POSICIONES POLÍTICAS, IDEOLÓGICAS Y ORGANIZATIVAS ANTE LA CONFERENCIA POLITICA DEL PSOE Hace 134 años nació el PSOE. Pablo Iglesias y el grupo de socialistas que crearon el partido señalaron como objetivos a alcanzar: la emancipación de la clase trabajadora; la abolición de todas las clases sociales y su conversión en una sola de trabajadores, dueños del fruto de su trabajo, libres, iguales, honrados e inteligentes. Aquel ideal, actualizado en el mundo de hoy a la luz de la experiencia y los nuevos conocimientos, ha de seguir guiando nuestra acción. De esta convicción surgió hace 34 años la que hoy conocemos como corriente de opinión Izquierda Socialista del PSOE. NOVIEMBRE 2013 ÍNDICE 1.- ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN Y CONTEXTO POLÍTICO 1.1. La crisis global 1.2. La crisis del modelo capitalista 1.3. Debilidades socialistas en la UE 1.4. El factor diferencial del crecimiento español 1.5. Las medidas europeas frente a la crisis 1.6. Algunas causas de la crisis y sus efectos 1.7. Los gobiernos del Presidente Zapatero 1.8. La contrarreforma del Partido Popular 1.9. Una alternativa democrática y socialista 1.10. Regenerar la política y recuperar el PSOE 4 5 8 11 16 18 20 23 28 30 33 2.- LA IDENTIDAD DEL SOCIALISMO DEMOCRÁTICO 2.1. Crisis capitalista y hegemonía del neoliberalismo 2.2. Desigualdad, exclusión y “asimetrización” de Europa 2.3. El gobierno del PP o la destrucción del Estado Social 2.4. La especulación inmobiliaria 2.5. Ideología y ciencia económica 2.6. Extensión de oportunidades y cobertura de necesidades 2.7. La acción pública en los mercados de factores productivos 2.8. La participación en la producción y la fiscalidad 2.9. El derecho al trabajo digno 2.10. La relevancia de los servicios públicos 2.11. Efectividad de los derechos constitucionales 2.12. La instancia europea y la acción política 2.13. Secularidad y solidaridad. Concienciación y movilización 2.14. Alternativa para la transición democrática al socialismo 2.15. La participación como una forma superior de democracia 36 37 38 39 39 40 41 42 44 45 46 47 48 48 49 51 3.- SALIR DE LA CRISIS GLOBAL POR LA IZQUIERDA 3.1. Urge un nuevo orden internacional 3.2. Cambiar el actual rumbo de la UE 3.3. Un programa de izquierdas para sacar a España de la crisis 3.4. Otra política económica y social 3.5. Fortalecer el papel del Estado en la economía 3.6. Banca Pública 3.7. Cooperativismo y Economía Social 3.8. Fiscalidad. 3.9. Renta Básica de Ciudadanía (RB) 3.10. Política Internacional 52 54 56 59 60 62 63 64 65 67 69 4.- HACIA EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI 4.1. Educación 4.2. I+D+I 4.3. Sanidad 4.4. Vivienda 69 71 74 74 76 2 4.5. Políticas medioambientales 4.6. Políticas de desarrollo rural 4.7. Cultura Libre, Cultura Popular 4.8. Políticas de igualdad 4.9. La reforma de la justicia 77 78 79 80 81 5.- HACIA LA III REPÚBLICA FEDERAL, LAICA Y PARTICIPATIVA 5.1. Hacia la Republica española 5.2. Hacia el Estado Federal 5.3. Hacia el Estado Laico 5.4. Hacia el Estado Participativo 82 82 83 84 85 6.- UN PARTIDO DEMOCRATICO, ABIERTO, PARTICIPATIVO Y PLURAL 87 7.- HACIA UN CONGRESO EXTRAORDINARIO 91 8.- A MODO DE RECORDATORIO 8.1. Programa máximo del PSOE, 1879 8.2. Algunos principios organizativos del PSOE, 2012 92 93 94 3 1.- ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN Y CONTEXTO POLÍTICO. En Europa, la izquierda plural, y en su seno los partidos socialistas y socialdemócratas, atraviesa uno de los periodos más difíciles de su historia. El auge de las derechas (alimentado paradójicamente por las consecuencias de la crisis generada por sus políticas ultra liberales y desreguladoras, así como la falta de alternativas socialistas diferenciadas), junto con su hegemonía institucional, ha causado y conducido a la regresión el Estado social de Bienestar construido tras la segunda guerra mundial, amenaza las libertades individuales y colectivas tan difícilmente conseguidas y creará fuertes tensiones en el escenario internacional. La repercusión en España de la crisis global y sistémica que vivimos, se ha visto agravada como consecuencia del estallido de la burbuja inmobiliaria, por las nefastas políticas neoliberales de ajuste en los servicios públicos y supresión de derechos laborales y sociales, por la presión especulativa y de poder ejercida por los mercados, los grupos de presión, la estructura institucional, la UE y las instancias internacionales, sobre el Gobierno de la Nación y la resignación e incapacidad políticas para plantear alternativas basadas en la voluntad general de la ciudadanía, lo que conduce a la desconfianza en las posibilidades de la acción institucional para solventar esta grave situación económica, social y política. Los efectos sociales y electorales de esas políticas en Europa y en España están a la vista: crecimiento del paro y de la precariedad en el trabajo, disminución de la renta de los sectores populares (incluyendo amplias capas de las clases medias), retroceso de los servicios públicos, incremento de las privatizaciones, incertidumbre e inestabilidad social (¿hacia una crisis social global?), desafección de la política, desprestigio de las instituciones, descredito de la democracia constituida, aumento de la extrema derecha, debilitamiento de los valores propios de la izquierda y de su fuerza electoral. Hoy la derecha económica, social y política continúa a la ofensiva en todo el continente europeo y también en España, sin que encuentre una réplica coherente que ofrezca a los ciudadanos un proyecto de izquierdas, totalmente diferenciado del que marcan los mercados, articulado en diálogo y colaboración con todas las fuerzas progresistas. Es fundamental elaborar una salida de la crisis desde el socialismo, cambiar la deriva que sigue Europa, construir otra política económica por la izquierda, garantizar la ampliación del Estado de Bienestar con los parámetros transformadores de nuestra época y reformar las instituciones para responder plenamente –desde la representación y acción políticas- a la voluntad participativa de la ciudadanía. Necesitamos un cambio profundo en nuestro comportamiento y actuación organizativa. Debemos ser capaces de reformular el programa socialista desde sus ideales fundacionales, de recuperar algunas de nuestras tradicionales herramientas de análisis, otorgar primacía a nuestros valores y principios, y de ser conscientes que nuestro objetivo es conseguir, democráticamente, la transformación de la realidad, la superación del capitalismo para establecer una sociedad más libre e igualitaria, una sociedad socialista. Durante las jornadas conmemorativas de los 20 años de Izquierda Socialista del PSOE (Noviembre de 2001), en su intervención sobre El valor de la igualdad Luis Gómez Llorente señaló: “Nosotros por el contrario afirmamos el valor de la igualdad 4 por encima del principio de la libre competencia a toda costa. Nosotros creemos que la posesión de ciertos bienes imprescindibles para una vida digna tiene que ser garantizados a todos, y que si esto falla, o en la medida en que falla, entra en quiebra la legitimación moral del sistema. De ahí que nos parezca tan aborrecible el actual orden mundial, y el proceso de globalización salvaje. La libertad económica de competir no puede ser utilizada legítimamente, como ninguna otra libertad, para destruir o reducir a lo inane las libertades reales de los otros, ni para imponer la dominación despótica de unos sobre el trabajo y/o sobre la formación de la conciencia de los otros. De otro modo, carecería de sentido el contrato social, o garantía recíproca del uso de las libertades.” (Gómez Llorente, L. “El valor de la igualdad”. Izquierda Socialista: Un futuro para la Izquierda. 20 años de Izquierda Socialista. Ed. Biblioteca Nueva, 2002, Madrid, p. 111) 1.1. LA CRISIS GLOBAL La poderosa minoría que domina el mundo financiero, valiéndose de la desregulación de los mercados, consentida y estimulada por los gobiernos democráticos, ha desencadenado la mayor crisis económico-financiera conocida desde la Gran Depresión de 1929. Sus efectos están siendo devastadores para la clase trabajadora, las clases medias y la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas: la crisis de liquidez ha generado cierre de empresas, espectacular crecimiento del desempleo, aumento de las desigualdades sociales e incremento de la pobreza. El capitalismo de nuestros días, en su forma más agresiva y depredadora, el neoliberalismo, ha sido el causante de tanto desastre. Increíblemente, las multimillonarias ayudas públicas utilizadas para impedir el hundimiento del sistema financiero mundial y el colapso de la economía real, no han servido para que los estados emprendieran las oportunas reformas que pudieran evitar en el futuro, desastres semejantes. En concreto “desde que, en 2007, estalló la crisis…, ninguna reforma seria ha conseguido reglamentar los mercados, ni meter en vereda a los banqueros. “ (Ramonet, Ignacio. No es una crisis, es una estafa. El Atlas Financiero de Le Monde Diplomatique. La estafa del siglo. 2012, p. 6). Ya el 2007, algunas cifras de la economía mundial anunciaban que íbamos por el mal camino. Baste citar algunos ejemplos significativos: una escandalosa concentración de los flujos del comercio internacional en los países más desarrollados, en detrimento de los más pobres e incluso de los emergentes; la abismal desproporción entre las transacciones financieras y las de bienes y servicios (superiores a 10:1 a favor de las primeras) provocando así ese enorme drenaje de recursos desde la economía productiva a la especulativa; el creciente descenso de las rentas salariales en la composición del PIB de los países desarrollados que contrastaba con el progresivo aumento de las del capital en dicha composición del producto bruto; o la escandalosa escalada de las cifras de la pobreza (según NN.UU. más de 985 millones de pobres), datos sin duda premonitores de la eclosión producida en 2008. La creciente desregulación de los mercados, basada en el falso principio de que éstos se auto-regulaban alcanzando así automáticamente el equilibrio, junto al opaco drenaje de recursos hacia los paraísos fiscales fruto del fraude y de la evasión fiscal, o para refugiar en ellos los beneficios del negocio ilícito, ha contribuido a que ésta globalización neoliberal (Ver: Stiglitz, Joseph E. El Malestar en la globalización. Ed. 5 Santillana, 2002, Madrid), haya desorbitado hasta el extremo la economía mundial, que en su afán especulativo ha sido capaz de poner en peligro el ahorro de millones de ciudadanos al canalizarlos hacia operaciones de altísimo riesgo. Priorizando la economía especulativa sobre la productiva, se generaron burbujas insostenibles cuya eclosión resultó inevitable. Todo ello no es otra cosa que el desarrollo del modelo capitalista de organización de la producción y la sociedad, que durante decenios nos hemos negado a ver, y que ahora ha mostrado su verdadera cara. Ahora quedan las consecuencias para las actuales y las futuras generaciones. Precisamente, “una razón por la que tan pocos economistas vieron la crisis venir, o no lograron calibrar su escala incluso después de que esta dejó sentir sus efectos, fue porque sus modelos habían asumido tanto que los sistemas financieros “funcionaban”, en el sentido de que ayudaban eficientemente al funcionamiento de las operaciones de la economía real, como que las tendencias financieras mismas son de un significado secundario…”; por lo tanto, no se puede cargar sobre los actores de la “economía real” las causas esenciales de la crisis, porque su “fuerza motriz “ ha sido “la nueva estructura financiera, y sus correspondientes agentes” . (Gowan, Peter. Crisis en el corazón del sistema. Consecuencias del Nuevo Sistema de Wall Street. New Left Review. Nº 55 (Marzo/Abril 2009), Ed. Akal, Madrid, pp. 5 y 6). Es inadmisible que el sector financiero causante y a la vez beneficiario de la crisis al ser refinanciado por los poderes públicos, no haya cambiado sus prácticas y siga insistiendo en la necesidad de aplicar reformas que abaraten los costes salariales y restrinjan los gastos sociales, al tiempo que mantiene casi cerrado el grifo del crédito y muestra sus reticencias a cualquier medida de regulación que le afecte o que lo implique en políticas de solidaridad. Y es sabido que sin créditos se complica la reactivación económica al enfriar la demanda efectiva, amortiguando con ello el crecimiento y la creación de empleo. Esta crisis no es solo económico-financiera, sino medio-ambiental, social, política y, en definitiva, de valores o de civilización. Sin encontrar un nuevo paradigma que sustituya al ya viejo “productivismo” mediante el que durante décadas se ha buscado la prosperidad, será difícil vencerla. El binomio “crecimiento-bienestar” ha sido superado por la realidad. Y hasta pudiera imponerse la idea –como advierten algunos autores- que: “Con el comienzo del largo declive las condiciones económicas que hicieron posible el proyecto de reformar el capitalismo han desaparecido para no volver más.” (Dylan, Riley. Los herederos de Bernstein. New Left Review, nº 76, Sep/Oct. 2012, Ed. Akal, p.123). De ahí la urgente necesidad de alternativas transformadoras para recuperar el progreso social con equidad. Estamos viviendo la aplicación a escala nacional de las medidas impuestas por el neoliberalismo capitalista global, sin haber articulado líneas de resistencia nacional e internacional. Así, las medidas de ajuste aplicadas por presión de los mercados, han sido percibidas por amplios sectores de la ciudadanía como injustas por suponer un reparto desequilibrado de las cargas, perjudicial para quienes no han sido responsables de la crisis que padecemos. Pero además, han fortalecido el predominio de las formaciones políticas de derecha y extrema derecha en toda la UE y el mundo capitalista. Estos días vemos cómo en España se confrontan abiertamente dos dinámicas distintas. Una es la de un capitalismo en crisis, con consecuencias sociales devastadoras. 6 La otra es la dinámica de un sistema democrático con reconocidas insuficiencias y con innegable crisis de la representación política, lo que origina desapego de la ciudadanía y, en sentido inverso, demandas de nuevos cauces de participación democrática. Lo crítico de la situación es que la lógica económica apunta en una dirección y la democrática, en otra. Por ello, hay que superar los planteamientos deterministas de los mercados, necesitamos un nuevo modelo (alternativo) que no deprede los recursos del Planeta ni se sustente en la sistemática explotación de las personas, pues las consecuencias a la vista están. Y el nuevo paradigma debe establecer las bases de una sociedad socialista, que todavía no somos capaces de reivindicar con más fuerza y mayor convicción. La separación de la economía y la política fiaba a la “mano invisible” del mercado el crecimiento –rápido y dilatado- ¡y hasta la eficiencia en el reparto de la riqueza! Al tiempo que los neoliberales anunciaban que los “ciclos económicos” eran propios del capitalismo industrial y que había llegado el momento del crecimiento indefinido. En los ámbitos laborales se sustituía la “centralidad del trabajo” por la “empleabilidad”, disminuían las rentas del trabajo en el porcentaje de la renta nacional y aumentaban exponencialmente las rentas de actividades especulativas, las clases populares y medias perdían capacidad adquisitiva y se les ofrecía crédito fácil para endeudarse (estímulo a la demanda), se cuestionaban/recortaban los derechos sociales y las transformaciones que generaban los procesos económicos globalizadores (sin control institucional, ni orientación política global) quebraban la lógica redistributiva interna – basada en la justicia social y la solidaridad- del Estado de Bienestar. El trasvase de rentas a los privilegiados que se impulsaba desde los gobiernos de ideología neoconservadora incrementaba las desigualdades y “empobrecía” amplios sectores de los asalariados y de las asalariadas. Y “esta polarización de las rentas, con gran crecimiento de las del capital a costa de las del trabajo, es el origen de las crisis económicas y financieras” (Vicenç Navarro: Capital/Trabajo. El origen de la crisis actual. Le Monde Diplomatique (en español). Julio 2013, p. 3). Con la eclosión de la crisis, muchos señalaron los gravísimos errores del modelo de globalización capitalista; hasta genuinos defensores del “libre mercado” parecieron tornarse fervientes partidarios del keynesianismo y de la intervención estatal en la economía. Sin embargo, una vez que poderosos intereses minoritarios consiguieron que las quiebras de grandes conglomerados financieros privados fueran “asumidas” por el Estado y “ transferidas” al erario público; desde sectores privilegiados, distintas entidades corporativas y determinados ámbitos institucionales se retomó la perspectiva del neoliberalismo sobre los diagnósticos y la fórmula para gestionar la crisis, al tiempo que se trataban de ocultar las contradicciones en el propio sistema económico y las graves consecuencias sociales a las que conducían nuevamente el fundamentalismo liberal de mercado; todo ello con el objetivo de recomponer y aumentar las tasas de ganancia, la concentración de poder y la consolidación de los privilegios de la elite capitalista global. Como constataba el Manifiesto de Economistas Aterrados, “La crisis económica y financiera que ha sacudido el mundo en 2007 y 2008 no parece que haya debilitado el dominio de los esquemas de pensamiento que orientaban las políticas económicas 7 desde hace treinta años. No se han puesto de ninguna manera en cuestión los fundamentos del poder de las finanzas. En Europa, por el contrario, los Estados, bajo la presión de las instituciones internacionales y de las agencias de calificación, aplican con renovados bríos unos programas de reformas y de ajustes estructurales que ya demostraron en el pasado su capacidad de incrementar la inestabilidad y las desigualdades. Estas medidas van a agravar aún más la crisis europea” (Ed. Barataria, 3ª ed. Abril 2011, pp. 7-8). Resultando, día a día, más evidente que,…“para salir de la crisis sobre todo habría que distribuir mejor la renta, no sólo por razones de equidad, sino para mantener el crecimiento.” (Josep. Borrell y Andreu Missé. La crisis del Euro. De Atenas a Madrid, Ed. Turpial. 2012, pp.118-119). En cambio, la persistencia en el mantenimiento del dogma neoliberal, como opción “política” unidireccional del capitalismo, ha “inducido” la recesión económica y su prolongación, yugulado las posibilidades de recuperación, destrozado la cohesión social y acentuado el rechazo de la ciudadanía a la práctica de la política institucional. Ahora bien, la socialdemocracia que históricamente ha conseguido logros como la extensión de la Educación, la Sanidad, la Seguridad Social y el derecho al trabajo, constituye un modelo propio de organización social. Modelo que hubiera podido consolidarse como verdaderamente alternativo al liberalismo económico, con un proyecto de cambios y profundas reformas del sistema capitalista, pero al renunciar al control del capital y los medios de producción ha perdido su capacidad de cambiar el sistema. La claudicación, en principios y valores, de los partidos socialistas y socialdemócratas europeos ante el neoliberalismo y sus dogmas antisociales, dejó el campo abierto a la imposición de las fuerzas políticas derechistas, expresión de los poderes reales económicos, sociológicos, ideológicos y mediáticos, que nos han llevado una situación de mayor desigualdad, menos democracia, más injusticia y más violencia. La superación de la situación actual no puede venir del neoliberalismo y del capitalismo especulativo sino de proyectos emancipadores (el socialismo) que respondan, económica, social y políticamente a los retos que ha de afrontar la humanidad en este siglo XXI. Las políticas del socialismo democrático, que debe tener como objetivos el control democrático de la economía para el bienestar de la gente, son la alternativa emancipadora capaz de sacarnos de esta insolidaria y dañina “dictadura de los mercados” y de sentar las bases para sustituir al actual sistema. Frente a las imposiciones del capital; han de ser los poderes democráticos, quienes impongan nuevas normas y refunden nuevos instrumentos (BM, OMC, FMI, NN.UU u otros) capaces de garantizar una gobernanza mundial puesta al servicio del desarrollo de los pueblos, de la justa distribución de la riqueza y de la igualdad de oportunidades para todos los países. 1.2. LA CRISIS DEL MODELO CAPITALISTA En el origen de la Crisis actual se han repetido de manera asombrosa algunos de los factores que provocaron la Depresión del 29, y sin embargo las fórmulas que se están aplicando son casi las contrarias que permitieron superar aquella crisis. Entonces 8 se recurrió al Estado como impulsor de la demanda global, aunque ello fuera con un déficit transitorio. En la actualidad, se ha defendido a toda costa y se persiste en el mismo enfoque de la contracción del gasto público, aunque profundice la depresión de toda la economía. Incluso se acepta una infrautilización de la capacidad productiva que afecta de manera desastrosa la productividad de la economía en su conjunto, y eso probablemente de forma duradera, precisamente cuando hay que recuperar el progreso innovador para transitar hacia una economía social y ecológicamente más sostenible. En todo caso, tanto la solución aportada a la crisis del 29 que mitigó los efectos de la misma en la clase trabajadora, como la propuesta actualmente que de una forma clara endeuda y empobrece a los ciudadanos y ciudadanas para beneficiar y salvar descaradamente al capital, solo tienen un objetivo: la pervivencia del sistema de dominio capitalista. Y en ninguno de los dos casos se han puesto las bases para establecer un sistema socialista donde los medios de producción pertenezcan a la sociedad y estén al servicio del bienestar de las personas y de la colectividad. Basta analizar las transformaciones dictadas por el neoliberalismo en las últimas décadas para advertir que “El resurgimiento de prácticas especulativas y la atenuación de los controles reguladores en la Edad de Plomo también han creado condiciones para que las preocupaciones primordiales de los capitalistas financieros… se consagraran como parámetros determinantes de la política económica de los países de Occidente”. (Robert Pollin. El actual estancamiento económico en su perspectiva mundial. New Left Review. 5, Ed. Akal, 2000, Madrid, p. 128). El Estado ha jugado el papel intervencionista al salvar (recapitalizar) los bancos (a su propia demanda), pero no ha sido capaz de exigirles responsabilidades por su mala gestión, ni de plantearse la creación de una banca pública eficiente al servicio del conjunto de la sociedad. En definitiva, el poder público ha intervenido en los ámbitos económicos y financieros sin una voluntad política clara de defensa del bien común. Hace falta un nuevo modelo económico-social y un cambio en las reglas de juego de las relaciones entre política y economía. Resulta paradójico que tras las primeras reacciones interventoras de los gobiernos para evitar el colapso del sistema, “a las pocas semanas los mercados de bonos estatales ya estaban exigiendo planes para reducir el déficit moderando el gasto público y en particular la protección social”, cuando precisamente “las actuales tribulaciones de las economías de la OCDE provienen de las tendencias impetuosas inducidas por el neoliberalismo y la globalización…” (Blackburn, Robin. Crisis 2.0. En New Left Review, Nº 72, Enero – Febrero 2012, Ed. AKAL, Madrid, p. 31 y 33). Desde la última década del s. XX, en el contexto de la globalización, la desregulación financiera facilitó la multiplicación de las prácticas especulativas y las condiciones del capitalismo financiero se consagraron como parámetros determinantes de la política económica e, incluso, de la acción institucional en muchos países. “Las fantasías de prosperidad y progreso personal ilimitado desplazaron cualquier interés por la liberación política, la justicia social o la acción colectiva” hasta el punto de que los años 90 fueron “la primera de dos décadas perdidas”. (Tony Judt. Algo va mal. Taurus, 2001, Madrid, p. 218). Frente a las posiciones “acríticas” en política económica respecto a las opciones 9 neoliberales, se nos quiere hacer creer que la actual crisis económica, en su mayor parte, es el resultado de deficiencias graves del capitalismo liberal, cuando en realidad la sucesión de crisis del sistema son consustanciales al mismo. El creciente predominio ideológico de los neoconservadores sustituyó el paradigma keynesiano en las políticas públicas por la desregulación neoliberal y trajo la pretensión de reducir el Estado de Bienestar -mediante privatizaciones, regresividad fiscal y limitando los bienes públicosal “Estado mínimo”. En tal ambiente pocos percibieron con antelación las zonas de sombra en el sistema financiero, la gran burbuja “especulativa” que se había generado y el pernicioso efecto de tales excesos en las economías reales. El auge “sin control regulador” de la “globalización financiera” hacía muy vulnerables no sólo a los mercados ante cualquier problema bancario de liquidez; también a la economía productiva y al conjunto de la sociedad, sobre todo a los trabajadores (asalariados y autónomos). Al quebrar los grandes bancos estadounidenses, en septiembre de 2008, la crisis financiera se “transmitió” de inmediato a todos los países y sus réplicas en la economía real y en los mercados laborales se ha traducido en “el retorno de la economía de la depresión” (Paul Krugman. El retorno de la economía de la Depresión y la crisis actual. Ed. Critica, 2009, Barcelona), acentuándose las problemáticas estructurales; mientras que la falta de equidad social se tornaba contra productiva. Igual que en anteriores crisis, los causantes de la catástrofe pidieron la intervención del Estado: “Con una celeridad pasmosa, los mismos argumentadores que acusaban al Estado de dirigista, tentacular, hipertrofiado, impotente, parasitario, asfixiante, estrangulador de la iniciativa privada, aniquilador de la competencia, responsable del subdesarrollo, corrupto e ineficiente, pasaron a reclamarle –esto es al erario público- salidas intervencionistas.” (Juan Carlos Monedero en su Introducción a Robert Jessop, El futuro del Estado capitalista. Catarata, 2008, Madrid, p. XIV). En efecto, la “teoría del mercado eficiente” había estallado y en las primeras fases de la crisis (en el “centro” del sistema), los Estados destinaron ingentes sumas a “salvar el sistema financiero”, a paliar las consecuencias sociales más graves de la crisis y a impulsar la recuperación de la economía productiva y del empleo, mediante medidas keynesianas contra cíclicas y de protección, aplicadas por los gobiernos que parecían haber recuperado la importancia y necesidad de la política y de las políticas públicas en el “puente de mando” de los procesos económicos. Se pretendía que la reactivación y el relanzamiento debían acompañarse de los cambios para corregir desequilibrios, crecer de una forma más sostenida y armónica, impulsar un nuevo modelo productivo, crear empleo estable y seguir desarrollando un modelo social más integrador y solidario. Pero los organismos supranacionales, las instituciones europeas y los gobiernos no implementaron las políticas alternativas para corregir la deriva del capitalismo en las últimas décadas; resultando que las quiebras y deudas de corporaciones financieras privadas fueron “transferidas” al Estado y, ahora, las elites del capitalismo –causantes y responsables del hundimiento- exigen el desmantelamiento de las políticas sociales y extraen beneficios de las privatizaciones de bienes y servicios públicos. Por ello, no se recupera la economía real, continúa la recesión y las condiciones de trabajo, el empleo y el bienestar de la ciudadanía retroceden constantemente. 10 La gravísima crisis, muestra que “una vez más es evidente que las operaciones del sistema económico han de ser analizadas históricamente como una fase y no como el fin de la historia, y de manera realista, es decir, no en términos de un equilibrio de marcado ideal, sino de un mecanismo intrínseco que genera crisis periódicas susceptibles de cambiar el sistema. La actual puede ser una de ellas…” (Hobsbawm, Eric J. Cómo cambiar el mundo. Marx y el marxismo 1840-2011. Crítica, 2012, Barcelona, p. 424). La superación de la crisis no vendrá de “reformar” el capitalismo, sino desde ideologías transformadoras que cambien el sistema para afrontar los desafíos que nos plantea el siglo XXI. 1.3. DEBILIDADES SOCIALISTAS EN LA UE. Tal y como han analizado P. Krugman, J. Stiglitz, V. Navarro, J. Estefanía, J. Borrell, J.V. Sevilla, J. Torres López… se podría decir que esta crisis se gestó desde las dos últimas décadas del s. XX. Según dice Wolfgang Streeck, “en los orígenes políticos de la crisis financiera” se sitúa una contradicción entre democracia política y capitalismo de mercado, por lo que “desde 2008, el conflicto distributivo inherente al capitalismo democrático se convirtió en una lucha encarnizada entre inversores financieros mundiales y Estados nación soberanos…”(Wolfgang Streeck. La crisis de 2008 se inició hace cuarenta años, en Le Monde Diplomatique, Enero 2012, pp. 10 y 11). La enorme virulencia destructiva de esta crisis se había incubado con el progresivo “declive de la socialdemocracia”; ya que “con los cambios fiscales que se han venido produciendo desde los ochenta, las rentas elevadas han visto disminuir su tributación y las más elevadas han quedado al margen de la tributación progresiva. Esta pérdida de capacidad redistributiva del Estado constituye, en nuestra opinión, un indicador elocuente del dominio de la economía sobre la política sino de la pérdida de calidad de la democracia” (José Víctor Sevilla. El declive de la socialdemocracia. RBA, 2011. Barcelona, p. 27). Y la consecuencia ha sido la “gran divergencia” (P. Krugman) que ha propiciado –desde la política- la enorme acumulación de riqueza en la plutocracia y empobrecido a todos los demás. Esa “redistribución hacia arriba” no es el resultado sólo del funcionamiento del mercado o de la globalización; sino realización de unas políticas deliberadas dictadas por el neoliberalismo que han quebrado el compromiso social, sin que la socialdemocracia haya sido capaz de frenar esta deriva desde unos planteamientos dubitativos y unas políticas insuficientes (de las “terceras vías”) que, incluso en la larga fase del crecimiento desde 1995 a 2007, no atemperaron las tendencias al aumento de las desigualdades y a un creciente desequilibrio en la distribución de la renta. Al posible efecto redistributivo de las prestaciones sociales se contraponían unas políticas fiscales regresivas que favorecían la acumulación de rentas en el juego de la especulación financiera y limitaban la capacidad del Estado como redistribuidor. Al tiempo, las privatizaciones de bienes y servicios públicos fortalecían determinados intereses oligárquicos y debilitaban las políticas de Bienestar. La renuncia del Estado y la política a su papel de regulación y control de los ámbitos de poder y actuación de las elites del capitalismo ha conducido a la actual situación. Ahora, para la defensa de lo público y del bien común, no sólo es necesaria una distribución más equitativa de la 11 riqueza mediante el aumento de la presión tributaria sobre las rentas y patrimonios elevados que obtienen escandalosos beneficios y plusvalías; también resulta esencial priorizar medidas para que la acumulación de bienes y capital redunde en favor de corregir los graves desequilibrios sociales para una mayor igualdad y el bienestar colectivo. En el escenario de predominio neoliberal y “claudicación” de la socialdemocracia; la crisis financiera mundial desencadenada por las quiebras bancarias en el verano de 2008 derivó en una gravísima crisis económica, con enormes repercusiones en los sectores productivos, sobre trabajadores y empresas y en el mercado laboral. Tales repercusiones han causado una profunda crisis social (fuerte incidencia sobre las clases populares y medias) y la deslegitimación de la política por la incapacidad y la falta de voluntad de la acción institucional para adoptar medidas que responsan al interés general y gestionar la situación en beneficio de la ciudadanía frente a las presiones de los especuladores y la creciente autonomía de “los mercados”. Éstos no sólo se sustraen a la regulación y control de los poderes públicos sino que en su juego de maximizar el beneficio sin riesgos tratan de dictar e imponer –desde intereses espurios y poderes opacos- medidas de ajuste “permanente” que estrangulan la recuperación de la economía productiva e imposibilitan mantener las políticas de bienestar y protección social. Si diversos autores consideraron que la socialdemocracia realmente fue la “vencedora” de la confrontación de la postguerra entre capitalismo liberal y comunismo al conseguir mediante pactos sociales un mayor bienestar de los trabajadores, ello fue a costa de dejar el verdadero poder en manos del capital, capaz de dar y quitar en función de sus propios intereses. Posteriormente los partidos socialdemócratas han colaborado con los partidos de derechas en el establecimiento de una legislación, unas instituciones y unas estructuras que comenzaron a debilitar el llamado “estado social”. En este proceso se han consolidado las estructuras capitalistas, pero sobre todo no se ha fortalecido como contrapeso un poder social, ni se han creado suficientes bases fundamentales para avanzar hacia un Estado de bienestar socialista, que no esté sometido a los vaivenes y el control de las fuerzas del capital transnacional que adoptan la ideología neoliberal. En expresión de Jürgen Habermas: “Por lo tanto, la socialdemocracia ha pagado dos veces por su éxito. Ha renunciado a la democracia radical y ha aprendido a vivir con las indeseables consecuencias del crecimiento económico capitalista, así como con las peculiaridades inherentes a un mercado de trabajo que entraña riesgos que las políticas de bienestar pueden paliar, pero no eliminar.” (Habermas, J. ¿Qué significa el socialismo hoy? La revolución rectificadora y la necesidad de renovación de la izquierda. New Left Review. Nº 70, Set/Oct. 2011, pp. 88-107. Akal, Madrid, p. 99). En todo caso, hablar de capitalismo democrático es un eufemismo, ya que el capitalismo genera -y se basa- en la concentración y acumulación de la riqueza en pocas manos para mantener el poder, y no tiene como fin el reparto equitativo de la misma. La panacea de un cierto modelo social de “estado de bienestar” a la que la socialdemocracia sigue aferrada, tiene la contradicción de que son los poderes del capital los que, en función de sus intereses y del equilibrio de fuerzas, amplían o reducen este bienestar, que sigue bajo su control. Y lo más desgarrador de esta 12 colaboración es que, en bastantes casos, ha creado dependencias y connivencias entre ciertos sectores de la socialdemocracia, que han desembocado en una “plutocracia” interesada y alejada de la sociedad real, y que (en último término) es incapaz de cuestionar el sistema del que se beneficia, ocasionando la desconfianza de la ciudanía en la capacidad transformadora de la política para avanzar hacia el auténtico Estado de Bienestar socialista, bajo control de la sociedad. A tal efecto, Josep Fontana, comenta: “Uno de los rasgos más negativos de la respuesta a la crisis fue que los gobiernos desoyeron sistemáticamente las opiniones de una serie de economistas de prestigio – incluyendo a premios Nobel como Solow, Stiglitz o Krugman- , que sostenían que los más importante era invertir en crear puestos de trabajo para reanimar la demanda, utilizando los recursos que pudieran obtenerse con una mayor presión fiscal sobre las empresas y sobre las grandes fortunas, sin temor a recurrir al endeudamiento, si era necesario. En lugar de ello optaron por una política de restricción del gasto en servicios sociales, a costa de mantener baja la fiscalidad de las empresas. Los gobiernos europeos imitaron también a los Estados Unidos en esos planteamientos, y transportaron así a sus países una dinámica social que les era extraña” (J. Fontana. Por el bien del Imperio. Una historia del Mundo desde 1945. Ed. Pasado y Presente. Barcelona, 2012, p. 944). Al tiempo se imponían la versión de la ultraderecha norteamericana de que era el exceso de gasto del Estado el causante del sobreendeudamiento y hasta de la quiebra financiera. Así, la elite de los negocios consiguió “desviar el foco del debate a la deuda nacional … para disfrazar su culpabilidad colectiva y su corrupción” e “imponernos austeridad al resto de nosotros”, lo que –para ellos- “ era esencial para evitar verse obligados a pagar las consecuencias de su ineptitud y su indiferencia” (Peter Radford, referido por J. Fontana, Op. Cit, p. 946). La aceptación por los gobiernos de la Unión Europea (UE) de esa visión de “los mercados” y del ideario “tea party” de cuestionamiento del Estado y de las políticas públicas ha imposibilitado la recuperación, puede provocar la ruptura de la Eurozona y una regresión social: desconfianza de la ciudadanía en la acción de la política democrática como expresión de la voluntad general y del interés colectivo. En la UE, las consiguientes turbulencias inducidas en los mercados de deuda soberana han sumado una crisis fiscal e institucional a la gravedad de la situación económica y social; debido a la ausencia de un marco consistente de respuesta a la crisis alternativo a los dogmas ideológicos y prácticas económicas de quienes la causaron y desencadenaron…y que han sido “importados” e impuestos desde el dramático mayo 2010 en la UE –en plena Presidencia Española- mediante duras políticas de ajuste y reducción del déficit público, dictadas en la práctica por la recurrente volatilidad interesada de “los mercados”, como única respuesta y sin perspectivas ciertas de recuperar la estabilidad macroeconómica, el empleo, la economía productiva y sin que se hayan planteado seriamente nuevas políticas impositivas más equitativas que proporcionen más recursos presupuestarios y mayores márgenes para las políticas públicas de impulso a un nuevo modelo de desarrollo más sostenible con mayor cohesión social y territorial. La negativa deriva actual de la UE se debe a la escasa coordinación de las políticas económicas en la zona Euro, propiciadas por una falta de instrumentos normativos, y a la impotencia del poder político para plantear medidas socialdemócratas y keynesianas que acompañaran la recuperación progresiva de los equilibrios macroeconómicos impulsando otro modelo productivo y reactivando las políticas sociales. 