`DELITO DE CUELLO BLANCO" DE E. SUTHERLAND

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ACTUALIZACIÓN CRITICA DEL CONCEPTO
'DELITO DE CUELLO BLANCO" DE E. SUTHERLAND
Emilio García Méndez-Luis Gómez
I
INTRODUCCIÓN:
Los escasos intentos de investigación acerca del DCB* en América
Latina, han enfrentado un conjunto de problemas de diversa índole, que nos
parece importante comenzar por identificar.
Esta situación, quese manifiesta tanto en el aspecto empírico como en el
teórico, hagenerado un círculo vicioso que ha retrasado, cuando no impedido
totalmente, la producción de conocimientos en esta área. Las razones son
múltiples y complejas. En primer lugar, ellas se refieren a las dificultades
generales y comunes que afectan a la investigación social en la región; en
segundo lugar, las características de la criminología predominante —
positivismo tradicional y funcionalismo modernizador— no han favorecido la
incorporación de esta forma especial de conducta "delictiva" como objeto
analítico deesta disciplina; en tercer lugar, la ruptura teórica que permitió en
parte superar estasituación, tuvo lugar en uncontexto socio-histórico ajeno al
que constituye hoy la problemática latinoamericana. Esta ruptura teórica es,
evidentemente, la obra El Delito de Cuello Blanco de E. Sutherland1,
aparecida en 1949. Este trabajo constituye el punto de partida implícito o
explícito de la producción existente sobre el tema en la región. Es nuestra
intención en estas notas proponer una actualización crítica tentativa que
permita generar algunas formulaciones para la investigación empírica.
Formulaciones tendientes a sustentar el futuro desarrollo teórico de la
problemática del DCB en América Latina. Por lo tanto, nos parece necesario
señalar los rasgos esenciales del trabajo de Sutherland, así como destacar lo
que a nuestro juicio constituyen condicionantes históricos e ideológicos de su
posición.
2. Condicionantes en el contexto y la obra de Sutherland
"Los hombres de negocios participan en bastante conducta delictiva".
Esta afirmación de Sutherland constituye el resultado más impactante* de su
investigación empírica, apareciendo en la obra White Collar Crime, la cual
condensaba sus trabajos sobre el tema en los 25 años precedentes. Para esa
época, el ambiente moral e intelectual generado por la depresión había hecho
posible una difusión vulgarizada del tema, que se reflejaba incluso en las
Nota: Este artículo resume gran parte de los planteamientos formulados en nuestro
trabajo "Aproximaciones para el análisis de la Problemática del Delito de Cuello
Blanco en la etapa actual del desarrollo capitalista", presentado en el Seminario
del Proyecto Internacional del Delito de Cuello Blanco en América Latina. Río de
Janeiro, julio 1979.
*
Delito de Cuello Blanco.
*
Pero no el más trascendente.
1 Edwin Sutherland. "El Delito de Cuello Blanco". Traducción de Rosa del Olmo.
Ediciones de la Biblioteca U.C.V. Caracas, 1969.
119 —
manifestaciones culturales del momento**. Es, desde el punto de vista
académico, con abundante sustentación de evidencias empíricas sistematiza
das, que aquella afirmación provoca silencios o críticas airadas. Por ejemplo,
la formulada por Paul Tappan, en el sentido de que la obra de Sutherland
cuestionaba el principio de la violación de la norma penal y la condena del
imputado como requisito indispensable para convertirlo en objeto de la
criminología***.
El rechazo de las concepciones patológicas, individuales o sociales, como
causal de la conducta delictiva y la constatación de un número significativo de
violaciones de la ley por individuos de alto status socio-económico, mueve a
Sutherland a ensayar proposiciones explicativas alternas a las predominantes
en su época. Estas nuevas proposiciones se condensan en la teoría de "las
Asociaciones Diferenciales", la cual afirma que la conducta delictiva es
aprendida en la interacción social cotidiana, que se establece entre los
miembros de un grupo, sea éste ocupacional o ecológico.
E! obstáculo que ha ocultado a la criminología la existencia de delitos
cometidos por la clase de alto status radica, según Sutherland, en el
tratamiento diferencial de la ley y sus organismos de aplicación frente al
hecho mismo y a su autor.
La evidencia empírica que sustenta esta posición está avalada por el
estudio de las prácticas de las 70 mayores corporaciones de los EE.UU. y la
constatación de la alta frecuencia de sus violaciones a la ley.
Teniendo en cuenta estos elementos, Sutherland elabora una definición
—que él mismo califica de aproximada— según la cual el DCB es "aquel
cometido por una persona de alto status socio-económico en el transcurso de
su ocupación"2. No minimizamos la importancia de la definición de
Sutherland como aporte a la extensión del campo de lo criminológico y a la
comprensión sistemática de prácticas en expansión en la sociedad norteameri
cana, pero pensamos que fue al incluir (aunque en forma implícita) en su
explicación teórica la problemática del Estado y de la instrumentación y
aplicación diferencial de la ley, que Sutherland superó efectivamente el
horizonte teórico y los parámetros de investigación de la criminología
norteamericana dominante.
** Recordar, por ejemplo, las obras de Sinclair Lewis, John Dos Passos y John Steinbeck,
entre otros.
' ** Sobre las apreciaciones de Tappan véase el artículo de M. Clinard "El Delito de Cuello
Blanco" en "Criminología, textos para su Estudio". Recopilación de Rosa del Olmo, Edit.
por Minjusticia, UCV, 1972.
2
Sutherland, Edwin. op. cit. p. 13.
120 —
Esta nueva perspectiva de análisis, refleja la existencia de condiciones
histérico-culturales que Sutherland sólo logra trascender parcialmente.
Evaluando hoy el conjunto de su obra y la sociedad de su época, podemos
desde nuestra perspectiva actual sintetizar los condicionamientos centrales de
su pensamiento. Ellos, a nuestro juicio, son los siguientes:
1) Una perspectiva más ética que política impregna toda la investigación,
haciéndose notoria en el tratamiento de la acción del Estado como
sometido a presiones coyunturales que desviarían su esencia de garante del
bien público.
2) El intento de subsumir la explicación del Delito de Cuello Blanco en una
teoría general de la conducta desviada, equipara cualitativamente esta
particular modalidad de conducta con el delito convencional, diluyendo
su especificidad en el proceso social global.
