HÉCTOR EDUARDO LÁZZARO PROFESOR DE DERECHO ROMANO UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA. UNIVERSIDAD CATÓLICA ARGENTINA. UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PAMPA. UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES. --------- “XVI ENCUENTRO NACIONAL DE PROFESORES DE DERECHO ROMANO” --------- TEMA 2 “EL PROCESO ROMANO” CARACTERÍSTICAS DEL PROCEDIMIENTO DE LAS LAS ACCIONES DE LA LEY Y DEL FORMULARIO. DE LAS ACCIONES DE LA LEY AL PROCEDIMIENTO FORMULARIO. FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA CÓRDOBA, 22 al 24 de mayo de 2003 INTRODUCCIÓN El “PROCEDIMIENTO JUDICIAL ROMANO” materia de esta ponencia, basada, entre otros prestigiosos romanistas, en las “Institutas” de Gayo, los estudios del maestro napolitano Arangio Ruiz (1884-1964) y los del doctor Alfredo Di Pietro, está dirigido al conocimiento de las acciones privadas, dadas en interés de los particulares, con exclusión de las acciones públicas, cuya campo de acción estaba destinado a proteger los intereses de la sociedad en su conjunto. De lo que aquí se trata es de las etapas procesales que debían cumplimentar los particulares para obtener el reconocimiento de sus derechos y la efectiva realización de los mismos. El proceso privado, que sustituyó a la justicia por mano propia, en sus orígenes consistía en fórmulas orales, cuya aplicación estaba a cargo del Colegio de los Pontífices, tomando por primera vez la forma escrita con Ley de las XII Tablas (año 450 a. C.), en el sistema de las “legis actiones”, muy formal y solemne, que subsistió, prácticamente, hasta el siglo II a.C. A partir de entonces, la simplificación de los ritos dio paso al llamado “procedimiento formulario”, cuyas ventajas sobre el anterior beneficiaron a los litigantes. Coetáneamente surgió un proceso extraordinario, más abreviado que el anterior, que durante el Imperio terminó por suplantarlo. Conceptos tales como “actio”, “actor”, demanda”, “exceptio” “demandado”, “pluspetitio”, “litiscontestatio”, “pruebas”, “sententia”, ”costas”, “condena”, “absolución”, “apelación” o “cosa juzgada”, sirven de fundamento al proceso judicial actual, surgido de la conjunción de los sistemas romanos, que a través de una prolongada aplicación se han adaptando a los cambios sociales sin perder su esencia, resultando su estudio de fundamental importancia para la formación del estudiante de derecho, el futuro “advocatus”. -II- INDICE GENERAL INTRODUCCIÓN CAPÍTULO I: Defensa procesal de los derechos I.- Nociones generales II.- La acción III.-La jurisdicción IV.-Publicización del proceso 1 1 1 2 CAPÍTULO II: El sistema de las legis actiones I.- Nociones generales 1.- Clasificación de las acciones 2.- Las partes 3.- La “In Ius Vocatio 4.- Instancias A.-Etapa “In Iure” B.- Etapa “Apud Iudicem” 6.- La Sentencia 7.- Ejecución de la Sentencia 4 4 4 4 4 4 5 5 5 CAPÍTULO III: Análisis de las acciones de la ley 1.- “Legis Actio per Sacramentum” 6 A) “Sacramentum in rem” 6 B) “Sacramentum in personam” 8 2.- “Legis Actio per Iudicis vel Arbitris Postulatio” 9 3.- “Lagis Actio per Condictio” 10 4.- “Legis Actio per Manus Iniectio” 12 5.- “Legis Actio per Pignoris Capio” 17 CAPÍTULO IV: De las Acciones de la Ley al Formulario I.- Origen del procedimiento “Formulario” II.- Derogación de las Aciones de la ley. El procedimiento “Formulario” 20 21 BIBLIOGRAFÍA 24 -I- CAPÍTULO I DEFENSA PROCESAL DE LOS DERECHOS I.- Nociones generales: Las normas jurídicas se distinguen por su carácter coactivo, en tanto el Estado impone su cumplimiento, sanciona su violación y protege los derechos subjetivos que de ellas se deducen. Precisamente, cuando los sujetos consideran que sus derechos no son respetados, recurren al estado en demanda de su reconocimiento. Se llama proceso al conjunto orgánico y reglado de actos que deben desenvolverse ante los órganos específicos del estado -judiciales- para que éstos constaten la titularidad de los derechos subjetivos y la violación del derecho objetivo y, consecuentemente, impongan la reparación o sanción correspondiente. II.- La acción: Es el instrumento que habilita el proceso. Para Celso ”La acción no es sino el ius de perseguir en juicio lo que se nos debe”.(Inst., IV, 6, pr.) Actualmente, la acción se concibe como un medio de defensa de derechos subjetivos preexistentes en el ordenamiento jurídico positivo, pero en Roma no se conoció la noción modernista de “derechos subjetivos”. El magistrado, en su función jurisdiccional, podía tanto otorgar acciones para tutelar situaciones de hecho no contempladas previamente por el ius cívíle, como negarlas. Las pretensiones o intereses jurídicos no encontraban su tutela en una necesaria condición de derechos subjetivos, sino en la concesión de una específica acción La acción resultaba, así, no un inevitable corolario, un automático reflejo de la condición de derecho subjetivo, sino una cierta entidad en sí misma, independiente de la existencia previa de un derecho subjetivo y, a veces, por el contrario, engendradora indirecta de derechos: se tenía un derecho porque el magistrado prometía una acción para una determinada hipótesis. El estudio de les acciones era más bien tema del derecho material que del derecho procesal, presentándose el Derecho Romano como un sistema de acciones III.- La jurisdicción: Modernamente, es la actividad de órganos del Estado dirigida a formular y aplicar las normas jurídicas que según el derecho vigente, deben regular una determinada situación jurídica. Pero en Roma la iurisdictio es desde el principio y por un largo tiempo considerada un poder o prerrogativa personal del magistrado que, aunque consiste en la enunciación de los principios -1jurídicos que encuadran o importan la controversia, no comprende la emisión de la sentencia: es decir, compete a la iurisdictio dar el planteo pero no la solución del caso. A partir del siglo I d.C comienza a estructurarse como una función del estado a través de jueces competentes establecidos por el ordenamiento estatal. Entonces la iurisdictio será más o menos como en nuestros días, comprenderá también la facultad de emitir el iudicium o sentencia: habrá planteo y solución. IV.- Publicización del proceso: El Derecho Romano al principio mostró una moderada intervención del poder público en las controversias privadas, incrementándose paulatinamente para resultar casi tan completa como hoy en día. Claro, la evolución en tal sentido no tiene por qué haber sido rectilínea: puede haber habido vacilaciones o regresiones, pero en sus grandes rasgos podríamos esquematizarla en tres etapas: 1.