Tarsem Singh Film-ficha 63 The Fall: El sueño de Alexandria

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Tarsem Singh
Film-ficha 63
The Fall: El sueño de Alexandria
TÍTULO ORIGINAL The Fall
AÑO 2006
DURACIÓN 118 minutos
PAÍS
, India / USA / GB
DIRECTOR Tarsem Singh
GUIÓN Dan Gilroy, Nico Soultanakis,
Tarsem Singh, Valeri Petrov y
Tarsem Singh
MÚSICA Krishna Levy
FOTOGRAFÍA Colin Watkinson, Dan Hubbard
MONTAJE Robert Duffy
GÉNERO Fantástico / Drama / Aventuras
PRODUCCIÓN Tarsem Singh, Ajit Singh,
Tommy Turtle
PRODUCTORA
Googly Film / Coproducción de
India / USA / GB
REPARTO Lee Pace (Roy Walker), Catinca Untaru (Alexandria), Justine Waddell
(princesa Evelyn), Julian Bleach (el "Místico"), Leo Bill (Charles Darwin),
Marcus Wesley (Otta Benga), Robin Smith (Luigi), Daniel Caltagirone
(Sinclair / Gobernador Odious), Ronald France (Otto), Kim Uylenbroek
(doctor / Alejandro Magno), Emil Hostina (padre de Alexandria / bandido),
Sean Gilder, Grant Brett Swamby, Jeetu Verma
RECONOCIMIENTOS Estreno en el Festival Internacional de Cine de Toronto: 09 septiembre
2006. Estreno definitivo en USA: 30 mayo 2008. En España: 14 noviembre 2008 // Premios. 2007: Festival Internacional de Cine de Berlín, Oso
de cristal / Mención especial del jurado joven; Festival de Cine Fantástico
de Sitges, Mejor Film. 2008: Asociación de críticos de Chicago, nominación a la Mejor fotografía. También fue presentada en los festivales de
Los Ángeles y Seattle. Hasta enero de 2009, el film ha recaudado más de
Sinopsis.- Los Ángeles, años 20. Alexandria es una niña rumana
inmigrante ingresada en un hospital católico, donde se recupera de
la fractura de un brazo, que se ha producido en una caída mientras
ayudaba a su madre a coger naranjas. Aunque la pequeña está
prácticamente curada, el médico opta por retenerla en el centro
hospitalario para evitar que tenga que volver de inmediato a trabajar en los campos californianos. La chica, que corretea por todo el
hospital con un brazo en cabestrillo, se hace amiga de Roy Walker,
un joven especialista en escenas de acción de Hollywood, que está
a punto de quedarse paralítico como consecuencia de un accidente de caballo, mientras dobla al protagonista del film en el que trabaja. La amistad entre la niña y el especialista se sustenta en las
asombrosas historias que Roy cuenta a la pequeña y a través de la
cuales ésta se ve trasportada por su fantasía infantil a los lugares
más remotos y exóticos del mundo. Para asegurarse el interés de
Alexandria, Roy interrumpe su relato en los momentos más emocionantes y entremezcla en la historia elementos de la familia de la
pequeña y de las personas del hospital, a quienes ella tiene afecto.
Alexandria comienza a confundir la realidad con la ficción… Roy, por otra parte, intenta ganarse a la
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chica para sus fines y la convierte, así, en su principal aliada en la desesperada situación que atraviesa.
