FISIOLOGÍA ECOLÓGICA Y EVOLUTIVA DE ANIMALES Y PLANTAS : CONCEPTOS Y CASOS DE ESTUDIO . Francisco Bozinovic & Marino Cabrera (eds). Ediciones Universidad Católica de Chile. Santiago, Chile 2003, p XX-XX. L A ABSORCIÓN INTESTINAL DE SUSTANCIAS HIDROSOLUBLES Y SUS IMPLICANCIAS ECOLÓGICAS Y EVOLUTIVAS . ENRIQUE CAVIEDES-VIDAL1 Palabras clave: absorción, intestino delgado, vía paracelular, compuestos hidrosolubles, aves 1 Departamento de Bioquímica y Ciencias Biológicas, Facultad de Química, Bioquímica y Farmacia, Universidad Nacional de San Luis, Chacabuco 917. 5700 San Luis. Argentina. Email: ecv@unsl.edu.ar INTRODUCCIÓN. ¿POR QUÉ ESTUDIAR LAS VÍAS DE ABSORCIÓN DE LOS NUTRIENTES? Un aspecto básico dentro del estudio de la fisiología digestiva y la ecología nutricional, lo constituye la absorción de sustancias por el sistema gastrointestinal. La incorporación de sustancias a través del epitelio del intestino delgado constituye la vía principal de ingreso de nutrientes que ingresan al organismo y posibilitan la supervivencia de éstos, ya que aportan energía y materiales esenciales que los animales no son capaces de manufacturar por sí mismos. También pueden ingresar drogas terapéuticas, toxinas y otros compuestos que se encuentren en el lumen del intestino. En este sentido, el epitelio del intestino delgado juega un rol crucial en el transporte de nutrientes y otros solutos desde el lumen intestinal a los líquidos corporales subyacentes, como la sangre y la linfa. La sustancias presentes en el lumen intestinal encuentran dos barreras limitantes: (a) una capa de células epiteliales denominadas enterocitos y (b) la uniones entre estas células. Es decir, que estas dos barreras definen respectivamente dos vías posibles de absorción, la transcelular y la paracelular. La vía transcelular, compuesta por los enterocitos, muestra a la luz del intestino delgado una membrana celular con una especialización formada por repliegues de ésta, denominada “ribete en cepillo”. La naturaleza de esta membrana, constituida por una bicapa de fosfolípidos con proteínas inmersas o adheridas a ésta, determina la tasa de absorción intestinal de sustancias. El traspaso de sustancias a través de la bicapa está positivamente correlacionado con el coeficiente de partición lípido-agua. De esta manera, la bicapa restringe el paso a sustancias iónicas y polares, como los hidratos de carbono y los aminoácidos. Estos compuestos hidrosolubles requieren de proteínas transportadoras para atravesar la membrana. Los mecanismos descriptos en el transporte mediado (a través de proteínas) puede ser pasivo (el pasaje de los compuestos ocurre a favor de un gradiente de electroquímico, sin gasto de energía metabólica) o activo (el pasaje de los compuestos es en 2 contra de un gradiente electroquímico y requiere de energía metabólica para su funcionamiento). En la vía pasiva, el paso de sustancias desde el lumen intestinal hacia el espacio intercelular a través de la vía de transporte paracelular se encuentra restringido por los complejos de unión (Anderson 2001) ubicados apicalmente y los espacios basolaterales. Los complejos de unión están formados principalmente por las uniones estrechas (zónula occludens o uniones estancas), desmo somas y uniones en hendidura, donde la estructura más importante en la restricción del paso de solutos a través de la vía paracelular, son las uniones estrechas (Ballard et al. 1995). La absorción de sustancias hidrosolubles es relevante para los organismos por lo que ha recibido una atención particular por parte de los investigadores, en especial la absorción de D-glucosa ha sido estudiada ampliamente por constituir la fuente primaria de energía química en los animales. A partir de 1961, cuando Crane y sus colaboradores propusieron para el ingreso de glucosa a través del epitelio intestinal, el mecanismo del cotransporte Na+-glucosa, éste se estableció firmemente en el campo de la fisiología de la absorción. Así durante los 25 años siguientes prácticamente dominó el concepto que las sustancias hidrosolubles debían incorporarse al organismo mediante proteínas transportadoras adecuadas. Sin embargo, dos hechos que fueron y continúan siendo clave – en los cuales existe consenso entre la mayoría de los