3) La sujeción a los parámetros de la definición legal del delito limita el
campo de investigación empírica, afectando negativamente el alcance de
sus formulaciones teóricas finales*.
4)
El enfoque de la actividad de las corporaciones en un marco que no
trasciende los límites de un Estado-Nación debe ser superado hoy
atendiendo a las transformaciones inherentes a las crecientes tendencias
hacia la internacionalización del capital.
Identificados los condicionantes que a nuestro juicio influyen en la
limitación del desarrollo teórico de la problemática de cuello blanco, nos
proponemos la revisión de las transformaciones de esos condicionantes como
requisito indispensable de elaboración de propuestas alternativas consistentes.
3. Transformaciones estructurales en América Latina:
necesidad y posibilidad de nuevas perspectivas de análisis.
La perspectiva de reformulación crítica de los planteamientos de E.
Sutherland se vincula en nuestro caso a dos aspectos claramente definidos.
a) La condición predominante de países capitalistas dependientes y las
transformaciones producto de la consolidación del proceso de internacio
nalización del capital en América Latina.
b)
Una posición crítica frente al contenido y papel de la disciplina
criminológica.
Como afirman H. y J. Schwendinger: "Hasta Sutherland, que hizo mucho por cuestionar la
distinción entre normas civiles y penales, efectuó grandes esfuerzos por demostrar que su
interpretación del "delito de white collar" concordaba con los precedentes legales
establecidos". Schwendinger, H. y J.: "¿Defensores del orden o custodios de los Derechos
Humanos?". En Taylor, Walton, Young y otros: "Criminología Crítica". México. Siglo
XXI. 1977, pp. 163-169.
— 121 —
En el primer aspecto, comenzaremos por señalar el carácter múltiple de
estas transformaciones y explicar las consecuencias que para la problemática
del DCB y su estudio, ellas acarrean.
3.1. Algunos aspectos económicos de la internacionalización del capital
Las transformaciones en el modo de producción capitalista desde el
momento de los estudios de Sutherland hasta hoy, se refieren, básicamente, a
los rasgos específicos que adquiere la internacionalización del capital y sus
efectos. En primer lugar, señalaremos las ocurridas en la esfera de lo
económico para luego considerar su incidencia sobre el campo de lo político y
lo jurídico.
Los estudios recientes sobre el tema coinciden en señalar como rasgo
fundamental de las transformaciones del sistema capitalista, la internacionali
zación del capital dinero y la internacionalización del capital mercancía ya en
las décadas del 20 y el 40 de este siglo, respectivamente, bajo la progresiva
hegemonía de los EE.UU.
Sin embargo, bajo esta hegemonía se opera una transformación
cualitativa referente a la internacionalización del capital productivo. Esto
significa un desplazamiento de las inversiones en cartera por la inversión
extranjera directa que se orienta a una conquista interior de mercados. Este
último aspecto se complementa con el crecimiento del papel del Estado en el
flujo de la inversión. De los 71.000.000.000 de dólares de inversiones
extranjeras entre 1951 y 1961, 40.000.000.000 corresponden a capitales de
origen público y para el mismo período 45.500.000.000 se dirigieron a los
países periféricos3.
De esta breve mención de los rasgos económicos de la internacionaliza
ción del capital nos interesa destacar dos aspectos relacionados directamente
con nuestro objeto de análisis:
a) La sobredimensión del papel del Estado, como se desprende del carácter
de las inversiones, tanto en el capitalismo central como en el periférico.
b) La "capitalización" de ciertos sectores de las áreas dependientes que
genera profundas rupturas en el interior de las sociedades dominadas,
dando lugar a una estructura económico-social cualitativamente diferente
a la analizada por E. Sutherland.
3 Véase Pierre Jalee. LTmperialisme en 1970. Maspero. París, 1969. p. 77 y ss.
— 122 —
Estos aspectos diferenciales adquieren una expresión particular en los
niveles políticoy jurídico que contribuyen a conformarla estructura global de
este tipo de sociedades.
3.2. Algunos aspectos político-jurídicos de la internacionalización del capital
Una visión superficial de los efectos político-jurídicos de la internaciona
lización del capital planteó durante bastante tiempo la pérdida de poder
efectivo de los Estados Nacionales frente a las grandes corporaciones
transnacionales, agentes visibles de ese proceso. Un análisis concreto de la
vigencia del papel del Estado en los mecanismos globales de inter-relación de
lo político nacional y la acumulación capitalista a escala mundial, permite
comprobar por el contrario, el papel —no nuevo— pero en constante
crecimiento cuantitativo y cualitativo del Estado Nacional en la "regulación
co-formadora" de las actividades económicas internacionales. En el aspecto
cuantitativo se destaca —por lo menos como efecto visible—el crecimiento de
la inversión pública bajo regímenes diferentes de propiedad jurídica:
empresas estatales, mixtas, etc. Además, la subvención estatal a las grandes
corporaciones, la ayuda exterior y la venta de armamentos, constituyen otros
indicadores de la intervención del Estado.
En el aspecto cualitativo, las transformaciones a las que el Estado se ve
sometido por la internacionalización del capital son múltiples y complejas;
ellas se refieren a la asunción consciente de tareas que el discurso ideológico
del Estado capitalista liberal negaba. Hoy, la negación del discurso que
sustentó el desarrollo del capitalismo competitivo es proclamada abierta
mente por los defensores más avanzados de la fase monopólica del
capitalismo actual a la que han dado el nombre de Economía de
Postmercado4.
Las transformaciones a las que sintéticamente aludimos, inciden en forma
notable sobre las manifestaciones de lo jurídico en el Estado Capitalista
Muller, Ronald E. "Crecimiento Económico Nacional y política de Estabilización en la
Época de las Corporaciones Multinacionales: El Desafío de nuestra Economía de PostMercado". en Cuadernos Semestrales CIDE. México 1978 N° 2-3. "Dado el dominio de
las transacciones totales de las corporaciones multinacionales en los sectores domésticos
y extranjero y dado el resultado sistemático de la concentración agregada, la cual resulta
de la competencia global del conglomerado, es verificable empíricamente que nuestro
sistema económico contemporáneo, nacional y mundial, está transformándose, cada vez
más en una economíade pos-mercado", p. 261, subrayado en el original.