El realizador: Tarsem Singh.- Realizador y productor angloindio, que nace en 1961, en Punjab (India). Su padre era piloto. Ello hace que, ya desde niño, Torsem, se vea obligado a vivir en lugares tan
dispares como India, Irán, el Himalaya, EE.UU. Crece en un internado del Himalaya, al que es enviado
porque su padre no cree que Irán –con la llegada de los mullahs al poder– sea el mejor lugar para la
educación de su hijo. Luego se incorpora a la "Bishop Cotton School"
(India), donde en 1978 desempeña el cargo de Capitán de la Cámara
Ibbetson House y es galardonado con el "Full School Blazer" en Educación por su destacado trabajo. A los 24 años se traslada a California
(USA), Allí obtiene su graduación en el "Art Center College of Design",
con sede en Pasadena. Se instala en Los Ángeles, donde comienza
su carrera en el mundo de los anuncios televisivos (para grandes empresas como Smirnoff, Coke, Nike, Levis y Pepsi) y de los videoclips
musicales. En este ámbito realiza, entre otros: Hold On, en Vogue;
Sweet Lullaby, de Deep Forest y Losing my Religión –del álbum Out of
Time (1991), del grupo R.E.M.–, uno de los videos musicales más
aplaudidos de la historia, que le hace acreedor al "Premio MTV al Mejor Video". Desde entonces, Tarsem ha seguido creando spots publicitarios. Su primer largometraje fue La celda (2000), film de esplendorosa estética, pero incomprendido en el mundo cinematográfico. The fall es su segundo film. Actualmente Tarsem trabaja en su próximo largometraje, War of the Gods, que se espera para 2010. Narrará una
feroz guerra entre dioses, titanes y humanos en la antigua Grecia y promete ser otro gran espectáculo;
según sus propias palabras: "básicamente se está convirtiendo en Caravaggio mezclado con El club
de la lucha" (de David Fincher, 1999). Forjado en la publicidad y los videos musicales, como acabamos
de anotar, el cineasta Tarsem destaca por su desbordante imaginación, su atractivo visual, sus escenarios exóticos y surrealistas, su preciosista y espectacular puesta en escena, sus alardes en el arte
del montaje... Hasta ahora ha encontrado su mayor reconocimiento en el campo de los videoclips musicales. Entre los numerosos premios que Tarsem ha recibido se encuentran dos Grandes Premios de
la Prensa en Cannes y el Premio a la Trayectoria Cinematográfica de la BAFTA (Academia Británica
de Cine, Televisión y Artes Cinematográficas). Por otra parte, su trabajo forma parte de una exposición
permanente en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.
El sueño de Alexandría: La puesta en escena.- La crítica mundial se ha dividido entre el elogio y el
desdén, algo desconcertada por la torrencial irrupción de magia visual que el film acumula. Dos testimonios. Roger Ebert (Chicago Sun-Times): "Una locura, una extravagante orgía visual, una caída libre desde la realidad hacia un mundo
desconocido. Sin duda es uno de los lujos más salvajes que cualquier
director se haya otorgado jamás". Toni Vall (Cinemanía): "Desperdicia
el estimulante punto de partida de su historia en favor de una antipática megalomanía expresiva". Veamos, pues, de primera mano lo que
se esconde tras su deslumbrante fastuosidad estética.
1) Trasfondo y antecedentes.- El mismo Tarsem explica que la idea
de realizar The Fall es antigua. Le surge ya en 1984. A medida que iba
plasmando su idea se da cuenta de que el proyecto se asemejaba a
un film búlgaro –Yo ho ho (Zako Heskija, 1981)–, que había visto en la
universidad. Tarsem compra los derechos de dicho film para llevar a
cabo su "Remake". Pero choca con el problema de la financiación, debido sobre todo a la peculiaridad del film y a sus exigencias estéticas
como realizador. Aparca el proyecto hasta que, finalmente, decide realizarlo y financiarlo él mismo. Estamos, pues, ante un Remaake "recortado" e "híbrido". Recortado, porque sólo asume la idea central del
guión (de Valeri Petrov), que Tarsem adapta y embellece con impactante poderío visual. Híbrido, porque –como notan algunos críticos– de
fondo resuenan en él los ecos de otros filmes ilustres; por ejemplo: La
princesa prometida (Rob Reiner, 1987) o Ponette (Jacques Doillon,
1996); y porque, ya en el nombre de la niña rumana de 5 años
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"Alexandria" (en Yo ho ho es protagonista un niño de 10) resuenan ecos perdidos de la legendaria figura de Alejandro Magno (356-323 a. C.), que asombró al mundo con sus gestas en escenarios muy familiares al film. También se ha querido emparentar The Fall, más remotamente, con determinadas facetas de Las mil y una noches, La historia interminable (Wolfgang Petersen, 1984), o incluso, como
versión siniestra, Tideland (Terry William, 2005).
[Jodhpur, lugar utilizado en la película para representar la "ciudad azul"].
