Capítulo 16 Reconozco mi culpa y me aflige mi pecado. Salmo 38:19 La familia y el perdón El mensaje que aprendió su hijo Nuestra capacidad para sentir y expresar emociones enriquece nuestra vida. En sí mismos, los sentimientos no son ni buenos ni malos. Todos tenemos la necesidad de admitirlos y de asumir la responsabilidad por la forma en que los expresamos. Los niños que viven en familias donde el perdonar y ser perdonados son parte de las vivencias familiares, aprenden fácilmente a aceptar el perdón de Dios. En este capítulo, los niños exploraron algunos de sus sentimientos y tomaron conciencia de los sentimientos de los demás. Aprendieron que es incorrecto lastimarse a sí mismos y lastimar a los demás o causar daños a las cosas materiales cuando están enojados. Aprendieron a decir “lo siento” cuando lastiman los sentimientos de los demás y escucharon que Jesús les dice que perdonen a quienes los ofenden. El mensaje hecho vida ¿Han jugado alguna vez el juego de “la papa caliente”? Aun recuerdo que cuando era niño, sentíamos temor y alegría al jugar a la “papa caliente”, de ahí que nos apresuráramos a pasarla, para que al término del juego la papa no quedará en nuestras manos y evitar ser eliminados. Algunas veces las familias tratan sus sentimientos como si fueran una papa caliente. Cuando se suscita una emoción desagradable, cada persona trata de descargar el sentimiento que carga sobre alguien más. Estos son tres pasos que los educadores pueden intentar para desactivar el juego de la papa caliente. Uno, tomen conciencia de su propio estado emocional. Dos, pidan la ayuda de Dios Dios nos ama • Capítulo 16 para responder adecuadamente a las emociones que les parezcan más molestas. Tres, respondan en lugar de reaccionar. Mientras puedan hacerlo, digan tranquilamente: “Parece que estás alterado. Me podrías explicar lo que estás sintiendo”. Y si su hijo o hija expresa sus sentimientos en forma contraria a sus valores, aprovechen esa ocasión como un momento oportuno para instruirle, diciéndole: “No acostumbramos hablarle así a los demás. Es normal que tengas tales sentimientos, pero no es adecuada la forma en que los expresas”. —Tom McGrath, autor de Educando hijos en la plenitud de la fe (Loyola Press) El mensaje llega al hogar • Lean con su hijo o hija las páginas de este libro que recibieron en casa. • Abran un espacio en su familia para los sentimientos de los demás. No favorezcan la represión de los sentimientos, antes bien, enseñen a sus hijos a asumir los sentimientos que experimentan. Den cabida a los sentimientos y enséñenlos a manejarlos. • Cuando actúen de una forma que no sea acorde con los valores que profesan o transmiten a los demás, inmediatamente digan: “lo siento”. © Loyola Press