13 Si la crisis fue originada por la imposición, a la acción de Gobierno, del dictado neoliberal que ha beneficiado sobremanera al 1% de mega-ricos; resulta rotundamente falso que los triunfadores del siglo XX fueran la democracia liberal y el capitalismo. Realmente fue el consenso socialdemócrata entre capital y trabajo sobre el Estado de Bienestar con sus políticas públicas de compensación/ corrección de las desigualdades mediante la reasignación de bienes y recursos a favor de la universalización de la sanidad, la educación, las pensiones y los servicios sociales, con las políticas de progresividad fiscal para un reparto más equilibrado de las rentas y, en definitiva, el contrato social que beneficiaba a todos los sectores compatibilizando interés privado y responsabilidad pública-colectiva-social , quienes consiguieron el éxito de occidente . Pero las insuficiencias de los débiles liderazgos socialdemócratas y sus programas, en la última década del siglo XX, y la retracción a plantear el avance hacia el socialismo democrático, facilitaron la imposición de la política de la desigualdad, cuando el proyecto de élites insolidarias bajo la bandera de la libertad de mercado y las ventajas de las privatizaciones y la “desregulación” subordinó la acción política y hasta la economía productiva a la codicia de los directivos de las grandes corporaciones, a los intereses del capitalismo “financiero” y a una minoría de muy ricos que absorbían el crecimiento económico (mientras el crédito endeudaba a las familias y empresas) y buscaba imponer sus condiciones al sistema político. Desde hace más dos décadas, en la pasada fase de expansión “los “ricos” han ganado más y han pagado menos impuestos…” y los desequilibrios de renta en las sociedades occidentales han llegado a ser sencillamente monstruosos, al tiempo que la creciente desigualdad iba tornándose contraproductiva. (J. Borrell). No nos engañemos, la UE que hemos construido es la Europa del capital y no de los ciudadanos. El entramado reglamentario europeo es un edificio capitalista sin paliativos, las actuaciones y medidas aconsejadas e impuestas por Europa no son más que la aplicación de una normativa “ad hoc” en la más pura lógica capitalista. Pretender atribuir la actual situación sólo al auge del neoliberalismo es cerrar los ojos ante una legislación que se ha ido tejiendo desde el año 1957, y en la que la socialdemocracia ha colaborado de forma sistemática difuminando, cuando no perdiendo, sus valores socialistas. No olvidemos que el Tratado de Maastricht en gran parte fue obra de J. Delors, así como la estructura del BCE y la implantación de euro sin contrapartidas fiscales, presupuestarias, ni sociales. Mantener este discurso conlleva siempre el peligro de que se nos acuse de anti europeístas, cuando en realidad lo que estamos pidiendo es una Europa más social y de los ciudadanos y no del capital, porque nosotros sí creemos que Europa ha desarrollado grandes valores de igualdad, respeto a la pluralidad, democracia, justicia social y dignidad humana que no podemos abandonar y resultan esenciales para abordar la actual situación. La cruda realidad muestra que esa reiterada imposición del fundamentalismo del mercado, ha sido facilitada porque durante años la socialdemocracia europea fue asumiendo buena parte de las tesis económicas del neoliberalismo; perdiendo la ocasión –al caer el muro de Berlín- de reivindicarse a sí misma como alternativa socialista al sistema capitalista. Pero al retraerse y no marcar nítidamente sus diferencias en materia económica y social con el centro y la derecha, los partidos socialdemócratas abandonaron posiciones progresistas, perdieron el apoyo de quienes pretendían, al menos, una profunda reforma del sistema capitalista y, sobre 14 todo, de los que consideraban que la globalización necesitaba reglas de control social y alternativas políticas. Una gran parte de los dirigentes y programas de los partidos socialdemócratas europeos no han tenido la voluntad de elaborar un discurso coherente y plantear una alternativa válida, en correspondencia con los valores de la izquierda y las aspiraciones de la mayoría social. Y los movimientos populares deslegitiman progresivamente los comportamientos de los teóricos dirigentes, representantes de la ciudadanía, que se aferran a estructuras, modos de representación, formas de control, actuación y privilegios adquiridos que han quedado caducos. Aparece con fuerza un clamor de igualdad, justicia, equidad y transparencia fomentado por una información cada vez más abierta, libre y al alcance de los ciudadanos de a pie. La UE y los gobiernos europeos no han tenido suficiente capacidad política para actuar sobre el sistema financiero y facilitar la liquidez necesaria que permitiera a las familias y empresas contar con los recursos suficientes para poder estimular la economía real, bloqueada por la escasez de crédito; y tal “sequía” financiera ha causado múltiples cierres empresariales, millones de parados y el destrozo de buena parte de la economía productiva. Los efímeros estímulos con los que los gobiernos europeos intentaron reactivar la economía, junto con el incremento del gasto público exigido por la crítica situación social, incrementaron los déficits presupuestarios que se cubrieron con más endeudamiento público y en las economías más afectadas de la eurozona, con excesiva deuda privada. Y las tesis neoliberales de los “mercados” impusieron a los gobiernos el final de los estímulos y durísimos ajustes para cuadrar las cuentas públicas en cuatro años, cuentas sobre las que se había traspasado y cargado el saneamiento del sistema financiero. Así la reducción de los gastos sociales y de inversión, la bajada de los impuestos directos pero incrementando los indirectos, la reducción de los salarios reales y las privatizaciones de bienes y servicios públicos son un ataque directo del capitalismo especulativo (causante del desastre) al estado de bienestar, para garantizar el cobro de sus abusivos créditos e incrementar la tasa de ganancia a costa del empobrecimiento de la población actual y de privar de un futuro mejor a la jóvenes generaciones. Ahora, la crisis muestra con toda su dureza la debilidad política de la UE. Y que las instituciones comunitarias y gobiernos europeos no han sido capaces de articular las medidas para salir de ella: Se contaba con una moneda común, pero se carece de una política económica y fiscal comunitaria imprescindible para abordar la situación en conjunto. Falta visión de futuro y voluntad política para –desde una auténtica soberanía compartida- articular la “unión presupuestaria”, relanzar la inversión productiva y la innovación, corregir los viejos y nuevos desequilibrios, diseñar políticas sociales equitativas y avanzar en la democratización, transparencia, participación de la ciudadanía y en mejorar la representatividad de las instituciones comunitarias. En palabras de Michel Aglietta: “La eurozona ha llegado a una encrucijada histórica. Una salida sostenible de la crisis requerirá un cambio decisivo de su filosofía política.” (Aglietta, M. El vórtice europeo. New Left Review, nº 75 (Jul./Agos 2012), pp. 15-34. Ed. Akal, Madrid, p. 34). Las conclusiones del Consejo Europeo celebrado los días 27 y 28 de junio de 2013 vienen a reconocer tardíamente los errores de las políticas de austeridad aplicadas 15 en su máxima expresión en los paises del sur de Europa. Los perversos efectos de esas politicas sobre las tasas de paro y el desempleo juvenil, las politicas privatizadoras y aniquiladoras de los servicios públicos y del tejido productivo, la reducción del Estado a sus mínimos vitales y la subordinación de los poderes políticos democráticos a los poderes económicos extraterritoriales, opacos, desregulados y sin control real. Las medidas adoptadas en ese Consejo no son sino un torpe maquillaje preelectoral adoptado por la derecha alemana y europea, con la lamentable complicidad seguidista de gran parte de la socialdemocracia europea, y sin que se vislumbre un giro profundo en esas políticas. La reelección de Ángela Merkel en Alemania va a fortalecer la construcción de una Unión Europea insolidaria, que va a seguir desmantelando el estado de bienestar devorado por las fauces del neoliberalismo y sus políticas favorecedoras de las desigualdades entre las personas y de los desequilibrios territoriales. La idea de una Europa alemana, de una Alemania conservadora, que busca fortalecer su hegemonía en el mercado europeo parece consolidarse. Del SPD depende la búsqueda de una alternativa a esa Europa del capital y los mercados que Merkel impulsa. Si el SPD conforma un gobierno de "gran coalición" con la derecha alemana todo el socialismo europeo se resentirá negativamente. Los valores y principios del socialismo democrático se alejaran de la conciencia de los pueblos que, sin otro horizonte visible, caerán en el desanimo, la desconfianza y la resignación. Y ello puede suceder, a pesar de que los partidos progresistas y de izquierda alemanes (SPD, Los Verdes y De Linke), sumados, han ganado las elecciones y tienen mayoría parlamentaria suficiente para formar un gobierno de progreso. Hoy los socialistas alemanes en la oposición y los socialistas franceses en el gobierno tienen la responsabilidad compartida de poder ser motores del socialismo europeo y sus enterradores. Finalmente, las negociaciones de la Unión Europea con Estados Unidos en el marco teórico de una política de libre cambio que puede favorecer las privatizaciones y fomentar el poder de las grandes corporaciones, son una prueba más de que esta Unión Europea, hegemonizada por los mercados, prima como objetivo el fortalecimiento del capitalismo y del dominio de los poderes privados frente a los valores del modelo social europeo, el Estado de Bienestar, la política al servicio del bien común en representación del interés público y la participación ciudadana democrática. 1.4. EL FACTOR DIFERENCIAL DEL CRECIMIENTO ESPAÑOL En España, los años de crecimiento económico (hasta 2007) impulsado por el boom inmobiliario, encubrían notables debilidades: “un gran número de puestos de trabajo creados eran de salarios bajos y en buena parte temporales; los salarios crecieron menos que el empleo por primera vez en varias décadas”, perdió “capacidad redistributiva “la “imposición de la renta” y también disminuyó el “efecto redistributivo de las prestaciones sociales monetarias” (Estefanía, Joaquín. La economía del miedo. Galaxia Gutemberg-Círculo de Lectores, dic. 2001, Barcelona, pag.303). Y mientras 16 crecían los beneficios especulativos, la inversión productiva en otros sectores de nuestra economía (consolidados y emergentes) con notables potencialidades no alcanza el suficiente impulso para un crecimiento más sostenible y diversificar nuestro modelo de desarrollo. Con tales antecedentes y contexto, al desencadenarse la crisis, en España la masiva destrucción de empleo en el sector de la construcción arrastró rápidamente a la producción de bienes de consumo y al sector servicios, registrándose un espectacular aumento del paro y el crecimiento de los indicadores de pobreza que alcanza a las clases populares, clase obrera, trabajadores/as, profesionales, funcionarios/as pequeños/as empresarios/as y a las capas medias de la sociedad. Por lo tanto, si antes de la crisis -en los años de bonanza- las políticas sociales durante la primera legislatura del Gobierno Rodríguez Zapatero con un incremento demasiado moderado del gasto social no atemperaron las desigualdades (faltó progresividad fiscal) , ni las posibilidades de mayores inversiones públicas y privadas lograron cambiar un modelo productivo lastrado por las políticas económicas del anterior Gobierno de Aznar (que vincularon el crecimiento al boom inmobiliario); parece confirmarse que una de las claves más importantes de la Crisis económica reside en el acelerado aumento de las desigualdades. Por ejemplo, en España hay empresas cuyo abanico salarial es de 1 a 1.200. Ahora bien, hay desequilibrios aún más injustos, como los que se basan en la pura propiedad de medios de producción sin que el beneficiario contribuya a la producción, o en la posesión de un patrimonio que daba lugar a unas rentas desproporcionadas, como ocurre con muchos inmuebles. El FMI reconocía en un reciente informe sobre España que este era uno de los países en los que se estaba registrando una de las mayores ampliaciones de la desigualdad en la distribución de la renta y en el aumento de la pobreza. La década expansiva que concluyó con el inicio de la crisis ya había ensanchado significativamente esa desigualdad, datos respaldados por EUROSTAT. Probablemente estamos ante la clave más importante de la crisis actual. Nos referimos a una desigualdad tan extraordinaria que hace imposible una economía sostenible y productiva. Por un lado, expulsa de manera continua de la actividad económica y la posibilidad de subsistencia a una proporción cada vez más amplia de la población. Por el otro, genera unas rentas que unas veces tienen una contrapartida productiva, pero tan desproporcionadas que resultan casi inhumanas; otras, carecen de justificación, pues son fruto de la especulación, o de la acumulación (herencias). Además, en España han incidido especialmente en la mayor virulencia de la crisis económica factores como la desindustrialización, la falta de cultura empresarial, el fracaso del modelo de crecimiento basado principalmente en la construcción y el crédito fácil que ha estallado, llevando a nuestro País a una situación de sobreendeudamiento en muchas empresas y familias, de quiebras bancarias y de exceso de apalancamiento en el sector privado, a lo que se suma la presión especulativa y de poder ejercida por los mercados sobre el Gobierno de la Nación. Las salidas propuestas vienen siendo en la misma dirección, siempre con el pretexto del déficit y de la deuda soberana: adelgazar o reducir el Estado de Bienestar (no sólo en recursos, sino en derechos); abaratar los costes salariales y aumentar más la precariedad laboral; atacar y debilitar a los sindicatos y empobrecer la democracia. Así 17 se vienen sucediendo medidas lesivas para los trabajadores y para la mayoría de los ciudadanos a través de “reformas” neoliberales impuestas desde la UE, principalmente orientadas al mercado de trabajo y a las políticas sociales (educación, sanidad, dependencia…), primero con el “giro” del Gobierno Socialista (mayo 2010) y, a partir de enero de 2012, con los brutales recortes del Gobierno del PP que desmantelan el Estado de Bienestar en beneficio de poderosos intereses privados y subordinan las políticas presupuestarias al supremo interés de los mercados de capital; mientras que se obstaculizan medidas de regulación del sector financiero y se impiden iniciativas de equidad y solidaridad. Con todos esos sacrificios impuestos a la población, la recuperación económica no llega. Al contrario, con las “reformas” adoptadas y las que nos esperan, se anuncia más recesión con más desempleo y mayor empobrecimiento y exclusión social, al menos durante otros 3 años. La denuncia y contestación ante este grave deterioro económico, social y político, viene siendo constante y generalizado durante este período tanto por los Sindicatos mayoritarios UGT y CCOO, como de otros colectivos sociales, ciudadanos/as… Incluidas esporádicas apariciones del movimiento 15-M, ahora de forma más unitaria en el conjunto de las movilizaciones. La gravedad de la regresión e involución no viene solo de la falta de salidas a la crisis (donde el papel de la UE es determinante), sino del deterioro político de las instituciones democráticas que alcanza a un divorcio cada vez más creciente entre ciudadanía y clase política que en lugar de intermediar con los ciudadanos se autoabastece de sus, a menudo, erróneas e insuficientes apreciaciones , con el subsiguiente riesgo de fractura social (modelo de convivencia y del Pacto Constitucional) y de polarización o radicalización en los extremos de la vida política ante la ausencia de respuestas y salidas justas a esta profunda crisis; como se aprecia al hacer balance de la situación. 1.5. LAS MEDIDAS EUROPEAS FRENTE A LA CRISIS. Los gobiernos conservadores de Europa mantienen con tenacidad su ideario neoliberal. Con sus decisiones y decretos están sometiendo a sus ciudadanas y ciudadanos –especialmente a los de la periferia europea- a durísimos “ajustes” con los que pretenden eliminar los déficits de las cuentas públicas de sus estados por la única vía de la reducción del gasto y negando toda posibilidad a la implantación de políticas de estímulo al crecimiento. Así, la recesión no tiene fin y la destrucción de empleo continúa. Lo más grave es que se escudan ante la opinión pública afirmando lo que la realidad contradice: que no existe otra salida que la de reducir los salarios, abordar “reformas estructurales” -que no son más que contrarreformas que restringen derechosy mantener una irracional austeridad, que se ceba en la progresiva destrucción de servicios públicos. El empobrecimiento colectivo y la desigualdad social se acentúan de forma insoportable, al tiempo que el enriquecimiento de una elite ha continuado su escalada. Son las reglas de un juego infernal, impuesto por la Comisión Europea, de una Unión Monetaria excesivamente dependiente de la influencia de Alemania y de las políticas clásicas del FMI. Los datos, además de desmentir que ésta sea la salida de la crisis -más bien se profundiza en la recesión- avalan nuestro firme rechazo a unas políticas que, lejos de potenciar la cohesión social e integración europea, siguen amenazando la supervivencia del euro, aceleran a un tiempo la consolidación de la 18 Europa a “dos velocidades” con más desigualdades y aumentan el riesgo de “estallidos” sociales y de mayor desconfianza de la ciudadanía en las instituciones democráticas. Nos encontramos ante un círculo vicioso que conduce de la recesión al rescate o la intervención, del rescate a la reducción del gasto público, de esa reducción a mayor recesión y más endeudamiento. Y vuelta a empezar ¿con un nuevo rescate? La democracia ha sido suplida por la imposición de políticas que empobrecen, que eliminan derechos y fomentan la exclusión de los ciudadanos de un proyecto común. Comprobamos como los últimos años el neoliberalismo ha seguido imponiendo en Europa, en nuestro país, y en buena parte del planeta, sus políticas de desmantelamiento del estado social y democrático. Por eso sigue teniendo, si cabe, más vigencia nuestra afirmación: “No hay futuro sin socialismo y sin democracia. Es necesario ofrecer un programa alternativo ante la actual realidad… y con posibilidad real de cambio y de superación de las injusticias del capitalismo”. Evidentemente, las fuerzas progresistas, los socialdemócratas y los socialistas no han sabido reaccionar para defender las conquistas sociales que la clase obrera y los sectores populares alcanzaron tras décadas de lucha reivindicativa. Por otra parte, la crisis sigue estimulando los sentimientos nacionalistas e incluso en algunos países de la Unión, también los xenófobos. En estos últimos meses, se han acentuado considerablemente. Basta observar cómo han crecido las reticencias que algunos países de la eurozona han manifestado ante las posibles –e incluso necesarias- ayudas a socios en gravísimas dificultades. También ha comenzado a extenderse entre la opinión pública de esos países, que la Europa del Sur no ha hecho más que malgastar los recursos recibidos de los fondos comunes y de vivir por encima de sus posibilidades. Olvidan un hecho incuestionable: que los países de la periferia europea, también han ofrecido sus avales soberanos para la formación de dicho fondo común. Además, esa opinión que tan insolidariamente esgrimen para justificar su oposición, falsea las causas del problema de la deuda y de la crisis, dado que los déficits no derivan del incremento del gasto, sino de la caída de los ingresos públicos como consecuencia de la recesión provocada, precisamente, por esa irracional política de austeridad que imponen las políticas conservadoras europeas. Resulta urgente la celebración de una Conferencia Europea de los partidos socialdemócratas, socialistas, progresistas y de izquierda que plantee cambiar radicalmente los supuestos de la actual UE, y que sentara las bases para alcanzar una autentica Europa social y federal. Los socialistas tenemos que abordar las próximas elecciones europeas con un planteamiento nítidamente diferenciado del de la derecha; los ciudadanos y ciudadanas no pueden caer en el escepticismo de “gane quien gane harán lo mismo”. Está en juego la credibilidad del proyecto europeo y la recuperación de la confianza en la política democrática. Y solo desde la izquierda, la socialdemocracia y el socialismo europeos, junto con las demás fuerzas progresistas, podrán ofrecer a los países y ciudadanía de la UE las transformaciones que se necesitan para salir de la 19 regresión, recuperar los valores del progreso solidario e impulsar la cohesión social y territorial. Sería una importante contribución a la democracia participativa y para motivar a los ciudadanos y ciudadanas en el proceso de las elecciones europeas, elaborar una normativa que estableciese y regulase un sistema de elecciones primarias para las candidaturas al Parlamento Europeo. 1.6. ALGUNAS CAUSAS DE LA CRISIS Y SUS EFECTOS. Reducción del déficit: las políticas de ajuste de las cuentas públicas A la vista de los resultados; las pretensiones, principalmente de Alemania, de que los países del sur de la Eurozona reduzcan en un tiempo record sus déficits presupuestarios, son un objetivo imposible. Al contrario de lo que se pretende, lo que se está logrando es que incrementen su deuda y permanezcan sumidos al borde del “rescate”. Y lo grave es que la propia Alemania lo sabe. Baste para ello recurrir a su propia experiencia. En efecto. Tras la unificación, Alemania tuvo que reducir su déficit estructural generado como consecuencia de dicha unificación. Como consecuencia de la reunificación, Alemania tuvo que reducir su déficit en un 2,9% en 5 años. Así, entre 2002 y 2007 pasó de un déficit del 3,5% del PIB, al 0,6% en 2007. Esta reducción del 2,9% supone haberla hecho a una media del 0,6% cada año. Sin embargo, entre 2009 y 2011 se le exigió a Grecia que rebajara su déficit estructural del 12,8% del PIB, al 1,8% en 2011, es decir, a un ritmo del 6% anual, lo que significa que Grecia, con una economía a “años luz de la germana”, redujo en un año lo que Alemania acortó en cinco. (1); y ello contando con la creciente demanda, de los demás países europeos, a sus exportaciones. La situación de España y Portugal no es muy diferente. España tenía que reducir su déficit estructural del 9,5% en 2009 al 1,9% en 2012, y en el caso de Portugal, ha tenido que pasar del 9,5% en 2010 al 2,2% en 2012. Y lo mismo ha ocurrido con los salarios: entre 2003 y 2007 los salarios reales alemanes cayeron un 3,3%, mientras que en Grecia, entre 2009 y 2011, han retrocedido un 13%, un 10% en Portugal y un 7% en España. Con estas políticas no es extraño que el crecimiento del PIB se haya tornado en decrecimiento: Entre 2007 y 2012 del 3,5% al -6,4% en Grecia; del 2,4% al -3,2% en Portugal; del 3,5% al -1,4% en España; del 5,4% al 0,7% bajó en Irlanda, e incluso en Italia del 1,7 al -2,2%. La misma Alemania que alcanzó un crecimiento del PIB del 4,2% en el 2010, tan sólo lo ha incrementado un 0,7% en el 2012. Y en el conjunto de la UE-27, cae del 3,2% en 2012 a -0,3% en 2012 (4). Aún hay más. Los drásticos procesos de ajuste (bajo el eufemismos de la “consolidación”) impiden el crecimiento, cae la inversión, se reduce el consumo, se acentúa el desempleo y la consecuencia de una economía en recesión es la caída de sus ingresos públicos, lo que provoca dos efectos perniciosos: graves dificultades para obtener financiación en los mercados y, debido a su falta de crecimiento, sufrir el castigo del aumento de su prima de riesgo, obligándole a financiarse a altas tasas de interés; lo que reduce aún más sus posibilidades de superar la crisis al incrementar sensiblemente el pago de los intereses de su deuda, restando así posibilidades a destinar recursos que estimulen la recuperación . Paradójicamente, mientras la prima de riesgo 20 de los países en crisis aumenta, Alemania puede seguir financiándose cada vez a más bajo interés. Un escenario que de mantenerse hasta 2015, según estimaciones del Landesbank Bremen, supondría para el país teutón, ahorrarse unos 44.000 millones de euros en coste de intereses. ¿Cómo es posible que en países sometidos a tan drásticos recortes y restricciones presupuestarias el déficit y la deuda no se reduzcan sino que tienden a incrementarse, cuando según la “lógica” que defiende la “troika” deberían disminuir? Es evidente que esta política de la mal llamada “austeridad” no es neutral; tiene beneficiarios y perjudicados. Esa “financiarización” impuesta sobre las auténticas necesidades de relanzar la economía productiva y el empleo, agudiza las diferencias entre los países de la UME; pero si la Unión Europea –en conjunto- se “estabiliza” en la depresión, la propia Alemania sufriría el efecto “boomerang” de la deflación y caída de la inversión y el consumo por el “colapso” de la economía productiva y el aumento del desempleo en los países más castigados por las consecuencias, primero de la crisis y después de las desorbitadas, injustas y equivocadas medidas que perjudican al conjunto de la sociedad para salvaguardar los intereses de ciertas elites. En definitiva, los mismos datos económicos y los efectos sociales de las medidas impuestas ponen en evidencia la urgencia de un cambio radical en las políticas de la UE y, en especial, de las aplicadas por el Gobierno del PP en España. Los rescates o el “neocolonialismo” del siglo XXI El escenario descrito en el punto anterior, sin duda tiene una dramática incidencia sobre la deuda soberana de los estados en crisis. Mientras el BCE no ejerza abiertamente como financiero de último recurso, y compre directamente la deuda de los estados de la Eurozona, seguirán siendo los “mercados” (es decir, los Bancos) quienes cubran las necesidades de financiación y, por tanto, no se frenará la especulación y continuará aumentando su deuda. Crecen, pues, las dificultades de los estados rescatados para hacer frente a las crecientes deudas contraídas y al no incluir también estímulos para el crecimiento difícilmente se pueden reducir los déficits. Parece evidente que el rescate ni es la solución definitiva, ni aleja indefinidamente el riesgo de la quiebra del estado rescatado. Momentáneamente frena el desastre a cambio de aceptar durísimas restricciones presupuestarias, salariales y de derechos que ahondan aún más la recesión. Solo basta para comprobarlo, conocer cómo le ha ido a Grecia con los rescates “solicitados”, (es decir, impuestos) y en qué situación de recesión se encuentra Portugal. Para empezar, es conveniente conocer que para dotar los fondos de ese primer rescate (130.000 millones de euros), Alemania puso 36.000 millones, la mayor cifra absoluta de las aportaciones de los estados (dado el potencial de su economía), pero los países que pusieron el resto –entre ellos el nuestro- de ellos, seis superaron a Alemania en términos de “renta per cápita” y los otros diez, sus aportaciones con relación a sus respectivos PIB, resultaron ser mayores que las que depositó el país germánico. Es evidente que el dinero no se regala y en 2010 los intereses de lo prestado a Grecia le reportaron a Alemania 198 millones de euros. El caso de Grecia es paradigmático. Además de pagar los altos intereses 21 correspondientes al montante del “rescate”, se vio obligada a distribuir el 82% de los fondos recibidos a los bancos para quitas de deuda privada, recapitalizaciones bancarias, garantías de bonos depositados en el BCE, incentivos para el canje de bonos viejos por nuevos y para pagar antiguos intereses de deuda.(5) Las condiciones del rescate fueron muy elevadas: se redujeron los salarios entre un 20 y un 25%; se hicieron recortes superiores al 40% en la sanidad pública; se recurrió a reducciones drásticas de empleados públicos, etc. Las consecuencias no se hicieron esperar: caída de la producción en más de un 11%; reducción de la recaudación en un 18%; más de 60.000 empresas cerraron el pasado verano… y la deuda no disminuye, al contrario, del 120% del PIB en 2010, ha pasado en lo que llevamos de año al 170% del PIB tras dos años de severos “ajuste” (6). Sin duda es un círculo infernal que conduce de la recesión al rescate, del rescate a la reducción del gasto público, de esa reducción a mayor recesión y más endeudamiento. Y vuelta a empezar ¿con un nuevo rescate? La democracia ha sido suplida por la imposición de políticas dictadas por las elites económicas que empobrecen, que eliminan derechos, y destruyen el estado social. Evidentemente, las fuerzas progresistas, los socialdemócratas y los socialistas no han sabido reaccionar para defender las conquistas sociales que la clase obrera y sectores populares alcanzaron tras décadas de lucha reivindicativa. Precisamente, para romper la espiral regresiva, la Unión Europea lo que necesita es un proyecto coherente (y que sea susceptible de adaptarse a las peculiaridades de cada país) de impulso a la inversión productiva y al relanzamiento de la actividad, a la recuperación de la industria manufacturera, del empleo y de la demanda y de aprovechar la I+D+i para un nuevo modelo de crecimiento; así volvería a incrementarse el PIB y el déficit público sería más sostenible. Nacionalismos ultra-conservadores frente a la Europa Federal En la Convención de IS-PSOE, el año 2011, señalábamos que la crisis estaba estimulando los sentimientos nacionalistas e incluso en algunos países de la Unión, también los xenófobos. En estos últimos meses, se han acentuado considerablemente. Basta observar cómo han crecido las reticencias que algunos países de la eurozona han manifestado ante las posibles –e incluso necesarias- ayudas a socios en gravísimas dificultades. Para nosotros socialistas, que claramente hemos expuesto la Europa a la que aspiramos, y ha quedado dicho cómo pensamos que tiene que construirse el proceso de institucionalización de la propia UME, (dotación de las herramientas que hagan viable una verdadera unión monetaria, profunda democratización de las instituciones de sus instituciones y órganos de gobierno, armonización fiscal, políticas económicas comunes, etc. como ya definimos en la pasada Convención), y nos parece sumamente grave que en cierta medida, también partidos socialdemócratas europeos –más concretamente el SPD- compartan esa oportunista opinión de lo que está sucediendo en el Sur de Europa. Los hechos son concluyentes: Europa camina cada día con mayor fuerza por la senda del neoliberalismo, que impone el capitalismo depredador. La falta de análisis y 22 valoración de lo que realmente está sucediendo inmediatamente, debe dar paso al debate sobre la necesidad de adoptar políticas compensadoras de reequilibrio, expansivas y de estímulo, para superar la crisis. Es el tiempo de las izquierdas. Y solo desde la izquierda, la socialdemocracia y el socialismo europeos, junto con las demás fuerzas progresistas, serán capaces de frenar tanta destrucción, romper la deriva hacia la quiebra dela UE e impulsar los cambios para articular un auténtica cooperación y solidaridad, que nos saquen (a los europeos/as) del actual marasmo económico, social y político; convirtiéndonos en vanguardia de la defensa del internacionalismo solidario, de la lucha contra el hambre y la pobreza y en la exigencia de un nuevo orden mundial y de una nueva gobernabilidad en la que prevalezcan realmente los Derechos Humanos. Ante la situación actual en la UE, Izquierda Socialista - PSOE propone; Manifestar su rechazo a la política de ajuste duro que está imponiendo la UME a los países miembros que atraviesan dificultades de deuda y exige implementar políticas de estímulo económico a través del BEI para salir de la recesión en la que nos encontramos. Demandar la revisión en profundidad de toda la normativa europea, detectando y cambiando aquella reglamentación que cuestione o merme el interés general de los ciudadanos y ciudadanas. Oponerse a la política de “rescates” que desde las instancias de la UME se está imponiendo a países en dificultades de deuda, porque en un escenario de recesión como el que padecemos, solo consiguen restringir derechos constitucionales, aumentar el empobrecimiento de la población y sumir al estado “rescatado” en una deuda perpetua ante las instancias financieras internacionales y europeas, cayendo en las redes de un nuevo colonialismo político y financiero. Subrayar la necesidad de cambiar el “estatus” del BCE y reorientar el problema de la deuda haciendo que dicha institución actúe como “prestamista de último recurso” comprando directamente deuda soberana de los estados miembros, relajando así la escandalosa “prima de riesgo” con la que son castigados los países en crisis por los mercados financieros. Insistir en la necesidad de contribuir a crear las condiciones para que la ciudadanía europea se movilice activamente contra este creciente retroceso de los derechos democráticos que el neoliberalismo está imponiendo en Europa, cuyo objetivo no es otro que acabar con el estado social. Para ello, Izquierda Socialista-PSOE se compromete a establecer puentes de colaboración con la CES, con los partidos progresistas europeos y con las organizaciones de la sociedad civil. 