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2) Guión literario.- Desde la entrega de La celda había una cierta prevención hacia Tarsem, un debutante desbocado por los campos de su prodigiosa imaginación, pero desangelado en el manejo del entramado narrativo y el diseño de personajes. En The Fall vuelve a exhibir, ahora con mayor pujanza,
sus dotes imaginativas, pero con un guión consistente y un tratamiento malabarista de personajes en
una espléndida historia con momentos pletóricos de emotividad y dramatismo. Por lo general, el original es mejor que el remake. The Fall representa la excepción.
a) Planteamiento.- Desde el primer momento Tarsem deja claro que pone ante nosotros un cuento visual fantástico ("Había una vez…", leemos al comienzo de la primera secuencia). Y enseguida advertimos que domina el medio en que se mueve: su propuesta rezuma por los cuatro costados las esencias del arte de la fabulación, que invaden al espectador con la magia de una historia bien contada. La
plantea a tres bandas: 1) Datos de una historia real, con un especialista de cine en una cama de hospital y con una encantadora niña, cuya generosa inocencia intenta él, a la vez, complacer y sobornar. 2)
Alud de historia ficticia repoblada de reinos lejanos con héroes y villanos de un tiempo sin tiempo, con
los que el astuto narrador inunda la insaciable imaginación de la pequeña. 3) La lección humanistamoral, que inevitablemente se desprende de toda fábula y que aquí, en virtud del fecundo encuentro
entre realidad y ficción, fructifica en términos de salvación.
b) Argumento.- La trama del relato se abre paso entrelazando las tres bandas que acabo de apuntar: 1)
La historia real de base, ambientada en el mundo
estrecho, oscuro y triste de un hospital: Corren los
años 20, época dorada del cine mudo. En un hospital católico de Los Ángeles, cercano a los estudios
cinematográficos de Hollywood se hallan Alexandria,
una niña inmigrante de 5 años y Roy Walker, un doble-especialista de cine. Ambos han sufrido caídas,
que han tenido como consecuencias: en la niña, un
brazo roto escayolado que ella, inquieta y aburrida,
pasea despreocupada correteando por el hospital;
en él, una inmovilización corporal, que amenaza
convertirse en parálisis, y una peligrosa depresión
por desengaño amoroso, que le socava el alma. 2)
La historia ficticia que encadena cuentos fantásticos
y que opera a modo de cura paliativa: para el inmovilizado y derrotado Roy, como distracción y válvula
de escape, que le permite desahogar veladamente
sus incurables cuitas de desamor; para la candorosa
Alexandría, como sustento a su ávida imaginación.
Así se inicia la otra historia del film. Roy comienza a
contarle un fascinante relato dosificado por entregas
sobre 6 héroes desterrados a una isla desierta (un
esclavo africano llamado Otta Benga; un anarquista
experto en explosivos y pirotecnia; un príncipe indio;
un pintoresco Charles Darwin; un bandido enmascarado, un chamán rastafari con especiales habilidades para la guerra, que intentan escapar para enfrentarse al malvado Gobernador Odio y acabar con
él. La portentosa imaginación de Alexandria da vida
real a la historia ficticia: va poniendo a los personajes del relato las caras de la gente que conoce y
termina entremezclando e intercambiando cuento y realidad. Pero Roy esconde un oscuro secreto, que
le consume poco a poco e influye en los giros narrativos que va adoptando su relato. Alexandria, que
no advierte la manipulación a que es sometida por Roy (éste le reclama, para proseguir el emocionante relato, que le consiga morfina "para poder dormir"), sí se siente corresponsable de la historia y exige
a Roy que deje de matar a los "personajes" y salve a sus "amigos". 3) La lección moral no viene forzada ni envuelta entre paños de moralina. Es polifacética y multidireccional, pero siempre curativa y
abierta; connota dimensiones heurísticas que engloban lo real y lo fictivo, los lados más tangibles y los
más evanescentes de la poliédrica existencia humana.
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c) Estructura narrativa.- El film está articulado, ya desde su inicio, en base al esquema que vengo señalando. Pero Tarsem le superpone, además, una exigente simetría dual, que también recorre todo el
metraje. 1) Dos protagonistas contrapuestos: la niña Alexandria –prototipo de naturalidad, candor, inocencia…–, que sueña y hace presente un mundo mágico; el joven Roy –un doble-especialista artificioso y redomado–, que intenta servirse de la
chica para llevar a cabo sus planes de
suicidio. 2) Dos escenarios espaciotemporales, traspasados por la tonalidad
de las historias que albergan: el hospital,
un espacio lúgubre y cerrado, pero soleado a ráfagas por el rostro y las andanzas
de la niña, en el que transcurre la amistad
entre Alexandria y Roy en el presente del
film –años 20–; mundo imaginario, un
espacio anchuroso y multicolor, por el que
transitan atemporalmente los sueños más
bellos de todos los niños y en el que, de la
mano de Roy, se pierde Alexandria. 3)
Dos caminos de acceso a la realidad: el
tangible, que Tarsem pone en escena con elegante sobriedad y esmero; el onírico, que decora con
los trazos más reconocibles de su estilo: colores vivos y cambiantes, vestimentas exuberantes y abigarradas, emplazamientos exóticos y deslumbrantes de los rincones más dispares de la tierra.
