razonamiento es diferente en cada uno. Mientras el primero es un ejemplo de moralidad heterónoma con una estructura unidireccional donde el único factor que se toma en cuenta para decidir es lo que manda la autoridad (temor a ser descubierto), el segundo es un ejemplo de moralidad autónoma con una estructura recíproca donde se ponen en relación dos o más factores para tomar la decisión: independientemente de que la autoridad lo diga, debo manifestar la verdad porque debo tratar a los otros como quisiera ser tratado por ellos y es parte de un acuerdo al que he llegado con los Comparemos ahora un juicio en el campo moral con uno del mundo físico para dilucidar la estructura común a los dos, a pesar de la diferencia en el contenido. Antes de los 5, 6 o 7 años los niños consideran que si uno vierte la misma cantidad de líquido en un recipiente más alto pero más delgado que otro, pero que tienen el mismo volumen, la cantidad de líquido es mayor en el recipiente más alto, sin importar que a la vez sea más delgado. En el caso moral, si un niño de esas mismas edades rompe cuatro tazas al ayudar a su mamá a poner la mesa, considera que esta acción es más grave o peor al hecho de Esta perspectiva bidimensional (contenido y competencia) de la educación moral coincide con la aproximación filosófica que nos muestra que las preguntas y discursos de las dos tradiciones éticas son divergentes, porque centran su preocupación en parcelas diferentes pero complementarias del fenómeno de la moralidad, más que porque constituyan concepciones antagónicas e irreconciliables sobre un mismo fenómeno. De esta forma, el ejercicio de construcción de los contenidos valorativos se encuentra cercano a la tradición ética comunitarista, mientras que el ejercicio pedagógico de desarrollo de las competencias del juicio moral se encuentra cercano a la tradición universalista. 14 Esta concepción constructivista, representada especialmente por Piaget y Kohlberg, se complementa en el terreno filosófico con la tradición ética racionalista kantiana y habermasiana, que defienden el carácter universal de las formas de la razón moral. 15 Para ampliar lo que se ha dicho aquí, pueden remitirse a en la educación prescolar. Madrid. Editorial Visor (1982) La autonomía como finalidad de la educación. En El número EL ANÁLISIS DE DILEMAS MORALES, romper solamente una intentando robarse un dulce de la alacena. La forma de razonamiento en los dos casos es la misma: se emplea una forma de razonar en donde aún no es posible coordinar y compensar unas y otras características o elementos de un objeto o de un hecho. En el caso del agua, a pesar de que el niño ve que no se aumentó la cantidad de agua, insiste en que en el segundo recipiente hay más cantidad porque sólo se fija en la altura que alcanzó el líquido, es decir, no puede compensar el aumento en altura con la disminución en el ancho. En el caso moral, no puede coordinar simultáneamente el daño físico causado por el rompimiento de las tazas, con la intención de su acción. Por ello hablamos en los dos casos de una estructura mental no compensatoria. Podemos resumir la idea central en que el pensamiento de una persona tiene que yace al contenido que está dado por ese andamiaje mental del que dispone la persona y por eso hay que desarrollarlo para cualificar la moralidad. Formas del razonamiento implicadas en la competencia moral Piaget y se preocuparon por encontrar y describir empíricamente esas formas de la razón que permiten la toma de decisiones morales o justas, y sobre todo, por explorar cómo se gestan y desarrollan en las personas. Estos autores plantearon que las competencias fundamentales de razonamiento implicadas en el desarrollo del juicio moral eran la descentración y la coordinación de perspectivas. Posteriormente, otros ( 1993) , Selman (1976) y autores como Jaramillo Bermúdez (1999) han desarrollado o desagregado más las competencias y otros elementos que pueden estar involucrados. Aquí diferenciaremos analíticamente seis formas de razonamiento que nos permiten comprender mejor la naturaleza del juicio moral: ( 1) 16 UNA ESTRATEGIA PEDAGÓGICA 24 la descentración, (2) la sensibilidad empática, (3) la coordinación de diversas perspectivas, (4) la contextualización sistemática, (5) la argumentación y (6) la reflexión crítica. Veamos de qué trata cada una de ellas. La Esta forma de razonamiento supone la capacidad de tomar distancia de las propias perspectivas y situarse en aquellas de los otros (múltiples otros) para aproximarse a sus ideas, intereses y experiencias, a la vez que ala forma como esas personas se ven afectadas por las acciones de sus congéneres. El desarrollo de esta forma de razonamiento es fundamental porque es la que nos posibilita actuar de manera considerada y sensible frente a los demás; es la que determina la capacidad de prever las consecuencias que las acciones propias puedan tener para otros, sin la cual se mantiene la tendencia prominente en nuestra sociedad a tomar decisiones excesivamente centradas en los intereses particulares. Esta forma de pensamiento se desarrolla en la resolución de situaciones de dilema, en las que para tomar una decisión moral se necesita asumir distintos roles y considerar las perspectivas contrapuestas de los diversos protagonistas. La descentración, lo mismo que las demás formas de pensamiento, se basa en una operación mental de diferenciación, que es la misma que nos permite cuestionar y romper los estereotipos y generalizaciones falsas. En este caso, la operación de diferenciación nos hace comprender que uno tiene una perspectiva -al igual que la tienen las otras personas= y que dado que éstas son diferentes y que la propia no es única, debemos ponemos en el lugar de los otros y entender sus puntos de vista. Estrechamente 2. La sensibilidad asociada a la anterior, ésta se refiere a la disposición a presuponer que las ideas y prácticas individuales o culturales ajenas a las Esta forma de propias tienen un Es muy importante, en este contexto aclarar que ello no significa aceptar, justificar o compartir. ......................... NOS DICE LA PERSPECTIVA CONSTRUCTIVISTA SOBRE se promueve en el contacto con individuos o grupos sociales diferentes; usualmente el asombro y la confusión que se generan inicialmente, producen, cuando se resuelve en forma reflexiva y positiva, un avance en la capacidad de empatía con personas de otras culturas. 3. La coordinación de diversas perspectivas.L a descentración y la sensibilidad no nos llevan muy lejos si no podemos volver a coordinar, a sintetizar estas diversas perspectivas que hemos reconocido en una nueva posición o decisión que las abarque. Kamii ( 1982 ) plantea que en la medida en que se descentran y coordinan más puntos de vista dentro de perspectivas más amplias, se llega a conclusiones más abarcadoras. Pero ello supone una capacidad para coordinar las diversas perspectivas en una decisión consistente con todas ellas e incluso lleva a considerar la posición propia como una más dentro de las demás. LA MORAL? 25 rrolla a partir de la reflexión continuada entre el todo y las partes, acerca de los contextos de relación en los que están inscritas las sociedades y las personas, sobre los procesos precedentes y subsiguientes a los hechos más salientes y en los conflictos cognitivos que se presentan al fracasar las predicciones inferidas de modelos simplificados y espontáneos. En particular, la forma de razonamiento supone: considerar simultáneamente diversos tipos de consecuencias y efectos de una misma acción; establecer relaciones de retorno en las que un comportamiento genera una consecuencia que vuelve a afectar al mismo agente que la llevó a cabo (por ejemplo acciones personales que me afectan indirectamente porque tienen incidencia en la comunidad); La formulación de juicios morales acertados y la toma de decisiones también suponen la capacidad para la coordinación de intención, acción y consecuencias; aunque estas últimas no siempre se corresponden con las intenciones, éstas sí dicen mucho de la acción. considerar implicaciones a mediano y largo plazo y consecuencias compuestas (una actuación determinada produce ciertos efectos que a su vez generan otros, por lo que algunas personas 0 instancias sociales se ven indirectamente afectadas); 4. La contextualización sistémica.Esta forma de razonamiento permite comprender los hechos particulares como fenómenos inscritos en una compleja red de relaciones sociales que explica sus causas y dinámicas, así como las consecuencias sociales de las acciones. Esto es importante porque al establecer la interdependencia que siempre existe entre la persona y sus circunstancias, podemos entender que las cosas no sólo ocurren guiadas por la voluntad de quienes actúan. Esta comprensión sistémica nos supone indagar por las razones que tuvieron los individuos para actuar de una determinada forma y buscar las causas que explican los fenómenos más complejos y que condicionan las acciones de las personas. El pensamiento sistémico se incluir en la red de afectados a actores despersonalizados, abstractos y ajenos a la experiencia directa; establecer la interdependencia entre intención de los sujetos y circunstancias (los individuos actúan con intenciones condicionadas por sus situaciones particulares, las acciones intencionadas de los sujetos pueden transformar las circunstancias Esta representación sistémica, en la que los diferentes elementos que componen la sociedad se relacionan entre sí de forma pendiente, variada en su naturaleza y en su alcance temporal, es fundamental para que la persona pueda explicarse los fenómenos del mundo social de forma descentrada, EL ANÁLISIS DE DILEMAS MORALES, lítica, integral y crítica, así como orientar su acción en el mundo con una mayor conciencia social. 5. La argumentación.Esta forma de razonamiento supone la capacidad de (a) reflexionar sobre los argumentos propios, los valores en que están sustentados y su coherencia; (b) exponer y argumentar las razones subyacentes alas acciones o los criterios utilizados para determinar la justicia y bondad de una acción; (c) defender los argumentos propios hasta que sean comprendidos; (d) estar dispuesto a ser cuestionado y ser capaz de transformar coherentemente las posiciones propias en virtud de la discusión con otros. 6. La reflexión crítica.Esta forma de pensamiento, que supone la coordinación de las anteriores, busca establecer si se está actuando con justicia; la agudeza del pensamiento crítico radica en su capacidad de duda sistemática, en el escepticismo saludable sobre las propias convicciones y las ajenas y en la comprensión de que la argumentación se debe respaldar con criterios de validez y con procedimientos para construir y comunicar estos argumentos. Esto es importante porque al establecer la interdependencia que siempre existe entre la persona y sus circunstancias, podemos entender que hay cosas que ocurren o problemas que se presentan por causas que van más allá de la voluntad de los individuos. Esta comprensión sistémica nos hace necesario indagar por las razones que ellos tuvieron para actuar de una determinada forma y buscar las causas que explican los fenómenos más complejos y que condicionan la acción de los seres humanos. Esta forma de pensamiento sistémico se desarrolla a partir de ( 1) la reflexión continuada entre el todo y las partes, (2) el análisis de los contextos en los que están inscritas las sociedades y las personas, (3) el estudio sobre los procesos precedentes y subsiguientes a los hechos más UNA ESTRATEGIA PEDAGÓGICA lientes y (4) la revisión de los conflictos nitivos que se presentaron cuando los modelos simplificados y espontáneos que se emplearon para explicar o predecir un fenómeno fracasan, en muchos casos, por hacer dejado por fuera elementos que a la postre resultaron muy importantes. Es bien probable que muchos de ustedes se estén preguntando por la manera como estas formas de razonamiento moral pueden ser desarrolladas en su práctica pedagógica. Los La sensibilidad 3. La de 4. La 5. La 4. La reflexión sistemática tamos a que sigan el desarrollo de nuestra exposición. En la segunda parte de esta Guía encontrarán caminos concretos para ello cuando expongamos nuestra estrategia pedagógica. Las estructuras de pensamiento siguen un proceso de desarrollo cualificante Podríamos afirmar que la moralidad no se construye si las estructuras mentales no se desarrollan a lo largo de la vida de los seres humanos, con predominancia en los primeros veinte años. Lo cierto es que estas estructuras se do cada vez más complejas, permitiendo solucionar problemas más sofisticados y variados, incluyendo perspectivas más amplias o más puntos de vista. Anteriormente decíamos que una argumentación moral autónoma requiere de una estructura descentrada, sistémica y ......................... NOS DICE PERSPECTIVA CONSTRUCTIVISTA SOBRE LA MORAL? ordinada, crítica, etc, pero también puede tener la estructura inversa: egocéntrica, asistémica y fragmentada, acrítica, etc. son los dos extremos de un continuo que se desarrolla recorriendo niveles de complejidad que llamamos La diferenciación que hicimos anteriormente es importante para comprender mejor qué significa desarrollar la inteligencia social y el juicio moral. Por desgracia, aún no contamos con un modelo suficientemente desarrollado que nos muestre, de manera diferenciada, el desarrollo por etapas de cada una de estas competencias y de la interdependencia entre ellas. Así que mientras la investigación psicopedagógica avanza, utilizaremos un modelo sintético que establece las etapas de desarrollo de una categoría general, que abarca estas competencias diferenciadas. Éste es el modelo propuesto por Kohlberg y complementado por Selman. Sus modelos están basados en observaciones metódicas sobre las formas de razonar de las personas en asuntos relacionados con la justicia, con la elaboración de las normas, con las razones para decidir ante dilemas de la vida. Kohlberg describió tres niveles del desarrollo moral: ( 1) el nivel preconvencional, es decir, anterior a las convenciones para la elaboración de las normas, (2) el convencional y (3) el cional. Cada nivel, a su vez, tiene dos etapas. A continuación daremos cuenta de las seis etapas, caracterizando el comportamiento moral de quien se encuentra en cada una de ellas: Quien se encuentra en la primera etapa se caracteriza por ser una persona centrada en sí misma que obedece por miedo al castigo o porque busca una recompensa, resultando muy difícil para ella distinguir entre el pensamiento moral de la autoridad y el de sí misma. Podríamos decir que en esta etapa se ubican los niños pequeños en edad pre-escolar. 17 2. A medida que los niños o las personas (pues también nos encontramos con adultos que están aún en esta primera etapa) empiezan a hacer negociaciones concretas con un ‘otro’ cercano, pasan a la segunda que se caracteriza por la aparición de la conciencia de que el ‘otro’ también tiene deseos y necesidades que busca satisfacer al igual que uno y por eso se requiere de una negociación de la satisfacción personal frente a la del otro; es un intercambio instrumental, el del por ojo, diente En esta etapa se encuentra la mapor yoría de los niños de la primaria. 3. La tercera etapa es aquella en la que se actúa correctamente porque se quiere ser reconocido como “una buena persona” al ayudarle a los miembros del grupo y ser solidario con éste; espera que los demás actúen de la misma manera porque asume que ellos también serán leales, “buena gente” y considerados con los demás. Es una etapa llena de confianza y expectativas interpersonales mutuas y es bien característica de los primeros años de la secundaria. 