Señores Corte Constitucional Bogotá, D.C. Ref: Expediente D-7660. Magistrado Ponente Luis Ernesto Vargas Silva Adriana Morales, mayor de edad y vecina de Cali, identificada tal como aparece al pie de mi firma, obrando en mi calidad de estudiante miembro del GAPI de la Universidad Icesi, me permito presentar la siguiente intervención ciudadana en respuesta al Oficio No. 481 del 14 de abril de 2009, mediante el cual se invita a la Facultad de Derecho a la que pertenezco a emitir concepto técnico en el asunto de la referencia. Introducción El Grupo de Acciones Públicas de la Universidad Icesi (GAPI), tiene como objetivo la defensa de derechos de grupos vulnerables y la protección de bienes jurídicos colectivos, mediante el ejercicio del derecho de interés público, y en virtud de lo dispuesto por el artículo 13 del Decreto 2067 de 1991. La demanda de inconstitucionalidad estudiada versa sobre el parágrafo único del artículo 24 (parcial) y el artículo 25 (parcial) del Decreto 1796 de 2000; así como del artículo 35 del Decreto 0094 de 1989. Las disposiciones demandadas corresponden a los apartes subrayados de la norma y en ellas se establece lo siguiente: “ARTICULO 24. INFORME ADMINISTRATIVO POR LESIONES. Es obligación del Comandante o Jefe respectivo, en los casos de lesiones sufridas por el personal bajo su mando, describir en el formato establecido para tal efecto, las circunstancias de modo, tiempo y lugar, en las que se produjeron las lesiones e informarán si tales acontecimientos ocurrieron en una de las siguientes circunstancias: a. En el servicio pero no por causa y razón del mismo, es decir, enfermedad y/o accidente común. b. En el servicio por causa y razón del mismo, es decir, enfermedad profesional y/o accidente de trabajo. c. En el servicio como consecuencia del combate o en accidente relacionado con el mismo, o por acción directa del enemigo, en tareas de mantenimiento o restablecimiento del orden público o en conflicto internacional. d. En actos realizados contra la ley, el reglamento o la orden superior. PARAGRAFO. Cuando el accidente en que se adquirió la lesión pase inadvertido para el comandante o jefe respectivo, el lesionado deberá informarlo por escrito dentro de los dos (2) meses siguientes a su ocurrencia. En todo caso los organismos médico-laborales deberán calificar el origen de la lesión o afección. ARTICULO 25. TÉRMINO PARA LA ELABORACIÓN DEL INFORME ADMINISTRATIVO POR LESIONES. El Comandante o Jefe respectivo deberá elaborar y tramitar el Informe Administrativo por Lesiones dentro de los dos (2) meses siguientes, contados a partir del momento en que tenga conocimiento del accidente, bien sea a través del informe rendido por el superior del lesionado, por informe del directamente lesionado o por conocimiento directo de los hechos Por su parte el aparte demandado del artículo 35 del Decreto 0094 de 1989, es el siguiente: “Artículo 35º. - Informe Administrativo. En los casos de accidentes o lesiones, las circunstancias de modo, tiempo y lugar en las que sucedieron los hechos serán calificadas por el Comandante o Jefe respectivo, según sea el caso, conforme a lo siguiente: a) En el servicio, pero no por causa y razón del mismo. b) En el servicio por causa y razón del mismo. c) En el servicio por causa de heridas en combate o como consecuencia de la acción del enemigo, en conflicto internacional o en tareas de mantenimiento o restablecimiento del orden público. d) En actos contra la Ley, el Reglamento o la orden Superior. Cuando el accidente pase inadvertido para el comandante o Jefe respectivo, el lesionado tienen la obligación de ponerlo en conocimiento de su superior, dentro de los treinta (30) días siguientes al hecho a fin de que rinda el informe administrativo a la respectiva Dirección de Sanidad; si no lo hiciere la lesión se considera adquirida en el servicio , pero no por causa y razón del mismo”. El demandante considera que los apartes señalados de estas normas violan los derechos a la dignidad humana, a la igualdad, al debido proceso, a la seguridad social, y a la atención de la salud y su recuperación, consagrados en los artículos 1, 13, 29, 48 y 49 de la Constitución Política, debido a que imponen una carga excesiva al lesionado, al tener este que rendir informe de su lesión. Por tal motivo, el demandante