- La defensa privada: Legitima la violencia a través de modos de actuar con recaudos o condiciones controlados por una genérica opinión pública, es decir, sin intervención de órgano estatal específico: por ejemplo, el tratamiento del declarado “sacer” y la “pignoris capio”. Quedan amplios remanentes de esa modalidad en todos los períodos del Derecho Romano: fuera de casos taxativamente fijados por las leyes, la autodefensa no es reprimida, y recién en la época de Justiniano -siglo VI d.C.- se impone que la defensa del derecho propio sólo pueda tramitarse a través de la administración pública de justicia. 2.- La intervención del Estado: A requerimiento de las partes: a) para controlar el accionar de la defensa privada, accionar que se irá estilizando o haciéndose simbólico, y, b) para llevar, con previo encuadre jurídico, o sin él, a la instauración de un arbitraje a realizarse, sea con procedimientos “ordálicos”, sea con análisis crítico de las pruebas aportadas. 3.- Actuación de la administración estatal: Con control total y exclusivo del proceso hasta la decisión del caso mediante la sentencia. La etapa (1) es propia de la Monarquía; la (2), en lo fundamental, corresponde al período republicano, aunque alcanza su apogeo técnico en el Principado, en el que va a ir predominando la (3), que resulta exclusiva en el Dominado. V.- Durante la existencia de la comunidad romana los pleitos privados se tramitaron a través de tres sistemas procesales que se fueron sucediendo en el tiempo con largos períodos de coexistencia: El sistema de las “legis acciones” -acciones de la ley- (Gayo: IV, 11), rige hasta el siglo II a.C., cuando comienza a estructurarse el segundo sistema, el “formulario”, con la -2Lex Aebutia (alrededor del 130 a.C.), en coexistencia con el de las legis actiones, que es oficialmente abolido -salvo en algunas restrictas aplicaciones- por formulario con “Lex Iulia Iudiciorum Privatorum” del año 17 a.C.. (Gayo: IV, 30). VI.- Estos dos sistemas tienen en común la división del proceso en dos instancias: la in iure (ante el tribunal), en la que el magistrado encuadra o plantea jurídicamente la controversia iurisdictio-, estableciendo la relación procesal -litiscontestatio-, y la apud iudicem (ante el juez), en la que a un particular, designado específicamente para esa ocasión, emite la sentencia que resuelve el caso. A partir del comienzo de nuestra era, con el Principado se generaliza un sistema que, por haber unificado las dos etapas -la in iure y la apud iudicem- de los sistemas anteriores considerados variantes del ordo iudiciorum privatorum (orden propio de los juicios privados), fue llamado extraordinem (fuera del orden normal) o extraordinario. Después de coexistir con el sistema formulario durante el Principado, será el sistema típico y exclusivo del Bajo Imperio. –3- CAPÍTULO II EL SISTEMA DE LAS LEGIS ACTIONES I.- Nociones Generales: En la expresión legis actiones, la palabra actio significa modo de actuar y alude a las declaraciones rituales o solemnes de las partes establecidas por la ley, so pena de perder la instancia procesal. También se las llamaba así por considerarse que ese sistema, el primero de Roma, había sido introducido o reglado por la ley de las XII Tablas (Tabulas II-III). 1.- Clasificación de las acciones: Las legis actiones eran cinco: el sacramentum, la iudicis postulatio, la condictio, la manus iniectio y la pignoris capio (Gayo, I, 12). Las tres primeras son declarativas, y la sentencia dice cual de las dos partes es la beneficiada. Las otras dos son ejecutivas, para hacer cumplir la sentencia y, aún sin sentencia, lograr el cobro de lo debido. 2.- Las partes: Excepcionalmente se permitía participar en lugar de otro: por ej. para hacer valer un derecho del pueblo romano contra un particular o para sostener el status libertatis de una persona reivindicada como esclavo; por lo demás, el tutor sustituía a su pupilo infante y el curador al furiosus y al pródigo. 3.- La “In Ius Vocatio”: Era la intimación verbal y en forma solemne del actor al demandado: in ius te voco (“te conmino que comparezcas ante la justicia”), o in ius ambula (“marcha y ve ante la justicia”). La ley de la XII Tablas era muy severa: si se demoraba o no concurría resistiéndose, el actor, en presencia de testigos, ponía la mano encima al adversario, por la fuerza, que legítimamente no podía ser rechazada por el demandado, salvo que un vindex garantizara (vades) la oportuna presencia del demandado (Tabula I-1 y 2; Gayo: IV, 183). Si aducía que estaba enfermo o que por la edad no podía ir, se le daba un vehículo tirado por bestias de carga (iumentum) o si lo quería el actor un carro cubierto (arcera; Tabula I-3). 4.- Instancias: Las legis actionis constaban de dos instancias: A) Etapa “In Iure” (ante el magistrado): Se llevaba a cabo ante el pretor -¿el rex o los pontífices, en los tiempos antiguos?-: el demandante recitaba su reclamo con las palabras sacramentales que figuraban en la ley o que le habían prescripto los pontífices o los jurisprudentes; el demandado respondía con palabras de igual carácter. El magistrado, por su parte, se limitaba a asegurar con su presencia el correcto accionar de las partes y a perfeccionar la instancia con su intervención. -4a) Tratándose de acciones declarativas, en las que se debía llegar a la elucidación de una controversia, si el derecho del actor no había sido cuestionado por el demandado, el magistrado lo consagraba. Pero si había controversia, las partes llamaban a terceros como testigos de los términos de ella -litis contestado (atestiguamiento de la disputa)- y obtenían del magistrado el nombramiento de un juez o un árbitro, que no tenía tal condición como permanente, pues era elegido de una lista de ciudadanos particulares senadores, extraídos del “Album” que llevaba el censor, agotándose el nombramiento del juez en ese único litigio. b) La lítis contestatio definía y fijaba los extremos de la controversia, y el juez debía referirse siempre a la situación jurídica existente en ese momento. B) Etapa “Apud Iudicem”: El lugar era el elegido por las partes eran el foro o los comicios. Se iniciaba el pleito con una sintética exposición, la que debía estar estar cumplida antes del mediodía. Si una de las partes no se había hecho presente hasta entonces, perdía la causa. Esta faz no era tan formal: el juez, recibida la producción de la prueba -casi siempre testimonios- y los alegatos de las partes, daba su sentir (“sententia”) con la eventual ayuda de un consilium. Podía devolver el asunto al magistrado si no había llegado a verlo con claridad. 5.-La Sentencia: Era Inimpugnable e inapelable, no necesitaba ser motivada. Una vez que resuelto el pleito, éste no podía replantearse (“non bis in ídem”). 7.-Ejecución de la Sentencia: El incumplimiento de la condena permitía su ejecución “per manus iniectionem” o “per pignoris capionem”. -5- CAPÍTULO III ANÁLISIS DE LAS ACCIONES DE LA LEY 1.