4. Cuando aparece en una persona una clara conciencia de la importancia de las normas y de la ley para mantener el orden y la cohesión del conjunto de la sociedad, podemos afirmar que está en la cuarta Es en ella en la que hay ya una conciencia del sistema social como estamento orgánico que debe ser regulado para Pero el bienestar de todos los miembros frecuentemente esta preponderancia de la regulación y el orden se da a costa de la persona individual, que debe sacrificar sus deseos por el bienestar social. Por eso esta etapa es convencional, porque se acepta una convención social que ya está dada y se aprueba su conveniencia para toda la sociedad. Algunos estudiantes de los últimos años de la secundaria y universitarios se ubican en esta etapa. Podría tratarse de una toma de conciencia o ampliación del referente en el que el ámbito interpersonal, cercano a sí mismo es sólo uno de los que componen a una comunidad y que se debe coordinar la perspectiva propia con la de muchos otros. De ahí la importancia que se le da a las normas como reguladores de los conflictos que surgen en la vida cotidiana a raíz de la diversidad y el énfasis en no hacer excepciones. EL DE DILEMAS MORALES, UNA ESTRATEGIA PEDAGÓGICA 5. La quinta etapa es la del contrato social entre el individuo y la sociedad, en la que se busca el bienestar social e individual ajustándose a la ley por la conciencia de que todas las personas de la sociedad se benefician con el comportamiento moral del resto de bros. Aunque el individuo reaparece cediendo parte de sus derechos ante los de los demás y de esta manera quedan protegidos los derechos de todos, ahora se pregunta por la génesis o el origen de las convenciones y por su justicia, lo que permite un replanteamiento de la tensión entre el individuo y la sociedad. Se trata de una posición más libre frente a las convenciones, porque sabe que las puede cuestionar y transformar, pero es respetuosa de éstas mientras no se transformen. En esta etapa se reconoce la versalidad de los derechos humanos y el acuerdo o contrato democrático, fundamento de las democracias liberales. 6. Cuando el juicio moral surge de la comprensión del valor del ser humano, de su dignidad como persona, cuando hay una comprensión que lleva a asumir con compromiso los principios éticos que ofrecen los criterios para evaluar las demandas, tanto sociales como individuales, para guiar la acción y justificar la decisión tomada es cuando nos encontramos en la sexta y última etapa. Una vez se llega a ella, diríamos que las personas se encuentran el nivel convencional. En la etapa 6, según la versión de Habermas, se da la formación de la voluntad discursiva en un paradigma de dialogo y en la versión de Kohlberg, se da la apropiación ideal de roles. Kohlberg la llamó apropiación múltiple de roles puesto que ella permite legislar y tomar decisio18 nes considerando las múltiples perspectivas. Kohlberg llama a esta ultima situación, “justicia como reversibilidad”, que le permite asemejar las operaciones socio-morales de la justicia -como la reciprocidad y la igualdad-, con la reversibilidad que Piaget encuentra en el pensamiento operacional lógico-matemático. Es importante comprender que las etapas que acabamos de describir son integraciones es decir que las etapas de niveles más altos incorporan las estructuras de las anteriores, pero en una estructura global más diferenciada. Las personas pueden seguir razonando en los niveles anteriores cuando desde allí pueden resolver satisfactoriamente un problema particular, pero cuando enfrentan problemas más complejos, no se sienten satisfechos con la solución ideada hasta entonces y ven que sus argumentos son insuficientes, sobrepasan los niveles más bajos y razonar en niveles más complejos. Concluyendo, podríamos afirmar que desde la perspectiva constructivista son mejores los razonamientos que se producen en las etapas más avanzadas. Por ejemplo, la formación moral basada exclusivamente en la suele formar personas heterónomas que sólo cumplen las normas por temor a la autoridad. Dado que esta es la única consideración que hacer, apenas desaparecen las causas externas que los hacen comportarse así, se actúa aleatoriamente de manera justa o correcta, según el estado de ánimo en que se encuentre la persona. Frecuentemente el discurso moral impuesto se derrumba ante la presión de intereses personales que lo contradicen, como en el caso de “no La “formación de la voluntad discursiva” se refiere ala modificación mutua de reclamos y necesidades a la luz de los reclamos y necesidades de los otros a través de un proceso de diálogo que se manifiesta en una situación de comunicación ideal, libre de dominación o manipulación. Los principios de justicia social que se acordarían en este proceso de alcanzar el consenso ideal serían, siguiendo la lógica de Rawles, primero, la máxima libertad compatible con la misma libertad de los otros y, segundo, equidad o igualdad de oportunidades y distribución de social, poder y bienes que no acepta la desigualdad excepto cuando la distribución es aceptable desde el punto de vista del que se encuentra en la mayor desventaja. Para ampliar pueden remitirse a Rawes ( 1985) Moral aplication. Edited by Marvin W. Berkowitz. New Jersey. LEA NOS DICE LA PERSPECTIVA CONSTRUCTIVISTA SOBRE LA MORAL? ETAPAS DEL DESARROLLO DEL JUICIO MORAL SEGÚN LAWRENCE KOHLBERG Nivel y etapa Lo que está bien Razones para hacer el bien Perspectiva social de la etapa Evitar romper las reglas apoyadas en el castigo. Obedecer porque sí y para evitar el daño físico a las personas y a la propiedad. Evitar el castigo y el poder superior de las autoridades. Punto de vista egocéntrico. No considera los intereses de los demás, ni se da cuenta de son distintos a los propios. Es incapaz de relacionar dos puntos de vista diferentes. Juzga las acciones más en términos de sus consecuencias físicas que por los intereses psicológicos de los otros. Confunde la perspectiva de la autoridad con la propia. Etapa 2 Individualismo, propósito instrumental e intercambio Sigue las reglas sólo cuando conviene a los intereses inmediatos de alguien; actúa según sus propios intereses y necesidades y permite que los demás hagan lo mismo. Lo correcto es lo que sea justo, lo que sea un intercambio igualitario, un pacto, un acuerdo mutuo. Servir los propios intereses o necesidades en un mundo donde se debe reconocer que los demás también los tienen. Perspectiva individualista concreta. Está consciente de que todo el mundo tiene intereses que persigue, y de que éstos pueden entrar en conflicto con los de los demás. De ahí que lo correcto sea relativo (en el sentido concreto individualista). Integra los intereses propios que estén en conflicto con los de otros por medio del cambio instrumental de servicios mutuos. Lo justo es darle a cada cual la misma cantidad. Nivel II Convencional Vivir de acuerdo con lo que las personas cercanas esperan de un buen hijo, hermano, amigo, etc. “Ser bueno” es importante y quiere decir tener buenos motivos y mostrar interés por los demás. También significa cultivar relaciones mutuas como la confianza, la lealtad, el respeto y la gratitud. Ser considerado “buena persona” tanto por sí mismo como por los demás. Preocupación y atención a los demás, por creer en la Regla de Oro: al ponerse , en el lugar del otro, espera buen comportamiento de las personas. Desea mantener las reglas y la autoridad que apoyan el estereotipo de la buena conducta. Perspectiva del individuo en relación otros individuos. Tiene consciencia de sentimientos, acuerdos, expectativas compartidos que toman primacía sobre los intereses individuales. Relaciona puntos de vista por medio de la regla de oro concreta de ponerse en el lugar del otro en términos concretos y específicos. Aún no considera la perspectiva del sistema social más amplio. Cumplir los deberes con los cuales se ha comprometido. Las leyes se deben mantener, excepto en situaciones extremas en las que pueden entrar en conflicto con otras obligaciones sociales fijas. Lo correcto también es contribuir a la sociedad, al grupo 0 a la institución. Mantener la institución en marcha para evitar el colapso del sistema “si todos hicieran lo mismo” 0 el imperativo de la conciencia de estar al frente de las obligaciones definidas por uno mismo (se confunde fácilmente con la creencia en las reglas y la autoridad de la etapa 3). Diferencia el punto de vista de la sociedad del acuerdo o motivos terpersonales. Toma el punto de vista del sistema que define los roles y las reglas. Considera las relaciones individuales en términos del lugar que se ocupa dentro del sistema. Nivel 1 Preconvencional Etapa 1: Moralidad heterónoma Etapa 3 Expectativas de relaciones y de conformidad Etapa 4 Consciencia de sistema social EL Nivel y etapa Vive1 III o de 5: social 0 y derechos 6 éticos rniversales ANÁLISIS DE DILEMAS MORALES, Lo que está bien UNA ESTRATEGIA PEDAGÓGICA Razones para hacer el bien 30 Perspectiva social de la etapa Estar conscientes de que las personas tienen distintas y puntos de vista y de que las normas dependen del grupo al que se pertenece. Se deben respetar estas normas “relativas” por la importancia que se asigna a la imparcialidad y porque son el contrato social. Algunos valores y reglas no relativas (por ejemplo la vida y la libertad) se deben mantener en cualquier sociedad, independientemente, de la opinión de la mayoría. Sentirse obligado a obedecer la ley a causa del contrato social: ajustarse a la ley por el bien de todos y para la protección de los derechos de toda la sociedad. Sentimiento de compromiso contractual, al que se ha entrado libremente, con la familia, la amistad, la confianza y las obligaciones laborales. Hay preocupación porque las leyes se basen en un cálculo racional de utilidad común, “el mayor bien para el mayor número de personas”. Perspectiva anterior a la sociedad. Perspectiva de un individuo ra-cional, consciente de los valores y los derechos anteriores a las ataduras sociales y a los contratos. Integra las perspectivas por medio del acuerdo, el trato, la imparcialidad objetiva y el debido proceso. Considera puntos de vista legales y morales; reconoce que a veces están en conflicto y encuentra difícil integrarlos. Guiarse por principios éticos que uno mismo ha escogido. Las leyes específicas o los acuerdos sociales son normalmente válidos, porque descansan en ellos. Si una ley viola los principios se actúa de acuerdo con los propios. Son principios éticos universales porque se refieren a la justicia: la igualdad de los derechos humanos y respeto por la dignidad de las personas como individuos. Como persona racional, la creencia en la validez de los principios morales universales y sentido de compromiso personal con ellos. Perspectiva desde un punto vista moral del que se derivan los acuerdos sociales. La perspectiva es la de cualquier individuo racional que reconoce la naturaleza de la moralidad o el hecho de que las personas son fines en sí mismas y como tal deben ser tratadas. robar” pero no tener inconveniente en hacerlo si se está seguro de que nadie se dará cuenta. Para finalizar este apartado, queremos decir con firmeza que la justicia social e individual se consiguen más fácilmente en una sociedad en la que sus miembros razonan y actúan con los criterios del nivel post-convencional, que en una donde lo hacen desde el nivel convencional o, lo que podría ser peor aún, desde el pre-convencional. En la segunda parte de la Guía daremos algunas indicaciones para que puedan establecer el nivel en que se encuentran sus estudiantes. Ahora bien, sería conveniente que también ustedes revisaran sus propios comportamientos morales e identificaran el nivel en que se encuentran. Recordemos que el razonamiento moral se desarrolla a lo largo de toda la vida y que también los adultos (maestros y padres de familia) estamos en esa construcción. no se han encontrado ustedes con colegas, o incluso a ustedes mismos, tomando decisiones significativas con formas de razonamiento moral que corresponden a los primeros niveles del juicio moral? Por ejemplo, cuántas veces no nos ponemos el cinturón de seguridad por temor a una multa más que por consideraciones del cuidado de la vida propia. La utilidad pedagógica de la etapas El lector se estará preguntando, y con razón, cuál es la utilidad pedagógica de las etapas. Pues bien, Piaget y Kohlberg demostraron que aunque las formas de razonar a que hicimos referencia anteriormente son universales, en ........................ NOS DICE LA PERSPECTIVA CONSTRUCTIVISTA SOBRE LA MORAL? nos de que cualquier persona puede desarrollarlas y emplearlas, no están dadas en su forma más compleja en los seres humanos y que su transformación puede llegar a estancarse si no se estimula. Por tal motivo la educación debe proponerse como meta fundamental el desarrollo de las estructuras de razonamiento a su máximo nivel. El desarrollo de las competencias del juicio moral requiere de una pedagogía expresamente orientada a ese fin desde edades tempranas, justamente para permitir que se de el proceso de desarrollo progresivo. Las etapas son muy útiles para el maestro porque permiten entender mejor por qué los alumnos están comprendiendo y razonando sobre las situaciones sociales de la forma en que lo hacen y hacia dónde puede orientarse su desarrollo. Las etapas proporcionan información puntual sobre las formas de comprensión de los estudiantes, el lugar que dicha manera de razonar ocupa en el mapa que tiene cada docente sobre el proceso de desarrollo a seguir, las metas que aparecen de más fácil o más difícil logro, el tipo de problemas y temáticas que les resultan más pertinentes y a la vez más desestabilizantes, las estrategias didácticas, los recursos y prácticas pedagógicas que resultan más provechosas, los climas de aula e institucionales que resultan más estimulantes y formativos. Kohlberg (1984 y 1985) y Hersh, Reimer Paolitto (1984) demostraron en que en la medida en que los profesores con quienes realizaron el estudio conocían el nivel de desarrollo de sus estudiantes y les presentaban insistentemente argumentos morales un nivel por encima de aquel en el que ellos se encontraban, lograban desestabilizarlos y empujarlos a la transición hacia la etapa siguiente obteniendo con ello su desarrollo moral. Es por este motivo que nuestra propuesta pedagógica hace una apuesta por la reflexión abierta y crítica sobre los conflictos que surgen en la convivencia, haciendo énfasis en la discusión sobre las razones para tomar la decisión que, además de afectarme a quien la toma, afecta a los otros. En este ejercicio, que se realiza a través del de dilemas (del cual nos ocuparemos en la segunda parte de la Guía), se ponen sobre la mesa las diversas opciones valorativas, para que se reconozcan y entren en diálogo en vez de permanecer ocultas o silenciadas bajo el poder de los proyectos dominantes. De esta forma, el análisis de dilemas crea situaciones que permiten a los estudiantes construir por sí mismos sus propios valores como resultado de la reflexión y el intercambio de perspectivas sobre los conflictos. De otra parte, la experiencia misma del análisis por la metodología que usa, comunica unos valores específicos y los cultiva: el aprecio por la racionalidad y por la comunicación, el respeto por el otro, el aprecio por la complejidad en las ideas en vez de la simpleza, el aprecio de la duda y el escepticismo sano, por ejemplo. En suma, lo que estamos proponiendo en esta Guía es una estrategia pedagógica para la educación moral que ayuda a los docentes a desarrollar la moral en sus alumnos desde un punto de vista constructivista, en donde lo que se va construyendo son unos valores y su respectiva jerarquía de valores, así como una manera de razonar en donde todos los componentes de la competencia moral entran en interjuego. De la manera más honesta que nos ha sido posible hemos elaborado una propuesta que recoge los principales planteamientos que se han hecho desde la filosofía y la psicología a propósito de la moral y la educación moral. Aspiramos a que los lectores así lo interpreten y las ideas que hemos expuesto en este capítulo le sean de utilidad para comprender a cabalidad nuestra propuesta. Segunda parte EL DILEMA MORAL, EJE CENTRAL DE UNA ESTRATEGIA PEDAGÓGICA “Si ahora creemos en la honestidad, no hemos construido esa creencia porque hayamos sido castigados, sino porque tuvimos la oportunidad de considerarla necesaria y deseable para las relaciones humanas”. Constance n en la primera parte de esta Guía que el desarrollo de la autonomía debe ser la meta fundamental de la educación moral. Igualmente afirmábamos que la moral no puede ser entendida como un listado de prescripciones sino, en consecuencia con lo que afirma John Dewey, como una forma de inteligencia social que todos los seres humanos estamos en capacidad de desarrollar con un único propósito: dirimir los conflictos que necesariamente se generan en la convivencia con los otros cuando lo que creemos bueno para nosotros no necesariamente coincide con aquello que otros consideran como bueno para sí mismos. De la misma manera, indicamos que el desarrollo de la moral así entendida, y asumida desde una perspectiva constructivista, supone tanto la construcción de una jerarquía de valores, como una manera de razonar, en donde todos los componentes de la competencia moral, como competencia del pensamiento, entran en juego. Si nuestros lectores coinciden con los planteamientos expuestos en la Primera parte y que de manera bastante apretada acabamos de resumir, la pregunta que seguramente muchos se están formulando es cómo traducimos todo ello en una estrategia pedagógica? desarrollamos el pensamiento moral de nuestros estudiantes? Siguiendo