3) Guión técnico.- Entre La celda (un thriller psicológico con poco fuste argumental, pero con secuencias de cuidada estética, capaz de trasladarnos con sus imágenes a la extraña mente del criminal) y
The Fall median seis años. De ellos, Tarsem dedica cuatro y medio a la producción inmediata de este
film (rodaje, montaje…). Como resultada nos presenta una cinta de incuestionable calidad estética,
realizada con meticulosidad y sutileza, en la que, a través de una historia delirante, nos asaltan imágenes imborrables y continuas sorpresas visuales que nos trasladan a paisajes exóticos de todo el mundo; en ella se percibe, además, el influjo de nuevos lenguajes fílmicos procedentes del videoclip y la
publicidad.
a) Localizaciones y rodaje.- Tarsem se niega a servirse de escenarios prefabricados –en estudio o
mediante efectos CGI (los generados por ordenador)–. Se empeña en rodar directamente en escenarios originales. A ello principalmente se debe que tenga que correr él mismo con la financiación del film
y que la producción se prolongue durante tanto tiempo. Antes de comenzar el
rodaje, había viajado durante más de 14
años por numerosos países, en los que
tomaba fotografías para su futuro film.
En su trabajo como director de anuncios
de TV se permite, incluso, seleccionar
los países a los que viajaba profesionalmente, para acercarse lo más posible a
localizaciones que le interesaban. "Entonces lo filmaba –dice– y llevaba conmigo a los actores de la película". El número de países en que tuvo lugar la filmación varía según las fuentes (hablan
de 18, 24 y 28). Entre esos países se
encuentran Sudáfrica, Namibia, Jaipur,
República Checa, Bali, Rajastan, Bali, España… y, sobre todo, India. [Las escenas del hospital se ruedan en un manicomio de Sudáfrica, aprovechando su atmósfera oscura, para marcar más el contraste
con otras localizaciones esplendorosas. La secuencia con los personajes atrapados en una isla se
rueda en las islas Andamán, cerca de Sumatra. La "ciudad azul" corresponde a Jodhpur, al noroeste
de India; su color responde a una costumbre local, pero el equipo de filmación entregó gratuitamente
pintura azul a sus habitantes para intensificar el color de las casas]. "Rodar el film del modo convencional nos hubiera ahorrado tiempo, es cierto. Pero no es lo que quería. Todo partió de una larga serie
de fotografías que realicé a lo largo de mis viajes por el mundo. Cuando empecé a imaginarme la pelímrubiocar@iscm.edu
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cula, decidí que usaría como localizaciones los emplazamientos inmortalizados en aquellas instantáneas. Colgué en una pared una selección de entre treinta y cuarenta fotografías y dejé que el equipo
de rodaje eligiera las que más les atrajeran. Les preguntaba: 'Esta escena… ¿dónde os gustaría que
ocurriera?' Y cuando la elegían íbamos allí a rodar, fuera cual fuera el país que se escondiera tras la
instantánea"].
b) Cámara / fotografía.- Se percibe de inmediato: el lenguaje visual constituye uno de los exponentes
más relevantes de The Fall. Tarsem domina y aplica en él con asombrosa maestría todos los registros
de la estética visual. Su cámara vuelca sobre el espectador una cascada interminable de paisajes naturales y suntuosas construcciones; con majestuosidad insobornable, nos invita a "un paseo virtual por
casi medio mundo con imágenes de fastuosa grandiosidad" y escenarios de ensueño, como Jantar
Mantar, las islas Andaman... El acabado visual revierte, obviamente, en una fotografía (Colin Watkinson) de excepcional composición, mimada y preciosista, celosamente ajustada a los compases de cada fase de la narración, que Tarsem trabaja en tres claves: 1) Blanco y negro, para los momentos de
recuerdo (evocación del cine mudo al principio y fin de la cinta). 2) Color suave en tonalidades de sepia, para los momentos de hospital (la historia de amistad entre Alexandria y Roy), captados de manera sobria, pero abundante en contrastes. 3) Multicolor, para los episodios fabulados (cuento), desarrollados en planos de vívida riqueza cromática, con exuberancia de luz rutilante y colores encendidos.
