A la hora de precisar que es la cooperación al desarrollo

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DEFINICIÓN DE TRABAJO SOCIAL EN EL CONTEXTO DE LA
COOPERACIÓN: LA DIMENSIÓN COMUNITARIA.
Un trabajador social se puede preguntar qué sentido tiene detenerse en su
quehacer para realizar una reflexión conjunta sobre Trabajo Social.
Muchas veces la respuesta a una inquietud sectorial no se encuentra sólo en
ella. Es preciso acercarse a las raíces para analizar si Trabajo Social puede tener la
capacidad de “nombrar” con claridad esas contradicciones, esas distancias y esos
vacíos que están produciendo “ruido” dentro de nuestra acción concreta.
Ese proceso obliga a pensar la disciplina en una línea en tensión evolutiva,
lo que significa pensarla dentro de un enfoque de avance y crecimiento. En los
textos se afirma que toda propuesta de presente sobre Trabajo Social ha de
considerar una visión histórica, e incorporar, dentro de sus categorías de análisis,
las formas de respuesta que se ha dado en el curso de su conformación.
En lo que respecta al enfoque científico, la opción que se asume será la de
relacionar la evolución del Trabajo Social con los métodos de investigación que
ella aplica. Con ello, se está asegurando que tras cada metodología subyacen
acotamientos específicos, formas de concebir el conocimiento, fijación de lo que es
real, rol asignado al objeto por conocer y al sujeto que conoce.
Dentro de lo que es el proceso de conocer, la pregunta por la identidad en
Trabajo Social pasa por una comprensión adecuada de los modelos de
investigación, puerta que da acceso al conocimiento e interpretación de la realidad
social. Toda la ciencia, según Kuhn, camina de negación en negación.
Primero, conocer es siempre representar lo real: no accedemos a Trabajo
Social con una mirada libre, sino más bien con los ojos heredados por el pasado y
la cultura. Por eso, conocer es siempre interpretar desde los condicionamientos
materiales de espacio y tiempo. En segundo lugar, conocer es construir el objeto de
conocimiento: es preciso diferenciar entre el objeto real ( Trabajo Social) y el objeto
de conocimiento (teorías e ideas en torno a Trabajo Social). Nuestro conocimiento
siempre se lleva a cabo mediante modelos y fórmulas. Por eso, conocer es construir
el objeto de conocimiento. El tercer planteamiento es que nuestro conocimiento es
siempre aproximativo: nunca se trata de un conocimiento absoluto. En cuarto
lugar, el conocimiento es siempre histórico: se inserta en un tiempo definido.
Otro planteamiento es que el conocimiento trasciende a la idea, llegando de
la construcción teórica a lo real. Por ello, el rol del intelectual deja de ser ya el de
situarse un poco al margen para decir la acallada verdad de todos, sino que su
tarea es expresar las contradicciones, el uso de las formas de poder en el orden del
saber, de la verdad, del discurso. Así, la teoría no expresa o traduce una práctica;
es una práctica, una “caja de herramientas”.
Tampoco hay que olvidar lo que se ha dado en llamar el “desafío
latinoamericano”. “Los viejos valores se derrumban, pero no las viejas realidades.
A comienzo de siglo nos instalamos en plena pseudo modernidad: ferrocarriles y
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latifundismo, constitución democrática y caudillismo, filósofos positivistas y
cacique precolombinos, poesía simbolista y analfabetismo”(Paz,1979). Así, en
Latinoamérica se está desenvolviendo un contrapunto que continúa como dos
líneas paralelas. La realidad política en que se encuentra Latinoamérica como
continente habla con mucha claridad de la necesidad de encontrar una forma
diferente de proyecto, una manera distinta de encarar el futuro. Se necesitan
disciplinas que con su lenguaje tengan la capacidad de nombrar las rupturas
producidas entre la concepción de cultura de expertos y la praxis cotidiana. La
propuesta que se quiere desplegar es comprobar si Trabajo Social puede llegar a
constituirse en uno de los intérpretes que develen esa ruptura, pudiendo dar
contenido a ciertos núcleos de separación, mediante una labor de desconstrucción,
articulando las fisuras de esos determinados discursos.
Entrando ya en lo que se podría llamar una concepción del Trabajo Social
como intérprete de la realidad, vemos que éste presencia a menudo el
desgarramiento del lenguaje científico positivo de políticas institucionales
enfrentadas a la experiencia que tienen de ella los beneficiarios. Por el momento,
no se ha usado toda la potencialidad y riqueza que esta disciplina posee. Esto se
debe a que se ha acotado y definido, según la ideología (de derechas, centro o de
izquierdas), un tipo de Servicio Social con características opuestas. Se sostiene, así,
que Trabajo Social está encapsulado, que se encuentra él mismo desgarrado por
lenguajes y racionalidades diversas. Que, de cierta forma, se ha configurado como
una cultura más de expertos, distanciada de la praxis cotidiana, porque aunque se
inserta en ella, no da cuenta de los procesos que allí ocurren.
