Colegio Antil Mawida Prof.: Tamara Cepeda A. Filosofía 4° Medio Los valores Nombres: ____________________________________________________ Curso: 4° Medio Unidad N° 3: Fundamentos de la Moral. Objetivo : Analizar las características de los valores. La palabra “valor” se utiliza a menudo en la vida cotidiana. Cuando se quiere comprar algo, se pregunta por su valor. Cuando se habla de un acto de heroísmo, se dice que es una acción de mucho valor. Cuando una persona es muy ejemplar en su conducta, se dice que es persona de muchos valores. Si un cuadro es muy estimado, se dice que tiene un gran valor… ¿Qué queremos decir con esa palabra empleada en los diversos ejemplos? Los “valores” de que hablamos en cada caso son diferentes. En una oportunidad, se habla de una consistencia ética; en el último caso, nos estamos refiriendo a la calidad de una obra de arte. Y para todos ellos, utilizamos la palabra “valor”. ¿Es el valor algo que pertenece a las cosas, a las acciones, a las personas? ¿O es una estimación personal que asigno a las cosas? El cuadro ¿es bello en sí?, ¿o soy yo quien le “pongo” ese valor, porque me gusta? ¿Qué son los valores? Si hablamos de la “justicia”, por ejemplo, entendiéndola como un valor, querremos saber dónde ella se encuentra. Y descubriremos, tras alguna reflexión, que parece no tener un lugar propio: pareciera que ella no “es” en ninguna parte. Hay acciones que son justas. Hay afirmaciones que son justas. Hay leyes que son justas. Esa justicia de que hablamos, ¿existe sola, por sí misma o existe en algún ser? Existe en la acción, en la ley, en la afirmación. ¿Pero no existe sin ellas? Igual ejercicio podemos hacer con el valor “belleza”. Es música ¿es “bella” para mí, porque yo me conmuevo o me deleito con ella? ¿O es bella en sí, para todos necesariamente? Examinemos los textos que vienen a continuación, que manifiestan diferentes posturas respecto al problema: FRIEDRICH NIESTZSCHE, ASÍ HABLO ZARATUSTRA (Extractos) Muchos países y pueblos ha conocido Zaratustra; así descubrió el bien y el mal de muchos pueblos. No ha encontrado Zaratustra sobre la tierra potencia más grande que el bien y el mal. Ningún pueblo podría vivir sin antes haber valorado. Mas para sobrevivir, no debe valorar del mismo modo que el vecino. RISIERI FRONDIZI, ¿QUÉ SON LOS VALORES? Los valores no existen por sí mismos, al menos en este mundo: necesitan de un depositario en que descansar. Se nos aparecen, por lo tanto, como meras cualidades de esos depositarios: belleza de un cuadro, elegancia de un vestido, utilidad de una herramienta. (…) Hay en los objetos mencionados algunas cualidades que parecen esenciales para la existencia misma del objeto: la extensión, la impenetrabilidad y el peso, por ejemplo. Ninguno PLATÓN, FEDÓN SÓCRATES: Si alguien me dice que el resplandor del color, de la forma o de algo similar, es la fuente de la belleza, descarto todo eso –que es muy confuso para mí- y simplemente y tal vez tontamente, sostengo y estoy seguro de que nada hace que algo sea bello si no es la presencia de la Belleza y la participación en ella, obtenida de cualquier forma o manera. En cuanto a la manera, no estoy seguro, pero sostengo firmemente que es por la Belleza que las cosas bellas llegan a ser bellas. Platón, Fedón. Para el autor Max Scheler, los valores son cualidades que no dependen de las coas ni varían con ellas: la traición de mi amigo, por ejemplo, no altera el valor en sí, de la amistad. Los valores no cambian, son absolutos. Es nuestro conocimiento de los valores el que es relativo, no los valores mismos. Como vemos, las posiciones acerca de la naturaleza de los valores pueden ser diferentes: un autor sostiene que sólo existen en las cosas y con las cosas (Frondizi), y otros mantienen que su realidad no depende de las cosas en que se manifiestan (Platón, Scheler). Hay que distinguir entre juicios de existencia y juicios de valor: los juicios de existencia señalan lo que la cosa es, los atributos de la cosa que pertenecen a su ser. A esos