señala que las disposiciones mencionadas deberían declararse contrarias a la Constitución. Con la finalidad de determinar si estas disposiciones son inconstitucionales pretendemos indagar sobre la vulneración de los diferentes derechos constitucionales mencionados por el demandante, resolviendo los siguientes interrogantes: 1. ¿Es la debilidad manifiesta equivalente a la discapacidad, o se puede considerar como una condición inherente a la situación de la persona que padece discapacidades físicas o sensoriales, de tal forma que las cargas impuestas al interesado de la calificación de incapacidad o invalidez resultan inequitativas, violatorias de su derecho a la igualdad? 2. ¿Cuál es la relevancia del Informe administrativo por lesiones dentro del procedimiento de calificación que hace la Junta Médico–Laboral Militar o de policía? ¿La imposibilidad de aportar este informe constituye una violación al debido proceso? 3. ¿Está en riesgo el derecho a la seguridad social de las personas con discapacidades físicas y sensoriales de las fuerzas armadas y de policía, ante la carga impuesta, según la cual en un plazo de dos meses deben tramitar el informe administrativo por lesiones? En lo que sigue se contestarán estos interrogantes, a partir de I. Vulneración de los derechos constitucionales por las normas demandadas 1. La debilidad manifiesta y el derecho a la igualdad La Corte Constitucional en sentencia T- 198 de 2006 definió la circunstancia de debilidad manifiesta como aquella que: “se extiende también a las personas respecto de las cuales esté probado que su situación de salud les impide o dificulta sustancialmente el desempeño de sus labores en las condiciones regulares, sin necesidad de que exista una calificación previa que acredite su condición de inválido”. Esta definición comprende dos elementos, el primero implica la existencia de un estado de salud que le impida o dificulte a la persona realizar sus labores con regularidad; el segundo elemento se refiere a que esta situación no necesariamente debe estar calificada. Lo anterior significa que la calificación es un trámite que se tiene la posibilidad de adelantar con posterioridad a la realización efectiva del hecho que generó el deterioro de la salud de la persona, y que no es condición necesaria para configurar la situación de debilidad manifiesta. Una lesión causada en el servicio militar o de policía, ya sea por enfermedad o accidente común, o por causa y razón del mismo, es decir, enfermedad profesional o accidente de trabajo; o como consecuencia del combate o en accidente relacionado por el mismo, puede ser leve con pronta recuperación, así como puede generar una deficiencia, discapacidad o invalidez, según el grado de afectación física, sensorial o síquica. La Corte Constitucional en la sentencia T- 1041 de 2001, consideró que: “aquellos trabajadores que sufren una disminución en su estado de salud durante el trascurso del contrato laboral, deben ser consideradas como personas que se encuentran en situación de debilidad manifiesta, razón por la cual frente a ellas también procede la llamada estabilidad laboral reforzada, por la aplicación inmediata de la Constitución”. Más aún, amplió el rango de los sujetos de protección especial a los que se refiere el artículo 13 de la Constitución,: “a aquellos que por su condición física estén en situación de debilidad manifiesta, no son sólo los discapacitados calificados como tales conforme a las normas legales. Tal categoría se extiende a todas aquellas personas que, por condiciones físicas de diversa índole, o por la concurrencia de condiciones físicas, mentales y/o económicas, se encuentren en una situación de debilidad manifiesta”. Desde un punto de vista científico, en 1980, la Organización Mundial de la Salud definió la deficiencia como “una pérdida o anormalidad permanente o transitoria – psicológica, fisiológica o anatómica – de estructura o función”. La discapacidad como “cualquier restricción o impedimento del funcionamiento de una actividad, ocasionados por una deficiencia en la forma o dentro del ámbito considerado normal para el ser humano”. Y la invalidez como “una incapacidad que constituye una desventaja para una persona dada en cuanto limita o impide el cumplimiento de una función que es normal para esa persona, según