—
123 —
actual. Decimos en forma notable porque, el solo hecho de comenzar a aceptar
una economía, llamada de post-mercado (recuérdese precisamente el
mercado, como sustento material e ideológico básico del capitalismo
competitivo), traslada la definición del sentido y orientación de las
actividades económicas a la esfera de las decisiones político-jurídicas, es
decir, al plano del Estado Nacional. Esto significa que el Estado se hace
cargo, en gran parte, de los proyectos de las clasesy fracciones dominantes, (a
través de organismos y sistemas nacionales de planificación, coordinación de
planes de desarrollo, etc.), escamoteando con su presencia el sentido y la
dirección reales que toma el proceso de acumulación de capital, el cual
continúa fluyendo hacia los conglomerados monopólicos privados, en nombre
de proyectos que se presentan como de interés nacional.
Junto a lo estrictamente político, el orden jurídico acompaña y conforma
las nuevas modalidades de acumulación. Sin embargo, ellas presentan para el
derecho una disyuntiva aparentemente insalvable: la internacionalización de
la economía, en pleno desarrollo, y la incapacidad de construir (por no colidir
con el principio de soberanía) órdenes jurídicos supranacionales, que deberían
ser el efecto lógico de las transformaciones económicas.
3.3. Nuestra perspectiva de análisis
Es evidente que este trabajo se inscribe y se sustenta en los postulados que
las nuevas corrientes críticas en el campo de la criminología han elaborado
desde el comienzo de los años 60 hasta hoy; corrientes que no suponen
—afortunadamente— todavía un cuerpo teórico acabado, ni mucho menos
una doctrina. Ellas se sustentan, por una parte, en el análisis histórico-político
de las normas sociales y jurídicas y de las instituciones con ellas relacionadas,
y por otra parte, en la integración de dicho análisis en el marco de una crítica
global de la totalidad social. Esta perspectiva supone algunos riesgos, entre los
cuales está el de que la crítica global (del derecho y las instituciones), pueda
desviar la atención de uno de los aspectos de mayor importancia —aunque
paradójicamente ignorado en su especifidad en el contexto latinoamericano,
esto es, la doble implicación jurídica e ideológica de los mecanismos de control social
en su relación con la conducta desviada, y en este caso particular con el
denominado DCB.
Las implicaciones de las prácticas constituyentes del denominado Delito
de Cuello Blanco han sido el principal obstáculo para el logro de un consenso
en torno a su definición.
— 124 —
Los estudios sobre el DCB han hecho hincapié predominantemente en la
dimensión jurídico-económica del problema. Desde las primeras percepciones
de las conductas antisociales de los poderosos, hasta los intentos actuales de
elaboración de códigos de conducta que regulen la actividad de las
corporaciones transnacionales —pasando por la obra del propio Sutherland y
sus continuadores— se ha focalizado la atención, prioritariamente, en las
contradicciones internas entre prácticas económicas y normativa jurídica.
Como consecuencia, este enfoque ha descuidado las derivaciones que para la
legitimación del sistema capitalista de dominación acarrea este fenómeno
(DCB). A nuestro juicio, estos planteamientos —de base común y conclusión
diversa— han compartido una consideración mecánica y exagerada de la
autonomía de las instancias infra y super-estructurales de una formación
social.
Si entendemos, por el contrario, que lo jurídico no sólo expresa las
relaciones materiales de producción sino que se constituye junto al proceso de
reproducción ideológica en instancia conformadora de la actividad econó
mica y de la estructura social, debemos dirigir nuestra atención hacia los
efectos que en la conciencia social produce el sistema jurídico. La existencia
de norrhas jurídicas que regulan la actividad económica supone simultánea
mente algunas práticas y algunos agentes que violan esas normas. Esta visión
del papel de lo jurídico da por sentado la existencia de una "normalidad" en
las relaciones de propiedad y en los mecanismos privados de acumulación. Por
lotanto, la violación dela legislación económica sepercibe como una práctica
desviada de algunos sujetos en el interior del proceso de acumulación*. De
aquí se desprende que la función real de la norma jurídica —sobre todo la
relacionada con la regulación de la actividad económica dentro del sistema
capitalista— no es siempre y necesariamente la de impedir la producción de
las prácticas que su texto prohibe. En realidad, el discurso jurídico de lo
económico produce efectos a dos niveles diferentes (efectos difícilmente
perceptibles por la carga de "objetividad" y "universalidad" que el conjunto
del sistema jurídico posee). En una primera instancia, el efecto es el de una
regulación interna que ordena e intenta hacer previsible el conjunto de
relaciones político-sociales-económicas en las que se asienta el sistema
capitalista.
En la práctica, este nivel de eficacia del derecho permite un desarrollo
más o menos armónico de los intereses generales de losgrupos quedetentan la
Por intermedio de este enfoque se refuerza el aislamiento de la trasgresión a la norma,
trasgresión frente a la cual el sistema económico aparece como totalmente ajeno.
— 125 —
propiedad de los medios de producción en la sociedad. En segundo lugar yen
relación con la "validez universal" de la norma jurídica, se cumple un efecto
ideológico, el cual es el de presentar alos sectores dominados la existencia de
la norma jurídica como garantía de control de los excesos de "cualquier"
grupo del cuerpo social. La internalización yaceptación por el conjunto de la
sociedad dela "verdad jurídica" y el "derecho garantía" colabora activamente
en el proceso de legitimación de las relaciones globales de dominación. El
señalamiento de conductas antijurídicas, como práctica habitual* de las
grandes corporaciones (por otra parte reconocidas y aceptadas como núcleo
dinámico de un sistema de vida), genera una contradicción cuya visibilidad
amenaza potencialmente la eficacia del papel de lo jurídico en la instancia
ideológica-legitimadora. Sin embargo, este problema no alcanza la misma
dimensión en la instancia que hemos llamado de "regulación interna", como
lo indica el mismo carácter habitual de estas violaciones* *.
