Obama anuncia la retirada de las tropas norteamericanas en

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Obama anuncia la retirada de las tropas norteamericanas en Afganistán
Extraído de Viento Sur
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Mambrú perdió una guerra
Obama anuncia la retirada de
las tropas norteamericanas en
Afganistán
- solo en la web -
Fecha de publicación en línea: Miércoles 6 de julio de 2011
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Obama anuncia la retirada de las tropas norteamericanas en Afganistán
A finales del pasado mes de junio el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, anunció el proyecto de
retirada de las tropas norteamericanas desplegadas en Afganistán desde el año 2001. La organización de esta
retirada está organizada en un calendario que contempla un repliegue progresivo que culminará en el año 2015.
El anuncio de este repliegue significa el reconocimiento del fracaso de la misión de los Estados Unidos en el país
centroasiático iniciada durante el mandato del Presidente G. Bush tras el atentado de las Torres Gemelas el 11 de
septiembre del año 2001. Esta declaración pública de intenciones supone la constatación de un fracaso que afecta a
múltiples aspectos que rodean el conflicto.
Se podría hablar de un fracaso en lo que fueron los objetivos generales que desencadenaron el mismo. Hay que
recordar que se inició tras los atentados del 11-S y que la actuación prevista más importante consistía en la
destrucción de la retaguardia desde la que operaba la red Al Qaeda, impulsada por Bin Laden, así como la captura y
posterior juicio de éste.
Durante diez años Bin Laden burló todas las campañas dirigidas a su captura, refugiándose en Pakistán, donde
contaba con el apoyo de sectores significativos de la sociedad así como con complicidades evidentes dentro del
propio aparato de estado pakistaní. El desenlace final de esta aventura vino con la localización y ejecución de Bin
Laden en un operativo que violó la soberanía de Pakistán y que ha servido para tensar, aún más, las relaciones
entre ambos estados.
Otro de los objetivos más importantes señalados al inicio de la invasión fue acabar con el gobierno islamista talibán
al que se acusaba de apoyar actos terroristas y de violar masivamente los Derechos Humanos de la población
afgana. La desaparición del gobierno talibán, que apenas contaba con reconocimiento internacional, debía significar
el final de la retaguardia de Al Qaeda, lo cual ayudaría a reducir el riesgo de ataques terroristas indiscriminados. Si
nos atenemos a los hechos, durante este período Al Qaeda fue capaz de actuar en Madrid, Londres, Bali, Bombay,
Estambul, etc., etc. Lo que confirma la validez de los análisis que planteaban que la invasión no dejaba de ser una
barbaridad que afectaría fundamentalmente a la población civil y que la red islamista lograría burlar la presión militar
en su contra.
Acabar con el gobierno talibán era un objetivo fundamental que se presentó como un requisito básico para
comenzar a construir un nuevo modelo social basado en la vigencia de los Derechos Humanos y un sistema de
democracia liberal. Nada está hoy más lejos de la realidad. Durante estos diez años el gobierno de Hamid Karzai,
impuesto por los invasores, se ha mostrado incapaz de asentar el funcionamiento de instituciones representativas
semejantes a las existentes en los países occidentales. La corrupción se ha adueñado del país, el sistema de
partidos sigue sometido a las redes tribales y las mujeres afganas han conocido la promulgación de leyes tan
retrógradas como la que las obliga a mantener relaciones sexuales con sus maridos cuando éstos lo deseen.
Fracaso geoestratégico
Pero quizás uno de los fracasos más importantes de este conflicto haya sido en el plano geoestratégico. Además de
acabar con el gobierno talibán, los Estados Unidos perseguían asentarse de manera sólida y estable en el suelo
afgano para, desde ahí, iniciar el asalto sobre las nuevas repúblicas centroasiáticas surgidas tras la desaparición de
la antigua Unión Soviética. En este aspecto los resultados son demoledores para los intereses norteamericanos
puesto que la campaña ha servido para alejar a los aliados y reforzar a los enemigos.
Pakistán viene jugando, desde el inicio, un papel clave. Se trata de un aliado tradicional de los Estados Unidos en la
región desde la época de la Guerra Fría. Durante todos estos años el estado pakistaní se alineó con los USA en
todos los conflictos producidos en la zona. Sin embargo, actualmente, esa alianza atraviesa un momento crítico. La
guerra se ha extendido a amplias regiones fronterizas del país; la presencia de grupos insurgentes de inspiración
talibán es notoria y cuenta con importantes apoyos dentro del aparato de estado pakistaní, significativamente de los
servicios secretos (ISI) y la opinión pública pakistaní se muestra cada vez más reacia a cualquier tipo de presencia y
colaboración con los norteamericanos. Por este lado, los Estados Unidos han ido perdiendo, de forma paulatina, un
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aliado fiel.