a Kamii, con cuya cita damos inicio a esta Segunda parte, pueden nuestros estudiantes llegar a considerar necesarios y deseables determinados valores? es posible pensar en una estrategia pedagógica que sirva por igual para todos los niños y las niñas independientemente del estadio en que se encuentran en su desarrollo moral? ahora convertirnos en expertos sobre los planteamientos de la EL ANÁLISIS DE DILEMAS MORALES, moral y su desarrollo para poder ayudar a nuestros alumnos a ser autónomos? Aquí buscaremos dar respuesta a estas preguntas presentando a los lectores una estrategia pedagógica para promover la educación moral desde una perspectiva constructivista utilizando una herramienta que hemos encontrado muy valiosa para ello denominada análisis de dilemas morales y que las autoras venimos diseñando y poniendo a prueba con maestros de Educación Básica hace ya algunos años. No sobra advertir que esta estrategia puede ser transformada a partir de la experiencia en el aula de cada docente. Ella, así como las sugerencias prácticas que señalamos, son apenas una alternativa que han resultado eficiente y exitosa. Lo que aquí se expone, en concreto, fue puesto a prueba en algunas instituciones del Distrito Capital y posteriormente analizado en una serie de talleres con profesores y alumnos; con ellos se revisaron de manera cuidadosa las acciones desarrolladas y se reflexionó a propósito de aquellas que tenían éxito, el orden de actividades que resultaba más eficiente, las situaciones que detenían el logro de los objetivos y aquellas que, por el contrario, promovían un clima propicio para la exploración auténtica de las razones que tienen las personas para optar otra alternativa”. por una A aquellos docentes que apenas llegan al tema de la educación moral queremos decirles que para utilizar en primera instancia esta estrategia no es indispensable contar con mucho conocimiento teórico sobre ética, sobre desarrollo moral o manejar a profundidad los conceptos expuestos en la primera parte de la Guía. dablemente, este conocimiento se irá haciendo importante y necesario en la medida en que se ponga en práctica la estrategia, se analice cui- UNA ESTRATEGIA PEDAGÓGICA dadosamente el razonamiento de los estudiantes y se reflexione sobre lo hecho; la acción generará preguntas que con seguridad los desarrollos teóricos existentes ayudarán a explorar y comprender mejor los fenómenos que se presentan en desarrollo de la estrategia. Tal como lo hemos dicho en otra oportunidad, cuando estamos dispuestos y sabemos dudar sobre nuestras ideas, cuando tenemos preguntas auténticas en mente, profundizar teóricamente es sin duda Al principio, se los podemos asegurar, basta con estar dispuesto a callarse, a escuchar las ideas de otros, a retener los propios juicios hasta no estar seguros de que entendemos bien lo que otros quieren decir. Tres capítulos componen esta segunda parte de la Guía. En el primero de ellos nos referiremos a la herramienta eje de nuestra propuesta: el dilema moral; allí lo definiremos, mencionaremos sus principales ingredientes y nos mencionaremos las condiciones pedagógicas fundamentales para trabajar con ellos. En el segundo hablaremos de la importancia del clima escolar para trabajar el desarrollo moral, expondremos para por qué razón es una condición sine la educación moral y daremos cuenta de algunas de las estrategias concretas que ayudan a preparar un buen clima escolar. Finalmente, en el tercer capítulo, entregaremos a los lectores un itinerario para trabajar los dilemas morales sugiriendo el desarrollo de cinco etapas; para cada una de ellas mencionaremos su propósito, las actividades a desarrollar y el tiempo de duración aproximado que puede tomar su realización. Ciertamente el mayor complemento de esta segunda parte son los mini-programas que aparecen en la cinta de VHS entregada con este material y los siete dilemas que van en los folletos anexos a la Guía. 19 Muchas de estas estrategias están inspiradas en las sugerencias de Lawrence ( 1984 y 1985) y de Richard Hersh, Joseph Reimer y Diana Paolitto ( 1984) El crecimiento moral. En De Piuget a Kohlberg. Madrid. S.A. de Ediciones 20 Para ampliar esta idea véase Jaramillo Rosario ( 1999) Vida de Maestros. IDEP. Santa Fe de Bogotá valores. En la Pedagogía. Capítulo 3 EL DILEMA MORAL HERRAMIENTA PEDAGÓGICA POR EXCELENCIA PARA EL DESARROLLO MORAL U de las implicaciones pedagógicas más importantes del constructivismo es la exigencia de insertar la necesidad antes del aprendizaje. Los lectores, docentes en su mayoría, saben bien que la necesidad se traduce en tener preguntas auténticas, problemas que generan la reflexión y el conflicto con los conocimientos y formas de razonar y, que precisamente por ello, crean la necesidad del nuevo aprendizaje para ser resuelto o disuelto. Mientras no se genere esta necesidad derivada de los problemas, las situaciones y los conocimientos se asimilan a las estructuras mentales existentes, sin llegar a transformarlas. Por esta razón, se dice que en esas condiciones no se da un verdadero aprendizaje. Enseñar es insertar esa necesidad y ayudar a construir las herramientas mentales indispensables para resolverla. Así como esta premisa es válida para la enseñanza de la Matemática, las Ciencias Sociales, las Ciencias Naturales, la Química o cualquier otra área del conocimiento que forma parte del plan de estudios, también lo es para la educación moral. Recordemos que en el segundo capítulo se afirmaba que lo que caracteriza una buena educación moral que nos lleve a un estadio superior en el desarrollo moral es precisamente aquella que estimula la capacidad de reflexionar sobre las diversas circunstancias presentes en una situación y que esa competencia moral se logra en la medida en que introducimos más y más preguntas a propósito de la situación que estamos analizando (ver pág. 22). Estando conformes con lo expuesto, la pregunta que como pedagogos nos hacemos ahora es introducimos en la vida escolar situaciones dilémicas que sean efectivamente generadoras de preguntas auténticas por parte de los niños y las niñas o cómo traducimos en herramienta pedagógica aquellas situaciones cas que cotidianamente se presentan en la institución escolar? Dicho de otra manera es la didáctica para la educación moral?. Los grandes investigadores del desarrollo moral, Piaget, Kohlberg y Kamii, nos ofrecen para ello una herramienta muy potente denominada dilema moral y que fue precisamente aquella con la cual ellos allegaron conocimiento sobre la evolución del desarrollo moral en los niños. Las autoras de esta Guía la hemos trabajado bastante con maestros y aquí la proponemos como eje de la estrategia pedagógica para la educación moral. es un dilema moral? Un dilema es una breve historia sobre un personaje que enfrenta una situación difícil y tiene que tomar una decisión sobre la mejor acción a seguir. Aquella que tome involucra aspectos importantes de su vida, pero también puede afectara otras personas. Por esta razón, el personaje debe tomar una decisión que sea buena, correcta o justa consigo mismo y con los demás que se verán afectados por ella; de allí que deba enfrentarse a una decisión En la situación narrada, el personaje se encuentra ante una auténtica duda porque es difícil tomar una decisión sobre la mejor manera de actuar. Las diversas alternativas tienen aspectos EL ANÁLISIS DE DILEMAS MORALES, positivos y negativos, tanto para él como para las otras personas, y el personaje tiene razones y valores que considera importantes para justificar una u otra solución. Por esto el dilema no tiene una respuesta única, ni podemos decir que alguna sea, de antemano, correcta o incorrecta. El dilema se puede construir sobre casos ficticios, así como sobre situaciones reales de la vida cotidiana escolar o extraescolar de los estudiantes, eventos que se convierten en objeto de discusión gracias a su formulación como dilema. Para construir dilemas a partir de nuestra experiencia debemos tomar conciencia de las múltiples ocasiones en que nos encontramos ante acontecimientos de tipo moral y que casi siempre pasamos por alto, reconociendo que muchas de las interacciones entre maestro y alumno y de alumnos entre sí tienen un carácter moral. Por otra parte, puesto que el pensamiento se estimula con el conflicto, con lo problemático a nivel cognitivo y valorativo (ver capítulo el maestro debe estar pendiente de los múltiples problemas que se presentan en la vida cotidiana y aprovecharlos como material de reflexión. Los ingredientes de un dilema Para que una situación pueda plantearse como un auténtico dilema que invite a una reflexión y discusión ética con sentido, debe garantizar que estén presentes los siguientes ingredientes: El dilema debe girar en torno a la toma de una decisión ante un conflicto moral auténtico con el que las personas puedan sentirse identificadas. El conflicto moral constituye el eje del dilema (foco). 2. La historia debe incluir, tanto de manera explícita como implícita, otras personas 0 grupos sociales que se vean afectados por la decisión del personaje central. 3. El dilema debe plantear una posibilidad real de escoger entre dos alternativas respaldadas por buenas razones, para que los participantes se involucren en una discusión interesante so- UNA ESTRATEGIA PEDAGÓGICA 36 bre las razones que se tienen para respaldar como buena o justa una y otra alternativa, las consecuencias que puedan tener, los valores implicados, etc. 4. El dilema se debe cerrar con una pregunta centra2 que plantee si el personaje debe o no hacer algo, o más abiertamente, qué debe hacer ante una situación x. 5. El dilema, o el análisis del mismo, debe llevar a las personas a experimentar un conflicto moral o (por ejemplo, poniendo en tensión la propia libertad y bienestar frente a la libertad y bienestar de otro), que confronte sus concepciones éticas y les permita cuestionarlas, transformarlas 0 enriquecerlas. Para que esto ocurra, el dilema debe plantearse en torno a situaciones que pongan en discusión polémicas morales esenciales: la dignidad humana; el valor de la vida; el respeto a la conciencia personal 0 social; el respeto a los derechos y las libertades civiles; los contratos, acuerdos y compromisos y la confianza y justicia en el intercambio; el respeto a la propiedad; el cumplimiento o la desobediencia de las normas o leyes existentes; la aplicación de sanciones y castigos; las relaciones de autoridad y con la autoridad; la verdad; el respeto a los roles personales afectivos. 6. El análisis dilema se debe desarrollar a través de diversas preguntas que hagan más complejo el problema y exijan de tal suerte que enriquezcan la discusión; las preguntas que indagan más en los argumentos planteados y generan o hacen explícitas las contradicciones, orientan la discusión porque invitan a explorar diversas perspectivas y aspectos del razonamiento moral. Condiciones pedagógicas de un buen dilema Si bien al análisis de dilemas es una herramienta muy poderosa, como en cualquier didáctica es necesario que cumpla con algunas condiciones pedagógicas, de forma tal que efectivamente promueva el desarrollo de la comprensión, el juicio moral y, en general, la inteligencia social de los estudiantes 2 El desarrollo de la comprensión y del razonamiento supone que el problema tenga la capacidad de generar un interés auténtico en los estudiantes y los lleve a establecer conexiones con su experiencia cotidiana, así como con otros temas y problemas que les permitan ampliar o profundizar su tratamiento. Esta condición, la garantiza no sólo que las personas se involucren con el problema, sino que el trabajogenere realmente un nuevo conocimiento o un nuevo aprendizaje. En el caso de los dilemas, esta condición se cumple en la medida en que se propone un ejercicio pedagógico alrededor de problemas cotidianos y abiertos, sin solución prefijada que los cierre y que apuntan a cuestionar las “teorías éticas” de los estudiantes. De esta forma se resuelve el problema de enseñar moral por medio de fórmulas sin sentido y distantes de las experiencias personales, interpersonales y sociales de los estudiantes que les resultan aburridas. 2. De otra parte, es fundamental que el estudiante pueda y tenga que (un producto material, intelectual, una expresión artística, etc.) con lo que resuelva un problema, usando de forma propia, comprensiva y creativa lo que ha aprendido, para dar sentido a esos aprendizajes. Todo ciclo de aprendizaje y enseñanza debe desarrollarse con uno o varios desempeños de comprensión por parte del estudiante. En el caso de los dilemas, el mismo ejercicio le exige al estudiante la toma de una decisión y el desarrollo de una argumentación que le permita sentirse satisfecho con su decisión y explicarla satisfactoriamente a otras personas. 21 3. Así mismo, todo ejercicio pedagógico que pretenda desarrollar la comprensión y el pensamiento debe disponer de herramientas y mecanismos para ofrecer a los estudiantes retroalimentación frecuente como forma de evaluación. Tanto el profesor como los compañeros y él mismo (autoretroalimentación) deben destacar a lo largo del proceso los logros obtenidos, los obstáculos y los problemas que se han presentado recibiendo orientación de todos sobre los caminos a seguir. El análisis de dilemas es una estrategia pedagógica en la que la enseñanza y el aprendizaje se conciben como un proceso de desarrollo intelectual y afectivo, en el cual maestro y alumno se comprometen en la comprensión auténtica de los problemas y en la cualificación de las formas de comprenderlos. Por eso gira alrededor de la discusión rigurosa y respetuosa como mecanismo de la retroalimentación. La discusión de dilemas es, en sí misma, un ejercicio de confrontación permanente de las ideas propias con las de otros, que ofrece a los estudiantes una retroalimentación permanente sobre la forma como son recibidas sus ideas, sus fortalezas para convencer 0 explicar a otros, los problemas que logra resolver con ellas y los que quedan sin resolver. Por otra parte, el modelo de análisis de dilemas prevé dos cosas que son de gran valor, para permitir al estudiante autoevaluarse con verdadero sentido crítico: puede cambiar la decisión que ha tomado en el camino, argumentando por qué lo ha hecho y, aunque no cambie de decisión, el ejercicio de análisis le ha permitido llevar un registro escrito de sus argumentos en distintos momentos de la discusión, pudiendo comparar así el desarrollo de sus ideas. Los criterios que aquí se utilizan provienen del modelo de para la Comprensión desarrollado por el Proyecto Zero de la Universidad de Harvard, con la participación de docentes e investigadores colombianos y argentinos. Para una mayor ampliación de este modelo se pueden consultar los dos volúmenes de los libros titulados Grandes Comprensiones elaborados por el equipo para el Baúl Jaibaná o el artículo publicado en la revista Alegría de Enseñar titulado Comprender es la clave de Rosario Jaramillo y Bermúdez EL ANÁLISIS DE DILEMAS MORALES, La estrategia de plantear para indagar las formas de razonar fue desarrollada por siguiendo la lógica del método clínico piagetiano. El método clínico se utiliza para explorar en profundidad cómo piensan las personas alrededor de un problema y desentrañar el sentido que dan a sus respuestas superficiales y a sus actuaciones. Este propósito originario del método que soporta a la estrategia de análisis de dilemas garantiza que la evaluación que se haga del desempeño del estudiante esté anclada en la comprensión de sus ideas, en una valoración de los logros que ha tenido en relación con las metas trazadas, yen una identificación de sus obstáculos para orientarlo y apoyarlo en su Ésta es una condición pedagógica de suma importancia, dado que en asuntos morales no es muy frecuente que las personas reciban retroalimentación constructiva sino, por el contrario, juicios de autoridad, sanciones o celebraciones que sólo convierten la moralidad en un asunto de temer y despreciar. 4. Por último, toda educación que pretenda promover procesos de desarrollo debe tener metas claras de lo que se quiere llegar a comprender, de lo esencial e importante en esas comprensiones, de sus posibles niveles de logro y de las rutas que permiten conseguirlas. En este sentido, la estrategia de análisis de dilemas tiene la ventaja de contar con el respaldo de un modelo de la progresión del desarrollo del juicio moral, modelo contra el cual podemos analizar el razonamiento de los estudiantes, saber en qué nivel de desarrollo se encuentra y hacia dónde se los debe promover. En otros términos, los procesos de desarrollo implicados en el juicio moral están lo suficientemente descritos para poder trazarnos metas claras y realistas. 