- LEGIS ACTIO PER SACRAMENTUM Dice Gayo (Inst., IV, 12): ”La acción por el sacramentum era una acción general: en efecto, cuando por la ley no estaba previsto de qué modo se debía accionar, se recurría a este sacramentum (. . .), aquel que era vencido debía proveer la suma del sacramentum a título de pena, la cual se cedía al populus y por la cual se daban garantías ante el pretor”. El sacramentum es el eje sobre el cual ocurre esta primitiva forma de actuar. El iudex se limita tras el examen de la causa, a juzgar si el sacramentum de cada parte es iustum o iniustum. La doctrina está de acuerdo hoy día en que en una época más antigua estaba imbuído de una significaciòn sagrada. Así Varro (“de ling. Lat.”, V, 180), nos dice que “esta suma de dinero es llamada sacramentum porque está consagrada”. En su última época de aplicaciòn, el sacramentum representa una “apuesta”, y la parte que perdía el juicio debía con dicha suma engrosar el tesoro público (Gayo: IV, 16). Esta versión corresponde a una etapa posterior laicizaciòn de la instituciòn (cfr. Di Pietro”, “Institutas”, 3ª. ed, p. 632). Según Gayo (Inst.,IV, 14) el sacramentum podía ser de dos montos distintos: ”La pena del sacramentum era de 500 o de 50. Si se trataba de asuntos de valor de 1000 ases o más, era de 500 ases; en cambio, si se trataba de asuntos de un valor menor, se contendía por un sacramentum de 50 ases, ya que en la ley de las XII Tablas así estaba dispuesto. Pero cuando la controversia era acerca de la libertad de un hombre, por más valioso que fuere el mismo, estaba dispuesto en dicha ley que se contenderia por un sacramentum de 50 ases, y ello, naturalmente por "favor de la libertad" (fauore libertatis), a fin de que los "adsertores" no resultarán gravados....”(faltan unas 11 líneas en el manuscrito); El sacramentum es la vía de carácter general más antigua para lograr el reconocimiento de una situación jurídica y pudiendo demandarse todas las causas, tanto una actio in rem, como de una actio in personam.(Gayo: IV, 13). A)“Sacramentum in rem” : Por esta actio se discutía el origen del dominium. Se iniciaba con una mutua afirmación solemne de sus posiciones jurídicas (vindicatio) y dada la paridad, una de las partes provoca a la otra al sacramentum, a arriesgar una suma de dinero aportada por las partes. Nos dice Gayo (IV, 16): -6- “Si se accionaba "in rem", las cosas muebles y los semovientes que de algún modo podían ser llevados o conducidos ante la justicia (in iure), que vindicaban de este modo: aquel que hacía la "vindicatio" tenía la varita (festuca); luego aprehendia la cosa, por ejemplo el esclavo, y decía así:"YO DIGO QUE ESTE ESCLAVO ES MIO ´EX IURE QUIRITUM´. SEGUN SU CAUSA, COMO LO HE DICHO, HE AQUI QUE TE HE IMPUESTO LA ´UINDICTA´" (Hunc ego hominem ex iure quiritium meum esse aio. Secundum suam causam sicut dixi ecce tibi vindictam imposui), y al mismo tiempo (simul) colocaba la varita sobre el esclavo. Su adversario decía y hacía lo mismo. Una vez que uno y otro hubiesen la "vindicatio", el pretor decía:”DEJAD LIBRE AMBOS A ESTE HOMBRE" (Mittite ambo hominem). Ellos lo dejaban y aquel que primero había hecho la que "vindicatio" decía:"PIDO QUE DIGAS EN VIRTUD DE QUE CAUSA HAS HECHO LA VINDICATIO"(postulo anne dicas qua ex causa vindicaueris). Y el otro respondía: "YO HE HECHO EL ´IUS´ COMO YO HE IMPUESTO LA VINDICTA" (Ius feci sicut vindictam impo sui); entonces, el que el primero había hecho la "vindicatio" decía: "PUESTO QUE TU HAS HECHO LA ´UINDICATIO´ CONTRA EL ´IUS´ TE PROVOCO AL SACRAMENTUM DE 500 ASES" (Quando tu iniuria vindicauisti ,D aeris sacramento te provoco), y el adversario también decía de manera similar:"Y YO A TI"(Et ego te); o si se trataba de un asunto inferior a mil ases hablaban, por supuesto, del "sacramentum" de 50 ases. Luego, el procedimiento continuaba igual que cuando se accionaba "in personam". Posteriormente, el pretor declaraba "vindiciae" en favor de uno de los dos, esto es lo que establecía como poseedor interino obligándolo a dar al adversario seguridades ( praedes ) "litis et undiciarum", es decir por la cosa y sus frutos. A su vez, el pretor recibía de ambas partes otras garantías (praedes) por causa del "sacramentum", ya que el monto iba a parar al tesoro público (in publicum cedebat). Se usaba una varita (festuca), como si estuviera en lugar de una lanza ( quasi hastae loco) como signo de "iustum dominium", puesto que se consideraba que el dominio más justo era el de las cosas que se tomaban a los enemigos. Es por esto que ante el tribunal de los Centumviros esta fijada una lanza”. Este párrafo sobre el "sacramentum in rem" es el más completo que tenemos. Antes de pasar el magistrado causa al iudex, resolvía quien se quedaba con la posesión de la cosa (Gayo: IV, 16). Este debía dar al otro garantías por la cosa y sus frutos (praedes litis et vindiciarum). Por quien se inclinaba el pretor, es un punto oscuro. Se puede pensar en una prioridad del poseedor actual, o quizá en quien ofrecía una mayor suma en calidad de garantía. Finalmente, la sentencia del iudex sólo indicaba cual era el sacramentum iustum y cúal el iniustum. -7Sobre el cumplimiento, importaba quien se había quedado con la posesión interina de la cosa: a) Si ganaba el pleito el poseedor; no había problema porque ya tenía la cosa; b) Si el vencedor era el que no tenía la cosa, probablemente ejecutaba las praedes, pudiendo optar el vencido, por restituir la cosa, o pagar las garantías. Cumplida esta etapa, el pretor pasa el asunto al iudex para que sentencie. B)“Sacramentum in personam”: Las fuentes no lo describen tan detalladamente como en la anterior. Cabe pensar que el actor debía afirmar solemnemente que el otro le debía algo. Y luego de la negativa del adversario, el actor lo provocaba al sacramentum, en términos análogos a cuando de accionaba in rem (Gayo: IV, 15; ver nota en las Institutas comentadas por el Dr. Di Pietro). -8- 2.-LEGIS ACTIO PER IUDICIS vel ARBITRIS POSTULATIO Esta segunda vía era sólo para casos determinados. Dice Gayo (IV, 17 a): “Se accionaba "per iudicis postulationem" (por postulación de "iudex" ) si la ley en virtud de la cual se obraba así lo hubiera decidido, tal como por ejemplo, en virtud de la ley de las XII Tablas respecto de aquello que se reclama por causa de una stipulatio. El procedimiento era más o menos así: el accionante decía:"AFIRMO QUE EN VIRTUD DE LA SPONSIO TU ME DEBES DAR DIEZ MIL SESTERCIOS. YO TE PIDO QUE LO ADMITAS O QUE LO NIEGUES" (Ex sponsione te mihi X milia sestertiorum dare oportere aio. Id postulo aias an neges). El adversario decía que no debía. El actor entonces manifestaba: "PUESTO QUE TU NIEGAS, YO TE PIDO A TI PRETOR, QUE DES UN IUDEX O UN ARBITER" (Quando tu negas, te praetor iudicem siue arbitrum postulo uti des).Dr este modo en este género de acción cualquiera negaba sin exponerse a una pena. También la misma ley estableció que se accionaba “per iudicem postulationem” en el caso de división de herencia entre coherederos. Y lo mismo ha hecho la lex Licinnia respecto si se accionaba por división de cuualquier cosa común. De este modo, una vez declarada la causa por la cual se accionaba, inmediatamente se pedía un “arbiter”. El texto corresponde al papiro descubierto por Arangio-Ruiz. La fórmula coincide con la dada por Valerio Probo en sus “Notae”, la que sería: "te praetor uidicem arbitrumue postulo uti des"(cfr. GIRARD:”Textos”, 4, 8, p.216). -9- 3.