El islam (en árabe ملاس لإا, al-Islām ?/i) es una religión monoteísta

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Islam
El islam (en árabe ‫اإل س الم‬, al-Islām ▶?/i) es una religión monoteísta abrahámica cuyo dogma se
basa en el libro del Corán, el cual establece como premisa fundamental para sus creyentes que
«No hay más Dios que Alá[1] y que Mahoma es el mensajero de Alá».[2] La palabra árabe Allah,
castellanizada como Alá, significa ‘Dios’ y su etimología es la misma de la palabra semítica El,
con la que se nombra a Dios en la Biblia. Los eruditos islámicos definen al islam como: «La
sumisión a Dios el Altísimo a través del monoteísmo, la obediencia y el abandono de la
idolatría».[3] El libro sagrado del islam es el Corán,[4] dictado por Alá a Mahoma a través de
Yibril (el arcángel Gabriel). Los seguidores del islam se denominan musulmanes (del árabe
muslim ‫ه س لن‬, 'que se somete'). Atestiguan que Mahoma es el último de los profetas enviados por
Dios y sello de la Profecía.[5]
Se aceptan como profetas principalmente (pero no limitándose) a Adán, Noé, Abraham, Moisés,
Salomón y Jesús. Además del Corán, los musulmanes de tradición sunita siguen asimismo los
hadices y la sunna del profeta Mahoma, que conforman el Registro histórico de las acciones y
las enseñanzas del Profeta. Se aceptan también como libros sagrados la Torá (el Antiguo
Testamento de los cristianos), los Libros de Salomón y los Evangelios (el Nuevo Testamento).
El islam es una religión abrahámica monoteísta que adora exclusivamente a Alá sin copartícipes.
Se estima que hay en la actualidad entre 1.000 y 1.200 millones de musulmanes en el mundo.
Según el Vaticano, el islam (conjuntamente con todas sus ramificaciones) es la religión más
extendida del mundo, ya que recientemente ha superado el número de católicos,[6] y la segunda
religión del mundo si se suma el número de fieles de las distintas confesiones del cristianismo.
El islam se inició con la predicación de Mahoma en el año 622 en La Meca (en la actual Arabia
Saudita). Bajo el liderazgo de Mahoma y sus sucesores, el islam se extendió rápidamente. Existe
discrepancia entre los musulmanes y no musulmanes de si se extendió por imposición religiosa o
militar, o por conversión de los pueblos al islam.
http://www.historia-religiones.com.ar/el-islam-contemporaneo-95
El Islam contemporáneo
El siglo XX, con sus múltiples transformaciones históricas, culturales, políticas y sociales ha
proporcionado un marco de cambio constante que ha influido en las religiones de todo el
mundo. El Islam no se ha visto libre de estos cambios, lo cual es lógico si tenemos en cuenta
procesos como la descolonización o aspectos como la increíble expansión secular de esta
religión por zonas alejadas miles de kilómetros de Medina y La Meca: desde el África
subsahariana hasta Malasia: desde ciertas zonas de Europa Oriental hasta la India.
Unos mil millones de seguidores del Islam comparten hoy un credo con muchas variantes
debidas al sustrato geográfico, la evolución sociopolítica y la tradición cultural, factores que
hacen de la práctica del Islam un culto mucho más multiforme de lo que los medios de
comunicación dan dan a entender.
Además, han proliferado fenómenos colectivos como el Movimiento Musulmán Negro, en
Estados Unidos, que aun rechazando la vida más allá de la muerte, adopta otros muchos
dogmas coránicos. O el neosufismo, cuyo máximo exponente sería Idries Sha, cuya doctrina se
basa en gran parte en el Corán, pero introduce la idea de una religión universal por encima de
todos los credos y en la que Dios es uno para todos.
El fundamentalismo y la Ley Coránica
Los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra Estados Unidos pusieron de manifiesto
una vez más que nunca en la historia hubo, en realidad, guerras religiosas, sino que bajo el
nombre de Dios se ocultaron siempre objetivos meramente políticos y económicos.
A partir de los movimientos antiimperalistas del siglo XIX y de la descolonización que siguió a
ellos, territorios tan distintos geográfica y culturalmente como Arabia, Indonesia, el Magreb,
Afganistán, Pakistán, Turquía o Egipto dejaron atrás la pertenencia a diversos imperios (el
otomano, el británico, el francés) y su signo fundamental de identidad a partir de entonces fue
el Islam.
