LA FILOSOFÍA POLÍTICA DE JOHN LOCKE 1. Contexto histórico y filosófico de John Locke 1.1. La política inglesa en el siglo XVII Es posible que ningún pensador haya tenido tanta influencia sobre su propia época como John Locke. La estructura política de Inglaterra tiene una inspiración directa en su pensamiento político y, poco después, encontramos las trazas de su teoría política en los nacientes Estados Unidos de América. Ya en el mismo siglo XVII el Reino de Inglaterra había visto como su rey intentaba arrogarse poderes absolutistas como los otros monarcas europeos. La principal diferencia entre Inglaterra y los reinos continentales era la existencia y fortaleza del órgano de representación estamental heredado de la Edad Media, el Parlamento. Los numerosos conflictos religiosos y políticos que se suscitaron durante el reinado de Carlos I de Inglaterra llegaron a la lucha armada, que terminó con la derrota militar del rey y su ejecución el 20 de enero de 1649. Tras la ejecución del rey, el Parlamento estableció un sistema republicano, dirigido por Oliver Cromwell, hasta poco después de la muerte de éste. En 1660 se restableció nuevamente la monarquía en Inglaterra en la persona de Carlos II, hijo del rey ejecutado. La muerte de Carlos II sin hijos y la ascensión al trono de su hermano Jacobo, que se acababa de convertir al Catolicismo a pesar de que iba a ser el jefe de la Iglesia Anglicana, suscitó inquietudes desde el primer momento. El hecho de que fuera católico y de que todas las monarquía católicas fueran absolutistas, llevó a una parte de los sectores protestantes a buscar un aspirante protestante a la corona inglesa, encontrándolo en Guillermo de Orange. Tras la guerra el rey Jacobo se exilia en Francia. Guillermo de Orange acepta la Declaración de Derechos (Bill of Rights) que redacta el Parlamento Inglés. La Declaración de Derechos establece la necesidad de que sea el Parlamento el que establezca los impuestos y las sanciones penales, el derecho a un procedimiento justo, a la propiedad privada y a las libertades clásicas (aunque no la libertad religiosa plena), así como los derechos de representación políticos y los referentes a la defensa de la posición del Parlamento. Nace en Inglaterra lo que después se ha conocido y se ha extendido por el mundo como “monarquía parlamentaria”. 1.2. El pensamiento de Hobbes Thomas Hobbes es un pensador inglés (1588-1679) que vivió durante las guerras de origen religioso que se dieron en la Inglaterra de su tiempo. Estas guerras descompusieron todo el tejido social y destruyeron las estructuras del poder existente. Ello provocó un clima de gran inseguridad entre los habitantes de Inglaterra. Hobbes respondió a este problema con la necesidad de garantizar la seguridad de las personas y sus propiedades. Esta responsabilidad es encomendada al Estado. Su principal obra es El Levitán. Sobre el Estado, que es complementada por su anverso, Behemoth. Sobre la guerra civil. Si el hombre es dejado a sus instintos naturales, mantiene Hobbes, se guiaría sólo por su interés egoísta, lo cual le llevaría a tomar por la violencia todos los bienes de las personas de la comunidad política. Los atacados se defenderían y esta tensión se repetiría incesantemente. Se entraría en un estado continuo de guerra de todos contra todos (“homo homini lopus”), que perjudicaría al hombre por no tener seguridad de ningún tipo en sus personas o bienes y destruiría la civilización. Los hombres deben elegir entre la permanente guerra civil o establecer un pacto por el que entregan sus derechos ilimitados y de guerra a un ser artificial que ellos creen: este ser artificial garante de la seguridad es el Estado. Para que el Estado pueda preservar la seguridad en el seno de la sociedad debe tener todos los poderes sociales, porque si hay otra entidad que poder suficiente para oponerse al Estado entonces no podrá garantizar la seguridad, pues si la otra entidad tiene una tendencia diferente se entrará de nuevo en la guerra civil. Un Estado que no mantenga la seguridad no cumple con el motivo para el cual se ha constituido, por lo pierde el sentido. 