III.4.- EL SAQUEO DEL PATRIMONIO AFGANO INTRODUCCIÓN Afganistán tiene una población de 23,3 millones de habitantes, una esperanza de vida de 42,9 años. Su mortalidad infantil es de 234-240 por cada 1000 nacidos vivos. Alfabetizados solo el 28% de la población. Han muerto en el conflicto que confrontan alrededor de 6,500 personas, alrededor de 2,000 muertos civiles. Tienen una fuerza militar de 49,000 efectivos. Durante muchos años están sumidos en guerra contra Inglaterra, contra la invasión soviética y ahora sufren el conflicto desigual implacable y sostenido de Estados Unidos. El saqueo y destrucción del patrimonio cultural Afgano ha sufrido durante todos estos años enormes daños. Mula Mohamed decretó la destrucción de todos los monumentos, inspirado por una recia conciencia religiosa. En 1919 Invitaron los Afganos a Arqueólogos, italianos japoneses, estadounidenses, británicos, e indios a realizar excavaciones en sus territorios, a fin de que se encontraran objetos culturales y poder restituir así la identidad perdida. El 26 de febrero de 2001, el líder talibán, Mulá Mohammed Omar, decretó la destrucción de todos los monumentos y obras de arte figurativas existentes en Afganistán. Este crimen contra la cultura, y más concretamente contra el patrimonio, se une a todas las vejaciones impuestas a los afganos, y de ahí, la protesta y la indignación a nivel universal. En 1996 se instaló en Kabul este régimen y, desde entonces siempre ha mostrado mucho odio y desprecio hacia la población afgana. Primeramente la minoría shí, luego las mujeres (forzadas a usar el chador con rejilla), las niñas, a las que se prohibió acudir a la escuela a partir de los ocho años, y a los campesinos, afectados por la sequía y obligados a partir por millares al exilio, mientas que los campos del sur y del este del país se dedicaban al cultivo del opio. Los atentados contra el patrimonio esta vez van más allá, ya que han causado daño a toda la comunidad internacional. HACIENDO UN POCO DE HISTORIA La primera vez que aparece la representación de Buda fue en el actual territorio de Afganistán. Y, desde que los artistas de la civilización de Gandhara, allá entre los siglos I y V de nuestra era, dieron a Buda un rostro muy asemejado al de Apolo inspirándose en la estatutaria helenística, Japón, Sri Lanka, Birmania, Tailandia, Corea o China consideran a Afganistán como la Atenas del budismo. Después, en el siglo XV, la parte occidental de Afganistán (Herat) fue considerada la Florencia de la pintura musulmana. Durante siglos los partidarios y adversarios de la representación de lo divino se habían enfrentado constantemente, pero es el califato de Damasco el que impone la prohibición de representar a Dios, pero no la del príncipe y su poder. Herederas de esta tradición, las miniaturas y estampas iluminadas de la corte de Herat fijaron los cánones de este género, reproducidos hasta el siglo XVIII desde Estambul a Agra. La mayor parte de estas obras fueron trasladadas a Persia o a la India. Las últimas estampas iluminadas conservadas en una biblioteca al norte de Kabul fueron quemadas después de 1996... A veces trasladar el patrimonio fuera de su marco original tiene efectos positivos. Ya en el siglo XX, todos los Estados musulmanes y algunos de sus colindantes, adoptaron el principio de que la conservación y la valoración del patrimonio arqueológico son esenciales para la edificación de una nación moderna y, representan uno de los cimientos de la identidad cultural. Rompían con el terror sagrado que inspiraban hasta entonces las obras de tradición religiosa extranjera. En lo sucesivo, el pasado arqueológico debía preservarse como base del conocimiento, al margen de la carga religiosa que pudiera inicialmente tener. Desde 1919, repetimos, el Afganistán independiente invitó a los arqueólogos franceses, italianos, rusos, japoneses, estadounidenses, británicos e indios a realizar excavaciones en su territorio y además a formar a arqueólogos afganos, a cambio de acuerdos sobre el reparto de los hallazgos y sus beneficios. Pero en 1979 la guerra puso término a estos intercambios. En 1989, tras la retirada de las tropas soviéticas, un grupo de guerrilleros del Hezb-i-Islami saqueó el monasterio budista de Hadda, sin promover la menor