c) Banda sonora.- Completamente subordinada a las evoluciones de la historia y al protagonismo del
lenguaje visual. A destacar en ella: 1) La espléndida e inspirada partitura musical de Krishna Levy. La
música de L. van Beethoven (Sinfonía nº 7, 2. tiempo, "Allegreto") enmarca con solemnidad toda la
cinta –créditos de principio y fin–, para ir dando paso luego a otros temas específicos, siempre atinados en su cometido de crear la atmósfera requerida en cada momento, en subrayar situaciones y estados anímicos. Levy lo consigue plenamente a lo largo de todo el metraje. Algo similar cabe destacar de
los diálogos (sin olvidar el perfecto doblaje). 2) Un estilo original de contar cuentos, en el que se asocian no sólo un argumento de innegable entidad y un narrador dotado para manejar con su voz y sus
gestos los hilos de la intriga, sino la magia de un lenguaje audio-visual capaz de traducir el mundo de
los sueños a momentos experienciales de intenso dramatismo. Se ha podido escribir, por ello, que The
Fall reivindica el arte y la ciencia de contar historias, que "fundamentalmente el film es un canto a los
contadores de historias, a la fuerza del cuento como metáfora de la vida y por tanto al cine como una
forma contemporánea de "contar cuentos" (Juan Orellana).
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d) Un film en formato de magia.- Quiero apuntar tres aspectos, a los que el film es deudor en alto grado. 1) Vestuario.- Hay que destacar el suntuoso diseño del vestuario. Corre a cargo de la japonesa Eiko Ishioka, que ya había trabajado con Tarsem en The Cell. [Ishioka no es cualquiera en el mundo del
cine. Ya ganó el Óscar por el vestuario del film Drácula de Bram Stoker (Francis Ford Coppola, 2004).
Entre otras producciones cinematográficas, colabora, por ejemplo en el film español, Teresa, el cuerpo
de Cristo (Ray Loriga 2007). Pero no se limita al cine: en 2002 creó la escenografía para la gira Vespertine, de Björk, y realizó el vídeo Cocoon para la cantante islandesa]. Aquí nos ofrece auténticas genialidades de indumentaria, basándose en la vestimenta de la época, pero dotándola de increíble fastuosidad y colorido, en sintonía con la perspectiva de la fantasía infantil. 2) Efectos especiales.- Cabe
señalar que la mayor parte de los "efectos" que se exhiben en la cinta fueron creados mediante trucos
de cámara; el cineasta rehúsa, también aquí, utilizar efectos CGI (sólo los utiliza para remover ciertos
objetos o limpiar la imagen). Él mismo confiesa: "Ya tuve suficiente de eso en mi primera película, lo
cual disfruté. Decidí que en ésta la dirección artística estaría centrada solamente en escenarios y diseño de vestuario, nada más". Como se ve, los recursos normales en manos de Tarsem pueden desencadenar éxtasis estético. 3) Montaje.- Ateniéndonos al proceso que ha escalonado la producción de
The Fall, se hace obvia la conclusión de que el film debe mucho a la destreza creativa del montador
(Robert Duffy). La articulación del relato genera un ritmo pendular, que oscila entre el mundo real y el
de ficción y somete al espectador a un festival extenuante de golpes de efecto y exuberancia mágica.
Es prácticamente imposible que el espectador se aburra. Todos los detalles han sido cuidados para
generar un dinamismo de empatía y connivencia de éste con Alexandria y conseguir sumergirle con
ella en el mundo onírico, sugerente y embriagador evocado.
4) Interpretación.- También en este capítulo tiene Tarsem ideas claras. Desea, ante todo, que la relación entre los personajes principales sea real y espontánea, de modo que su actuación resulte natural
y creíble. Así, aunque contaba con un guión escrito de antemano, decide servirse de él sólo como
guía, dejando que los actores cambien los diálogos en la medida que consideren adecuada.
a) Los protagonistas.- ¿Cómo encontrar actores que se ajusten al proyecto? Tarsem quiere gente poco
conocida. Se fija en el actor norteamericano Lee Pace. Le envía una copia de la cinta Ponette, explicándole que se ha basado en ella para el rol de Alexandria. Tras una reunión, en la que se trata de los
lugares de rodaje, el guión, el papel de la niña..., Pace acepta. Para el personaje de Alexandria Tarsem desea contar con una niña de cuatro años. Con esta finalidad envía a varios directores de reparto
por escuelas de distintos países. Recibe de Rumania un vídeo sobre Cantinca Untaru. Le sorprende.
