¿PROBLEMAS FINANCIEROS? 1.¿ Qué es la esclavitud financiera ?: Esclavitud financiera hasta hace poco, significó precisamente :esclavitud física. Si alguien no podía pagar sus deudas, era enviado a prisión, y su familia pasaba a manos del prestamista. En las Escrituras, vemos la misma práctica impuesta a los deudores. (Mt. 5:25-26). La esclavitud física ya no existe hoy, pero ha sido remplazada por: la esclavitud mental. Miles de familias cristianas y no cristianas cada año son destruidas por preocupaciones financieras causadas por presiones en esta área. Esto se debe a que han violado uno o más principios de la Palabra de Dios. No es simplemente la falta de dinero lo que trae la esclavitud; muchas veces ocurre lo contrario; es la abundancia la que trae como consecuencia la angustia mental: si se tiene muy poco, la gente se preocupa por ganar más, y si tienen demasiado, se preocupan pensando que lo van a perder. La Escritura menciona el peligro de una actitud no sana, por eso la Biblia previene contra la soberbia y el desprecio a Dios a causa de la pobreza. (Pr. 30:8b-10). Se nota claramente cómo ésta es una oración en la cual se pide protección contra el peligro de una corrupción a causa de la abundancia o la falta de dinero, por lo cual también, podemos entender que lo importante no es ser rico o pobre, sino la actitud, la intención oculta en el corazón de la persona. Con el propósito de encontrar las soluciones que Dios nos ofrece es necesario en primera instancia ver los problemas financieros y sus causas ya que muchas veces tratamos los síntomas y no vamos directamente al origen del mal. 2. Causas de la esclavitud financiera: Podemos saber si existe un problema básico en nuestra vida respecto al manejo del dinero, cuando se presenta alguno de los siguientes síntomas: 2.1 Las deudas: Una de las causas más comunes de la esclavitud es el abuso de crédito. (Pr.22:7b). Es importante definir qué es una deuda. Para que ésta exista, según la Biblia, debe incluir una de las siguientes circunstancias: Dinero, objetos o servicios que se deban a otras personas cuyos pagos están vencidos. (Pr. 6:1-2; Sal. 37:21a) La ansiedad producida por responsabilidades financieras no resueltas. (Pr. 11:15ª) El total de los pasivos no (obligaciones que tiene por pagar una empresa o persona), que excede al total de activos (todos los bienes que posee una empresa o persona) pueden llevar a un balance negativo, en caso de que suceda una calamidad y no se pueda cumplir con esas obligaciones. (Pr. 20:16) Las deudas se originan por pedir prestado más allá de la capacidad normal para devolver, por falta de auto disciplina en dos aspectos: ahorrar para adquirir ese objeto, (Pr. 6:6-8) y negarse a sí mismo el deseo de adquirir algo (Pr. 22:26-27). Debemos hacer la diferencia entre deuda y obligación. Obligación es el dinero, objeto o servicio que se presta para luego ser reembolsado. (Flm 18-19). Si el uso del dinero que una persona desea hacer le produce inquietud constituye una alarma que señala la desviación de la voluntad de Dios. 2.2 La codicia: Es una actitud se define como el deseo desmedido e incontrolable de aquello que otra persona posee. (Stg. 4:2). Es una intención del corazón que, consentida durante mucho tiempo, puede llevar a una persona a extremos muy graves como el asesinato, el robo y a enceguecerla completamente volviéndola temeraria. (Pr. 1:11, 13, 18, 19). Esta tendencia del corazón humano es estimulada por Satanás, quien despierta el apetito del hombre engañándole para que busque una satisfacción temporal fuera de Dios. De esta forma engañó a Eva. Es justamente a través de los sentidos que doblega la voluntad y los afectos del hombre para extraviarle de su confianza en Dios. (2 Co. 11:3). El mismo Señor Jesús fue tentado de esta manera pero infructuosamente (Mt. 4:8-10). Muchos hombres de Dios han sido probados en esta peligrosa actitud. Otras consecuencias dañinas resultantes de esta actitud son: La ambición; se refiere a la motivación de enriquecerse rápido. La Biblia amonesta contra el peligro de la imprudencia de procurar