1.7. LOS GOBIERNOS DEL PRESIDENTE ZAPATERO Afrontar la gran crisis que atravesamos, requiere algunas reflexiones sobre lo realizado durante las dos últimas legislaturas de gobiernos socialistas. Durante el primer mandato del Presidente Zapatero, la economía española navegaba al pairo de la que después ha resultado una engañosa ola de prosperidad. En ese marco impulsamos reformas en materia de política social, que situaron a nuestro Gobierno en lugar 23 destacadísimo en la conquista por los derechos y libertades civiles. En aquellos momentos las cuentas públicas mostraban un importante superávit, lo que permitió adoptar medidas que incrementaron los gastos sociales (inferiores a la media UE), sin preocuparnos demasiado por mejorar la débil estructura financiera publica de nuestro país. Las necesidades de financiación crecieron a un ritmo muy superior al de nuestro PIB y eso llevó a un endeudamiento de empresas y familias, difícil de digerir. Baste citar que entre 2003 y 2009 dicho endeudamiento crecía a un ritmo anual superior a más del doble de lo que crecía nuestro PIB. En ese escenario de insuficiencia financiera publica no fue prudente –además de contradictorio con el pensamiento socialista- afirmar que “bajar los impuestos era de izquierda”, sabiendo que nuestra presión fiscal estaba (y está) por debajo de la media de los países del euro. Gran parte de ese endeudamiento se empleó en hinchar la burbuja inmobiliaria, fomentando así un modelo de crecimiento en el que el peso de la construcción subía en detrimento de nuestra industria y otros sectores productivos. Mientras en España el sector industrial suponía poco más del 13% del PIB, en Francia superaba el 20% de su producto bruto y en Alemania sobrepasaba el 30% del suyo. En consecuencia, nuestra productividad quedaba bastante por debajo de la de la UE. Con esas premisas, nuestra competitividad y capacidad exportadora en la economía globalizada, disminuiría, como así ha sido. En tal contexto, si resulta sorprendente que el Gobierno y sus asesores no valorasen adecuadamente los enormes riesgos de la economía española; tampoco fue razonable aplazar el reconocimiento de la aparición de la crisis , como lo hizo nuestro segundo gobierno a costa de cosechar una considerable pérdida de credibilidad de la que hipócritamente se aprovechó el PP, y menos consentir que la banca española mantuviera una política crediticia como la que había practicado, concediendo créditos con escasas garantías de solvencia y por montantes superiores al valor de los bienes hipotecados; lo que no hacía más que concentrar recursos en una economía especulativa cortoplacista, en lugar de fomentar la producción de bienes y servicios avanzados de alto valor añadido y con mayor recorrido futuro. La dirección del PSOE y el gobierno socialista no fueron capaces de mantener el pulso de la primera etapa de reacción keynesiana de respuesta a la crisis en la que todavía impulsamos políticas progresistas en derechos ciudadanos y de reactivación del empleo, pero no se abordó eficazmente un diseño de fiscalidad progresiva y de incentivar el cambio del modelo productivo. Luego, el desconcertante giro político del 9 de mayo de 2010 en las políticas del Gobierno Socialista -coincidiendo precisamente con la Presidencia Española de la UE que debería haber planteado una salida europea socialdemócrata a la crisis- mostró la falta de previsión y quedó en evidencia la contradicción entre el discurso político que los socialistas todavía veníamos sosteniendo y la aplicación de una dura política de ajuste; contestada por agentes sociales y amplios sectores ciudadanos como poco equitativa, debido a la asimetría entre medidas como recortes salariales a funcionarios, reforma laboral y del sistema de pensiones, y su contraste con las encaminadas a reforzar el sistema bancario o la desconsideración hacia las propuestas de nuevos gravámenes impositivos para aumentar la contribución al Estado de quienes acumulan mayor riqueza y obtuvieron grandes beneficios en los años anteriores. 24 A la percepción social acerca de un programa socialdemócrata que se desmoronaba, después de las falsas ilusiones de recuperación de políticas keynesianas con los Planes E, se añadía la progresiva conciencia de la ciudadanía sobre la impotencia de la política frente a los poderes económicos del capitalismo financiero que controla los mercados. La constatación de que de nuevo se imponían duras políticas neoliberales quebraba aún más la pretensión de recuperar la fuerza de un proyecto progresista, debilitado por lo demás en el conjunto de Europa. Ésas lógicas contrapuestas, con ventaja para el capitalismo especulativo sobre la democracia, y la inconsistencia de muchos de nuestros dirigentes dejaron al PSOE sin herramientas ideológicas y de acción política propias; como se demostró cuando el propio gobierno socialista propuso el acuerdo con el PP para reformar la Constitución, agrandando la ruptura entre su praxis al dictado de los mercados y el compromiso programático con la gente. Las medidas de ajuste diseñadas frente a la crisis y puestas en marcha bajo la presión de los mercados, han sido percibidas por amplios sectores de la ciudadanía como injustas por suponer un reparto desequilibrado de las cargas, perjudicial para quienes no han sido sus responsables. Esas medidas, aplicadas sin contrapesos, han derivado en una sociedad cada vez más segmentada y polarizada en la que la riqueza sigue distribuyéndose de manera desigual y concentrándose en menos manos; asunto que desde el PSOE deberíamos haber denunciado más firmemente y proponer alternativas claras a las políticas económicas y sociales regresivas de la UE y en España, con iniciativas políticas alternativas reafirmando la radicalidad del compromiso socialista con los derechos laborales y sociales y la acción colectiva y pública para el bien común. Así, a las renuncias de los socialistas en las últimas décadas; en España se sumó la manera de gestionar la recesión que rompió nuestra trayectoria: el “único camino” indiferenciado que nuestro Gobierno adoptó en mayo de 2010 para salir crisis, cercenó las opciones en clave “social”. Las contradicciones entre nuestro proyecto, programa y mensajes con muchas de las actuaciones del Gobierno se acentuaron por el seguidismo “acrítico” –sin alternativas- y la subordinación de los cargos públicos y órganos del Partido a las mismas (se nos dijo: ”se está haciendo lo que hay que hacer”); quebrándose así nuestro sustrato social e ideológico y siendo causa principal de las debacles electorales del PSOE: No ha sido sólo la situación de crisis; sobre todo la forma de abordarla, las políticas (ajenas al ideario socialdemócrata) que se adoptaron claudicando ante las presiones del capital especulativo y de megapoderes económicos han constituido las causas decisivas de nuestras derrotas. La incongruencia entre nuestros mensajes anteriores y las medidas adoptadas por el Ejecutivo socialista, plasmadas en decisiones con una fuerte contestación social, erosionó gravemente la credibilidad política de los socialistas y la confianza del electorado en el gobierno de Zapatero, por tan desconcertante giro político. Se argumentó que se trataba de salvar las políticas sociales, de defender los derechos alcanzados en el Estado de Bienestar; pero el contraste entre las medidas que afectaban negativamente a trabajadores, funcionarios y pensionistas y las encaminadas a reforzar el sistema financiero, sin exigir responsabilidades a sus directivos, consolidaron la imagen de un tratamiento muy desequilibrado entre unas y otras, y que la ciudadanía 25 interpretó como imposiciones de centros de poder opacos y oligárquicos. En definitiva, “la ausencia de credibilidad de los gobiernos socialistas –los que gobernaron en los cuatro primeros años de Gran Recesión- vino dada, sobre todo, por dos aspectos: la persistencia de la crisis económica, mucho más duradera y profunda de lo que se estimó al principio; y su gestión de la misma, marcada primero por el tardío reconocimiento de los problemas (siempre fue por detrás de las dificultades) y después por las medidas contradictorias –contradictorias al menos para la mayoría de los ciudadanos…- El presidente de Gobierno socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, tuvo una virtud que devino en su peor defecto ante una ausencia de explicaciones consecuentes: defendió con la misma vehemencia e intensidad tanto unas medidas (por ejemplo, la necesidad de planes de estímulos keynesianos….) como las contrarias ( la estabilización fiscal, la eliminación de partidas presupuestarias de ayudas a las familias y a los parados de larga duración…) “. (ver: Estefanía, J. La economía del miedo, Galaxia Gutemberg-Círculo de Lectores, diciembre 2011, Barcelona, pp. 296297). El análisis de las debacles electorales de nuestro partido en las elecciones municipales, autonómicas y generales del año 2011, evidenciaron un gran fracaso “político” y sociológico del PSOE. En esa última etapa en el Gobierno de la Nación, se aplicaron políticas impropias de un partido socialista y la mayoría de nuestros dirigentes y cargos públicos aceptaron resignadamente las imposiciones neoliberales como si fuesen ineludibles y bastantes trataron de justificarlas como las únicas posibles. La última pirueta reformando la Constitución “transfirió” el problema de la deuda privada al planteamiento neoliberal de limitar drásticamente el déficit público: Así, mientras que los principales causantes de la crisis (directivos de Cajas, Bancos y de ciertas empresas) quedaban en la penumbra, el Estado pasaba a convertirse en el “chivo expiatorio” y el campo de juego se abría para los terribles recortes y privatizaciones en las políticas públicas del Gobierno de Rajoy, imponiendo su “programa oculto” de la derecha más antisocial y sectaria. La incapacidad para abordar la crisis desde planteamientos socialistas y la incoherencia ideológica mostrada por nuestros dirigentes, traducida en posicionamientos erráticos, desmovilizaron y desconcertaron a los militantes del PSOE, desmotivaron y desorientaron a nuestras bases sociales y condujeron al hundimiento electoral; precisamente en una coyuntura que podríamos haber vuelto más propicia para la izquierda. Y también la falta de reconocimiento, respeto y escucha a los movimientos ciudadanos; ignorándolos, caricaturizándolos o desprestigiándolos ha sido otro error que nos ha separado de la ciudadanía. En la política democrática los partidos no pueden considerarse como únicos representantes de la voluntad popular, porque la gente reclama nuevos cauces participativos y otras formas de tomar decisiones y actuar desde las instituciones. Si la controvertida actuación del Gobierno socialista de la Nación en el muy difícil contexto de la crisis económica y sus devastadoras consecuencias e, incluso la crisis en sí misma, han incidido decisivamente sobre nuestras debacles electorales; cometeríamos un grave error limitando toda nuestra percepción sobre la situación política y electoral a esa circunstancia crítica –mundial, europea y estatal“extraordinaria”, sin admitir graves deficiencias en la práctica política y sin profundizar 26 en el análisis de nuestras actuaciones en los distintos ámbitos institucionales y sin que candidatos, cargos elegidos y responsables orgánicos (desde el nivel Federal a los ámbitos autonómicos, provinciales y locales) hayan revisado estrategias inadecuadas y asumido ciertos errores ante los órganos del Partido y la sociedad, cuestión no suficientemente tratada en el pasado Congreso Federal. La dimensión cuantitativa de las fuertes pérdidas porcentuales del PSOE en los procesos electorales de 2011 refleja cambios en el comportamiento de los ciudadanos “más allá del descontento con el Gobierno de Zapatero”; porque la mayoría social que nos llevó a la victoria en 2004 y 2008 se ha fragmentado y aunque el PSOE sea el principal partido de la oposición no es percibido como la alternativa. No estamos en un simple ciclo de alternancia, y esperar a que culmine el desgaste del PP no servirá para recuperarnos y tener opciones de gobernar, como muestran las encuestas y se percibe en la calle, máxime cuando nuestro Partido no se ha renovado y continúa desconectado de la gente. 1.8. LA CONTRARREFORMA DEL PARTIDO POPULAR En nuestro país, las elecciones generales del 20 de Noviembre de 2011 no nos trajo ninguna sorpresa: un retroceso esperado de nuestro Partido y el regreso al gobierno de la derecha española y españolista. Necesario resulta para nosotros mismos, y especialmente para los millones de ciudadanas y ciudadanos identificados con los principios y valores del socialismo democrático (tanto si nos votaron como si no), que hablemos de nuestro presente y de nuestro futuro. De cómo debe ser nuestro discurso diferente, comprometido y beligerante contra el neoliberalismo. Cómo, siendo un partido con vocación de gobierno, hacemos oposición a una derecha instalada ya en la “contra-reforma”. Cómo, en fin, vamos a trabajar para devolverles la ilusión a tantas y tantos compatriotas que todavía quieren creer en las posibilidades transformadoras del socialismo, que debería impulsar el PSOE. Para ello es preciso comenzar por analizar el comportamiento y las decisiones del Gobierno del Partido Popular en el contexto de la grave crisis que padecemos y en los principales ámbitos en los que ha transcurrido su gestión. La vuelta al pasado de la derecha española Han bastado unos meses para que el PP haya tirado por la borda nuestro incipiente estado social. Haciendo uso de su mayoría absoluta, con las contra-reformas en educación, sanidad, derechos sociales y laborales, el Gobierno del PP intenta a toda prisa que nuestro país se oriente hacia el pasado de la España del nacional-catolicismo. La aceptación de la separación de niños y niñas en la escuela concertada –y nadie desde el poder ha garantizado que no se hará lo mismo con la Escuela Pública en el futuro-; la restricción de becas o la subida de las tasas universitarias; el re-pago sanitario; la exclusión de los “sin papeles” de las prestaciones del Sistema Nacional de Salud; las pretensiones del ministro de Justicia de modificar la Ley de Plazos; la ofensiva de desprestigio de los Sindicatos; el endurecimiento de derechos laborales; las privatizaciones de servicios públicos esenciales, el cuestionamiento del Estado Autonómico… son claros ejemplos de lo que afirmamos. Para mayor hipocresía, se presentan como “reformas estructurales” necesarias para poder mantener el estado de bienestar. El Gobierno del PP ha cruzado sin ningún pudor las “líneas rojas” que decían 27 que jamás rebasarían. Tal agresión a la sociedad, es objeto de una rotunda contestación social, porque sabemos desde hace tiempo que lo que se pretende con estas contra-reformas, no es “salvar” el estado social de derecho, sino destruirlo y entregar a la privatización mercantilizada la educación, la sanidad, las pensiones, la atención a las personas dependientes y servicios públicos; reforzando así el dominio de un auténtica oligarquía del capital especulativo. Como proponíamos en la Convención Federal de IS-PSOE en septiembre de 2011, hay alternativas que allí quedaron expuestas. Hay que empezar combatiendo la afirmación lanzada por el gobierno y por sus adláteres mediáticos (y que ha empezado a ser asumida por amplios sectores de la opinión pública) de que “España no puede permitirse ese volumen de gasto”. Recordemos algunas realidades que desmienten tal afirmación: 1) El gasto social en España en relación a nuestro PIB está por debajo de la media de la Eurozona (más de 6 puntos porcentuales): 2) Cuando en la década de los años 80 del pasado siglo se consiguió la universalización de la educación y la enseñanza, el PIB de nuestro país (en cifras constantes) era la quinta parte del nivel actual: 3) La presión fiscal de nuestro país es de las más bajas de la eurozona y hay margen para aumentar la imposición sobre los altos ingresos de la especulación financiera, las plusvalías elevadas y grandes rentas; y 4) En España, el fraude fiscal supera el 20% de nuestro PIB. Evidentemente, si “la supervivencia de Europa implica un cambio total de paradigma. Europa no puede apuntar a una austeridad sin fin, sino que debe alumbrar un modelo específico de sociedad, y para ello requiere una profunda renovación…” (Thomas Coutrot en Europa al borde del abismo. Economistas aterrados. Barataria, Madrid, 2012, pág. 18). La crisis como excusa para desmantelar el Estado de Bienestar, las libertades ciudadanas y dar marcha atrás en el Estado Autonómico La crisis financiera, con las repercusiones específicas en la economía española (explosión de la burbuja inmobiliaria y el mantenimiento de un modelo de desarrollo obsoleto) se ha reconvertido al final en crisis de la deuda pública, al asumir el Estado las pérdidas y quiebras de cajas y bancos y por una grave pérdida en los ingresos del Estado que ha acabado incrementando el déficit de nuestras cuentas públicas y, como consecuencia, multiplicando nuestra deuda exterior. Este efecto ha sido utilizado por el gobierno del PP para señalar a las CC.AA. como fuentes incontroladas de gasto y, por tanto, haciendo que las administraciones más cercanas al ciudadano - cuyas competencias son las encargadas de prestar los servicios públicos de nuestro estado social-, asumieran el grueso de los recortes de gasto, con el objetivo de que dichos “ahorros” pudieran ser destinados al pago de la deuda (y los intereses correspondientes) contraída con los bancos centro-europeos. La coyuntura creada ha servido para que muchas voces comiencen a plantear la necesidad de nuevas reformas. Unas con alguna razón y otras –precisamente las de la derecha centralistapara dar un golpe de mano y recuperar el centralismo, afortunadamente superado por la vigente Constitución Española. 28 Analizando las actuaciones del Gobierno del PP, resulta claro que la crisis se utiliza como el pretexto para desmantelar el estado social, retroceder en derechos y libertades cívicas y plantear la marcha atrás en el Estado Autonómico. Es evidente que la situación es delicada, los recortes en las políticas de bienestar y las privatizaciones de bienes y servicios públicos conducen a la quiebra del principio de solidaridad y a una involución en el modelo cooperativo de Estado y que, al debilitarse las perspectivas de avances federalistas, resurgen las reivindicaciones independentistas de algunas nacionalidades. Ante tal riesgo y desde nuestra convicción federal de España, la mejor forma de combatir esta nueva contra-reforma es defender en nuestra “hoja de ruta” la conveniencia de avanzar en un mejor funcionamiento de las Administraciones políticas del Estado. En ese sentido, parece razonable que quien tiene la competencia del gasto, asuma (a la vez) la responsabilidad política de obtener los ingresos necesarios para financiarlo, lo cual requiere una revisión en profundidad del actual sistema de financiación de las CC.AA.; sin perder de vista, eso sí, el mantenimiento de un fondo de solidaridad inter-territorial que garantice la igualdad de prestaciones públicas a ciudadanas y ciudadanos en todas las nacionalidades y regiones del Estado. El PSOE tiene la responsabilidad de frenar estas contra-reformas a las que nos está conduciendo este Gobierno de la derecha conservadora y extrema del Partido Popular, trabajando codo con codo con sindicatos, partidos progresistas, foro social y organizaciones de la sociedad civil, organizando plataformas y debates, movilizaciones populares, y sobre todo articulando una oposición tan responsable como eficaz para impedir que la vida española se deteriore a unos niveles similares a los de hace 40 años, porque nuestro objetivo no es otro que profundizar la democracia, mantener y desarrollar el estado social. Ante estas actuaciones del Gobierno PP, Izquierda Socialista - PSOE: Se opone a la orientación que el PP le está dando a la política exterior europea cada día más dependiente de las política neoliberales de la Canciller Merkel e insta al Gobierno de España a que, poniendo en valor nuestras fortalezas, estreche sus relaciones con aquellas países de la eurozona que tratan de superar la crisis de déficit y deuda que padecemos dilatándola en el tiempo e implementando políticas de crecimiento que combatan el aumento del paro y el retroceso de las economías del Sur de Europa, y estimulen la cohesión social y territorial. Defiende que nuestro Partido ejerza una oposición firme y responsable que combata en todos los frentes esa inaceptable contra-reforma que está llevando a cabo el actual Gobierno de España que comporta actitudes involucionistas en los ámbitos autonómicos; participando con las organizaciones progresistas en la respuesta que la está dando, y colaborando en la consecución de un REFERENDUM en el que de oportunidad a la opinión pública a rechazar cívica y pacíficamente la política de recortes en el gasto público que tanto dolor y tanto daño está causando a la mayoría de nuestro país. La defensa y permanencia del Estado Social también se corresponde con la cohesión territorial y la cooperación en el Estado Autonómico. Comparte y reafirma una vez más, la posición FEDERAL que mantiene desde su 29 fundación nuestro Partido y en consecuencia rechaza con firmeza los intentos de la derecha conservadora española de regresar al centralismo uniformador del pasado que tanto daño causó a las nacionalidades y regiones que conforman nuestro Estado, y propone profundas reformas que garanticen el progresivo avance a la ESPAÑA FEDERAL a la que aspiramos. Considera que a las reformas profundas que se deben realizar para reforzar la política democrática tiene que incorporarse un marco auténticamente federalista en la UE; y en España el Estado Autonómico ha de evolucionar hacia un Estado Federal que, incluso, entroncaría con nuevos horizontes para el municipalismo, que desde el socialismo democrático defendemos. Propone que resulta ya urgente definir más las posiciones sobre los aspectos y contenidos de la necesaria reforma de la Constitución Española. Hay que implementar un listado sistemático y puntual de toda la legislación española que ha sido modificada en detrimento de los derechos personales y sociales de los ciudadanos/as, tanto a nivel estatal como autonómico o municipal, desde los inicios de la crisis, con el compromiso del PSOE de recuperar y mejorar tales derechos en el momento que llegue al poder. 1.9. UNA ALTERNATIVA DEMOCRATICA Y SOCIALISTA Mientras, los movimientos ciudadanos deslegitiman cada vez con mayor fuerza los comportamientos de los teóricos mandatarios de la ciudadanía, que se aferran a estructuras, modos de representación, formas de control, actuación y privilegios adquiridos que han quedado caducos; incrementándose con mayor fuerza un clamor de igualdad, justicia y transparencia fomentado por una información comprometida cada vez más transparente, libre y al alcance de los ciudadanos de a pie. Vivimos unos tiempos en los que los principios propios de un proyecto democrático de izquierdas, universal, ético y coherente, los valores de dignidad y respeto de uno mismo y hacia los demás, la libertad y la igualdad, la justicia social, la solidaridad, la fraternidad y el sentido de responsabilidad ante la sociedad, el reparto equitativo de la riqueza y la reasignación de bienes públicos para el bienestar colectivo, están muy deteriorados y en regresión. Los socialistas tenemos que dar prioridad a esos valores y unirnos a las personas que creen en ellos. Hay que “lograr políticas con política” (Ernst Stetter) y, hacer desde el interés de la voluntad general otra política económica, social y fiscal distinta para reconstruir el pacto social por la prosperidad igualitaria y el bienestar social como reivindicación democrática radica. Los socialistas no podemos dejar de analizar las fases de esta crisis sistémica porque la superación y la forma de salida de la misma condicionan sobremanera esta década y ¿la próxima? Las lecciones de economía política que reinterpreten esta etapa están aún abiertas y tienen correlación con La izquierda que se busca (título del libro de nuestro compañero José Antonio Pérez Tapias, EUG, Granada, 2010) y con el papel del socialismo ahora y en el futuro inmediato; porque si la izquierda plural “quiere seguir 30 siendo políticamente protagonista de avances hacia mayores cotas de libertad y nuevos logros de igualdad, de transformaciones sociales emancipadoras y de reformas económicas que en serio tengan en cuenta los requerimiento ecológicos, ha de rencontrarse a sí misma. Eso implica redefinir su proyecto y clarificar sus objetivos, rehacer su discurso y modular de otra forma sus mensajes, reelaborar las apoyaturas teóricas y profundizar en los análisis críticos, sin olvidar la insoslayable cuestión de cómo resolver a estas alturas sus necesarias formas de organización y funcionamiento democráticos y la manera en que proceder a la estructuración de los imprescindibles sujetos colectivos y de las insoslayables alianzas para la acción política que hay que llevar a cabo.” (Pérez Tapias; J.A., Ed. Cit ,pág. 18). Uno de los retos más inmediatos que debe abordar conjuntamente el socialismo en Europa es ir configurando el proyecto común que nos permita presentarnos -ante la ciudadanía de cada país y ante la europea- como el colectivo con propuestas políticas, sociales y económicas más avanzadas y el instrumento –el PSE- capaz de llevarlas a cabo, para la superación de crisis y la transformación social mediante alternativas basadas en la colaboración, la igualdad, la justicia social, la igualdad, la paridad de sexos, la solidaridad, la redistribución de la riqueza....… Es fundamental construir una salida socialista de la crisis, cambiar el rumbo de Europa, articular otra política económica por la izquierda que tienda hacia la democracia económica y garantizar y ampliar el Estado del Bienestar con los parámetros transformadores de nuestra época. No es posible salir de la crisis utilizando los mismos mecanismos liberales que han llevado al colapso a la economía; ahora romper la hegemonía ideológica del neoliberalismo y de la derecha, exige la alternativa de un socialismo con políticas nítidas “de izquierdas” para superar la situación actual y volver a emprender las dinámicas del progreso colectivo. A medio plazo, disponemos de una gran oportunidad para recuperar todo el sentido de lo que significa la acción política transformadora al servicio de la mayoría ciudadana y presentarnos como un partido abierto que, desde los valores del socialismo y la izquierda, realmente responde a la voluntad general y a la necesidad de cambiar determinados aspectos negativos de la vida económica, social y política: Precisamente el año próximo se convocarán las elecciones al Parlamento Europeo. Esas elecciones serán muy transcendentes para el modelo social y el futuro de la Unión Europea. Sus resultados influirán de manera decidida en el próximo futuro de la construcción de la Unión europea. Para hacer frente de la mejor manera a esas elecciones en el contexto actual, habría que trabajar para configurar una mayoría de izquierdas capaz de avanzar hacia el cambio de rumbo que se necesita. En un ambiente donde se acentúa la desconfianza hacia la actividad política y se acusa a “los políticos” de constituir una “clase” con privilegios y particulares intereses; la derecha española aprovecha para importar el rancio ultra conservadurismo del “tea party” y mezclarlo con su tradicional componente ideológico autoritario y reaccionario e implantar la contrarreforma social, desmantelar el Estado y la acción pública, reducir la política al dictado de la clase plutocrática, subordinarla al capitalismo tóxico de la especulación improductiva, raptarla para el “matonismo” segregador de su discurso populista y el ejercicio de unos pocos. De ahí la necesidad de reaccionar en un triple ámbito: a) generar nuevas (y otras) alternativas para la salida de crisis; b) recuperar la 31 autonomía de la POLÍTICA, plantear una profunda regeneración de la vida pública y una reformulación de las instituciones representativas y de gobierno; c) renovar y cambiar profundamente el PSOE para recuperar la hegemonía del discurso de la izquierda y la sintonía con la mayoría social de las clases populares, trabajadores y clases medias. Este es el tiempo de la izquierda. El PSOE tiene que relanzar, frente al neoliberalismo económico y al rancio neoconservadurismo ideológico, los valores de la paz, la justicia social, la solidaridad, la igualdad y la libertad. Hemos de ser vanguardia en la defensa de los DD.HH., del desarrollo sostenible, de la lucha contra el hambre y la pobreza, en la exigencia de un nuevo orden mundial donde las personas dejen de ser una mera mercancía. Preconizamos una nueva gobernabilidad mundial en la que las Naciones Unidas hagan prevalecer los principios de la democracia, de la resolución pacífica de los conflictos y el respeto al derecho internacional. Estamos contra el pensamiento único y las guerras preventivas. Desde el PSOE tenemos que efectuar un análisis de la situación de España y la UE y hay que ofrecer unos ejes básicos para una clara alternativa política desde la izquierda, en un contexto de crisis económica particularmente complicada para toda la sociedad , cuando millones de ciudadanos y ciudadanas sufren el desempleo, la pérdida de sus puestos de trabajo, el cierre de empresas; y los recortes de los derechos laborales y sociales que la derecha impone a todos los trabajadores y ciudadanos, desmantelando el Estado de Bienestar frente a los valores cívicos (libertad, igualdad, justicia social, solidaridad,…) que fundamentan el progreso y el bienestar, la corrección de las desigualdades y desequilibrios, y la equidad en las democracias más avanzadas. Fuera del ámbito europeo, como contrapunto de esperanza, cabría mencionar y saludar, el “nacimiento” de nuevos intentos de avance por la izquierda en América Latina, los llamados socialismos del siglo XXI, donde distintas formaciones políticas de inspiración socialista, además de estar sacando de la pobreza a millones de personas, han sido capaces, por el momento, de decir no a las pretensiones de las entidades más representativas del capitalismo, alumbrando así un futuro prometedor y que desde Europa deberíamos observar con atención. Mostramos nuestra preocupación por el reciente golpe de Estado en Egipto que condenamos. No creemos que ese sea el camino para acceder a la democracia, el pluralismo y el estado de derecho. La represión de la importante parte de la sociedad egipcia que eligió al Presidente Morsi no generará mas que problemas más grandes, sin solucionar ninguno de los desafíos estructurales del país, ayudando de paso a desestabilizar un poco más la región. Nos hemos opuesto a la anunciada, y por el momento frenada, intervención militar extranjera en el conflicto de Siria, ante la ausencia de pruebas irrefutables de quien ha hecho uso de las armas químicas de destrucción masiva utilizadas y la inexistencia de una resolución de la ONU al respecto, con la subsiguiente vulneración de la legalidad internacional. En el Mediterráneo es necesario agotar todas las posibilidades de una salida política de las múltiples crisis existentes. La Unión Europea en estos difíciles momentos 32 debe asumir sus responsabilidades en la defensa de los valores y principios que la inspiran, y en esa medida convertirse en vanguardia de las salidas políticas de los conflictos en Siria y en toda la región. Por nuestras ideas, por estar organizados en un partido centenario de izquierdas, tenemos la obligación de dar respuestas sociales y democráticas a las demandas y necesidades ciudadanas. Y todo ello, como socialistas de hoy en un mundo globalizado (y deshumanizado) que hay que socializar sacándolo de la actual deriva hacia la barbarie a la que se dirige en España, en Europa y en el mundo; alineándonos con un internacionalismo solidario entre los pueblos y los trabajadores de todo el mundo desde nuestros principios y valores fundacionales. Estamos hablando de realizar la utopía (racional) posible de un Mundo mejor, desde convicciones inclaudicables. 