La complejidad de los textos de estudio Norma Salles Acerca de las estructuras textuales Los textos de estudio -también llamados académicos- son, en general, complejos. Presentan una forma particular de construcción y de acuerdo con la finalidad que poseen, remiten a las siguientes estructuras textuales: narrativa, descriptiva, argumentativa, expositivo-explicativa, dialogal o conversacional e instruccional. Según el lingüista francés Jean Michel Adam 1 “es difícil encontrar textos puros”. Así pues, podemos decir que en un mismo texto coexisten diversas estructuras o tramas discursivas, aunque siempre hay una que predomina. Si tomamos como ejemplo la crónica periodística, por más variadas que resulten sus formas de construcción, hay una estructura narrativa dominante: la sucesión de acciones que presenta, se sostiene sobre un eje temporal. Esta trama narrativa puede incluir secuencias descriptivas, dialogales, expositivoexplicativas y argumentativas. En las notas de enciclopedia, en los manuales escolares predominan las estructuras descriptivas y expositivo-explicativas. En los artículos de opinión, las argumentativas. Dentro del ámbito educativo, tanto en los géneros de la oralidad como en los de la escritura, hallamos estructuras expositivoexplicativas: exposiciones orales, informes de experiencia. Como así también estructuras argumentativas: debates. En la actualidad temas tan sensibles para la sociedad como la contaminación ambiental y la educación sexual suscitan en la escuela (y también fuera de ella), textos complejos que incluyen estructuras expositivo-explicativas, descriptivas y argumentativas. Esta noción de estructura textual o trama discursiva es primordial para la comprensión de los textos de estudio pues, por un lado, cada tipo de texto requiere la puesta en juego de diferentes operaciones cognitivas y, por el otro, muestra diversos modos de jerarquizar la información. En los textos de estudio, la finalidad de la lectura no es sólo la de extraer datos (lectura extractiva) sino que es necesario adquirir conocimientos, analizar problemas, formar juicios críticos (lectura reflexiva y crítica). 2 De allí que Ciapuscio, G. (1994) Tipos textuales, Buenos Aires, UBA. Marín y Hall (2005) Prácticas de lectura con textos de estudio. Buenos Aires. EUDEBA. Universidad de Buenos Aires. 1 2 los textos académicos se estructuren, básicamente, desde lo expositivoexplicativo y desde lo argumentativo. En “La identificación de secuencias textuales. Los textos académicos: entre la exposición y la argumentación” 3, sus autoras explicitan que la exposiciónexplicación y la argumentación son dos polos de un continuum. Tanto en uno como en otro es posible desarrollar una exposición razonada sobre un tema como fundamentar una opinión. “El despliegue discursivo del razonamiento constituye el entramado común a ambos tipos”, señalan. Y lo sintetizan en el siguiente cuadro: Polo Expositivo Explicativo Polo Argumentativo Se presenta como un saber construido en otro lado, legitimado ya socialmente o como un saber teórico. Se presenta como la construcción de nuevos conceptos a partir del propio desarrollo discursivo. Tiende a borrar las huellas del sujeto y a instaurar una distancia que genere objetividad. El sujeto se manifiesta y confronta su opinión con la de los otros. Las fronteras entre discurso citante y citado son nítidas. Aparecen distintas formas de contaminación de voces. Se propone informar. Se propone persuadir. La dimensión cognitiva es central. A la dimensión cognitiva se agrega la emocional. El texto expositivo-explicativo Un tema histórico o un tema de las Ciencias Naturales puede tratarse en un manual escolar, en una revista especializada o en un artículo periodístico. La diferencia entre los textos reside en la cantidad y profundización de la información y en la forma de comunicarla. ¿De qué manera se informa? ¿Mediante qué organización textual se presenta el conocimiento científico? Se sabe que los textos expositivo-explicativos poseen patrones de organización tan variados como variados son los propósitos que persiguen y Arnoux, Di Stéfano y Pereira (2004) La Lectura y la Escritura en la Universidad. Buenos Aires. EUDEBA. Universidad de Buenos Aires. 