-LEGIS ACTIO PER CONDICTIO Fue la última legis actio en aparecer. Quedó establecida por dos leyes (Gayo: IV, 21): La lex Silia, para sumas determinadas de dinero (certae pecuniae), y la lex Calpurnia, para toda cosa determinada (omni certae re). Gayo ( IV, 17 b.), la explica de esta forma: “Se accionaba "per condictionem" del siguiente modo:"AFIRMO QUE TÚ ME DEBES DAR DIEZ MIL SESTERCIOS; TE PIDO QUE LO AFIRME O QUE LO NIEGUES" (Aio te mihi sestertiorum X milia dare oportere. Id Postulo aias an neges). El adversario decía que no debía. El actor manifestaba: " PUESTO QUE TU LO NIEGAS, YO TE EMPLAZO PARA TOMAR IUDEX DENTRO DE TREINTA DÍAS" (quando tu negas, in diem tricensimum tibi iudicis capiendi causa condico). Y entonces, el día trigésimo debían estar presentes para tomar un "iudex". En cuanto a su etimología, dice Gayo (IV, 18): "Condicere" quiere decir, en la antigua lengua: "denuntiare". Y es por eso que esta acción se llama propiamente "condictio". En efecto, el actor citaba al adversario para que el día trigésimo estuviese presente para tomar "iudex". En cambio, ahora llamamos impropiamente "condictio" a la "actio in personam", por la cual reclamamos "QUE SE NOS DEBA DAR" (Dari nobis oportere), ya que en estos tiempos no se hace a este título de ningún emplazamiento”. Seguidamente, expresa Gayo (IV, 19): “Esta "legis actio" ha sido constituida por la ley Silia y por la ley Calpurnia. Por la ley Silia para sumas determinadas de dinero, mientras que por la ley Calpurnia para toda cosa determinada”. Las fechas de estas leyes son desconocidas, conjeturándose que datan del 243 y 233 a. C.(cfr. Petit:”Tratado...”, nº 723.- III). Por la ley Silia se podía reclamar una certa pecunia (suma determinada de dinero); por la ley Calpurnia, se podía usar de este procedimiento en caso de demandar en una certa res (una cosa determinada). Vinculada a la primera, aparece el procedimiento de una “poena” para que las partes resultaran obligadas al juicio, celebrándose una “sponsio tertiae partis”, por la cual cada una de ellas arriesgaba un tercio de la suma reclamada si es que la otra parte ganaba el juicio. También en la condictio aparece el "juramento decisorio", por lo menos, cuando se trata de certa pecunia. El actor difiere el juicio a lo que jure la parte contraria. Si esta jura que no debe nada, queda liberado; si jura que debe, está "confessus"; lo mismo, si rehúsa jurar. “Se pregunta, sin embargo, por que hubo necesidad de esta "actio", ya que para qué se nos de lo -10debido, podríamos accionar o "per sacramentum" o "per iudicis postulationem". Esto está muy discutido”(Gayo: IV, 20). ¿Que alcance Gayo da a la cuestión?. Por los datos anteriores, hay una mayor facilidad para interponer la condictio que las otras dos "legis actiones". Respecto del “sacramentum”, el procedimiento, si bien formal, no lo es tan minucioso, aparte del problema de la pena. Sin perjuicio de lo que se dijo respecto a la “sponsio tertiae partis”, aun en este caso, la pena es más adecuada que los montos del “sacramentum”, ya que es proporcional a lo que se reclama; mientras que los 50 o 500 ases del “sacramentum” podían resultar exagerados tanto por ser poco, como por ser demasiado. Respecto de la “iudicis postulatio”, en la “condictio” no hay que mencionar la "causa" de la obligación; con ello se ha ganado en amplitud. -11- 4) LEGIS ACTIO PER MANUS INIECTIO Mediante el nexum el deudor garantizaba una obligación con su persona. Era una actio causada, legislada en la Ley de las XII Tablas (III- 1), necesitándose la confesión de la deuda (caso del “confesus”) o la previa condena judicial (caso del “iudicatus”) El actor llevaba al demandado ante le pretor, proclamando que el deudor ya condenado no le había pagado la suma de dinero o la cosa debida, agregando que por tal razón le “ponía la mano encima”(XII Tablas: III-2, Gayo: IV, 21). Quien sufre la ejecución no podía hablar, pero podía procurarse un tercero llamado “vindex”, que respondiera por él, deteniéndose el procedimiento. Si el deudor no pagaba o no aparecía este “vindex”, era llevado y encadenado por el actor en su casa 60 días, llevándolo durante tres días de mercado para que alguien se apiadara de él y pagase, pero si no lograba una solución, el deudor condenado respondía con su propio cuerpo y según las XII Tablas, era vendido en calidad de esclavo fuera de Roma y si había varios acreedores, “Después de tres días de mercado, se le despedazará, y si se corta demasiado o muy poco, no habrá fraude”(XII Tablas: III-6), aunque según Aulo Gelio, “No he leído ni oído decir que ningún hombre fuese despedazado en la antigüedad”(cfr. “Noches Áticas”, XX, I, p. 541). Explica Gayo (IV, 21), que quien accionaba decía: "PUESTO QUE HAS SIDO JUZGADO EN MI FAVOR (O HAS SIDO CONDENADO A PAGARME) DIEZ MIL SESTERCIOS Y TU NO ME HAS PAGADO, A CAUSA DE ESTO YO PONGO SOBRE TI LA MANO DE UN JUICIO DE DIEZ MIL SESTERCIOS"(Quod tu mihi iudicatus siue damnatus es sestertium X milia, quandoc non soluisti, ob eam rem ego tibi sestertium X milium uidicati manum inicio); y al mismo tiempo le aprehendía una parte cualquiera del cuerpo. Y al "iudicatus" no le era lícito desprenderse de la mano por sí, ni por sí accionar por la "legis actio", pero el daba un "vindex" quien solía tomar la causa por su propia cuenta; quien no daba un "vindex" era llevado por el actor a su casa y era encadenado”. Gayo nos presenta formas distintas de la misma: 1)“m. i. iudicati”(IV, 21); 2)“m. i. pro iudicato”(IV, 22), y 3)”m. i. pura”(IV, 23-25). El caso básico está planteado en este párrafo que comentamos. Según Di Pietro(“Institutas”,3ªed.,pp648/652), “por medio de Aulo Gellio podemos restituir el texto de la Ley de las XII Tablas, que complementa este párrafo de Gayo: -121.