la edad, el sexo, los factores sociales o culturales”1. De tal forma que la discapacidad es el género, mientras que la invalidez es la especie, y en consecuencia no siempre que existe discapacidad necesariamente nos encontramos frente a una persona inválida. La invalidez sería el producto de una discapacidad severa. Según lo anterior, se podría afirmar que así como en algunos casos las lesiones provenientes de las causas establecidas en el artículo 24 del decreto 1796 de 2000 son tan leves que no alcanzan a configurar los presupuestos de la debilidad manifiesta, de la misma forma habrá casos de tanta gravedad que seguramente llegarán a ser calificados en algún nivel de discapacidad o de invalidez. Por lo que para algunos casos la carga impuesta al lesionado, de realizar el informe administrativo por lesiones, será desproporcionada por la imposibilidad física de cumplirla; al mismo tiempo constituirá una inobservancia de lo dispuesto en el artículo 13 de la Constitución Política, es decir, una violación del derecho a la igualdad de aquellos a quienes resulta imposible la realización del respectivo informe. Este artículo propugna por que el derecho a la igualdad de las personas con limitaciones sea real y efectivo. En este sentido, ordena al Estado la adopción de medidas a favor de grupos discriminados o marginados, en especial aquellos que por su condición física o mental se encuentran en situaciones de debilidad manifiesta. La igualdad de oportunidades implica también la ayuda efectiva para quienes se encuentren en situación de inferioridad o desventaja, de tal forma que puedan remediarlas eficazmente. Obedece a la lógica inferir que darle la carga a un lesionado en circunstancias de debilidad manifiesta no puede entenderse como una ayuda efectiva, tendiente a la valoración que permita calificar la discapacidad, sino como una inobservancia del principio de equidad en la distribución de las cargas legales. 1 Citado en la sentencia T- 198 de 2006. Despouy L, Los derechos humanos y las personas con discapacidad, Edit. Naciones Unidas, Nueva York, 1993, p. 20. La sentencia T-518 de 1998 eleva el principio de equidad a rango constitucional, explicando que la autoridad debe aplicar la norma legal al caso concreto, teniendo en cuenta las circunstancias propias de cada situación particular. Adicionalmente, la Corte Constitucional sostiene en dicha providencia que: “la equidad actúa como un elemento de ponderación, que hace posible que el operador jurídico atribuya y distribuya las cargas impuestas por la norma general, proporcionalmente, de acuerdo con aquellos elementos relevantes, que la ley no considera explícitamente. La consecuencia necesaria de que esta ley no llegue a considerar la complejidad de la realidad social, es que tampoco puede graduar conforme a ésta los efectos jurídicos que atribuye a quienes se encuentren dentro de una determinada premisa fáctica contemplada por la ley. Por ello, la equidad –al hacer parte de ese momento de aplicación de la ley al caso concreto- permite una graduación atemperada en la distribución de cargas y beneficios a las partes. En este sentido, el operador, al decidir, tiene en cuenta no las prescripciones legales, sino los efectos concretos de su decisión entre las partes”. (subrayado fuera del texto) De lo que precede se desprende que las autoridades no pueden someter a trámites procesales dispendiosos a personas que se encuentran en debilidad manifiesta. De otro lado, las disposiciones internacionales dirigidas a proteger a las personas con alguna discapacidad, por tratar sobre derechos humanos, tienen rango constitucional y son adoptadas por el ordenamiento jurídico colombiano por medio de la figura de bloque de constitucionalidad, consagrada en el artículo 93 de la Constitución Política. Entre los instrumentos internacionales (tratados y declaraciones) relevantes en este caso se encuentran: la Declaración de los derechos del deficiente mental aprobada por la ONU en 1971, la Declaración de los derechos de las personas con limitación, aprobada por la Resolución 3447 en 1975 de la ONU, la Resolución 48/96 del 20 de diciembre de 1993 de la Asamblea General de Naciones Unidas, sobre “Normas Uniformes sobre la Igualdad de Oportunidades para las Personas con Discapacidad”, y la Convención