juicios de existencia, la filosofía contemporánea opone los juicios de valor, que no quitan ni agregan nada a la existencia misma de la cosa: el cuadro puede parecernos bello o no, pero esa diferencia no altera el ser mismo del cuadro. La persona puede ser justa o injusta, pero su existencia como individuo no se altera por ello. Podemos decir, siempre, que el juicio de valor corresponde a una apreciación. Si los valores no son cosas ni elementos de las cosas, podríamos pensar que corresponden a experiencias subjetivas de agrado a desagrado, de interés o de desprecio, de admiración o de rechazo. En efecto, el que una persona tenga muchos deseos de comer una manzana, le confiere un valor a esa manzana. El que alguien disfrute escuchando determinada música, le otorga valor a esa obra musical. ¿Son los valores, entonces, manifestaciones de una inclinación personal? Si algo me gusta, ¿ese algo tiene valor? Si algo me desagrada, ¿ese algo adquiere un valor negativo? Sin embargo, frente a esta posición, podemos advertir que hay ciertas cosas que nos desagradan, pero que consideramos buenas: tomar un remedio, ir al dentista, estudiar una prueba cuando uno está muy cansado…. Y así también, hay cosas que nos agradan y a las cuales no asignamos su valor: comer demasiado en una fiesta, mentir para eludir una responsabilidad, dormir un poco más y llegar tarde a clases… ¿Son cosas los valores? El valor parece tener lugar en el mundo humano. Si no hubiera ningún ser humano, ¿habría valores?... Si no existiera la apreciación de algún sujeto que conoce, percibe, siente y piensa, ¿existirían valoraciones? O bien, ¿podríamos decir que la belleza, por ejemplo, existe por sí misma, y que se manifiesta en el orden del universo, aunque ninguno lo perciba? Éste es un falso dilema, dice el filósofo Lotze: los valores no son cosas. No con tampoco impresiones subjetivas. Los valores no son: no entran en la categoría del ser. Los valores no son, sino que valen. En efecto, una coas es “valer” y otra es “ser”. Cuando decimos que algo vale, no decimos nada de su ser, sino que no nos es indiferente. Las cosas que están en el mundo no nos son indiferentes: nos parecen mejores o peores, buenas o malas, bellas o feas, santas o profanas. Polaridad y jerarquía Los valores tienen la característica de que son polares: cuando se dice que algo vale, se está manifestando implícitamente que su opuesto no vale. Esto quiere decir que cada valor tiene su contra valor: belleza-fealdad; bondad-maldad; justicia-injusticia. Esto no sucede con los seres. Cada ser es lo que es, sin opuesto. Además de tener la característica de la polaridad, los valores tienen jerarquía. Hay valores que se subordinan a otros: la “verdad” por ejemplo, es un valor más alto que el “éxito”, para algunos. Las personas o grupos humanos suelen establecer sus propias jerarquías de valores. Hay algunos para quienes, por ejemplo, es más alto el valor de la amistad que el valor de la justicia. Los valores tienen siempre una jerarquía, pero cada hombre y cada cultura tienen su escala de valores. Muchos filósofos han formulado clasificaciones de los valores. examinaremos la que propone Max Scheler. A modo de ejemplo, GRUPOS DE VALORES 1. 2. 3. 4. 5. Valores útiles (conveniente-inconveniente; adecuado-inadecuado). Valores vitales (fuerte-débil) Valores lógicos (verdad-falsedad) Valores estéticos (bello-feo) Valores éticos (justo-injusto; generoso-despiadado) 6. Valores religiosos (santo-profano) Entre estos grupos de valores existe una jerarquía. Esto quiere decir que afirmamos, en el caso de Scheler, que los valores religiosos son superiores a los valores éticos. O que los valores éticos son superiores a los estéticos. Que los estéticos son superiores a los lógicos y éstos, a su vez, superiores a los vitales. Y éstos, superiores a los útiles. Esta jerarquía se nos manifiesta a diario: si en un incendio tenemos que optar entre salvar la vida a un niño y salvar un cuadro, esta opción señalará claramente mi jerarquía de valores.