Editorial Proteinuria: más allá de un simple resultado «Es mejor prevenir que curar» Rory O’More, 1837 C on la creciente incorporación de tecnología a la práctica médica a través del laboratorio clínico, es posible detectar en pruebas relativamente sencillas muchas enfermedades cuando éstas aún son silenciosas y pueden ser objeto de manejo médico oportuno con reducción significativa en la morbilidad y la mortalidad con ellas asociadas. El citoquímico de orina, después del hemograma, es la prueba más solicitada al laboratorio clínico, y como resultado de los avances tecnológicos antes citados, mediante el análisis cuidadoso de cada uno de sus componentes, cada vez más sensibles, precisos y exactos, en donde la detección de proteínas en orina es sólo uno de ellos, se constituye en un verdadero perfil de tamización para múltiples enfermedades. Tratando de evaluar la dimensión de la proteinuria detectada en los citoquímicos de orina y su impacto en la práctica médica, se han revisado 31.142 citoquímicos de orina consecutivos realizados en los últimos meses en el Laboratorio Clínico Hematológico, un laboratorio privado de la ciudad de Medellín, Colombia, que recibe pacientes ambulatorios. Se obtienen los siguientes resultados: 1. Se confirma la primera aseveración, ésto es que el citoquímico de orina, después del hemograma, es la prueba más solicitada al laboratorio clínico, 2. Que la proteinuria está presente en el 1,69% de los estudios revisados, 3. Que teniendo como referencia el algoritmo citado [1] en el módulo de proteinuria de este número [2], en donde las muestras que presenten proteinuria en cualquier grado deben ser evaluadas mediante un protocolo sistemático como el que se presenta en la citada revisión, se encontró que en sólo 23,76% de los pacientes se aplicaron los criterios del protocolo antes citado. Los resultados anteriores son desalentadores. Es importante y con carácter de urgencia que la comunidad médica, representada por los médicos que solicitan las pruebas, el sistema de seguridad social que las autoriza en un porcentaje importante y los laboratorios clínicos que las realizan, tome conciencia frente a estos hallazgos, de tal manera que con un adecuado manejo a partir de un signo de laboratorio como es la proteinuria, se intervenga oportunamente no sólo en las enfermedades renales en las cuales este hallazgo es uno de los más prematuros [3], sino en otras entidades arterioscleróticas en las cuales se ha demostrado que puede ser un marcador y posiblemente un factor de riesgo independiente, entre ellas, la hipertensión arterial, el infarto de miocardio y el accidente cerebrovascular [4-9], el lupus eritematoso diseminado [10] y durante la gestación [11], entre otras. También se debe tener presente que la proteinuria, en particular la de bajos niveles o microalbuminuria, se constituye en uno de los marcadores pronósticos más importantes en el manejo del paciente diabético [6]. Medicina & Laboratorio, Volumen 13, números 7-8, 2007 309 Editorial Además, para darle a la proteinuria la dimensión más allá de un simple resultado de una prueba de laboratorio, es necesario que el laboratorio clínico no sólo vele porque esta prueba sea realizada en el marco de la calidad, sino que debe implementar la tecnología complementaria para estudiar adecuadamente estos pacientes; además, el médico debe tomar consciencia del significado de esta prueba tamiz que en todo momento se debe investigar a fondo cuando el resultado es positivo [12]. Concientes de la realidad en el medio y de que ésta debe mejorar para el bien de los pacientes, Medicina & Laboratorio ha dedicado un módulo a la proteinuria como complemento al módulo de uroanálisis ya revisado en un volumen anterior [13]. Referencias 1. Carroll MF, Temte JL. Proteinuria in adults: a diagnostic approach. Am Fam Physician 2000; 62: 1333-1340. 2. Vanegas-Arroyave N, Arbeláez-Gómez M. Proteinuria. Medicina & Laboratorio 2007; 13: 327-344. 3. Keane WF. Proteinuria: its clinical importance and role in progressive renal disease. Am J Kidney Dis 2000; 35: S97-105. 4. Grimm RH, Jr., Svendsen KH, Kasiske B, Keane WF, Wahi MM. Proteinuria is a risk factor for mortality over 10 years of follow-up. MRFIT Research Group. Multiple Risk Factor Intervention Trial. Kidney Int Suppl 1997; 63: S10-14. 5. Mann JF, Gerstein HC, Pogue J, Bosch J, Yusuf S. Renal insufficiency as a predictor of cardiovascular outcomes and the impact of ramipril: the HOPE randomized trial. Ann Intern Med 2001; 134: 629-636. 6. Gerstein HC, Mann JF, Yi Q, Zinman B, Dinneen SF, Hoogwerf B, et al. Albuminuria and risk of cardiovascular events, death, and heart failure in diabetic and nondiabetic individuals. Jama 2001; 286: 421-426. 7. Hillege HL, Fidler V, Diercks GF, van Gilst WH, de Zeeuw D, van Veldhuisen DJ, et al. Urinary albumin excretion predicts cardiovascular and noncardiovascular mortality in general population. Circulation 2002; 106: 1777-1782. 8. SoRelle R. Increases in urinary albumin excretion predict risk of death from all cases as well as those from cardiovascular disease. Circulation 2002; 106: e9037-9038. 9. Leoncini G, Sacchi G, Viazzi F, Ravera M, Parodi D, Ratto E, et al. Microalbuminuria identifies overall cardiovascular risk in essential hypertension: an artificial neural network-based approach. J Hypertens 2002; 20: 1315-1321. 10. Siedner MJ, Christopher-Stine L, Astor BC, Gelber AC, Fine DM. Screening for proteinuria in patients with lupus: a survey of practice preferences among American rheumatologists. J Rheumatol 2007; 34: 973-977. 11. Airoldi J, Weinstein L. Clinical significance of proteinuria in pregnancy. Obstet Gynecol Surv 2007; 62: 117-124. 12. National Kidney Foundation. K/DOQI clinical practice guidelines for chronic kidney disease: evaluation, classification, and stratification. Am J Kidney Dis 2002; 39: S1-266. 13. Campuzano-Maya G, Arbeláez-Gómez M. Uroanálisis: más que un examen de rutina. Medicina & Laboratorio 2006; 12: 511555. Germán Campuzano Maya Médico especialista en Hematología y Patología Clínica Profesor, Ad Honorem, Facultad de Medicina, Universidad de Antioquia Medellín, Colombia, julio de 2007 Medicina & Laboratorio, Volumen 13, números 7-8, 2007 310