Enel fondo, lasdiversas concepciones acerca dela problemática del DCB
pueden resumirse en dos vertientes fundamentales. Por un lado, laconsidera
ción del DCBcomo un acto"individual" y "desviado", que viola la normativa
jurídica, en especial la relacionada con la regulación de la actividad
económica. La consecuencia de asumir este enfoque se evidencia en el tipo de
propuestas destinadas a combatir el DCB: a) aplicación estricta de la
normativa existente; b) creación de nuevas normas jurídicas, acordes con el
desarrollo del sistema capitalista en su etapa de economía internacionalizada
de "pos-mercado"; c) creación de códigos de conducta de las prácticas
económicas de las corporaciones transnacionales, (códigos no necesariamente
acompañados de sanciones efectivas). En este primer enfoque subyace la
consideración ya mencionada de la "naturalidad" de las relaciones de
producción e intercambio, ligadas a laapropiación privada del excedente. Por
lotanto, la crítica no va más alládelos problemas deíndole técnico-jurídicos
de la limitación a los excesos que desbordan el funcionamiento normal del
sistema.
La otra vertiente, por considerar que las prácticas llamadas de DCB son
constitutivas del sistema de apropiación privada de los medios de producción,
no pueden explicarlas —sin caer en contradicciones— como si fueran
Esta constatación está ya presente en la obra de Edwin Sutherland "El Delito de Cuello
Blanco" con abundante apoyo de material empírico.
Acerca del carácter habitual de estas violaciones remitimos nuevamente a la obra de
Sutherland arriba citada.
126
prácticas "aisladas" o meramente "desviadas". Se impone, según este enfoque,
un estudio crítico del funcionamiento de las instituciones políticas, sociales y
económicas del sistema capitalista. A su vez, este análisis crítico puede ser
considerado desde dos puntos de vista que denominaremos: global y
específico. La crítica global, que consiste en mostrar la relatividad de las
instituciones de la sociedad y su carácter de instrumento de los grupos
dominantes, tiende a reducir el problema al nivel político del desarrollo de la
lucha de clases, subestimando la especificidad y el carácter conformador de
los instrumentos jurídicos en el proceso de dominación y legitimación.
Creemos, por las insuficiencias que representa un enfoque global de esta
naturlaeza, aplicado a nuestro objeto particular de estudio, que la problemá
tica del DCB (incluida la propia validez del concepto), puede ser analizada en
forma más profunda a través de una crítica específica (que incluye y
particulariza la crítica global), y que consiste en: a) el estudio de los
mecanismos de producción y aplicación de las normas jurídicas; b) la
extensión del campo de la investigación a prácticas que sin ser antijurídicas*
son portadoras de daños sociales evidentes; c) el estudio del papel del sistema
jurídico en los mecanismos globales de dominación, que permite comprender
la naturaleza de las violaciones a sus disposiciones y la existencia de zonas de
la vida social no reguladas por el derecho* *. De este último enfoque se deriva,
que el aporte fundamental de la investigación crítica al estudio del DCB
consiste en revelar los mecanismos de prácticas que lejos de ser aislados o
desviadas, contribuyen (en una producción habitual y sanción esporádica) a
reforzar por esta vía el proceso total de dominación y legitimación. Por parte,
queremos subrayar el hecho de que cualquier enfoque sobre la problemática
del DCB remite, explícita o implícitamente, a una visión global sobre la
sociedad en general y a una visión particular sobre el sentido y funciones de la
investigación criminológica.
4. EE.UU., y Venezuela: Legislación Económica; efectos jurídicos e
ideológicos en los países dominantes y dominados.
La etapa actual de internacionalización del capital productivo ha traído
como efecto inevitable, la fusión entre las políticas de los Estados —tanto en
las formaciones sociales dominantes como en las dominadas— y las
estrategias operacionales de las corporaciones transnacionales, expresión de
esa internacionalización. Esto se manifiesta en una incorporación de los
Por el simple hecho de no haber sido legisladas.
Y por ende permitidas.
127 —
organismos y funcionarios estatales del más alto nivel a la "lógica" del mundo
internacional de los negocios. Lo cual dificulta, de manera creciente, el
mantenimiento de la separación formal entre el Estado y los grupos
económicos privados.
Esta confusión de límites ha venido convirtiendo en "normales" ciertas
prácticas (que vinculan a funcionarios públicos y privados) que además de no
estar previstas explícitamente en la legislación, se han extendido cuantitativa
mente de modo tal que amenazan con socavar las bases de legitimación, no
sólo de la actividad económica sino de los fundamentos "éticos" de los
sistemas políticos de dominación. Como ejemplo de lo anterior, es notable la
sucesión de escándalos que desde la abierta intervención de la ITT en la caída
del gobierno democrático de Salvador Allende en Chile, se suceden en los
últimos años: Watergate, los sobornos de la Lockheed, Exxon, Grumman, etc.
Todos estos acontecimientos han producido una descomposición que ha
afectBido la infra y superestructura de las formaciones sociales del capitalismo
monopólico. Descomposición que se expresa en una situación de crisis
permanente que el proceso de fusión Estado-grupos económicos privados,
traslada al nivel político-jurídico, pretendiendo éste dar una respuesta que
constituya un "control" de las prácticas ahora definidas como ilegales.
4.1. El caso de EE.UU.
Los EE.UU., potencia que mantiene la hegemonía en el sistema
capitalista dentro de la crisis5, ha sido la primera en reconocer esta situación
al nivel del discurso jurídico con la aprobación en 1977 de una ley contra
sobornos realizados en su territorio nacional o en el extranjero, que a
continuación analizaremos brevemente. "La Comisión de Valores e Intercam
bios (Securities and Exchange Commission) ha descubierto recientemente 300
casos en los cuales compañías norteamericanas sobornaron a funcionarios
extranjeros por una suma superior a los 300 millones de dólares. La confianza
pública en la comunidad de los negocios, que es el corazón de nuestro sistema
de libre empresa, ha sido seriamente afectada por estas revelaciones. El
soborno no es sólo moralmente condenable, es un mal negocio. Las compañías
"...no es la hegemonía del imperialismo norteamericano lo que está en crisis, sino el
conjunto del imperialismo bajo esta hegemonía. Nicos Poulantzas. Las Clases Sociales en
el Capitalismo actual. Siglo XXI. México, 1976. p. 82.
— 128 —
que están envueltas en estas prácticas corren el riesgo de, al ser descubiertas,
perder negocios importantes, o peor aún, que sus propiedades sean confiscadas
por gobiernos hostiles"6.