investigadores- es que: (a) el cotransportador Na+-glucosa se satura “in vivo” entre 30 y 50 mM y (b) que existen numerosos estudios de que la tasa de absorción D- glucosa se incrementa en forma casi lineal a partir de 50 mM hacia arriba (para revisión ver Kellett 2001). Estos dos hechos permitieron proponer que debería existir otro/s mecanismo /s de absorción de la glucosa Dglucosa de tipo pasivo en adición al del cotransportador Na+-glucosa. Como se previó, se han acumulado diversas evidencias acerca de este componente pasivo de la absorción de la D-glucosa, que recibió un soporte mecanístico en 1987 cuando Pappenheimer y Reiss proponen la teoría del arrastre por solvente a través de la vía paracelular como una explicación para los fenómenos observados. De esta ma nera se generó una controversia importante que ha dominado esta área de estudio en los últimos años, no acerca de si la vía pasiva ocurre o no, sino más bien acerca de su magnitud, características y de sus posibles implicancias tanto ecológicas como evolutivas. 3 ¿POR QUÉ EXISTE CONTROVERSIA ACERCA DE LA ABSORCIÓN PASIVA , Y POR QUÉ ESTA ES IM PORTANTE? Los estudios con mamíferos y peces omnívoros han provisto de una amplia evidencia que los transportadores intestinales de nutrientes son modulados de varias maneras: a veces irreversible y específicamente durante el desarrollo, reversible y no específicamente cuando cambia el nivel de ingesta, reversible y específicamente cuando varía la composición de la dieta (Buddington & Diamond 1989, Ferraris & Diamond 1989, Karasov 1988, Karasov & Hume 1997). Diamond (1991) plantea que estos cambios tendrían un significado fisiológico cuestionable si hubiese capacidades absortivas de nutrientes en exceso o sobredimensionadas. Asimismo, este investigador junto a otros colegas interpretan estos cambios diciendo que la capacidad de transporte de los transportadores apicales de azúcares y aminoácidos están equilibrados con las demandas metabólicas (Diamond 1993, Caviedes-Vidal & Karasov 1996) más un cierto margen de seguridad (Diamond & Hammond 1992). Sin embargo, otros autores (Pappenheimer & Reiss 1987, Pappenheimer 1993) sugieren en cambio, que la capacidad del intestino de los mamíferos de absorber glucosa vía cotransporte Na+glucosa es inadecuada para transportar la ingesta diaria de glucosa y que la absorción ocurre principalmente mediante un mecanismo de arrastre de solvente a través de la uniones estrechas intestinales y secundariamente a través de un transporte activo de azúcares y aminoácidos. Pappenheimer (1993) además sugiere, que los cambios de tipo adaptativos o durante el desarrollo que ocurren en el transporte activo debieran ser interpretados como parte del mecanismo de arrastre por solvente. LA ABSORCIÓN INTESTINAL EN AVES Y SUS IMPLICANCIAS ECOLÓGICAS. Durante los últimos quince años ha habido un esfuerzo de parte de un grupo de ecofisiólogos por estudiar la fisiología digestiva de aves y sus implicancias ecológicas. Uno de los objetivos perseguidos fue el de clarificar de qué manera las características de los procesos digestivos (e.g. morfología del tracto digestivo, digestión enzimática, absorción, etc.) de estos animales están adecuados a sus dietas y, a distintos niveles de ingesta de alimento en diferentes periodos de los ciclos anual y/o de vida (para revisión ver Karasov 4 1996). Un hecho notable que surge de estas investigaciones lo constituye la ausencia de cambios o modulación de las tasas de transporte activo de nutrientes en el intestino delgado de las aves estudiadas, que cabía esperar sobre la base de lo planteado por Diamond en 1991. Este autor propuso que a través de la acción de la selección natural, la capacidad absortiva del intestino delgado de los vertebrados está equilibrada con el nivel de ingesta de alimento. Justificó esta especulación diciendo que, si no hubiese existiese equilibrio, entonces una parte valiosa de energía de los alimentos podría ser desperdiciada en las excretas cuando se alimentaran dietas con alto contenido de sustratos que no son absorbidos. Además, los costos metabólicos de sintetizar y mantener la maquinaria molecular para absorber sustratos sería también desperdiciada si se forrajearan dietas con muy bajos niveles de