1.3. El Liberalismo El Liberalismo ha sido y es una de las grandes tradiciones políticas. El fundamento de las actuales democracias occidentales se encuentra en este pensamiento político del que Locke es uno de los principales autores, junto a otro muchos del ámbito cultural anglosajón. Se distinguen muchos tipos de liberalismos, pero los dos principales son el liberalismo económico y el liberalismo jurídicopolítico, que trataremos a continuación. El Liberalismo, como su propio nombre indica, considera que el elemento más excelso de los seres humanos es la libertad: la libertad es lo que nos hace realmente humanos. Los seres humanos nacemos libres e iguales, de forma que el Liberalismo rechaza cualquier forma de diferencia natural. El Liberalismo ve en el individuo el centro de la sociedad, de manera que limita lo colectivo en función de lo individual. El Estado, como sociedad organizada, es visto por el Liberalismo como una institución necesaria, pero igualmente como el principal peligro para la libertad de los individuos, por la propensión del poder a convertirse en ilimitado. Por ello el Liberalismo ha mantenido la imperiosa necesidad de limitar el poder del Estado para que no pueda interferir en los derechos individuales, que considera derechos inherentes al ser humano e inviolables. El Liberalismo enuncia las primeras declaraciones de derechos destacando los derechos a la vida, a la libertad de conciencia y de religión, la libertad de empresa, el derecho a la propiedad, el derecho a un juicio justo, el derecho a participar en el gobierno de la comunidad política o la libertad de movimientos. El Estado, además de estar esencialmente limitado por los derechos individuales, nace de un pacto social (o de un contrato social) que sienta las bases políticas de la sociedad y, sobre todo, las funciones que el Estado puede detentar. El Estado solamente tiene que tener poder para la defensa y la protección de los derechos individuales conformándose como un “estado mínimo”, manteniendo la defensa del país, el orden público y un sistema de justicia. La legitimidad de Estado para ejercer el poder procede de su representación real y expresar la voluntad general a través de la Ley. Pero la verdadera entraña del Liberalismo la encontramos en lo económico. El derecho de propiedad y la libertad de empresa son las piedras angulares del sistema de derechos individuales. El individuo tiene derecho absoluto a gobernar su patrimonio y a establecerse donde quiera y como quiera, sin ningún límite legal. El Estado en economía debe dejar que las cosas sucedan por sí mismas, sin intervenir lo más mínimo. Los liberales mantienen que los mercados se regulan a ellos mismos a través de la ley de la oferta y de la demanda, siempre que se den condiciones de libre competencia. 2. El pensamiento político de John Locke John Locke (1632-1704) reflexiona desde una Europa dominada por las monarquías absolutas. Locke considera que si bien el Estado debe mantener la seguridad, por ello no implica que pueda violar la libertad y los derechos de las personas. Al igual que en el sistema de Hobbes los hombres se reúnen para establecer un pacto en el que se someten al Estado. Para Locke el “estado de naturaleza” no se caracteriza ni por el pesimismo de Hobbes ni por el optimismo de Rousseau (“la bondad natural”). En el “estado de naturaleza” el ser humano tiene unos derechos que proceden de la Ley Natural, pero también tiene el peligro de perderlos. Los hombres que realizan el pacto no pueden entregarle sus derechos personales, sino que el Estado deberá protegerlos y estos serán el límite a su actuación. La gran aportación de Locke es el cambio de las funciones del Estado, que pasa de ser garante de seguridad a protector de los derechos individuales. Como dijimos anteriormente el Estado encuentra su sentido y su límite en los derechos de los individuos. Los derechos principales son la propiedad privada, la tolerancia religiosa y de pensamiento, la libertad de movimiento, la libre empresa, etc; a estos derechos se les conoce como los derechos liberales o de primera generación. Si un Estado viola los derechos de las personas, ese Estado pierde su sentido, porque los derechos son indisponibles e intangibles para el Estado, esto es, están fuera de su ámbito. Pero la efectividad del pacto dependerá de la concreta configuración del Estado, por lo que Locke propone la primera idea de una separación de poderes. Locke mantiene que los poderes legislativo, ejecutivo y federativo (relaciones exteriores) no deben ser detentados ni por la misma persona ni por el mismo órgano. La separación de poderes es una garantía institucional para evitar el advenimiento del absolutismo y por tanto la creación de un régimen lesivo de los derechos individuales. Locke también defendió la tolerancia religiosa. Pese a ser partidario de la oficialidad de la Iglesia Anglicana, considera que nadie debe ser perseguido a causa de sus creencias religiosas y que los diferentes cultos tienen que ser respetados y protegida su práctica, siempre que no sean peligrosos para el conjunto de la comunidad política y para la moral de la sociedad. Locke defendió la tolerancia respecto a casi todas las formas del Protestantismo pero no respecto del Catolicismo (por considerarlo contrario a la libertad) y al Islam (por considerarlo contrario a la moral).