Inconsistencias del Estimado Oportuno por Jonathan Heath asesor económico AMERICAN CHAMBER/MEXICO 8 de agosto de 2016 El INEGI realiza el cálculo tradicional del PIB cada trimestre, que reporta más o menos a los 52 días calendario después de haber concluido el trimestre. En cambio, el Buró de Análisis Económico (BEA) de Estados Unidos hace un primer estimado que reporta a los 30 días. La diferencia es que una vez reportada la cifra en México, los cambios posteriores son verdaderamente mínimos, mientras que en Estados Unidos el BEA realiza dos estimaciones posteriores, que en la mayoría de las ocasiones implican cambios sustanciales. Las dos formas relevan preferencias; en México se opta por precisión, mientras que en Estados Unidos figura más importante la oportunidad. Después de muchos estudios, el INEGI encontró cómo realizar una “estimación oportuna” del PIB a los 30 días, con un grado de precisión relativamente bueno. Puso a prueba su método por varios años y encontró que la diferencia entre la estimación oportuna y el cálculo tradicional variaba entre creo y un punto decimal (en promedio), mientras que en pocas ocasiones tenía un error de dos décimas. Estas pruebas animaron al INEGI a divulgar su estimación oportuna a partir de octubre del año pasado. Según el estimado oportuno para el segundo trimestre de este año (dado a conocer el pasado 29 de julio), el Producto Interno Bruto (PIB) disminuyó 0.3 por ciento respecto al trimestre anterior. En términos comparativos con Estados Unidos (que reporta tasas anualizadas), representa una caída de 1.2 por ciento. ¿Qué podemos deducir del trimestre? El problema es que realmente no queda claro, ya que la manera de reportar los resultados contiene inconsistencias. El INEGI ya había reportado que la actividad económica (IGAE) había disminuido 1.3 por ciento en abril y aumentado 1.0 por ciento en mayo, respecto al mes anterior. Dado que el PIB es el promedio del IGAE de los tres meses (abril, mayo y junio), podemos calcular el crecimiento de junio mediante una simple regla de tres. En este caso, las cifras reportadas del IGAE para abril y mayo, junto con la estimación oportuna del trimestre, implica que junio debería haber crecido 1.3 por ciento. Sabemos que abril fue mal mes, pero sí efectivamente los dos meses posteriores reportaron crecimientos de 1.0 y 1.3 por ciento respectivamente, vamos por buen camino. El problema es que el INEGI también dijo que el PIB del segundo trimestre resultó 1.4 por ciento superior al mismo trimestre del año anterior. Si volvemos hacer el mismo ejercicio para calcular el IGAE implícito para junio, resulta que el mes no fue tan bueno, ya que creció tan solo 0.1 por ciento. En otras palabras, los números que nos ha reportado INEGI del PIB de 2015 y del primer trimestre de 2016 no son consistentes con la estimación oportuna que acaba de informar. Otra forma de ver la consistencia es simplemente calculando el crecimiento implícito del PIB del trimestre, si el crecimiento anual fue 1.4 por ciento, y comparar el resultado con la tasa anual implícito, si es que el crecimiento del trimestre fue -0.3 por ciento. Al consultar el Banco de Información Económica (BIE) del INEGI, encontramos que el PIB del segundo trimestre de 2015 fue 14,064.0 mil millones de pesos (mmp), mientras que el PIB del primer trimestre de 2016 fue 14,369.3 mmp. Si multiplicamos el PIB del segundo trimestre de 2015 por 1.4 por ciento, nos da un número distinto a sí multiplicamos el PIB del primer trimestre de 2016 por -0.3 por ciento. En otras palabras, la tasa anual de 1.4 por ciento implica una disminución del trimestre respecto al anterior de -0.8 por ciento, mientras que la tasa trimestral de -0.3 por ciento implica una tasa anual de 1.9 por ciento. Algo no hace sentido. ¿Qué significa esto? Que la información que nos adelantó el INEGI realmente no sirve para el propósito por lo cual fue creado: darnos una idea oportuna y relativamente eficaz de lo que pasó en el segundo trimestre. AMERICAN CHAMBER OF COMMERCE OF MEXICO