Por otro lado, los profesionales que se han decantado por una inserción
plena en la práctica, no tienen cómo retroalimentar ni aportar nada a la
imprescindible conceptualización teórica. La consolidación de estas posturas lleva
a la pérdida del esfuerzo hermenéutico y emancipador presente en los objetivos de
la profesión desde su constitución. Por eso, se afirma que a Trabajo Social más que
defenderlo hace falta encontrarlo.
En definitiva, el objetivo central de efectuar una revisión a distintos niveles
es posibilitar un aporte teórico específico, que ayude en forma efectiva no sólo a un
Trabajo Social diferente, sino a cambiar las políticas sociales y sus consecuencias
prácticas.
DEFINICIÓN DE COOPERACIÓN PARA EL DESARROLLO
A la hora de precisar que es la cooperación al desarrollo, no es posible
ofrecer una definición ajustada y completa, válida para cualquier tiempo y lugar.
La palabra cooperación significa una relación entre personas u organizaciones que se
caracteriza por la existencia de intereses comunes entre quienes la conforman y, en
principio, por una ausencia de jerarquía o explotación de una parte sobre la otra.
Desarrollo, en cambio, define el objetivo que persigue esa relación y que marca
decisivamente los contenidos y el alcance que pueda tener la cooperación. La
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cooperación al desarrollo implica, pues, la conjunción de los dos componentes: uno
que establece una relación formal entre las partes, la cooperación y, otro, que llena
de significado el objetivo y contenido de esa relación, el desarrollo.
El objetivo no es realizar un análisis aséptico o neutral de los contenidos y formas
de cooperación al desarrollo, sino preguntarse por el papel que puede y debe
desempeñar en la construcción de las nuevas estrategias de desarrollo para el
futuro.
La dimensión económica es la dominante a la hora de considerar el desarrollo; la
dimensión política, cuando se trata de la relación; y la dimensión ética o solidaria o
de la justicia, cuando se plantea la cuestión de la exigencia o responsabilidad.
En la situación actual de cambio del contexto global, las tres dimensiones de la
cooperación han experimentado fuertes cambios.
La dimensión ética se mide en función de la intensidad y presencia del
concepto de solidaridad En esta dimensión el concepto de solidaridad alcanza
sentido en el momento en el que se entiende como adherirse a la causa del otro;
tener una obligación en común. El solidarizarse supone asumir la tarea
activamente, participando en esa empresa que se considera justa; no en una
solidaridad pasiva, estática, que se limite a aceptar sin más lo que otros proponen.
No consiste solo en dar dinero sino que hay que entender y preocuparse por el
problema del otro, que tal vez no solo necesite ese dinero.
La solidaridad nace, pues, de lazos éticos que, aunque puedan producir
sentimientos favorables hacia determinadas causas o personas, están más allá de
que los mismos se experimenten o no. Esto quiere decir que la solidaridad no es
espontánea, sino que es un esfuerzo conjunto de comprensión y deseo, de voluntad
y práctica.
La primera consecuencia de esta comprensión es que la solidaridad se debe definir
desde la realidad o no es nada. En segundo lugar debe hacerse con una actitud
diligente: la solidaridad es un estado de preocupación, una actitud de alerta que
entiende que no debe permitir que se den las condiciones bajo las que alguien
pueda ser conducido a que su calidad como persona resulte amenazada.
En cambio la percepción actual de la solidaridad carece de potencialidad creadora.
La solidaridad, así entendida, se convierte en la formulación moderna de la
caridad.
La dimensión económica se mide según se integren los objetivos de
desarrollo de los países más necesitados como prioridad de la cooperación; abarca
la determinación de las prioridades del desarrollo.
La dimensión política se encargará de estudiar las relaciones que se
establecen entre los estados, las instituciones, las organizaciones y las personas que
participan en ambos polos de la relación de cooperación, en sus diversas variantes.
Ahora la ayuda no trata principalmente de aliviar o solucionar problemas
concretos, sino que intenta conseguir el cambio de orientación en las políticas
económicas de los países receptores de esa ayuda, por entender los países donantes
que esas reformas son las únicas que pueden garantizar el desarrollo. Se practica
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una cooperación en la que a los receptores sólo se les pide el asentimiento, no la
participación. La dimensión política se establece según si la relación evoluciona de
mayor a menor dependencia de los receptores o de mayor a menor participación.
La condicionalidad marca de manera decisiva la relación de cooperación, al
establecer una situación de dependencia que no tiene nada que ver con la
cooperación entendida como esfuerzo conjunto.
La interrelación de estas dimensiones permite establecer una clasificación
formal de diferentes modelos de cooperación (política exterior, asistencial; políticas
sociales, y cooperación).