1.10. REGENERAR LA POLÍTICA Y RECUPERAR EL PSOE La crisis ha puesto de manifiesto muchos problemas, renuncias, acomodos, cobardías, connivencias e incapacidades políticas – que desde hace mucho tiempo no hemos querido ver y que ahora necesitamos asumir y explicar ante la ciudadanía. Lo peor del análisis que se sigue haciendo, es que no es el nuestro sino el impuesto por la lógica del sistema y que hemos aceptado. El tema no es tanto la deuda, sino el debate de alternativas de transición para el reparto y redistribución de la riqueza, el control social de los medios de producción y un desarrollo más equitativo y sostenible. La emergencia del “Movimiento del 15M”, aglutinando ciudadanos y ciudadanas de diversa procedencia, fue una de las manifestaciones más evidentes del rechazo a las políticas aplicadas, al sometimiento a los mercados, a la devaluación de la democracia, a la insuficiencias de la representación y participación política; ante las formas “ideológicas” particularistas, sectarias y autoritarias de gobernar de la derecha que destruyen el Estado de Bienestar y amplían la brecha entre la minoría de privilegiados y las gran mayoría de ciudadanos. La reacción social se produce no sólo cuestionando las políticas del gobierno, también rechazando la práctica política al uso “de los partidos y de los políticos”. Rotunda llamada de atención ante la que los socialistas hemos reaccionar desde los valores del socialismo democrático, planteando –y recogiendo- las alternativas e iniciativas que sintonicen nuevamente con la mayoría ciudadana que rechaza privilegios, pide transparencia y control frente a la imposición de los poderes opacos y de los intereses de los poderosos, quiere que se aclaren responsabilidades sobre las decisiones y gestión en las entidades financieras y otros ámbito causantes de la crisis, reclama honestidad, ejemplaridad, compromiso y rendición de cuentas a gobernantes y cargos públicos, y que pretende acentuar la acción pública y colectiva para transformar la sociedad. Muchos ciudadanos critican que sus representantes políticos no mantengan un discurso coherente y formulen alternativas sólidas y válidas para el bienestar de todos/as, descalifican comportamientos de cargos públicos que se aferran a privilegios que eluden el control social y resultan inadecuados en los representantes de la soberanía 33 popular. Los socialistas no seremos alternativa creíble sin recuperar el pleno sentido de la política democrática como compromiso ético y cívico con la voluntad general y el bien común, siendo necesaria una profunda rectificación para reiniciar el proyecto socialista, recuperar compromisos fuertes sobre una posición socialista (de izquierdas) para liderar la salida de la crisis, reconstruir el Estado social y democrático que el PP ha destrozado, reafirmar los valores del republicanismo y laicismo, plantear un Federalismo cooperativo e integrador y defender abiertamente que la Unión Europea sólo podrá superar la actual crisis mediante una mayor integración política, la coordinación de las políticas fiscales y económicas y la recuperación del modelo social europeo. Pero –sobre todo- tenemos que demostrar a los ciudadanos que la transparencia y la rendición de cuentas son la bases de la regeneración de la política y que estamos dispuestos a reconstruir el PSOE, cambiar el funcionamiento del Partido y acentuar la democracia interna en el debate y la toma de decisiones, con más autocrítica, confrontación interna de posiciones, contraste auténtico de alternativas para que desde la pluralidad de sensibilidades y propuestas se decanten convergencias sobre proyecto, estrategias equipos y liderazgo/s. Cuando gobernábamos, la complacencia con el ideario “neoliberal” debilitaba o limitaba nuestra acción política para hacer efectivos nuestros programas electorales y caíamos en contradicciones (privatizaciones, bajadas de impuestos, desregulación financiera, etc.) que aumentaban las desigualdades. Si en las encuestas se percibe que el Partido Popular sufre un descenso notable, el PSOE prácticamente permanece estancado, al atribuirnos todavía los ciudadanos/as responsabilidades en la gestión de la crisis por el anterior Gobierno socialista, porque muchos piensan que en los cargos del PSOE permanecen “los de siempre”, que no hemos renovado liderazgos y formulado suficientes propuestas de cambio o, simplemente, otros permanecen a la expectativa llevados por el “ambiente” de desconfianza hacia la “clase política”. Es necesario construir un proyecto de sociedad diferenciado y con alternativas de gran calado, que consiga el apoyo social de una mayoría transformadora de la ciudadanía. El proyecto socialista tiene que recuperar el sentido de las grandes utopías emancipadoras que inspiraron y movieron el progreso de los derechos y el desarrollo de los pueblos. La derecha española, como fuerza política electoralmente hegemónica agrupada en su partido único, se apresta ahora a reducir a la mínima expresión las instituciones políticas, sociales y económicas de las Comunidades Autónomas y del Estado, preparando la vía autoritaria hacia la imposición de poderosos intereses privados, la desintegración social, el crecimiento de las desigualdades y la jibarización de la democracia. Como decía Manuel Rivas (¿Qué país es este?, Diario El País, 8 de setiembre de 2012, p. 60, contraportada): “No podemos resignarnos a que hagan de nuestro país un país de mierda”. La deriva de la crisis que ha causado una enorme regresión y desigualdad en la sociedad, no proviene de postulados ineludibles de la economía, sino de decisiones que los gobiernos han tomado prácticamente al dictado de la plutocracia. Por la izquierda hay alternativas (Vicenç Navarro, Juan Torres López y Alberto Garzón Espinosa, con 34 prólogo de Noam Chomsky): Hay Alternativas, Ed. Sequitur-ATTAC España, 2011) y hace falta un proyecto político auténticamente socialista que recupere la mayoría para un gobierno de transformación que consiga el apoyo electoral continuado –en varias legislaturas- y el compromiso mayoritario de la ciudadanía para aplicar iniciativas que cambien realmente el panorama actual y sitúen a la política y a las políticas públicas como impulsoras del progreso económico y social, del pleno empleo. El PSOE no ha sido, ni puede ser, solo un partido de cuadros. El PSOE nace y se desarrolla con el movimiento obrero y la lucha de las clases populares por la igualdad, la justicia social, la libertad con equidad y la solidaridad; somos un partido de clase y de masas, comprometido con la mayoría social plural, con la emancipación, la transformación y el progreso social. La democracia interna y el funcionamiento partidario tienen que corresponderse con nuestra trayectoria histórica de partido abierto, participativo, donde las distintas propuestas se debaten, incorporan y se transforman en decisiones adoptadas democráticamente, sin que la opinión de la mayoría excluya la integración y aportaciones de las minorías, y a que el bloque social de progreso que nos apoya se compone de grupos diversos con propuestas e intereses plurales. “Profesionalizar“el Partido y mantener, desde un liderazgo “presidencialista” y su entorno la unidad/centralidad de las decisiones, la acción y los mensajes; “esclerotiza” la actividad orgánica y la iniciativa y capacidad de propuesta del colectivo de militantes y simpatizantes. Cuando la unanimidad (a veces en el error) de los órganos dirigentes (cargos orgánicos y públicos) y la dirección única de arriba hacia abajo reducen y limitan la pluralidad interna del Partido como generador/emisor de políticas y receptoragregador de iniciativas ciudadanas, este “empequeñecimiento” del campo de juego nos desconecta de los motores de cambio de la mayoría progresista (republicanismo cívico): y si nuestras bases sociales dejan de ser los referentes de la aplicación del proyecto socialistas, si se adulteran nuestros valores, se ignoran las resoluciones de los Congresos y los compromisos de los programas y se difuminan nuestras estrategias y objetivos; el desconcierto y frustración en nuestros votantes acarrea su retracción, la derrota electoral es inevitable y la debacle se acentúa . Las fuertes derrotas del PSOE en los últimos dos años, hacen muy necesaria la autocrítica y nos sitúan ante responsabilidades y tareas insoslayables: estamos en una etapa de práctica “refundación” de la socialdemocracia y la izquierda y de recuperación de nuestra identidad y valores, de reformulación del nuestro proyecto socialista, de renovar equipos, proceder al relevo de dirigentes y de cambiar profundamente el funcionamiento interno de nuestro Partido para abordar nuevos tiempos, nuevos retos y liderar alternativas de progreso social. Si queremos recuperar la credibilidad de la sociedad en nuestro Partido, mantener el apoyo de quienes nos han votado, avanzar en ese proyecto de mayoría compartiendo alternativas con los ciudadanos/as, hemos de actuar con coherencia entre ideología y praxis en la línea de nuestros declaración de principios y conforme a los valores socialistas. Debemos trabajar por la acción transformadora de la Política para el 35 bienestar y progreso de la gente para sintonizar de nuevo con nuestro electorado natural, la clase trabajadora (asalariada, autónoma, profesional) y sectores empresariales y sociales progresistas que confían en la recuperación de la trayectoria y acciones del proyecto emancipador del socialismo para avanzar en España y Europa. “…Con el tiempo, una prolongada recesión económica puede poner de nuevo en marcha el motor del conflicto político y de la división ideológica que le confirió su impulso al continente en el pasado”. (Perry Anderson. El Nuevo Viejo Mundo. Ed.Akal, Madrid, 2012, p. 555). Estamos en el umbral de un profundo cambio social con nuevos paradigmas de representación y participación ciudadanas. No debemos limitarnos a considerar que los partidos son la única forma de articulación de la voluntad cívica; hemos de atender a otras fórmulas participativas que contribuyen a la expresión de los intereses de ciudadanos y ciudadanas. Ante esos nuevos tipos incipientes de participación, aún poco estructurados, no podemos estar ausentes de las reivindicaciones que expresan muchos de sus grupos y plataformas cívicas, a las que hemos de exponer nuestras iniciativas y, en muchos casos, asumir sus propuestas. 2.- LA IDENTIDAD DEL SOCIALISMO DEMOCRÁTICO El declive de los ideales “emancipadores” de la izquierda y del sentido del progreso transformador han conducido a Europa a una situación muy difícil; ya que la supremacía de los intereses del capital financiero y la imposición de las políticas neoliberales de la derecha, causantes de la crisis económica, se traduce en una grave involución de los derechos sociales y en la reducción del Estado de Bienestar; lo que conlleva un considerable aumento de las desigualdades y un retroceso de las conquistas del movimiento obrero y de las clases populares, conseguidas en dos siglos de luchas y reivindicaciones, por la libertad igualitaria y la justicia social, contra el capitalismo más depredador, egoísta e inhumano. Tales políticas que practican los halcones del capital tienen gravísimas consecuencias para nuestras sociedades: agudo incremento del desempleo y de la precariedad laboral, drástica caída de los ingresos de las familias y aumento de la pobreza, privatizaciones de bienes públicos, segmentación social, desconfianza en la acción de las instituciones y retroceso de los valores que sustentan las sociedades democráticas . Esa ofensiva de la derecha que sigue beneficiando al capitalismo especulador, sólo se puede frenar y revertir mediante una amplia convergencia de las fuerzas políticas de la izquierda con las organizaciones sociales y los sectores progresistas para articular un gran proyecto de la mayoría que supere las contradicciones –irresolubles- del sistema capitalista y avanzar hacia el socialismo. El socialismo surgió como alternativa al capitalismo para crear una sociedad más libre, igualitaria, justa y democrática; este sigue siendo el objetivo del socialismo democrático. Y el habernos desviado de él ha significado la preponderancia de una sociedad de los poderosos, con el agravante que ha destruido los valores de la solidaridad, humanismo e igualdad, impregnando al ciudadano de individualismo y dándole como valores competitividad y el triunfo individual expresado en valor 36 monetario. El socialismo no puede actuar como un complemento “reformista” del capitalismo, para hacerlo menos egoísta, agresivo y acumulador; desde Izquierda Socialista queremos incidir en que el objetivo final del socialismo es la superación del sistema capitalista. La corriente Izquierda Socialista del PSOE coherente con nuestros valores y posiciones ideológicas hemos elaborado –y planteamos- múltiples propuestas para reformular el proyecto socialista, como lo prueba el contenido de este documento, sin descartar la autocrítica para reconocer los errores que nos han alejado de muchos ciudadanos y ciudadanas y reiniciar nuestro compromiso con la mayoría social, en un proyecto socialista de futuro. Por ello, y ante las actuales circunstancias, este Ideario programático adquiere un componente de Manifiesto “refundacional”: propugna el “cambio de rumbo” en un momento necesitado de clarificación y de iniciativas creativas e ilusionantes de progreso y transformación hacia el socialismo democrático. Y, además, se enuncia cuando para revertir la crítica situación de este País una prioridad fundamental es la reconstitución y renovación del PSOE, para recuperar las iniciativas desde la izquierda. Con estas reflexiones básicas nos proponemos contestar a preguntas clave derivadas del difícil escenario descrito. 2.1. CRISIS CAPITALISTA Y HEGEMONIA DEL NEOLIBERALISMO. Durante las últimas décadas priorizando la economía especulativa sobre la productiva, se generaron burbujas insostenibles cuya eclosión resultó inevitable; y el estallido financiero de finales de verano de 2008 culminó la larga etapa de auge del “capitalismo del desastre” abriendo un tiempo de depresión e impredecibles consecuencias. Los déficits presupuestarios en 2009 y 2010 evitaron la quiebra del sistema bancario. Entonces y con posterioridad, las multimillonarias ayudas públicas utilizadas para impedir el hundimiento del sistema financiero mundial y el colapso de la economía real, no han servido para la recuperación de la producción, el empleo y el consumo. Las instituciones y organismos supranacionales y los gobiernos no aplicaron las medidas adecuadas de regulación y supervisión financiera, limitación del capitalismo especulativo, progresividad fiscal y control del fraude. En nuestro caso, se ha defendido y realizado una contracción del gasto público, aunque es claro que eso profundiza la depresión de toda la economía. Incluso se acepta una infrautilización de la capacidad productiva que afecta de manera desastrosa la productividad y competitividad de la economía en su conjunto, y eso probablemente de forma duradera. Todo ello no es otra cosa que el desarrollo del modelo capitalista de organización de la producción y la sociedad. Esta nueva crisis adquiere dimensiones globales y, en definitiva, resulta sistémica. Necesitamos un nuevo modelo que no deprede los recursos del Planeta ni se sustente en la sistemática explotación de las personas. Cuando la crisis empezó a emerger, hubo voces que expresaron el fracaso del modelo, incluso desde las filas neoliberales. Sin embargo, una vez que poderosos 37 intereses minoritarios consiguieron que las quiebras de grandes conglomerados financieros privados fueran “asumidas” por el Estado y “transferidas” al erario público. el liberalismo económico se dispone a seguir en su camino de dominio intenso de la sociedad en sus dos grandes vertientes: la “estructura social” y la cultura. En estos momentos, utilizamos el segundo de esos términos en el sentido de esa conciencia colectiva que tiende a ser asumida por los individuos. En cuanto a la “estructura social”, suele entenderse como el conjunto de normas y relaciones, asimismo instituciones, que conforman una sociedad en términos objetivos, de modo que constituyen lo que podría denominarse su organización. 2.2. DESIGUALDAD, EXCLUSION Y “ASIMETRIZACION” DE EUROPA. Una de las claves más importantes de la Crisis económica reside en ese aumento de la desigualdad. Por ejemplo, en España hay empresas cuyo abanico salarial es de 1 a 1.000. Ahora bien, hay desequilibrios aún más injustos. Por ejemplo, los que tienen su base en la pura propiedad de medios de producción, sin que el beneficiario contribuya a la producción, o en la posesión de un patrimonio que da lugar a unas rentas desproporcionadas, como ha ocurrido con muchos inmuebles. El FMI reconocía en un reciente informe sobre España que este era uno de los países en los que se estaba registrando una de las mayores ampliaciones de la desigualdad en la distribución de la renta y en el aumento de la pobreza. La década expansiva que concluyó con el inicio de la crisis, ya había ensanchado significativamente esa desigualdad, como muestra EUROSTAT. Probablemente estamos ante la clave más importante de la crisis actual. Nos referimos a una desigualdad tan extraordinaria que hace imposible una economía sostenible y competitiva. Por un lado, expulsa de manera continua de la actividad económica y la posibilidad de subsistencia, a una proporción cada vez más amplia de la población. Por el otro, genera unas rentas que unas veces tienen una contrapartida productiva, pero son tan desproporcionadas que resultan inhumanas. Otras veces carecen de justificación en la producción, pues son fruto de la especulación, o de la acumulación por parte de generaciones precedentes. La política que se ha venido aplicando a lo largo de la crisis, está logrando que la recesión se eternice, y la destrucción de empleo continúe. Se ha seguido afirmando que no existe otra salida que reducir los salarios, abordar “reformas estructurales” que restringen derechos, y mantener una irracional austeridad, cuya concreción se ceba en la progresiva destrucción de servicios públicos esenciales (educación, sanidad, dependencia). El empobrecimiento colectivo y la desigualdad social, se acentúan de forma insoportable. Esas políticas, lejos de potenciar la cohesión social e integración europea, llegan a poner en riesgo la supervivencia del euro, y consolidan una Europa de “dos velocidades”. Y también de tratos diferenciados en los países de la UE. Por ejemplo, Alemania tras su reunificación, llegó a un déficit del 6 %. Sin embargo, a Grecia se le ha exigido que llegara al 1,8 %; entre otras cosas, en beneficio de los bancos prestatarios en países desarrollados. La política de los países dominantes en la UE ha incrementado el 38 descrédito de los países del Sur. Paradójicamente, el Banco Central Europeo presta por debajo del 1% de interés a los bancos privados que aprovechan las cantidades obtenidas para adquirir deuda pública de los países con mayores dificultades percibiendo intereses entre el 4% y el 6%. Eso ha provocado una elevada prima de riesgo de los países europeos “periféricos” frente a un aprecio correlativo de la deuda de los países dominantes, que ha culminado en intereses negativos. Sin embargo, Alemania ha conseguido un mercado amplio y cómodo a través de la unificación europea. A lo largo de la crisis está acentuando su hegemonía económica y política, pero al mismo tiempo necesita que sus clientes en el mercado europeo mantengan un cierto nivel de poder adquisitivo. En definitiva, se sigue favoreciendo la Europa de las elites y el capital frente a la Europa democrática de los ciudadanos, a riesgo de poner en cuestión el propio proyecto europeo. Por eso insistimos en que no debería aplazarse por más tiempo una Conferencia Europea de los partidos socialistas, socialdemócratas, progresistas y de izquierdas, para "salvar" la otra Europa. 2.3. EL GOBIERNO DEL PP O LA DESTRUCCION DEL ESTADO SOCIAL. A escala interna, es necesario oponerse al Partido Popular en su recorte de derechos y libertades, de la seguridad social, del empleo, la educación, la cultura, de la política laboral y la fiscalidad, Hay que oponerse a las privatizaciones, a la intrusión partidista en las Instituciones fundamentales del estado y al retroceso autonómico. El PP, bajo el pretexto de solventar la crisis, adopta medidas que benefician descaradamente a intereses privados y refuerzan las pretensiones oligárquicas de los sectores más reaccionarios. El PSOE tiene la responsabilidad de frenar estas contrarreformas a las que nos está conduciendo el Gobierno de la derecha, trabajando junto con sindicatos, partidos de izquierdas y de progreso y organizaciones de la sociedad civil, organizando plataformas y foros de debate, movilizaciones populares y sobre todo una oposición responsable y eficaz. 2.4. LA ESPECULACION INMOBILIARIA Durante mucho tiempo, el suelo y la vivienda han constituido uno de los cauces más importantes de actividad especulativa. Su tenencia no se ha dirigido sólo a la satisfacción de una necesidad fundamental, sino que ha “sacralizado” un depósito de valor estimado como seguro, y destinado a un crecimiento indefinido de su valor. En nuestra experiencia reciente, ello ha provocado que en bastantes ciudades los precios de la vivienda hayan llegado a ser hasta siete veces superiores al valor de la construcción. La especulación sobre el suelo ha canalizado aproximadamente la cuarta parte de la renta nacional hacia personas que, al menos por ese concepto, no realizan ninguna actividad productiva estimable. En cambio, muchas familias con dos salarios han tenido que aplicar hasta la mitad de sus ingresos en satisfacer esas rentas. 39 La facilidad y economía de los créditos, sin una supervisión bancaria responsable, ha operado como un estímulo para seguir elevando el valor de los inmuebles. La especulación inmobiliaria ha sido un cáncer para la economía española durante mucho tiempo, Mientras tanto, una parte muy importante de las rentas salariales tiene que seguir destinándose a generar rentas sin contrapartida productiva. Pero, para los socialistas se trata de una cuestión de gran importancia. El mercado de suelo y vivienda ha venido siendo un cauce de obtención injusta de plusvalías, semejante en importancia a la explotación a través de medios de producción, con la diferencia de que los propietarios de empresas realizan un esfuerzo productivo y los tenedores de suelo no necesitan realizarlo y, en muchos casos, simplemente especulan para obtener rentas impropias. El suelo es un bien natural, cuya propiedad corresponde primariamente a la comunidad y debe primar su valor público y social. De hecho, hay países incluso desarrollados en los que la propiedad del suelo corresponde en forma eminente al Estado. Puede ser oportuno respetar la propiedad privada del suelo; ahora bien, con un régimen de cargas fiscales y condicionamientos públicos ajustados al destino, extensión, ocupación y situación de los inmuebles, y apostando por una política pública del alquiler. 2.5. IDEOLOGIA Y CIENCIA ECONOMICA. Desde hace dos décadas aproximadamente, el Liberalismo económico ha ido tomando ventaja en la sociedad. Al afirmarse como algo absoluto en la naturaleza humana y el fundamento de la racionalidad económica, el Liberalismo ha favorecido que se tome a si mismo como un postulado práctico, sin alternativas: “pensamiento único”. Con ello, se ha provocado la emergencia de una realidad que al mismo tiempo, viene a decirse, corrobora la teoría. Ahora bien, esa expansión en la búsqueda del beneficio, parece haber sido uno de los factores de la Crisis económica. Los diversos agentes económicos han aprendido en una presunta ciencia cómo maximizar la codicia y optimizar sus logros. Uno de los efectos de esa multiplicación de codiciosos ilustrados, ha consistido en que gradualmente ha ido perdiendo peso la producción de bienes y servicios en beneficio de la actividad financiera más rentable, muchas veces especulativa. Se trata del ilimitado e incontrolado poder financiero o “financiarización” de la economía. Respecto a los inversionistas, han dejado de pensar en términos de empresa para hacerlo en términos de negocio especulativo. En cuanto a los ejecutivos, tienden a aplicar el imperativo de maximizar beneficios no en la empresa para la cual trabajan, sino en su provecho personal, orientando su gestión a reducir costes “a cualquier precio”, con el fin de elevar los resultados a corto plazo. Con ello comprometen la supervivencia de las empresas que gestionan. Cuando han añadido “un mérito más” a su curriculum, pasan a una nueva empresa a la cual descapitalizar. 40 Mientras tanto, los trabajadores que no tienen recursos para especular, pero sostienen con su trabajo la producción de bienes y servicios, suelen ser valorados como agentes de menor importancia para la economía y, a menudo como un coste, más que un recurso decisivo para la producción. Por el contrario, la producción de bienes y servicios se convierte en un medio para obtener recursos financieros, con una virtualidad intrínseca para multiplicarse por sí mismos. Según diversos autores, la aceleración del ritmo para acumular desmedidas ganancias por parte de elites poderosas, ha multiplicado los sobrecostes del capital frente a la devaluación del coste del trabajo; y las desigualdades sociales se han incrementado extraordinariamente con la creciente explotación de los trabajadores y el despilfarro de riqueza que no se invierte en la economía productiva. (Puede verse: Laurent Cordonnier: El Coste del capital, la cuestión que cambia todo. Le Monde Diplomatique (en español). Julio 2012, p. 3). Por las razones enunciadas, parece conveniente gravar con mayor progresividad no sólo las rentas altas y operaciones especulativas, sino también patrimonios y herencias superiores a cierto mínimo. Frente al pensamiento único que conviene al capitalismo, hay que crear nuevas escuelas en las ciencias sociales y articular grupos de reflexión que propugnen otras bases económicas con fines de beneficio social y no individual y especulativo, que hagan la revisión crítica del crecimiento indiscriminado y de la falsedad que entraña la aplicación de los conceptos de competitividad y productividad. Hemos de ser capaces de salir del corsé que el sistema nos ha puesto para que siguiendo su razonamiento, métodos y parámetros, renunciemos a otro tipo de modelos de producción y de relaciones socioeconómicas alternativas, absolutamente necesarios para superar el colapso generado por la quiebra capitalista. 2.6. EXTENSION DE OPORTUNIDADES Y COBERTURA DE NECESIDADES. Uno de los planteamientos que defendemos con más insistencia es la extensión de oportunidades, sobre todo a través de la Educación, y también del acceso a la iniciativa empresarial, la investigación y el empleo de calidad. Una sociedad que aprovecha el talento y lo desarrolla, es más productiva, y con ello genera economías externas en beneficio de las empresas a escala singular, y en determinadas condiciones en beneficio de los propios ciudadanos y la colectividad. En la Socialdemocracia, el criterio de generación de oportunidades se integra en uno más amplio, que trata de canalizar la productividad de todos hacia la cobertura de las necesidades sociales básicas de todos los ciudadanos. Podría expresarse en el viejo principio de “de cada uno según su productividad, y a cada uno según sus necesidades”. Esto segundo remite, entre otras prestaciones y transferencias, a la asistencia sanitaria, las pensiones y la renta de inserción. Respecto a las dos primeras, damos por conocidos y aceptados los criterios fundamentales. Respecto a la renta de inserción, no sólo forma parte de la cobertura de necesidades, sino también de la integración de la persona en la sociedad, aceptando su singularidad y capacidad productiva. El progreso técnico permite cubrir las necesidades fundamentales del hombre 41 siempre que su producto se destine a ello y no para la acumulación de capital especulativo, y se puede reducir el tiempo de trabajo económicamente productivo de bienes y servicios, combinándolo con el desarrollo de otro tipo de actividades, no necesariamente monetarizables, que crean tejido social, estabilidad, integración y convivencia. LA ACCION PÚBLICA EN LOS MERCADOS DE FACTORES PRODUCTIVOS. 2.7. La Crisis económica es tan acuciante que parece poner en cuestión la posibilidad de dar cumplimiento a algunos criterios de raíz ética. Sobre todo, cuando corresponden a derechos cuya cobertura exige un aumento del gasto público. Por ello, parece conveniente atender simultáneamente a su consideración política y a la económica. Concretamente, la Socialdemocracia da gran importancia a ciertos derechos materiales, como son el derecho al trabajo, la extensión de oportunidades y el derecho a la educación, la sanidad, la vivienda…. Ahora bien, antes de abordar cada uno de ellos, veamos su incidencia en el gasto público y sus posibilidades de realización en el actual marco económico que establece sus propias prioridades y reglas de funcionamiento. Empecemos por reconocer que España tiene un grave problema de productividad y competitividad. También es cierto que nuestro país tiene importantes rigideces. Gran parte de todas esas insuficiencias parecen residir en los mercados de factores productivos, que adolecen de ineficiencias muy graves. La mayor parte de ellas son achacables a la falta de cultura empresarial acostumbrada al beneficio inmediato y en ocasiones especulativo, falta de visión a medio y largo plazo, mercados cautivos y/o privilegiados, falta de inversión en investigación e innovación, falta de tradición negociadora entre capital y trabajo, a la vez que una cierta debilidad de perspectiva y a la debilidad de la acción pública. Por ejemplo, el mercado de trabajo adolece de opacidad, ineficacia en los servicios de empleo, inadecuación de la oferta de cualificaciones para ajustarse a la demanda, y movilidad así como falta de tradición negociadora y sentido de consenso entre empresas y sindicatos, que prefieren delegar en los poderes públicos la solución de sus diferencias. En cuanto al mercado del suelo ha sido tradicionalmente un elemento de especulación y de creación de beneficios fáciles a corto plazo sin necesidad de invertir en formación, innovación, ni asumir desafíos o riesgos mayores, contando además con niveles salariales fácilmente controlables por el empleo de mano de obra abundante y poco cualificada Vayamos ahora brevemente al mercado de lo que puede entenderse como otro factor productivo: el capital, pero en su vertiente financiera. Como sabemos, una de las dificultades para remontar la crisis económica reside en que los mercados de capital para la inversión productiva, registran una gran penuria de crédito, debido a que éste se ha dirigido en gran parte los años anteriores a la especulación inmobiliaria y al consumo, en una proporción importante con endeudamiento hacia el exterior. El crédito público se eliminó, y la Banca privada ha empleado la mayor de la liquidez suministrada por el BCE en recapitalizarse, comprar deuda pública, y refinanciar el crédito inmobiliario y al consumo. 42 Antes se dijo que el diagnóstico de la crisis y la propuesta de medidas para superarla, adolecen a menudo de un sesgo ideológico. Uno de los tratamientos que parecen desenfocados, es el tratamiento de la Banca. Dejemos a un lado su protagonismo en el desencadenamiento de la crisis, a través del diseño y venta de derivados y otros “productos financieros” en un volumen tan superior a los activos reales de base, que en realidad ha consistido en un fraude gigantesco. Sorprendentemente, la solución está consistiendo en refinanciar a las entidades fraudulentas. Ahora bien, en el contexto actual de recesión económica, la necesidad de financiación para las empresas y las personas tienen una especial trascendencia para el crecimiento y el desarrollo. Se entiende que una de las contribuciones más importantes de la Banca, es que canalizan el ahorro que procede en su mayor parte de las familias, así como otra financiación proveniente de la UE hacia la inversión productiva. Sin embargo, algunas entidades españolas, en ocasiones en situación fraudulenta, han sido refinanciadas sin condiciones, y han encontrado más rentable y cómodo orientar principalmente su actividad crediticia hacia los particulares, y financiarla en buena parte, recurriendo a entidades de otros países. Así, la proporción muy notable de la deuda privada, es muy superior a la pública. Dado que los grandes bancos son pilares fundamentales del sistema, una parte importante de la política económica de la Unión Europea ha consistido en aportar liquidez a las entidades privadas de crédito, de un modo que les ha permitido obtener un diferencial de interés elevado con poco esfuerzo por su parte. Cuando se detectó ese problema, se trató de utilizar la escasa banca estatal que subsiste: el ICO. Ahora bien, el respeto de la clase política española hacia la Banca (y posiblemente la dependencia de los partidos respecto de la misma a través del crédito), había llevado a que el ICO carece de red de distribución, y la Banca privada no tiene interés en operar de intermediario en el crédito público al por menor. Por tanto, desde hace tres años se padece una necesidad social y económica grave. Sin embargo, el principio de que el crédito debe ser sólo privado se ha hecho tan sacrosanto e intocable, que los partidos e instituciones no hacen nada eficaz para resolver esta gran laguna. Pues bien: es tan evidente la necesidad económica y social existente, que parece urgente no solo desarrollar el ICO, sino también crear una potente y eficaz Banca Pública o bien dar una naturaleza plenamente pública a alguna de las entidades de crédito que efectivamente se están haciendo públicas en sus recursos. Todo lo dicho a propósito de los mercados de factores, debe considerarse desde una perspectiva más amplia de política económica. El Liberalismo tiende a reiterar como un mantra insistente que la actividad del Estado es esencialmente antagónica con la actividad privada. Eso no es cierto: las catástrofes más graves que han azotado España y al mundo en las últimas décadas se han debido esencialmente a la debilidad de instrumentos públicos. La destrucción actual de recursos de esa índole conducirá a costes muy superiores al ahorro que se está consiguiendo. Por el contrario, la política puede cambiar estas situaciones y someter a los mercados. En este contexto, lo que está en juego no es sólo nuestro modelo económico-social, sino la democracia misma. 43 2.8. LA PARTICIPACION EN LA PRODUCCION Y LA FISCALIDAD. La propiedad y la producción no pueden ser reducirse a los ámbitos puramente privados, ya que están enmarcados en un contexto social y deben contribuir al bien común. Debemos favorecer la participación en la gestión de los medios de producción profundizando dar contenido a la función prioritariamente social de la economía mediante la mejora del derecho al trabajo (incluyendo la protección a la parte más débil en la contratación laboral, a través del Derecho del Trabajo), la extensión de oportunidades, la creación de servicios públicos, incluyendo la Sanidad, la Seguridad Social y el control por parte de los entes públicos de ciertos medios de producción (sobre todo, ciertos monopolios naturales y servicios públicos). Continuando con los medios adecuados para distribuir oportunidades y rentas, hemos de volver a tocar la fiscalidad. Junto al objetivo de dar más equidad a la distribución y generar oportunidades, parece conveniente priorizar la producción de bienes y servicios orientados a satisfacer verdaderas necesidades, con antelación al consumo innecesario o negativo para la sostenibilidad de la economía. También es necesario compensar economías y deseconomías externas, sobre todo en Medio Ambiente y suelo, edificación y urbanismo. En nuestro país es urgente reforzar la progresividad en el Impuesto sobre la Renta. Asimismo se impone la creación de un tramo nuevo en el IVA y en el Impuesto de Sociedades, para gravar la producción y consumo de lujo totalmente innecesarios, alto coste y ociosidad social. En cuanto a los criterios concretos de imposición, creemos que es conveniente fijarlos en el programa o programas ajustados a la situación. En lo que respecta a la imposición sobre la renta, parece adecuado el tipo máximo que ha impulsado el Partido Socialista Francés, del 75 % para las rentas superiores a un millón de euros anuales, además de neutralizar y controlar refugios y paraísos fiscales a escala internacional. Al respecto, hay que superar privilegios como los que han beneficiado a las SICAV y aportar una transparencia homogénea con otros activos económicos. Respecto a los paraísos fiscales, es necesario llevar a cabo una actividad a escala internacional y supranacional para eliminarlos, sin perjuicio de medidas bilaterales. Sobre todo, no se puede aceptar que países miembros de la Unión Europea hagan competencia desleal en el Impuesto de Sociedades u otros resortes. También es necesario trabajar a escala internacional y supranacional para gravar las transacciones financieras de carácter especulativo o con posibilidades de serlo. Una pieza última en la política fiscal en su vertiente de ingresos, todavía 7 puntos por debajo de la media de la UE, ha de ser la lucha contra el fraude, en especial en los impuestos más proclives al mismo y que generan rentas mayores, como es el caso de la imposición sobre el Capital. Respecto a algunos de esos impuestos, valdría la pena elevar las multas, tipificar agravantes y dar publicidad a los fraudes. Por cierto, sería conveniente orientar la opinión pública hacia una valoración de los comportamientos ciudadanos: sobre todo los positivos, pero también los más negativos. En la vertiente de gasto los servicios públicos se gestionarán por principio de manera asimismo pública. Sólo se privatizará la gestión cuando sea clara su conveniencia, y se garantice la calidad de las prestaciones, la homogeneidad de dicha calidad entre los destinatarios, y la 44 privacidad de la información que se maneje o pueda llegar a conocerse con ocasión del servicio. Propugnamos la utilización de todos los cauces citados para favorecer la inclusión y una distribución equitativa de rentas. Esos medios son de justicia, pero al mismo tiempo contribuyen a conseguir una economía más productiva, sólida y expansiva. Por ello, no benefician sólo a los ahora excluidos o perjudicados. Incluso los ahora privilegiados podrían disfrutar de unas perspectivas más seguras, y verían retribuida de forma correcta su productividad. En el fondo, existen más recursos que en otros momentos del pasado para poseer un Estado de Bienestar y eliminar la desigualdad creciente. A pesar de los retrocesos recientes en el Producto Social, puede decirse que España nunca ha sido tan rica como hasta ahora. En términos globales, existe la renta suficiente como para que todos los ciudadanos puedan participar en la producción, y para beneficiarse de ella de modo que todos tengan lo suficiente, y muchos bastante más de lo suficiente. No hay progreso social sin redistribución de la riqueza 2.9. EL DERECHO AL TRABAJO DIGNO. Uno de los mitos que más han calado en la sociedad actual es el mito del trabajo considerádo como trabajo productivo, cuyo objetivo no es la realización de la persona sino la producción en sí misma. En efecto el trabajo puede dignificar a la persona, si es un trabajo digno, pero también la puede destruir, degradar y esclavizar en caso contrario. En nuestra concepción abogamos por el derecho a un trabajo digno, que permita no solamente cubrir las necesidades vitales de las personas, sino que sirva a su vez para su realización personal y social y su integración en la sociedad. En especial, se debe fortalecer la posición de los trabajadores en el proceso productivo. Con el doble compromiso de favorecer el empleo de calidad y la productividad, parecen necesarios los desarrollos siguientes: Cuando un ciudadano quede en desempleo, han de hacerse efectivos varios derechos subsidiarios al trabajo: el derecho a percibir una prestación sustitutiva al salario; el relativo a una información, orientación y formación profesional eficaces y adecuadas a las capacidades y voluntad del trabajador, y a las oportunidades de empleo; y el derecho a unos servicios de empleo eficaces. Los derechos subsidiarios comentados serán efectivos también cuando se trate de trabajadores que todavía no han tenido ocasión de encontrar su primer empleo, si transcurre un tiempo notable desde que iniciaron la búsqueda del mismo. En este caso, la percepción de medios de subsistencia se llevará a cabo en forma vinculada a una tutorización especial, y en su caso un programa de empleo-formación. Para dar calidad y efectividad a la información, orientación y formación profesionales, y a los servicios de colocación, se llevará a cabo una gestión previsional de mercado de trabajo orientada al óptimo, sin perjuicio de que se acepten servicios de colocación paralelos, de titularidad pública, semipública o privada. 