-(3, 1):"A partir del <<dinero confesado>>, y de las <<cosas juzgadas>>, que un plazo de treinta días justos sea dado"(“Aeris confessi rebusque iure iudicatis XXX dies iusti sunto”). El "iundicatus" es quien ha sido "condenado" (“damnatus”); por eso se habla de "rebus iure iudicatis" (cosas juzgadas). A él se asimila el “confesus”(el que ha confesado deber algo); nótese que se habla de "aes confessum"). Dice Paulo (Dig. XLII, II, 1, p. 373): ”Se tiene por juzgado al confeso, el cual en cierto modo es condenado por su propia sentencia”(pro iudicato est, qui quodammodo sua sententia damnatur). Ambos tenían un plazo de gracia de 30 días (dies iusti = dies fasti) para cumplir su confesión o la sentencia. II.- (3, 2):”Luego, que la <<manus iniectio>> tenga lugar. Que (el deudor) sea llevado (por el acreedor) ante el magistrado". (Post deinde manus iniectio esto. In ius ducito). Si no paga dentro de los 30 días, el acreedor tenía abierta la vía para "ponerle la mano encima" (“manus iniectere”). No está descripto como ocurría, posiblemente sucedía de manera más abreviada que la "in ius vocatio” (IV,183), es decir, sin invitación a ir "in iure" y trasladándolo directamente. Se revela, que no estamos en presencia de un caso de "justicia por mano propia", ya que si se le pone la mano, es para llevado ante el pretor (in ius; in iure). III.- (3, 3): "Si el deudor no paga o si alguien no hace la "vindicatio" por el "in iure" (Ni iudicatum facit auto quis endo iure uindicit...). Nos encontramos ahora "in iure" (ante el magistrado). Ocurre lo que narra Gayo en el párrafo. Nótese en esta fórmula como se destaca una "cuantificación" de la "manus", indicándose el monto del poder que se adquiere. El magistrado se limita, en principio, a verificar que se trata de tal persona como deudor, y que ocurra el rito. Pero le daba la oportunidad de que surgiera un "vindex". Este era generalmente un amigo o un pariente del deudor. De acuerdo con cierta etimología "vindex" era el "defensor" de un miembro de la "gran familia" (“gens”), pero ello no está confirmado. Según Festo se llama así "al que hace la <<vindicatio>> para que aquel que esta aprehendido no quede obligado". Sabemos también que debía ser una persona del mismo nivel social que el deudor: así, “vindex” de un "assiduus"(el que está anotado en el censo), debía ser otro “assiduus”, mientras que “vindex” de un “proletarius” (el que no se censaba por no tener mas bienes que su prole) podía ser cualquiera. El papel del "vindex" era liberar al deudor. Cabe preguntarse si ello ocurría de manera definitiva o provisoria. La mayoría de los autores supone que el vindex ocupaba ahora a el lugar -13del deudor, el cual quedaba definitivamente liberado. Kaser cree que no, de tal modo que si el vindex pierde el juicio, el acreedor continúa nuevamente el juicio contra el primitivo deudor. El vindex plantea una "vindicatio" por el deudor. Por ello dice acá Gayo que "solía tomar la causa por cuenta propia" (“pro se causam agere solebat”). Es decir, no solamente podía pagar, sino discutir con el acreedor. Ello conlleva a que nuevamente se podía plantear la "causa" del juicio. De Zulueta piensa en alguna fórmula (así: “quando tu iniuria manum iniecisti?), pero a mero título hipotético. Max Kaser, aventura que el juicio entre el actor y el vindex seria un sacramentum in rem y no in personam, porque la "causa" sería una propiedad particular. Para H. Lévy-Bruhl, esta "revisión de la causa" no significa una violación del principio del principio del "non bis in eadem" (no se juzga dos veces una causa), puesto que no ocurre "entre las mismas personas" "in iure" (inter easdem personas), lo que se sobreentiende. Sin el vindex gana, queda definitivamente liberado. Pero si pierde, la condena se estima que será por el "duplum", cuestionándose si debía pagar esa suma inmediatamente o tendría los treinta días de la ley pensar el las XII Tablas (“XXX dies iusti”). A su vez H. Lévy-Bruhl piensa que el vindex tendría una acción recursiva contra el deudor primitivo, por el cual intervino, para reclamar el pago hecho, análoga a la actio depensi, pero el punto es dudoso. Si no interviene ningún vindex, el pretor permite la "addictio" del deudor; y el acreedor lo lleva a su casa como "prisionero privado"(addictio: que se lo pueda llevar; “duci iubere”). IV.-(3, 3):"... que sea llevado consigo, que sea atado con un <<nervio>> o con hierros en los pies, de un peso de 15, no menor, o si se quiere mayor"(secum ducito, uincito aut nervo aut compedibus XV pondo, ne minore, aut si uolet maiore uincito); V.-4):"Si quiere que viva con lo suyo. Si no vive con lo suyo, el que esté atado tendrá libras de pan por día. Si quiere, que se le dé más" (Si volet suo uiuito. Ni suo uiuit, qui eum uinctum abebit libras farris endo dies dato. Si volet, plus dato). El "addictus" llevado "prisionero" a la casa del acreedor, es allí encadenado. El texto habla de "nervus" que es el "nervio del buey"; Festo aclara que se llama así la “cadena de hierro con que se atan los pies”; sentido equivalente tiene el vocablo "compedes" (hierro con que se trataban los pies de un prisionero). Sobre el peso de las cadenas, aceptan los editores de la ley que habría un error, y que los términos "minore" y "maiore" deben ser intervenidos. Denotándose un criterio "humanista" del legislador, que de lo contrario, carece de sentido. Igualmente, la ley permite que si quiere el deudor "viva con lo suyo" (suo uiuito), lo que -14demostraría que no es un esclavo, pues sus bienes son aun suyos. De lo contrario, el acreedor debía darle un alimento mínimo. Generalmente se traduce: "que le de una libra de pan por día"; pero el texto no dice: "libram" (acusativo singular), sino "libras" (acusativo plural). H. Lévy-Bruhl conjetura que serían dos libras (una libra inglesa equivale a 453,3 gramos). VI.-(3, 5):"Sin embargo, en el interin se podía hacer un pacto, y si no se hiciera, se lo tenia encadenado por 60 días . En ese lapso, se lo debía llevar (al deudor) en tres días de mercado continuos ante el pretor en el "comicio", y se proclamaba el monto del dinero por el que fue condenado" (Erant Autem Ius interea paciscendi ac nisi pacti forent, habebantur in uinculis dies sexaginta. Inter eos dies trinis nundinis continuis ad praetorem in comitium producebantur, quantaeque pecuniae iudicati essent praedicabantur"). El plazo máximo de la "prisión" era 60 días, llevándose al deudor al "comitium" (muy cerca del "forum") y allí en presencia del pretor, se realizaba una proclamación (praedicatio), quizá por un heraldo (praeco). Esto debía suceder en tres días de mercado consecutivos (“tri nundinae”). El motivo es evidente; se trataba que alguien pagara la deuda, conjeturándose si el que lo hacía retenía al deudor quien le debía prestar servicios para pagar el monto abonado; igual que los “redempti ab hostibus” (los resultados del enemigo por un precio). VII.