sustratos. Entonces, de acuerdo con esta hipótesis de modulación adaptativa, el transporte de los monosacáridos o aminoácidos debe estar positivamente correlacionado con el nivel de los sustratos en la dieta (Diamond 1991). A la fecha, se ha investigado en al menos cuatro especies de aves omnívoras (Levey & Karasov 1992, Caviedes-Vidal & Karasov 1996, Afik et al. 1997, Karasov et al. 1996) su capacidad para incrementar la absorción mediada intestinal de D- glucosa cuando se las aclimata a dietas con alto contenido en carbohidratos y, la capacidad de absorción de aminoácidos cuando se las aclimata a dietas hiperproteicas. Al igual que otros vertebrados, los pájaros exhibieron transporte mediado de D- glucosa in vitro con una constante de Michaelis aparente en el rango de 1 a 10 mM (Karasov & Hume 1997). Sin embargo, a diferencia de los mamíferos y peces omnívoros que pueden doblar la tasa de absorción de glucosa con dietas ricas en carbohidratos (Karasov 1992), los mirlos americanos (Turdus migratorius; Levey & Karasov 1992), las reinitas coronadas (Dendroica coronata; Afik et al. 1997), los gorriones (Passer domesticus) (Caviedes-Vidal & Karasov 1996) y las codornices cotuí (Colinus virginianus; Karasov et al. 1996) mostraron muy pequeña o ninguna modulación de la actividad de transporte de D- glucosa mediado (i.e. activo) in vitro. Más aun, en todas estas especies las tasas de transporte activo de glucosa obtenidas in vitro dieron valores mucho más bajos (30% o menos) que las tasas de absorción de Dglucosa estimadas a partir de medida de eficiencia de extracción en aves intactas. Estos resultados llevaron a cuestionarse si el transporte activo era verdaderamente la vía primaria para la absorción de azúcares en estas aves. 5 Un supuesto implícito que subyace en la hipótesis de modulación adaptativa es que la absorción mediada es la vía primaria de absorción de glucosa y por lo tanto su regulación es el objeto de la selección natural. Por otro lado, Pappenheimer (1990) propuso – como se menciona más arriba - que la absorción pasiva es relativamente más importante que le transporte mediado. Como consecuencia entonces, en una serie de estudios (Karasov & Cork 1994, Caviedes-Vidal & Karasov 1996, Karasov et al. 1996, Levey & Cipollini 1996, Afik et al. 1997), se sometió a prueba la importancia de la absorción pasiva. En estos experimentos se utilizó un método farmacocinético en pájaros que se alimentaban libremente con el que se estimó la absorción de [3 H] L- glucosa, el estereoisómero de la Dglucosa que no interacciona con el cotransportador intestinal Na+-glucosa. Sorprendentemente, se encontró una absorción prácticamente total de la L-glucosa ingerida en todas las especies: (a) , tricogloso de pecho rojo (Trichoglossus haematodus, 80%; Karasov & Cork 1994), nectarívoro, (b) gorriones (80%, Caviedes-Vidal & Karasov 1996), granívoro, (c) reinita coronada (91%; Afik et al. 1997), frugívoro/insectívoro y (d) codorniz cotiú (92%; Karasov et al. 1996, Levey & Cipollini 1996), herbívoro. La semejanza de estos hallazgos en aves con diferentes dietas y asociaciones taxonómicas sugieren una generalidad de este fenómeno en aves. Ahora bien, la medición de la absorción de la L-glucosa y su utilización en conclusiones acerca de la absorción pasiva de la D-glucosa descansa sobre varios supuestos. Se asume que la absorción de la L-glucosa medida in vivo es solamente pasiva. Varios estud ios indican que no existe un transportador para la L-glucosa porque su absorción no es inhibida por si misma, es decir que la absorción de de L-glucosa marcada no es influenciada por la presencia de grandes cantidades de L-glucosa no marcada, al menos en mamíferos (Meddings & Westergaard 1989, Thomson et al. 1982). También es parte de los supuestos la L- glucosa no se metaboliza y se excreta totalmente. En el estudio con los tricoglosos de pecho rojo no se observó indicio alguno de metabolización (Karasov & Cork 1994) y la L-glucosa marcada fue excretada totalmente. Además también se validó utilizando cromatografía de capa fina, que el 95% del tritio recuperable en el plasma de gorriones y reinitas coronadas estaba ligado a la molécula de L-glucosa, de lo que se concluye que la L- glucosa detectada en plasma fue absorbida como