45 La concesión de recursos públicos a instituciones semipúblicas y privadas, se ha llevado a cabo de tal modo que se han comprometido su eficacia y eficiencia. Es necesario reorganizar la aplicación de fondos públicos para la formación profesional, de modo que se apliquen según las necesidades de la demanda, reforzando la educación inicial o básica (eliminando el fracaso escalar) y potenciando la oferta de FP pública y de calidad. 2.10. LA RELEVANCIA DE LOS SERVICIOS PUBLICOS. Respecto a los servicios públicos, en España está sucediendo algo sorprendente, que es ceder la gestión de servicios a instituciones privadas en tal forma que de hecho se privatiza esencialmente, pero además en régimen de monopolio (o al menos, de mercado asegurado) y sufragando los entes públicos costes y beneficios (a menudo, incluso abriendo la posibilidad de que el beneficio se haga aún mayor a través de la venta de bienes o servicios). Lo más curioso es que, además, los adelantados en esa política han sido conspicuos liberales. La socialdemocracia es más respetuosa con la competencia, y es enemiga de crear conglomerados público-privados. Estima que los servicios públicos deben ser verdaderamente públicos En una compenetración estrecha con lo anterior, hay datos que muestran la importancia de los servicios públicos para el desarrollo de la economía y su necesidad para el bienestar colectivo. Observemos la distribución de la ocupación en las economías desarrolladas, y en concreto en España: la Agricultura absorbe el 4,2 % de la población ocupada; la Industria, el 14 %; y la Construcción, el 6,8 %. El resto, que es un 74,9 %, trabaja en los servicios. La productividad en la obtención de bienes materiales, se ha multiplicado de tal modo que ha permitido el desarrollo de unos servicios gigantescos, que en una parte son privados, y en otra parte son públicos. El Liberalismo está avanzando mucho en su propósito de privatizar una parte importante de los servicios públicos, y de recortar el resto. Pues bien: eso es suicida. Por una parte limita gravemente el bienestar colectivo; por otra, elimina economías externas para muchas actividades privadas, de tal modo que en realidad yugula el desarrollo productivo incluso privado. En tercer lugar, arroja al paro a una parte muy importante de la población ocupada en los servicios, y elimina uno de los motores más importantes del desarrollo económico, el empleo y la distribución del producto social. Esto último dejaría de ser ilegítimo, pues el “establishment” y sus agentes en la actividad política, han sido los primeros que han roto el pacto contractual fundamental. Por tanto, la senda en la cual se inscribe la política económica actual puede llevar a consecuencias catastróficas. La alternativa es mantener los servicios públicos, especialmente una educación y sanidad públicos, de calidad, universales y gratuitos, reforzando su productividad. En este sentido, es conveniente analizar dos postulados que el liberalismo afirma como evidentes, pero no lo son en modo alguno. Uno de ellos es que la actividad privada es eficiente, y la pública no. El otro es que la actividad productiva privada 46 encierra más libertad que la pública. Veamos: las actividades de educación, sanidad y muchos servicios sociales, no suelen conducirse de manera más productiva por agentes privados que por públicos, porque en ellas no suele existir la misma posibilidad de innovación en productos, procesos y organización que en la producción de bienes materiales. Por otra parte, la libertad de iniciativa en ellos, no suele llevar a una expansión de servicios a escala global, sino que a menudo sucede a la inversa, pues se trata de servicios donde es muy importante la profesionalidad. Cuando se privatizan, es frecuente que los profesionales afectados pierdan libertad en beneficio de emprendedores que en muchos casos sólo aspiran a disminuir prestaciones para los destinatarios y compensaciones para los trabajadores, en pro de un beneficio rápido, poco justificado en base a la innovación, la eficiencia o la eficacia organizativa a largo plazo. 2.11. EFECTIVIDAD DE LOS DERECHOS CONSTITUCIONALES. El socialismo comparte la convicción de que el ser humano tiene una dimensión individual, y de forma integrada, una social. Una parte muy importante de esa estructura social está constituida por la organización política y jurídica. En nuestro país, esa organización parte de una concepción contractualista, que se plasma en la Constitución. Se entiende que para la sociedad española este pacto se hace tácito a partir de 1978. Es la base de todo muestro ordenamiento jurídico, y también de la organización política y sistema de valores y derechos compartidos. Ese pacto incluye el reconocimiento de una dignidad en los ciudadanos que abre paso a una enunciación de derechos, que proceden de necesidades o aspiraciones humanas. Una parte de ellas son de libertad y protección frente a posibles imposiciones; son las que dan origen a los derechos llamados “formales”. Otras necesidades se refieren a medios necesarios para la subsistencia, y dan lugar a los derechos llamados “materiales”. La Socialdemocracia respalda la Constitución, pacto fundamental de la convivencia política. En especial, asume su enunciación de derechos como la fuente esencial de criterios en materia ético-social para la conducción de los asuntos colectivos. Si fuera posible organizar la producción de tal modo que los individuos, individualmente o en agrupaciones voluntarias, pudieran producir de manera autónoma lo que desearan, y luego cambiarlo por otros bienes y servicios en el mercado, bastaría en gran parte con las libertades formales. Ahora bien, la tecnología y la organización productiva han evolucionado de forma tan compleja e interdependiente, que es necesario conseguir una distribución justa de los frutos de la producción, y antes de ello asegurar la oportunidad de participar en la producción. El Liberalismo está aprovechando la crisis económica para ir quitando efectividad a los derechos materiales. España estaba afirmándose como Estado Social de Derecho. Ahora bien, la disolución progresiva de derechos está siendo tan rápida, profunda y discrecional, que nuestro país está dejando de ser incluso un Estado de Derecho. La globalización y la gestión de la crisis están llevando a una destrucción de la dimensión jurídica y política de la convivencia, para que el mercado, que ya ocupaba un lugar muy central en la estructura social, se desprenda de toda limitación. Sin embargo, 47 esa trayectoria es suicida. El mismo Liberalismo se funda en una sacralización del derecho de propiedad y del respeto al mercado. Si prosigue en subordinarlo todo al mercado, la vitalidad de éste será como un fuego sin control, que puede terminar destruyendo las bases mismas no ya de la convivencia social, sino de la misma coexistencia, desatando una guerra de todos contra todos. La civilización y la cultura occidental se basan en una gran proporción en la ley y en la organización política. Por eso dijo ya Heráclito: “Un pueblo debe luchar por su Ley como por sus murallas”. 2.12. LA INSTANCIA EUROPEA Y LA ACCION POLITICA. Vistas las actuaciones de marcado contenido neoliberal impulsadas por las instancias europeas como forma de salir de la crisis, con la complacencia y complicidad de los partidos de la derecha europea, y considerando el renacimiento de los nacionalismos excluyentes y xenófobos, es absolutamente necesario cohesionar con contenido al partido socialista europeo (PSE), para que sea verdaderamente una fuerza de unión y cambio. La unidad de acción del PSE, identificándolo con los objetivos de igualdad, servicio al ciudadano y predominio de la política ante los intereses económicos minoritarios de la derecha, es la mejor forma de defender los derechos políticos, económicos y sociales de los ciudadanos. Estamos ante un gran desafío: el de la concertación de los partidos de la izquierda europea. Solo esa unión evitará que perdamos el tren de la historia. . 2.13. SECULARIDAD Y SOLIDARIDAD. CONCIENCIACION Y MOVILIZACION La sociedad se basa en la solidaridad de unos individuos que tienen distintas concepciones acerca de la realidad y de su propia existencia. Cuando la sociedad se organiza en términos políticos y jurídicos, debe respetar las concepciones y fines personales que no atenten contra otros individuos, o contra la colectividad en su conjunto. Esta es la parte más clara de eso que suele denominarse “secularidad” o “autonomía política” en su sentido más general de organización de la sociedad. Tampoco debe suplantar esas concepciones, con una especie de religión o ideología propia. Eso que suele llamarse “espíritu republicano”, debe incluir los fundamentos de la ética cívica y los valores de solidaridad, pero también de respeto hacia las concepciones particulares, desde un Estado laico conforme a los principios de pluralidad y de libertad igualitaria. El punto más problemático es si la sociedad debe cooperar en que los individuos y los grupos puedan llevar a cabo sus fines propios, y en especial los que estiman como de mayor relevancia. En España, se ha dado durante muchas décadas un apoyo excesivo y desequilibrado a la Religión Católica. Ese apoyo fue desmedido y vergonzoso en tiempos de la Dictadura de Franco, pero incluso tras ella, y no obstante los criterios oficiales de la misma Iglesia Católica, algunos jerarcas han actuado de una manera que 48 ha prolongado muchos de esos privilegios. Ya es hora de ponerles fin. El Liberalismo ha ido ganando dominio en la conciencia colectiva, por una parte haciendo a los ciudadanos más pasivos ante los asuntos colectivos, y por otra a través de ciertas pautas de actividad privada. En esta segunda vertiente, el Liberalismo ha presentado el egoísmo como algo tan propio de la naturaleza humana, que ha provocado una insensibilización moral muy difundida. Incluso personas que se estimaban de Izquierda, tienden a veces a aceptar la insolidaridad como algo natural. Sin embargo, muchos seres humanos valoran la solidaridad y la practican. Incluso perciben que es más natural que la prosecución cerrada del egoísmo propio, pues nos permite desarrollarnos en cuanta sociedad e incluso como individuos, y obtener más satisfacción. La conciencia colectiva tiende a modelar las conductas cuando el sujeto lo acepta de una manera pasiva. Y, a la inversa, los individuos cambian la cultura a través de actos que nacen de la convicción y se proponen acompañados de razones. La mayor parte de nuestros comportamientos tienen una dimensión social, e incluso política, si bien debemos tener en cuenta lo extendido de la pasividad en muchos conciudadanos. Necesitamos un “liderazgo colectivo”. El más auténtico es el que provoca una movilización que parte de la conciencia y culmina en la acción. La potencialidad de ese liderazgo parece residir en que propone opciones morales que suscitan adhesión, y no sólo por un sentido de la obligación, sino de manera gustosa, y a menudo apasionada. Una modalidad de esas propuestas son las que se concretan en solicitar actitudes y conductas de colaboración. Este “liderazgo” para un proyecto colectivo basado en valores, ilusión y compromiso, si cabe, es más necesario y urgente que nunca. Si el Partido es capaz de impulsar una participación social y política de esa altura, es probable que consiga una ventaja decisiva respecto a la derecha. Una dimensión importante del liderazgo democrático, es la orientación estratégica. La política se extiende a muchas áreas y suele dispersarse en muchas medidas. El ciudadano necesita una orientación esencial e inteligible: un rumbo político. Es posible que, por este camino, Izquierda Socialista promueva un desarrollo del Partido, y una movilización en la sociedad, superiores a lo que pueda imaginarse en estos momentos. 2.14. ALTERNATIVA PARA LA TRANSICION DEMOCRATICA AL SOCIALISMO. Durante las últimas décadas, los valores que inspiraron los movimientos de progreso y el avance de los derechos civiles, laborales, sociales y políticos han ido retrocediendo por la creciente ofensiva del neoliberalismo y hoy están siendo conculcados y anulados para afianzar el capitalismo insolidario y los intereses de poderosas minorías de la plutocracia, responsables de esta crisis sistémica y de enormes perjuicios a toda la sociedad. La izquierda tiene que rehacer su capacidad histórica de encabezar la lucha de la mayoría por el progreso, el bienestar colectivo y la justicia social, recuperando el sentido de los partidos de masas y de los sindicatos de clase y fortaleciendo las organizaciones y asociaciones que pugnan por “otro Mundo es 49 posible”. Para la izquierda, la única forma de recuperar y fijar viejos y nuevos apoyos en las clases trabajadoras, clases medias, profesionales y pequeños y medianos empresarios consiste en demostrar capacidad para construir un proyecto que preserve y acreciente las conquistas históricas de los trabajadores y movimientos populares, con alternativas bien diferenciadas. Aunque el PSOE sea el principal partido de la oposición, no es percibido como la alternativa. No estamos en un simple ciclo de alternancia, y esperar a que culmine el desgaste del PP no servirá para recuperarnos y tener opciones de gobernar, como muestran las encuestas y se percibe en la calle. El análisis dominante sobre la situación económica y social está contaminado por el debate sobre la vuelta al crecimiento; para los socialistas el tema central debe girar sobre el reparto de la riqueza, el control de los medios de producción y el desarrollo a la medida humana y del Planeta. Ello no quiere decir que la transición al socialismo se pueda abordar de inmediato, pero debemos establecer las bases de una sociedad socialista y explicar a los ciudadanos que en su gran mayoría son trabajadores, que en ellos radica la fuerza para cambiar la realidad. Sí que tenemos alternativa, y es la alternativa socialista. También hay rechazo a la práctica de los partidos y de los políticos, lo que ha causado también la desafección de la ciudadanía. Los socialistas hemos reaccionar desde los valores del socialismo democrático, planteando –y recogiendo- las alternativas e iniciativas que sintonicen nuevamente con la mayoría ciudadana que rechaza privilegios, pide transparencia y control frente a la imposición de los poderes opacos y de los intereses de los poderosos; reclama honestidad, ejemplaridad y compromiso a gobernantes y cargos públicos. Los socialistas no seremos alternativa creíble sin recuperar el sentido de la política democrática como compromiso ético y cívico con la voluntad general y el bien común. Tenemos que demostrar a los ciudadanos que la transparencia y la rendición de cuentas son la bases de la regeneración de la política, y que estamos dispuestos a cambiar el funcionamiento del Partido y acentuar la democracia interna en el debate y la toma de decisiones; con más autocrítica, y contraste auténtico de alternativas, para que desde la pluralidad de sensibilidades y propuestas, se decanten convergencias sobre proyecto, estrategias y equipos. Ahora no podemos asentar nuestra oposición sólo en respuestas “tácticas” o contrapropuestas al desbarajuste reactivo “contra reformador” del Gobierno Rajoy, y fiar el resto al acelerado desgaste del PP. Aunque coyunturalmente pudiéramos volver a recuperar una mayoría electoral, es necesario construir un proyecto con alternativas de gran calado, que consigan el apoyo social de una mayoría transformadora de la ciudadanía. Se trata de abrir un ciclo prolongado de predominio ideológico y político de la izquierda para profundizar en la democracia, impulsar un desarrollo económico más sostenible, abrir nuevas perspectivas al Estado de bienestar para combatir las desigualdades, controlar el capitalismo especulativo y reorientar el proceso globalizador en beneficio de las personas. 50 2.15. LA PARTICIPACION COMO UNA FORMA SUERIOR DE DEMOCRACIA. Desde hace un tiempo, el Liberalismo económico parece estar dominando en la estructura social y en la conciencia colectiva. En esta segunda vertiente, el Liberalismo ha difundido ciertos criterios de tipo pasivo, y otros de índole activa. Los primeros se aplican a los comportamientos orientados a lo público, y los segundos hacia la actividad privada. Respecto a lo primero, se ha extendido la visión de que la política es algo cada vez más complejo, que exige conocimientos científicos y técnicos. Esto es. La política es cosa de “verdaderos expertos”…!. En cuanto a los ciudadanos, son esencialmente los destinatarios de esa gestión pública. La participación en su sentido más propio, está fuera de lugar. Puede decirse que se gobierna para los ciudadanos, pero sin una participación activa por parte de ellos. Los ciudadanos son convocados cada varios años para elegir entre varios programas y equipos de gestores. Esos programas son presentados a los ciudadanos como una especie de oferta de servicios; los ciudadanos comparan qué partido les ofrece más y con un coste menor. El liberalismo y su concepción económica capitalista de “venta” ha introducido conceptos mercantilistas en el panorama político y la izquierda ha entrado plenamente en este juego. Las campañas políticas se han desideologizado, líderes y programas se han transformado en productos de marketing, donde la agresividad de los slogans creados por la publicidad mediatiza la comunicación con los ciudadanos y ciudadanas. Una cuestión reside en hacer pasar y difundir un mensaje en el que se cree y otra es crear y emitir mensajes falsos pero eficaces y “rentables” electoralmente. Esta temática debería merecer una especial atención sobre todo en un partido de izquierdas que ha de priorizar la honestidad, sinceridad, claridad, transparencia y respeto a la ciudadanía. Esa concepción restrictiva de la representación ha venido conformando nuestra realidad política, convirtiendo nuestra democracia en una “mera formalidad” de voto cada 4 años, obviando la participación efectiva de los ciudadanos a todos los niveles y en diferentes situaciones. En este sentido, la Socialdemocracia afirma que es posible otra manera de orientar la sociedad en su organización política. Los ciudadanos deben sentirse reconocidos como sujetos la vida política, e invitados a protagonizar una solidaridad activa. Es necesario sobreponerse a la somnolencia que ha degradado la democracia. Para ello ha de comenzarse por una activación de la conciencia, y de tal tipo que conduzca a una movilización en los comportamientos. También debe actuarse sobre los cauces de la participación, pues sería inútil llamar a la participación si no existen los medios para darle efectividad. Aquí parece conveniente empezar a construir en nuestro propio Partido, sin perjuicio de trabajar simultáneamente en la organización del Estado y otros entes públicos. Es previsible que se tropiece con una gran resistencia en todos esos órganos, pues la reinstauración de la democracia en España se hizo de tal modo que, para evitar vacíos, se abrió paso a una oligarquización en todas las instancias políticas. Para ello, es necesario dar eficacia a los cauces democráticos, y no sólo en términos formales, sino 51 también a través de las convicciones y comportamientos personales. Por ejemplo, las elecciones primarias no tienen por qué verse como algo que debilita a los partidos y las instituciones. En nuestro Partido y en todas las organizaciones, debe emplearse la crítica y practicar la competencia de proyectos, pero en términos desvinculados de la valoración y relaciones personales. Por tanto, las elecciones primarias no deben ser una ocasión para el enfrentamiento, sino para contrastar y valorar programas, y asimismo para desarrollar líderes. Si el Partido asume una conciencia profundamente democrática y participativa, saldrá fortalecido y vitalizado. La democracia puede ser incómoda para quienes tienen el mayor poder en el PSOE, pero para la Derecha puede ser aniquiladora. Posiblemente, las grandes claves para democratizar tanto el Partido como el Estado, sean sobre todo cuatro: las elecciones primarias, la apertura en las listas electorales, la limitación de mandatos y el respeto al mandato representativo en vez de mandato imperativo en los diputados y senadores. Es decir, aunque el Partido determine en casi todas las votaciones la opción preferible, debe respetar la conciencia de quienes han sido elegidos como representantes por los ciudadanos, y no deben ser estimados como peones reemplazables por los partidos. Por ello, este principio como los anteriores, deben ser exigidos para todos los partidos. Además, no hemos de descartar otro tipo de participación ciudadana en un momento de cambio estructural de la sociedad. 3.- SALIR DE LA CRISIS GLOBAL POR LA IZQUIERDA. Los poderes opacos del mundo financiero, valiéndose de la desregulación de los mercados –consentida por los gobiernos y organismos internacionales- han conducido al Mundo a la mayor crisis económico-financiera desde la Gran Depresión, con devastadoras consecuencias en cadena: cierre de empresas, paro juvenil y enorme crecimiento del desempleo, grandes desigualdades sociales y extensión de la pobreza. El capitalismo, en su forma más agresiva y depredadora, enmascarándose y actuando a través de las políticas del neoliberalismo, ha sido el causante del tremendo desastre. Sabemos que las crisis forman parte de su naturaleza, pero lo nuevo es que no estamos ante una fase más del ciclo económico. Estamos ante una crisis sistémica que no ha escrito todavía las formas políticas y sociales de su final, pero los está anticipando: más desigualdad, más violencia, menos democracia, más injusticia. En su enorme alcance y dimensión, esta crisis incide en todos los ámbitos económicos, sociales, políticos, medioambientales e ideológicos. En consecuencia, la respuesta debe ser múltiple: plantear un nuevo modelo socio-económico, reformular totalmente las relaciones entre política y economía, repensar el papel de las instituciones, fortalecer la representación y participación de la ciudadanía en los asuntos públicos y priorizar efectivamente los valores y derechos que han impulsado los grandes avances del humanismo y de las civilizaciones. En Europa los socialistas y socialdemócratas no han sabido reaccionar. Han sido 52 las fuerzas políticas derechistas, expresión de los poderes reales económicos, ideológicos y mediáticos del sistema capitalista, las que han impuesto su narración, reinventándose en su propia crisis para atacar con más agresividad las conquistas sociales que los sectores populares alcanzaron tras decenios de lucha. Se están aplicando duras políticas neoliberales de ajuste. La falta de análisis y de previsión de lo que realmente estaba pasando en el sistema económico y de poder nacional, europeo y mundial nos han dejado inermes ante las políticas derechistas, los mercados financieros y los poderes de los grupos de capital transnacional. Poderes estos que, más allá de los sistemas democráticos que conocemos, están por encima de los Estados y de las organizaciones internacionales. De alguna manera, la claudicación en principios y valores de los partidos socialistas y socialdemócratas europeos, incluido el PSOE, ante el neoliberalismo económico y sus dogmas, ha abierto el camino a que estos últimos sean hoy día hegemónicos y que el conservadurismo político se imponga. La sociedad y, sobre todo, las clases populares y clases medias han sufrido enormes perjuicios por fiar el devenir de la economía a la “mano invisible” del mercado “eficiente”; el origen, causas y desencadenamiento de esta crisis han invalidado totalmente el doctrinarismo y el pragmatismo de la etapa neoliberal del capitalismo dominante, que ha quedado descartado como modelo de crecimiento económico compatible con progreso social. El nuevo escenario en la UE vendrá por la izquierda pero la perspectiva fundamental no ha de limitarse solo a propiciar el cambio de ciclo económico dentro del sistema. La socialdemocracia ahora no puede quedarse en desempeñar el papel de “taller de reparaciones” para recomponer el estropicio del capitalismo; desde la recuperación del papel de Estado –interventor, regulador, planificador y redistribuidory de las políticas públicas al servicio de la colectividad, es fundamental construir otra economía hacia el desarrollo eco-sostenible, democratizar el control de los medios de producción y del capital, garantizar y ampliar el Estado del Bienestar con los parámetros transformadores de nuestra época, romper las formas de “actuar en política sin hacer política de alternativas” que ha conducido a la inercia institucional y a la consiguiente desafección ciudadana y propiciar un cambio sociocultural global en beneficio de toda la humanidad y del respeto a nuestro planeta Tierra con sus criaturas. La política democrática y socialista dispone del acervo histórico, los principios y valores, las experiencias y las perspectivas para plantear alternativas capaces de superar la imposición de los mercados e impulsar la justa distribución de la riqueza y la equidad en la sociedad con un horizonte de superación del capitalismo y de transición progresiva al socialismo. Izquierda Socialista, como corriente de opinión del PSOE, pone todo el acento en la imprescindible recuperación del discurso socialista para sostener nuestro proyecto político y presentar con credibilidad nuestro programa ante la opinión pública, desarrollando a través de todo ello una estrategia consistente de acción política. Debemos acometer una recuperación ideológica del Partido. Es necesario retomar tanto algunas de nuestras tradicionales herramientas de análisis de la sociedad como nuestros esenciales valores y principios, para poder implementar políticas socialistas desde una posición real de transformación de la realidad, de superación del capitalismo 53 y de construcción del socialismo. Con el actual sistema capitalista no hay futuro. Desde el proyecto socialista es necesario ofrecer un programa alternativo de transición al socialismo, un conjunto de iniciativas que pese a los condicionantes electorales, miren más allá, y puedan servir de base para la puesta en marcha de procesos largos de avance, que permitan reencontrarnos con nuestra propia identidad y con la posibilidad real de cambio y de superación de las injusticias del capitalismo para alcanzar la emancipación de las personas y el progreso armónico en bienestar. En esa perspectiva, en el actual contexto de partido único de la derecha y a la ofensiva, conviene impulsar el diálogo y colaboración con todas las fuerzas progresistas de izquierda para encontrar espacios de apoyo y colaboración. Este impulso se debe extender también al ámbito europeo y mundial para hacer posible la regeneración del socialismo democrático y que este pueda impregnar con su acción las políticas de las instituciones europeas e internacionales. Nuestras propuestas van precisamente encaminadas a actuar en los grandes ámbitos en los que se gesta y refleja la actual crisis sistémica y en la perspectiva de superar sus consecuencias para construir el nuevo modelo de sociedad postcapitalista. 3.1. URGE UN NUEVO ORDEN INTERNACIONAL La globalización neoliberal aumenta la interdependencia y complejidad de los problemas mundiales y está produciendo que la brecha entre ricos y pobres se agrande. Por otro lado, mientras que los mercados son cada vez más globales y concentrados, disminuye la influencia de las instituciones políticas públicas necesarias para asegurar su funcionamiento democrático, equitativo y eficaz. En este contexto, los socialistas reclamamos unas instituciones públicas internacionales que posibiliten una gobernabilidad democrática de la globalización. PROPUESTAS: Reformas en las instituciones económicas internacionales Garantizar la representación y mayor peso de los países emergentes y los que estén en vías de desarrollo en los Órganos Rectores del Fondo Monetario Internacional, Organización Mundial del Comercio y Banco Mundial. Establecer en dichas Instituciones nuevas normas de funcionamiento para que sus orientaciones estén al servicio del desarrollo de los pueblos, democratizando sus decisiones y facilitando la fiscalización de la ejecución de sus políticas. Incluir en el llamado G-20 la presencia y representación en igualdad de condiciones de Organismos Regionales ya constituidos tales como la Unión Africana (UA), la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN), la Organización de Estados Americanos (OEA), la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR), y la Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA), tal y como esta representada la UE. Crear un nuevo Foro Social para tratar de armonizar políticas económicas 54 y sociales a nivel global que combine efectividad, legitimidad y rendición de cuentas, formado por representantes de la OCDE, OIT, OMC, FMI, BM y con la representación de organizaciones regionales sindicales (CES, etc.). Fijar criterios de competitividad entre los diferentes países de forma que los salarios, los derechos sociales y las condiciones medioambientales se igualen paulatinamente. Eliminar la pobreza y promover un desarrollo solidario más equitativo y plenamente respetuoso con la diversidad cultural, natural y de género. Buscar la paz y la seguridad mundial, incluyendo la seguridad humana y medioambiental, basada en la justicia y la libertad. Fomentar mecanismos de representación directa y participación de los ciudadanos del mundo y las organizaciones de la sociedad civil en los procesos de decisión global. Reforma del sistema financiero internacional Establecer normas que frenen la economía especulativa que al drenar gran parte de los recursos financieros disponibles impide que la economía real siga produciendo bienes y servicios y generando empleo. Implantar una fuerte Banca Pública que defienda los intereses generales y en su caso nacionalizar los “bancos débiles” en lugar de intentar reflotarlos con recursos públicos sin cambiar su titularidad privada. Impulsar empresas públicas rentables, principalmente en los sectores estratégicos, dotándolas de condiciones específicas a su función diferenciada de la de las empresas privadas. Crear potentes mecanismos fiscales internacionales para combatir las actividades fraudulentas e ilegales en los paraísos fiscales que tendrán que ser eliminados. Reformar el modelo actual de la banca privada mediante regulaciones específicas orientadas a prevenir la aparición de burbujas de activos y reducir los riesgos de apalancamiento crediticio. Instaurar un riguroso control de las remuneraciones de los directivos de las entidades financieras. Regular y vigilar la movilidad de los directivos de entidades financieras y grandes empresas, así como responsables administrativos y políticos, para evitar el juego de sillas entre lo privado y lo público en detrimento del interés general. Reformar el derecho penal para exigir responsabilidades a los dirigentes financieros en casos de corrupción, evasión de impuestos, falsedad y delitos que atenten contra el interés general. Por una fiscalidad global Establecer impuestos especiales sobre los beneficios de las grandes empresas transnacionales para poder abordar con celeridad y seriedad políticas de desarrollo en el mundo. Implantar una Tasa sobre las Transacciones Financieras Internacionales, cuyo fondo, además de facilitar la estabilidad del sistema financiero, permita canalizar importantes recursos para combatir la pobreza, el hambre y la marginación social en 55 los países en vías de desarrollo. Avanzar en la armonización a nivel mundial de las condiciones de inversión y trabajo, hasta alcanzar una igualdad en su regulación y el tratamiento de los mismos. Establecer prohibiciones, impuestos o tasas especiales sobre la importación de enseres producidos en condiciones laborales, ambientales o salariales degradantes. 