-"En el tercer día de mercado se daban penas capitales, o del otro lado del Tiber eran vestidos en el extranjero"(“Tertiis autem nundinis capite poenas debant, aut trans Tiberim peregre uenum ibant”: Aulo Gelio, 20, 1, 46-47): "En el tercer día de mercado en partes era cortado. Si lo hubieran cortado en más o en menos, que ello no sea fraude"(“Tertiis nundinis partis secanto. Si plus minusue secuerunt, se fraude esto”:Tabula III-6). Cada día de mercado, sucedía cada nueve días, los cuales debían ocurrir en forma continua, durante el plazo máximo de los setenta días. Pero luego del tercer día, si no aparecía nadie pagando por el deudor, entonces su situación se agravaba. Había dos posibilidades: a) Conducido del “otro lado del Tíber”(en el extranjero), al considerarse que había perdido la libertas y la civitas, se lo vendía como esclavo, quedándole dinero para el acreedor. b) La expresión “secare partes” significa literalmente “cortar en pedazos”, tesis que rechaza Aulio Gelio (cfr. “supra”, p. 12). “Posteriormente permitieron recurrir a la manus iniectio en casos asimilados al del iudicatus (pro iudicato); así, La ley Publilia la permitió contra aquél por quien el sponsor hubiese pagado, sino se le hubiese devuelto al sponsor el dinero dentro de los seis próximos meses; también la ley Furia de sponsu la permitió contra aquel que hubiera exigido del sponsor más que la parte viril; y así muchas otras leyes concedieron en numerosos casos esta acción”(Gayo: IV-22 y 24), entre ellas la ley Furia testamentaria (Gayo: IV, 23), y la lex Vallia (fines del siglo VI), favorable a los deudores pobres, extendió la manus iniectio pro iudicato, permitiendo rechazar el ataque del acreedor, sin recurrir a un víndex (Gayo:IV,25). -16- 5.-LEGIS ACTIO PER PIGNORIS CAPIO La “pignoris capio” es una acción “ejecutiva”, de carácter “real”, pues se dirige contra las cosas del deudor. “Se accionaba "per pignorem capionem", unas veces en virtud de las costumbres, otras veces en virtud de la ley”(Gayo: IV, 26). La "pignoris capio" es una acción ejecutiva, al igual que la "manus iniectio", pero mientras que ésta tiende a ser "personal" (va contra la persona del deudor), la "pignoris capio” es de carácter "real"(se dirige hacia cosas del deudor). Se trata de lo siguiente: el acreedor puede, en los casos de que este autorizado por la "ley" o por las "costumbre", "tomar prenda" (pignus capere) de entre los bienes del deudor, pudiendo retenerlos hasta que se le satisfaga lo debido. No las puede vender, salvo que se hubiere convenido lo contrario con el deudor. Según Cicerón (“de orig.”, III, 1), si la retención se prolongaba y no se hallaba satisfacción para el acreedor, la cosa se destruía. Para algunos autores, es el vestigio de la "justicia por mano propia". Pero llama la atención que haya sido concedida únicamente en caso muy determinados. Así, lo que conocemos por Gayo, están referidos a las "res militares", el ciertos casos de materia “religiosae”, y para los "publícanos". Creemos por ellos que no se explica por la "justicia por mano propia" (Selbsthilfe), sino por razones de interés público o religioso. En el caso de las "res militares" parece haber una "delegación" para cobrar las sumas que se deben a los soldados, o a los "equites". También, se otorgaba especialmente para los casos "religiosos", por el valor que tenían los sacrificios para los Romanos. Igualmente, para el caso de los "publícanos". Según Gayo podía tener un carácter extrajudicial, pero no quedaba excluida la intervención del magistrado en todos los casos, ya que de cuestionarse la validez del procedimiento, había de ocurrir ante el magistrado. Ello no contradice a Gayo, ya que lo que fue extrajudicial estrictamente, fue la aprehensión del "pignus". ”Ha sido introducida por la costumbre respecto de las "cosas militares". En efecto, a causa de las pagas, era lícito soldado, en caso de que el encargado de distribuirlas no las diera, tomar una prenda (pignus capere); este dinero que se daba a título de paga (stipendium) se llamaba "aes militare". También era lícito tomar prenda a causa del dinero que era destinado para comprar un caballo;este dinero se llamaba "aes aquestre".Lo mismo ocurría a causa del dinero que se destinaba para adquirir el forraje de los caballos; este dinero se llamaba "aes hordinarum"(Gayo: IV, 27).. -17Los casos referidos por Gayo respecto de las "res militares" son tres: 1º) El "aes militare": El tribunus aerarius que era el encargado de pagar a los soldados, de tal modo, que si descuidaba hacerlo, todo soldado no pagado estaba autorizado a tomar de una cosa en carácter de "pignus"; 2º) El "aes equestre": Era la suma que Roma acordaba a los caballeros para forraje de los caballos de servicio. Quien daba ese dinero era el tribunus aerarius (según dice Tito Livio I, 43, el valor de un caballo era de 10.000 ases, el tesoro público la daba al caballero para la compra de un caballo de servicio. El aes equestre debió desaparecer desde la segunda guerra púnica cuando los caballeros “equo publico” fueron dispensado del servicio militar; 3º) El "aes hordiarum": Los caballeros “equo publico” podían pedir dinero para el forraje de los caballos (2000 ases, según Tito Livio); debían proporcionarlo las personas exceptuadas de los tributos, como las mujeres y los huérfanos. Pero se duda de que la "pignoris capio" se llevara contra ellas; más bien, debía ser contra el tribunus aerarius, que era quien proporcionaba el dinero a los caballeros. “Se ha introducido la "pignori capio" por la ley, como por ejemplo, por la ley de las XII Tablas, contra aquel que comprara una víctima de sacrificio (hostia) y no pagara el precio. También contra aquel que no pagara el alquiler por el juramento que hubiese locado con la condición de que el dinero que se recibiera fuera empleado en una ofrenda (daps), es decir en un sacrificio. También la "Lex censoria" ha dado la "pignoris capio" a los publícanos, respecto de los "uectigales" públicos del "populus" Romano, contra aquellos que por alguna ley debieran los "uectigalia"(Gayo: IV, 28). Gayo nos menciona tres casos, que son los siguientes: 1º) No pagar el precio de la compra de un animal para un "sacrificium": La ley de las XII Tablas permite la "pignoris capio" al vendedor. Para H. Lévy-Bruhl el caso es oscuro, porque no se ve por qué razón el comprador de un animal para una utilización sagrada debía ser tratado peor que si fuera el comprador de un animal para un uso profano; cabría haber esperado la solución contraria. Como dice Cuq, nos encontramos con una venta a plazo, lo cual no era usual en la época antigua. Directamente se hubiera operado una "mancipatio". Posiblemente, el que compraba debía aguardar que los Pontífices aprobaran el animal para el sacrificio. 