Estas palabras del Senador William Proxmire, presidente de la comisión
que redactó la ley antisobornos, son un indicador de las motivaciones reales
del sector político con una visión estratégica del proceso de acumulación a
escala internacional. Resulta claro que la preocupación central está en la
pérdida de respetabilidad que pueda sufrir el sector más dinámico de la
economía norteamericana transnacionalizada. Por otra parte, la crisis a la que
ya hemos hecho mención —y que amenaza incluso la posición hegemónica
norteamericana— intensifica la necesidad de recuperación —hoy a escala
internacional vía la norma jurídica transnacionalizada— de la conciencia
intuitiva acerca del daño social que estas prácticas generan. En efecto, la ley
antisobornos citada establece como delito penal (Criminal Offense) para los
funcionarios o empleados de cualquier corporación, el soborno a funcionarios
de gobiernos extranjeros para obtener negocios o para afectar el resultado de
legislaciones o regulaciones de esos gobiernos. Esta ley, aprobada en marzo de
1977, ha generado algunas protestas de representantes del sector económico
con una visión inmediata del proceso de acumulación. Por ejemplo, la
declaración de un alto ejecutivo del City Bank en Tokio es típica de esta
posición al afirmar: "Los alemanes, los japoneses, los franceses y los ingleses,
que se están introduciendo en Asia y otros países, no son molestados por leyes
antisobornos y antiboicot*, por presión de los ecologistas o por tener que
pagar impuestos por ganancias obtenidas-en el exterior. Todos estos países se
están riendo de nosotros mientras se llenan los bolsillos"7. A pesar de estas
protestas, las palabras del Senador Proxmire no parecen constituir una
amenaza grave al desarrollo de los negocios, las intenciones a largo plazo de
ley —sintetizadas arriba— son lo suficientemente explícitas como para dejar
en claro que el principal objetivo es impedir el deterioro de la imagen del
capitalismo norteamericano en el exterior.
6
Exposición de motivos a cargo del Senador William Proxmire en la discusión de la
aprobación de la ley S 305 por parte del Senadode los EE.UU. en Marzo de 1977, que
lleva como título "Foreign Corrupt Practices and Domestic Disclosure". Fuente: US
Goverment Printing Office. Washington 1977.
* Se refiere a una ley que prohibe a las compañías norteamericanas cumplir con el boicot
Árabe a Israel.
7 Revista Business Week N° 2576, Marzo 12 de 1979. p 76.
129 —
Las prácticas de las compañías que en el pasado afectaron al consumidor
norteamericano —y por ende, la imagen política del gobierno y del sistema—
se repiten hoy a escala internacional con efectos políticos negativos, cuya
gravedad es directamente proporcional al peso político y no sólo económico
de los EE.UU., como potencia hegemónica mundial. A este respecto véase la
conexión explícita que el Senador Proxmire, ya citado, establece en otro
pasaje de la discusión de la ley antisoborno: "La imagen de nuestro gobierno
en el extranjero es empeñada y la efectividad de nuestra política exterior
disminuye, (como consecuencia de estos sobornos)". (Proxmire loe. cit.).
La fusión del Estado y los grupos económicos privados, determina la
necesidad de reconocer en el discurso jurídico la nueva situación. Esto
conduce nuevamente a una reestructuración de los ilícitos, cuya característica
más importante consiste, en este caso, en los efectos transnacionales de una
legislación nacional.
4.2. El caso venezolano
El rasgo más importante de la regulación económica venezolana, hasta
comienzos de la década del 60, resulta de su adecuación a un modelo de
desarrollo capitalista subordinado, pero todavía relativamente simple. El
proceso de internacionalización del capital se expresaba en Venezuela en un
modelo impuro, resultante de la coexistencia de las fases del capital
mercancía y capital dinero que conforman el modelo que algunos han dado en
llamar de crecimiento hacia afuera (exportación de materia prima, a cargode
las corporaciones transnacionales, importación de productos elaborados
—básicamente de los EE.UU.—, por la burguesía comercial nativa).
En este período, los sectores dominantes internos y externos garantizan
jurídicamente la conservación y reproducción de sus intereses a través de dos
prácticas diferentes: a) la legislación que atañe directamente al proceso de
acumulación de los grupos económicos privados (leyes laborales, sociales,
impositivas, etc.), que debe ser formalmente rígida —requisito sine qua non
para cumplir su papel ideológico de legitimador del proceso de dominación—,
es evadida a través de la aplicación diferencial de la ley por un poderjudicial
que responde —en términos generales— a sus intereses, b) En el sector
estratégico de acumulación —soporte del conjunto del aparato económico—,
no basta confiar en la benevolencia judicial en el momento de la aplicación de
la ley. Porejemplo, la legislación petrolera es operada políticamente como un
acuerdo de partes, entre el Estado y el capital transnacional, con sistemas
cuasi-privados (respecto de latotalidad del aparato judicial), de formulación y
aplicación.
— 130 —
Cuando al comienzo de la década del 60, los efectos de la fase de la
internacionalización del capital productivo se hacen sentir en Venezuela, se
establece una política económica que se adecúa a esta fase: la política de
"sustitución de importaciones" acompañada de un proteccionismo industrial
parcial de hecho. Si no tuviéramos en cuenta el papel político-ideológico del
derecho, tal vez nos sorprenderíamos de las violaciones abiertas y permanen
tes al tratado de reciprocidad comercial con los EE.UU que continuaba
vigente. Este ejemplo sirve para demostrar la relatividad de los efectos del
derecho en los niveles que hemos llamado de la regulación interna, en la
medida en que la lógica de la acumulación de capital es superior al poder
normativo del derecho cuando no atenta contra los intereses estratégicos de
los sectores dominantes. Además, en este caso particular, la política de
sustitución de importaciones (no percibida como un efecto de la internaciona
lización del capital productivo), sirvió desoporte al discurso "nacionalista" de
la burguesía industrial asociada para su proyecto de redefinición de los
términos de la dependencia.
Podemos concluir el análisis de esta etapa con la constatación de que las
transformaciones operadas en la Venezuela petrolera hasta 1973, no se
reflejan plenamente en el cuerpo jurídico de regulación económica, en la
medida en que los cambios hacia un cuerpo específico de legislación que se
extienda más allá del sector hidrocarburos sólo comienzan después de 1973.
En el período que ha sido caracterizado como de "sustitución de
importaciones", que comienza en 1960 y que culmina en su primera etapa
hacia 1973, no existe en Venezuela —excepción hecha del sector hidrocarbu
ros—, una regulación jurídica específica y efectiva de laactividad económica,
que vincule a las clases dominantes nativas y al capital transnacional*.