3.2. CAMBIAR EL ACTUAL RUMBO DE LA UE La deriva neoliberal que los gobiernos conservadores de Europa están imprimiendo al proceso de integración europea, no solo pone en peligro a éste, sino que está hundiendo en la recesión a sus estados periféricos, haciendo pagar a los sectores populares, clases medias y trabajadores los durísimos ajustes en términos de empleo, pérdida del poder adquisitivo y severas restricciones en el estado del bienestar. Si después de la segunda guerra mundial la integración europea ha garantizado una cierta forma de paz, hoy necesitamos cada vez más una Europa política que permita construir una Europa social. No queremos una Europa que se limite a ser un área de libre comercio sin reglas ni protección social. No queremos el dumping social y la ruptura de los servicios públicos impuestos por los gobiernos de derecha a la Comisión Europea. En la Europa que queremos, el principio de libre competencia ha de subordinarse a los derechos fundamentales y preservar los servicios públicos. Los socialistas somos internacionalistas. Desde esa perspectiva proponemos la dinamización de la Internacional Socialista y del Partido Socialista Europeo. Las injusticias no tienen nacionalidad y la desigualdad no tiene fronteras. En un mundo globalizado como el de hoy la acción política a nivel internacional es esencial para hacer frente a los poderes conservadores y ultraliberales. Los socialistas hemos de ser los primeros defensores de los derechos humanos en España y en el mundo. En esa medida son exigibles también nuevos Tratados del FMI, del BM, de la OMC y de la ONU. La actual crisis del modelo capitalista ha mostrado claramente la debilidad política de la UE y la impronta neoliberal del acervo comunitario. Las instituciones comunitarias y los gobiernos europeos no han sido capaces de articular medidas para salir de ella de una manera justa y solidaria. Se cuenta con una moneda común que ha favorecido la estabilidad de los mercados y evitado la inflación, pero se carece de una política económica, fiscal y presupuestaria comunitaria, que el propio capital rechaza por su incidencia reguladora. Además hay ausencia de diseño de una política social y de equidad para los ciudadanos y un notable desinterés por la democratización y la representatividad de las Instituciones comunitarias. Durante decenios, la socialdemocracia europea ha asumido buena parte de las tesis económicas del neoliberalismo, de tal suerte, que en materia económica, la frontera entre izquierda y derecha ha quedado muy diluida. De hecho la socialdemocracia europea, al renunciar a construir una sociedad socialista, se ha deslizado hacia la periferia del capitalismo. Al renunciar a construir una alternativa de sociedad ha pasado a ser satélite del planeta capitalista ya existente. Todo ello ha tenido un efecto demoledor para las posiciones progresistas en la sociedad con sus evidentes 56 efectos electorales y riesgos de futuro no tan lejano. En este marco se están perfilando propuestas tendentes a una mayor integración económica europea, pero todas ellas dentro de una lógica puramente capitalista. Podemos encontrarnos con un nuevo edificio europeo más cohesionado y solido pero cada vez mas lejos de los intereses de la mayoría de la sociedad y de los valores democráticos y de izquierdas. El momento actual puede ser una ocasión histórica para construir una alternativa socialista en Europa. PROPUESTAS Propuestas políticas Establecer un programa común del PSE desde los principios y valores que forman parte de nuestro ideario y patrimonio: igualdad, libertad, ética, democracia, justicia, solidaridad, reparto equitativo de la riqueza, regulación de los medios de producción. Iniciar una política de dialogo, entendimiento, colaboración y acción con todos los partidos, organizaciones y movimientos progresistas y de izquierda. Colaborar estrechamente con los sindicatos de clase, tratando de recomponer el sentido político del movimiento obrero organizado. Avanzar hacia la construcción de una Europa Federal y más social. Propuestas institucionales estructurales Elección democrática del Presidente de la Comisión Europea y de los Comisarios por parte del Parlamento Europeo y revisión de las competencias que el Tratado de Lisboa les atribuye. Establecimiento paulatino de listas plurinacionales de eurodiputados en las elecciones europeas Ampliación de las competencias actuales del Parlamento Europeo hasta convertirlo en un legítimo poder legislativo democrático europeo. Establecer un mecanismo de moción de censura a los presidentes del Consejo Europeo y de la Comisión Europea por parte del Parlamento Europeo. Establecer un sistema de comunicación, colaboración y coordinación entre los Parlamentos Nacionales y el Parlamento Europeo. Reforma y revisión de los Tratados Europeos. Eliminación de aquellas directivas que restringen los derechos laborales adquiridos por los trabajadores de la Unión. Revisión profunda de las directivas que en nombre de la competitividad y la libre competencia, destruyen los servicios públicos, impiden la creación de bancos, empresas públicas y cooperativas y limitan la participación de los trabajadores en los procesos de decisión. Estimular la democracia participativa creando Consejos Informativos en los Parlamentos nacionales, con representación de la sociedad civil organizada, para informar a la ciudadanía de cuestiones relevantes 57 relacionadas con el proceso de construcción europea (directivas, acuerdos, presupuesto comunitario, etc.) Impulsar la capacidad de convocar referéndums con carácter vinculante para cuestiones de importancia estratégica. Propuestas de política económica Modificación del Estatuto del Banco Central Europeo para atribuirle competencias para el crecimiento económico y el pleno empleo, además de las que ya tiene para fijar tipos de interés y el control de la inflación. Creación del Tesoro de la Unión Europea Monetaria con todas las atribuciones propias de su alta función (emisión y adquisición de bonos soberanos). Creación de un Banco Público Europeo. Creación de un Fondo Monetario Europeo y de una Agencia Europea Pública de evaluación de riesgos crediticios. Incremento del presupuesto de la Unión para situarlo en el entorno del 2,5% del PIB comunitario. Diseño y ejecución de un Plan Integral de Política Industrial Europea. Implantación de empresas públicas europeas en sectores estratégicos, manteniendo la titularidad del Estado, en particular cuando son rentables. Dar los medios funcionales y normativa específica para su eficacia en función de sus objetivos de interés general Separar las actividades en bancos de depósito, banco de negocios y seguros. Reformar el modelo actual de la banca privada mediante regulaciones específicas orientadas a prevenir la aparición de burbujas de activos y reducir los riesgos de apalancamiento crediticio. Instaurar un riguroso control de las remuneraciones de los directivos de las entidades financieras. Reformar el derecho penal para exigir responsabilidades a los dirigentes financieros en casos de corrupción, evasión de impuestos, falsedad y delitos que atenten contra el interés general. Armonización fiscal que elimine competitividad tributaria. Estudiar la dotación de un instrumento fiscal y/o fondo financiero comunitario que actúe como estabilizador ante problemas relacionados con el Euro y en situaciones de crisis que afecten al conjunto de la UE, y también a uno o varios Estados miembros. Revisar los acuerdos de Maastricht respecto al nivel de déficit público de cada país, dotándolo de mayor flexibilidad en función del ciclo económico y del estado general de sus economías. Puesta en marcha, eficaz y rápidamente, de la Tasa de Transacciones Financieras. Políticas de estímulo de las economías europeas para el fomento de actividades de I+D+I y para el desarrollo de energías renovables. Política de ayudas comunitarias orientadas al mantenimiento y desarrollo de los servicios públicos que los estados prestan a la ciudadanía y eliminación de la legislación que propicia la privatización de estos servicios. 58 Políticas de rentas tendentes a mejorar el poder adquisitivo de los salarios mediante una amplia negociación con los sindicatos europeos. Medidas de democracia económica para la participación de los trabajadores en la toma de decisiones. Reforzamiento de los derechos laborales y sociales. Potenciación del diálogo social, con apoyo a la actividad sindical y defensa de la representatividad y legitimidad de los sindicatos de trabajadores. Defensa de la libre circulación de personas en el seno de la UE. Propuestas de política social Adaptación del salario mínimo, las pensiones y las prestaciones sociales al nivel de vida digno en todos los países de la Unión Europea Indexación automática de salarios en función de la inflación Instauración de una Renta Básica de Ciudadana, asegurando que cualquier persona tenga los ingresos mínimos que le permitan vivir con dignidad. Acceso gratuito a la asistencia sanitaria, educación y servicios sociales. Establecer Leyes de inmigración y extranjería desde el más escrupuloso respeto a los derechos humanos universales. Propuesta de integración y convivencia ciudadana 3.3. UN PROGRAMA DE IZQUIERDAS PARA SACAR A ESPAÑA DE LA CRISIS La actual crisis del sistema neoliberal ha puesto de manifiesto cosas ya sabidas y demasiadas veces olvidadas: En el actual capitalismo financiero sólo dos grupos toman las decisiones: los inversionistas y la élite de los intermediarios financieros. Los gobiernos democráticos, olvidando su legitimidad popular y a quien se deben, aceptan las desregulaciones impuestas por los mercados. El incremento de la demanda durante las tres décadas pasadas ha venido estimulada por la facilidad en la obtención de créditos baratos y con escaso control, dando así lugar al incremento del poder adquisitivo de los consumidores sin que este respondiera a un aumento real de su riqueza. La soberanía del consumidor queda fuertemente mediatizada, cuando no condicionada, por el marketing y la publicidad. Los servicios públicos fundamentales, cuya calidad y extensión dependen de los ingresos del Estado, se ven amenazados, por la tendencia creciente de los gobiernos a reducir tanto los gastos como los impuestos. Los trabajadores están totalmente alejados de los centros de decisión de las propias empresas. 59 Muchas decisiones de inversión y gasto que realizan ciertas Administraciones Públicas se adoptan al margen de las preferencias y necesidades reales de la mayoría de la población. Con todo ello quedan desvirtuados los fines esenciales de los sistemas democráticos. Se excluye a la mayoría de la población del proceso de intervención y fiscalización de las principales decisiones que determinaran los niveles de bienestar y, especialmente, en aquellas que afectan a la justa distribución de la riqueza y su utilización. Por otro lado, las relaciones entre el binomio capital-trabajo se han visto profundamente modificadas por la aceleración técnico-científica producida en la segunda mitad del siglo XX. Los nuevos instrumentos puestos al servicio de la producción, en la mayoría de los casos, han servido básicamente para beneficiar al capital y no al trabajo. Ello se ha visto reflejado en la disminución del porcentaje de la renta salarial en la distribución del PIB, en la brecha creciente entre la evolución del sueldo de los trabajadores y la evolución de los beneficios de las empresas, en la casi inexistente reducción de los horarios laborales, en el incremento de la vida laboral y en el efecto negativo de todo ello sobre las tasas de desempleo. Es necesaria una nueva política económica y social formulada desde la izquierda. 3.4. OTRA POLÍTICA ECONÓMICA Y SOCIAL El incremento de la demanda durante las tres décadas pasadas ha venido estimulada por la facilidad en la obtención de créditos baratos, para compensar la disminución de ingresos de los trabajadores, debido a la escandalosa apropiación de los beneficios por el capital, con escaso control, dando así lugar al incremento del poder adquisitivo de los consumidores sin que este respondiera a un aumento real de su riqueza. Parte de la clase política ha permitido y colaborado en la creación de las anomalías que forman el contexto de los abusos e irresponsabilidades existentes. Hay que legislar a favor de una mayor participación de los trabajadores en los centro de decisión de las empresas a través del fortalecimiento de sindicatos. Actualmente los trabajadores está muy alejados de dichos centros de decisión. PROPUESTAS: Planteamiento riguroso de criterios de sostenibilidad y responsabilidad social de las empresas, con apoyo público condicionado siempre a la creación y el mantenimiento de empleo. Erradicación de la economía sumergida y cambio de modelo productivo, recuperación de la industria y nueva política industrial con potenciación de nuevos sectores: TICs, turismo sostenible, producción biotecnológica, agroindustria, energías renovables, industrias culturales, etc. Refuerzo de la incorporación de las TIC en el tejido empresarial, priorizando el sector social de la economía. Coordinación federal de políticas de urbanismo y vivienda, avanzando hacia la dación de vivienda para la cancelación de hipotecas. 60 Atención intensiva a emprendedores, cooperativas y PYMES. Lucha activa contra la deslocalización empresarial y potenciación de la internacionalización de empresas españolas, con criterios de “comercio justo”. Las PYMES deberían contar con incentivos para mantener su plantilla, mediante una reducción progresiva en el tiempo de los costes a afrontar en las cuotas de la seguridad social a cargo de la administración, sin que suponga merma alguna para el salario y las cotizaciones del empleado. Medidas de democracia económica para la participación de los trabajadores en la toma de decisiones. Potenciación del diálogo social, con apoyo a la actividad sindical y defensa de la representatividad y legitimidad de los sindicatos de trabajadores. Protección de los derechos laborales y apoyo a la negociación de convenios colectivos. Medidas de reducción de la jornada laboral. Refuerzo de la formación profesional (especialmente de jóvenes) y la formación continúa de los trabajadores. Integración de población inmigrante en el mercado laboral. Defensa del sistema público de pensiones. Defensa de los servicios públicos, limitando las externalizaciones, subcontratas y demás pseudo-privatizaciones, recuperando lo público para una gestión directa efectiva y real. Implantación de empresas públicas sobre todo en los sectores estratégicos, manteniendo la titularidad del Estado, en particular cuando son rentables. Dar los medios funcionales y normativa específica para su eficacia en función de sus objetivos de interés general. Fomento en todos los ámbitos de la igualdad de oportunidades, de la igualdad de género y de la igualdad de trato. Incorporación y presencia igualitaria de la mujer en el mercado de trabajo.1 Vigilancia de los abusivos sueldos de los directivos del sistema financiero, así como de las medidas antisociales representadas por la falta de crédito y los desahucios generalizados ante los impagos, mientras se mantienen las grandes deudas inmobiliarias sin cobrar. Reducción progresiva del abanico salarial mediante políticas fiscales y de negociación en el seno de las empresas para lograr que la diferencia entre los extremos de las personas que trabajan en la misma empresa no supere la relación de 4 a 1. Fomento de una participación activa y organizada de los clientes en los Consejos de Administración. Avanzar en la ayuda al desarrollo, poniendo al día las medidas acordadas por las Naciones Unidas. Incremento del número de empleados públicos, especialmente en los servicios del Estado de Bienestar, hasta alcanzar el promedio de la Unión Europea de los 15. Desarrollo del cuarto pilar del bienestar (que debería incluir tanto los servicios de atención domiciliaria a las personas con dependencia como el 1 Por cada puesto de trabajo creado para las mujeres se crean 0,4 puestos en las áreas de cuidados a la infancia, a la dependencia, limpieza y restauración. 61 derecho de acceso a las escuelas de infancia de 0 a 3 años) hasta alcanzar los niveles de cobertura promedios de los países de la UE-15 en 5 años con el objetivo de lograr los indicadores actuales de los países nórdicos en 10 años. Democratización de las empresas, introduciendo modelos de cogestión donde sindicatos y trabajadores estén en los consejos de dirección de las empresas. Nuevo horario laboral que permita mejorar las condiciones laborales y humanas de los trabajadores, incrementando la productividad en las empresas. En el ámbito de la agenda digital para Europa y para España, cada vez más existen competencias transversales que afectan a muchos sectores de actividad, a muchos lugares de trabajo y, lo que es más relevante, están en sintonía con las nuevas necesidades y las nuevas situaciones laborales, todas ligadas a las Tecnologías de la Información y Comunicación. Estas competencias deben incorporarse en el currículo de la formación profesional como elementos identificadores de una actitud profesional adecuada a la nueva realidad ligada a la Tercera Revolución Industrial, que gira en torno a Internet y a las energías renovables. Ligado con el punto anterior, hay que desarrollar y actualizar los títulos de formación profesional vinculados a nuevos perfiles tecnológicos y digitales, sabiendo que cada sector requiere sus propias demandas formativas, como marketing y ventas y seguridad en el sector del videojuego o como publicidad en redes sociales. Igualmente, ligados a los puntos anteriores, potenciar el mercado de los contenidos digitales en español, contando con el castellano como baluarte cultural. Potenciar que los planes de estudios de los Institutos y las Universidades, estén cada vez más centrados en la tecnologías avanzadas de la información, las nanotecnologías y las biotecnologías, así como la en la geología, la ecología, y en fin en habilidades profesionales técnicas y laborales que necesitarán para vivir y trabajar en la economía sostenible de la Tercera Revolución Industrial. 3. 5. FORTALECER EL PAPEL DEL ESTADO EN LA ECONOMÍA La progresiva liberalización de los sectores económicos estratégicos del país así como la privatización y desregularización del sistema financiero han propiciado una situación de debilidad del Estado frente a los poderes empresariales y financieros (nacionales e internacionales). Se ha limitado seriamente la capacidad estatal de intervención en la economía para poder garantizar su función social. Al ser gestionados los sectores estratégicos de la economía por empresas privadas, regidas por el derecho privado, disminuye la capacidad del Estado para hacer valer los principios constitucionales que establecen que toda la riqueza del país está subordinada al interés general. Para contrarrestar esta situación, planteamos desarrollar el artículo 128 de la Constitución Española de 1978 que dice: "Toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general. Se reconoce 62 la iniciativa pública en la actividad económica. Mediante ley se podrá reservar el sector público recursos o servicios esenciales, especialmente en caso de monopolio, y así mismo acordar la intervención de empresas cuando así lo exigiera el interés general.” Hemos de vencer el estereotipo que afirma que el sector público de la economía es ineficiente y deficitario por naturaleza, y que solo debe estar presente donde no lo está el sector privado. Las empresas y los servicios públicos abordan temas esenciales, estratégicos, para la vida de la sociedad. El falso dilema de la competencia desleal entre lo público y lo privado, fomentado por la ideología integrista del capitalismo neoliberal, no nos debe hacer renunciar a nuestro objetivo de una sociedad más justa y equitativa. Objetivo que requiere para poder ser alcanzado de la fuerza reguladora y transformadora de un potente sector publico de la economía. PROPUESTAS: Intervenir desde el Estado en ámbitos empresariales o financieros para corregir las perversiones del sistema económico actual. Legislar sobre la necesaria adquisición por parte del Estado de acciones y participaciones de las empresas que reciban ayudas públicas, en la justa proporcionalidad que la ley establezca, y garantizar mediante de mecanismos de supervisión y control que el destino de las ayudas se aplica correctamente y cumplen su cometido. Crear de empresas públicas o mixtas en sectores de futuro y reforzar los servicios públicos esenciales. Completa transparencia en actividades y posicionamientos de los representantes públicos que forman parte de los consejos de administración y de gestión de las empresas públicas y privadas. Recuperar la iniciativa en el desarrollo de la industria de las energías renovables. Frente a lo que el Partido Popular ha hecho frenando su implantación, hay que realizar una campaña de difusión clara y transparente que deje constancia de que en materia de energía, la salida a medio y largo plazo está con las renovables mas allá de los intereses que las empresas ligadas a las energía fósiles están “vendiendo”.2 Socializar los beneficios que producen la implantación de energías renovables, más allá de posibilitar que la ganancia obtenida por una gran inversión, sea rentable sensiblemente solo para un núcleo urbano o para una gran empresa multinacional, y no para una comarca, la economía local o el tejido social. El déficit público debe servir, prioritariamente, para financiar las inversiones públicas y los servicios públicos; de tal forma que el Estado genere empleo, riqueza y bienestar a la totalidad de la ciudadanía. 3.6. BANCA PÚBLICA 2 Hay que potenciar el autoconsumo. En Alemania el 50% está en manos de particulares. 63 En las Jornadas Federales de IS de 2009 ya propusimos: “Avanzar hacia una regulación efectiva del sistema financiero internacional y hacia un sistema financiero nacional mejor articulado y más eficaz en cuanto al crédito a PYMES, familias e individuos, erradicar los paraísos fiscales en todas sus variantes y poner en práctica un impuesto sobre las transacciones financieras, recuperando formas nuevas de banca pública, operativas y eficaces, más allá del ICO". PROPUESTAS: Recuperación y puesta en marcha de una banca pública articulada a través de mecanismos de gestión y participación democrática. Incorporación al sector publico de la economía de las Cajas de Ahorro que hayan sido (o sean) refinanciadas por el Estado. En los casos en que sea necesaria la intervención estatal en ayuda de la banca privada, esta comportará la adquisición de participaciones de la misma, en pro de su nacionalización. Creación de una banca pública europea. Aplicación de sistemas de trazabilidad, disponibles para el público, sobre las inversiones de la banca. Y hacer del Banco Europeo de Inversiones un instrumento más transparente. 3.7. COOPERATIVISMO Y ECONOMÍA SOCIAL Como socialistas es fundamental aplicar nuestros principios y los de la Constitución Española de 1978 que establecen la función social de la economía y las vías para el acceso de los trabajadores al control de los medios de producción. En marzo del 2011 el Congreso de los Diputados aprobó por unanimidad la Ley de Economía Social. Para su desarrollo reclamamos tener en cuenta el Art. 129.2 de la Constitución que dice: "Los poderes públicos promoverán eficazmente las diversas formas de participación en la empresa y fomentarán, mediante una legislación adecuada, las sociedades cooperativas. También establecerán los medios que faciliten el acceso de los trabajadores a la propiedad de los medios de producción.” El movimiento cooperativo debe ser uno de los instrumentos que sean parte de las fuerzas transformadoras de la sociedad capitalista por su naturaleza de organización de trabajadores libres asociados. Sin embargo, esta característica no podrá desarrollarse nunca en su máxima expresión hasta que se plantee desde unas líneas de izquierdas, fundamentadas en la conciencia de clase y el empoderamiento de la ciudadanía, que puedan generar dinámicas de construcción de lo nuevo, del socialismo, y no sólo de gestión o como unidades aisladas y no alternativas dentro del capitalismo. Así se podrá avanzar en la eliminación de los antagonismos entre el capital y el trabajo. Debe también considerarse como un elemento y agente fundamental dentro de una concepción participativa y democrática de la planificación de la economía. Además, debemos apoyar que la Tercera Revolución Industrial en la que nos encontramos, en torno a la tecnología de la comunicación de internet y las energías renovables, prescinda del poder jerárquico y se aproxime al poder lateral, aprovechando la potencialidad del Tercer Sector. Es el que gira en torno a la sociedad civil, complementario al sector público y al sector privado. En este ámbito, rentabilizar el 64 recorrido que hay en la generación de empleo en las organizaciones sin ánimo de lucro, que es rentable, a diferencia de lo que piensa la derecha, y que representa en países como Holanda, un 15,9% del empleo remunerado, muy por encima de los incluidos en la construcción, el transporte o en la mayoría de los sectores industriales. Para el PP, el tercer sector es contrario a su ideología económica liberal. En el tercer sector, el denominador común es la primacía de los intereses de las personas trabajadoras y de los/las consumidores/as, y con un fin social comprometido con el desarrollo local, la cohesión y la sostenibilidad. Desde el PSOE se apoyará el mantenimiento del tercer sector. PROPUESTAS: Fomentar desde las administraciones y la banca públicas cooperativas para el autoempleo de los trabajadores que lo planteen y los parados. Regular el cierre patronal de empresas en pro del acceso a la propiedad de los medios de producción por parte de sus trabajadores bajo la forma de empresa cooperativa. Apoyar los proyectos de banca ética, banca ciudadana o cooperativas de crédito claramente vinculadas al territorio y a la ciudadanía, en una clara línea de reforzar y empoderar a los trabajadores y ciudadanos frente a los poderes financieros privados. Establecer recursos financieros, técnicos, administrativos y jurídicos para apoyar a las cooperativas, entre los que se deberían contemplar los microcréditos3, así como medidas de apoyo fiscal y creación del Fondo de los asalariados. 3.8. FISCALIDAD. Planteamos un sistema tributario más equitativo y solidario que cumpla con el principio de justicia fiscal contemplado en la Constitución española. PROPUESTAS PARA UNA FISCALIDAD GLOBAL Establecer impuestos especiales sobre los beneficios de las grandes empresas transnacionales para poder abordar con celeridad y seriedad políticas de desarrollo en el mundo. Implantar una Tasa sobre las Transacciones Financieras Internacionales, cuyo fondo, además de facilitar la estabilidad del sistema financiero, permita canalizar importantes recursos para combatir la pobreza, el 3 Estudiar y apoyar algunas herramientas para el desarrollo del instrumento de los “MICROCRÉDITOS”. Los microcréditos nacieron como pequeños préstamos realizados a personas sin recursos, a las que los bancos tradicionales no conceden préstamos. Los microcréditos han posibilitado, especialmente en países en vías de desarrollo, que muchas personas sin recursos puedan llevar a cabo proyectos laborales por su cuenta que les reviertan ingresos. En la situación actual, este modelo es exportable a las sociedades occidentales, en un momento en el que los bancos tradicionales no están concediendo créditos a la ciudadanía para emprender pequeños negocios, o para solventar pequeñas deudas . 65 hambre y la marginación social. Suprimir todos los paraísos fiscales. Avanzar en la armonización a nivel mundial de las condiciones de inversión y trabajo, hasta alcanzar una igualdad en su regulación y el tratamiento de los mismos. Reforzar el principio de progresividad fiscal. Mejorar el tratamiento fiscal de las familias y de las rentas del trabajo. Restablecer el Impuesto de Patrimonio, elevando sustancialmente el mínimo exento e incrementando más progresivamente el tipo impositivo. Recuperar el impuesto sobre sucesiones. Introducir modificaciones fiscales adecuadas para que los diversos instrumentos de inversión, (Fondos, SICAV, etc.), tributen de forma significativa y en proporción a sus beneficios. Restablecer la competencia del control fiscal de las SICAV a la Inspección de Hacienda del Estado. Reforma de la Agencia Tributaria para dotarla de los medios humanos y recursos suficientes para poder fiscalizar a cualquier empresa independientemente de su tamaño, localización o entidad. Introducir mecanismos de control e incompatibilidades para las relaciones del funcionariado de la Agencia Tributaria con las entidades fiscalizadas. Control y regulación de los entes financieros y sus beneficios. Fijar una nueva imposición sobre los beneficios bancarios. Reglar por ley los topes máximos de los sueldos, bonos y primas de altos cargos, ejecutivos, miembros de Consejos de Administración y otros colectivos donde la opacidad fiscal resulta no sólo evidente sino, en demasiados casos, flagrante y absolutamente insolidaria con el conjunto de la sociedad española. Instaurar una figura tributaria que grave las grandes fortunas y desincentive la especulación sobre capital o solares sin edificar. Establecer un tipo impositivo por tramos para las rentas de capital que por lo menos sea igual a las rentas del trabajo. Tratamiento fiscal diferenciado de bancos públicos, empresas públicas, sociedades laborales y cooperativas, dada su contribución especifica al bienestar general. Control fiscal sobre las Unit Linked y los Hedge Funds (fondos de cobertura), pues ambos son inversiones especulativas. Suprimir la asignación tributaria del 0,7 % a la Iglesia Católica, así como la exención del IBI, unido a la denuncia y petición de abolición del Concordato. Impulsar toda clase de iniciativas parlamentarias y sociales para frenar el aumento del IVA en todo lo referido a la Cultura, Educación y Deporte. CONTRA EL FRAUDE FISCAL El fraude Fiscal es una práctica muy común entre las grandes familias, las grandes empresas y la gran banca. Curiosamente la gran mayoría de investigaciones de fraude fiscal de la Agencia Tributaria se centra en los autónomos y profesionales liberales, cuyo fraude fiscal representa -según los técnicos de la Agencia Tributaria del Estado español- sólo el 8% del fraude fiscal total. 66 El Gobierno del PP el 30 de marzo de 2012, utilizando expresiones como "excepcional y extraordinaria", puso en marcha lo que eufemísticamente llamó "Programa especial de regularización de activos ocultos". No quería utilizar la definición 'amnistía fiscal', que era de lo que se trataba. Cristóbal Montoro, el gran impulsor de la idea, anunció que se aflorarían así 25.000 millones del dinero oculto. Y puesto que la ley sólo gravaba con el 10% ese blanqueo (muy por debajo de los que pagan quienes no son defraudadores), esperaba recaudar 2.500 millones... La medida ha sido un gran fracaso: de todo el dinero anunciado han llegado tan solo 50 millones. O sea, un 2% de lo previsto. La Ley era de tan dudosa legalidad, que el PSOE la recurrió ante el Tribunal Constitucional, tribunal que aceptó la demanda. En el recurso se razonaba que esa Ley favorecía a los defraudadores, ya que los contribuyentes que cumplen con sus obligaciones deben pagar un 43%, mientras que a los defraudadores se les permitía ‘blanquear’ los fondos ocultos o evadidos con tan sólo el pago de un 10%. En la ley, el Gobierno se comprometía a no investigar ni tomar represalia alguna contra los defraudadores, ni siquiera sobre el origen del capital. Es decir, que el dinero ‘limpiado’ podría lo mismo venir de cuentas de evasores en paraísos fiscales, como proceder de la comisión de delitos, incluidos por supuesto, prostitución o narcotráfico. Reclamamos derogar esa Ley por disminuir la eficiencia de la lucha contra el fraude y la evasión de capitales así como permitir el blanqueo de capitales de cualquier procedencia delictiva. Pedimos que se investigue el capital acogido a la Ley, su tipificación correspondiente y multar adecuadamente. 3.9. RENTA BÁSICA DE CIUDADANÍA (RB) La RB es “derecho de todo ciudadano a recibir una renta universal e incondicionada de forma remunerada e independientemente de cuáles sean las otras posibles fuentes de renta y sin importar con quien viva”. La RB se debe convertir en el eje de un programa de implementación de lo público con carácter emancipador. Esto a su vez supone “no desvincular” este nuevo derecho de una política sobre el empleo y profundización de lo público. Este nuevo derecho [que no hay que confundir ni con un Impuesto negativo, ni con una Renta Mínima de Inserción] tiene su propia historia que va unida a la crisis del Estado de Bienestar. Y al mismo tiempo pretende la transformación y profundización del Estado Social. Este derecho se propugna a partir de la crisis de 1973, y en principio, de forma liberal y desvinculada del trabajo. Hay que tener en cuenta que el triunfo de la política e ideología del neoliberalismo [triunfo que incluso penetra en la ideología socialista danto lugar a lo que se conoce como la Tercera vía (social-liberalismo] conlleva a la desaparición de las conquistas sociales y económicas del movimiento obrero y la desaparición del salario diferido ante la privatización de todos los ámbitos de la vida social. El triunfo del Individualismo con la “individualización” de las relaciones sociales ha llevado a la flexibilización y a la penalización del parado, al mismo tiempo que a una demonización del sindicalismo. La RB es “derecho de todo ciudadano a recibir una renta universal e incondicionada de forma remunerada e independientemente 67 de cuáles sean las otras posibles fuentes de renta y sin importar con quien viva”. Desde el Socialismo, la RB se debe convertir en el eje de un programa de implementación de lo público con carácter emancipador. Esto a su vez supone “no desvincular” este nuevo derecho de un política sobre el empleo y profundización de lo público. PROPUESTAS: Una RB de cuantía igual o superior al umbral de pobreza o al SMI (Salario Mínimo Interprofesional) que puede permitir que los individuos rompan sus lazos de dependencia. Concebir la RB como una palanca para el acceso efectivo al trabajo. El acceso al trabajo es un derecho y nunca debe ser concebido como una obligación tal como hace el workfare. La política de la RB debe ir unida a: Defensa de lo público. Lo que supone unos servicios básicos que sean gratuitos. Es decir, los servicios indispensables que cualquier familia necesita para mantenerse deben ser gratuitos, por consiguiente, aprovisionados unos por Ayuntamientos, o por gobiernos de comunidad, al menos mientras dure el desempleo de los trabajadores. Regulación del mercado de trabajo. El socialismo debe recuperar determinadas medidas que protegen al trabajo, fundamentalmente: reducción de la jornada laboral a 35 horas sin rebaja de salario, la eliminación de las horas extraordinarias; incentivar los contratos indefinidos y penalizar los precarios; no discriminación por género lo que supone igualar los niveles de salarios entre hombres y mujeres Como medida transitoria hacia la RB defender y propugnar la Renta Básica por desempleo. Consiste que a todos los parados, y a familias que se encuentren en extrema precariedad, la Administración les debería conceder una Renta básica por desempleo al menos mientras duren tales situaciones. 3.10. POLÍTICA INTERNACIONAL Desde Izquierda Socialista, tanto para España como para las líneas que debe seguir nuestro partido, defendemos una política exterior para España de no subordinación, autónoma y multilateral. Con los ejes europeo, mediterráneo y latinoamericano como prioridades. Una política de paz, a favor de los desheredados de la tierra, de cooperación seria y rigurosa. Una política de compromisos reales, verificables. De tolerancia cero a la explotación, al genocidio, a la tortura, a la impunidad, al racismo y a la violación de los DD.HH. Propugnamos una Europa social y de derechos. Con una economía socialista de mercado que desarrolle el alma progresista y de izquierdas de Europa. Preconizamos una política exterior y de defensa europea inteligente, autónoma, tendente a evitar las derivas imperiales. Que ayude a resolver graves problemas como el de Oriente Medio. En este sentido, la OTAN, como instrumento de la política imperialista de EEUU y de 68 las burguesías capitalistas, no sirve a ningún propósito de defensa de la democracia ni de los DD.HH. Reclamamos su superación y abandono por parte de los países que quieran defender posiciones de progreso y paz. Esto es condición fundamental para poder construir una fuerza de paz neutral al servicio de las Naciones Unidas y de sus principios. El PSOE debe situarse a la cabeza de un amplio movimiento de la izquierda europea para construir la Europa Social, la Europa de los derechos y las responsabilidades, la Europa de la cultura y del respeto a la diversidad. Hay que dinamizar, democratizar y llenar de contenido tanto la Internacional Socialista como el Partido de los Socialistas Europeos. El internacionalismo obrero es una de nuestras señas de identidad, que debe potenciarse más que nunca. PROPUESTAS: Respeto de los Tratados Internacionales suscritos por España Apoyo a las fuerzas democráticas, progresistas, laicas, de izquierdas, que impulsan transiciones democráticas en el mundo árabe y países musulmanes. Clarificación del calendario y misión de FFAA españolas en Afganistán. Reivindicación del abandono de la OTAN y de la clausura de las bases militares estadounidenses en España, y exportación de la propuesta al resto de países europeos. Proponer en la UE el bloqueo de las relaciones comerciales con Israel en tanto en cuanto no se aborde definitivamente un proceso de paz. Apoyo al reconocimiento del Estado palestino y a la reparación a las víctimas de la Nakba. Apuesta por el diálogo multilateral para alcanzar la autodeterminación del pueblo saharaui. En tanto no se logre, apoyo al reconocimiento de la RADS como legítimo estado del Sahara Occidental. Apoyo a los procesos de integración en América Latina y reforzamiento de las relaciones bilaterales con todos los países de la región. En especial, como socialistas, defenderemos la interacción con los países del ALBA y UNASUR. Reforzamiento de la AECID y de las políticas de cooperación internacional al desarrollo, especialmente en el Mediterráneo, África subsahariana y América Latina. Defensa de la abolición del antidemocrático derecho de veto de los países del Consejo de Seguridad de la ONU. 4.