2º) Quien quería hacer un "sacrificium" y no tenía dinero para obtenerlo, alquilaba una cabalgadura y con lo producido por el alquiler, compraba la víctima pertinente (locatio iumenti pro dape). La palabra "daps" designaba la "ofrenda" dirigida a Iuppiter Dapalis. -183º) El de los "publícanos". A estos se les daba el cuaderno de las carga de adjudicación de los impuestos (Lex censoria) otorgándoles el poder de tomar cosas en prenda contra los deudores negligentes o recalcitrantes, contribuyendo a su impopularidad tal como resulta proverbial en distintos pasajes de los Evangelios. Gayo (IV, 28) lo explica respecto de los "uectigalia", que era la tasa que pagaba quien poseía un terreno del "populus". También se podrían anotar estos otros: los "decumani" en Sicilia, hacia fines de la República; cobraban una especie de "diezmo", a los cuales el gobernador Verres habría otorgado esta "legis actio"; el de los conductores ”metallorum” de la lex metalli Vipascensis. Se trataba de un reglamento minero respecto de las minas de Vipasca; según un procedimiento análogo al de los "publícanos" dichos conductores metallorum tendrían la pignoris capio respecto de sus deudores en los trabajos mineros; el caso previsto en el senadoconsulto denominado del pago Montano, donde se concede la manus iniectio y la pignoris capio contra quién deposite basura o eche tierra en un cierto lugar. “En todos estos casos el "pignus" era tomado por medio de palabras ciertas (certae verbae), y es causa de esto que para la mayoría era ésta también una "legis actio". Otros, en cambio, no pensaban así: primero porque la "pignoris capio" ocurría en forma extrajudicial (extra ius), es decir, no se hacía ante el pretor y a menudo en ausencia del adversario, mientras que las otras acciones no se podían ejercitar sino ante el pretor y presente el adversario; además, porque la “pignoris capio" se podía efectuar en un día nefasto, es decir aquel en el cual no se podía realizar una "legis actio"(Gayo, IV, 29). El "Calendario" romano se compone de "días fastos" y "días nefastos": los primeros son aquellos en los que se puede actuar "in iure"; los otros, no, por estar dedicados a los dioses y en general todos estaban dedicados a la ceremonia sacras o públicas. Según Varro, en los "días fastos" (fasti dies) los pretores pueden pronunciar todas las palabras sin exponerse en una pena religiosa. En los "días nefastos" (nefasti dies), no está permitido al pretor hablar y decir:” do, dico, addico “(doy, digo, pronuncio la addictio). Es necesario servirse de estas palabras cuando se realiza una "legis actio". -19- CAPÍTULO IV DE LAS ACCIONES DE LA LEY AL PROCEDIMIENTO FORMULARIO I.-Origen del procedimiento “Formulario”: 1.- La pretura peregrina: Creada en 242 a. C., estaba dirigida al conocimiento de asuntos entre peregrinos y de éstos con los romanos, sin ajustarse al formalista sistema de las legis acciones, al que no accedían los no ciudadanos. El pretor con toda libertad, desarrolló un tipo de proceso que, en lo general, seguía el esquema de arbitraje obligatorio de las legis acciones, con sus dos etapas: la in iure y la apud iudicem. En lugar de formulaciones solemnes, previa información, consulta, discusión y asentimiento de las partes, el pretor peregrino plasmó por escrito con las partes la controversia deducida de la institución romana y extendida a los peregrinos del principio de la bona fides . De aquí la expresión de "actuar per concepto verbal", es decir, dar lugar al iudicium con palabras adaptadas en cada caso a la concreta controversia; ello, en contraposición con las certa verba (palabras determinadas), siempre las mismas, según la acción genérica que se ponía con el procedimiento de las legis aetioms. Se originó así la fórmula, alma del nuevo procedimiento que tomaría su nombre. 2.- Cuando el pretor urbano fue incorporando en su iurisdictio las nuevas instituciones y criterios del ius gentium, consagrados en el tribunal del pretor peregrino, fue imitando esas formas más libres, más funcionales, con que éste organizaba el proceso. En especial, empezó a utilizar la fórmula en ocasión de juicios basados no en el ius civile”; en esos casos no debía emplear el rígido y sistema de las legis actiones, sometiendo a su imperium controversias sobre instituciones del ius gentium, pero en las que eran partes ciudadanos romanos que voluntariamente aceptaban aquel procedimiento per formulas. 3.- Alrededor del 130 a.C. la lex Aebutia autorizó al pretor urbano a utilizar ese procedimiento, a pedido de las partes, también en todas las controversias sobre instituciones del ius civile. Las legis acciones cayeron rápidamente en desuso y en el nuevo procedimiento halló el pretor un más adecuado instrumento para una actividad jurisdiccional más libre de las formas y contenidos del viejo ius civile. 4.- Hasta ese momento el pretor urbano se habría limitado a ejercer su iurisdictio en la la nueva forma del procedimiento formulario sólo para tutelar relaciones jurídicas consagradas -20por el ius civile o fundadas en la bona fides como criterio obligatorio sancionado por su colega pretor peregrino. En ambos casos se trataba de normas ya existentes, consagradas antes de su intervención. Pero el camino estaba abierto para una más libre actuación: su imperium no estaba trabado por el formalismo de las legis acciones y de su arbitrio dependía la existencia y el contenido de la fórmula, que era ley para el juez. 5.- El pretor, en posesión de todos los recursos procésales y extra procesales, se lanzará a una profunda renovación, creación y desarrollo de instituciones jurídicas que convertirá a la iurisdictio en la fuente más original del Derecho Romano. Con la denegatio actionis y la inserción de excepciones paralizará pretensiones basadas en principios ya obsoletos o chocantes del viejo ius; con las acciones ficticias o las acciones útiles o las con transposición de sujeto extenderá a situaciones antes no previstas la aplicación de normas y existentes; por último, hasta podrá dar lugar, con las formulae in factum conceptae, a la tutela de relaciones hasta entonces no consideradas jurídicamente. 6.- La decadencia de las legis acciones se patentizará con la lex Iulia iudiciorum privatorum de Augusto, que las suprime casi totalmente y las sustituye con el sistema de las fórmulas, al que "legaliza" en el sentido de que, de ahí en adelante, todo juicio -sea basado en el antiguo ius eivile, o en la bona fides, sea en una situación fáctica digna de tutela por razones de equidad- será considerado iudicium legitimum, siempre que se den estas tres condiciones -no de fondo, sino de forma procesal-: 1) que las partes sean ciudadanos romanos, 2) que se celebre en Roma y, 3) que el arbitraje se someta a un único juez. II.