22 UNA ESTRATEGIA PEDAGÓGICA formula un dilema moral? Es claro que a diario todos nos enfrentamos a dilemas morales. Cada vez que tenemos que tomar una decisión que afecte a otras personas en sus necesidades, afectos, relaciones, libertades, etc., lo estamos haciendo. El problema radica en que con demasiada frecuencia reaccionamos de manera inmediata sin mucha reflexión y sin considerar seriamente a todas las personas involucradas en la situación. La propuesta que aquí presentamos, y cuya estrategia se expone más adelante, busca volver más consciente y reflexiva la toma de decisiones frente a los dilemas morales cotidianos y para ello es importante que esos conflictos los formulemos como dilemas. En este orden de ideas, los siete dilemas que acompañan esta Guía son apenas un abrebocas as) maestras empiecen a manejar la para que metodología. A medida que la pongan en práctica, la evalúen y desarrollen su capacidad de observación de las situaciones dilemáticas que se presentan en la escuela (no solamente entre estudiantes, sino incluso entre los mismos docentes), adquiriendo herramientas para proponer una discusión organizada y sistematizada en torno a ellas en donde la argumentación y el respeto mutuo ha de ser la constante. Recuerden que lo que nos interesa es que gane cada vez más el uso de la razón sobre el impulso inmediato. Una buena forma para empezar a aprender a formular dilemas es analizar los siete dilemas que se encuentran en los folletos adjuntos a la luz de los ingredientes que mencionamos atrás. Igualmente es necesario ir un inventario de situaciones y hacer el ejercicio de formularlos a la manera como aquí se hace con los siete dilemas. El análisis frecuente de dilemas permite al maestro contrastar y analizar qué tan estable es una forma de razonamiento en sus estudiantes o si se han dado o no transformaciones en ellas. Capítulo 4 IMPORTANCIA DEL CLIMA EN EL E n cuestiones morales donde el “deber ser” se suele imponer sobre lo que la gente realmente piensa, es indispensable crear un clima de confianza, un ambiente donde las personas no se sientan juzgadas ni amenazadas, una atmósfera donde todos perciban que pueden explorar las ideas que realmente piensan y no las que se sientan obligados a pensar. Sólo en un ambiente amable una persona puede preguntarse cómo actuaría realmente en una situación moral dada y cuáles son las razones verdaderas que la llevarían a tomar esa decisión. Es claro que importa saber cómo deberíamos actuar según los preceptos morales aceptados comúnmente, pero teniendo el derecho y la posibilidad de explorar las razones por las cuales eso puede o no tener sentido, y explorando cuándo no conviene esa actuación convencional. Como lo hemos dicho, nuestra capacidad de juicio moral se desarrolla cuando reflexionamos sobre las razones por las cuales actuamos, cuando tenemos que justificar nuestra acción. La educación moral más allá del aula Si bien aquí estamos proponiendo una estrategia pedagógica que usualmente se trabaja en el aula, es claro que la educación moral no consiste solamente en lo que se dice o se discute dentro del ella. Toda la vida en la institución educativa significa un aprendizaje moral: su forma administrativa, la posibilidad de participación de los maestros y los estudiantes en las decisiones, la organización física del salón, el tipo de relaciones que se establecen entre los alumnos y entre ellos y el maestro, son todas formas de educación moral. Y EN LA INSTITUCIÓN Como decíamos hacia el final de la Primera parte de esta Guía (pág. el estancamiento en el desarrollo del juicio moral está fuertemente asociado con ambientes totalitarios y autoritarios en los que no se ofrecen oportunidades para enfrentar retos y solucionar de manera reflexiva los problemas que se presentan. El ambiente disciplinar que predomina en una institución, entendiendo por disciplina una manera de organización social, es lo que aquí llamamos el clima pedagógico. Desafortunadamente en la mayoría de las instituciones educativas son poco frecuentes los análisis a propósito de los valores que subyacen a las prácticas pedagógicas menos aún lo es, el hábito de reflexionar y promover diálogos sociales a partir de ellas. En pocas palabras, es posible afirmar que en las instituciones escolares suele no haber reflexión ética, tal como la entendimos en la primera parte (ver capítulo 1). Hace unos 2.500 años Platón propuso que si se quería personas educadas de acuerdo con determinadas virtudes, era necesario que la organización de la institución reflejara dichas virtudes y le proporcionara la experiencia de las mismas a sus miembros. Si deseamos una sociedad y personas justas y demócratas, primero la escuela debe serlo. Esto significa que en la democracia escolar se deben privilegiar las prácticas de deliberación, solidaridad, auto y participación de todos en la toma de decisiones cotidianas, gestión colectiva e institucionalizada (no personalista) de los conflictos, etc., más que la simulación o réplica de la mecánica electoral, como de manera desafortunada es entendida la democracia en algunas instituciones escolares de nuestro país. Lo EL ANÁLISIS DE DILEMAS MORALES, UNA ESTRATEGIA PEDAGÓGICA mente importante es que nuestros estudiantes tomen decisiones por sí mismos, de la forma más frecuente que sea posible. dos casos se aprende a actuar de manera automática en lugar de hacerlo de manera razonada. Sin un buen clima, se impone la sinrazón. Para crear estos climas respetuosos y estimulantes en la escuela, lo primordial es permitir que los alumnos construyan su propio punto de vista y no imponer el del maestro, el del prefecto de disciplina o el del rector. Es decir, debemos confiar en que los estudiantes razonan mejor de lo que pensamos, reconocer que tienen un interés auténtico por los problemas morales y una firme motivación por razonar sobre ellos. Un buen clima no es aquel donde no hay discusión ni confrontación crítica, sino un clima de confianza donde las ideas propias y ajenas se pueden exponer abiertamente y discutirse con respeto auténtico y con rigor, siendo respetuoso de los diversos puntos de vista, escuchando la argumentación del otro sin la presión de ganar con respuestas verdaderas y definitivas. Un buen clima es aquel que permite dudar con libertad y honestidad, decir lo que se piensa. Por eso es muy importante que los maestros aprendamos a interrogar, a formular preguntas brantes que cuestionen, que pongan en duda e inviten a la reflexión, pero que no aparezcan como amenazantes para los participantes. La propuesta constructivista que aquí se presenta invita a los profesores a darse cuenta de que los niños, adolescentes y jóvenes crean valores éticamente fuertes cuando se les permite explorar las razones que pueden tener para escoger actuar de una u otra manera, y analizar las consecuencias de su decisión. Pero la única forma de que haya una verdadera praxis para crear valores propios, una relación continua entre la reflexión-acción en torno a la experiencia, es dentro de un clima de confianza, tanto en la institución como en el aula. No emitir juicios y escuchar, piezas claves de esta propuesta De la capacidad del maestro de no emitir juicios, de interesarse realmente por lo que dicen los alumnos, de aprender a callarse en lugar de imponer recetas morales, depende la creación del clima necesario. Cuando el docente impone su punto de vista o cuando se horroriza ante alguna respuesta, está impidiendo que cada persona pueda explorar sus verdaderas razones para actuar moralmente y construir su propia explicación. Está impidiendo que las personas puedan “mirarse en un espejo” y entender cómo piensan, ya que lo único que ven es la imagen del profesor y no la suya propia, que es la que realmente interesa en la acción moral. El estudiante puede entonces someterse a la norma preestablecida o puede rebelarse, pero ninguna de estas dos opciones pasa por la razón. En los Indentifiquen en sus acciones diarias aquellas que resultan amenazantes 0 positivas para los estudiantes y cuáles no; compárenlas y pregúntense por qué las a clasifican en un lado o en otro. qué situaciones se preguntan ustedes por las razones que llevaron a sus alumnos a actuar de determinada manera? efectos logran cuando no los juzgan? son los comportamientos de sus alumnos frente a los cuales ustedes reaccionan de forma más autoritarios? genera en ellos sus respuestas autoritaa qué circunstancias ustedes rias? les echan un discurso? ¿Qué efectos tiene en ellos ese discurso? ¿Por qué será? IMPORTANCIA DEL CLIMA EN EL AULA Y EN LA INSTITUCIÓN Estrategias para crear un buen clima Algunas de las estrategias que hemos encontrado ayudan a preparar un buen clima escolar son las siguientes: La organización del salón 3. La clarificación de las ideas de todos Para que una discusión pueda avanzar teniendo en cuenta los aportes de todos es fundamental que se dé importancia a cada idea y que todas ellas queden claras. Para ello es útil: Es importante que los pupitres y asientos estén dispuestos en el salón de tal manera que todos puedan verse al hablar, dirigirse la palabra mirándose unos a otros, en lugar de dirigirse todo el tiempo al profesor. La organización física es definitiva para animar 0 no la interacción entre los alumnos, así como para establecer si el poder lo detenta una sola persona (el profesor que es el único que puede verlos a todos) o si se considera valioso cada una de las personas del grupo. 2. El respeto a la palabra del otro Solamente si respeto la palabra del otro podré valorar su posición y tomarla como un argumento a tener en cuenta para la toma de una decisión. Para ello es crucial: Obligara escuchar al que habla no permitiendo conversaciones laterales y si ello acontece es interrumpiendo un momento al que tiene la palabra diciéndole: -Discúlpame un momento, pero no todos te están escuchando-, y a quienes están conversando lateralmente más o menos así: -Discúlpanos, pero no estás escuchando lo que dice Fulano. Ahora después nos cuentan lo que ustedes están discutiendo. No permitir que unas personas demeriten las ideas de otros a través de expresiones o gestos es otra manera de hacer respetar la palabra de quien se ha expresado. Si ello ocurre, conviene pedirle a quien lo está haciendo que más bien aclare en qué consiste su diferencia de opinión. a nadie a hablar si no lo desea o no está listo. Tomar nota de las ideas centrales de todos los participantes para que sientan que su voz es reconocida. De la manera más textual que le sea posible, el profesor debe llevar un registro escrito sobre la discusión y los diferentes argumentos que se van presentando. Sugerimos que el registro se lleve en carteleras (que puedan incluso conservarse para el posterior análisis del razonamiento de los estudiantes) y no en un cuaderno al cual no tienen acceso fácilmente los estudiantes y que despierta en ellos sospechas sobre lo que se está escribiendo. Un uso adecuado de las carteleras facilita, además, seguir el hilo de lo que ocurre y no perderse en la discusión. Esta coherencia en el desarrollo de las ideas también hace parte de un clima amable y estimulante. Repetir o parafrasear los argumentos que dan las personas. Expresiones del tipo “Déjame ver si entendí bien tu idea: tu planteas que... o bien, o tergiversé alguna de tus ideas?” son de gran utilidad para ayudar a aclarar ideas y por lo tanto para que posteriormente sean tenidas en cuenta. 4. El análisis sobre las sesiones de trabajo Hacer ejercicios de metaanálisis sobre las sesiones de trabajo con los mismos estudiantes es un excelente camino para crear un buen clima pedagógico. Al preguntarnos ¿qué ocurrió, qué estrategias utilizamos, cuáles funcionaron bien y cuáles no?, nos sentimos?, vamos comprendiendo mejor la razón de ser de las diversas estrategias, ganando en un conocimiento reflexivo, y no solamente práctico sobre ellas, que nos permitirá ir afinándolas y adecuándolas a nuestro contexto y necesidades. EL ANÁLISIS DE DILEMAS MORALES, UNA ESTRATEGIA PEDAGÓGICA ITINERARIO DE LA ESTRATEGIA PEDAGÓGICA PARA TRABAJAR DILEMAS MORALES Capítulo 5 ITINERARIO DE LA ESTRATEGIA PEDAGÓGICA PARA TRABAJAR DILEMAS MORALES P ara el análisis de los dilemas morales proponemos un itinerario que sigue cinco fases, convirtiéndose la primera planeadel dilema) y la última de la estrategia) en una sola, cerrando el ciclo y abriéndolo nuevamente, como se especifica en la gráfica. Las otras fases las hemos denominado introducción del dilema, el debate inicial y la en la reflexión. A continuación expondremos para cada una de las fases sus propósitos centrales y las estrategias que permiten conducir el análisis del dilema, introduciendo así paulatinamente elementos en la discusión y creando formas de interacción entre las personas que ayudan a que exploren las ideas propias y las de otros. Puesto que cada una de estas estrategias implica el ejercicio sistemático de razonar de determinadas formas para resolver mejor los problemas, desarrollando de esta manera diversas competencias mentales, las estrategias que proponemos son de utilidad no solamente para conducir el análisis de los dilemas, sino que ayudan también a desarrollar las competencias centrales del juicio moral. Recordamos a nuestros lectores que esta Guía va acompañada de siete dilemas que se corresponden a su vez con siete mini-programas de video en donde aparecen dramatizadas las situaciones dilemáticas. De igual manera acompañan este material otros tres mini-programas para los cuales de manera intencional no hicimos sus respectivos dilemas con el ánimo de invitara maestros y maestras para que elaboren, siguiendo la pauta de los otros, los dilemas y sus guiones. Finalmente, la idea es que en la medida en que se vaya manejando la propuesta que aquí desarrollamos, el equipo de docentes diseñe sus propias situaciones dilémicas, echando mano de acontecimientos que a diario se presentan en las instituciones escolares y vida extra-escolar de los alumnos, teniendo en cuenta los principales ingredientes de un buen dilema moral y las condiciones pedagógicas que los deben acompañar (ver páginas 36 y 37 respectivamente). Conviene leer este capítulo de manera pausada, apoyándose en los dilemas que van en los folletos adjuntos, para lograr una mejor prensión de la propuesta. Fase 0 La del dilema Propósitos centrales de esta fase Establecer claramente qué se propone lograr en los estudiantes con la actividad de análisis de dilema que va a desarrollar. 2. Seleccionar el dilema más apropiado en conformidad con el contexto de los estudiantes y aquello que están viviendo. 3. Si ya se han realizado previamente actividades de análisis de dilemas, definir el nivel de desarrollo moral de los alumnos para establecer cuál es el nivel superior hacia el cual se los va a jalonar con el análisis del dilema. 4. Prever mecanismos de evaluación de la actividad. EL ANÁLISIS DE DILEMAS MORALES, Estrategias sugeridas para esta fase Ciertamente cada docente tiene sus maneras particulares de planear las actividades pedagógicas, así que aquí no daremos un derrotero de cómo realizar la planeación de un trabajo con dilemas morales; tan solo señalaremos los aspectos que vale la pena tener en cuenta antes de llegar a proponer a los estudiantes el análisis de un dilema. Explorare identificar aquellas situaciones que en la actualidad los estudiantes están viviendo tanto en la escuela como fuera de ella para de esta manera poder seleccionar el dilema más adecuado y pertinente a trabajar. Para ello convendría conversar con otros docentes y con los mismos estudiantes. Una buena idea podría ser llevar un diario para hacer todas las anotaciones al respecto para tenerlas en cuenta oportunamente. 2. Leer cuidadosamente los siete dilemas que aparecen en los folletos adjuntos y mirar los mini-programas correspondientes representándose mentalmente cómo funcionarían ellos con los estudiantes justamente en este momento de sus vidas. 3. Revisar los niveles del juicio moral de berg (ver pág. 29) y explorar en qué nivel se encuentran los alumnos; de esta manera se tendrá claro hacia qué nivel se quiere jalonarlos con el dilema. 4. Una vez se haya seleccionado el dilema a trabajar, y antes de desarrollarlo con los alumnos, convendría realizar el ejercicio en el seno de un equipo de docentes o con los miembros de la familia. Esta tarea puede ayudar a apropiarse del dilema, identificar el sentido de las preguntas, y prever los quiebres que podría tener el ejercicio. 