Sistema neuro-inmuno-endocrino-cutáneo: tiroides y piel Isabel Cristina Cuéllar* * Centro Dermatológico Federico Lleras Acosta. RESUMEN La mayoría de hormonas tiene influencia directa en la piel lo cual permite la regulación de los procesos biológicos normales que mantienen la homeostasis necesaria para que la barrera cutánea establezca mecanismos que permitan diferenciar las noxas, externas o internas, de las señales relevantes y, de esta manera, cuantifique y traslade dichas señales a respuestas definidas no sólo locales, sino muchas veces sistémicas. La complejidad del sistema neuro-inmunoendocrino-cutáneo, representado por cada uno de los componentes de la piel a través de sus unidades anatomofuncionales, permite reconocer en este órgano un sinnúmero de posibles mecanismos fisiológicos y muchas veces implicados en patologías de expresión cutánea que pueden ser reconocidos de manera oportuna por el clínico. Uno de estos hallazgos clínicos en la piel son los producidos por la disfunción tiroidea. Palabras clave: sistema neuro-inmuno-endocrino-cutáneo, tiroides, piel INTRODUCCIÓN La hormona tiroidea regula los procesos fisiológicos actuando a nivel del metabolismo energético, biosintético y catabólico celular. En este artículo, el concepto de sistema neuro-endocrino-inmune-cutáneo está descrito como base de un modelo de interrelación tiroides-piel que contribuye al análisis más completo de alteraciones en el funcionamiento de la hormona tiroidea. Igualmente, se describirán las principales manifestaciones clínicas del hiper e hipotiroidismo, al igual que las entidades cutáneas asociadas con la disfunción tiroidea y se correlacionan con su fisiopatogenia. SISTEMA NEUROENDOCRINO CUTÁNEO La piel es uno de los órganos más extensos del cuerpo; tiene dentro de sus funciones el actuar como una barrera biológica metabólicamente activa que permite mantener la homeostasis interna y relacionarse con el medio ambiente. En la última década, la visión de la piel como un órgano neuroendocrino ha sido de particular importancia para muchos investigadores quienes han descubierto, especialmente en la epidermis, capacidades metabólicas y endocrinas de vital importancia para el funcionamiento de la misma y del resto del organismo. Este concepto, relativamente novedoso, aporta un nuevo campo de estudio en la biología cutánea, al combinar el concepto de comunicación multidireccional entre el sistema nervioso central, el sistema inmune y endocrino y los órganos periféricos como la piel. Por su desarrollo biológico, anatomía, histología y fisiología, la piel posee propiedades que permiten ubicarla como blanco de señales neuroendocrinas y también como fuente de hormonas y neurotransmisores y capaz de generar respuestas inmunes específicas[1,2]. Es así como puede identificarse a la piel como blanco para señales neuroendocrinas, en donde las células residentes y circulantes expresan receptores para neuropéptidos y neurotransmisores idénticos a los encontrados en el sistema nervioso central[3-7]. De manera similar, las hormonas y algunos neurotransmisores son producidos por la epidermis, dermis y tejido celular subcutáneo. Tabla 1 Relación de los tipos de receptores hormonales y las células que los expresan Receptor hormonal y de neurotransmisor Tipo celular que lo expresa Receptor para hormona liberadora de corticotropina (CRH-R) y urocortina Queratinocito, melanocito y mastocito Receptor para melanocortina (MC-R) Queratinocito, melanocito, sebocito, fibroblasto, endotelio, célula de Langerhans, glándula ecrina y apocrina. Receptores opiodes (µ-opiodes y ζopiodes) Queratinocitos, vaina radicular externa del pelo, sebocitos, glándulas sudoríparas Receptor para hormona del crecimiento (GH-R) Queratinocito, folículo piloso, glándulas ecrinas, fibroblastos, adipositos, células musculares, melanocitos y células de Schwann Receptor para prolactina, hormona luteinizante y gonadotropina coriónica (PRL, LH y CG-R) Queratinocito, sebocito, folículo piloso, glándula ecrina Receptor para neurocinina (NK-R) Queratinocito, endotelio, mastocito, fibroblasto y célula de Langerhans Receptores misceláneos: purinorre-ceptores, activados por nucleótidos de adenina o adenosina Queratinocito, folículo piloso, glándula sebácea y ecrina y células de melanoma Receptores para T3 Queratinocito, fobroblasto, folículo piloso, glándula sebácea, melanocito, glándulas sudoríparas. Tabla 2 