Y decide comenzar el rodaje de inmediato, ya que la niña tiene entonces seis años y "en cuatro meses
–comenta el director–, no será la misma. Debimos hacer la película en ese instante, no podíamos
hacerla por etapas". Catinca no tiene experiencia como actriz, ni habla inglés (tuvo que aprender su
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texto fonéticamente, "palabra por palabra"). Prosigue Tarsem: "Buscaba sus reacciones ante cualquier
novedad que se le presentase. La primera escena rodada se llevó a cabo en el primer encuentro entre
Catinca y Lee. Éste apareció en silla de ruedas, tal y como requería su personaje. La niña creyó realmente que el joven no podía andar. Al ver su reacción decidí ocultarle la verdad" para que la conversación entre ambos fuera más natural. [Se trata de la escena en que los protagonistas conversan en la
camilla de Pace. Tarsem mandó hacer un agujero en las cortinas que rodeaban la cama para poder introducir la lente y realizar algunas tomas con la cámara oculta]. Tarsem fingió, en connivencia con Lee,
que éste no podía andar. El secreto –sólo conocido al comienzo por algunos miembros del equipo– se
mantuvo todo el tiempo que permitió la evolución del rodaje. La química entre Lee y Catinca pertenece
a lo mejor del film. Completan un dúo interpretativo antológico. Consiguen empapar de ternura, humor y dramatismo los
lados más humanos de esta historia mágica. Lee Pace "soporta con dignidad un papel no demasiado complicado, pero
sí propenso a caer en el ridículo". Sabe transmitirnos en todo
momento el estado anímico de su personaje. La pequeña Catinca Untaru se entrega en cuerpo y alma a la historia, la vivencia y contagia transparencia y emotividad. En un despliegue verdaderamente inconmensurable de espontaneidad,
nos obliga a olvidarnos de que está delante de una cámara.
b) Lee Pace / Roy Walker.- Nace en 1979, en Chickasha,
Oklahoma. Pasa varios años en Arabia Saudí (su padre participaba allí en el negocio petrolífero). Más tarde se traslada a
Houston, Texas. Deja temporalmente la escuela secundaria
para actuar en "Houston's Alley Theatre". Luego retoma los
estudio y se gradúa. Antes de actuar en The Fall, ya había intervenido en algunas series de televisión, como Law & Order:
Special Victims Unit (2002); y en varias películas, como La
novia de un soldado (Frank Pierson, 2003), La condesa rusa
(James Ivory, 2005), Historia de un crimen (Douglas
McGrath, 2006)… Era entonces poco conocido, motivo por el
que Tarsen piensa en él. Su intervención posterior en series
populares y otros filmes lo han acercado hoy más al público.
c) Catinca Untaru.- Catinca Untaru no tiene historial cinematográfico. Con The Fall debuta en la gran pantalla, después de superar un casting en el que participaron cientos de niños de todo el mundo. Sus grandes dotes naturales y la confianza que el director deposita en ella la llevan a triunfar en un terreno para el que no estaba preparada (el realizador, que buscaba a toda costa la espontaneidad en los diálogos, le cambiaba las palabras, si la niña no lograba
hacerse con ellas después de tres o cuatro tomas). Su infantil personalidad eleva al film niveles melodramáticos impensables en una intérprete de su edad.
También se censura al cineasta que su impresionante tratamiento audiovisual de la historia puede debilitar su meritorio guión. Y sí, está claro que Tarsem se embelesa con su estética. De ahí que, al estirar en demasía los episodios oníricos del cuento, se resienta algo el ritmo: algunos episodios pecan de
reiteración y la secuencia se torna obvia y previsible. Pero de nuevo se equilibra cuando, en los momentos finales, el sueño da paso al realismo cotidiano con sus combas de dolor y sosiego. ¿Eclipsa la
estética al argumento o lo enfatiza, sometiéndolo a la magia de su elemento primigenio? La cuestión
ha de quedar necesariamente abierta entre defensores y detractores de su cine.
