Discriminacion y acciones legales

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Ni santos ni los peores de la clase
Discriminación y
acciones legales
La importancia y conveniencia del respeto a los Derechos Civiles
es lo que está en juego cuando hablamos de discriminación.
L
a Football Association (FA)
regula el fútbol inglés desde
1863 y no siempre ha sido tan
rigurosa respecto a la discriminación. Ocurre que mayoritariamente la opinión pública, en Gran
Bretaña y en buena parte del mundo,
asume que la discriminación es una
peligrosa lacra social de consecuencias
nefastas y no admite demasiadas bromas al respecto. Esa convicción civilizatoria, más o menos profunda y con
énfasis muy diversos, también ha ido
permeando la cultura empresarial y
definiendo tendencias en el mercado.
Una de las expresiones de ese proceso
es la atención que ponen las empresas
a evitar el riesgo de resultar asociadas
a conductas condenables. Sea o no el
reflejo de convicciones profundas, esa
preocupación va conformando una
cultura de respeto a los derechos civiles y tiene consecuencias económicas.
Dentro y fuera de las empresas.
Según un informe sobre discriminación recientemente encargado
por la Dirección de Derechos Humanos del MEC, más del 50% de
los afrodescendientes de nuestro
país vive en situación de pobreza
(lo que contrasta con el 8% observado para la población general—
CEPAL—)
Más allá de Suárez
Además de la muy carente de pruebas
sanción de la Federación de Fútbol Inglesa contra Luis Suárez, (y de la sanción por similares o peores acusaciones contra el capitán de la selección inglesa, muy convenientemente dilatada
para luego de la Eurocopa de Naciones)
también las autoridades oficiales tomaron medidas en esta materia. La Policía
británica detuvo hace pocas semanas
a un hombre por escribir comentarios
racistas en la cuenta de Twitter del club
Según el informe de la Dirección de Derechos Humanos del
MEC, solamente un 16,5 % de
la población con discapacidad
económicamente activa está
empleada, lo que contrasta con
lo observado para la población
económicamente activa sin discapacidad (cercano al 93%—CIA
World Factbook—)
Newcastle, mientras el equipo cerraba
el fichaje del delantero senegalés Papiss Demba Cissé. Y detuvo hace pocos
días a un hincha del club Chelsea por
sus cánticos racistas en un tren.
En Uruguay, cada traspié de Luis
Suárez, como jugador y como persona
responsable de sus dichos y sus actos,
genera conmoción y debate y, en este
caso, la cuestión es si como sociedad
somos más discriminatorios, racistas y
xenófobos de lo que nos gusta admitir.
Esta cuestión admite varias respuestas,
pero ciertamente es difícil afirmar que
aquí se ven despropósitos tan graves y
tan frecuentes como los que vemos en
otras sociedades, que se precian de mayor desarrollo cívico.
En este tema, poco es demasiado. Y
Uruguay no debe ni puede tolerarse
ambigüedad alguna en este sentido.
El mero trato distinto e injustificado
por motivos de etnia, origen, género,
opción sexual, creencias religiosas o
políticas, edad, discapacidad, caracteres físicos, puede configurar segregación. En la vida social hay segregación
y ocurren episodios graves que revelan
que hay mucho por hacer en este terreno. Incluso más; si bien no existe
discriminación directa institucional,
ciertas minorías de nuestro país entienden que el Estado no hace esfuerzos significativos y sistemáticos por
integrarlas al cotidiano comunitario,
lo que perciben como una forma de
discriminación.
Bruno Gaiero
bgaiero@ferrere.com
Acciones legales
En un país que se enorgullece de su
civilidad, aspira a ser seriamente considerado en la comunidad internacional
y tiene oportunidades reales de crecimiento sociocultural y económico, el
papel de los Derechos Civiles es clave. Y
el derecho a no ser discriminado, a tener oportunidad plena de integración
social, es uno de ellos. La discriminación es incivilizada, favorece la pobreza
y empeora sustancialmente el ambiente para las buenas inversiones.
Las naciones, instituciones y empresas
verdaderamente prósperas, suelen tener
claro que el éxito de sus emprendimientos depende necesariamente de que estos sean llevados a cabo por las personas
más capaces independiente de su género,
origen, caracteres físicos y ello se verifica
en la práctica. En nuestro país, cuando no
es así, si hay pruebas reales de que existe
un acto discriminatorio, una acción judicial solicitando el cese de estas conductas
tiene buenas chances ciertas de éxito. Lo
mismo sucede con las peticiones para
que el Estado modifique conductas y
prácticas que no favorecen la mejor integración de todos a la sociedad. Las demoras resultan menores en comparación
con la mayoría de las acciones legales.
La Ley 17.817 del 6 de setiembre
de 2004 crea la Comisión Honoraria contra el Racismo, la Xenofobia
y toda otra forma de Discriminación, que tiene por objeto “proponer políticas nacionales y medidas
concretas para prevenir y combatir
el racismo, la xenofobia y la discriminación, incluyendo normas de
discriminación positiva” y se encuentra en la órbita del Ministerio
de Educación y Cultura. En este
momento está entendiendo en un
caso presuntamente ocurrido en la
Segunda División Profesional del
fútbol de nuestro país.
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