Compartimento Hormonas y neurotransmisores Epidermis Vitamina D, péptido relacionado con la PTH, andrógenos, T3, L-DOPA, catecolaminas, acetilcolina, serotonina, glutamato, aspartato, hormona liberadora de corticotropina, urocortina, α,β,γ-MSH, ACTH, β-endorfina, encefalinas. Dermis y estructuras anexas Vitamina D, péptido relacionado con la PTH, estrógenos, andrógenos, L-DOPA, serotonina, glutamato, aspartato, hormona liberadora de corticotropina, urocortina, α,β,γ− MSH, ACTH, β-endorfina, encefalinas, GH, histamina, catecolaminas y acetilcolina. Tejido celular subcutáneo adipocito Leptina, adipsina, proteína estimulante de la acilación (ASP), proteína del adipocito relacionada con el complemento, FNTα, factor inhibidor de la migración de macrófagos, angiotensinógeno, inhibidor del activador del plasminógeno tipo I. Tabla 3 Los neuropéptidos generados en la piel[1,13] Sitio de producción Neuropéptido Células cutáneas residentes y circulantes Péptido liberador de gastrina, somatostatina, neuropéptido Y, péptido atrial natriurético, neurocininas, sustancia P, neurotensina, péptido del gen relacionado con la calcitonina, péptido intestinal vasoactivo, bradicinina, colescistocinina, endotelinas, hormona liberadora de corticotropina, urocortina, α,β,γ-MSH, ACTH, βendorfina, encefalinas. Terminaciones nerviosas Sustancia P, neurocininas, neurotensina, CGRP, VIP, somatostatina, neuropéptido Y, péptido atrial natriurético, bradicinina, colecisocinina, endotelinas, α,β,γ-MSH, β−endorfina, encefalinas, CRH, urocortina, dinorfina El sistema neuro-endocrino-inmune-cutáneo se divide en dos unidades: la unidad exocrina y la endocrina[1]. Las funciones de la unidad exocrina son realizadas por los anexos cutáneos como las glándulas sebáceas, las glándulas sudoríparas, tanto apocrinas como ecrinas, y los folículos pilosos. Éstos fortalecen la barrera epidérmica, contribuyen con la termorregulación y mantienen un papel en la defensa contra microorganismos[1,3]. La unidad endocrina se subdivide, a su vez, en unidad endocrina epidérmica, dérmica y del tejido celular subcutáneo[1]. Así como la acción local paracrina y autocrina de las hormonas y mediadores neurales es reconocida, se sabe también que las sustancias producidas en la piel pueden entrar en los plexos dérmicos vasculares superficial y profundo, y ejercer sus efectos a distancia[1]. TIROIDES Y SU ACCIÓN EN PIEL La hormona tiroidea actúa en los mecanismos fundamentales del metabolismo energético y en los procesos celulares de biosíntesis y degradación que mantienen la homeostasis corporal. La T4 es una prohormona que es fisiológicamente activa sólo después de ser convertida a T3, gracias al proceso de deyodación realizado en múltiples tejidos por enzimas específicas llamadas deyodasas[6]. La piel es uno de los principales sitios de deyodación, convirtiéndose en uno de los lugares de regulación de la hormona tiroidea al influir en los niveles de la misma. La detección de esta conversión periférica de hormona tiroidea ha sido demostrada por varios estudios experimentales en cultivos de queratinocitos de piel de niños y adultos en los cuales, además de encontrar actividad de la deyodasa tipo II en condiciones basales, se pudo demostrar su conversión durante la inducción de hipotiroidismo experimental[10,11]. A partir de entonces, los queratinocitos adquieren una posición llamativa como tejido potencialmente fisiológico en la regulación de la economía de la hormona tiroidea activa (T3)[10]. De esta manera, las condiciones que selectivamente afectan la deyodación cutánea de T4, podrían crear un estado ‘hipotiroideo localizado’, manifestado en expresiones clínicas que sólo afectan hipotéticamente la piel, sin encontrarse niveles plasmáticos alterados de hormonas tiroideas o de TSH. Los componentes celulares de la piel son uno de los blancos para la T3, por lo cual esta hormona está involucrada en procesos de diferenciación epidérmica, en el funcionamiento de las glándulas apocrinas, ecrinas y sebáceas, en el crecimiento del pelo y en la producción de proteo-glucosaminoglicanos por los fibroblastos dérmicos, al igual que en la melanogénesis[1,12, 15-21]. La xerodermia y la descamación son signos clínicos constantes en 80 a 90% de los pacientes hipotiroideos, que evidencian cambios secundarios a la deficiente acción de la hormona tiroidea[3,8,9,14]. Estos hallazgos clínicos han permitido a muchos