"Sin lugar a dudas, uno de los filmes más bellos que se han rodado jamás", se ha escrito. En todo caso, desde el punto de vista formal, The Fall es un film de orfebrería estética, obra de un inagotable pintor de imágenes, que somete los espacios al vaivén de un deslumbrante tratamiento pictórico; que retrata a sus personajes a golpe de lirismo y vibraciones de nostalgia; que conjuga historias entre los
márgenes del realismo de la vida y los hervores de la imaginación... ¿Se puede tildar a Tarsem de un
cierto barroquismo en su concepción global? Quizá su recital exhibe tantas variantes que nos satura
con sus incesantes y originales evoluciones de color, paisajes exóticos, caleidoscopios audiovisuales… El surtidor de su creatividad parece incansable por los laberínticos senderos de la fábula.
La fantasía y otras formas de redención.- Con The Fall, Tarsem nos entrega un fascinante cuento
para adultos. Y es que la concatenación de relatos que dan paso a su poderosa fábula no se queda en
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la complacencia del ensueño. Traspasa sus umbrales y se adentra en los dominios de la metáfora y la
parábola. Así descubrimos que el cineasta, tras la celosía de sus juegos oníricos, deja entrever otros
secretos de la existencia humana: la naturaleza del amor y el desamor, la amistad, la lealtad, la astucia
y la inocencia, la desesperanza y la redención, los poderes terapéuticos de la imaginación, ese territorio incandescente, en el que realidad y fantasía se entrelazan como cabos que se reclaman en la unión
de las más genuinas aspiraciones humanas.
1) El antídoto de la estética.- En pocos filmes se pone tan de relieve como en éste que la estética, no
sólo constituye una dimensión noble de lo humano, sino que atesora, además, cualidades terapéuticas
y produce redención. Roy, el actor-especialista de escenas de acción, se encuentra paralizado a causa
de un accidente laboral (en realidad, tras un intento de suicidio semifallido, porque su novia se ha largado con el actor principal de la película). O lo que es decir: sufre inmovilidad corporal a causa de una
parálisis emocional que amenaza necrosis.
a) La fantasía como terapia.- Aquí interviene la fantasía como antídoto que "contrarresta, anula o elimina los efectos de un veneno determinado, no sólo ocasional, sino también en estados de intoxicación más o menos duradera" (Diccionario). La fantasía se convierte en remedio para salir de la angostura de la situación oprimente de Roy. Tiene efecto tanto en él como en Alexandria. La historia que
cuenta a la niña trasporta su propia experiencia, alterada por los altibajos anímicos que sufre y dinamizada por la ferviente imaginación de la pequeña. De ahí surge un cuento que traspasa todas las fronteras espacio-temporales y anímicas, creando una especie de remanso balsámico para los dos. El mundo queda convertido en un cuento maravilloso, en el que todo es posible. Metida de lleno en la mágica
historia, Alexandria echa a volar su imaginación, poniéndoles rostro vivo, paisaje y colorido a los personajes de ficción (el rostro del propio Roy y el de las personas que de una u otra manera están relacionadas con ella en el hospital o en su propia familia).
b) Los efectos curativos de la ficción y la estética.- Se reflexiona aquí sobre la creación de una ficción y
sobre su efecto en la realidad, sobre el poder de la imaginación y sus multiformes expresiones estéticas como medios terapéuticos. La tesis latente de Tarsem, antifatalista, es valiosa: todos nos merecemos una segunda oportunidad cuando nos dejan tirados en la cuneta; en muchos casos, la estética, la
fantasía, el buen humor… también levantan y curan.
2) "La fábrica de los sueños": elogio del cine.- The Fall resalta, asimismo, que el cine es no sólo arte,
sino plataforma en que se encuentran todas las expresiones de la estética.