El propio Afganistán es otro fracaso estratégico. Surgido en el siglo XIX como un estado neutral que separaba al
Imperio Ruso de la India británica, vio actualizado ese papel durante la Guerra Fría. Tanto los USA como la URSS
rivalizaron en ayudas al estado afgano en un intento por atraerlo a su propia área de influencia. Finalmente tras el
inicio del proceso revolucionario de 1973, Afganistán giró hacia la zona de influencia soviética hasta la trágica
invasión de 1979. Para revertir esta situación los USA alimentaron la insurgencia islamista que terminó derrotando a
los soviéticos. Sin embargo ese cambio no implicó una integración del país en la esfera de intereses
norteamericanos. Después de la invasión actual y con el previsible retorno talibán, Afganistán se encontrará más
lejos que nunca de la zona de influencia norteamericana.
La Revolución Islámica de Irán se perfila en el horizonte como otro factor que acrecienta el fracaso estratégico.
Durante el mandato de G. Bush fue calificada como parte del llamado Eje del Mal. Las invasiones de Irak y
Afganistán tenían un objetivo secundario importante contribuir al cerco de Irán. Si bien es cierto que existe una
profunda animadversión entre el modelo chiita y el integrismo sunnita, también es verdad que puede producirse una
cierta convergencia de intereses entre Irán, Pakistán y Afganistán en la coyuntura actual y algunas de estas piezas
estarían empezando a moverse /1.
Por último están las nuevas repúblicas centroasiáticas donde los Estados Unidos tenían previsto desembarcar
durante estos años. Los resultados no pueden ser más desalentadores. Se mantienen los gobiernos surgidos con
las independencias y los cambios, como los ocurridos en Kirguistán, no han beneficiado de forma sustancial a los
intereses norteamericanos. Por el contrario, Rusia y China han incrementado su presencia e influencia en la zona
por medio del grupo de Sanghai (OCS).
Si hubiera que buscar algún beneficio en medio de toda esta catástrofe, habría que acudir al encuentro entre la
India y los Estados Unidos, una alianza que puede jugar un importante papel en el futuro de cara a contrapesar la
hegemonía china en el continente asiático. Sin embargo, como elemento negativo habría que reseñar que cualquier
estrechamiento de relaciones con la India aleja cada vez más a Pakistán de la influencia norteamericana, un
fenómeno a tener en cuenta ya estamos ante un estado casi fallido que dispone de armamento nuclear y donde las
redes islamistas pueden escapar del control oficial en un determinado momento .
El fracaso humanitario
La desaparición de la URSS abrió una fase en las relaciones políticas internacionales marcada por la hegemonía
norteamericana y un sistema unipolar. Las intervenciones en otros países se fueron haciendo con un nuevo
elemento ideológico usado como justificación: la intervención humanitaria. Así se produjo el desembarco de tropas
en Somalia, la intervención en Kosovo, la invasión de Irak... Los elementos humanitarios jugaron un papel clave para
vencer la resistencia de la población civil a las nuevas iniciativas militares.
La invasión de Afganistán también se presentó con el conveniente barniz humanitario, señalando de forma reiterada
las ventajas que tal invasión supondría desde este punto de vista: establecimiento de la democracia, reconstrucción
del país, derechos para las mujeres, etc. A la vista de los resultados, los beneficios obtenidos han sido más bien
escasos. No se ha estabilizado un gobierno surgido de las urnas en medio de denuncias de fraude electoral;
tampoco se ha podido controlar la corrupción. El cultivo de plantas como el opio se ha disparado como único recurso
económico para una población empobrecida después de décadas de guerra. Las iniciativas para la reconstrucción
se han limitado al trazado de nuevas carreteras que tenían un importante cometido militar para facilitar el
desplazamiento de las tropas y fuera de Kabul han sido muy escasas las acciones emprendidas. A todo lo cual
habría que añadir la profundización de la fractura interna entre el componente pashtún mayoritario y el resto de
pueblos que aspiran a ejercer un cierto grado de control del aparato de estado, principalmente los tayikos.
Por otro lado cabría hablar de las bajas del conflicto. Diversos analistas hablan de decenas de miles de víctimas
civiles durante estos años, en su mayoría civiles cogidos en medio de enfrentamientos o blancos equivocados de
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aviones no tripulados en busca de dirigentes de la insurgencia. Por hablar de víctimas propias, hasta junio del 2011
los Estados Unidos habrían sufrido 1600 bajas, que ascienden a 2500 si nos referimos al total de los diversos
contingentes invasores (de las cuales 95 corresponden al ejército español) /2.
