Cuál es la tarea de la Iglesia cristiana

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liderada por el ex párroco del Sagrado
Corazón de El Bosque, Fernando
Karadima. Estos grupos resultaron
para la elite altamente funcionales, en
la medida en
que avalaron
y legitimaron
su accionar político y económico, y a la vez fortalecieron
sus convicciones conservadoras, basándose en
una moral de cuño ius naturalista exacerbada
hasta un extremo caricaturesco, totalmente
alejada de la prudencia aristotélico-tomista.
Por ello, observa Berríos, en America Latina
se silenció a “una Iglesia viva como la Teología
de la Liberación” y “mundialmente se escogieron voceros del Vaticano que no piensan
por sí mismos”.
Invirtiendo la afirmación de Marx, estos
movimientos ofrecieron un tipo de religiosidad que permitía “el suspiro de la criatura
opresora”(1), que por serlo, era también víctima de sus mismas dinámicas de opresión.
Pero como observaba lúcidamente Nietzsche
en un texto: “El cristianismo
nació para dar al corazón alivio; pero luego
necesita primeramente abrumar
el corazón para
poder en seguida consolarle”(2). He
allí el daño
que denuncia
Berríos. Cuarenta años después de haber
decidido “fabricar” un clero a su medida, la
elite plutocrática chilena empieza a despertar
de su ensoñación y se da cuenta de los efectos
“abrumadores” de esa decisión. Lo grave no
fue optar por una religión a la carta, sino
haber renunciado explícitamente a someterse
a la crítica moral, privilegiando la complacencia absoluta con su forma de parecer y
de accionar. De esta forma los más grandes
empresarios chilenos se han convertido en lo
que Aristóteles llama autoades(3), es decir, en
aquellos “que se complacen a sí mismos”. Es
una situación cómoda a corto plazo pero que
al final enceguece, llena de brumas y por lo
tanto, obliga a distorsionar los sentidos para
amoldar lo que percibe. O como dice Marx, se
trata de una religión que funciona como “conciencia invertida de un mundo invertido”.
UN DIOS RASCA
No es extraña la ira del obispo González
ante las palabras de Berríos. Pone el dedo
directamente en una herida sangrante en
las capas más acomodadas, que se sienten
decepcionadas de un clero conservador al
que financiaron de manera copiosa, al que
encomendaron la educación de sus hijos,
al que obedecieron en materias morales de
forma intransigente para terminar desencantados y humillados, mientras el país se rinde
ante el “dios consumo”, como denuncia
Berríos. “Les hemos mostrado un Dios tan
Cuál es la tarea de
la Iglesia cristiana
¿Cuál es la misión que Cristo encomendó
rasca, insípido, que hace que los chiquillos
prescindan de Dios”, afirma el jesuita. Un
dios rasca porque “pelagianamente” niega
la gratuidad de la gracia y la sustituye por el
poder del dinero, que cree que todo lo puede
comprar: reconocimiento cívico, autoridad
intelectual, credibilidad política, confianza
social, certidumbre moral. Y sólo han cosechado descrédito y vergüenza.
Berríos advierte que “la Iglesia real -la
gente que vive en poblaciones, los solidarios,
los curas jugados, los capellanes que están
en los hospitales- existe, pero está la Iglesia
jerárquica que no dice nada, no responde”.
Las más que seguras presiones subterráneas
de obispos como Juan Ignacio González y
otros similares, han llevado al superior de
los jesuitas, Eugenio Valenzuela, a pedir
disculpas por las “generalizaciones injustas”
que pueden haber estado en las palabras de
Berríos. Sin duda hubo algo de ello, pero
también es cierto que el efecto de sus palabras ha removido algo más que conciencias.
Y sólo por ello han valido la pena
ALVARO RAMIS
Notas
(1)
En Crítica de la filosofía del derecho de Hegel Marx
afirma: “La religión es el suspiro de la criatura oprimida,
el sentimiento de un mundo sin corazón, así como el
espíritu de una situación sin alma”.
(2)
Nietzsche. Humano, demasiado humano.
(3)
Aristóteles. La gran moral, libro primero, capítulo
XXVI.
a su Iglesia? Es una pregunta central que
el nuevo Papa sin duda se ha planteado
al asumir su función y que nosotros nos
planteamos, también, al reflexionar sobre
el desempeño que asume el nuevo Papa.