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a) El país donde son posibles las cosas imposibles.- Por supuesto, Tarsem diferencia los dos mundos
entrelazados, el real y el fictivo. Es más,
parte del mundo real que describe con
trazos seguros; ese mundo de la cotidianidad, a veces insoportable; ese mundo
de las cosas pequeñas y el crudo realismo
del dolor, tanto físico como emocional. Pero resulta refrescante que no se rinda ante
sus zonas de penumbra u obscuridad e
invite a la relajación y al deleite estético en
alas de una hermosa historia. Así, forja
una trama sugerente en torno a la recreación infantil de la figura de Alejandro Magno y, al amparo de relatos oníricos, nos
conduce con Alexandria a través de desiertos y playas vírgenes, de laberínticos
palacios, de hitos monumentales del mundo real más bello que cabe visitar. Viene a
decirnos: El mundo real que nos rodea es
"fantástico". Y dice más. Por ejemplo: el
despliegue estético multidimensional del
cine genera y expande interconexión y
tolerancia, no sólo con todas las artes
que en él encuentran cabida, sino con
otras culturas, pueblos y lugares. O por
ejemplo: el amor y el dolor son poderosos
catalizadores de la imaginación para crear
un mundo ideal, en el que uno mismo
marca las reglas y donde casi todo es posible.
b) Homenaje al mundo del cine.- Además
de proclamar las grandezas del cine, The
Fall le tributa homenaje con sus citas y remedos. Tarsem rinde culto al cine mudo, al de aventuras, al
del Oeste, al de intriga, al melodrama, al infantil; al blanco y negro y al technicolor; a los dobles y especialistas, a los actores sin glamour…
3) Candidez de paloma y astucia de serpiente.- Tarsem resuelve magistralmente el engarce entre el
mundo real y el fantástico. Roy y Alexandria hacen de intercalado: viven en los dos mundos y los retroalimentan. Pero el director no se limita a encomendarles esa función, sino que descarga sobre ellos
–al amparo del paradigma "cuento"– el planteamiento de la pugna ética entre el bien y el mal. Planteamiento que encara con talante optimista: al fin siempre triunfa el bien. Así, pronto vemos que la singular amistad entre el actor y la niña tiene trasfondo. Tarsem escenifica con ellos un duelo –
inconsciente en ella; taimado en él– entre la inocencia y generosidad infantil por un lado y la astucia
redomada adulta por otro.
a) El reverso de una amabilidad interesada.- Roy es amable con Alexandria, se gana su confianza y le
promete contarle "la historia más bella del mundo"… A cambio le pide, después de cerciorarse de que
la pequeña sabe leer, que le traiga del dispensario del hospital un frasco de pastillas (de morfina) "para
poder dormir". Hacen el pacto Roy parcela el relato por entregas con el fin de mantener en vilo la imaginación de la niña. Alexandra visita día tras día a Roy, ansiosa por conocer la continuación y el desenlace de tan maravillosa historia. Y con inocente generosidad no exenta de riesgos va trayendo dosis de
morfina…
b) El impulso liberador de la inocencia.- La desesperación del narrador en estado depresivo hace que
el cuento derive hacia una tragedia, en la que los personajes son sistemáticamente abatidos. Pero la
niña se revela. La historia también es suya y ella no quiere que sus amigos mueran… Tampoco Roy; ni
su personaje ni él. Alexandria le arrebata el final de la historia. Obliga a Roy a reconducir el final del
cuento, a retomar la vida, la libertad, el optimismo, las posibilidades de redención para sus amigos…
Salva la vida a Roy, que descubre que la niña le quiere y le necesita.
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Tarsem Singt – The Fall: El sueño de Alexandria '06
Film-ficha 63
Así pues, la fábula tiene, también aquí, moraleja: Asumir la responsabilidad sobre la vida de otros conlleva salvar la propia. El film se reivindica no sólo por el cúmulo de méritos fílmicos y estéticos, sino por
sus contenidos humanos y éticos. La desesperanza y su superación; la redención, que puede llegar
por vías inesperadas (aquí, por una niña, por la inocencia); la vida –propia o de los demás– como valor supremo a custodiar…: he aquí algunas muestras de su caudal. En medio de todos los escenarios
reales o imaginados afora siempre –conviene no olvidarlo– el drama de la propia historia como dato
que no se puede obviar… En The Fall concurren el drama una niña que busca un padre y el de un
adulto que ha perdido el amor y sólo aspira a morir. Como toda obra de arte bien hecha, su historia
arranca de la realidad y a ella retorna. Aquí arranca de la experiencia dolorosa del desamor. Lo vive
Roy y se lo traspasa en forma de cuento a Alexandria. Pero ella lo transforma en la factoría de su imaginación, lo recrea y lo devuelve a la realidad como mundo multicolor, agridulce y lleno de sospechas,
pero sembrado de esperanza y redención. Aunque de producción tan reciente, The Fall es ya una película de culto, uno de los hitos del cine fantástico.
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