Muchos de los gobiernos de los países recién independizados trataron de crear sistemas
políticos occidentalizados, pero la mayoría fracasaron. El estilo de vida "occidental" fue visto
por muchos sectores como una concesión al neocolonialismo y como un rechazo intolerable de
las tradiciones religiosas. El resultado fue la ascensión de movimientos fundamentalistas
islámicos, que propugnaban una transformación sustancial de la teoría y la práctica política,
adaptándolas a las costumbres sociales tradicionales del mundo antiguo. También subyacía el
panarabismo, un movimiento excluyente que pretendía unificar a los musulmanes de Oriente
Medio por encima de las nacionalidades.
Formación de los estados islámicos modernos
Esta amalgama de circunstancias y opciones fue adoptando muy diversas vertientes a lo largo
de los años, hasta abocar en el momento presente en opciones regionales muy diversas que
probablemente son todavía provisionales: Irán y Libia fueron en un tiempo países muy radicales
en su actitud antioccidental y fundamentalista.
Por el contrario, Túnez y Turquía habían separado claramente la religión de la política y, a
pesar de mantenerse fieles al Islam, adoptaron en gran medida el estilo social de la cultura
europea. Los países del golfo Pérsico mantuvieron las tradiciones, pero al mismo tiempo
formalizaban cómodos pactos económicos con Occidente. Occidente, por su parte, capitaneado
por Estados Unidos de Norteamérica, poco se interesaba por tendencias religiosas sino que se
preocupaba exclusivamente en el control de la producción de petróleo.
El Islam y el fundamentalismo
En otros casos, el Islam se identificó con tendencias de liberación política de territorios
ocupados por otros países y religiones: por ejemplo, Líbano y Palestina contra Israel, o
Afganistán contra la Unión Soviética.
En todos los casos, todos los intentos de pacificación fueron paradójicamente boicoteados por
grupos obcecados y contrarios a la cesión de cualquier pretensión. Así, líderes islámicos y
hebreos moderados como Anuar el Sadat y Yitzak Rabin fueron asesinados por
ultraconservadores de sus propias filas: Sadat por la Yihad egipcia y Rabin por un judío
ultraortodoxo.
En el entorno occidental se tiende a identificar el fundamentalismo con el Islam, lo cual se
debe más a presiones mediáticas sobre la opinión pública que a la realidad, puesto que
actualmente se encuentran fundamentalismos en todas las religiones monoteístas. Baste
recordar la violencia ejercida por no pocos creyentes obcecados contra las personas que optan
libremente por el aborto o la eutanasia.
Pero incluso entre el Islam existen diversos grados de celo en el cumplimiento del Corán. En el
fundamentalismo islámico (como por otra parte, en cualquier fundamentalismo de toda religión)
debe distinguirse entre ámbitos y países, puesto que su aparición depende de factores
políticos, pero también del sustrato cultural y social y del desarrollo económico.
Si tenemos en cuenta que cualquier religión no es sólo un sistema de creencias sino también
un modo de vida, está claro que el fundamentalismo religioso arraigará con mayor facilidad en
cualquier lugar donde la supervivencia esté en peligro.
El Islam en nuestros días
La historia del Islam ha sido tan larga y su expansión tan intensa que muchos países (algunos
situados a miles de kilómetros de La Meca en puntos tan alejados entre sí como Indonesia y
Mauritania) siguen hoy día fieles a la fe islámica. Fieles, pero con las particularidades evidentes
que el sustrato socio-religioso y las características políticas e históricas imponen a cada
enclave geográfico; sobre estas particularidades, y poniendo algunos ejemplos.
Asia Central: El Islam se implantó en Asia Central en unas fechas difíciles de determinar, pero
en todo caso, anteriores a la llegada de Tamerlán (el príncipe musulmán de Samarkanda) y los
mongoles (siglo XIV). Su fe ha conseguido sobrevivir a través de los siglos, incluso a la
antirreligiosa y comunista Unión Soviética: a principios de 1990 la mayoría de estados
independientes (Uzbekistán, Kazakistán, Tadzhikistán, Kirguizistán, Turkmenistán, Azerbaiján)
de esa zona tiene el Islam como religión oficial, es decir, son repúblicas islámicas.
