la organización social y política de roma y su reflejo en la

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II. LA ORGANIZACIÓN SOCIAL Y POLÍTICA DEL PUEBLO ROMANO Y SU REFLEJO EN LA ROMANIZACIÓN DE LA BÉTICA
II. LA ORGANIZACIÓN SOCIAL Y POLÍTICA DEL PUEBLO ROMANO Y SU REFLEJO
EN LA ROMANIZACIÓN DE LA BÉTICA
1.
LA REPÚBLICA.
A finales del siglo III a.C., puede hablarse de Roma como una democracia y del Estado como una
res publica ( “cosa del pueblo” ). El equilibrio se apoyaba en la división de poderes entre sus pilares
institucionales: poder ejecutivo, desempeñado por los magistrados; poder legislativo, en manos de la
Asamblea popular; y Senado, que ejercía control directo sobre la economía y la política exterior y un
control indirecto sobre los magistrados y la Asamblea.
1.1. MAGISTRATURAS ORDINARIAS.
Las denominadas magistratura ordinarias son colegiadas y duraban un año. Los candidatos eran
elegidos por las Asambleas populares, los comitia. Estas magistraturas son:
- consulado: constituido por dos cónsules que ostentaban la máxima autoridad del Estado en el ámbito
político y en el ámbito militar;
- pretura: constituida por dos pretores, que administraban la justicia: uno para los ciudadanos (el praetor
urbanus ) y otro para los no romanos ( praetor peregrinus ); sustituían a los cónsules en sus ausencias;
- ediles: en número de cuatro, dos de ellos, plebeyos, eran los encargados de la administración
municipal de Roma ( hoy día a los concejales de un ayuntamiento se les llama también ediles );
- cuestores: encargados de las finanzas del Estado, su número fue aumentando a medida que la hacienda
pública se complicaba;
Aparte de estas magistraturas ordinarias existían otros dos poderosos cargos ordinarios con
características especiales:
- la censura: reservada a los antiguos cónsules, los censores elaboraban el censo de los ciudadanos y
vigilaban la moralidad de los senadores y los magistrados; eran elegidos cada cinco años por un
período no superior a un año y medio;
- el tribunado: formado por los tribunos, eran elegidos exclusivamente por y entre los plebeyos, ejercían
el derecho de veto en el Senado, y tenían el carácter de inviolabilidad; su número fue aumentando
durante el tiempo hasta diez.
1.2. MAGISTRATURAS EXTRAORDINARIAS.
En épocas de excepcional importancia se nombraba un dictador con poderes absolutos hasta que la
situación de excepcionalidad quedaba normalizada. En cualquier caso, el mandato no podría los seis meses.
Junto a él se nombraba un jefe del ejército, el maestre de caballería.
1.3. ASAMBLEAS POPULARES
Eran de dos tipos, la curiada, vestigio de la antigua organización patricia, y la tributa (por tribus ),
que era la asamblea popular por excelencia. En cuanto a los comicios centuriados, elegían a los magistrados
mayores, es decir, a los cónsules, los pretores y los censures.
1.4. EL SENADO.
El Senado constituyó el núcleo directivo de la política y de la sociedad romanas. Controlaba la
política exterior, las operaciones militares y la religión oficial. Sus características principales eran ser un
órgano consultivo supremo y su permanencia.
1.5. LAS CLASES SOCIALES.
Dejando al margen el contingente de esclavos, en la consolidación del Estado se percibe un claro
proceso de desigualdad económico-social entre los ciudadanos paralelo a su teórica equiparación política.
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patricios
privilegiados:
ciudadanos
♦
libres
independientes:
plebeyos
dependientes:
clientes
no privilegiados
no ciudadanos: libertos y extranjeros
♦
esclavos
2.
EL IMPERIO.
Si la etapa precedente, desde el punto de vista político, se caracterizó por la transformación de un
conglomerado social en un pueblo vertebrado y formalmente soberano, esta segunda fase se va a
caracterizar por la progresiva pérdida de soberanía por parte de ese pueblo, que se verá privado también
de su protagonismo, confundido con el resto de los súbditos del imperio. El ciclo político, que comenzó con
un sistema monárquico ( la Roma de los reyes ), se cerrará con otro sistema monárquico ( la Roma de los
Césares ).
El verdadero fundador del nuevo régimen fue César. Los tres principales cargos, de cuya
combinación resultaba el poder del príncipe eran: la potestad tribunicia que le permitía controlar el Senado
y la Asamblea; el imperium proconsular, con el que ejercía sobre el Imperio el poder absoluto que los
procónsules tenían antes en las provincias ocupadas en materia militar, administrativa y judicial, y la
prefectura de las costumbres, mediante la que controlaba la formación del Senado. Ante la imposibilidad
de poder ejercer este infinito poder personalmente, delegaba sus distintas funciones en los prefectos, que
sustituyen a los antiguos magistrados.
3.
LA ORGANIZACIÓN POLÍTICA EN LA BÉTICA.
La provincia de la Bética se integró con mucha rapidez en la organización política y social de Roma.
No obstante, esa rápida y profunda romanización se hizo sentir más en las tierras del interior que en la
periferia. Las grandes riquezas que podía proporcionar la provincia propició que el Senado Romano
decidiera mantener las tropas, hasta cuatro legiones, en suelo hispano y poner al frente de las mismas a uno
de los mejores generales, a Escipión. La ocupación militar del Sur de la península fue considerable: tras las
campañas militares llevadas a cabo en el norte contra astures, cántabros o numantinos, por ejemplo, las
tropas marchaban a la Bética para invernar, sobre todo a Córdoba.