5. La realización de una planeación escrita de lo que se desea hacer puede ser muy útil; en ella podría señalarse ( 1) el propósito que se persigue con el análisis del dilema, (2) una resumen del mismo, (3) una síntesis de las UNA ESTRATEGIA PEDAGÓGICA fases para trabajar el dilema, (4) el señalamiento del nivel o niveles en que se encuentran los estudiantes con una breve justificación y (5) unos llamados de atención para ustedes mismos encaminados a garantizar la creación de un adecuado clima para desarrollar el dilema. 6. Aunque pueda resultar obvio, es muy importante que antes de iniciar la sesión con los alumnos se verifique que se cuenta con todos los recursos para desarrollar el dilema: que el VHS en donde se proyectará el mini-programa funcione adecuadamente, que la cinta esté rebobinada, que se tenga a la mano el dilema y los apuntes a la mano. Cualquier falla puede ser considerada por los alumnos como una falta de planeación y dará la impresión de que se está improvisando. Tiempos estimados para esta fase Ciertamente el tiempo que cada quien dedique a la planeación dependerá de sus propios ritmos de trabajo y del nivel de apropiación que tengan de la propuesta. De cualquier manera es claro que la planeación de una actividad como la que aquí se propone no puede hacerse en un solo día o en la hora previa al inicio de ella con los estudiantes. Entre más tiempo se le dedique a la planeación, ella se desarrollará con mayor fluidez y podrán estar más atentos al proceso de sus alumnos. Fase La introducción del dilema Propósitos centrales de esta fase Entrar en contacto con un dilema moral particular, visualizando uno de los mas. 2. Clarificar la situación que genera el dilema. 3. Identificar los argumentos iniciales en los que se apoya una u otra decisión, sin incluir todavía discusión o debate sobre los mismos. DE Estrategias sugeridas para esta fase Esta descripción inicial se debe hacer sin permitir que se emitan opiniones sobre la situación, juicios sobre qué se considera bien o mal hecho u otras acciones alternativas. Debe quedar claro que éste no es, todavía, el momento de emitir los juicios personales. . Visualización de los miniprogramas Si nuestros lectores han decidido analizar uno de los siete dilemas que vienen acompañados de un mini-programa, lo primero que hay que hacer una vez han sido motivados los estudiantes, es proyectarlo. Si los estudiantes así lo solicitan, es posible hacerlo más de una vez. Por ningún motivo conviene presentar de manera simultánea dos mini-programas, pues ello se prestará a confusiones entre los elementos que componen las situaciones de ambos. Cuando el profesor esté seguro de que todos los elementos, personajes y situaciones del dilema están claramente entendidos, y antes de iniciar la búsqueda de argumentos para respaldar una u otra alternativa, se puede explorar con los estudiantes qué tanto contacto tienen con la historia en discusión. Ante preguntas como ha estado en una situación similar?, a alguien que haya estado en una situación similar?, ¿se siente tocado con la situación del dilema?, las personas pueden activar algunos de sus vínculos con él. 2. Clarificación de la situación del dilema Antes de iniciar la discusión es indispensable verificar que todas las personas tengan claro qué sucedió en la situación del dilema, quiénes son los personajes involucrados directa e indirectamente en él y de qué manera lo están, en dónde se encuentra la tensión entre una y otra alternativa de acción. Para ello conviene leer una o dos veces el dilema (ver plegables adjuntos), haciendo énfasis en los puntos centrales y en las dos opciones de la pregunta final. Si se considera necesario, se puede pedir a los estudiantes que escriban el dilema con sus propias palabras. Puede bastar con pedirle a algunos que reconstruyan oralmente la historia que se narra en el texto del dilema. Se oyen algunos de los resúmenes y se verifica que todos estén de acuerdo con el dilema. También se puede hacer esta verificación repasando los puntos centrales con preguntas como: ¿qué sucedió en la historia que se leyó?, ¿qué personajes están involucrados?, es la decisión que al personaje le cuesta trabajo tomar? Si el profesor encuentra que hay aspectos del dilema en los que existe confusión entre los estudiantes, debe leerlo nuevamente en voz alta enfatizando aquellas partes que permiten aclarar los aspectos sobre los cuales no hay claridad. 3. de argumentos y toma de decisión Una vez clarificada la situación del dilema se procede con la identificación individual y grupa1 de las razones que pueden existir para decidir por una u otra opción. Una posibilidad es que cada uno de los estudiantes, individualmente, escriba todas las razones en que pueda pensar a favor de una decisión y luego escriba todas las razones para apoyar la decisión contraria. Una vez identificadas las razones a favor de cada alternativa, deberán tomar una decisión. La segunda posibilidad es pedir que cada uno decida de qué manera actuaría y luego escribir todas las razones para apoyar la alternatiEn este caso toma la decisión a va partir de lo que espontáneamente se sentiría más inclinado a hacer o pensar; a lo largo del debate inicial irá encontrando nuevos argumentos, bien sea a favor de su decisión o de la contraria. Al finalizar la fase de discusión inicial se puede pedir a los estudiantes que registren por escrito los diferentes argumentos a favor de cada posición. EL ANÁLISIS DE MORALES, UNA ESTRATEGL4 PEDAGÓGICA En cualquiera de los dos casos, es importante tener presente que tomar la decisión o mantenerse con plena seguridad en una de puede ser muy difícil, pero a la vez es lo que hace del dilema una herramienta dora e incitadora de la reflexión crítica. Por eso no puede permitirse que las personas se queden en una posición vaga en la que no toman una decisión porque hay buenos motivos para tomar una u otra. Eso nos ocurre en muchos de los problemas que encontramos a diario en nuestras vidas sin embargo llega el momento en que debemos elegir. Podemos luego reflexionar y cambiar de parecer. Esto será posible más adelante y ello debe advertirse para que los que estén en duda se sientan más tranquilos de arriesgarse. Claro está que lo que no se podrá hacer es plantear decisiones que modifiquen las condiciones del dilema, que signifiquen alternativas no previstas o hayan sido descartadas en la situación específica y concreta del personaje. En general, hay tres formas distintas de plantear la pregunta final del dilema, cada una con resultados diferentes: . La primera forma, tal vez la más conveniente, es ¿qué debe hacer el protagonista de la historia: ó b? En esta forma las personas tienen que razonar sobre 20 que otro debe hacer. . La segunda forma es: ¿Si estuvieras en esa situación qué harías?, que los compromete mucho más e implica adicionalmente pensar si sería posible que se encontraran en esa situación. Es posible que de todas maneras, ante la primera forma de preguntar (¿qué debe hacer Fulano?), la persona responda en consecuencia con lo que ella haría de encontrarse en esa situación, pero es mejor no forzarlo y permitir que su respuesta sea espontánea a manera de una proyección propia. Si la situación es propicia, al final se puede plantear mente la diferencia entre las dos formas de preguntar y explorar con los estudiantes ahora que hacen evidente esa diferencia, resolverían el dilema otra manera. . La tercera forma es preguntar: ¿Si tú fueras ese personaje, qué harías? Aunque esta pregunta es la que genera una mayor demanda de razonamiento suele plantear problemas porque las personas parecen escudarse en la posición del personaje, especialmente en la de los adolescentes (cuando el protagonista lo es), para no explorar a fondo sus propias convicciones. En cualquier caso, cada estudiante debe responder por escrito cuál fue su elección y las razones por las cuales piensa que esa es la mejor decisión. 4. Aclaración y sistematización de argumentos por grupos Una vez tomada la decisión individual, se conformarán dos grupos: en cada uno de ellos se ubican las personas que tomaron una u otra decisión; recordemos que hay solamente dos opciones. Cada grupo por separado se reunirá para aclarar y sintetizar sus argumentos y encontrar la mejor manera de sustentarlos; deben prepararse pensando en las razones que les permitan defender, justificar y respaldar sus puntos de vista. Se les puede aconsejar que también piensen en los argumentos que les pueden hacer y en la manera de responderles justificando su punto de vista. Un relator debe hacer la síntesis de los argumentos y de las respectivas sustentaciones; sin embargo, se debe pedir a todos los participantes que se preparen para poder defender los puntos de vista del grupo. Puede ocurrir que al conformar los grupos, alguno quede más numeroso que otro. No importa que esto ocurra; debe respetarse la decisión que tome cada persona y dejar que cada grupo clarifique y profundice sus argumentos. Más tarde, en la siguiente fase (el ITINERARIO DE LA ESTRATEGIA PEDAGÓGICA debate inicial), se garantizará que los dos grupos tengan igual oportunidad para defender sus argumentos y que el grupo más pequeño se sienta animado. Si los grupos resultan demasiado grandes, pueden partirse en grupos más pequeños para garantizar que se escuchen las ideas de todos. PARA TRABAJAR DILEMAS MORALES 4. Confrontar los argumentos propios con otros diferentes. 5. Introducir estrategias que cultivan competencias del juicio moral, actitudes valores y dinámicas de grupo democráticas. Estrategias sugeridas para esta fase Incluso puede ocurrir que en la toma de la decisión todos los participantes estén de acuerdo y que por lo tanto no se puedan conformar dos grupos con posiciones distintas. En este caso se debe permitir que clarifiquen y profundicen sus argumentos en pequeños grupos para favorecer la participación de todos y luego se les debe pedir que consideren cuáles podrían llegar a ser los argumentos a favor de la decisión contraria, también clarificándolos y profundizando en ellos. De igual forma se puede invitar a algunos voluntarios a que hagan de “abogados del diablo” y que piensen y construyan convincentemente los argumentos contrarios a los propios. Tiempos estimados para esta fase Visualización: cada miniprograma dura madamente 3 minutos. La clarificación de la situación requiere madamente de 15 a 30 minutos La identificación de argumentos y toma cisión, 10 minutos. La discusión en grupos, de 30 minutos a aproxi- Presen de los argumentos de los grupos Esta fase empieza con la exposición por parte de los grupos de los argumentos y razones que los lleva a tomar una u otra decisión. Como es muy probable que cada grupo tenga un amplio número de argumentos y que todos ellos no se alcancen a explorar en una misma sesión, cada grupo debe escoger solamente dos o tres argumentos de tal suerte que expongan solamente aquellos que consideran más importantes. Primero se debe pedir a cada grupo que presente los argumentos elegidos, de forma resumida y sin mayor desarrollo. Así se contará con un panorama de 4 ó 6 argumentos que serán analizados en una primera ronda de debate. 2. Identificar los componentes morales inherentes a la situación dilemática. Si alguno de los dos grupos iniciales resultó muy grande y se dividió en subgrupos, es muy importante calcular que para el debate inicial se presenten igual cantidad de argumentos a favor de cada opción para que no se desequilibre el peso que se le concede a cada alternativa. En caso de que en el grupo general no se haya generado ninguna división, la estrategia debe variar: los grupos presentan sus argumentos a favor de la decisión apoyada por todos y el profesor irá pidiendo, de forma intercalada, que se piense en cuál puede ser el contra-argumento al que ellos han planteado y exigir que se reconstruya dignamente. Por lo general este ejercicio genera bastante polémica y permite explorar el dilema en un clima de controversia. 3. Explorar y tomar conciencia de los argumentos propios ante un dilema. A medida que los argumentos y contra-argumentos van apareciendo, el profesor debe aproxide de1 hora. Fase El debate inicial Propósitos centrales de esta fase Poner sobre la mesa los argumentos existentes para analizar el dilema. EL ANÁLISIS DE DILEMAS MORALES, tomar fiel nota de las ideas de todos los participantes de la manera más textual que le sea posible, aunque sea resumido usando por ejemplo las mismas palabras o expresiones. en Esto permite que todos se sientan cuenta y que se vaya teniendo un registro global de la discusión. Escribir ayudará también al profesor y al grupo a mantener la discusión centrada en el dilema sin irse por las ramas o dar pie a especulaciones. Cuando el profesor u otro estudiante (opción que veremos en el siguiente párrafo) esté tomando notas de los argumentos de los miembros del grupo, es muy importante preguntarle al autor de la idea o a quien la comunicó, si está satisfecho con la forma en que quedó registrada: “¿Era ésta tu idea?, ¿te bien resumida?, entendí bien?, alguna parte muy importante de la idea?” Las carteleras constituyen un registro público del debate y es muy importante que todos se sientan bien representados en ellas. A medida que los estudiantes van teniendo experiencia en el análisis de dilemas, se puede pedir a uno de ellos que, en carteleras, lleve el registro de los argumentos del grupo contrario; es claro que al hacerlo no debe agregar ningún comentario o idea propia que el grupo no haya planteado. Este es un ejercicio formidable para que los estudiantes vayan aprendiendo a tomar distancia de sus propias ideas y escuchar aquellas de los otros. Si se considera necesario y productivo, alguna de las sesiones de discusión inicial puede orientarse a trabajar en este ejercicio, verificando entre todos que las ideas se estén recogiendo de forma fidedigna y discutiéndolo cuando ello no ocurra. Como lo podrá que siguen no un orden lineal; ellas deben ser medida que la apreciar el lector, las estrategias corresponden necesariamente a en el debate que ahora se inicia incorporadas por el docente a discusión avanza. ESTRATEGIA PEDAGÓGICA 2. Dudar, explorar, evaluar-y discuiirsobre las diversas ideas Recogidos los 4 ó 6 argumentos que se debatirán en la sesión, se le solicita a uno de los grupos que explique más a fondo alguno de aquellos que seleccionaron. A partir de este primer planteamiento se puede iniciar el debate, intercambiando opiniones sobre el primero que se expuso y utilizando estrategias como la fundamentación de las ideas, la confrontación, la escucha atenta, la reconstrucción de los argumentos del otro, la reconstrucción del panorama. Cuando se considere que ese argumento ya se exploró y discutió ampliamente, se puede pasar a alguno de los otros elegidos por el grupo contrario y se repite el proceso anterior. Este procedimiento se seguirá alternando hasta recorrer todos las consideraciones seleccionadas. A veces ocurre que en la discusión de uno de los argumentos se incorpora alguno de los elegidos por el grupo contrario; en este caso se puede permitir elegir uno nuevo entre aquellos que no habían sido seleccionados. La fase de análisis inicial se debe proseguir por el número de sesiones necesarias hasta recorrer aquellos argumentos que cada grupo identificó como importantes. Recordemos que lo que se pretende con esta fase de discusión inicial es ir “colocando sobre la mesa” todos los argumentos considerados como importantes y que cada cual pueda mirarse en un espejo e ir entendiendo qué lo lleva realmente a pensar, decidir y actuar como lo hace. A partir de estas reflexiones las personas van relacionando lo que aprenden en la escuela con su vida y con sus decisiones cotidianas. A su vez, poco a poco, las decisiones concretas de la vida real serán traídas al aula para poder reflexionar conjuntamente sobre ellas. En este ir y venir entre reflexión y vida se irá desarrollando una verdadera praxis. Ésta se refiere, al fin y al cabo, a la reflexión sobre la acción y a la influencia de la acción sobre la reflexión en el campo de la vida diaria. El análisis de dilemas es una herramienta pedagógica hermenéutica que pone al descubierto las formas del juicio moral de los alumnos, su forma de argumentar, de explicar por qué frente a un problema optarían por una solución determinada. Lo importante entonces no es la respuesta inicial al dilema -la decisión sobre lo que harían en la situación dada- sino la forma en que argumentan las razones de por qué harían lo que harían. Por eso, el análisis del dilema debe realizarse ‘desmenuzando’ las ideas de los participantes, ayudándoles a identificarlas, armarlas y luego confrontarlas con los demás en un ejercicio que pretende, ante todo, explorar las ideas e indagar en ellas todo lo que puedan dar. A diferencia de lo que ocurre en muchos debates, en éstos no se trata de ganar un argumento, sino de poder clarificar los múltiples puntos de vista involucrados en una situación. El tener grupos que defiendan una u otra posición sirve, esencialmente, para que los grupos se puedan especializar en mirar una posición a fondo, para poder considerar los diversos puntos de vista, pesarlos y evaluarlos y, finalmente, decidirse por los más convincentes. Esto es diferente a “vencer” al adversario. Es un ejercicio para que cada uno pueda reexaminar su decisión, sus ideas y tomar una decisión personal a la luz de la discusión con otros, decisión que lo deje más satisfecho consigo mismo, más seguro de sí mismo precisamente porque se permitió dudar. Explorar los argumentos a favor y en contra y sus ramificaciones tiene, además, la ventaja de que aun los participantes más tímidos sienten la necesidad de participar, porque en algún momento se termina por tocar alguna idea similar a la suya. 3. Identificación de los componentes morales inherentes a la situación dilemática Durante el debate, el maestro debe ayudar a los participantes a entender por qué el dilema que se discute es un asunto de tipo moral. Por ejemplo, el uso de preguntas como: Fulana hacer tal cosa...? justo con . . . . ¿es bueno o malo que Fulano haga tal cosa...?