- Derogación de las “Legis actionis”. El procedimiento “Formulario” (Gayo, IV, 30): “Pero todas estas "legis actiones" se volvieron odiosas en forma paulatina, pues a causa de la precisión exagerada (ex nimia subtilitate) de los antiguos que en ese entonces crearon estos derechos (iura), llego esto a tal punto que el menor error hacia perder la litis. Fue así que por la ley Aebutia y las dos Iulias fueron abolidas estas "legis actiones" permitiendo que litigaramos por palabras redactadas (per concepta uerba), es decir, por "fórmulas" (per fórmulas). Lo que establece Gayo, provoca dudas. Por de pronto, atribuye la decadencia del primitivo sistema a la "precisión exagerada de los antiguos"(ex nimia subtilitate ueterum), por la cual se llegó a tal punto "que el menor error hacia perder la litis". El texto, nos podría llevar a la idea de que el rigorismo ritual se fue acentuando con el tiempo, lo cual no es exacto. Lo propio de los ritos es que no cambian, continuando su rigorismo en el futuro. La aparición de la postulatio y la condictio, significan una evidente simplificación de las viejas formas. -21En ese tiempo, las "legis actiones" fueron utilizadas y aceptadas porque el procedimiento se adecuaba para esa época. Así, la vivencia de un contexto religioso místico, resultaba adecuado para una sociedad que estaba predispuesta para ello. Prueba de esto, es el sacramentum en su versión primitiva. Ocurre que, a medida que se pierden esas vivencias, los ritos se muestran cada vez menos soportables, careciéndose de la inteligibilidad de los gestos y de las palabras. Ello es lo que provoca el "odio" (in odio uerenerunt), del cual nos habla Gayo. El nuevo régimen reemplazó las "certae et sollemnia uerba" de las "legis actiones" por los "concepta uerba", palabras convenidas, respecto de las cuales el pretor es el que tiene la última palabra, redactando la "fórmula", un breve documento escrito dónde se reseña la cuestión y como debe resolverse el pleito. Cómo aparecieron estas "formulae", no está totalmente aclarado, discutiéndose si fue un procedimiento generado desde dentro del "ius ciuile", o si fue tomado por imitación de algunas reformas provenientes del "ius gentinium". La opinión prevaleciente indica su vinculación con la aparición del pretor peregrino, en una esfera que no resulta de la aplicación del "ius ciuile". Así, en determinados casos que sucedían entre extranjeros o un extranjero y un Romano, parece que se utilizó el procedimiento de que el pretor estableciera la "fórmula" para ordenar el pleito, y decir finalmente su solución por medio del "iudex". El empleo de "formulae" aparece en la ley latina de Bantia. También en Sicilia, un procedimiento por escrito sometido a jueces elegidos por sorteo. Igualmente en las ventas de los esclavos en tiempos de Plauto y de Catón el Viejo. Se conjetura que estuvieron vinculadas con la actividad de los recuperatores característica por celeridad de su procedimiento (Gayo: I, 20), comunes en el actuar del praetor peregrinus y ocasionalmente en el del praetor urbanus. De manera generalizada se ha aceptado que el nuevo procedimiento fue introducido por la Lex Aebutia. Girard (5e. ed., p. 996, nº 2), la ubica el año 149 a. C., aceptándose que debió ser de la primera mitad o mediados del siglo II a. C. Sobre una ley tan importante, sólo tenemos dos textos: Gayo, (IV, 30) que determina la abolición de las "legis actiones", agregando las dos leges Iuliae (años 17 y 16 a.C.), y Aulo Gellio (“Noches Áticas”:16,10, p.452), donde refiere que ciertas formas antiguas, como la pena de 25 ases -por el “os fractum”- o “los taliones”, han desaparecido; “la antigualla de las Doce Tablas vive aún, gracias a la ley Aebutia, en las informaciones legales de las causas centumvirales”. Lo cierto es que la ley Aebutia no abolió directamente los viejos ritos. Por el contrario, sabemos por Ciceron que en su tiempo todavía se usaba el sacramentum in rem y la iudicis postulatio a su vez, la lex coloniale Genetivae Iuliae (año 44 a. C.) nos habla -22habla de la manus iniectio como vigente; y Varro nos habla también de la pignoris capio. La mayoría de los romanistas enseña la tesis de Wlassak retomada por Girard, según la cual la lex Aebutia no abolió directamente el sistema de las “legis actiones”, sino que durante más de un siglo, dejó a la elección de los litigantes optar o no por el procedimiento “formulario”. Se puede objetar que si la opción era dada a los litigantes, no se ve por qué razón no se adoptó directamente el nuevo sistema, más elástico y simple, en lugar del proceso ritual de las "legis actiones”. Cicerón, en su “pro Murena” se cansa de establecer bromas mordaces sobre las “legis actiones” que, evidentemente, continuaban en uso en su época. Para otros; habría habido una superposición entre las “legis actiones” y las “fórmulas”. Las partes iban ante el pretor presentando su caso en forma oral, lo que luego se vuelca por escrito en una "fórmula". Tras esta etapa previa, se procedía a los ritos de la "legis actio" respectiva. Sin embargo, como dice Girard una de dos: o la "legis actio" era esencial, para que exista la “fórmula”; o es necesaria la “fórmula”, para que exista la "legis actio". Una posición anterior, sostenida por Eisele, adoptada por Pfluger, Cuq y mas actualmente por Kaser, la ley Aebutia no habría substituído los viejos ritos de las "legis actiones" por la "fórmula", sino en la materia de la “condictio”. Se le ha reprochado que no resulta creíble que la "legis actio" modificada haya sido precisamente la última en aparecer. Pero el argumento es más de efecto que sustancial. La "condictio" se aplica, principalmente, a los casos más numerosos y agudos, siendo estos más que el reclamo de una certa res; el de una suma cierta de dinero. La lex Aebutia habría permitido reemplazar por una fórmula escrita, el corto y sintético rito oral de la "legis actio" donde se planteaba la existencia de la deuda, clarificando un aspecto del mundo litigioso como las deudas, tan ligado a la vida de todos los ciudadanos. Todas las posiciones coinciden en que lex Aebutia no abolió el sistema de las "legis actiones". Le corresponderá este papel a las dos legis Iuliae: la lex Iuliae de iudicis publicis y la lex iulia de iudicis privatis de los años 17 y 16 a. C. -23- BIBLIOGRAFIA AMBROSIONI, Carlos E.: :“Lecciones de Derecho Romano”, Tº II, Ed. Librería Jurídica, La Plata, 1965.ARANGIO RUIZ,Vicente:"Instituciones de Derecho Romano”,Ed.De Palma,Bs.As.,1973 ARANGIO RUIZ,Vicente:"Las Acciones",Ed.Rev.Der.Priv.,Madrid,1945 BONFANTE, Pedro:“Instituciones de Derecho Romano”, traducción de la 8ª edición italiana por Luis Bacci y Andrés Larrosa, Ed. Reus, Madrid, 1965.COLLINET, Paul:”Ètudes Historiques sur le Droit de Justinien”, Ed. 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