4ª reimpresión. 3 las áreas del conocimiento que los utilizan, no obstante existen algunos modelos de organización comunes a la mayoría de ellos. Gil García y Cañizales 4 destacan los siguientes: ¾ Descripción o lista simple: ofrece una lista de características que define lugares, personas o cosas, sin un orden de presentación especial. ¾ Secuencia temporal o cronológica: organiza una relación temporal entre ideas o hechos y sus consecuencias. ¾ Definición y ejemplo: analiza la definición de un concepto y lo ejemplifica. ¾ Proceso/relación causa y efecto: organiza la información de tal manera que una serie de datos lleva a un producto o consecuencia. ¾ Comparación y contraste: presenta una comparación diferencias- entre dos o más ideas o conceptos. -similitudes y ¾ Problema/solución: presenta la interacción entre dos factores que se presentan como el problema y la solución. ¾ Episodio: presenta específicos. una crónica relacionada con eventos históricos ¾ Generalización o principio: presenta planteos generales con ejemplos o ideas que sostienen dichos planteamientos. También Sánchez Miguel 5 reconoce distintas formas de organización de este tipo de textos. Veamos su propuesta: ¾ Descriptiva: da cuenta de un estado de cosas o de un proceso que se presenta regularmente; caracteriza aspectos de la realidad; enumera rasgos o funciones; clasifica propiedades. El vocabulario se organiza por cadenas léxicas. ¾ Causal: constituye un concepto relacional en el que aparecen dos categorías básicas, una causa que posibilita determinado efecto o consecuencia. En ocasiones, la “causa” se registra como una “razón” o una “motivación”; en este caso, el vínculo que se establece es motivo-explicación. ¾ Narrativa: presenta la exposición de acontecimientos que reconocen agentes humanos, vinculados por orden o causalidad e implican cambio de estado. Casi siempre se enmarca en un contexto referencial para ubicar los hechos. “Herramientas pedagógicas para la comprensión del texto expositivo” en Revista Lectura y Vida, Año 25, Nº 3, Buenos Aires, Asociación Internacional de Lectura, setiembre 2004, p. 16-28. 5 Sánchez Miguel, M. (1986) Los textos expositivos. Estrategias para mejorar su comprensión, Buenos Aires, Santillana. 4 La hallamos en la narración histórica que muestra un ordenamiento cronológico, o bien, un ordenamiento témporo-causal. ¾ Comparativa: mediante la comparación de fenómenos, conceptos o entes se estructura el conocimiento. Ello posibilita visualizar relaciones de semejanza, diferencia o gradación. ¾ Problema-solución: se presenta un caso problemático y luego se activa un procedimiento resolutorio. La expectativa se centra en la búsqueda de la respuesta pertinente. La explicación La explicación posibilita remediar “cierta disfunción cognitiva” 6 que presenta el texto expositivo. Así, la inserción de la explicación se adapta a las condiciones del lector (rol y conocimientos previos) y se ofrece de manera clara y ordenada. Desde lo lingüístico se usa la 3ª persona, construcciones impersonales (generalmente con “se” impersonal y con verbo “haber”) y señaladores textuales como: o signos aclaratorios y reforzadores: paréntesis, raya, entonación, comillas; o conectores de ordenamiento: además, finalmente; o conectores de cambio de perspectiva: por el contrario, sin embargo; o frases que subrayan la organización textual: en suma, como se ha dicho. En cuanto al orden oracional, respeta la forma con el sujeto en posición inicial a fin de destacar aquello de lo que habla (tema) y una predicación que da cuenta de aquello que se amplía (rema). En el plano gráfico aparecen elementos paratextuales, entre los cuales se puede mencionar: títulos y subtítulos; fotografías, ilustraciones, epígrafes, cuadros, mapas, glosarios, diagramas; usos de negrita, bastardilla; diferenciación alfabética o numérica de los distintos ítems; infografías. Giglio de Magallanes (2005) “Hacia la comprensión del texto expositivo” en Revista Lectura y Vida, Año 26, Nº 2, Buenos Aires, Asociación Internacional de Lectura. 6