Los derechos de minorías en la República Dominicana Resulta incontrovertible que en el presente siglo el tema de las minorías ha alcanzado un singular tratamiento y los textos constitucionales se han encargado de incorporar una serie principios que sufragan en beneficio de su protección. En el caso de nuestro país, República Dominicana, algunos principios constitucionales como la igualdad figuranen el texto sustantivocomprendidos entre los derechos fundamentales. Los principios constitucionales devienen en directrices u orientaciones que se prescriben en interés de lograr una solución oportuna a una determinada problemática constitucional, de ahí que estos se conviertan en disposiciones o normas de aplicación inmediata. En el caso particular de las minorías, será necesario el mantenimiento de todos los esfuerzos orientados a lograr su inclusión social sobre la base de los principios constitucionales de igualdad y pluralismo fundamentado en nuestro caso en el sistema político de Estado Social y Democrático de Derechoinstituido por la Constitución dominicana proclamada el 26 de enero de 2010. En lo que concierne a la definición de minoría no existe una línea de consenso, no obstante una serie de elementos característicos nos aproximana posiciones unívocas, así determinadas características como la vulnerabilidad resultan comunes a estos grupos. Estos resultan diferentes a la mayoría de la población que se congrega bajo la protección de un Estado y son objeto de un tratamiento discriminatorio que puede manifestarse en lo económico, social, político, educativo o cultural. Conforme a sus propias realidades, los diferentes países han puesto en marcha una serie de acciones orientadas a activar políticas estatales que se avoquen a reconocer y hacer valer de manera efectiva los derechos de conglomerados sociales minoritarios en interés de que estos alcancen su desarrollo y se integren, al igual que el grupo mayoritario, a la vida económica, social, política y educativa del Estado. En este orden, el colectivo internacional ha asumido el liderazgo y ha trabajado de manera sistemática para sensibilizar a todos los países para que se estudien y discutan estas políticas en interés de eliminar, cuando no restringir, las discriminaciones mediante la creación de conciencia respecto de su nocividad y sobre la necesidad de incorporar a las leyes, en especial a los textos supremos, cánones que aseguren su aplicación material eficaz. Las minorías son muy diversas, por tanto un tratamiento somero como el que entraña esta intervención que se propone una visión comparada, nos obliga a señalar nuestra situación particular y concreta. Es oportuno recordarles que la República Dominicana está enclavada en la Isla de Santo Domingo y forma parte del archipiélago de las Antillas Mayores y es la segunda extensión territorial después de Cuba. Nuestra isla fue llamada por los aborígenes Quisqueya y nombrada Isla La Española o la Hispaniola por los españoles a su llegada en 1492.. Se encuentra dividida en dos Estados independientes: República Dominicana en la parte oriental, y la República de Haití en la parte occidental. La República Dominicana limita al norte con el océano Atlántico que la separa de las islas Caicos y Turcas; al este con el canal de La Mona que la separa de Puerto Rico; al sur con el mar Caribe o de Las Antillas; y al oeste limita con la República de Haití. Constituye un Estado Social y Democrático de Derecho, organizado en forma de República unitaria, fundado en el respeto de la dignidad humana, los derechos fundamentales, el trabajo, la soberanía popular y la separación e independencia de los poderes públicos, así lo establece el artículo 7 de la Constitución de 2010. En atención al tema que nos convoca, debemos señalar que estos tiempos son muchos los Estados que son considerados multiétnicos, por ello hay quienes aseguran que esta situación es la norma. En nuestro caso particular esto no ocurre así, aunque hay que admitir la presencia cada vez mayor de personas de otros países y hoy nuestra población alcanza cerca de 9.4 millones de personas, incluidos cientos de miles de haitianos indocumentados. Datos conservadores revelan que en el 2012 el total de inmigrantes se aproxima a la cantidad de 524 mil 632 personas o sea aproximadamente el 5.4 por ciento de la población total del país; de estos 458 mil 233 nacieron en Haití, lo que representa el 87.3 por ciento de la población de inmigrantes establecida en la República Dominicana, en tanto que el 13.7 por ciento o sea 66 mil 399 personas pertenecen a otros países. Entre los demás extranjeros que residen en el país son estadounidenses, cubanos, españoles, chinos, italianos, venezolanos, franceses, colombianos, peruanos, mexicanos, japoneses, alemanes, canadienses, suizos, argentinos, brasileños, británicos, chilenos, ecuatorianos, salvadoreños, belgas, surcoreanos, holandeses, costarricenses y guatemaltecos. La alta inmigración haitiana se acrecienta con los descendientes alcanzando una cantidad de 668 mil 144 personas frente a 100 mil 638 de los demás países. Se advierte un elevado predominio de los inmigrantes haitianos con relación al total de los inmigrantes de otras nacionalidades radicados en la República Dominicana. En lo referente a los derechos de los indígenas, conviene precisar que en nuestro país no existe población indígena, toda vez que se produjo elexterminio de la misma con motivo del proceso de la colonización. En lo que concierne a la mujer, históricamente la lucha de las mujeres ha sido contra toda una práctica cultural androcéntrica y patriarcal que ha ejercido pleno dominio en el mundo, aunque en el mundo occidental la tendencia de estos tiempos se orienta