tal. 6 Estos hallazgos descritos son muy relevantes. Por un lado, ayudan a resolver el aparente desencuentro que se observa entre las altas concentraciones de azúcar absorbida in vivo y la baja capacidad de transporte mediada de D-glucosa medida in vitro. También permiten explicar por qué el transporte activo de D- glucosa no es modulado en las especies de aves estudiadas. Por otro lado, ha sido propuesto que debido a que los alimentos pueden contener toxinas, podría haber una selección en contra de la absorción pasiva y a favor de la especificidad de absorción vía proteínas transportadoras específicas en el ribete en cepillo del intestino delgado (Diamond 1991). El descubrimiento de una magnitud importante de absorción de L- glucosa en aves generó, un nueva etapa en el estudio de la absorción de sustancias hidrosolubles en este grupo taxonómico. Esta comprendió, un avance en las metodologías de estudio de la función absortiva, una extensión de la investigación a otras moléculas hidrosolubles absorbibles, la caracterización funcional y fisicoquímica y, la visualización de la vía paracelular, que se describen a continuación. NUEVO DISEÑO EXPERIMENTAL : Recientemente, (Chediack et al. 2001, 2003) se ha desarrollado una metodología para el estudio de la absorción de azúcares en aves intactas. En ésta, los compuestos se administran en forma de un pulso intragástrico e inyectan en el músculo pectoral. Luego de la administración/inyección se colectan muestras de sangre en forma secuencial y se analizan mediante cromatografía gaseosa con detector de masas (Figura 1, para L- glucosa). La fracción absorbida (F) o biodisponibilidad de los azúcares fueron calculadas mediante ecuaciones farmacocinéticas clásicas (Gibaldi & Perrier 1982, Shargel & Yu 1999, Riviere 1999): (1) F = AUCo ⋅ S ⋅ K e Do ó, (2) F = [ AUCo Do ] [ AUCi Di ] Donde, AUC: área bajo la curva de la concentración del compuesto en plasma en función del tiempo transcurrido luego de la administración oral (o)/inyección (i); S: espacio o volumen de distribución del compuesto; Ke : constante de eliminación del compuesto del plasma después de la inyección; D: dosis administrada (o)/inyectada (i). En estos estudios se observó que en promedio, un 69% de la dosis oral de los azúcares (D- manitol y L-arabinosa) fue absorbida independientemente de la concentración 7 administrada. Además estos estudios dan soporte a las observaciones previas de una absorción pasiva sustancial de L- glucosa en gorriones, usando distintos marcadores y distinto diseño experimental y de análisis (farmacocinética de dosis única). EFECTO NUTRIENTE: La vía propuesta para esta absorción sustancial de solutos hidrosolubles es paracelular, es decir que el transporte solutos es a través de las uniones estrechas entre enterocitos adyacentes y no a través de estos. El mecanismo, como lo propuso por primera vez Pappenheimer y Reiss en 1987, puede ser arrastre por solvente a través de los espacios basolaterales, activado por cotransportadores Na+- nutriente (Madara & Pappenheimer 1987, Pappenheimer 1987, Pappenheimer & Reiss 1987, Turner & Madara 1995, Turner et al. 1997). Esta hipótesis predice que la absorción de solutos hidrosolubles será máxima cuando ellos se encuentren presente en el lumen del intestino delgado en acompañados por D- glucosa y/o aminoácidos. Chang y col. (2003) estudiaron este problema realizando experimentos con gorriones utilizando una nuevo método farmacocinética que desarrollaron para medir absorción (Chediack et al. 2001, Chang 2003). En el experimento que se muestra en la figura 2, la fracción absorbida de L- glucosa marcada fue significativamente mayor cuando se administraba a pájaros en ayunas en solución con 200 mM D- glucosa y 80 mM cloruro de sodio comparada contra un control en el que se reemplazó la D- glucosa por D- manitol (0,78 + 0,016 vs. 0,69 + 0,029 respectivamente; test t de Student, T9 = -2,67, P = 0,013 test de una cola). Conjuntamente con la fracción absorbida, Chang y col. (2003) determinaron las tasas de absorción aparentes con los valores obtenidos en el experimento anterior. La constante de absorción, Ka, para L- glucosa determinada por el método de desglose de curva (figura 2B) dio un valor 133% más alto en los gorriones