ENJAMBRE es el centro del mundo cada cuarto es la primera noche, el primer día Octavio Paz I mi mano apaga la luz y enciende su cuerpo II , Siempre te amo por primera vez. Siempre te amo la primera vez. Juan Gelman hay lugares desconocidos en el beso texturas y caricias lluvias que se desprenden hay silencios rutas espejismos contornos que se quedan desnudos palabras que nunca llegan a escribir todo el espacio III gargantas. se atropellan sentires y placeres Modesta Suárez gastan su paladar y sus gargantas se acumulan por la boca alargando un atropello de aire IV donde continuarte donde traspasarte donde prolongar un abrazo y unos párpados azules donde convertir la espalda en cáscaras abiertas las manos en un caparazón donde colocar las piernas o perseguir el exceso la mordedura invisible el aliento donde desamarrar la ciudad y sacar nuestro espejo esconder la luz hirviendo de la cama y devolver la lluvia donde un cuerpo conduzca a otro hasta extendernos V se acometen, se enlazan, se entrechocan Oliverio Girondo se salpican se dibujan se cubren se espantan se alargan se interrumpen se multiplican se descosen se rugen se anudan los cuerpos que han ido usando en el camino VI la mano es el ladrido y la mordedura VII Quiero arrollarte, enrollarte y arrullarte Félix Francisco Casanova cuerpos abiertos del revés enrollados por cuerpos desnudos y entregados por espejos repitiendo cuerpos repitiéndose infinitos VIII coloco una pierna cuatro dedos de la mano cinco dientes voy recomponiendo tu camisa tu broma por detrás desenreda la espalda después de los cajones una lengua que cruje junto a la costilla de ayer músculos como si nos liberáramos aparece la máscara o el pelo tal vez la saliva en el aire recoge las extremidades y el beso seco los labios de un solo ritmo el cuerpo y el océano de anoche en nuestros cuadernos inventados IX deshacen sus cuerpos y sus manos se despliegan por la orilla en silencio se besan escribiendo los últimos gemidos del espejo X Mi nombre –como el tuyo- es una travesía Jorge Boccanera tu mano apaga mi cuerpo y enciende otra habitación Se destejen los días, las noches se consumen antes de darnos cuenta; así nos acabamos Rosario Castellanos