investigadores plantear hipótesis sobre las posibles alteraciones del metabolismo lipídico epidérmico. Las anormalidades lipídicas epidérmicas encontradas en estos modelos de hipotiroidismo, principalmente en la esterologénesis, permiten especular que estas mismas alteraciones pueden encontrarse en otros tejidos como la dermis, el tejido adiposo y el hígado[18]. Otro elemento cutáneo blanco para la acción de la hormona tiroidea es el folículo piloso, en donde la hormona actúa sobre el ciclo y crecimiento folicular[3,8,9,19,20]. La hormona tiroidea también actúa en los procesos de melanogénesis por lo que se encuentra además vitiligo asociado con la enfermedad de Graves[1,3]. MANIFESTACIONES CUTÁNEAS DE LA ENFERMEDAD TIROIDEA 1. Lesiones específicas: • Quistes del ducto tirogloso • Metástasis cutáneas de malignidades tiroideas 2. Manifestaciones cutáneas de enfermedad tiroidea Hipertiroidismo El exceso de hormona tiroidea y, por consiguiente, su hiperfuncionalidad tiene diversos orígenes, dentro de las cuales los más importantes son la enfermedad de Graves, el bocio tóxico nodular, la ingestión excesiva de hormona tiroidea y una fase transitoria en la tiroiditis subaguda. Los signos cutáneos del hipertiroidismo incluyen calor, eritema e hiperhidrosis palmoplantar, acropatía (ensanchamiento digital y proliferación diafisiaria de huesos acrales y largos) y dermopatía infiltrativa (mixedema pretibial). Pueden observarse alteraciones en la textura del pelo y alopecia difusa. Otros hallazgos incluyen prurito generalizado, urticaria crónica, alopecia areata, vitiligo y pigmentación difusa que se ha asociada con enfermedad de Graves[2,3,8,24,25]. El calor y la hiperhidrosis se pueden explicar por el incremento de la vasodilatación periférica y el aumento del flujo sanguíneo circulante en la piel que, además, explican también el flushing y el eritema palmar vistos en estos pacientes. Las alteraciones a nivel del folículo piloso son variadas, como alopecia difusa, adelgazamiento del tallo piloso y textura fina y delgada[8,25]. Los cambios ungueales están presentes hasta en 5% de los pacientes hipertiroideos, característicamente se denominan uñas de Plummer las cuales se observan como onicolisis distal y superficie cóncava de la lámina ungueal[2,3,8,24,25]. Los cambios pigmentarios pueden tener una distribución localizada o generalizada y, por lo general, se aumenta la pigmentación en personas de raza oscura y semejan la pigmentación difusa vista en la insuficiencia suprarrenal (enfermedad de Addison)[24]. Enfermedad de Graves Es un desorden autoinmune manifestado por bocio, hipertiroidismo, oftalmopatía infiltrativa, acropaquia y dermopatía infiltrativa (mixedema pretibial). El componente tiroideo está cercanamente relacionado con la tiroiditis autoinmune (enfermedad de Hashimoto) en su patogénesis y curso clínico[9,24]. Los signos clínicos cutáneos incluyen cambios del pelo, el cual puede empezar a perder brillo y presentar efluvium. La piel, en general, presenta prurito y cuadros de urticaria[2,3,8,9,24,25]. La dermopatía ocurre en 5 a 10% de los pacientes con Graves; casi siempre se acompaña de orbitopatía, usualmente grave. El compromiso se ve con presencia de cambios de hiperpigmentación, edema sin fóvea de miembros inferiores; sobre el área pretibial, mixedema al igual que en el dorso de los pies; ocasionalmente, se observan nódulos y placas confluentes en los hombros[8,24,25]. Así como la oftalmopatía acompaña a la enfermedad de Graves con estado eutiroideo, el compromiso cutáneo también se puede ver como mixedema pretibial eutiroideo[26,27]. El mixedema como se ha mencionado anteriormente se debe al depósito dérmico de proteoglicanos (ácido hialurónico y condroitín sulfato); el depósito puede ser bilateral, asimétrico, formando pápulas, placas, nódulos de color rosado o pardo-violáceo con una apariencia de piel de naranja superficial en ocasiones[26,27]. Aunque otras células también han sido implicadas en la producción del depósito como los queratinocitos, adipocitos y células endoteliales, al igual que factores humorales como el factor de crecimiento insulina-like[29,30]. Otros hallazgos cutáneos son la acropaquia que se caracteriza por una triada de ensanchamiento digital, edema de tejidos blandos de manos y pies y neoformación ósea periosteal[24]. Hipotiroidismo Hipotiroidismo congénito: se define como un estado en el cual la