COMENTARIO DE TOMÁS DE AQUINO

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COMENTARIO DE TEXTOS
Por consiguiente, afirmo que la proposición Dios existe es evidente en sí
misma, porque en ella el predicado se identifica con el sujeto, pues, como más
adelante mostraremos, Dios es su misma existencia. Pero no es evidente para
nosotros, puesto que no conocemos la naturaleza de Dios, que, por el
contrario, es preciso demostrar por medio de lo que nos es más conocido,
aunque por su naturaleza sea menos evidente, a saber, por sus efectos.
Tomás de Aquino, Suma Teológica, Artículo 1º
LA EXISTENCIA DE DIOS NO ES EVIDENTE PARA NOSOTROS
Tomás de Aquino es el autor de este texto que pertenece a una extensa obra
que escribió al final de su vida dejándola incompleta, la Summa Teológica.
La “Suma” es un género medieval, caracterizado por intentar exponer de forma
completa y pedagógica un determinado ámbito de estudio, en este caso el
teológico. Está dividida en tres partes y en su estructura argumentativa sigue el
método común en la Edad Media consistente en dividir la exposición en
artículos.
Santo Tomás nace cerca de Aquino en 1224. A los 17 años ingresó en la orden
de los dominicos, la cual, en los años siguientes, lo envió a París para que
perfeccionase sus estudios. Allí, conoció a Alberto Magno, que se convirtió en su
maestro. A partir del año 1252 comenzó en París su actividad docente. Durante
una estancia en Italia entra en contacto con Guillermo de Moerbecke, quien había
traducido al latín numerosas obras de Aristóteles. Fue así como Tomás adquirió un
conocimiento a fondo del filósofo griego. Vuelve a París y comienza la etapa
esplendorosa de su actividad filosófica y teológica. Murió cuando viajada al
concilio de Lyon en el año 1274.
En la época medieval la filosofía está supeditada a la teología. Por ello nos
encontramos con una filosofía judía, islámica y cristiana. El componente
principal de la filosofía cristiana son las ideas novedosas que aporta el
cristianismo, pero expuestas y explicadas recurriendo a teorías, argumentos, e
ideas recibidas de los filósofos antiguos. Hasta el siglo XII el autor más
influyente en la filosofía cristiana es Platón, y a partir del siglo XIII va a jugar un
papel más relevante Aristóteles. De hecho Tomás de Aquino recurrirá a
Aristóteles para exponer su filosofía. De los diversos problemas analizados por
Tomás de Aquino, dos de ellos van a ser especialmente relevantes: cómo deben
ser las relaciones entre fe y razón, y el problema de la demostración racional de
la existencia de Dios, del cual trata el texto que vamos a comentar.
Tomás de Aquino vive en el siglo XIII, en una sociedad en la que el peso de la
religión es notable en todos los ámbitos. En esta situación la mayoría de las
personas saben que Dios existe, ya que es una creencia muy arraigada en su
vida. De lo que se trata, desde la perspectiva de la teología natural y de la
filosofía, es si podemos saber si Dios existe, pero a través de nuestras
facultades naturales: experiencia y razón. Es decir, vamos a dilucidar si lo que
sabemos por la fe lo podemos demostrar con la razón. Éste es el problema
que se plantea Tomás de Aquino y muchos pensadores medievales, así como
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lo hicieran, desde otra perspectiva varios pensadores de la Antigüedad.
Incluida dentro de esta problemática se plantea una cuestión más concreta:
¿la existencia de Dios es evidente para nosotros?
En este párrafo Tomás de Aquino expone las siguientes ideas:
•
La proposición “Dios existe” es evidente en sí misma, porque el predicado
está incluido en el sujeto, pero no es evidente para nosotros, ya que no
conocemos la naturaleza de Dios, por lo cual habrá que demostrar su
existencia a partir de sus efectos.
Para abordar el problema de la existencia de Dios Tomás de Aquino sigue un
método claramente escolástico (adaptado a la escuela), en el que en torno a
varias preguntas va planteando su posición personal, habiendo presentado
anteriormente las dificultades que puede entrañar y resolviéndolas al final.
Las tres cuestiones en torno a las cuales plantea este problema son las
siguientes: ¿Si la existencia de Dios es evidente? ¿Si la existencia de Dios es
demostrable? y ¿Si Dios existe?
En el texto que estamos comentando Tomás expone su respuesta a la primera
pregunta: la existencia de Dios es evidente en sí misma, pero no para
nosotros. Siguiendo un análisis lógico, cuando afirmamos que “Dios existe”,
nos encontramos con una proposición, es decir, un enunciado en el que se
predica algo de un sujeto. Por lo tanto, en cualquier proposición llevamos a
cabo una relación de términos: un término que actúa de sujeto y otro de
predicado. Si la relación es tal que el predicado ya está incluido en el sujeto
decimos que esa proposición es evidente, si no es así decimos que no lo es.