“, indica a los participantes que la opción y las razones que la sustentan traen, implícito, un deber ser que puede estar apenas latente y que debe hacerse explícito. Ante las respuestas que se a cada una de estas preguntas es igualmente necesario indagar el por qué: ¿Por qué está bien o mal que Fulana haga . ..?. 0 qué es justo 0 injusto? Al indagar el por qué se piensa algo, comienzan a aparecer las razones verdaderas que tienen las personas para actuar de una determinada forma. 4. La argumentación Ahora bien, cuando hemos dicho que en esta fase se busca explorar los diversos argumentos posibles sobre una situación de dilema y no ganar un debate, no hemos querido decir que se trate de recorrer blandamente los argumentos, sin discusión y evaluación de los mismos. Si lo que se pretende con esta exploración es enriquecer las “teorías morales” de las personas y cualificar sus formas de razonamiento moral, tampoco se puede creer que todos los argumentos valen lo mismo y que no se deben debatir a fondo. Importa mucho aprender a argumentar y sustentar cada argumento con buenas razones. Pero la argumentación es una competencia difícil de lograr y el análisis de dilemas, a la vez que la requiere, se propone afinar el lenguaje argumentativo y retórico como parte sustancial del desarrollo de juicio moral. Una buena estrategia para ello es preguntar siempre ¿por qué? a cada razón que se plantee, exigiéndole asía las personas que sustenten sus ideas haciendo explícitas los motivos EL ANÁLISIS DE DILEMAS MORALES, por los cuales consideran que sus razones iniciales y la decisión tomada son buenas o justas, y en este sentido, éticas. Esto ayuda a los estudiantes a ir más allá de la respuesta inicial, les hace ver cómo muchas veces sus acciones se apoyan en ideas de las que no siempre son conscientes. Esto los hace explorar y tomar conciencia de las convicciones personales más profundas y articularlas de forma coherente para plantarlas a los demás. Pedagógicamente consideramos que el desarrollo de la competencia de argumentación requiere un equilibrio muy cuidadoso entre el apoyo y el cuestionamiento. Antes de cuestionar una idea de un estudiante debemos ayudarle a “desenredar la pita” y a atar los cabos, dándole tiempo para comunicar sus ideas con claridad y enseñándole al grupo, además, a que haga lo mismo. “¿Por qué ¿aclárame más esta idea, hay piensas que . . algo que no he logrado entender muy bien, tú dices que tal y tal, pero entonces por qué tal otra y tal otra?, ¿qué relación hay entre esta idea, con esta otra que planteaste?” Estas preguntas permiten que la falta de claridad no se atribuya a quien está exponiendo y le permite a este último ayudar al otro a lograr una mejor comprensión. Además es una forma menos amenazante que plantearle: que estás diciendo no es claro!, una muchas contradicción en lo que dices!, ideas sueltas!” A su vez, a los otros estudiantes se les da la oportunidad de escuchar detenidamente otras opiniones que debe comprender de manera adecuada. A veces los estudiantes titubean, no se sienten seguros de lograr expresar bien lo que tienen en mente. En vez de quitarles la palabra podemos decirles: “Tranquilo, sigue tratando que estás armando una idea importante”, “recapitulemos, has dicho esto y esto, tomarte un ¿qué es lo que falta?, tiempo para pensar mejor esa idea?, si quieres le damos la palabra a otra persona y UNA ESTRATEGIA PEDAGÓGICA cuando sientas que la tienes lista, nos dices y te devolvemos el turno”. El desarrollo de la competencia argumentativa se relaciona de forma interesante con el desarrollo del razonamiento descentrado, crítico y sistémico (ver pág. 24): para argumentar bien, las personas deben tener conciencia de sus fortalezas y debilidades, conciencia del otro a quien se dirigen -con sus respectivas fortalezas y debilidades bien comprendidas-y deben argumentar articulando una amplia red de relaciones que eviten el reduccionismo en los planteamientos. Cuando los estudiantes tengan sus argumentos más armados también es importante confrontarlos, ayudarlos a identificar los vacíos, contradicciones, puntos débiles, etc. 5 . La confrontación Las estrategias de confrontaciónbuscan, ante todo, generar crisis, hacer dudar sobre las propias ideas y las ajenas, enfrentar una persona a los argumentos del otro. Ahora se trata, esencialmente, de contra-preguntar y desestabilizar. Puede ocurrir que el dilema inicialmente no De hecho, la persona resulte tan puede creer que una decisión es la adecuada y sentirse muy segura de ello, pero ante la discusión con otros que han optado por una alternativa diferente, puede dudar sobre su propia decisión, por no haber considerado algunos elementos 0 perspectivas importantes. Si confrontarse con los argumentos de otros se hace en un clima de respeto y construc-, se estará desarrollando en las personas la disposición a dudar sobre las ideas que se tienen sobre la moral. La duda metódica y organizada abre las puertas para fascinarse con un problema y hace necesario indagar, callar y escuchar. Es muy importante permitir que estas dudas ocurran, se expresen y se exploren. Que las personas duden, es un excelente indicador de que están reflexionando seriamente y se han apropiado del problema; ello muestra que la persona está escuchando al otro, incluso a su y que, en lugar de aferrarse mente a su propia posición, puede incorporar otras perspectivas a su propio punto de vista y todo esto le permite a crecer moralmente. La confrontación se puede propiciar desde estrategias “suaves” a través de preguntas del tipo: “¿qué piensas del tal argumento?, ¿en dónde está la diferencia entre el argumento del otro y el tuyo propio?, ¿qué tiene de común con tu argumento?“. También pueden usarse para la confrontación estrategias más fuertes como: “aquí tenemos dos argumentos divergentes, Fulano dice tal cosa y Sutano tal otra, de esas ideas nos puede ayudar a resolver mejor este problema? Tal persona está planteando justamente lo contrario a lo que tú señalas, ¿por qué crees que hay esa divergencia? Aquella persona está planteando unas objeciones muy fuertes al planteamiento que estás haciendo, puedes resolverlas?“. En la discusión podemos involucrar a las otras personas del grupo. Si una tercera persona llega a recoger el punto central de la confrontación, los argumentos en juego y el punto de debate, reconstruyendo el panorama de esa discusión puntual, ello puede ser de gran ayuda para las personas más directamente involucradas puesto que permite que tomen distancia de sus propias ideas y de las del otro y así podrán evaluarlas con más objetividad. En cualquier caso, es importante que se entienda, en la teoría y en la práctica, que el cuestionamiento verdaderamente crítico es aquel que devela las ideas del otro, pero habiéndolo comprendido bien, sin tergiversarlo, descontextualizarlo o sobresimplificarlo (con el objeto de mayor contundencia a nuestros cuestionamientos), pero sobre todo, sando por la duda sobre las propias ideas. Una interesante forma de lograr esto es hacer un análisis cuidadoso y detallado de los argumentos pidiendo a los estudiantes que escriban una defensa de su posición ante el caso, lo suficientemente buena como para convencer al otro con el que sostiene la discusión, lo cual supone estructurar su planteamiento a partir del planteamiento del otro. Otra estrategia interesante es poner en carteleras los argumentos a favor y en contra de cada alternativa, y reunirse en grupos para pensar en preguntas que desestabilicen al grupo contrario. Después se hace una ronda de contra-preguntas por parte de los estudiantes. Esto tiene la ventaja de que cada vez se entrega más la iniciativa de la contra-pregunta a los estudiantes y se exige al grupo encontrar y acordar mecanismos para que las cosas ocurran ordenada y respetuosamente. 6. Escuchar al otro y reconstruir los argumentos ajenos Los ejercicios de argumentación y confrontación requieren, indudablemente, de la capacidad de todos para escuchar a los otros en forma auténtica y con respeto. Pero el respeto no sólo está en escuchar las diferentes posiciones, sino sobre todo en explorarlas para comprenderlas. Una forma importante de cultivar la escucha es que el profesor parafrasee lo que han dicho los estudiantes. Si se está tomando nota en las carteleras, parafrasear es algo que se hace articulado con la toma de notas. Con relativa frecuencia debe pedírsele también a un estudiante que opine sobre lo que de ha planteado un compañero. acuerdo?, o alguna otra idea que agregar?” Esta es una estrategia importante para llevarlos a escuchar y tratar de entender las ideas de los otros, así como para cultivar la discusión e involucrar a aquellos que se han mantenido al margen, porque hace sentir que la opinión de todos vale para hacer la discusión más interesante y para entender el mayor número posible de perspectivas y de EL ANÁLISIS DE DILEMAS MORALES, de la situación moralmente blémica. Otra estrategia poderosa para promover la capacidad de escucha comprensiva es pedir constantemente a alguien que reconstruya el argumento que ha planteado otro compañero, sin agregar juicios sobre el mismo. “Antes de decirnos lo que opinas sobre la idea de Fulano, ¿nos puedes reconstruir su idea?, es lo que está planteando? puedes volver a decir qué fue lo que planteó Fulano? de acuerdo, Fulano? fue lo que quisiste decir?” Este ejercicio es muy poderoso porque enseña a controlar la imposición de las propias opiniones y hace tomar conciencia de la importancia de estar dispuestos a escuchar antes de refutar las ideas ajenas y, por supuesto, aceptar que refuten las nuestras luego de haber sido escuchados. Luego de que la persona ha logrado reconstruir el planteamiento de otro, agregar cosas como las siguientes puede resultar muy útil: razones pudo tener Fulano para penopinas de esas sar o hacer tal cosa? razones? crees que él o ella opinan de tu opinión? ¿Te parece que tiene razón, en qué puede tener razón, en qué no?“. El desarrollo de la capacidad de escucha y reconstrucción de las ideas del otro es fundamental para aprender a tomar distintas perspectivas ante un problema y para desarrollar el razonamiento que permita comprender que las personas son distintas en lo que se refiere a actitudes, pensamientos y puntos de vista, y que aun aquello que nos parece ajeno y extraño tiene un sentido que se debe reconstruirse para poder aprender de él o discutirlo. 7. Reconstruir el panorama En esta segunda fase que es en esencia de exploración, análisis, descomposición de las ideas en sus partes, elaboración de un inventario amplio de ideas, los estudiantes pueden UNA ESTRATEGIA PEDAGÓGICA 52 llegar a confundirse. Por eso es importante hacer con frecuencia resúmenes y recapitulaciones sintéticas en las que se recoja y ordene lo disperso, se limpie lo repetido o lo superfluo, se puntualicen las ideas centrales de los diferentes grupos y se clarifiquen las tensiones. Al hacer esto es importante verificar que todos se sientan a gusto con la recapitulación y no mal interpretados, ausentes, depreciados o ridiculizados. Estas reconstrucciones pueden hacerlas el profesor, un estudiante o, incluso, convertirse en un ejercicio colectivo. Conviene buscar alguna estrategia de registro gráfico que clarifique la organización de las ideas, por ejemplo haciendo “mapas” de las discusiones planteadas, utilizando distintos colores, diferentes hojas enfrentadas, símbolos para representar vínculos, contradicciones, derivaciones, etc. Después de estos ejercicios se puede volver a pedir que si quieren cambiar la decisión, lo hagan y se pasen a otro grupo. Incluso se puede abrir un grupo de los que entran en duda, que ahora tendrán el reto de mantener argumentos en dos direcciones y la responsabilidad de mostrar las fortalezas y debilidades de cada uno de los argumentos que se van discutiendo. 8. Estrategias de meta-análisis Recorrido el proceso de apertura anterior, en el que el centro está en la argumentación, la escucha de los demás, la confrontación, vale la pena cerrar con un ejercicio en el que el centro retorna a cada persona, al examen individual de las propias ideas y las transformaciones que hayan tenido. Se puede pedir a los estudiantes que tomen nuevamente la decisión de qué harían de estar en la situación que plantea el dilema o de lo que creen que debe hacer el personaje. No siempre hay que llegar a un consenso. En la solución de un conflicto es importante respetar las individualidades. Cada cual debe volver a escribir en limpio, y en su versión “final”, las razones con las que justifica su decisión. Hecho esto, cada persona puede comparar su decisión y argumentos iniciales con los finales, identificación de las ampliaciones o transformaciones, de dónde provinieron, etc. Otra parte del ejercicio meta-analítico es rastrear o develar los valores que hay en juego son los valores preen la discusión: ponderantes en cada posición?, valores se están enfrentando en cada caso?, entendemos ese valor?, son otras formas de entender esos valores?, jerarquizamos los valores que están en juego en este caso?, ¿de qué forma orienta ese valor las ideas o acciones?, se traduce en la práctica?, modifica la práctica?, son las consecuencias, para uno 0 para otro actuar siguiendo ese valor en este caso?” Este análisis de los valores implicados hace ver que la persona actúa, toma decisiones, desde unas valoraciones que podrían ser distintas a las propias, organizadas en otra jerarquía y que eso hace que sus ideas y acciones sean diferentes. Un tercer ejercicio de meta-análisis es el que nos permite analizarnos en la acción del debate moral: nos sentimos en el ejercicio? estrategias contribuyeron a crear un buen clima, amable e interesante? lo hicieron pesado, irrespetuoso o agresivo? ¿Qué tipo de preguntas ayudaron a ampliar, agudizar o aclarar el debate? nos hicieron aferrar a nuestras ideas, cuáles nos confundieron, cuáles nos cuestionaron o movilizaron, cuáles nos abrieron al debate?” 