La coyuntura que comienza en 1973 provoca transformaciones sustancia
les en esta situación. La articulación desordenada del Estado grupos
económicos privados ycapital transnacional, del primer período señalado se
intenta racionalizar yprofundizar durante los 5 años del gobierno de Carlos
Andrés Pérez (1974-1979). Esta racionalización se concreta con la creación
de un cuerpo jurídico específico.
Este conjunto de transformaciones opera sobre la totalidad de la
economía venezolana, pero dada laimportancia del sector hidrocarburos, éste
será analizado en forma separada.
No obstante la existencia de CORDIPLAN (organismo central de planificación del
Estado) fundado en 1958, pero que fue realmente reactivado después de Í973.
— 131 —
Si bien desde los comienzos de la explotación petrolera en Venezuela el
sector hidrocarburos fue objeto de una legislación específica que vinculó
estrechamente al Estado con las operadoras transnacionales, el proceso de
nacionalización de la industria del petróleo y la legislación que la sustenta,
producen efectos político-jurídicos de tal magnitud que obligan a reactualizar
las interpretaciones de sus consecuencias reales e ideológicas. La ley de
nacionalización de la industria petrolera, promulgada en 1975, reserva al
Estado (en principio), todas las fases de esa industria, aun cuando prevé la
posibilidad de celebrar contratos operativos con empresas privadas nacionales
o transnacionales, y la creación de empresas mixtas cuando el "interés
público" lo requiera
Los dos efectos que hemos denominado de regulación interna e
ideológico, aparecen en forma aislada en el texto jurídico y en el contexto
social del proceso de Nacionalización. El efecto ideológico de la Nacionaliza
ción petrolera resultó de una hábil utilización por el partido gobernante* de
la identificación entre Estado, interés nacional e industria petrolera,
(sintetizado en el slogan "Ahora el petróleo es nuestro"), que implicaba
también una responsabilidad "compartida" por todos los sectores sociales del
país. Pero el efecto de regulación interna se concreta en los contratos de
asistencia tecnológica y comercialización, que pese a ser de interés nacional
y por lo tanto —según la Constitución—, debían aprobarse por el Congreso y
ser de público conocimiento, fueron ocultados a la opinión pública por un
lapso de casi dos años. Estos contratos, analizados técnica y políticamente por
diversos sectores de la sociedad venezolana, han sido catalogados como
directamente contrarios al interés de la Nación8.
La forma concreta en que se desenvuelve el proceso de Nacionalización
—continuidad del personal de las ex-operadoras transnacionales en los altos
cargos de la industria nacionalizada—, permite una interpretación de la ley en
que se "confunden" el interés nacional y la lealtad, al antiguo esquema de
subordinación directa.
Sin embargo, no todo el proceso se dejó librado a la benevolente
interpretación individual. Prueba clara de ello lo constituye los términos
mismos de los contratos mencionados.
*
Acción Democrática.
8 Véase el texto de dos de dichos contratos y un análisis sobre ellos en "CAP 5 años: un
juicio crítico" Equipo Proceso Político. Editorial Ateneo de Caracas. Caracas, 1978.
— 132
Por último, se puede constatar el control directo de la industria petrolera
por el poder ejecutivo a través del Ministerio de Minas e Hidrocarburos y la
sustracción de los conflictos que pudieran originarse de la esfera, no sólo de
los Tribunales ordinarios9, sino de los organismos específicos que para el
control del resto de la economía se crean en este período10.
Hemos tratado de destacar en estos ejemplos, los dos niveles de efectos de
los mecanismos jurídicos que rigen el sector estratégico de acumulación de la
economía venezolana, sector que sobredetermina las relaciones entre las
demás esferas que conforman la totalidad de esta formación social.
Para el resto de la economía —sobredeterminada por el sector
hidrocarburos— existen ámbitos jurídicos de regulación diferenciados, cuya
relación con la estructura socio-política venezolana intentaremos mostrar a
continuación.
9 "Cualquier disputa o diferencia que surja de este convenio y que no pueda resolverse
amigablemente por LLANOVEN y MODECA será dirimida a voluntad de una de las
partes., mediante arbitraje en la ciudad de París, Francia de conformidad con las reglas de
conciliación y arbitraje de la Cámara Internacional de Comercio".
Ar. 18 del Contrato LLANOVEN (Ex Mobil Oil de Venezuela) con la MODECA (Mobil
de Desarrollo C.A. con sede en Delaware, EE.UU. "Esta cláusula viola el principio
constitucional que establece el Art. 127 de la Constitución Venezolana: en los contratos
de interés público, si no fuera improcedente con la naturaleza de los mismos, se
considerará incorporada aun cuando no estuviese expresa, una cláusula según la cual las
dudas y controversias que pueda suscitarse sobre dichos contratos y que no llegaren a ser
resueltas amigablemente por las partes contratantes serán decididas por los tribunales
competentes de la República en conformidad con las leyes, sin que por ningún motivo ni
causa puedan dar origen a reclamaciones extranjeras". Equipo Proceso Político. CAP 5
años. Un juicio crítico. Ateneo de Caracas, 1978. pp. 170 y 171.
10 "Otro aspecto importante que debemos aclarar, se refiere a que los valores antes indicados
excluyen la inversión extranjera correspondiente al sector de minas e hidrocarburos y las
regidas por la ley de turismo, pues por razones jurídicas los citados sectores caen fuera de la
competencia legal de la SIEX (Superintendencia de Inversiones Extranjeras). Tomado de
"Memoria 1977" SIEX. Ministerio de Hacienda. República de Venezuela. (Subrayado
nuestro).
133
La no existencia de un cuerpo unitario y homogéneo de regulación de lo
económico exige, en primer lugar, la distinción de esos ámbitos diferenciados,
y en segundo lugar, intentar una explicación sobre la "lógica" de esa distinción
de los diversos espacios jurídicos.
Tradicionalmente, y como lo ha repetido en forma constante la doctrina
liberal, la regulación de lo económico se encuentra básicamente en el Código
de Comercio y subsidiariamente en leyes conexas que más tarde pueden
integrarse a dicho código. Pero desde la ruptura del discurso del Estado liberal
no intervencionista* hasta la aceptación plena por los defensores del sistema
capitalista de la existencia de una economía de "pos-mercado", el Estado ha
creado un nuevo conjunto de leyes de regulación de aquel sector de la
economía cuya magnitud e importancia supera los límites estrechos del
Código de Comercio.