Turquía: Durante muchos siglos el otomano fue un enorme imperio (en el siglo XVI, bajo
Solimán el Magnífico, controlaban Oriente Medio, Hungría, el Oeste de Asia, el Norte de África
y los Balcanes) y su capital, conquistada a Bizancio, fue la bella Estambul: las potencias
europeas consideraban a Turquía "El Enfermo" y desmantelaron su imperio tras la segunda
guerra mundial. En la actualidad el país vive en buena parte del turismo y, como consecuencia
de ello, guarda un cierto equilibrio entre una versión moderada del Islam y el laicismo político.
De hecho, desde el gobierno de Mustafá Kemal (1881-1938), la constitución turca es laica. La
huella musulmana del Imperio otomano, ha quedado, sin embargo en zonas europeas como
Bulgaria, Bosnia o Hungría.
Los duodecimanos de Oriente Medio: La rama más extensa del chiísmo es llamada la de los
imami o duodecimanos; reconocen a doce imanes o cabezas religiosas como descendientes de
Alí, primo y yerno de Mahoma, y reniegan de los cuatro primeros califas que usurparon la
legitimidad de Alí. Una de sus creencias es que el duodécimo imán, llamado Al Madhi, que
desapareció en el año 874, reaparecerá tarde o temprano. Estas creencias son propias de los
regímenes islámicos de Irán (donde la mayor parte de los habitantes son duodecimanos) y el
sur de Irak. También hay población imami en Líbano, Arabia Saudí, los estados del Golfo
Pérsico y Siria. Y pequeñas comunidades en India, Estados Unidos, Pakistán, Azerbaiyán y
Europa Occidental.
Indonesia: Los comerciantes procedentes de la India llevaron el Islam a Indonesia durante el
siglo XI. Pero cuando Marco Polo llegó a la isla de Sumatra en 1292, sólo una de sus ciudades
(Perlak) era musulmana, lo cual sugiere que el Islam se ha ido imponiendo gradualmente a
través de los siglos. En la actualidad el noventa por ciento de los 130 millones de habitantes de
las islas indonesias son musulmanes, lo cual la convierte en la mayor nación musulmana del
mundo. Sin embargo, las caras del Islam son bastante heterogéneas en las diversas islas que
forman Indonesia: desde el centro de Java, cuyo islamismo es muy leve, como un barniz sobre
el dibujo que han hecho el hinduismo y el budismo, hasta el sur de Borneo, donde la fuerza del
Islam ha borrado incluso cualquier huella de cultura preislámica.
Senegal y otros países subsaharianos: El Islam llegó a Senegal, como a otros países
subsaharianos, en el siglo XI. Estableció califatos importantes, como el de Sokoto en Nigeria.
En Senegal, ha tenido tanta fuerza que prácticamente se ha impuesto por completo a las
religiones previas: hoy en día más del 90 por ciento de los habitantes de este país son
musulmanes. Otros países en que el Islam es religión mayoritaria son Djibuti y Somalia. Por su
parte, su fuerza es importante en las ex colonias francesas, como Mauritania, Malí, Níger, e
inglesas, como Sudán, Nigeria y Tanzania. La ex colonia italiana de Etiopía también es
básicamente musulmana.
El Magreb: nacionalismo, turismo e Islam: En la zona del norte de África, los países que a lo
largo de los siglos han formado parte de grandes califatos, imperios como el turco o potencias
coloniales europeas, obtuvieron su independencia en diversos momentos del siglo XX. Todos
han adoptado el Islam como religión oficial, pero su nivel de radicalismo político antioccidental
ha condicionado las características de la religión y su relación con los gobiernos: en el Magreb
encontramos países claramente fundamentalistas y antioccidentales como Libia y otros
prácticamente laicos como Túnez. Entre estos dos extremos y según ciertos ciclos políticos se
encuentran los casos de Marruecos, Argelia o Egipto: sus gobernantes y sus movimientos
sociales hacen evolucionar el Islam a gran velocidad.