Interamericana para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra las Personas con Discapacidad. Según esta último instrumento: “Los Estados, las organizaciones de trabajadores y los empleadores deben cooperar para asegurar condiciones equitativas en materia de políticas de contratación y ascenso, condiciones de empleo, tasas de remuneración, medidas encaminadas a mejorar el ambiente laboral a fin de prevenir lesiones y deterioro de la salud, y medidas para la rehabilitación de los empleados que hayan sufrido lesiones en accidentes laborales”. De la misma forma, la Corte Constitucional en repetidas ocasiones ha reiterado la protección especial reforzada a favor de ciertas personas, como es el caso de los disminuidos físicos. Según la sentencia T- 236 de 2008, la Constitución le impone al Estado diferentes obligaciones con la finalidad de materializar la igualdad en términos reales para los disminuidos físicos y sensoriales, entre estas obligaciones se encuentra: “(i) otorgar un trato diferente y de tomar las medidas necesarias y favorables para que las personas con discapacidad física o mental puedan ejercer sus derechos en condiciones de igualdad con los demás, a fin de garantizar la efectividad de los principios, derechos y deberes consagrados en la Carta Política (art. 2 CP); (ii) proteger especialmente a aquellas personas que por su condición económica, física o mental, se encuentren en circunstancias de debilidad manifiesta y el deber de sancionar los abusos o maltratos que contra ellas se cometan (art. 13 CP); y (iii) adelantar una política de previsión, rehabilitación e integración social para los disminuidos físicos, sensoriales y psíquicos, a quienes se prestará la atención especializada que requieran (arts. 47, 54 CP)”. Según la anterior providencia de la Corte Constitucional, la Constitución le impone una carga obligacional al Estado y las autoridades, de garantizar el efectivo ejercicio del derecho a la igualdad real de los ciudadanos, y sobre todo de aquellas personas que gozan de especial protección constitucional. En este sentido, según los argumentos planteados en este aparte, es posible concluir que la debilidad manifiesta no es equiparable a la discapacidad, pero que este último concepto si implica al primero, entendiendo que no toda persona en circunstancia de debilidad manifiesta es discapacitada, pero si toda persona discapacitada se encuentra en debilidad manifiesta. No obstante, tan solo por el hecho de encontrarse la persona en debilidad manifiesta, ya es sujeto de protección constitucional especial por el artículo 13 de la Constitución. Por lo que cargas legales procedimentales que se le exijan a una persona en esta circunstancia, vulneran su derecho a la igualdad ante la incapacidad de poder realizarlas. 2. Informe administrativo por lesiones y derecho al debido proceso Según el artículo 16 del Decreto 1796 de 2000, el informe administrativo por lesiones es un documento de soporte para el ejercicio de las funciones de la Junta Médico Laboral Militar o de Policía. Las funciones de dicha junta son las siguientes (art. 15, Decreto 1796 de 2000): 1) Valorar y registrar las secuelas definitivas de las lesiones o afecciones diagnosticadas. 2) Clasificar el tipo de incapacidad sicofísica y aptitud para el servicio, pudiendo recomendar la reubicación laboral cuando así lo amerite. 3) Determinar la disminución de la capacidad psicofísica. 4) Calificar la enfermedad según sea profesional o común. 5) Registrar la imputabilidad al servicio de acuerdo con el Informe Administrativo por Lesiones. 6) Fijar los correspondientes índices de lesión si hubiere lugar a ello. 7) Las demás que le sean asignadas por Ley o reglamento. Además del informe administrativo la junta médica usa como soportes: a) La ficha médica de aptitud psicofísica. b) El concepto médico emitido por el especialista respectivo que especifique el diagnóstico, evolución, tratamiento realizado y secuelas de las lesiones o afecciones que presente el interesado. c) El expediente médico – laboral que reposa en la respectiva Dirección de Sanidad. d) Los exámenes para clínicos adicionales que considere necesario realizar. Este informe es utilizado por la Junta Médica para determinar la responsabilidad del servicio en la lesión del interesado, y para calificar