glándula tiroides no secreta cantidades suficientes de hormona tiroidea in utero o en estados perinatales tempranos[24]. El diagnóstico de hipotiroidismo congénito puede ser considerado al observar hallazgos cutáneos sugestivos. El estado mixedematoso resulta del acúmulo de mucopolisacáridos debido a que estas moléculas tienen la capacidad de absorber agua; se evidencia clínicamente un edema generalizado que no deja fóvea. El mixedema es responsable del característico edema periorbitario, el engrosamiento de los labios, el edema acral y el agrandamiento de la lengua. La macroglosia puede acompañarse de una apariencia lisa y eritematosa. Un tinte amarillento de piel y mucosas puede deberse a ictericia fisiológica y acumulación de carotenos en el estrato córneo (por disminución de la conversión hepática de β carotenos a vitamina A), anemia y mixedema[24]. La piel tiende a ser fría, seca y pálida. La hipotermia se presenta por disminución en la tasa metabólica que causa como reflejo vasoconstricción periférica. Esto contribuye también a la apariencia de cutis marmorata[24]. El pelo se ve seco, con pérdida del brillo y áspero y, en ocasiones, los niños presentan cuadros de alopecia areata. En las uñas también existen cambios asociados con fragilidad, pérdida del brillo y crecimiento lento. Hipotiroidismo en adultos: la piel en el hipotiroidismo de adultos también es fría, seca y pálida, especialmente en las zonas extensoras. La hipotermia produce intolerancia no sólo al frío sino a cambios mínimos de temperatura. La xerosis puede ser grave con características de ictiosis. La hipohidrosis explica en parte la xerosis, con cambios dados en las células de las glándulas ecrinas, disminución en la producción sebácea y del sudor y, por otra parte, a la disminución en la biosíntesis de lípidos epidérmicos[8,24,25]. En palmas y plantas se observa queratodermia. La piel tiende a ser pálida y puede observarse un tinte amarillento por carotenemia. Los tallos pilosos muestran pérdida del brillo, se tornan ásperos, con aumento en la entrada en télogeno y caída fácil; en las cejas hay madarosis; las uñas son gruesas, pierden el brillo y crecen lentamente[8,24,25,31,32]. El signo cutáneo más característico del hipotiroidismo es el mixedema generalizado causado por depósito de mucopolisacáridos ácidos. La piel entera se ve edematosa, seca, firme y áspera al tacto. A pesar de la apariencia edematosa, no hay fóvea. En la cara se ven rasgos especiales que clínicamente son reconocidas como fascies hipotiroideas[8,24,25,30]. Otras condiciones cutáneas o sistémicas asociadas con enfermedad tiroidea: los desórdenes tiroideos pueden estar asociados con varios hallazgos dermatológicos o sistémicos, muchos de los cuales reflejan la base autoinmune del compromiso tiroideo como alopecia areata, anemias autoinmunes, desórdenes ampollosos, enfermedades del tejido conectivo, urticarias crónicas, endocrinopatías y vitiligo[24, 32-49]. CONCLUSIÓN Las hormonas influencian la piel y contribuyen en el funcionamiento normal de los procesos biológicos, así como también la piel es un órgano capaz de producir, convertir y responder a las hormonas. Cualquier cambio en los niveles hormonales tiene una repercusión directa en el comportamiento cutáneo. En la piel se expresan signos clínicos sutiles desde los estadios tempranos de la disfunción hormonal. Concretamente, la disfunción tiroidea implica mecanismos fisiopatogénicos que conllevan en gran medida procesos de autoinmunidad los cuales evidencian la importancia de la identificación clínica del hiper o hipofuncionamiento de la hormona tiroidea para poder encaminar un paciente en un adecuado estudio ante la sospecha de tales alteraciones. Los hallazgos clínicos cutáneos asociados frecuentemente con la disfunción tiroidea permiten al médico tener la oportunidad de agudizar su evaluación y, de esta manera, hacer un diagnóstico temprano de las alteraciones tiroideas que puedan ser corregidas oportunamente. BIBLIOGRAFÍA 1. Slominski A, Wortsman J. Neuroendocrinology of the skin. Endocrine Reviews 2000; 21: 457-87. 2. Harrison. Principios de Medicina Interna. 12ª edición. Ed. McGraw-Hill, 1991. 3. Fitzpatrick. Dermatology in General Medicine. Quinta edición. Boston: McGrawHill, 1999. 4. Slominski A. Potencial mechanism of skin response to stress. Int J Dermatol 1996; 35: 849-51. 5. 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