a los que se les administró el marcador en solución con D- glucosa comparado con los controles con D- manitol (0,22 + 0,04 min-1 vs. 0,09 + 0,01 min-1 respectivamente; t-test de Student, T6 = -3,29, una cola P = 0,009, figura 2B). Con este resultado es posible rechazar lo sugerido por Schwartz et al. (1995) acerca de que la mayor fracción absorbida de L- glucosa en la presencia de nutrientes luminares ocurre debido a que el proceso absortivo con una baja constante de absorción (i.e. Ka sin nutrientes en el lumen) se extiende por un periodo de tiempo mayor o porque el intestino incrementa su tamaño. En efecto, a los gorriones 8 tratados con D- glucosa les tomó menor tiempo (no mayor) para incorporar el 99% de Lglucosa absorbida que a los tratados con D- manitol. Estos resultados pueden interpretarse como consistentes con la hipótesis de arrastre por solvente, y revelan que compuestos hidrosolubles de tamaño pequeño son absorbidos en mayor cantidad y más rápido cuando hay nutrientes presentes en el intestino delgado. A este incremento de la absorción por presencia de nutrientes en el lumen intestinal se lo denomina “efecto nutriente”. VISUALIZACIÓN DE LA VÍA PASIVA : Utilizando fluoresceína, un marcador de tamaño pequeño (PM=376) e hidrosoluble (log P = -1,52; (96)), Chang 2002 sometió a prueba la predicción acerca de que una importante cantidad de este marcador sería absorbido a través de la vía paracelular. Con este propósito gorriones en ayuno fueron administrados oralmente con 500 µl de una solución isotónica conteniendo 500 µg/ml de flouresceinato de sodio, 100 mM de D- glucosa y 80 mM de cloruro de sodio. En un primer grupo de experimentos, validó que la fluoresceína es absorbida, siendo su biodisponibilidad de 35 ± 10% (n=6). Esta fracción absorbida es menor que para los carbohidratos L-arabinosa o L- glucosa, probablemente por una serie de razones incluyendo su PM mayor que los compuestos mencionados y su carga negativa (ver próxima sección). En un segundo grupo de experimentos se estudió la distribución de este marcador en el tejido intestinal de los gorriones mediante microscopía confocal láser (detalles en la leyenda de la fig. 3). Con este técnica se puede determinarse si la fluorescencia es apical – basolateral y/o intracelular, es decir si el marcador utiliza la vía transcelular y/o paracelular (Hurni et al. 1993). Como puede observarse en la figura 3 la fluorescencia (i.e. la fluoresceína) fue detectada en el espacio basolateral y también en los vasos sanguíneos de la vellosidad, pero no en el interior de los enterocitos. En consecuencia, con esta evidencias se puede afirmar que la fluoresceína es absorbida a través de la vía paracelular, aportando un sustento visual importante de la utilización de esta vía. EFECTO DEL TAMAÑO Y DE LA CARGA ELÉCTRICA EN ABSORCIÓN DE SOLUTOS HIDROSOLUBLES: Chediack et al. 2003 estudiaron el efecto del tamaño 9 molecular en la absorción pasiva de compuestos hidrosolubles a través del epitelio del intestino delgado, administrando intraestomacal y simultáneamente azúcares que no son transportados activamente con peso molecular (PM) creciente (L-arabinosa PM=150,1, L-ramnosa PM=164,2, perseitol PM=212,2 y lactulosa PM=342,3), disueltos en una solución 350 mosm/Kg, a gorriones. La concentración en plasma de los marcadores fue medida en muestras de sangre seriales. Los carbohidratos fueron también inyectados en el pectoral para estimar las constantes de eliminación de cada uno de los azúcares. La fracción absorbida, calculada como se describió anteriormente, disminuyó con el incremento del peso molecular de los marcadores (figura 4) en forma más rápida que los coeficientes de difusión libre en agua de los azúcares, consistente con un fenómeno de movimiento a través de poros efectivos en membranas (“tamices”) (Friedman 1987). La absorción de todos los azúcares fue aumentada por la presencia intraluminal de Dglucosa o comida (“efecto nutriente”) si se compara contra control de manitol. Estos hallazgos sugieren que la absorción paracelular a través del intestino delgado varía inversamente con el tamaño del soluto y que la presencia de D- glucosa y nutrientes en el lumen del intestino delgado incrementan la absorción. La vía paracelular ha sido