reacción. En 1994, ocurrió algo parecido en un museo situado en un barrio de la capital, ya que éste último, se encontraba dominado por una facción independiente del poder central. Estos guerrilleros, poco después, se sumaron a los talibanes y sentaron las bases de la destrucción, ocasionada por la ideología (diciendo que el Islam prohíbe las obras de arte figurativas). El 25 de Febrero de 1999 la Asamblea General de Naciones Unidas adopta la Resolución 53-165 y en su aspecto 16 expresa su profunda inquietud ante las denuncias de atentados contra los Bienes culturales y los saqueos de que esta siendo víctima Afganistán, subraya que todas las Partes son igualmente responsables de la protección patrimonial y pide (no exige,) a todos los Estados miembros adopten medidas oportunas para evitar el saqueo de bienes culturales y velar por su devolución a Afganistán El decreto, del 2001, del Mulá Omar expresa un claro desprecio hacia las culturas de las demás comunidades, especialmente la budista (ya que piensa que sus estatuas tienen un poder maldito, horrible y temido). LA UNESCO ANTE LA SITUACIÓN AFGANA Desde que el mulá Omar formuló sus amenazas contra el patrimonio afgano, la UNESCO ha servido de antena para todas las iniciativas internacionales destinadas a "detener este movimiento hacia el absurdo en el que están inmersas las autoridades de Kabul". El Director General de la Organización envió un emisario para tratar de convencer a los talibánes de revocar su decisión de destruir el patrimonio preislámico afgano. También convocó una reunión urgente de los representantes de la Organización de la Conferencia Islámica para discutir con ellos líneas de acción comunes. Al mismo tiempo se impulsaba la movilización de los dirigentes políticos y religiosos, la UNESCO lanzó una petición internacional pidiendo el cese de las destrucciones e instando a los talibánes a conversar. La confirmación de la destrucción de las estatuas de Bamiyan (representaciones de Buda excepcionales por sus dimensiones y su antigüedad y declaradas Patrimonio de la Humanidad) no debe interrumpir la presión internacional sobre el régimen afgano. Por otra parte la UNESCO, en colaboración con la fundación para el Patrimonio Cultural de Japón, la sociedad para la preservación del patrimonio cultural de Afganistán intentan poner bajo custodia los objetos culturales Afganos encontrados en el mercado internacional del arte, especialmente los robados por excavaciones ilícitas. En el 2004, el Ministerio del Interior Afghano creó fuerzas policiales especializadas para la protección de sitios arqueológicos, museos etc, pero hasta ahora no hay resultado positivo 1 Como vemos se ha dado completamente la espalda a las mínimas reglas del Derecho Consuetudinario, recogidas en el Derecho de La Haya de 1907. Y a la Claúsula de Martens vigente en el tiempo que dice….¨En los casos no comprendidos en las disposiciones reglamentarias adoptadas por ellos, los pueblos y los beligerantes quedan bajo la salvaguardia y el imperio del Derecho 1 Portal UNESCO.org.2004 de Gentes, tal y como resultan de los usos establecidos entre Naciones civilizadas de las leyes de humanidad y de las exigencias de la conciencia pública¨ . Pienso que esta Claúsusla serviría de basamento legal para aquellos Estados que como Afganistán no son Parte del Convenio de La Haya de 1954, sobre la protección de los Bienes culturales. El saqueo de Afganistán tiene un origen religioso, étnico y tribal, a lo largo de siglos se ha desarrollado una política de destrucción de los bienes culturales afganos, con la justificación de que son prohibidas las figuras, desde el punto de vista religiosos. Muchos han sido los destrozos que se han producido, sin que hasta el momento por mucho que hayan querido intervenir las autoridades de la UNESCO hayan podido resolver la situación y restituir, todo el bien dañado. La intervención de la UNESCO, a nuestro enender ha carecido de fuerza y de coactividad a pesar que existen Resoluciones de la UNESCO, para parar estas acciones, pero se han señido a ¨solicita, , pedir cooperación, y aún a exigir ¿ de que forma? Nos preguntamos, ¿ con que mecanismos? Bajo que preceptos coactivos legales que de alguna manera hagan que los infractores cumplan sus responsabilidades.