El polvorín de Oriente Medio: La zona en la que nació la fe musulmana es evidentemente el
enclave históricamente más propicio al Islam, pero también ha ofrecido variaciones doctrinales
y socio-religiosas en función de cada país y las influencias externas: por ejemplo, la revolución
islámica ha hecho de Irán el país más beligerante con Occidente; la ocupación israelí ha
radicalizado el integrismo en Líbano y Palestina. Siria y Jordania se mantienen en un islamismo
ortodoxo y una cierta ambigüedad con respecto a Occidente. Irak ha radicalizado su discurso
contra Estados Unidos usando la fe islámica y, por último, hay países en que la religión
islámica y la política no tienen nada que ver porque están controlados por jeques aliados
económicamente a Occidente, en virtud de sus posesiones petrolíferas: es el caso de los
Emiratos Árabes Unidos, Omán o Arabia Saudí.
El volcán del Oriente Próximo: La zona en la que nació la fe musulmana es evidentemente el
enclave históricamente más propicio al Islam, pero también ha ofrecido variaciones doctrinales
y socio-religiosas en función de cada país y las influencias externas: por ejemplo, la revolución
islámica ha hecho de Irán el país más beligerante con Occidente; la ocupación israelí ha
radicalizado el integrismo en Líbano y Palestina. Siria y Jordania se mantienen en un islamismo
ortodoxo y una cierta ambigüidad con respecto a Occidente. Irak ha radicalizado su discurso
contra Estados Unidos usando la fe islámica y, por último, hay países en que la religión
islámica y la política no tienen nada que ver porque están controlados por jeques aliados
económicamente a Occidente, en virtud de sus posesiones petrolíferas: es el caso de los
Emiratos Árabes Unidos, Omán o Arabia Saudí.
Osama Bin Laden y Afganistán: El fundamentalismo islámico ha presentado las masacres del
11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, como la respuesta desesperada del mundo
islámico contra un Occidente enemigo en Palestina, Irak y otros países. Osama Bin Laden y su
protector, el mulá talibán Omar, de Afganistán, se han asignado el papel vengador de los
oprimidos, como Robin Hood en el siglo XXI. A pesar de contar con un considerable apoyo
popular, especialmente en el vecino Pakistán, la autoproclamada "guerra santa", acaudillada
por Bin Laden ha sido condenada de modo explícito por la práctica totalidad de las naciones de
la órbita islámica (con la notable excepción de Irak), hasta el punto de prestar ayuda logística a
la contundente respuesta miltar y diplomática instigada por Estados Unidos.
Pakistán y Bangla desh: Pese a estar dominada durante los primeros mil años de nuestra era
por dos religiones principales como el hinduismo y el budismo, la India tuvo gran influencia del
Islam, especialmente durante el sultanato de Delhi y las invasiones de gaznavíes y mogolas: en
la India actual ha quedado un pequeño rincón para los musulmanes, pero la independencia del
imperio británico dio lugar a la escisión de una parte del subcontinente que ha quedado
completamente dominada por el Islam: Pakistán. A su vez, en 1971 y apoyada por la India, otra
nación de mayoría musulmana (80 % frente al 18 % de hinduistas) se escindió del Pakistán: se
trata de Bangla desh.
Distribución actual del Islam. Porcentaje de población islámica
Entre el 95 y el 100 %
África: Marruecos, Mauritania, Libia, Argelia, Somalia, Túnez, Comores
Asia: Turquía, Kuwait, Irak, Irán, Arabia Saudita, Yemen, Jordania, Pakistán, Afganistán,
Maldivas
Entre el 75 y el 94 %
África: Egipto, Mali, Níger, Senegal, Gambia
Asia: Bangla desh, Uzbekistán, Turkmenistán, Kirguizistán,Singapur, Indonesia
Entre el 50 y el 74 %
África: Sudán, Chad, Burkina Faso
Asia: Malaysia, Brunei
Entre el 25 y el 49 %
África: Tanzania, Malawi, Etiopía, Nigeria, Ghana
Asia: Kazakistán, Tadjikistán, Azerbaiján
Menos del 25 %, pero con presencia importante
África: Uganda, Madagascar, Mozambique, Camerún
Asia: China, Thailandia, Filipinas, Myanmar, Sri Lanka
Resto del mundo: Francia, EE.UU., Reino Unido, Rusia, Brasil, Alemania, Bosnia-Herzegovina,
Bulgaria, Rumania, Grecia.
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