propuesta como catión selectiva (He et al. 1996; Madara et al. 1986; Pauletti et al. 1997). Chediack et al (2002) sometieron a prueba esto en gorriones usando péptidos indigestibles (sintetizados utilizando D-aminoácidos) con peso molecular similar pero positivamente (serina - lisina) o negativamente cargados (serina – ácido aspártico). Usando la misma metodología descrita arriba, se encontró que la fracción absorbida del péptido cargado negativamente fue alrededor de la mitad del cargado positivamente (18 + 3 % vs. 30 + 3 % respectivamente, F1,7 = 16,3, P < 0,005). ¿Cuál es el significado funcional de estos experimentos? Recientemente, se ha sugerido que los nutrientes intestinales reclutarían transportadores GLUT2 a la membrana apical de los enterocitos, y que por lo tanto el componente difusivo sensible a los nutrientes intraluminales observado sería en realidad transcelular y mediado (Kellet & Helliwell 2000). Sin embargo, esta hipótesis ignora la evidencias como las presentadas en las figuras 2 y 3 de que la absorción de muchos tipos de solutos hidrosolubles (e.g. carbohidratos, fluoresceína) es paracelular e incrementada por la presencia de nutrientes en la luz del intestino. 10 ¿Cuál es el mensaje ecológico de estos experimentos? Los investigadores que son escépticos acerca de la importancia de la vía paracelular han argumentado que una alta permeabilidad intestinal que permita una absorción pasiva puede ser menos selectiva que un sistema mediado por transportadores para absorber nutrientes. Por esta razón podría dejar más expuesto al animal al permitir que toxinas provenientes del material animal y vegetal que se encuentra en el lumen intestinal sean absorbidas (Diamond 1991). Los casos de estudio presentados más arriba demarcan los posibles límites de esta vulnerabilidad, ya que definen la selectividad de la vía en contra de las grandes moléculas y de los compuestos cargados negativamente. Además, los casos de estudio presentados pueden también ayudar a mejorar la capacidad de predicción de la biodisponibilidad de toxinas. Por último, es importante agregar que los vertebrados son bastante vulnerables a toxinas lipofílicas y que concordantemente han desarrollado numerosos procesos de detoxificación. Por todo lo expresado, la los argumentos presentados arriba, no constituye una crítica de peso respecto del concepto de absorción paracelular a la luz del conocimiento actual. LA RELEVANCIA DE LA VÍA PARACELULAR EN LA ABSORCIÓN DE NUTRIENTES: La importancia de la absorción paracelular es robustecida por su contribución a la absorción de nutrientes. Pappenheimer sugirió que la mayor parte de absorción de la D- glucosa ocurre por un mecanismo de arrastre por solvente a través de las uniones estrechas del epitelio del intestino delgado (absorción paracelular) y en menor medida por transporte activo transcelular. Bajo esta hipótesis se pueden predecir tasas de absorción in vivo muy similares para los estereoisómeros de la glucosa. Chang y Karasov (2001) sometieron a prueba estas predicciones, administrando oralmente e inyectando a gorriones, una mezcla de marcadores (a) [3 H]3-O- metil- D-glucosa (un análogo no metabolizable de la D- glucosa que se transporta activamente utilizando el cotransportador Na+- glucosa) y (b) [14 C]L- glucosa (estereoisómero también no metabolizable y que no interactúa con el cotransportador Na+- glucosa) en una solución conteniendo 200 mM de 3-O- metil- D- glucosa no marcada. Los niveles de los marcadores en la sangre se analizaron utilizando un modelo abierto de dos compartimientos y con cinética de eliminación de primer orden. Los valores obtenidos 11 de fracción absorbida (F) de D- y L- glucosa no fueron significativamente diferentes (0,80 + 0,053 vs. 0,79 + 0,042; n = 6; T = 0,39, P = 0,72 respectivamente). Las tasas aparentes de absorción de ambos azúcares - determinadas mediante el procedimiento de Loo-Riegelman (Gibaldi & Perrier 1982, Shargel & Yu 1999, Riviere 1999) – tampoco difirieron significativamente (P = 0,35) (Fig. 5A,B). Además, la absorción de ambos compuestos ocurrió mayoritariamente (95%) durante los 40 min siguientes a la administración oral de éstos. La similitud de la magnitud y tasas de absorción de la Dy L-glucosa encontradas en este