Todo ello sin mencionar las consecuencias del conflicto en el vecino Pakistán donde miles de personas han tenido
que huir de las zonas tribales (FATA) así como de las áreas fronterizas de la región pashtún del Noroeste. La guerra
se ha convertido en una realidad exportada al país vecino.
Fracaso económico
Nada más anunciarse la retirada comenzaron a hacerse públicos algunos balances económicos del conflicto /3.
Datos procedentes de entidades académicas señalan que el conflicto de Afganistán ha supuesto un coste que oscila
entre 2,3 y 2,7 billones de dólares. Si a este conflicto se le suman la intervención en Irak y la ayuda prestada a
Pakistán en el último decenio los costes ascienden a una cantidad que oscila entre los 3,7 y los 4,4 billones de
dólares. Las cifras son diferentes según su procedencia. Esta cantidad global supone tres veces el PIB de un país
como México. Si se tiene en cuenta la crisis económica que afecta a la economía norteamericana, con un déficit que
se sitúa entre 3 y 4 billones de dólares, parece claro que la única manera de resolver el problema planteado pasa
por una retirada del conflicto para invertir esas cantidades en la resolución de los problemas económicos internos.
Teniendo en cuenta que el origen de la invasión de Afganistán se relaciona con los atentados del 11-S conviene
recordar cuáles fueron los costes del mismo para hacerse una idea del significado de los datos ofrecidos: hubo 2
995 muertes y unas pérdidas económicas que oscilan entre 50 000 y 100 000 millones de dólares. A la vista de
estos datos la invasión se revela como un verdadero desastre.
Las perspectivas inmediatas tras el anuncio de la retirada
La decisión de Obama de hacer público el plan de retirada presenta una serie de riesgos que pueden hacer que el
resultado final no se relacione con lo previsto en un comienzo. El plan prevé una retirada escalonada. Diez mil
soldados se retirarán a lo largo de este año 2011 y antes del verano del año próximo lo harán otros 23 000. En ese
momento quedarán todavía 68 000 que irán replegándose a lo largo de los dos años siguientes, momento en el que
está prevista la presencia de un número reducido al servicio del gobierno afgano para garantizar la seguridad básica
del mismo, que habrá recuperado plenamente su soberanía. Queda por averiguar si estos planes no se verán
alterados por alguna ofensiva insurgente y quién estará a cargo del gobierno afgano en ese momento. Buscar una
salida airosa y que ofrezca una mínima credencial de estabilidad pasa por captar al menos a un sector de los
actuales insurgentes agrupados todos bajo el común denominador de talibanes. Sin embargo es un secreto a voces
que, desde hace tiempo, se vienen haciendo esfuerzos por diferenciar entre los insurgentes a los sectores más
intransigentes para poder negociar con los posibilistas. En este tipo de maniobras participan tanto los estados
Unidos como el propio Karzai. A este respecto están anunciadas diversas conferencias internacionales patrocinadas
por los USA, Irán y otros factores externos a Afganistán. Sin duda en ellas se irán cocinando los acuerdos que
permitan abrir un nuevo período político que facilite la retirada.
Los riesgos son muchos y evidentes. Por un lado es factible pensar en un incremento de las actividades de
hostigamiento por parte de los talibanes. Acaba de publicarse un informe del International Crisis Group /4 en el que
se analiza el incremento de la presión talibán sobre buena parte del territorio afgano y especialmente en torno a la
capital, Kabul, en un intento por estrangular la capacidad del gobierno de Karzai para administrar y gobernar el país.
Si todos los años la guerra se reactiva durante la primavera y verano, cuando las condiciones climatológicas lo
permiten, este año todo hace pensar que estamos en puertas de una gran ofensiva talibán. Los efectos de la misma
ya se han dejado sentir estas últimas semanas con atentados masivos contra hospitales infantiles, hoteles de lujo en
Kabul o contra el contingente de tropas españolas desplegadas en la provincia de Bagdis, un área segura y con una
presencia mínima de talibanes, según se dijo hace años. Parece que la realidad ha evolucionado mucho en los
últimos meses.
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6/7/2011
/1.- La cumbre en Teherán refleja el vuelco en la política afgana-paquistaní-iraní
M.K. Bhadrakumar en
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=130977&titular=la-cumbre-en-teherán-refleja-el-vuelco-en-la-política-afgana-p
aquistaní-iraní/2.- El País, 26/6/2011
/3.- Salvador González Briceño. "EE UU El imperio es primero". 1/7/2011 en http://alainet.org/active/47727
/4.- The Insurgency in Afghanistan's Heartland. 27 Junio 2011 en
http://www.crisisgroup.org/~/media/Files/asia/south-asia/afghanistan/207%20The%20Insurgency%20in%20Afghanist
ans%20Heartland.pdf
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