Por ejemplo, en el primer caso decimos que un triángulo es un cuerpo
geométrico formado por tres lados; en el segundo podemos afirmar que el día
1 de enero de 2011 ha sido muy frío en Burgos.
Pero Tomás de Aquino añade otra subdivisión dentro de las proposiciones
evidentes: aquellas que son evidentes en sí mismas y para nosotros porque
el predicado está incluido en el sujeto y nosotros lo vemos con claridad, como
por ejemplo, que el todo es mayor que las partes, y proposiciones evidentes
en sí mismas pero no para nosotros, porque a pesar de que el predicado está
incluido en el sujeto, nosotros por nuestras limitaciones intelectuales no
alcanzamos a percibirlo. Y este es el caso de la proposición Dios existe,
porque al no conocer la naturaleza, es decir, la esencia de Dios, no podemos
saber si la existencia le pertenece o no, aunque como más adelante
demostrará Tomás, la existencia es a la esencia de Dios, como el tener tres
lados lo es a la esencia de triángulo.
Anteriormente a esta explicación Tomás había expuesto diversas dificultades
que cuestionaban que la existencia de Dios sea una proposición evidente,
basadas principalmente en argumentos de autoridad y entre las que destaca el
argumento ontológico de San Anselmo. Este argumento se basa en que todos
tenemos la noción de Dios, y entendemos por tal al ser mayor que el cual no
es posible concebir otro. Por lo tanto este ser tiene que existir tanto en el
pensamiento como en la realidad porque si no fuera así ya no sería el ser más
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perfecto, lo cual sería manifiestamente contradictorio. En las soluciones
Tomás de Aquino niega validez a este argumento ya que según él presupone,
en primer lugar, considerar a Dios como el ser más perfecto y, en segundo
lugar, que en la realidad tenga que existir la realidad más perfecta.
Una vez que Tomás de Aquino ha concluido que la proposición “Dios existe”
no es evidente para nosotros, se plantea la cuestión de si es demostrable.
Según Tomás de Aquino la existencia de Dios es demostrable a partir de sus
criaturas, de sus efectos, es decir, partiendo de la creación podemos arribar a
su creador, a su causa, es decir a Dios. Los efectos es lo primero de lo que
tenemos conocimiento, desde una perspectiva temporal, aunque desde una
perspectiva ontológica primero sea la causa. Esta es la demostración que
denomina Tomás quia. Anteriormente ha negado la posibilidad de llegar a Dios
a través de la demostración propter quid, es decir, de aquella que parte de la
causa para llegar a los efectos, ya que si no conocemos cómo es Dios, su
esencia, tampoco podemos saber qué efectos le corresponden.
Por fin, una vez concluido que sí que es posible demostrar la existencia de
Dios, Tomás nos expone sus archiconocidas cinco vías, cinco argumentos
clásicos rastreados en el pensamiento de los filósofos antiguos y medievales, y
que Tomás sintetiza de forma magistral. Será en la tercera vía en la que
Tomás demostrará que el predicado “existe” forma parte del sujeto Dios,
pero es necesario demostrarlo, porque como ha expuesto anteriormente para
nosotros no es evidente tal afirmación.
En definitiva, Tomás de Aquino aplica su concepción de las relaciones entre
razón y fe a este tema concreto de la existencia de Dios, el cual se encuadra
dentro de los preámbulos de la fe, es decir, aquellas cuestiones a las que
podemos acceder a través de estas dos fuentes de conocimiento: la fe y la
razón. Esta concepción va ser criticada poco tiempo después por Guillermo de
Ockham, que defenderá la separación radical entre fe y razón. La jerarquía
eclesiástica, sin embargo, va a asumir como propia la concepción de Tomás de
Aquino y será incorporada a su doctrina oficial.
La obra de Tomás de Aquino es ingente, y su influencia ha sido muy
importante, tanto en el ámbito teológico, constituyendo la fuente principal
de la doctrina oficial de la Iglesia Católica hasta nuestros días, como en el
filosófico. En el tema concreto que nos ocupa Tomás acierta al descartar la
evidencia de la existencia de Dios. Y acierta en un tiempo en que le hubiera
resultado más fácil afirmarla debido a la creencia generalizada en su
existencia. La religión es un hecho universal, que está presente en todos los
tiempos y lugares, pero a pesar de ello, como dice el propio Tomás, en todos
los tiempos y lugares nos encontramos con el “necio” que afirma que Dios no
existe y que refuta la mencionada pretensión.
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