trabajo constituyen un resultado provocativo que es consistente con la hipótesis de Pappenheimer (1987) acerca de una vía paracelular importante para la absorción de azúcar. DIRECCIONES FUTURAS. A la luz del avance en el conocimiento de la función absortiva en aves, se desprende una pregunta obvia: cuán significativa es la absorción paracelular en otros animales? Así por ejemplo, tal vez la absorción paracelular es una caracterís tica general de los vertebrados que ha sido magnificada dentro de un grupo de animales (e.g. las aves que vuelan, que se sabe que poseen intestinos delgados relativamente más pequeños que las que no lo hacen (Karasov & Hume 1997) de manera de reforzar o suplementar otros tipos de absorción de nutrientes (e.g. transporte activo de glucosa y aminoácidos). Desde el punto de vista de los niveles de integración organísmico o por encima de este, lo importante –como se ha mencionado anteriormente- no es si el arrastre por solvente ocurre o no, sino su magnitud y significado biológico en animales normales que viven libremente en sus ambientes. La respuesta tiene tremenda importancia para las investigaciones futuras en la fisiología digestiva ecológica y evolutiva. Por ejemplo, una pregunta extensiva a toda la biología es, cuán generalizado se encuentra el hecho de que las capacidades fisiológicas y bioquímicas excedan las demandas naturales? Este problema fue específicamente abordado por primera vez estudiando el diseño del sistema respiratorio en relación a la demanda metabólica de oxígeno (Taylor & Weibel 1981). Más recientemente ha sido extendido esta consideración a la absorción intestinal de nutrientes en relación a la ingesta de éstos (Chediack et al. 2003). Los intentos por medir el equilibrio entre la capacidad de absorción de nutrientes con la ingesta (i.e., medir la capacidad de reserva o 12 margen de seguridad) pueden no ser satisfactorios si la absorción pasiva es importante pero no se toma en cuenta. Otro asunto a considerar –que también lo hemos mencionado anteriormente- lo constituye el hecho de que la vía pasiva con una alta permeabilidad intestinal inespecífica comparada con el sistema de transporte mediado podría permitirles a las toxinas de la materia vegetal y animal en el lumen intestinal a ser fácilmente absorbidas (Chediack et al. 2001). Esta vulnerabilidad a las toxinas podría constituir una importante fuerza directriz ecológica, limitando las conductas exploratorias y limitando la amplitud del nicho dietario. Esto claramente constituye una línea para futuras investigaciones acerca de los costos asociados con la detoxificación de toxinas naturales absorbidas (e.g., Day et al. 2000) y tal vez la sensibilidad de animales de vida silvestre a las nuevas generaciones de herbicidas y pesticidas hidrosolubles producidas por el hombre. Aunque uno podría predecir una acción de la selección natural en contra de una dependencia de la absorción pasiva, y a favor de una especificidad de absorción por una vía que utilice proteínas específicas de transporte en el ribete en cepillo intestinal, las evidencias se están acumulando en el sentido de que en algunos vertebrados ciertos solutos hidrofílicos, de tamaño pequeño y mediano, atraviesan el intestino en cantidades sustanciales por la ruta pasiva. Por ejemplo, en las ratas la creatinina y un octapéptido hidrosoluble fue absorbido entre un 50 a 60% y luego excretado intacto en orina (Pappenheimer 1990, Pappenheimer et al. 1994), y manitol, polietilenglicol (PEG) 4000 (Ma et al. 1993) e inulina (Ma et al. 1993) fueron absorbidos mayoritariamente por vía paracelular. En aves sin restricción de alimentación comiendo dietas naturales, la mayoría de la L- glucosa fue absorbida (Afik et al. 1997, Caviedes-Vidal & Karasov 1996, Karasov & Cork 1994, Karasov et al. 1996). De estas observaciones para L-glucosa y otras evidencias preliminares de absorción de dextrano 8000 Da (Caviedes-Vidal et al. 1998) en otra especie de ave y la evidencia reciente de Gilardi (1996) de absorción de un alcaloide hidrosoluble por un ave provee una buena evidencia de que una considerable cantidad de absorción pasiva ocurre en aves y que posiblemente tenga importantes implicancias ecológicas y evolutivas. 