la incapacidad e invalidez, lo cual es determinante en el momento de acceder a una indemnización o una pensión por invalidez. Por esto su ausencia puede dificultar dicho trámite, generando un perjuicio grave al interesado, cuando de esto depende el sostenimiento económico de él y de su familia. Según se puede ver en el artículo 16 del Decreto 1796 de 2000, este informe es relevante en para determinar realizar cualquiera de las funciones de la junta médica que se especifican en el articulo 15 del mismo Decreto, por lo que la falta de este documento sería una omisión en el fundamento probatorio de la calificación de incapacidad, discapacidad o invalidez que emita dicha Junta, lo cual dependiendo del caso puede ser determinante para establecer una indemnización o pensión según sea el caso, y vulnerar así el derecho al acceso a la seguridad social de la persona lesionada. Debido a la falta de este elemento probatorio, se estaría violando el derecho al debido proceso, que según el artículo 29 de la Constitución política, se aplicará a toda clase de actuaciones judiciales y administrativas. Siendo las funciones de la Junta Médica de carácter administrativas, es evidente que la falta de un requisito como el informe, sin que medie intención de la persona lesionada, quien además se encuentra en imposibilidad de conseguirlo, es una limitación en el goce del derecho fundamental mencionado al no pòder acceder a dicho elemento probatorio. 3. El Derecho a la seguridad social En la sentencia T- 760 de 2008, la Corte constitucional reconoce los derechos a la salud y a la seguridad social como fundamentales de manera autónoma, sin necesidad del recurso a la figura de la conexidad con el derecho a la vida. En este fallo se reafirmó la idea según la cual es fundamental todo derecho constitucional que funcionalmente esté dirigido a lograr la dignidad humana y sea traducible en un derecho subjetivo. Los artículos 217 y 218 de la Constitución Política consagran un régimen especial prestacional, determinado por la ley. Este régimen se diferencia en varios puntos con el régimen general de seguridad social. En particular en lo que se refiere al acceso a la pensión de invalidez, los militares y policías tienen derecho a esta prestación por el solo hecho de adquirir una lesión o enfermedad durante el servicio, sin tener un tiempo mínimo de cotización; requisito que no exige el Decreto 1796 de 2000. Sin embargo, como lo afirma la sentencia C-970 de 2003, no se puede establecer punto de comparación entre el sistema especial para las fuerzas militares y el sistema general para la población, ya que tienen estructuras, requisitos de acceso y métodos de calificación diferentes, diseñados para regular situaciones diversas, acordes con las características especificas de los grupos sociales cubiertos. No podría decirse que la exigencia para un militar o un policía de realizar el informe administrativo genera desigualdad frente a una persona perteneciente al régimen general de seguridad social, porque esta persona debe soportar unas cargas diferentes, y los dos sistemas no son comparables; por lo que por ese lado el derecho a la seguridad social sigue estando garantizado. Lo que podría en determinada situación poner en peligro este importante derecho, consagrado en el articulo 48 de la Constitución Política, es la carga general que se impone a una persona lesionada de realizar un trámite administrativo como este informe, lo cual puede afectar su calificación, e impedirle el acceso a un tratamiento de recuperación, a una indemnización por perdida de capacidad, o a una pensión por invalidez. De tal forma que la exigencia constituye una violación al debido proceso, y al derecho a la seguridad social de la persona lesionada. Conclusión De acuerdo al análisis anterior sobre los derechos fundamentales considero que la carga impuesta por los artículos 24 y 25 de Decreto 1796 de 2000 a los lesionados, consistente en el deber de realizar el informe administrativo en caso de lesiones, en el corto término de de dos meses, vulnera los derechos fundamentales a la igualdad, el debido proceso, la seguridad social y la dignidad humana de los sujetos destinatarios de la norma. Por esta razón solicito a la Honorable Corte se sirva declarar la inexequibilidad de los apartes demandados.