- HACIA EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI El Estado de Bienestar es el modelo de estado social y de derecho conseguido en la segunda mitad del siglo XX en la Europa Occidental, y ha supuesto para sus pueblos 69 uno de los mayores niveles de progreso, igualdad, ampliación de derechos y cotas de prosperidad y justicia social nunca conseguidos. Este modelo considera que todos los ciudadanos tienen los mismos derechos a lograr unas determinadas cotas de bienestar. Cuando existen colectivos que no pueden acceder a esas cotas, se intenta ponen en marcha por parte de las administraciones públicas mecanismos correctores para solucionar esta situación. Así, es comúnmente aceptado que se intervenga para modificar el medio social y mejorar las condiciones de vida si son negativas o perjudiciales para determinados grupos humanos. Se actúa sobre las necesidades y sobre todos aquellos aspectos que las generan. Se asume que son problemas sociales y por tanto afectan a grupos y comunidades. También se considera que es fundamental la participación activa de los ciudadanos, de tal manera que las instituciones públicas diseñan actuaciones generales tendentes a mejorar la situación colectiva en aspectos como el empleo, la distribución de los recursos, etc. Igualmente son las administraciones públicas las que mediante actuaciones específicas tratan de resolver determinados problemas concretos (pobreza, exclusión social o marginalidad) y organizar la satisfacción de necesidades básicas como la educación, la sanidad, la vivienda, etc. España es el país de la UE-15 (el grupo de países más ricos de la UE) que tiene el gasto público social por habitante más bajo. Debemos saber, sin embargo, que pese a los grandes avances realizados por los gobiernos socialistas a partir de 1982 en la construcción del Estado del Bienestar, en nuestro país siempre ha sido deficitario, y llegó cuando en Europa se iniciaba la ofensiva neocon para su desmantelamiento. Ahora bien, sabemos que el llamado “Estado de Bienestar” es también el concepto que nos ha ofrecido el sistema capitalista para justificarse y hacernos creer que en ese sistema el Estado de Bienestar es posible, y que incluso es el objetivo del sistema. Sin embargo, a la vez nos hace saber que hay otros elementos más importantes que hemos de respetar en el sistema y que son prioritarios, como el máximo beneficio, la desigualdad intrínseca al ser humano, la necesidad de sacrificio de los desfavorecidos y sobre todo que el poder lo detenta el capital y no el ciudadano. El “Estado de Bienestar” solo puede conseguirse de una forma general y permanente cuando el poder está en manos de los ciudadanos. Esto solo se consigue en una sociedad socialista porque es su objetivo y su fin. No podemos seguir hablando de un “Estado de Bienestar” muy limitado que no depende de nosotros, y que en puridad y a nivel mundial se ha basado en la explotación de otros hombres, otros países y otras sociedades. Debemos tener en cuenta también que el Estado del Bienestar fue resultado de un gran pacto social en Occidente tras la II Guerra Mundial entre las clases burguesas, la derecha, y la socialdemocracia, el movimiento obrero, ante la presión soviética y la fuerza revolucionaria de la izquierda en Europa tras la derrota del fascismo. Una vez desaparecido el bloque soviético tras la caída del muro de Berlín y el hundimiento de la URSS, la desaparición de esa presión, del contrapoder, y la entrada en los circuitos del mercado occidental de grandes reservas de mano de obra procedentes del Este, la necesidad del pacto, para la derecha, para la burguesía capitalista occidental, deja de existir. Un pacto, y su producto, sólo se pueden 70 materializar cuando ambas partes lo necesitan. Por lo tanto, la derecha procede al ataque y desmantelamiento de ese Estado del Bienestar. Podemos verlo claramente en nuestro país con el gigantesco ataque a los servicios públicos, el gran recorte en gasto social que lleva a cabo la derecha y mayores niveles de recesión a los que nos llevarán, dado el gran nivel de endeudamiento de la población y por tanto la previsible reducción de demanda de bienes y servicios, que ya se está viendo. Así se están agravando tanto el estancamiento de la economía como los niveles de pobreza, malestar social e incertidumbre. Ante este panorama, desde la izquierda, y desde los partidos socialistas y organizaciones obreras, debemos ser conscientes de que nos adentramos en un nuevo periodo histórico, en el que las condiciones políticas que hicieron posible el pacto del Estado del Bienestar se han difuminado. En este nuevo periodo no podemos renunciar ni uno sólo de los derechos y avances conseguidos, y debemos luchar sin cuartel por la reconquista de los derechos sociales y laborales que la derecha recorta en su afán por destruir los logros del Estado del Bienestar. Pero no debemos plantearnos el retorno a una foto fija de un modelo que sea considerado fin en sí mismo, sino que debemos avanzar, desde la conciencia de los progresos y conquistas del movimiento obrero, y con la referencia del Estado del Bienestar como punto partida de mínimos, hacia un nuevo modelo. El capitalismo se muestra en los mecanismos de su propia crisis en toda su crudeza, dispuesto al sacrificio tanto de los progresos y bienestar del esfuerzo de más de un siglo en Europa como de la misma democracia, por lo que debemos plantarnos su superación como modelo nocivo y gravemente dañino para el bienestar de la sociedad y de su ciudadanía. Hoy más que nunca, la consigna "socialismo o barbarie" resulta especialmente clara. El combate por los derechos sociales y laborales debe plantearse por parte de las fuerzas de izquierdas y ciudadanía de progreso desde la puesta en marcha de la transición democrática hacia el socialismo, hacia el socialismo del siglo XXI. 4.1. EDUCACIÓN Recientemente se han cumplido 80 años de la proclamación de la Segunda República y 75 años del Golpe de Estado del 18 de julio 1936. Se sabía que la educación era el único modo de sacar a España del atraso secular en la que estaba sumida. La sublevación militar acabó con los logros educativos alcanzados en poco tiempo por la Republica: una Escuela Pública, obligatoria, laica, mixta, inspirada en el ideal de la solidaridad humana; el mejor Plan Profesional de Formación de maestros que haya existido nunca; un respeto profundo a la diversidad de las lenguas y de las culturas de España; la creación de más de 27.000 escuelas en lo que era un coto privado de unos cuantos; una escuela auténticamente laica sin privilegios ni imposiciones para nadie; una escuela democrática; una enseñanza pensada en el quehacer protagonista del alumno. España es hoy una democracia. Desde la muerte del Dictador el país ha cambiado profundamente. Pero quienes creemos en el auténtico valor de la democracia republicana y queremos salvaguardarla, pensamos que aún hay un largo camino por recorrer. La actual sociedad capitalista, desaforadamente consumista y generadora de amplias bolsas de pobreza y exclusión, no hace sino aumentar las 71 desigualdades sociales y fragmentar cada vez más la sociedad entre los que pueden y no pueden económicamente. La educación ha de aportar una profunda carga de valores que encamine a las personas a transformarse ellas mismas y a transformar a la sociedad en la que viven. La importancia de la educación se ve acentuada en medio de la crisis. PROPUESTAS: Educación pública, democrática, laica y de calidad como garante del derecho a la educación de todas y todos en condiciones de igualdad, desde las escuelas infantiles a las Universidades o a la educación de las personas adultas, estableciendo por ley unos mínimos de calidad para la educación pública, que impida que se tengan derechos diferentes en función de la Comunidad en la que vivan. Recuperación en los Centros Educativos de la asignatura de "Educación para la ciudadanía". Fomento de planes de enseñanza donde la solidaridad, el civismo, respeto, interculturalidad y pluralidad prevalezcan frente a la rivalidad, competencia e individualismo. Creación de escuelas públicas infantiles de 0 a 3 años. Las Administraciones educativas deben, ante todo, reforzar el papel de los centros públicos como red vertebradora de la oferta educativa y sólo deben mantener conciertos con los centros privados que estén dispuestos a atender a todo el alumnado, sin ningún tipo de discriminación, a hacer efectivo el principio de gratuidad y a llevar a cabo una gestión transparente y controlable socialmente. Se debe tender hacia la eliminación progresiva de los concertados. Además, con centros suficientes para que sobre todo los alumnos y alumnas de Primaria no tengan que hacer desplazamientos fuera de su barrio. Construcción de centros educativos públicos, a todos los niveles, suficientes para la población actual y planificación de la estructura de centros y número de plazas de alumnos para albergar todas las necesidades y previsión futura del alumnado, participando en la elaboración los agentes sociales, con el fin de reducir la ratio por clase tanto en los C.E.I.P como en los I. E. S. y acabar con los “barracones”. Garantizar que en suelo público sólo se construyan centros educativos públicos, con gestión pública, incurriendo en grave gestión la utilización de dicho suelo por centros privados bien sean cooperativas o religiosos no pudiendo tampoco permutar este suelo por otro alejado de las necesidades de plazas. Dotar a los C.E.I.P. del profesorado necesario: profesores de apoyo para educación infantil, profesores de pedagogía terapéutica, logopedia, inglés, educación física, música y educadores que refuercen a los tutores de alumnos con necesidades educativas especiales. Adoptar las medidas necesarias, en las comunidades con lengua 72 propia, para que cuando el alumnado termine la educación primaria tenga las competencias básicas para poder expresarse correctamente en las dos lenguas oficiales y poder comunicarse en una lengua extranjera. Dotar a los colegios que adopten el trilingüismo de profesorado especializado fijo. Defensa de escuela inclusiva, igualitaria e intercultural Con respecto a los I.E.S. en el 1º y 2º ciclo de la E.S.O. se adjudicará el profesorado teniendo en cuenta su especialidad. Garantizar que en todas las autonomías se tenga un ordenador por alumno, junto con las pizarras digitales necesarias para el centro. Toda dotación informática debe funcionar con Software Libre, que será promovido y potenciado. Diseño, ejecución y evaluación de la eficacia de todos los programas que sean necesarios para compensar las deficiencias del alumnado, con la finalidad de que no abandonen el sistema educativo durante las etapas obligatorias y obtengan el título de Graduado. Los estudiantes que más lo necesitan se beneficiarán de la ayuda individual para que al en cinco años, el número de jóvenes que abandonan la escuela sin calificaciones se reduzca a la mitad. Actuar para que el alumnado con titulación de graduado en ESO continúe realizando estudios post-obligatorios, sobretodo, los de formación profesional de Grado Medio y Superior, necesarios para el desarrollo económico y social de nuestra sociedad. Desarrollo de métodos para luchar contra la precariedad de la juventud. dando a los jóvenes escolarizados, una solución de formación, aprendizaje o servicio cívico. Impulso de iniciativas parlamentarias y sociales para frenar el aumento del IVA en el material escolar. Potenciación de la formación profesional, con, entre otras medidas, la creación los puestos de trabajo adicionales en la educación que cubran todos los oficios. Postgrados de especialización para tarea docente y formación continúa del profesorado. Obligatoriedad de mantener los Centros de Formación de Profesores en las diferentes comunidades. Defensa del principio de autonomía universitaria, compatible con la existencia de una política estatal de Universidades y de Investigación. Total oposición a la separación de niños y niñas en cualquier tipo de centro educativo. Promover la colaboración del Consejo Escolar Municipal y, por ende, de la Administración municipal con las Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos para desarrollar actividades dirigidas a combatir el abandono escolar temprano y el absentismo escolar. Promover y potenciar centros de apoyo familiar, que formen a los padres y a las madres en los procesos de aprendizaje y que les permitan una mayor implicación y seguimiento en la educación de sus hijos. Promover medidas que permitan la asistencia de los padres a las 73 reuniones con los profesores de sus hijos. Incorporar una tercera hora, no sólo en primaria, sino en ESO y Bachillerato en Educación Física, para la creación de hábitos saludables entre la juventud la corrección de posturas erróneos cada vez más generalizadas, la necesidad de movimiento y los valores necesarios para el desarrollo integral y la prevención de enfermedades ligadas al sedentarismo, son motivos más que suficientes, entre muchos otros, para la consolidación de la cultura física entre nuestros jóvenes. 4.2. I+D+i El actual modelo de desarrollo conduce a la tercerización de la economía en detrimento de los otros sectores productivos, del medio ambiente, del empleo y de la calidad de vida. Hoy, para avanzar hacia un crecimiento más sostenible y equilibrado, ha de producirse una redimensión de los componentes sectoriales del PIB y del VAB en favor de incrementar el peso de la economía industrial, de la economía del conocimiento (I+D+i), del sector de las energías alternativas (3ª revolución energética), de determinados subsectores emergentes con potencial y de distintos servicios avanzados. Todo ello para fomentar la economía productiva, las nuevas tecnologías, la economía digital como clave para un nuevo crecimiento, el capital humano y social, el desarrollo endógeno (territorios inteligentes) y la “economía de proximidad”. Será necesaria la activa intervención del Estado en la orientación y desarrollo de las políticas económica e industrial, frente al actual predominio del capitalismo especulativo y depredador o de intereses de grandes megacorporaciones. PROPUESTAS: Desarrollo y aplicación de la Ley de la Ciencia. Medidas para el retorno de la diáspora profesional joven y la inserción de becarios de investigación. Apoyo a proyectos y grupos transdisciplinares e internacionales de investigación. Defensa de las instituciones públicas en la producción y transferencia de conocimientos. Propiciar que los logros y beneficios en I+D+i beneficien a todos los ciudadanos y ciudadanas y no solamente a las empresas. Como elemento fundamental para estas medidas, innovación y desarrollo potenciados a través de una red de institutos tecnológicos públicos, apostando por la excelencia y la calidad. 4.3. SANIDAD La Sanidad Pública, universal, de calidad y gratuita, ha sido la base fundamental para el desarrollo del Estado del Bienestar y es uno de los pilares para asegurar la solidaridad y la equidad dentro de la sociedad. En los últimos años se observa una campaña generalizada y sistemática para 74 desprestigiar y desmantelar los sistemas públicos de salud, coincidiendo con el auge del capitalismo neoliberal, que quiere privatizar los sistemas sanitarios públicos y que busca en ellos una oportunidad de negocio. Los grandes perdedores de estas políticas de desmantelamiento de los servicios públicos de salud y sanitarios son los ciudadanos. La calidad de los servicios empeorará, además de tener los modelos privatizados unos costes muy superiores. Los ciudadanos se verán obligados a pagar para poder utilizar los centros asistenciales y una parte de la población, la más pobre y la más enferma, se verá excluida de los sistemas sanitarios. Nos oponemos a la implantación de sistemas de copago, o más bien repago, tasas o tickets moderadores, cualquier fórmula de privatización, por medio de fundaciones o tipos de gestión privada, denunciamos el llamado "modelo Alzira", fórmula de privatización radical de la atención médica, que externaliza a una empresa privada con ánimo de lucro todo el servicio sanitario público de la población de un territorio, en régimen de monopolio, a través de una concesión administrativa. Ahora, el gobierno del PP, se ha lanzado ya abiertamente a la privatización de la sanidad y a la degradación deliberada del sistema sanitario público. La asistencia sanitaria es un bien de primera necesidad. Es por tanto un derecho mínimo para el ser humano una asistencia sanitaria de calidad. No se trata de un servicio que se pueda regir meramente por el coste-beneficio. El Estado debe garantizar este derecho tal y como afirma la Constitución en el artículo 43, donde se reconoce el derecho a la protección de la salud, y se afirma que "compete a los poderes públicos organizar y tutelar la salud pública a través de medidas preventivas y de las prestaciones y servicios necesarios. La ley establecerá los derechos y deberes de todos al respecto.” Dicen que “el sistema actual se encuentra obsoleto”, afirmación que es falsa. El sistema sanitario español, hasta ahora, era, reconocido por la OMS, el séptimo mejor del mundo, siendo además el que más cobertura y de mejor calidad ofrecía a menor coste para el Estado. La salud es un derecho fundamental reconocido por la Constitución, no una mercancía, y nos oponemos firmemente a las políticas privatizadoras del PP. PROPUESTAS: Impulsar una política sanitaria al servicio de la cultura democrática de servicio público, con rendición de cuentas y participación profesional y ciudadana en los aspectos que les afectan. Aumentar la financiación y el control del gasto sanitario, con criterios de suficiencia y eficiencia: gestión honrada y eficaz; control del elevado absentismo; prohibición de conductas abusivas, como que en horario pagado por la sanidad pública se trabaje en la sanidad privada; crear dispensarios de medicamentos en los Centros de Atención Primaria. Poner al día la red hospitalaria y potenciar los centros de atención primaria, dotándolos de los equipos y personal especializado necesario. Reforzar la aplicación de la Ley 39/2006 para la Autonomía 75 Personal y Atención a las Personas en Situación de Dependencia, sobre todo en lo que afecta a los pagos de las prestaciones económicas y de servicios, así como al procedimiento: retroactividad, compatibilidades, resoluciones, desarrollo del catálogo de servicios y fomento del empleo. Desarrollo y aplicación de la Ley del aborto. Total oposición a cualquier contrarreforma que limite los derechos de las mujeres y de la ciudadanía en este sentido. Desarrollo y aplicación de la Ley de muerte digna. Cada adulto en fase avanzada o terminal de una enfermedad incurable, que causa un sufrimiento insoportable físico o psicológico, y no puede ser apaciguado, podrá solicitar, bajo condiciones específicas y estrictas, recibir asistencia medicalizado para poner fin a su vida con dignidad. Mantener la Estrategia Nacional de Salud Sexual y Reproductiva con el fin de disminuir los embarazos no deseados y las enfermedades de transmisión sexual. 4. 4. VIVIENDA Uno de los factores más importantes para la gestación de la actual crisis, con su especial virulencia en España, ha sido la especulación urbanística ilimitada. La burbuja inmobiliaria ha arrastrado en su estallido al resto de la economía y, además, durante su avance ha conculcado el derecho constitucional a una vivienda digna, convirtiendo un bien necesario para la vida de las personas en un recurso para la especulación extrema. Nos encontramos ante la hiriente paradoja de disponer en todo el territorio de millones de viviendas vacías y que, debido a su exorbitante precio, no son accesibles para la mayoría de la población. Es exigible a los poderes públicos el cumplimiento del artículo 47 de la Constitución Española, que dice: “Artículo 47: Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación. La comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos.” Además, si bien es un problema ya gestado con anterioridad y que no supo encararse desde una óptica socialista para haberlo atajado (si bien ahora se han presentado interesantes iniciativas parlamentarias al respecto, en un cambio positivo), durante el último año del gobierno de la derecha ha estallado como un auténtico drama social la cuestión de los desahucios, en una de las caras más inhumanas del capitalismo y de la banca, que, ayudada con millones de euros públicos, no tiene el mayor reparo en arrojar a la calle a miles de familias trabajadoras por deudas sobrevenidas. La sociedad está dando una fuerte respuesta, con la movilización de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas, y otros colectivos, con quienes debemos entablar relaciones, para tender tanto puentes de comunicación como para colaborar en iniciativas de apoyo a quienes sufren las consecuencias de estos abusos, como para apoyar iniciativas de más amplio calado como la ILP de dación en pago. PROPUESTAS: 76 Impuestos progresivos sobre los especuladores que poseen gran cantidad de viviendas vacías. Intervención directa del Estado en el sector de la vivienda para garantizar el derecho constitucional a la vivienda. Se necesita una gran reserva de vivienda pública destinada al alquiler social, a un precio tasado en función de las necesidades y posibilidades del destinatario. Las ayudas públicas al sector inmobiliario empresarial o bancario ha de ser condicionado a permitir y garantizar el acceso de las personas a su parque de viviendas. Creación un inventario de los pisos sin ocupar en el que conste de quien es la propiedad y ofertándolos para su venta a costo o gravando con un impuesto especial los que a los cinco años de su construcción figuren sin venderse o alquilarse. En caso de incumplimiento de las normas anteriores estos pisos pasarán a considerarse viviendas sociales, recibiendo el propietario el valor, quitando los gastos, del precio vendido o alquilado. Las empresas de la construcción, como herramienta de gran importancia para la consecución de un bien básico como la vivienda, podrán ser intervenidas por el Estado según la necesidad en pro del bien común. Impulso y apoyo, desde las Administraciones Públicas, a las cooperativas de viviendas, primando modelos de cesión de uso como nueva forma de propiedad social de la vivienda. Avanzar hacia la dación de vivienda en pago para cancelación de hipoteca en casos justificados. 4.5. POLÍTICAS MEDIOAMBIENTALES Los elementos necesarios para la vida de las personas, aire, agua, tierra y fuego (energía) son bienes comunes. No pueden ser objeto de apropiación o negocio, de ahí la necesidad de que los poderes públicos regulen el uso de estos elementos, limitados, que deben ser accesibles a todos los ciudadanos como un derecho inherente a la persona. La conjunción del trabajo, el capital y los recursos naturales, son los medios para la creación de riqueza y obtener los bienes y servicios necesarios para la vida. Si bien en la teoría clásica solo el capital y el trabajo se contemplaban como elementos de desarrollo, presuponiendo que los recursos naturales eran inagotables, actualmente sabemos que estos son limitados y que merecen una atención especial, para que su capacidad de renovación permita la continuidad de la vida del planeta y asegurar el bienestar de las actuales y futuras generaciones. El desarrollo sostenible, capaz de satisfacer las necesidades actuales sin comprometer los recursos y posibilidades de las futuras generaciones, es uno de los objetivos que emana de los valores del socialismo: distribución de la riqueza y los recursos, desarrollo humano, progreso social y profundización de la democracia. Es urgente el cambio del modelo de desarrollo actual a otro más sobrio, más eficaz y justo. Ello implica una revolución en los métodos de producción y también en el comportamiento del consumidor, y en la educación medioambiental tanto en el sistema educativo como a adultos, vía que hay que desarrollar todavía mucho en nuestro país. 77 PROPUESTAS: Gestión racional de los recursos existentes, como patrimonio público. Nacionalización de los recursos naturales y sectores energéticos estratégicos. Ordenación racional del territorio y las actividades que se desarrollan en el mismo. Gestión integral del ciclo del agua como recurso publico estatal. Lucha contra el cambio climático. Continuada apuesta por las energías renovables y compromiso firme de abandono de la energía nuclear. Cambiar el sistema de subasta energético y eliminar el déficit tarifario. Criterios de sostenibilidad para actividades económicas, urbanismo y núcleos de población, construcción de viviendas, explotaciones agropecuarias y actividad pesquera. Reforzar las políticas de mantenimiento y creación de espacios naturales y de reforestación. Medidas contra las diferentes formas de contaminación atmosférica, terrestre, de las aguas, lumínica y acústica. Transportes eficientes, suficientes y medioambientalmente limpios. Optimización de los servicios de transportes públicos. Apoyo al coche eléctrico Decidida protección de las costas, denunciando el retroceso en su defensa que representa la actual Ley de Costas aprobada por el partido popular. 4.6. POLÍTICAS DE DESARROLLO RURAL El desarrollo económico de España exige también el desarrollo de los sectores rurales y agrícolas. En el marco de la creación de una economía sistémica y sostenible el sector agrario es estratégico. El apoyo al pequeño campesino debe ser un eje clave del nuevo proyecto socialista ya que esto posibilitará un crecimiento de tipo multipolar y la consolidación de áreas agrarias productivas. La productividad no sólo se consigue con tecnología, también con la dignificación del agricultor. La soberanía alimentaria del país, en el marco europeo, es un objetivo irrenunciable. PROPUESTAS: Desarrollo de una agricultura sostenible y respetuosa con el medio ambiente. Consolidación de una Red de Escuelas Agrarias Revisión y modulación de los pagos de la PAC, favoreciendo al pequeño propietario y a las cooperativas. Ayudas extraordinarias a las cooperativas que demuestren solvencia y respeto a los derechos de los trabajadores. Flexibilización en destino de los fondos FEDER. 78 Apoyo extraordinario a las PYMES en las zonas rurales. Apoyo a la creación de empresas públicas de titularidad municipal para la explotación de montes comunales y baldíos. 4.7. CULTURA LIBRE, CULTURA POPULAR La cultura es una de las más poderosas herramientas que puede ser empleada en pro de la emancipación humana, colectiva e individual, y como socialistas, debemos saber usarla y defenderla como pieza clave en la transformación de la sociedad: si avanzamos hacia cambios estructurales que pretendan construir el socialismo. En este sentido, vemos cómo el gobierno derechista del PP pretende recortar el acceso de las clases populares a la cultura, con nuevos impuestos sobre un bien tan necesario, y cómo las lógicas de mercantilización del capitalismo invaden y mueven los resortes del mundo y creación culturales. Sin embargo, por un lado las nuevas tecnologías están ampliando la difusión de la cultura y, por otro las poderosas industrias vinculadas al mundo de la cultura reaccionan de manera virulenta ante el cuestionamiento social de lo que consideran su propiedad privada sobre los bienes culturales. Así ha sucedido en todas las polémicas relacionadas con la SGAE y sus habituales excesos. En este sentido, la reacción social contra los excesos en materia de propiedad intelectual ha sido clara, así como el rechazo a las posiciones caracterizadas por la falta de adecuación ante la realidad social y el quizá excesivo seguidismo de las industrias comerciales vinculadas a la cultura. Ahora bien, desde sectores comprometidos y concienciados de la sociedad, hace tiempo que se ha producido, fomentado y desarrollado una respuesta creativa y en positivo a las estrecheces del capitalismo en cuanto a propiedad intelectual. Se ha puesto en marcha lo que se conoce como licencias libres, licencias copyleft, licencias creative commons, inspiradas en los principios cooperativos, colaborativos, horizontales, democráticos, del software libre y sus licencias GPL. En este sentido valoramos las licencias libres como una nueva forma de socializar la propiedad y la cultura, así como de poner en tela de juicio las concepciones liberales de la propiedad. PROPUESTAS: Redefinición de los derechos de autor clásicos, bajo nuevos parámetros que primen la digna retribución y bienestar de los creadores culturales y el valor social de la creación cultural por encima del afán lucrativo de las industrias capitalistas. Potenciación del uso de las licencias libres (en sus diversas concepciones) para la producción cultural e intelectual mediante medidas de apoyo fiscal y económico a los creadores y creadoras culturales o autores/as que se decanten por su uso. También mediante el uso de cuotas en los medios públicos (radio, tv) y en programaciones culturales de las Administraciones Públicas, destinadas a su promoción y representación (con los debidos controles de calidad y profesionalidad). 79 Impulso de la promoción e información sobre estas nuevas formas de propiedad en los centros de formación cultural de titularidad pública, reforzando la asistencia técnica para los creadores culturales que opten por las licencias libres. Apoyo de la autogestión popular de la cultura, mediante el impulso por parte de las Administraciones Públicas de redes de centros cívico-sociales que alberguen iniciativas culturales de base, fuera de las lógicas de mercantilización de la cultura. Inclusión de la sociedad civil organizada, a través de mecanismos efectivos de participación democrática, en la gestión de la cultura y programación cultural de las Administraciones Pública, así como del Patrimonio Cultural. Reforma de la Ley de Patrimonio para consolidar y ampliar la protección del patrimonio inmaterial, industrial y etnológico, estableciendo medidas de protección adecuada para los paisajes culturales o históricos y para el patrimonio popular. Fomentar las artes escénicas, según modelos descentralizados y en interacción con las comunidades locales y la sociedad civil organizada, buscando una difusión social capilar de sus beneficios sociales, culturales y económicos. Desarrollar un Plan de Coordinación de políticas culturales para la puesta en valor y gestión de elementos o conjuntos patrimoniales compartidos por varias autonomías, para la prevención y combate del expolio, para la difusión de la producción cultural local, y para la difusión de todas las lenguas oficiales del Estado. Impulsar desde los ámbitos partidarios, sindicales, asociativos e institucionales que sea posible, la puesta en valor de la cultura e historia del movimiento obrero, como parte de la identidad de la mayoría de la población y fuente de los derechos y niveles de bienestar conquistados para toda la sociedad, de modo que sea herramienta para aumentar la autoestima de las clases populares y para el desarrollo de la conciencia de clase. Refuerzo de las sedes del Instituto Cervantes, en lugares con posibilidades de mayor proyección y abriendo líneas de difusión en el extranjero de la riqueza lingüística de España, difundiendo adecuadamente y junto al castellano las demás lenguas oficiales. 4.8. POLÍTICAS DE IGUALDAD Las politicas de igualdad de género constituyen un eje transversal de nuestro progama. Durante los gobiernos de la última etapa socialista, hemos construido un nuevo pilar del estado de bienestar, este ha sido la atención por ley a personas dependientes. Lamentablemente los recortes del gobierno de la derecha anacrónica y ultra conservadora del Partido Popular, que visualiza la clara voluntad de adelgazar el estado hasta mínimos incapaces de asegurar equilibrios sociales, y asistencia pública a los ciudadanos, están deshaciendo todos los avances que los socialistas hemos realizado. 80 PROPUESTAS: Incrementar al 50% la paridad en órganos y velar porque esta sea real, excepto para aquellos cargos o puestos de trabajo donde el merito y la capacidad sean condición para su obtención. Reforma de los permisos de maternidad y paternidad para que ambos sean iguales, intransferibles y con la misma parte obligatoria, fomentando la corresponsabilidad. Lucha contra la violencia machista de manera integral, implicando también a los hombres en las campañas y políticas concretas. Promover actuaciones específicas para las mujeres en situaciones de dificultad o vulnerabilidad, en las que se implique tanto a instituciones, como a Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, como a sociedad civil. Integrar la perspectiva de género en el desarrollo de las políticas de bienestar social. Fomento de un sistema público universal de atención a la dependencia para que no se siga cargando sobre las mujeres el cuidado de las personas adultas dependientes. Medidas para una racionalización de los horarios que ayuden a conciliar realmente la vida personal, laboral y familiar. Exigencia de planes de igualdad para las empresas como condición para la adjudicación de proyectos subvencionados públicamente. Aumentar las inspecciones laborales para seguir el cumplimiento de los planes. 4.9. LA REFORMA DE LA JUSTICIA PROPUESTAS: Reformar la Ley de Enjuiciamiento Criminal de 1982. El Ministerio Fiscal, con los necesarios controles judiciales y parlamentarios que garanticen la imparcialidad, debe asumir la instrucción penal. El Juez de Instrucción debe ser sustituido por el Juez de Garantías, y atribuir la instrucción penal a los Fiscales. Suprimir la figura del imputado para no vulnerar el principio de presunción de inocencia. Actualizar la figura del procesamiento en el procedimiento ordinario por delitos graves, y rescatar la de la inculpación en el procedimiento de urgencia por delitos menos graves. Reformar el Consejo General del Poder Judicial, mediante reforma constitucional, para que sea realmente el órgano de gobierno de los jueces, siendo su Presidente elegido por el Parlamento. Dotar a la administración de justicia de medios materiales y personales suficientes. Restablecer la redacción del artículo 23.4 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, 6/1985 de 1 de julio, en garantía de la jurisdicción 81 universal sobre delitos de genocidio, terrorismo y otros. 5.- HACIA LA III REPÚBLICA FEDERAL, LAICA Y PARTICIPATIVA Los y las socialistas debemos propugnar la revisión crítica del modelo político legado por la transición democrática, formular propuestas para una reforma profunda de la Constitución Española y encabezar la reivindicación por recuperar la forma republicana de Estado. Hemos de considerar que los conceptos, Estado Federal y República, forman parte del genoma político del socialismo en España. 5.1. HACIA LA REPUBLICA ESPAÑOLA Hoy, tras 35 años de la aprobación de la actual Constitución española, ha llegado el momento de revisarla en profundidad para liberarla de las limitaciones y tutelas que en aquel contexto de la transición se impusieron por parte de los poderes fácticos existentes, en un marco de cesión obligada de legitimidades. Ha llegado el momento de que el mando supremo de las fuerzas armadas españolas deje de estar en manos del Rey para pasar al Presidente de la República democráticamente elegido. La configuración de un Estado Español republicano, federal y laico vuelve a estar en la vanguardia de las reivindicaciones de la ciudadanía. El Partido Socialista debe recuperar su naturaleza de partido republicano, pues sin la premisa de la elección libre y democrática de todos y cada uno de los cargos representativos del Estado, además de contradecir nuestro ideal de igualdad, nunca podrá desarrollarse plenamente el sistema democrático, y por tanto, quedará incompleta la soberanía popular. Por ello, el Partido Socialista Obrero Español debe colaborar con los partidos políticos de izquierdas y con las asociaciones y plataformas que buscan dichos objetivos, en especial con la Plataforma 14 de abril que agrupa a la inmensa mayoría de este tipo de organizaciones a nivel estatal, para unificar los esfuerzos en pro de la consecución de la III República. PROPUESTAS: Recuperar los principios republicanos en los Estatutos del PSOE. El Partido debe restablecer en sus Estatutos la defensa de la República como forma de Estado, y como horizonte histórico hacia el que avanzar, desde la evolución y reformas democráticas necesarias del Estado actual. Impulsar la recuperación del significado de la II Republica, su memoria y conmemoración, tanto con la colaboración con partidos de izquierda y asociaciones y plataformas como la Plataforma 14 de abril, así como con iniciativas propias. Integración de los municipios gobernados por el PSOE en la red de municipios por la III República. Aplicar la Ley de Memoria Histórica en todos los ámbitos, incluido 82 el de su reforma si procede. La memoria y la dignidad de las víctimas del franquismo han de ser plenamente salvaguardada por la democracia española. La apología del franquismo ha de ser considerada un delito homologable al de terrorismo. Apoyar la convocatoria de un referéndum para decidir entre monarquía y republica. La plena ciudadanía española exige aplicar el derecho a decidir la forma de Estado bajo el que queremos vivir. El déficit democrático que se arrastra desde los años setenta en los que no se convocó ese necesario referéndum ha de ser superado en la actualidad. 