desenfrenadamente cosas materiales como dinero, tierras, herencias o cosas intangibles como prestigio, honores, etc. (Pr. 23:4d). Este afán consume a la persona de tal manera que lo impulsa a negocios ilícitos. (Pr 28:20). Por ejemplo, Amán y su deseo de ser rey (Ester 3 y 5). Preocupación por inversiones: aquí se hace referencia al desasosiego por atesorar o ahorrar por temor al futuro. La ansiedad es causada por desconfianza, lo cual convierte la abundancia en un fin, en el objeto del trabajo y no en un resultado, lo cual es contrario al reposo que trae el confiar en Dios (Mt. 6:24-27 ). Lo negativo no es el deseo de prosperar económicamente, ya que esto es de esperarse en todo empresario, sino el anhelo desaforado de seguridad futura excluyendo la acción de Dios (Lc. 6:24) Necesidades familiares insatisfechas: Cuando las ganancias se destinan a cualquier otra actividad, permitiendo deudas o inversiones irresponsables mientras las necesidades básicas de los miembros de la familia no son cubiertas. Otra causa de la inestabilidad financiera es el mundo de la publicidad que sistemáticamente está promoviendo el interés por cosas que son suntuarias bajo cautivadoras promesas de confort, de renombre y éxito que no se dan (1 Jn. 2:1617). No es difícil apreciar evidencias de esto: la depresión que ocurre en las familias en los primeros meses a causa de las deudas dejadas por fin de año, o quienes por ser socios de un afamado club social sacrifican el estudio universitario de sus hijos (1 Ti. 5:8). Y la inconsecuencia en la administración de la economía familiar es generada por decidir impulsivamente, motivados por deseos nocivos, que a la postre traerán muchos perjuicios. (1 Ti. 6:9). El exceso de trabajo. Quienes cambian las prioridades en su vida, convirtiendo el trabajo en un medio para enriquecerse, sufren espiritual y financieramente. (Sal. 127:2).la gente está padeciendo de un nuevo tipo de neurosis llamado stress: una especie de agotamiento mental y emocional por el diario enfrentamiento a un ritmo de trabajo que supera la capacidad de la persona Auto-indulgencia; es una actitud que se caracteriza normalmente por gastos irresponsables que dan satisfacción temporal pero poca utilidad. Consiste en la falta de dominio sobre los deseos (Pr. 18:1). La ansiedad por objetos superfluos nos pondrá en aprietos, resquebrajando cada vez más la estabilidad financiera, diluyéndose todo ingreso o ganancia (Pr. 21:17).. 2.3 La avaricia: Consiste en la actitud de estar continuamente deseando poseer más de lo que se tiene o querer tener siempre lo mejor. Este apetito insaciable de poderío a través del dinero es considerado en la Biblia como idolatría (Col. 3:5). El acumular riquezas; el hombre siempre ha intentado valerse por si mismo, pues esto aparentemente le produce seguridad y estima, pero cuando se alcanza la meta propuesta se quiere cada vez más y más, perdiendo el sentido apropiado del uso del dinero, y convirtiéndose en un medio de satisfacción y exaltación del ego (Ez. 28:4-5). Anteriormente mencionamos que lo que Dios condena no es la riqueza en sí, sino la motivación. ¿Por qué y para qué deseamos mucho dinero? Existen muchas razones por las cuales la gente acumula dinero, A continuación nombraremos algunas de ellas: Porque otros se lo aconsejan: Se involucran en esquemas financieros por el consejo de un amigo conocido. La persona que acepta todo lo que le dicen es descrita en la Biblia como tonta. Esto no significa que no se deba buscar consejo. Por el contrario al ser aconsejados por alguien que con madurez conoce el tema financiero, así aseguramos nuestro camino (Pr. 14:15; Pr. 15:22). Para su propia estima.: Este motivo es particularmente desastroso, porque muchos de nosotros alimentamos esa debilidad, ya que exaltamos a los "Triunfadores del juego del dinero''', para quienes su familia, amigos y aún hermanos, son elementos de este juego (Stg. 2:2-4). Estas personas son las mariposas sociales y asisten solamente a los eventos importantes y se asocian sólo con la gente que ellos consideran culta. Nunca dan a menos que sean