RESPUESTAS LOCALES A PROBLEMAS GLOBALES COMO
FUNDAMENTACIÓN DE LA COOPERACIÓN Y LA ACCIÓN DESDE
TRABAJO SOCIAL. Educación para el Desarrollo como estrategia transversal de
aprendizaje solidario.
El tema es la tensión existente entre lo global y lo local y su importancia
para el Trabajo Social.
La globalización: La política social y, por añadidura, el Trabajo Social son
vistos como algo que debe ser comprendido a nivel de estado de la nación. Sin
embargo, ha pasado a ser inadecuada frente a un mundo cada vez más
globalizado.
La globalización se ha entendido principalmente como un concepto
económico y ésta palabra se ha utilizado comúnmente para referirse a la supuesta
globalización de la actividad económica. Es un cambio significativo en relación con
formas más tempranas de actividad y cooperación internacional. El movimiento
internacionalista que comenzó hacia fines del siglo diecinueve estaba preocupado
por otros temas: la justicia, la paz mundial, los derechos humanos... Esto no
significa que la experiencia real de la globalización sea sólo económica. Paralela a
esta globalización económica se observa también el nacimiento de una
globalización política y de una globalización de la cultura. Esta globalización suele
tender hacia la asimilación de la cultura y la economía capitalista a ultranza que
defiende EEUU, que se extiende por todo el mundo de forma imperialista y
apoyado por gobiernos y medios de comunicación de todo el mundo.
A medida que la economía nacional pierde importancia, ciertos sectores de
la nación pasan a ser cada vez más marginados y excluidos. Esta pérdida de
importancia de las economías nacionales significa que el estado de la nación va
siendo gradualmente incapaz de mitigar los peores efectos de esta marginación. La
sociedad interconectada puede conducir a una creciente desigualdad social y
económica exacerbada por la incapacidad de un estado debilitado de modificar
tales tendencias. Se ha señalado que quizás un 80% de la población mundial cabrá
dentro de esta categoría (“La trampa de la globalización, Martin &
Schumann,1996).
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Los trabajadores sociales necesitarán aumentar gradualmente su capacidad
de trabajo en un contexto donde el aumento de las desigualdades ha pasado a ser
un hecho concreto de la vida.
Localismos, sub-política y el restablecimiento del estado. El problema central que
presenta la globalización para los trabajadores sociales es que a pesar de que la
naturaleza de las fuerzas que determinan el modo de vida de las personas es cada
vez más global, las necesidades del ser humano permanecen esencialmente locales
y personales. El papel tradicional del Trabajo Social ha sido conectar lo personal
con lo estructural, actuando de puente entre las categorías de temas públicos y
problemas privados. Se duda que el Trabajo Social sea capaz de continuar
actuando como puente de este espacio creciente.
Para conectar lo global con lo local se requiere que los trabajadores sociales
vayan más allá del enfoque comparativo convencional del trabajo internacional y
que se preocupen de las políticas a nivel regional y mundial.
Conexión entre lo global y lo local. Una manera en que las dos pueden ser
conectadas es mediante la creación de un eslabón entre las necesidades humanas y
los derechos humanos. Se debe dejar de “pensar globalmente y actuar
localmente”, es necesario pensar y actuar en ambos niveles y sus conexiones para
lograr una nueva definición del papel del Trabajo Social y del contexto de su labor.
En resumen se pueden señalar algunas prioridades para la labor del Trabajo
Social que pueden ayudar a lograr esa conexión entre lo global y lo local:
-La concentración en el desarrollo de la comunidad como foco para la labor y la
incorporación de enfoques de desarrollo de la comunidad en la totalidad de la
labor del Trabajo Social.
-Desarrollar técnicas que habiliten a los menos afortunados y a los oprimidos para
que encuentren una voz no sólo a nivel nacional sino también globalmente, en
solidaridad internacional.
-Hacer uso efectivo de las nuevas tecnologías para conectar tanto a grupos de
trabajadores cono a los de la comunidad a nivel global.
-Buscar representaciones y posiciones de Trabajo Social en ONG y en agencias
internacionales de la ONU.
-Incorporar un análisis de derechos humanos firme en forma paralela a la labor del
Trabajo Social más tradicional basado en las necesidades.
-Continuar el desarrollo del análisis e investigación sobre la conexión entre lo
global y lo local en el ámbito del conocimiento, valores y habilidades del Trabajo
Social.
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BIBLIOGRAFÍA:
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DUBOIS, Alfonso (2000) “Equidad, bienestar y participación. Bases para
construir un desarrollo alternativo. El debate sobre la cooperación al
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de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Santiago de Chile. Pp. 37-47.
PIQUERAS, Andrés & RIZZARDINI, Marco (1991) “Contra la cooperación
existente por la cooperación posible”. Cuadernos África-América Latina, Nº
5
pp. 63-73.
T.S. Cooperación
y relaciones internacionales
Grupo F. Curso 2003-2004.
Isabel Royo Ruiz.
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