5.2. HACIA EL ESTADO FEDERAL Tras el proceso de recentralización que está realizando actualmente el gobierno conservador que nos está devolviendo poco a poco al modelo centralista de la etapa franquista, hay que mostrar en los hechos que la Nación de Naciones que es España puede aunar la diversidad y la cohesión, la unidad y la pluralidad, la especificidad y la solidaridad. Hay que recuperar y actualizar la tradición federal del socialismo para aunar el respeto a la diversidad cultural y al autogobierno con la solidaridad interterritorial. En la España federal a la que aspiramos el modelo territorial se articulará en tres niveles de gobierno. A saber: nivel estatal: formado por el Gobierno de España y todas las entidades e instituciones que abarcan el conjunto del Estado. La Administración Periférica del estado debe ir desapareciendo paulatinamente y con plazos preestablecidos, dejando como única institución estatal con representación nacional/regional a la Delegación del Gobierno. nivel autonómico: integrado por los Estados Federales. Este nivel debe ser reformado para facilitar su encaje en una España Federal que reconozca y respete la realidad plurinacional y pluriregional de España. nivel local: formado por los municipios y todas las entidades e instituciones de articulación de los municipios. La futura reforma de la Ley de Bases de Régimen Local deberá contemplar el reforzamiento de la autonomía municipal. La mejora de la estructura del estado en España y de la calidad democrática debe asentarse en los principios de simplicidad, sencillez, claridad, economía, eficiencia y compromiso. Defendemos un federalismo cooperativo y pluralista totalmente consonante con los principios y valores democráticos, capaz de dar cabida al reconocimiento de las diversas realidades nacionales, a la vez que asegura la cohesión del Estado y la solidaridad interterritorial para garantizar la igualdad de derechos de todos los ciudadanos de España. Un Estado federal de este tipo permite mantener su unidad sin necesidad de imposiciones uniformizadoras, de la misma manera que garantiza el respeto a la diferencia sin riesgos de rupturas traumáticas. Esta España federal conformará una 83 buena inserción del Estado y de sus Estados Federales en la Unión Europea, a la vez que dispondrá de recursos políticos idóneos para profundizar en el municipalismo. PROPUESTAS: Todas las entidades e instituciones públicas han de sustentarse en cuatro principios democráticos básicos: (1) flexibilidad organizativa: pudiendo adoptar la forma y el tamaño que mejor se ajuste al cumplimiento de sus fines; (2) transparencia informativa: publicación periódica de toda la información producida (balances, evaluaciones, salarios…); (3) democracia institucional: con la apertura de espacios para la participación de los actores relevantes del sector o área en el que esté incardinados; y (4) control permanente: con la acción decidida de los organismos contables y de evaluación para que puedan realizar controles de gestión o evaluaciones. La consolidación del modelo federal reclama la reforma inmediata del Senado para ser la cámara parlamentaria de representación territorial. Para ello en las elecciones generales habría una única circunscripción electoral en la representación al Congreso de los Diputados, mientras que al Senado la circunscripción serían los Estados Federales. Supresión de las Diputaciones provinciales mediante transferencia de sus competencias, recursos económicos y recursos humanos hacia los Estados Federales, los Ayuntamientos y las entidades intermunicipales donde las hubiere. Incentivar la disminución del número de Ayuntamientos, mediante la agregación o concentración de varios, constituyendo nuevas entidades sostenibles capaces de proporcionar a los ciudadanos, servicios básicos de calidad, sin que ello merme la representación y pluralismo político esencial de los municipios. Desarrollo de la autonomía municipal y mejora de su capacidad financiera. Incentivar en el ámbito municipal, los procesos de cooperación, agregación o concentración de diversos ayuntamientos o comunidades locales, constituyendo nuevas entidades sostenibles capaces de proporcionar a su ciudadanía servicios básicos de calidad, sin que por ello se vea mermada la representación y pluralismo político esencial de los municipios. Defensa de la dignidad y trabajo de los funcionarios y empleados públicos. Impulso de medidas para la mayor presencia y eficacia de las administraciones publicas por vía electrónica. 5.3. HACIA EL ESTADO LAICO Las instituciones democráticas de una sociedad moderna no deben estar al servicio de ninguna confesión religiosa. El mundo de las creencias religiosas tiene sus propios ámbitos de expresión y articulación que no deben confundirse con los de la sociedad política democráticamente constituida. Las normas de una confesión religiosa 84 sólo pueden obligar a sus miembros. Las normas del Estado democrático y de derecho obligan a todos. Por todo ello, el PSOE, debe abolir el concordato entre el Estado y la Iglesia como medio efectivo y real de la división entre Iglesia y Estado, cumpliendo así con el carácter laico que nos caracteriza. PROPUESTAS: Abolición de los Acuerdos firmados por el Estado español con el Estado Vaticano el año 1978. Aprobación y desarrollo de una Ley de Libertad de Conciencia que garantice el derecho fundamental a tener las creencias que se consideren oportunas, sean o no de orden religioso, sin discriminación alguna por ello y sin privilegios para ninguna persona o colectivo. Reformar el Artículo 16 de la Constitución Española para evitar cualquier referencia expresa a una confesión determinada, recogiendo expresamente el derecho inalienable de todo ser humano a tener las creencias y convicciones que estime convenientes. 5.4. HACIA UN ESTADO PARTICIPATIVO Hoy el concepto pleno de ciudadanía democrática integra un amplio conjunto de derechos universales, una dimensión ético-moral y humanitaria de responsabilidades individuales y compromisos colectivos y la identificación de las personas con los valores, derechos y libertades que fundamentan la igualdad real de los seres humanos, mejores formas de vida y más dignas, el auténtico bienestar y el progreso de la humanidad. Tal concepto y principios irrenunciables no pueden subordinarse a poderosos intereses particulares que, frente a la necesidad de reasignación de recursos para las políticas sociales, desde el individualismo posesivo más egoísta pretenden, a través de los mercados de capitales, imponer el darwinismo social más acentuado y ahogan los márgenes de maniobra de las políticas monetarias, presupuestarias y fiscales de los gobiernos. Las crudas realidades de la crisis han puesto de manifiesto disfunciones en el sistema político e institucional y desde la radicalización de los principios democráticos se reclaman nuevos canales de deliberación/participación, nuevas ideas y renovados protagonismos de los partidos políticos, agentes sociales y organizaciones de la sociedad civil en interacción con la ciudadanía. Los gobiernos democráticos en sus respectivos ámbitos no deben precipitar decisiones que afectan a la mayoría de la población sin haber estudiado previamente todas las posibles opciones, informado con transparencia y facilitado que la ciudadanía debidamente informada participe (mediante referéndum inequívocamente planteado y debidamente informado, en parlamentos, en plenos municipales, etc.) en la decisión del plan de acción que estime más pertinente. Los gobiernos en su caso deben incentivar y acoger con el máximo interés y apoyo institucional las leyes y/o propuestas surgidas por iniciativa popular. 85 La segundad mitad del siglo XX y el siglo XXI han aportado algo fundamental al ciudadano, la posibilidad no solo de acceso directo e instantáneo a la información, sino la posibilidad de crearla, comentarla e intercambiarla. La información durante siglos ha sido una fuente reservada de poder, guardada, manipulada y empleada por unas capas privilegiadas para mantener su dominio. Actualmente somos capaces de informarnos, analizar, comparar puntos de vista y criterios, opinar y exigir. Hoy resulta más difícil manipular y engañar. Esto nos permite ser más libres, más exigentes, más responsables y más solidarios. Siendo uno de los valores de la izquierda el respeto a la persona hemos de ser pioneros en transparencia, en comunicación veraz y sólida, en crear núcleos de exigencia, de participación y decisión que respeten la dignidad y las aspiraciones de las personas. Se ha acabado la era de las medias palabras, del disimulo, del ocultismo, el ciudadano pide claridad, sinceridad, transparencia y honestidad. PROPUESTAS: Reforma de la Ley electoral para una representación más proporcional de la ciudadanía. Entre otras consideraciones, habría que interpretar el artículo 6 de la Constitución para introducir la obligatoriedad de aumentar la democracia interna de todos los partidos políticos mediante la celebración de elecciones primarias. También por Ley establecer los derechos y obligaciones de los electores y de los representantes elegidos. Realizar elecciones municipales mediante listas abiertas por distritos (un concejal por distrito) y elección directa del Alcalde por los ciudadanos. Defensa y ampliación de los derechos civiles recogidos en nuestra Constitución, facilitando la cercanía de los ciudadanos a la acción política institucional, creando nuevos cauces de participación democrática y control del ejercicio del poder político. Mejora de las regulaciones y sistemas de controles públicos con el necesario reforzamiento y ampliación de las políticas estatales de evaluación, control y modernización administrativa. Revisar el actual sistema de acceso, permanencia y control en la Función Pública, para hacerla más eficaz, participativa y democrática. Participación en la ejecución de decisiones tomando como referencia el principio de subsidiariedad y mediante la desconcentración y descentralización de la gestión política y administrativa, facilitando la accesibilidad y en consecuencia la participación activa de la ciudadanía a la vez que se fomentan las capacidades de organización de la sociedad civil. Tolerancia cero con la corrupción política, reforzando las medidas administrativas y penales contra este grave problema. Esto implica adoptar nuevas medidas legales contra el transfuguismo político, ampliando los supuestos que integran ese concepto político y sus 86 medidas coercitivas. Transparencia y adecuación de las retribuciones de los representantes públicos y cargos de la administración, de forma que su regulación no sea diferente de la del resto de los ciudadanos. Potenciación de mecanismos de transparencia de las instituciones y de rendición de cuentas de los representantes públicos. Las personas que ostenten una representación pública han de hacer conocer su situación patrimonial a la ciudadanía. Los políticos judicialmente condenados no deben poder representar nunca más a la ciudadanía, al igual que los políticos judicialmente imputados deben retirarse de su función pública hasta que se resuelva el procedimiento. Referéndum Revocatorio- Moción de Censura Popular de todos los cargos institucionales a partir de mitad mandato como instrumento de participación y poder popular, reafirmando así el principio fundamental de soberanía popular. UN PARTIDO PARTICIPATIVO Y PLURAL 6.- DEMOCRATICO, ABIERTO, Los socialistas hemos de recuperar la credibilidad perdida, reencontrarnos con los sectores sociales de los que nacen y a los que se dirigen las políticas pensadas desde la izquierda. Somos parte de la ciudadanía que expresa a gritos o en silencio su desconfianza y su decepción por la ausencia de alternativas al abismo al que nos aboca el neoliberalismo económico y el neoconservadurismo político. Nos oponemos a la consideración instrumental que los llamados mercados tienen de la democracia, la libertad e incluso los derechos humanos. Para ellos estos valores sirven mientras les son útiles. Para nosotros son los fundamentos de la civilidad en progreso colectivo. Cuando se reclama una segunda Transición con una reforma profunda de la Constitución, se acusa a los partidos políticos de haberse debilitado como receptores de propuestas cívicas y de adoptar, en ocasiones, comportamientos burocratizados, oligárquicos y clientelares; los socialistas hemos de abordar nuestras insuficiencias y resolver los problemas planteados con más democracia, no reduciéndola o desvirtuándola. Los ciudadanos y las ciudadanas tienen el derecho, que nadie ha de usurpar, a elegir a sus representantes en las organizaciones políticas y en la sociedad. Tienen derecho a participar en la elaboración de las políticas que estos han de practicar y los dirigentes tienen la obligación de respetar los programas electorales y responder de sus actuaciones. La dignidad de las personas, el progreso colectivo y la justicia social son irrenunciables; y si una Ley o norma no resultan ya adecuada a las personas y a la sociedad hay que cambiarla. Ahora hemos de superar las restricciones impuestas al sistema democrático establecidas hace más de treinta años en las circunstancias de la transición española. Cambiar la legislación electoral y de toma de decisiones haciéndola más democrática y participativa, con limitación de mandatos, segundas vueltas y referéndums vinculantes, contribuiría a una mayor transparencia institucional, a mejorar la democracia interna en los partidos políticos y a recuperar los vínculos entre 87 representantes y representados. La crisis se agrava en ausencia de política participativa. Los militantes socialistas con su trabajo y sacrificio, son los depositarios de una tradición histórica de lucha tenaz por la paz, la democracia, la libertad, la solidaridad y la igualdad. Hoy los militantes hemos de tomar la palabra, y con ella romper las barreras internas que restringen la participación. Estamos comprometidos en la defensa de nuestros valores y queremos elegir a dirigentes con convicciones de izquierda, más capaces y más audaces en el diseño de un mundo mejor. Hemos de elegir directamente y a todos los niveles a nuestros dirigentes, de manera ampliamente participativa. Hemos de rechazar cualquier indicio de dirigismo, erradicando las prácticas de la imposición y el oscurantismo. Los trabajadores, los intelectuales, los más desfavorecidos, el pueblo, necesitan más PSOE y solo los militantes y simpatizantes, el pueblo de izquierdas, es el dueño de sus destinos. Hay motivos para la lucha y para la esperanza, recuperando el potencial movilizador del socialismo democrático para vertebrar la gran mayoría social de izquierdas. Para construir esa política y esa sociedad, existe una condición previa: transformar nuestra organización y activar todas sus potencialidades. El PSOE, nuestro partido, no puede convertirse en un partido solo de cuadros. Nació y se fortaleció con base en el movimiento obrero y la lucha de las clases populares por la igualdad, la justicia social, la libertad con equidad y la solidaridad. Somos un partido de clase y de masas, comprometido con la mayoría social plural por la emancipación, la transformación y el progreso social. En consecuencia, la democracia interna y el funcionamiento orgánico tienen que corresponderse con nuestra trayectoria histórica de partido abierto, participativo, donde las distintas propuestas se debaten, integran y se transforman en decisiones adoptadas democráticamente, sin que la opinión de la mayoría excluya la integración y aportaciones de las minorías internas, pues el bloque social de progreso que nos apoya, se compone de grupos diversos con propuestas e intereses plurales. “Profesionalizar“ el funcionamiento del Partido, y mantener desde un liderazgo “presidencialista” y su entorno la centralidad de las decisiones, la acción y los mensajes, esclerotiza la actividad orgánica, e impide la iniciativa y capacidad de propuesta del colectivo de militantes y simpatizantes. Cuando la unidireccionalidad desde arriba hacia abajo reduce la pluralidad interna del Partido como generador de políticas y receptor de iniciativas ciudadanas, ese empequeñecimiento del campo de juego nos desconecta de los motores de cambio de la mayoría progresista. Si nuestras bases sociales dejan de ser los referentes de la aplicación del proyecto socialista, si se adulteran nuestros valores, se ignoran las resoluciones de los Congresos y se difuminan nuestras estrategias y objetivos, se prolongará el desconcierto y frustración en nuestros votantes. Eso acarrea su retracción, y conduce a la derrota electoral. Estamos en una etapa de práctica “refundación” de la socialdemocracia y la izquierda, y de recuperación de nuestra identidad y valores. Para ello parece necesario renovar equipos, proceder al relevo de dirigentes y cambiar profundamente el funcionamiento interno de nuestro Partido. Pero volveríamos a alejarnos de la realidad 88 social si –con el pretexto de mirar al futuro- se impone una visión de “excepcionalidad” sobre los últimos años, se encierran entre paréntesis erráticas derivas en nuestras políticas y actuaciones poco congruentes con el compromiso socialista. La democracia interna y el funcionamiento orgánico tienen que corresponderse con nuestra trayectoria histórica de partido abierto, participativo, donde las distintas propuestas se debaten, integran y se transforman en decisiones adoptadas democráticamente, sin que la opinión de la mayoría excluya la integración y aportaciones de las minorías internas, pues el bloque social de progreso que nos apoya, se compone de grupos diversos con propuestas e intereses plurales. El articulo 6 de la Constitución Española, refiriéndose a los partidos políticos, declara que "su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos”. Ello obliga a que ningún partido debería aceptar, en ningún caso, caudillismos que suplanten a los principios ideológicos y a los principios democráticos. Las “adhesiones inquebrantables” y las fidelidades personales basadas en intereses diversos deberían desaparecer definitivamente de la escena política española. Preocupa especialmente que nuestras carencias internas se hagan extensivas al desinterés y a la desconfianza que muchos ciudadanos sienten hacia las estructuras de los partidos políticos. La mala imagen de los partidos y de la política en general no deja de crecer, suponiendo un déficit democrático insostenible y un peligroso alejamiento entre los ciudadanos y los militantes. Una Agrupación que renuncie a incidir en su entorno más inmediato o que sea percibida con desconfianza por los ciudadanos, no sólo es inoperativa para conseguir nuestros objetivos políticos sino que no tiene sentido estatutariamente en nuestro partido. Se trata de devolver la ilusión en un verdadero proyecto de izquierdas a nuestros militantes, para que éstos vuelvan a sentirse motivados para transmitir nuestras ideas de progreso hacia su entorno más inmediato. Se necesita una ampliación de la democrática interna, y que todos y cada uno de los órganos de dirección del partido recupere y ejercite plenamente, con todo rigor y ética, la función que tiene encomendada. El Comité Federal, los Comités Regionales o de Nacionalidad y las Asambleas Locales han de ejercer como máximos órganos de dirección del Partido. La función de las Comisiones Ejecutivas no incluye la suplantación de los otros órganos superiores de participación y decisión del partido. La totalidad de los poderes del partido no deben acumularse en la figura de los secretarios generales y sus ejecutivas, al coste de caer en distintas formas de abuso de poder, ausencia de participación y perversión de los mecanismos democráticos de toma de decisiones. Y menos aun concentrarse en la figura de uno o varios candidatos electorales o personas ya electas, los que de arriba hacia abajo impartirían la "verdad revelada". Las Comisiones Ejecutivas, en sus distintos ámbitos, deben expresar la realidad del verdadero pluralismo interno de la organización, al igual que los otros órganos deliberantes y ejecutivos del partido. Hay que aplicar los principios federalistas propios de la organización del partido a todos lo niveles, incluido el de subsidiaridad, garantizando que las decisiones y opiniones de los de arriba se vayan conformando con las que surgen libremente desde abajo. La democracia representativa no debe anular a la democracia participativa. Las dos son un todo indivisible. Hay que acabar con la vieja cultura autoritaria tan practicada de que “el que se mueve no sale en la foto”. Hay que regular de forma racional el sistema de elección por primarias, abriendo las puertas a las aportaciones de 89 aquellos que forman nuestro entorno ideológico, social y electoral más próximo. Hemos de situarnos en un nuevo paradigma del siglo XXI, con los valores propios del socialismo: el internacionalismo humanista y el respeto de toda la ciudadanía. La articulación de una potente ala izquierda en el PSOE podría reequilibrar esos déficits y motivar a un electorado muy amplio hoy alejado de las posiciones hegemónicas en la dirección del partido. PROPUESTAS: Favorecer que los órganos de dirección del partido, a todos los niveles, estimulen el debate democrático abierto a la participación, así como a la necesaria renovación de ideas y de personas. Garantizar el pluralismo interno y el respeto a las minorías en todos los órganos ejecutivos, deliberantes y de control del Partido. Para ello se aplicarán formulas de mayoría corregida que permitan integrar la diversidad, teniendo en cuenta criterios de proporcionalidad, para evitar monopolios y exclusiones. Correcta actualización de los censos de militantes y transparencia en el uso de los mismos. Elección mediante el método de elecciones PRIMARIAS de los candidatos a cargos públicos u orgánicos representativos. Las elecciones primarias internas se deben utilizar para elegir los candidatos a Secretario General del Partido. Para Presidente de Gobierno, Presidentes de Comunidades Autónomas y Alcaldes de poblaciones de más de 10.000 habitantes, las primarias han de ser abiertas. El procedimiento será en todo caso a dos vueltas cuando se presenten dos o más candidatos. Exigencia de presentar un número de avales entre el 5% y el 10% de la militancia del censo real de cada ámbito que corresponda en cada proceso de primarias. Elección de los cargos de representación orgánica e institucional por el sistema de listas abiertas con factor de corrección. Aplicar el principio de incompatibilidad de cargos orgánicos e institucionales en los mismos ámbitos evitando la acumulación y concentración de poder en pocas manos. Limitación de mandatos, tanto institucionales como orgánicos, a un máximo de 2 mandatos y 8 años. Obligatoriedad de que todos los cargos públicos y orgánicos del Partido rindan cuentas de su gestión ante los órganos que los han elegido. Establecer y regular la capacidad de la propia militancia para revocar los cargos electos aún dentro del período para el que fueron elegidos. Modificar el Reglamento de Asambleas para garantizar la pluralidad, la participación, la información y el control de los militantes. Realización de asambleas abiertas y periódicas, para afiliados y no afiliados, sobre temas de actualidad y de interés social general. Crear en cada Agrupación Local una asociación cultural que lleve el 90 nombre común de “Casa del Pueblo”, abiertas en miembros a la ciudadanía progresista, para organizar actividades culturales, de formación, con los jóvenes y con la colaboración de movimientos ciudadanos, ONG’s, asociaciones vecinales, culturales o formativas. Favorecer la participación de la ciudadanía en la vida del partido mediante un censo de simpatizantes actualizable anualmente. Los simpatizantes tendrían derecho a voto en las elecciones primarias a cargos institucionales y, también derecho a voz para expresar sus ideas, propuestas e inquietudes en el seno del Partido. Aplicar una amnistía general para todas y todos aquellos compañeros que han sido represaliados por motivos exclusivamente ideológicos, incluyendo el sobreseimiento y archivo de todos los expedientes que por esos motivos estén en curso actualmente. Dotarse de un Estatuto de las Corrientes de Opinión del PSOE, en desarrollo del Art 4 de los actuales Estatutos Federales del partido. 7.- HACIA UN CONGRESO EXTRAORDINARIO En el PSOE necesitamos un profundo cambio democrático interno que, con un reformulado proyecto político, debe plasmar un Congreso Extraordinario: Un partido más abierto, donde la democracia interna funcione intensamente, con mayor capacidad de decisión de su amplia base militante haciendo partícipes a simpatizantes y ciudadanía progresista; un partido identificable que desde nuestros principios, trayectoria, proyecto y programas se dirija y responda a la mayoría social “de izquierdas” que conforman los trabajadores, clase obrera, clase media, profesionales, funcionarios, autónomos y pequeños y medianos empresarios…; Un partido transparente donde el ejercicio de la responsabilidad política se considera permanente, que rinda cuentas del cumplimiento de sus programas y compromisos, y de la labor de los cargos públicos socialistas ante los ciudadanos. Un partido donde, fruto de la transparencia, las actuaciones de los cargos orgánicos y públicos resultan coherentes con el proyecto y programas y se articule la complementariedad más equilibrada entre la labor de militantes y órganos internos y la acción de Gobierno y cargos públicos, y en el que los cargos públicos rindan cuentas periódicamente de sus iniciativas, gestión, actuaciones y aportaciones ante los militantes y simpatizantes. Un partido más dinámico donde la regeneración de ideas emane del debate (abierto y transversal) y posicionamiento de las distintas corrientes y sensibilidades, que articule los planteamientos plurales para enriquecer la adopción democrática de decisiones; y formule alternativas políticas claras a los problemas económicos y sociales Un partido dotado de fórmulas integradoras para que la diversidad interna se exprese también mediante la representación de las corrientes de opinión (estatutariamente constituidas) en los órganos, ejecutivos, deliberantes y de control; y provisto de mejores mecanismos de aplicación de los principios federalistas a todos los 91 niveles territoriales, partiendo de la revitalización de las Agrupaciones Locales. Un Partido en el que sus dirigentes sean elegidos directamente por las bases y accedan a los cargos en función del esfuerzo, la capacidad, con un compromiso social y político constatado en la fidelidad a los ideales de izquierdas. Un Partido que hace política coherente con un comportamiento consecuente entre los que se piensa, se promete y lo que se hace. Y que acentúa la efectividad de los mecanismos de exigencia de responsabilidades políticas y de posible revocabilidad de los cargos. Un partido más de izquierdas, donde se abandone el individualismo que el neoliberalismo ha inculcado los últimos veinticinco años y se dé paso de nuevo a la colectividad, al sentimiento de grupo a través de las distintas sedes- Casas del Pueblo, abiertas y receptivas a la militancia, donde se acentúe de nuevo la solidaridad, se impulse el voluntariado, se promueva la participación en el consumo razonable y sostenible… Un Partido rejuvenecido donde los procedimientos de democracia directa (primarias, listas abiertas) para las elecciones internas de nuestros dirigentes y/o cargos orgánicos y en la selección de candidatos del PSOE a cargos públicos, la limitación de mandatos, las incompatibilidades para no acumular cargos y la representación plural en sus órganos, abran realmente nuevas fronteras al ejercicio de la política y la acción pública en el s. XXI que la ciudadanía reclama y las instituciones democráticas necesitan. Y un Partido que, respondiendo a su Programa Máximo y a los valores del socialismo democrático, incida en las políticas económicas y sociales redistributivas que favorezcan a las clases populares, trabajadores y, en especial, a sectores sociales y personas más desprotegidas; que fortalezca al Estado y las políticas públicas, que impulse decididamente el avance hacia un modelo federal (más cooperativo, integrador, equilibrado y solidario) del Estado de las Autonomías. Que subraye las aportaciones del laicismo y el republicanismo cívico al progreso social; que articule un fuerte compromiso intergeneracional con el modelo social europeo, con la paz y la solidaridad internacional; que dignifique la acción política mediante el reforzamiento del compromiso cívico y la democracia participativa. Que asume varias propuestas del movimiento “altermundista” para “gobernar la globalización” y regular los mega poderes no democráticos e insiste sobre un desarrollo más sostenible y ecológico que preserve a nuestro planeta Tierra. Un Congreso Extraordinario que permita el profundo cambio democrático interno y la reformulación de un proyecto político de izquierdas con la perspectiva de superación del modelo capitalista. 8.- A MODO DE RECORDATORIO. 92 Animamos a los compañeros y compañeras del PSOE, a sus simpatizantes y votantes, a conocer la historia del socialismo en España: sus luchas, sus fracasos, sus victorias, sus errores y sus aciertos. Ello nos hará más fuertes en nuestras convicciones. Transcribimos aquí dos textos significativos. Uno de 1879 año en que se fundo el PSOE. Otro del 2012, año en que se celebró nuestro ultimo Congreso Federal. Se puede constatar la enorme distancia existente entre lo dicho y lo hecho, entre la teoría y la práctica. 8.1.- PROGRAMA MÁXIMO DEL PSOE, 1879 Presentado por Pablo Iglesias el 20 de julio de 1879: "Considerando: Que esta sociedad es injusta, porque divide a sus miembros en dos clases desiguales y antagónicas: una la burguesía, que, poseyendo los instrumentos de trabajo, es la clase dominante; otra, el proletariado, que, no poseyendo más que su fuerza vital, es la clase dominada; Que la sujeción económica del proletariado es la causa primera de la esclavitud en todas sus formas: la miseria social, el envilecimiento intelectual y la dependencia política; Que los privilegios de la burguesía están garantizados por el poder político, del cual se vale para dominar al proletariado. Por otra parte: Considerando que la necesidad, la razón y la justicia exigen que la desigualdad y el antagonismo entre una y otra clase desaparezcan, reformando o destruyendo el estado social que los produce; Que esto no puede conseguirse sino transformando la propiedad individual o corporativa de los instrumentos de trabajo en propiedad común de la sociedad entera; Que la más poderosa arma con que el proletariado ha de destruir los obstáculos que a la transformación de la propiedad se oponen ha de ser el poder político, del cual se vale la burguesía para impedir la reivindicación de nuestros derechos; El Partido Socialista declara que tiene por aspiración: La posesión del poder político por la clase trabajadora. La transformación de la propiedad individual o corporativa de los instrumentos de trabajo en propiedad común de la nación. La organización de la sociedad sobre la base de la federación económica, de la organización científica del trabajo y de la enseñanza integral para todos los individuos de ambos sexos. En suma: el ideal del Partido Socialista Obrero es la completa emancipación de la clase trabajadora; es decir, la abolición de todas las clases sociales y su conversión en una sola de trabajadores, dueños del fruto de su trabajo, libres, iguales, honrados e inteligentes." 8.2.- ALGUNOS PRINCIPIOS ORGANIZATIVOS DEL PSOE (Estatutos del PSOE aprobados en el 38 Congreso Federal celebrado el año 2012) CAPÍTULO I. PRINCIPIOS ORGANIZATIVOS COMUNES 93 Artículo 2. El Partido Socialista Obrero Español es una organización política de la clase trabajadora y de los hombres y mujeres que luchan contra todo tipo de explotación, aspirando a transformar la sociedad para convertirla en una sociedad libre, igualitaria, solidaria y en paz que lucha por el progreso de los pueblos. Sus objetivos y programas son los fijados en su Declaración de Principios y en las resoluciones de sus congresos. Artículo 3. La organización del Partido se inspira en los siguientes principios: La democracia como forma de participación y corresponsabilidad de los y las militantes en la vida del Partido. El respeto a la libertad de conciencia y a la libertad de expresión en el seno del Partido de cada militante. Se garantiza la total libertad de discusión interna, tanto a cada afiliado/a individualmente como a través de las diferentes corrientes de opinión, formadas por el conjunto de afiliados/as que mantengan los mismos criterios y opiniones, que podrán expresarse a través de los distintos ámbitos de la Organización y por los cauces establecidos en estos Estatutos. No se permitirá la formación de tendencias organizadas. El cumplimiento de las decisiones adoptadas por los órganos competentes del Partido. La concepción federal de la Organización, entendida como integración de las colectividades que la componen y basada en la autonomía de sus órganos dentro de las competencias que estatutariamente les corresponden. La unidad del Partido descansa esencialmente en la unidad de pensamiento fundamental que se contiene en su Programa Máximo, en las resoluciones de los congresos y en la unidad de acción de sus militantes cara a la sociedad. Entre el Programa Máximo y la acción media el ancho campo de los programas transitorios y sectoriales, así como la definición de estrategias y tácticas para llevarlos a cabo. Sobre todo ello puede y debe recaer el permanente examen y debate en el seno de la Organización a través de los cauces estatutarios establecidos. Corresponde a los órganos que representan a toda la Organización, en cada nivel, decidir, dentro de la órbita de sus respectivas competencias, las resoluciones que fijan la posición del PSOE, así como marcar las directrices que llevarán a cabo, y concretar los órganos ejecutivos, poniéndolos en práctica con el apoyo y cooperación de toda la militancia. Artículo 4. Las corrientes de opinión se constituirán exclusivamente en el ámbito Federal. Se considera corriente de opinión al conjunto de afiliados y afiliadas que participa de los mismos criterios políticos, dentro del respeto a los Estatutos, Programa y decisiones de los órganos de gobierno del PSOE, desarrollando su actividad en el seno del Partido. El Comité Federal autorizará la constitución de nuevas corrientes de opinión a propuesta de la CEF. La solicitud a la Comisión Ejecutiva Federal deberá ser motivada y estar avalada, al menos, por un 5% de militantes pertenecientes, al menos, a 5 Federaciones 94 Regionales o de Nacionalidad. Las corrientes de opinión han de poner en conocimiento de los órganos ejecutivos de su respectivo ámbito sus actuaciones, y en particular la documentación fruto de su reflexión y trabajo para su conocimiento por la Organización. Las reuniones deberán realizarse en los locales del Partido. Los afiliados y afiliadas que participan en los trabajos de una corriente de opinión cuidarán que no trascienda al exterior de la Organización expresiones contrarias a las resoluciones de los congresos y a las de los demás órganos de dirección. Noviembre 2013 95