hacia la reivindicación de los derechos de la mujer. En un interesante trabajo publicado por la revista “Derecho del Estado” que auspicia la Universidad Externado de Colombia, la abogada colombiana Mariana Ardila Trujillo, hace un apunte que citamos por su interés con respecto al tema: “Al hablar de los derechos de las mujeres se hace referencia fundamentalmente, aunque no exclusivamente, al derecho a la igualdad. Ello porque gran parte de los conflictos con la diversidad cultural se generan debido que se reconocen derechos, se adscriben deberes o se desarrollan ciertas prácticas de forma diferenciada según el sexo, distribución en la cual las mujeres siempre tienen menos derechos, más deberes y son el sujeto, o más bien el objeto, de prácticas perjudiciales para sus derechos”. (“Hacia la Resolución de los conflictos entre la protección de la diversidad cultural y el reconocimiento de los derechos de las mujeres”, “Revista Derecho del Estado” No. 26, enero-junio de 2011, págs. 137-152, Universidad Externado de Colombia, Bogotá, Colombia, 2011). En lo que nos atañe a nosotros como país, tenemos que admitir que no hemos escapado a la tradicional existencia de una señalada discriminación de género, pero hay que consignar que se ha verificado en los últimos tiempos una reducción de esta, gracias a los esfuerzos conjuntos que han hecholas autoridades estatales, la sociedad civil, las propias mujeres organizadas en las diferentes instancias, los medios de comunicación social y la comunidad internacional. No obstante, persiste un preocupante cuadro en el país, la tasa de desempleo de las mujeres en el año 2009 era de 23.2 por ciento, en tanto que la del hombre alcanzaba sólo el 9.9 por ciento. El porcentaje de desempleo de la mujer en el 2010 era 21.9, el desempleo de los hombres 9.7. La Oficina Nacional de Estadísticas de nuestro país la tasa total de ocupación es de 47 por ciento, de este total en la mujer se verifica una tasa de ocupación de 32.8 por ciento, mientras que el hombre tiene una tasa de ocupación de 61.3 por ciento. La tasa de participación laboral de la población dominicana es más crítica el caso de las mujeres, sólo 42 por ciento en el año 2010, o sea 26 puntos porcentuales por debajo de la tasa masculina. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) analizó el Panorama Laboral de América Latina en 2010, y consignó que de los 17 países analizados la República Dominicana figura con una tasa de participación laboral masculina de tres (3) puntos porcentuales por debajo de la regional y ocho (8) puntos porcentuales por debajo en lo que a la tasa de participación laboral femenina se refiere. En el ámbito político los partidos deben reservar para las mujeres por lo menos el 33 por ciento de los puestos en sus listas de candidaturas al Congreso y a los Ayuntamientos o Alcaldía. En otro orden, en la República Dominicana el tema relativo a la tendencia sexual y el matrimonio encuentra en el momento actual un valladar en la Carta Sustantiva, cuyo artículo 55 indica lo siguiente: “Derechos de la familia. La familia es el fundamento de la sociedad y el espacio básico para el desarrollo integral de las personas. Se Constituye por vínculos naturales o jurídicos, por la decisión libre de un hombre y de una mujer de contraer matrimonio o por la voluntad responsable de conformarla”. En el marco de la Conferencia Población y Desarrollo Cairo+20 de la Naciones Unidas, celebrada el pasado 8 de abril del año en curso, la delegación oficial dominicana, a través del viceministro de Economía y Planificación, Juan Tomás Monegro, manifestó: “En República Dominicana no somos del grupo delantero; pero se ha avanzado en el establecimiento de principios, en el reconocimiento y respeto de derechos y en la creación de una conciencia nacional que propicie la tolerancia y convivencia respetuosa con personas y parejas de preferencia sexual lésbico-gay. Hoy somos una sociedad más tolerante”. En la República Dominicana la parte capital del artículo 39 de la Constitución Política del Estado precisa lo siguiente: “Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, reciben la misma protección y trato de las instituciones, autoridades y demás personas, gozan de los mismos derechos, libertades y oportunidades, sin ninguna discriminación por razones de género, color, edad, discapacidad, nacionalidad, vínculos familiares, lengua, religión, opinión política o filosófica, condición social o personal”. En el numeral 1 del referido artículo 39 de nuestro texto supremo se establece: “La República condena todo privilegio y situación que tienda a quebrantar la igualdad de las dominicanas y los dominicanos, entre quienes no debe existir otras diferencias que las que resulten de sus talentos o de sus virtudes”. En el numeral 3 de la Carta Sustantiva dominicana se consigna lo siguiente: “El Estado debe promover las condiciones jurídicas y administrativas para que la igualdad sea real y efectiva, adoptará medidas para prevenir y combatir la discriminación, marginalidad, la vulnerabilidad y la exclusión”. En la República Dominicana se hacen serios esfuerzos orientados a mejorar, allí libramos una fiera lucha contra campañas nacionales e internaciones de desinformación y presiones, nuestro país ha mantenido, mantiene y mantendrá sus brazos abiertos a la solidaridad humana, sin renunciar a la inviolabilidad de su soberanía ni al principio de no intervención que consagra el artículo 3 de su Constitución. Refrendamos nuestro compromiso y firme voluntad de continuar nuestro avance en aras de lograr una sociedad igualitaria en derechos y oportunidades. Muchas gracias a todos! Magistrado Wilson Gómez Ramírez Juez del Constitucional República Dominicana