Esto no significa estrictamente que las normas del Código de Comercio
hayan caído en desuso, sino que eilas subsisten, pero fundamentalmente para
regular las transacciones del capitalismo tradicional no monopólico. Por eso,
en el caso venezolano en el período que comienza en 1973, las transformacio
nes de la economía a las que anteriormente aludimos, se reflejan en la creación
de un cuerpo jurídico específico de regulación de la actividad del capital
monopólico nacional y transnacional y de su relación con el Estado. Este
cuerpo jurídico incluye, entre otras: el V Plan de la Nación (convertido en ley
de obligatorio cumplimiento por disposición del Congreso Nacional), ley de
nacionalización petrolera, ley general de bancos y otras instituciones de
crédito, ley de seguros y reaseguros, ley de mercado de capitales, decisión 24
del Pacto Andino y creación de la superintendencia de inversiones extranjeras,
normas de acceso al crédito interno por empresas multinacionales, etc.**.
Esta legislación, aunque no lo reconoce explícitamente, se refiere a
materias vinculadas en forma estrecha con las áreas de actividad del capital
monopolista nacional y transnacional. Por ser además de carácter esencial
mente administrativista, sustrae los conflictos y las escasas y leves sanciones
que prevé, (casi todas consistentes en las nulidades del derecho civil) de la
Ruptura que se inicia a partir de la crisis de 1930 y que se profundiza con las
concepciones intervencionistas Keynesianas.
Una síntesis de toda la legislación aprobada (leyes y decretos) en materia de regulación
económica se puede encontrar en los Informes Económicos anuales del Banco Central de
Venezuela.
134
jurisdicción de los tribunales ordinarios, aduciendo razones de "celeridad"
procesal. El carácter no represivo de esta legislación específica, no sólo
resulta deducible del texto mismo de las leyes sino también de las
declaraciones de los funcionarios encargados de su aplicación. Tomamos
como ejemplo de ello las palabras del Superintendente de Inversiones
Extranjeras, Rafael Soto Alvarez, en la presentación del Régimen Legal de
las inversiones extranjeras y transferencia de tecnología en Venezuela, en la
que afirma: "Consciente de esta realidad, Venezuela ha creado el clima más
atractivo para la inversión y tecnología extranjera... En Venezuela no sólo son
claras las reglas del juego, sino que también la estrategia seguida en la
aplicación de las mismas, garantiza una permanente situación de seguridad
jurídica y de consistencia en los criterios de interpretación, a cuyo fin se
adopta una actitud progresista y expansionista antes que limitativa y
prohibitivista, aportando la mejor colaboración para que la inversión
extranjera se sienta segura, en cuanto a su orientación y oportunidades de
éxito"11.
Aparentemente, la regulación jurídica de lo económico se detiene en los
ámbitos ya mencionados. Sin embargo, una interpretación crítica del papel
real del derecho penal y sus mecanismos de aplicación nos permite constatar
la relación y complementariedad que este ámbito de lo jurídico posee con los
dos anteriormente señalados.
En efecto, los ilegalismos "económicos" de los sectores dominados*, han
sido y son, en la estructura del sistema capitalista —y por ende en
Venezuela—, "regulados" por las disposiciones represivas del Código Penal y
leyes complementarias, (por Ej.: Ley de Vagos y Maleantes, todavía vigente
en Venezuela). La existencia de este ámbito jurídico y su aplicación rigurosa,
se dirige predominantemente —aunque su discurso lo niega—, a reprimir las
respuestas que el funcionamiento "legal" del capitalismo monopólico y no
monopólico, generan en los sectores dominados12.
11
"Régimen Legal de las Inversiones Extranjeras y Transferencia de Tecnología en Venezuela".
Editado por SIEX. Ministerio de Hacienda. Venezuela 1978. (subr. nuestro).
Al respecto, véase M. Foucault. Vigilar y Castigar. Siglo XXI. México, 1976.
12
Como afirma A. Baratta, este proceso se realiza "...no sólo mediante la escogencia de las
conductas reprimidas penalmente y con la diferente intensidad de las sanciones, que
frecuentemente están en proporción inversa al daño social de tales comportamientos, sino
también a través de la misma formulación técnica de las normas. Cuando se refieren a
actividades de individuos pertenecientes a las clases dominadas, que afectan las
— 135
Este sistema de ámbitos jurídicos que hemos señalado, se articula política
y económicamente en la dinámica del Estado capitalista dependiente
venezolano, a partir de la estructura social como dato objetivo. Además, los
mecanismos de formulación y aplicación de lo jurídico —como dato subjetivo
con-formador de los distintos niveles de ilegalismos— crean una reacción
social manipulada que se convierte en uno de los múltiples elementos de
legitimación de la dominación.
Intentaremos resumir en el cuadro siguiente, la jerarquía de los ámbitos
de aplicación de lo jurídico y su relación con la estructura de la formación
social venezolana.
Ámbito Estructural de
Tipo de regulación
regulación jurídica
Capitalismo Monopólico
Nueva Legislación
Específica
Nacional y transnacional
Código de Comercio
y leyes conexas
Capitalismo no
monopólico
Derecho Penal
Ley de Vagos y Maleantes
Sectores Dominados
Discurso Ideológico
legitimador de la
Articulación Subordinada
articulación subordinada
del Estado
garantizada por el poder
Tipo de aplicación
Permiso Administrativo
Burocrático y Judicial
Pecuniario'
Represivo y Judicial
Corporal
Práctica concreta de la
articulación subordinada
relaciones de producción y distribución capitalistas, las disposiciones penales forman una
red bastante tupida, que se torna amplia y flexible cuando aquellas tienen por objeto la
criminalidad económica y otras formas de delincuencia características de integrantes de
la clases que están en el poder".
A. Baratta "Criminología Crítica y Política Criminal Alternativa" en: Revista del
Instituto de Ciencias Penales y Criminológicas de la Universidad Externado de Colombia.
Volumen 2 N° 5. Bogotá, Marzo de 1979.
— 136 —
CONCLUSIÓN:
El poner en relación las instancias económica, político-ideológica y
jurídica de las formaciones sociales del capitalismo actual, nos ha permitido
una visión global para la crítica específica de la problemática del DCB, crítica
que se expresa en la identificación de problemas centrales y en la formulación
de propuestas alternativas.