Por otro lado, la diplomacia romana supo atraerse a terratenientes y reyezuelos de la Bética, que se
mostraron mucho más receptivos al colonizador romano que a los antepasados colonizadores púnicos. Los
terratenientes y comerciantes de la Bética, por su parte, estaban muy interesados en mantener una paz que
les garantizaba el comercio; además, el nuevo cliente era mucho más interesante.
El progreso comercial y económico de la Bética es manifestado por el historiador Estrabón cuando
afirma que la provincia cuenta con más de doscientas ciudades con importantes actividades comerciales,
casi todas junto a los ríos o al mar: Corduba, Itálica, Carmo ( Carmona ), Tucci ( Martos ), Munda ( Montilla ),
Malaca ( Málaga ), Gades ( Cádiz ) . Además de éstas, fueron fundadas muchas colonias: Urso ( Osuna ),
Hispali ( en Sevilla ), Acci ( Guadix ), etc.
MUNICIPIUM y COLONIA
La ciudad, inicialmente llamada oppidum, podía ser de dos tipos. municipium y colonia. Municipio
era una agrupación de ciudadanos que participaban en las cargas públicas con impuestos, tenía categoría
superior pues gozaba de autonomía y mantenía tradiciones culturales y jurídicas propias. Por su parte, la
colonia era el resultado de una fundación romana sobre un territorio destinado al cultivo ( colonus est qui
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terram colit ), tenía un trato preferencial por parte del Imperio, de ahí que muchos municipios solicitaran y,
por tanto, adquirieran, el grado de “colonia”, tales como Itálica y Tucci.
La ciudad era gobernada por dos magistrados supremos, los duoviri, encargados de cuestiones
jurídicas, de la defensa militar, de la administración del patrimonio municipal, de presidir el senado local y
de las funciones religiosas, y por dos aediles ( los dos duoviri y los dos aediles formaban los quattuorviri de la
ciudad ), que se encargaban de la policía de mercados, abastos y lugares públicos. Dos quaestores
administraban los fondos públicos. Además un senatus formado por un consejo de cien ancianos que
asesoraba a los cuatro magistrados y entendía en casi todos los asuntos de la vida de la ciudad.
4.
LA ORGANIZACIÓN SOCIAL DE LA BÉTICA.
La sociedad bético-romana estaba étnicamente muy fragmentada. El sustrato fundamental era la
población turdetana ( población prerromana de origen ibero ), repartida en numerosos núcleos urbanos o
dispersa en áreas rurales. Por otro lado, las antiguas colonias fenicias albergaban un importante
componente semita. Menos numerosos eran los grupos griegos y orientales llegados como comerciantes.
Finalmente, con la dominación romana arribaron a la península gentes procedentes de Italia, unas con peso
político y económico, como funcionarios y financieros, otras menos afortunadas, como soldados licenciados
del ejército y proletarios.
Esta diversidad social no generó, sin embargo, enfrentamientos: la antigua aristocracia ibera se
adaptó a los elementos culturales romanos, el vehículo de expansión cultural y política fue el latín,
rápidamente asimilado por los pueblos autóctonos, las ciudades de nueva creación tenían estructura
plenamente romana.
El fin de las guerras comportó un aumento demográfico y una seguridad suficientes para que se
llegue a hablar de hasta doscientas ciudades en la Bética, concentradas fundamentalmente en las áreas
litorales, en la bahía de Cádiz y en el valle del Guadalquivir.
Pero ¿cómo se estructura la sociedad bética? En la pirámide social debemos distinguir cinco niveles:
- Las familias senatoriales, de las que salieron los emperadores béticos Trajano y Adriano: era el
grupo social más selecto, con antepasados itálicos o indígenas aristócratas romanizados,
propietarios de tierras; gracias a su fortuna accedieron a los mandos del ejército y de la
provincia.
- En segundo lugar estaba el sector de los caballeros ( los equites ), cuya fortuna había sido
amasada a través del comercio y la banca, una clase muy favorecida por los emperadores; se
reservaban los empleos en la administración estatal o hacían la carrera militar.
- Más numeroso pero de menor rango social es el sector de los decuriones, el grupo más
destacado en el entorno municipal, tanto por su fortuna, como por su participación en la
administración local. Ejercían las magistraturas, formaban parte del senado y gozaban de gran
influencia.
- El cuarto sector en importancia, pero más amplio que los anteriores, es el populus, el pueblo
llano, compuesto por ciudadanos libres, labradores, artesanos, profesores, médicos. Su nivel
económico era variable.
- En la base de la pirámide, más amplia pero con las condiciones y los derechos sociales más
bajos, por no decir nulos, se encontraba la servidumbre, un importante contingente de esclavos
empleados en explotaciones mineras y agrícolas o en el ámbito doméstico. Los había también al
servicio de la ciudad o de la casa imperial. Dentro de este grupo se encuentra también la figura
del liberto, antiguo esclavo que había sido liberado por sus cualidades personales, por la
muerte de su dueño, por la compra de la libertad, etc. Éstos alcanzaron a menudo una situación
económica desahogada, gracias a su espíritu emprendedor, en actividades como el comercio.
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