9. La importancia de la toma de distancia del profesor Para que todo este ejercicio de exploración, argumentación, duda y confrontación sea posible, es indispensable que el profesor tome distancia de sus propias ideas y asuma una posición imparcial. Esto significa que el pro- fesor no debe dirigir, presionar o enfilar a los estudiantes hacia los argumentos propios; unas personas no deben sentirse respaldadas, desautorizadas u obligadas a contestar lo que el maestro 0 la maestra implícitamente demanda que se conteste. Asumir esta posición imparcial no supone que el profesor deba o pueda ser neutral. La neutralidad es imposible, pues toda nuestra vida, nuestras relaciones con las personas están cargadas de preferencias valorativas. De hecho, pretender ser neutral e imparcial supone una posición valorativa. Pero el requerimiento radical de imparcialidad por parte del profesor es en este caso estrictamente metodológico. Se trata de hacer a un lado la posición personal y mostrar ecuanimia las diversas ideas. dad en el trato que le Es claro que aunque su opinión se exprese “como la de uno más en el debate”, dada la posición de poder que el profesor detenta frente a sus alumnos, ella se convierte en una opinión que presiona a los participantes. En este mismo sentido hay algunas estrategias prácticas que nos permiten lograrlo con menor dificultad: La primera de ellas es la de imponerse la orden de ser poco protagónico y no pretender resolverle los problemas a las personas (porque lo haría desde su propia perspectiva y valoración), escuchar mucho, dar apoyo y contra-preguntar; servir al estudiante más de espejo que de ejemplo. . Otra forma es combinar todo el tiempo las estrategias anteriores: y tar. Combinar esas estrategias es una forma de mantener el equilibrio y comunicar objetividad: a cada idea se la ayuda y se la cuestiona, se reflexiona sobre un planteamiento, se busca lo positivo y lo problemático y luego, con el mismo detalle, se analiza la contraria. Er. ANÁLISIS DE DILEMAS MORALES, UNA ESTRATEGIA PEDAGÓGICA Recordamos a los lectores que las estrategias que aquí se han presentado no se tienen que usar en un orden fijo, la discusión hace que se pierdan los órdenes y va planteando, en cada caso, lo que es necesario; pero sí es bueno que se estén dando y combinando todo el tiempo. Por otra parte, hemos dicho que en el análisis inicial se pretende introducir estas estrategias de reflexión y discusión ética democrática, sobre todo si los grupos son novatos; pero sin duda se pueden y deben retornar en la siguiente fase de profundización, precisamente para mantener la calidad del debate en las discusiones que allí se darán. Tiempos requeridos para esta fase El tiempo para esta fase es más difícil de definir. Se requiere de por lo menos una hora para explorar y discutir los argumentos identificados por los grupos, pero de ahí en adelante se puede prolongar por el número de sesiones que se estimen necesarias. En este trabajo es importante darse el tiempo que requieren la reflexión minuciosa, el escuchar auténticamente a los otros y la discusión rigurosa. Todos ellos son ejercicios intelectuales que apuestan más por la profundidad que por la cobertura. Ahora bien, también es cierto que las discusiones se pueden tornar pesadas, pantanosas o repetitivas y por ello es necesario que el profesor esté atento cuando la discusión está un poco agotada, las personas aburridas o los argumentos sean repetitivos. Para ello ayuda mucho estar alternando ciclos de expansión analítica ( que es cuando se está expandiendo el problema y viéndole todos los matices) con ciclos de síntesis. Pero también ayuda mucho la sensibilidad del profesor y de los estudiantes y suspender la discusión cuando se considere adecuado, cuidándose de que el cansancio de unos no sea la excusa para impedir que todos alcancen a participar. Fase 3 Profundización para estimular el desarrollo moral Propósitos de esta fase Introducir nuevos elementos a la situación dilémica. 2. Introducir nuevas perspectivas sobre el dilema que no han sido tenidas en cuenta. 3. Profundizar en la dimensión moral del dilema. 4. Promover la transformación cualitativa en las estructuras del juicio moral. En la fase anterior se exploraron y discutieron los argumentos planteados por los mismos estudiantes a favor de una otra alternativa muy probablemente, esta discusión generó las ampliaciones y el enriquecimiento de sus posiciones. El propósito del análisis en profundidad es introducir otros elementos en la situación, así como nuevas perspectivas sobre el dilema que no hayan sido tenidas en cuenta, buscando profundizar en su dimensión moral y promover la transformación cualitativa en las estructuras del juicio moral. Estrategias sugeridas para esta fase Para las estrategias que se plantean a continuación, en cada folleto dedicado a un dilema moral se ofrecen sugerencias puntuales. Acá solamente caracterizaremos el propósito general de cada estrategia para que el profesor entienda el propósito de las preguntas que se sugieren allí y para que pueda agregar otras que considere importantes. Lo ideal es que se apropie de estas estrategias y formule por sí mismo las preguntas, desde su experiencia y conocimiento del grupo. . La del dilema La indagación en profundidad consiste en ir agregando facetas del problema y hacer un poco más complejas las circunstancias de la situación añadiendo nueva información real ITINERARIO DE LA ESTRATEGIA PEDAGÓGICA o hipotética que precise o amplíe el problema original; de esta forma se aumentará el conflicto cognitivo inherente al dilema y se hará evidente la complejidad de este tipo de situaciones (ver algunas preguntas de este tipo sugeridas en los folletos adjuntos). Las preguntas que se hagan con este propósito permiten que la persona adquiera un mayor nivel de conciencia respecto a cómo muchas decisiones morales están sustancialmente influidas por las circunstancias y el contexto, aunque otras no lo están, y permite explorar esta relación entre decisión y contexto de forma más profunda. De nuevo, es muy importante que el profesor no conduzca esta parte del análisis hacia una u otra posición. Por eso se debe tener cuidado de incluir nuevas informaciones o situaciones a favor o en contra de las dos alternativas de decisión planteadas. Por ejemplo, se pueden plantear consideraciones como las siguientes: “Supongamos que a tal protagonista le hubiera ocurrido tal cosa o que antes hubiera sucedido tal cosa o que es miembro de un grupo religioso, etc., les haría cambiar de posición?” 2. Profundizar en el tópico generador Cada dilema está precedido por un tópico generador, que es un enunciado o una pregunta que genera un cuestionamiento, un problema más amplio en el que se inscribe el dilema particular (ver pág. 35). Por eso, otra forma de indagar en profundidad en el análisis de un dilema es introducir algunas preguntas que amplíen el tratamiento conceptual 0 teórico que se da al problema que plantea el dilema. En estas preguntas se toma distancia de la situación particular de los protagonistas del dilema, para revisar las implicaciones más generales, prácticas y conceptuales de lo que se está discutiendo. Por ejemplo, ante un dilema en el que está en juego cumplir o no una norma, se propone reflexionar sobre qué hace legítima una norma, qué hace que las PARA TRABAJAR DILEMAS MORALES normas sean obligatorias, por qué nos choca que una norma nos obligue, en qué casos es legítimo desobedecer una norma, etc. Otra forma de profundizar en el problema que plantea el tópico es buscar alternativas de solución diferentes a las que inicialmente se consideraron, buscando ahora tejer la red amplia de posibilidades, matices y combinaciones que suelen presentársenos en la vida real. Una buena fuente para buscar estas otras formas de solución es la serie completa de los mini-programas donde se presentar variadas situaciones o incluso desarrollos de la algunas, en la que los protagonistas y los personajes secundarios van resolviendo los problemas a su manera. En cada uno de los dilemas se especifican, además de los episodios centrales sobre los que se construyó el dilema, otros episodios secundarios en los que aparecen nuevas situaciones relacionadas con el mismo problema. La otra fuente, de vital importancia, es la experiencia misma de los estudiantes o de sus personas cercanas. Los problemas que se plantean en los dilemas son muy reales y frecuentes, porque son aquellos con los que se teje la convivencia diaria. Si nos apartamos un poco de las particularidades de un caso puntual, como se propone hacer en esta estrategia, serán muchos los casos similares que los estudiantes puedan traer a colación para explorar cómo se resolvieron. han estado en situaciones similares a la de cualquiera de los personajes? ¿Qué ha pasado? eran las razones que daban las se diferentes personas involucradas? se sintieron?” resolvió el problema? Esto, además, tiene la enorme ventaja de que acerca y articula la vida real y cotidiana de los estudiantes al trabajo escolar: la vida se convierte en objeto de trabajo y de reflexión escolar. EL ANÁLISIS DE DILEMAS MORALES, UNA ESTRATEGIA PEDAGÓGICA Al considerar estas formas de solución alternas interesa trabajar, entre otras cosas, en los siguientes puntos: El tipo de relación queseestablece con el conflicto: por ejemplo, si es una relación de aceptación y aprovechamiento o de evasión, de negociación o de confrontación; si usa la agresión o el diálogo; si se hace uso de una autoridad legítima o de un poder ilegítimo; si las personas salen airosas y beneficiadas del conflicto o si salen derrotadas, etc. Insertar el conflicto y su solución en una red sistémica, de forma que el conflicto particular no se fragmente ni descontextualice sino que, por el contrario, se restablezcan todas las relaciones sociales que se tejen a su alrededor. Por ejemplo, deben identificarse todas las personas afectadas positiva y negativamente y las diferentes firmas en que se puede afectar a una persona (material: pérdida económica, de un derecho o de un cupo en el colegio; simbólica: pérdida de reconocimiento, status, autoimagen; sentimientos afectados: orgullo, autoestima, miedo, seguridad, confianza, etc). afectadas debería ser perjudicada? ¿Por qué?” Estas consideraciones y la construcción de redes sistémicas ante los problemas particulares, pueden tener un impacto importante en el desarrollo del pensamiento crítico del estudiante, ayudándole a explicarse los fenómenos más allá de la buena o mala voluntad de los individuos y comprendiendo críticamente las consecuencias de las acciones propias y ajenas que a veces toman un camino distinto al previsto en las intenciones de las personas o en las intenciones que les atribuimos. 3. La diferenciación y coordinación de perspectivas Otro elemento crucial en la red sistémica es poder analizar las diversas consecuencias de cada una de las soluciones y coordinar las intenciones que tenían las personas y las consecuencias que tienen realmente las acciones. Se trata de comprender, enfrentar y asumir responsablemente las consecuencias de sus decisiones y acciones. Comprendiendo las consecuencias que las decisiones y acciones tienen para las demás personas involucradas, directa o indirectamente en una situación, tenemos mejores herramientas para preguntarnos por las diversas perspectivas que pueden existir sobre un conflicto y comprender el sentido propio de cada una de ellas. Cada persona suele vislumbrar los problemas desde su propia perspectiva. Este egocentrismo es una de las tendencias más difíciles de modificar en la comprensión social y sólo si promovemos el desarrollo de la competencia para razonar descentrada y empáticamente a través de ejercicios de toma o apropiación de roles, la rotación de perspectivas y otros similares, lograremos promover la búsqueda de soluciones más autónomas, justas y menos violentas e impositivas. Un tercer ejercicio en la construcción de esta red es expandir las razones y causas que explican por qué ocurren las situaciones. crees que pueda pasar si hacen tal cosa o tal otra? ¿A quiénes beneficia Fulano con su acción? ¿A quiénes perjudica? ¿De qué forma los perjudica. Si la solución del conflicto implica necesariamente perjudicar a otro de alguna forma hacemos para saber qué perjuicio es menos injusto o problemático? que alguna de las personas Esto es importante porque con frecuencia se confunde la noción de autonomía y se considera que una persona autónoma es aquella que puede tomar decisiones considerando solamente sus propios criterios. Pero como sabiamente señala Kamii, niños a los que se les permite hacer lo que quieran están tan privados de las oportunidades de desarrollar la autonomía tanto como aquellos que son educados por padres autoritarios que nunca les permiten decidir nada por sí mismos. niño que puede hacer todo lo que desee sin considerar el punto de vista de los demás, permanece atrapado dentro de su . Si todos los demás se pueden doblegar a sus caprichos, el niño nunca tendrá que negociar soluciones justas” (Kamii, La autonomía como finalidad de la educación. p. 6). Planteando preguntas como: crees que pueda ser la posición de...? ¿Qué crees que pensaría o cómo se sentiría Fulano si tú haces eso? ¿Si Sutano decide x cosa, qué deben hacer Fulano y Mengano? ¿Se te ocurre alguna otra persona en la que se deba pensar antes de tomar alguna decisión? ¿Si estuvieras en la posición de... (el rector, el profesor, la policía, etc.) qué decisión tomarías?, podemos estimular esta toma de diversas perspectivas ante un mismo problema, estimulando así la diferenciación y la coordinación en el razonamiento de los estudiantes. La diferenciación es una de las operaciones del pensamiento más importante de desarrollar dado que de ella depende que las personas puedan comprender la realidad de forma más matizada, sin estereotipos o maniqueísmos, sin fórmulas rígidas e inamovibles, teniendo en cuenta los detalles de las situaciones y en las perspectivas de las diferentes personas y los matices entre unas y otras. Esta operación surge de la capacidad de centración, a la vez que la estimula. A medida que las personas van estableciendo diferenciaciones, toman conciencia de que su propia perspectiva no es sino una más de las que están en juego, se ven abocados a considerar nuevos elementos y a establecer nuevas relaciones y coordinaciones entre ellos. Todo esto hace que se vaya haciendo más complejo el pensamiento, hasta el punto de transformar las estructuras mentales de la persona. 4. La desestabilización del juicio moral Utilizando como referencia los modelos de desarrollo del juicio moral propuestos por esta estrategia conKohlberg (ver pág. siste en hacer énfasis en argumentos o tionamientos formulados a partir de la lógica de razonamiento de una etapa o nivel superior a aquella en que se encuentra uno 0 varios estudiantes. En general, un grupo de estudiantes suele estar más 0 menos en los mismos niveles, repartidos en una, dos o cuando mucho en tres etapas contiguas. En desarrollo de talleres de este tipo con estudiantes de diversos grados hemos encontrado lo siguiente: en los primeros grados de la primaria y 3” grado) los estudiantes se encuentran por lo general en el nivel 1; en los últimos años de la primaria y grado) suelen estar en el nivel 2, aunque nos hemos encontrado con algunos niños que ya están entrando al nivel 3; en la secundaria, la mayoría de los alumnos se ubica en el nivel 3 y finalizándola hemos visto que hay unos pocos que están entrando al nivel 4. No sobra advertir que esta no es una regla que se aplique a todos los alumnos por igual y que se dan muchos casos que se salen de los parámetros que acabamos de reseñar. La ventaja de un modelo estructural de desarrollo es que se fija en la estructura básica del razonamiento, generalizable a todas las personas, independientemente de las particularidades sociales o culturales. No estamos entonces ante una situación en la que la forma de razonar de cada estudiante sea diferente. Cuando mucho tendremos tres formas de razonar en un grupo, sea éste del tamaño que sea. El maestro deberá, entonces, comprender y apropiarse del modelo de desarrollo propuesto por Kohlberg (ver páginas 29 a entendiendo la especificidad de cada una de las etapas y las formas en que se da el paso de una a otra. Al principio puede resultar difícil analizar el razonamiento de los estudiantes e identificar a qué etapa pertenecen los argumentos dados por los estudiantes usando este modelo de desarrollo moral, entre otras cosas porque los EL AN ÁLISIS DE DILEMAS MORALES, maestros acostumbran a evaluar el contenido de las respuestas de los estudiantes y no a develar la estructura profunda de sus ideas; ciertamente ella no es inmediatamente visible y se requiere indagar, preguntar, escuchar y desentrañar el sentido de cada planteamiento expuesto por los alumnos. Una forma interesante de ejercitarse y dilucidar las diversas estructuras razonamiento subyacentes puede ser realizar talleres de análisis de dilemas con grupos de jóvenes y maestros o jóvenes de diversas edades. En la medida en que el profesor se ejercita más y más en esta estrategia y se atreve a usar el modelo de como referente para sus análisis sobre el desarrollo del juicio moral de los estudiantes, irá adquiriendo una práctica que le permitirá “identificar al vuelo” el nivel de complejidad de un argumento planteado. Anotar los argumentos en carteleras (recomendación que hicimos anteriormente) permite al profesor conservarlos para identificar con más certeza las etapas de razonamiento dominantes en el grupo. Para este análisis es muy útil contar con la colaboración de otro colega que ayude a pensar cuál puede ser la lógica subyacente a las ideas anotadas. Si se encuentran con más de una lógica presente entre sus estudiantes, deberán preparar preguntas o consideraciones diferentes para cada grupo, desestabilizándolos a cada uno en lo que necesitan. Los argumentos planteados por los estudiantes con un razonamiento moral más desarrollado probablemente sean los que sirvan para desestabilizar a quienes se encuentran en una etapa más baja. De esta forma, se puede promover la discusión entre unos y otros, en la que el profesor presiona para que los del nivel más bajo se enfrenten a la limitación que sus ideas tienen para resolver un problema