13 Agradecimientos Este trabajo ha sido financiado por subsidios FONCYT 1-3101, CYTUNSL 9502, NSF IBN 9723793 & 0216709. 14 Leyenda de figuras. Figura 1. Absorción pasiva de solutos hidrosolubles estudiada con cinética de pulso único. En la figura de arriba (1A), la L-glucosa aparece en el plasma luego de la administración oral con manitol (triángulos) o D- glucosa (círculos: administración oral en presencia del análogo de la D- glucosa no metabolizable, 3-O-metil- D-glucosa). La toma de muestras de plasma se comienza durante la fase de incremento, dominada por la absorción. La concentración declina post-absortivamente a medida que el compuesto desaparece del plasma debido a su excreción; la pendiente expresa la tasa de eliminación. Estos datos en conjunto con información acerca del espacio o volumen de distribución (obtenido de experimentos con inyección de L-glucosa) son usados para calcular la fracción absorbida, que fue en este caso superior cuando se estimó en presencia de D-glucosa (“efecto nutriente”). La figura de abajo (1B) muestra la determinación de la tasa aparente de absorción, Ka, a partir de los datos de la figura 1A mediante la técnica del desglose de curva, un procedimiento estándar en farmacocinética) Los símbolos vacíos representan los datos originales de la figura 1A, y los símbolos llenos constituyen los valores residuales derivados del desglosamiento de la curva, utilizados para calcular Ka. La tasa de absorción de L- glucosa fue aproximadamente el doble cuando se estimó en presencia de D-glucosa, como se desprende de la mayor pendiente observada de los círculos llenos comparados con los triángulos llenos. Figura 2. Absorción de fluoresceína a través de la vía paracelular en el intestino de gorriones. La micrografía muestra la distribución de la fluorescencia entre (no dentro) de las células epiteliales en un corte de vellosidad intestinal. El intestino fue colectado 15 10 minutos después de que el gorrión fuese administrado oralmente con una solución que contenía 500 µg/ml de fluoresceinato de sodio, 100 mM D- glucosa, y 80 mM de cloruro de sodio. Trozos de tejido fueron extraídos, incluidos y se obtuvieron cortes de 20 ~ 25 µm, teñidos con Sudán Black y etanol al 70 % para eliminar autofluorescencia (Clancy & Cauller 1998; Schnell, Staines, and Wessendorf, 1999). Los cortes se observaron mediante microscopio láser confocal. Las imágenes obtenidas fueron procesadas digitalmente para determinar de la distribución de la sonda en el intestino del ave. Figura. 3. La absorción de compuestos hidrosolubles depende del tamaño de la molécula y se incrementa en la presencia de nutrientes. (PM: peso molecular en Daltons; L-arabinosa PM 150,1, L-ramnosa PM 164,2, perseitol PM 212,2 y lactulosa PM 342,3). Figura 4. En la figura superior 4A. se representa la actividad específica de L- glucosa y 3O-metil- D-glucosa radiomarcada en plasma como una función del tiempo transcurrido luego de la administración oral de las dos sondas simultáneamente en un gorrión. Las áreas bajo cada curva, normalizadas por la dosis administrada son utilizadas para calcular la fracción de cada isótopo que fue absorbida. Observar la similitud de curso temporal de ambas sondas, que sugiere tasas similares de absorción. La diferencia en altura de las curvas se debe a diferencias en la dosis de compuestos radiomarcados administrados y no a diferencias en las cantidades absorbidas de cada sonda (ver texto). En la figura inferior 4B está graficada la media acumulada de seis gorriones de la fracción absorbida de L- glucosa y de 3-O-metil-D-glucosa luego de la administración simultánea de las sondas (gráfica interna superior). La figura mayor muestra las tasas aparentes de absorción de las dos 16 sondas, obtenidas de las pendientes instantáneas de la gráfica interna superior. La similitud en las tasas aparentes implica que la mayor parte de la 3-O-metil- D-glucosa es absorbida por el mismo proceso pasivo que la L-glucosa. Estas figuras están confeccionadas con los datos de la figura 4A tratados con el procedimiento farmacocinético de Loo-Riegelman (ver texto). 17 LITERATURA CITADA AFIK D, BW DARKEN & WH KARASOV (1997) Is diet-shifting facilitated by modulation of intestinal nutrient uptake? 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