En lo que se refiere a las concepciones teóricas sobre el DCB, podemos
afirmar que el estancamiento en la producción de nuevos conocimientos está
vinculado, no sólo a la ausencia de investigaciones empíricas sino a la
focalización del problema a través de una falsa contradicción entre práctica
económica y normativa jurídica. Este enfoque trae como consecuencia
proponer "perfeccionamientos" de las técnicas de producción y aplicación de
esa normativa —en el mejor de los casos con una visión "modernizante"—,
para combatir una práctica que se percibe como aislada e individual*.
Frente a esta posición, nuestro análisis del doble nivel de efectos de lo
jurídico nos permite vincular el problema del DCB a los sistemas de
dominación y legitimación política en el contexto de América Latina.
Bajo este enfoque, lo jurídico ya no aparece como contradictorio con los
mecanismos institucionales de acumulación —en los que el Estado participa
activamente— sino como con-formador de estas prácticas, en la medida en
que la legislación específica, la aplicación diferencial de la ley y hasta la
Véase, en este sentido, una recopilación muy completa de la problemática teórica del
DCB y de propuestas alternativas para la investigación en el trabajo de G. Di Gennaro y
E. Vetere: "La Criminalidad Económica: problemas de definición y pautas de
investigación". Trad. de T. Santos y L., Gómez. Multigrafiado Inst. de Criminología.
Universidad del Zulia. Maracaibo, 1979. En este mismo sentido, pero específicamente
dirigido al problema de las corporaciones, véase: Stone, C. "Where the Law Ends". Edit.
Harper and Row. New York, 1975.
137 —
ausencia de legislación en algunos casos, guardan coherencia con las
modalidades que adopta la acumulación capitalista en las formaciones
sociales dominantes y dominadas. Sin embargo, esta acumulación ilegal o que
sin serlo, provoca perjuicios a vastos sectores de una estructura social, remite
nuevamente a una solución "jurídica", que creemos percibir en dos tendencias
opuestas y complementarias. Por una parte, asistimos a través del desarrollo
"modernizador" de la legislación específica, a un intento de regreso a la
situación de impunidad de derecho en relación a las prácticas económicas de
los sectores dominantes, especialmente de las corporaciones transnacionales,
máxima expresión del proceso de internacionalización del capital. Por otro
lado y especialmente en América Latina, se manifiesta una tendencia que en
las dictaduras militares es evidente, pero es encubierta en los gobiernos
formalmente democráticos, que podríamos denominar "militarización" cre
ciente de áreas importantes de lo jurídico, no sólo en el momento de su
aplicación, sino también en el de su formulación*.
Esta tendencia es la respuesta más "objetiva" que sistemas estructuralmente incapaces de integrar el disenso, pueden elaborar frente al cuestionamiento popular al proceso de acumulación ilegal o socialmente dañino.
Habiendo considerado el DCB en su relación con la normativa jurídica, se
puede percibir la existencia de prácticas no sancionadas jurídicamente y
perjudiciales, no para el funcionamiento "normal"de la estructura social sino
para los sectores dominados que no participan activamente en los mecanis
mos de poder del Estado. ¿Hasta qué punto es consistente denominar a estas
prácticas "Delito de Cuello Blanco", y cuáles serían las implicaciones de esta
opción?
En primer lugar, la noción de "Delito" está cargada históricamente de
connotaciones asociadas a la individualidad, el hecho aislado y la desviación.
Por eso, y si a través de una investigación de corte empírico —tal como la que
realizara Sutherland en la década del 40 en los EE.UU."—, se logra
demostrar plenamente el carácter habitual —y ligado a la estructura— de
estas prácticas, el término "DCB" podrá subsitir en forma operacional, pero
no en el sentido teórico conceptual.
* Tendencia que sustenta la posición de considerar el carácter estructural de las prácticas
denominadas DCB.
** Obviamente despojada de las limitaciones que hemos señalado en su momento.
— 138 —
Creemos que esa futura investigación empírica deberá asumir globalmente las transformaciones del sistema capitalista, y específicamente
profundizar en el doble efecto del papel de lo jurídico que hemos planteado en
este trabajo. En cuanto al primer aspecto, las transformaciones apuntan: a) al
desplazamiento del empresario individual por la gran corporación; b) a la
disociación jurídica entre los sistemas de propiedad y administración de los
grandes conglomerados económicos*, c) a la asunción por el Estado de los
proyectos estratégicos de los sectores dominantes; d) a la transnacionalidad;
que no sólo se refleja en el nivel económico sino que está surgiendoen el nivel
jurídico. En cuanto al segundo aspecto, debe tratarse de estudiar en
profundidad y frente a casos concretos los mecanismos de formulación y
aplicación de lo jurídico y el carácter de la relación entre los efectos
ideológicos y de regulación interna.
Es evidente que el enfoque aquí presentado posee rasgos cualitativamente
diferentes a los elaborados por Sutherland y parte de sus continuadores. Por lo
tanto proponemos, —también en forma provisional— una definición opera
tiva para el estudio del llamado DCB que recoja estas transformaciones. En
consecuencia, adoptaremos la definición elaborada por uno de los autores de
este trabajo, en un proyecto de investigación reciente: "El Delito de Cuello
Blanco es un hecho antijurídico o, simplemente, socialmente dañino, cometido
generalmente por un alto funcionario público o privado, en beneficio directo
de la Institución a la que pertenece, e indirectamente en el suyo propio, al que,
cuando está previsto en la normativa, se le conecta una sanción, preferente
mente no penal, y que, en caso de ser aplicada ésta, se hace en forma
diferencial en relación a otros tipos de delitos, no produciendo estigma ni
permitiendo encuadrar al sujeto que lo comete dentro del estereotipo común
del delincuente"13.
La validez y eficacia de esta definición posiblemente no subsista más allá
de la comprobación empírica del carácter habitual y estructural del "delito de
Cuello Blanco" como práctica de clase.
* Disociación que no implica una pérdida de control por los propietarios.
13 García Méndez, Emilio. "Análisis Criminológico y Político del Delito de Cuello Blanco de
Incidencia Transnacional en América Latina". Multigrafiado Instituto de Criminología de la
Universidad del Zulia. Maracaibo, 1979.
— 139 —
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