planteado por sus compañeros, sin que se sientan maltratados. También el profesor puede hacerlo trayendo a colación lo que habían planteado los demás. UNA ESTRATEGIA PEDAGÓGICA Para desestabilizar al grupo de los estudiantes más desarrollados, el profesor necesitará introducir en la discusión nuevos argumentos o preguntas que no se habían considerado antes. Al ser éstos más complejos, es probable que los estudiantes menos desarrollados no saquen nada de esta discusión y sencillamente no comprenderán lo que se está discutiendo. Así que para esta estrategia se puede trabajar con el grupo total o se puede dividir, dejándole a cada grupo un problema para discutir. Para entender a mayor cabalidad lo que estamos afirmando, pueden remitirse a algunas de las preguntas que para desestabilizar el juicio moral de los estudiantes sugerimos en los folletos adjuntos respecto a cada dilema planteado. Un dilema moral se puede analizar desde distintos niveles de razonamiento, aunque haya unos que les resultan más interesantes o cuestionadores que otros a las personas según su nivel de desarrollo. Los dilemas que tienen que ver con 0 no a un panero son, por ejemplo, muy propios de la adolescencia; los dilemas sobre mentir o no, muy propios de la infancia, etc. Sin embargo, cualquier dilema se puede hacer interesante casi para cualquier edad. Lo importante es adecuar la discusión del dilema ( y no el dilema mismo) a los niveles de razonamiento moral en que se encuentren los estudiantes en consecuencia, plantear el conflicto a discutir en la tensión que surge entre los niveles de razonamiento dominantes en el grupo. Lo expuesto anteriormente puede resultar complejo, pero a medida que se realicen talleres de análisis de dilemas, empezarán a comprenderlo y manejarlo cada vez mejor. Lo verdaderamente importante es que tengan siempre de presente que de lo que se trata es de cuestionar la lógica de un nivel dominante, y la resolución dada al dilema, desde la lógica del razonamiento propia de uno de los niveles superiores (ver tabla de desarrollo DE moral de Kohlberg pág. 29). Así, se formula una pregunta que pone en evidencia la limitación de una forma de razonar ante un problema que no puede ser resuelto mientras no se desarrolle una lógica más compleja. Por ejemplo, cuando una persona o un grupo se encuentra inmerso en una lógica de obediencia ciega a la autoridad, propia de la etapa 1, no puede resolver el problema que le surge cuando alguien lo incita o siente la necesidad de actuar en contra de lo establecido para cobrar una venganza con otra persona, lógica muy propia de la etapa 2. De la misma forma, una persona que se encuentra muy inmersa en esta lógica no podrá resolver el reto que le plantea una persona que le demanda, desde la lógica de la etapa 3, que actúe como una buena persona, pensando en el bien del grupo de amigos. Ya su vez, alguien muy inmerso en esta lógica de grupo y de la “buena acción” tendrá muchas dificultades cuando sus ideas y acciones se le cuestionen desde una perspectiva social que trascienda la conveniencia o el bienestar del propio grupo. Para desestabilizar el juicio moral lo que hay que hacer es plantear argumentos de la etapa superior, pero a favor de las dos alternativas existentes en el dilema, de forma que lo que se cuestione y se busque transformar sea de para argumentar una decisión y no el contenido mismo de la decisión. En síntesis, para el desarrollo de esta estrategia el profesor debe: Identificar las estructuras de razonamiento subyacentes a los argumentos planteados por los participantes tras un análisis detenido de los argumentos de los estudiantes. Construir algunos argumentos 0 namientos de una etapa de razonamiento más compleja que la de aquellos que se quieran desestabilizar. En cada uno de los folletos de dilemas se sugieren algunos posibles argumentos o preguntas, pero son DILEMAS sólo una sugerencia y el maestro está en plena libertad para construir y ensayar los suyos. Organizar al grupo en plenaria o dividido en subgrupos y plantear el problema sobre el que deberá reflexionar, discutir y encontrar posibles soluciones. Por ejemplo, puede plantear después de hacer una breve síntesis de la posición de ese grupo y continuar: “Por esa razón ésa es la decisión más justa y correcta. Bien, esas ideas realmente nos muestran que su decisión es justa. Pero hay un par de cosas que me hacen dudar: algunas personas piensan que la decisión no es tan justa porque... (exponer el argumento de la etapa superior) o: ¿Qué le pasarla a... si se hace tal cosa? ¿Qué piensan de eso? tener algo de razón esas personas? qué y por qué sí o no? llegar a un acuerdo con esa persona para resolver el problema de forma que todos quedemos satisfechos?’ Planteado el interrogante es importante dejar que los estudiantes se enfrenten al problema, discutan, ensayen ideas y traten de encontrar formas de solución. El profesor debe estar atento ala discusión, tomando nota de los argumentos que se plantean e identificando cuáles estudiantes están más próximos a comprender la lógica de la siguiente etapa y cuáles están más lejos. En un primer tiempo no debe intervenir más que para introducir preguntas y usar las estrategias que se utilizaron en la discusión inicial. Cuando ya tenga un panorama más claro de esta discusión, el profesor debe intervenir más activamente para ayudar a los estudiantes que están en proceso de construir un nuevo argumento más complejo, utilizando el mismo tipo de preguntas y estrategias recomendadas para apoyar la construcción de argumentos en la discusión inicial y una vez que los estudiantes sientan que ya lo tienen armado, tomar nota de él y hacerlo muy visible. E L ANÁLISIS DE DILEMAS MORALES, UNA ESTRATEGIA PEDAGÓGICA También se debe apoyar a los estudiantes que no logran resolver el problema o a los que incluso no llegan a percibir el problema. A ellos les puede convenir recibir ayuda para volver a aclarar su posición después del desorden de la discusión y para identificar las diferencias entre los planteamientos de unos y otros. Sin embargo, si el profesor encuentra que uno o algunos estudiantes están todavía muy resistentes a incorporar una lógica de otra etapa, debe dejarlos tranquilos. Eso sólo significa que ellos no están todavía lo suficientemente maduros y que requerirán de más experiencias que los confronten y les hagan sentir los límites de su propia lógica. El proceso de desarrollo es lento y cada persona lo recorre a su propio ritmo; el profesor debe estar atento a estas diferencias para respetarlas y dar a cada quien lo que requiere, sin sancionar a los que van más atrás, Fase 4. La evaluación de la actividad Propósitos de esta fase Establecer los logros alcanzados con el análisis del dilema y definir el nivel de desarrollo moral de los alumnos. 2. Detectar las dificultades que se presentaron en desarrollo de la actividad, identificar las razones por las cuales se dieron y prever cambios para un nuevo análisis de dilema. 3. Compartir con otros colegas los resultados de la actividad y derivar consecuencias de ellos en el manejo cotidiano de los alumnos. 4. Establecer cuáles son los aspectos de la propuesta pedagógica para la educación moral que aún no se comprenden a cabalidad y definir estrategias para cualificarse más en ella. 5. Definir cuál podría ser la siguiente situación dilemática para trabajar con los alumnos. Estrategias que se sugieren para esta fase Como lo decíamos respecto a la primera fase de los docentes tienen sus propias maneras de evaluar las actividades pedagógicas que realizan; aquí se presentan tan sólo algunas ideas que podrían ser de ayuda en el marco de la propuesta que estamos exponiendo. Analizar cuidadosamente todos los productos derivados del análisis del dilema ras, síntesis escritas de los estudiantes, apuntes del profesor) puede ser de gran ayuda para establecer el nivel de desarrollo moral de los alumnos, cuáles son los indicadores de ello e identificar aquellas preguntas que ayudaron a jalonar su proceso. Recordamos que esta tarea puede ser más fructífera si se realiza de manera conjunta con otro colega. 2. Siempre resulta conveniente que el docente, en una mirada retrospectiva, revise sus propias maneras de intervenir, analice en qué medida pudo llegar a afectar una otra decisión dada su propia escala de valores y cómo podría evitar imponer sus puntos de vista en una siguiente oportunidad. Una auto-crítica con estas características será necesariamente formativa para el docente y lo llevará a él mismo a reflexionar sobre sus juicios morales y, por qué no, identificar en qué nivel del desarrollo moral se encuentra. 3. El diario o cuaderno de notas del maestro, donde se escribe libremente, es una herramienta siempre potente para evaluar nuestro actuar pedagógico. Permitirse escribir sin restricciones, sin tener que buscar la palabra exacta o la manera de redactar adecuada (que se busca cuando se va a escribir para otro) ayudará a identificar fisuras en su labor, a reconocerlas y a buscar nuevos caminos para la cualificación. 4. Recuerden que en la primera parte de esta Guía donde se expone el marco conceptual de la propuesta se hacen sugerencias de talleres para ser desarrollados en el seno de ITINERARIO DE LA ESTRATEGIA PEDAGÓGICA los equipos de docentes. que se vayan identificando aspectos de la propuesta que no se comprenden aún del todo, puede ser buena idea volver sobre esa primera parte e invitar a colegas a realizar un pequeño taller. Antes de terminar con estas orientaciones prácticas para el análisis de los dilemas, no sobra repetir que lo que se ha planteado, y las sugerencias más puntuales que se incluyen en cada unos de los dilemas, así como los dilemas mismos, no son sino sugerencias de estrategias que han resultado exitosas en nuestra experiencia y en la de otros colegas y que queremos compartir para aligerar las dificultades que sabemos se presentan cuando nos aventuramos en un terreno nuevo y difícil, pero tan emocionante como el de la educación moral. También queremos insistir en la importancia de conformar una red de maestros interesados y comprometidos con transformar la educación moral de los niños y jóvenes, para que ésta se haga sin perder el contacto con la vida, con la experiencia de cada cual y con la reflexión y el diálogo. A través de esta red podremos intercambiar nuestras experiencias e innovaciones, darnos apoyo en las dificultades y ampliar y cualificar las estrategias que tengamos disponibles. Estamos convencidas de que esta perspectiva constructivista y democrática merece el esfuerzo que significa la creación de una red como ésta. Esperamos que nuestro esfuerzo les sea útil, tanto para estimular la reflexión como para educar moralmente en la vida cotidiana y práctica. PARA TRABAJAR DILEMAS MORALES ÁLVAREZ, Amelia, Psicología y educación: realizaciones y tendencias actuales en la investigación y en la práctica, Centro de Publicaciones del Ministerio de Educación y Ciencia, Madrid. 1987. Esta monografía, ubicada en el CREDI-Madrid, puede ser solicitada a través del CREDI-Santa Fe de Bogotá; presenta las memorias de las Jornadas de Psicología y Pedagogía realizadas en Madrid, España, en jumo de 1987. AUSBEL. D. 1983. Psicología Educativa, Trillas, México, En este texto el autor pone en evidencia que los contenidos son una cosa, y la didáctica de esos contenidos otra muy distinta. El ajuste entre la lógica de los contenidos y la estructura significativa de los estudiantes, según el autor el factor más importante en el aprendizaje, es lo que el alumno ya sabe. BRUNER, J., Acción, pensamiento y lenguaje, Alianza, Madrid, 1984. CAREY, Acquisition: richment or Conceptual Epigenesis of Mind: Studies Biology and Cognition, Edited by S. 23 Carey and R. Gelmanm, Hillsdale, NJ, Earlbaum, 1991. CARRETERO, M. Pozo, J. y M., de las Ciencias Sociales, Visor, Madrid, 1983. CORTINA, A. Ética sin Moral, Editorial Tecnos S.A., Madrid, 1990. CORTINA, A., Ética Minima, Editorial Tecnos S.A., Madrid, 1986. CHIAPPE, C. y Montaña, F., Herramientas para formar en valores. En Volver a la pedagogía. Nuevas rutas en la formación en valores. Vida de maestros 10, 1999. Santa Fe de Bogotá, DELGADO Manuel, L.; MATA, Francisco, S.; ORTEGA, José, compiladores, Organización y dirección de instituciones educativas, Editorial Universitaria, Madrid, 1997. Esta obra contiene una panorámica general de los ejes centrales sobre los que se articulan la mayor parte de las investigaciones que se realizan en la actualidad dentro del área de organización escolar. Se analizan temas de candente actualidad, como el binomio liderazgo-promoción de la calidad educativa, la desaparición de los límites de la institución educativa, y la formación La bibliografía que aquí se reseña ha sido tomada en gran parte del libro titulado qué los valores? de la serie editorial Vida publicado por el I D E P . Agradecemos la autorización que dieron a la Secretaría de Educación del Distrito Capital para incluirla en esta Guía. Las autoras incluyeron al bibliografía recomendada aquellas referencias bibliográficas que se mencionan en esa Guía y unas pocas que no estaban incluidas en la que se tomaron del libro arriba citado. de equipos directivos y el funcionamiento de los gobiernos escolares. J. I., Moral, Desarrollo y Educación, Edición Grupo Anaya S.A., Madrid, 1994. Moral Education, DEWEY, John, ( Southem Illinois University Press, Carbondale, 1975. ideas and social issues, FINE, S.H., The marketing Praeger, Nueva York, 198 1. FUENZALIDA, Valerio, La apropiación educativa de la telenovela, CPU, Santiago de Chile, 1993. GARCÍA Canclini, N., “Escenas sin territorio, Cultura de los migrantes e identidades en transición” en: OROZCO, G., La comunicación desde las prácticas sociales, Universidad Iberoamericana, México, 1990. GARCÍA Canclini, N., Consumidores y ciudadanos, jalbo, México, 1995. 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En primer lugar aborda el tratamiento de los valores controvertidos en las instituciones educativas, expone algunos argumentos en contra de la neutralidad en la educación ya que, por más que se lo proponga un maestro, nunca podrá ser neutral en la enseñanza. ORTEGA Carrillo, J.; A., Fernández de Haro, compiladores, Educación multicultural para la tolerancia y la Editorial Universitaria, Madrid, 1997. Este volumen, publicado con el patrocinio de la UNESCO, contiene ocho estudios de profesores universitarios en los que sientan las bases teóricas y curriculares de la educación multicultural para la tolerancia, en el marco del eje transversal denominado Educación para la Paz. La familia como marco comunitario de educación y los medios de comunicación como recurso didáctico en la educación para la tolerancia y la paz, son abordados con profundidad y rigor científico. PERKINS, David N. and Tishman Shari. of Intelligence” en Zntelligence and Personality: Bridging the Theory and 1998. 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Esta editorial está especializada en obras dirigidas a la enseñanza. Ofrece información de sus publicaciones, divididas por áreas temáticas. www.transeduca.com Página dedicada a todos los profesionales de la educación, en la que pueden encontrar enlaces de diferentes temas de así como cursos y conferencias. Página de la revista acerca de las posibles aplicaciones didácticas de internet. Página para quienes están interesados en fomentar y aplicar las nuevas tecnologías en la educación. www.elcentro.com.ar/educa.htm Completa guía de enlaces con distintos temas en intemet de educación y páginas relacionadas con el mundo educativo. Grupo editorial con más de veinte empresas y sellos editoriales. Podemos encontrar catálogo de títulos y realizar pedidos en línea. Facilita acceso libre al diccionario Anaya de la lengua. Editorial especializada en educación, ofrece recursos para los profesores, información sobre libros de texto y catálogo multimedia. Página del programa INDEX de la editorial destinada a ayudar al profesorado en información, experiencias y debates. Tiene la posibilidad de búsqueda por asignaturas. Editorial especializada en publicaciones de obras de contenido didáctico. Se pueden consultar novedades, colecciones y descargar textos. En esta serie se han publicado los siguientes títulos: Estudio exploratorio Comprensión y Sensibilidad Ciudadana Paquete de 10 cartillas de competencias básicas Resultado de Evaluación de Competencias Básicas. (Lenguaje, Matemáticas y Ciencias) Política Distrital de Educación Media Hacia una Cultura de la Evaluación para el Siglo Guía de Evaluación de Competencias Básicas en Lenguaje y Matemáticas de Octubre de 2000 Encuentro Internacional de Educación Media Ejemplares: 2.000 Impreso en Colombia por Grafivisión Editores Ltda.