reconocidos, y nunca comparten, excepto para proporcionarse a sí mismos (Mt. 6:2). El orgullo y la altivez traerán humillación y nada más, pues quienes acumulan para su propia estima, lo hacen para que otros alimenten sus egos (envidia). Acumular por amor al dinero: Quienes acumulan porque tienen sus afectos en el dinero, no se desprenderán de él ni para su propia estima. Sus vidas usualmente se caracterizan por el acaparamiento y la degradación. La vida de estas personas apegadas al dinero se caracteriza por la inagotable codicia y amargura (Pr. 11:24b, 26a; Ec. 5:10). Acumular por temor: Mucha gente cree que debe atesorar riquezas para protegerse. No confían lo suficiente en Dios, como para creer que Él puede proveer todas sus necesidades, así que acumulan grandes cantidades de dinero. Al comienzo se proponen sólo unos cuantos miles, pero a medida que avanzan, no hay límites en la cantidad. En nuestra sociedad la protección se promueve como lo más importante. Somos bombardeados diariamente con ofrecimientos de seguros de vida, de salud, contra invalidez, contra robo, etc (Pr. 10:15a). La confianza depositada en el dinero traerá grandes perjuicios. (Pr. 11:4; Ec. 5:13). Quien confía en Dios tiene la garantía de absoluta y completa protección en cualquier circunstancia (Sal. 50:15). La superioridad financiera: Es la actitud de buscar insaciablemente poderío económico para sobresalir y dominar a otros. Esta desmedida confianza en sí, vuelve a la persona áspera y cruel. Algo muy distinto es atesorar para repartir, lo cual trae unidad y amor entre todos (Hab. 2:9; Pr. 18:11,23b; Ec. 11:2). La envidia: Esta actitud consiste en el resentimiento por el éxito o prosperidad de otro en contraste con la situación propia. Esto tiene efectos terriblemente destructores, en la persona envidiosa (Ec. 4:4; Pr. 27:4; Pr.14:30b), culpan a otros por sus dificultades y se resisten incluso contra Dios y confían más en su capacidad para enriquecerse despojando violentamente a otros. Esta clase de avaricia hace que el envidioso incurra en el engaño para obtener lo que desea (Sal. 73:2-3). El engaño: Esto se refiere no sólo a quienes a propósito mienten a otros, sino también a los que no son claros en sus negocios ni completamente honestos en el manejo del dinero. Actualmente la mayoría de las personas tienen el convencimiento erróneo de que no se puede tener éxito y ser honesto al mismo tiempo, lo cual es falso, y es otra de las mentiras promovidas por Satanás. Gran número de personas son atrapadas por este sofisma de rápida prosperidad por medios ilícitos y los cristianos son probados fuertemente en este aspecto (Pr. 16:8; Sal.73:12-13; Pr. 20:10). Quienes se enriquecen con base a negocios turbios se enaltecen a si mismos creyéndose seguros. "Piedra preciosa es el soborno para el que lo practica; Adonde quiera que se vuelve, halla prosperidad" (Pr. 17:8). Dios no justifica ninguna astucia diabólica por pequeña que sea, y muestra la diferencia entre la prosperidad por obrar rectamente y la que se obtiene por proceder oscuramente. Dios muestra su justicia castigando el engaño, dando la riqueza a quien le agrada: "El que aumenta sus riquezas con usura y crecido interés, Para aquel que se compadece de los pobres las aumenta... al pecador da el trabajo de recoger y amontonar, para darlo al que agrada a Dios'''. (Mal. 3:15; Pr. 28:8; Ec. 2:2. Ociosidad: Anteriormente habíamos mencionado cómo el deseo de acumular dinero puede llevar a una persona a trabajar excesivamente pensando así acrecentar sus ganancias; pero la avaricia también conduce a otro extremo: el no trabajar; asegurándose con sus riquezas, una vida de placer y ocio descrita en la conocida parábola del Señor Jesús (Lc. 12:20). Aplicación Como podemos apreciar, luego de estudiar detenidamente las causas de la esclavitud financiera, ésta es originada por una obstinada actitud contra la voluntad de Dios, lo cual trae frustración y preocupación. Esto es algo que Dios no quiere que padezcan sus hijos, pues El envió a su Hijo para que nosotros podamos disfrutar de abundancia, paz y prosperidad.