Una respuesta autorizada a esta pregunta
esperaríamos sin duda encontrarla en el
documento principal del Concilio Vaticano
II, Gaudium et Spes, pero la formulación del
Concilio se presta a confusión y necesita
P. José Aldunate, S.J.
una interpretación.
La constitución Gaudium et Spes o
“La Iglesia en el mundo moderno”, en su
número 42 declara lo siguiente: “La misión que Cristo entregó a su Iglesia no es
de orden político, social o económico, sino de orden religioso”. Y añade que, la
Iglesia al cumplir con esta misión puede “servir para establecer y consolidar la
comunidad humana según la ley divina”. De ahí que algunos, interpretando este
párrafo, imaginan como sectores estancos “lo político”, “lo social”, “lo económico”,
“lo religioso”, que se reparten las tareas de la Humanidad. A la Iglesia le tocaría
solamente “lo religioso”.
La realidad no es así, ni la Iglesia lo interpreta así. El sentido de la frase pide una
interpretación y la da el gran especialista del Concilio, el dominico Yve Congar. La
misión de la Iglesia abarca toda la realidad humana, pero la Iglesia la mira desde
su punto de vista, que es el punto de vista religioso, que es lo que Dios pide y desea
en la actividad de su Iglesia. Es todo el mensaje del Concilio: “nada humano nos es
ajeno, los gozos y alegrías de la Humanidad son nuestros gozos y alegrías”. El Papa
Pablo VI abundó en esta interpretación en sus encíclicas Octogessima Adveniens,
el Desarrollo de los Pueblos y en el Sínodo Justicia en el Mundo.
En otras palabras, la misión de la Iglesia no se reduce a la propagación de la fe ni
queda confinada a la predicación y a los templos sino debe enfrentar los problemas
del mundo actual, la justicia, la igualdad, la paz, la prosperidad de los pueblos y de
cada uno de los seres humanos. Ahí están los derechos humanos y el orden político
de los pueblos y el orden mundial. El Papa ha dicho que no quiere una Iglesia que
fuera una ONG piadosa. Está bien, pero bien puede coincidir su tarea con la de una
ONG con tal que se inspire en el Sueño de Dios, que desea el bien de la Humanidad
y que nos preocupemos de ello ante todo.
Hay mentalidades atrasadas aun entre nosotros (que tendríamos que haber apren­
dido de nuestra historia) que dicen que la Iglesia no debe ocuparse de la política.
Parecen querer una Iglesia fuera del mundo. Ya es ultra conocida la distinción entre
gran política y pequeña política partidista. No queremos una Iglesia en la pequeñez
del partidismo pero sí una Iglesia consciente y comprometida en la gran política.
Mencionemos de paso un estudio sabio de D. Enrique Alvear aparecido en la revista
Reflexión y Liberación: “Iglesia y política”.
El P. Alberto Hurtado, después de fundar el Hogar de Cristo, se convenció de que
en Chile no podría hacerse un cambio sustancial hacia una nación cristiana si no se
tocaba además de la caridad, la justicia. Fundó entonces la Asich (Acción Sindical
Chilena) una organización parasindical para luchar por el triunfo de la justicia en el
campo obrero. Fue la última obra y la más querida que nos dejó Alberto Hurtado. En
el lecho de muerte su preocupación principal iba al mundo obrero, a la justicia social.
En la revista Tribuna Sindical sostenía la reivindicación obrera, en su lucha a veces
enérgica y combativa, para cambiar la situación desmedrada del mundo laboral.
La Teología de la Liberación latinoamericana abrió el campo de la reflexión para
captar y aceptar la noción del pecado social. Un pecado no individual: no es el
individuo que rechaza su deber social sino un pecado esencialmente social, por
una estructura de pecado que subsiste debajo de la realidad social. Es tarea de
la Iglesia combatir este “pecado social”, es decir las estructuras sociales torcidas
que pervierten la conducta humana. Tales son los “hábitos sociales”, nacidos de
nuestras malas conductas y que nos inclinan hacia el mal. Precisamente la política
tiene como misión especial crear esa estructura positiva que constituyen las leyes
en beneficio del bien común
Día Internacional de las Víctimas de la Tortura
La Comisión Etica contra la Tortura (CECT-Chile) invita al acto conmemorativo
del Día Internacional de Apoyo a las Víctimas de la Tortura, instaurado por
Naciones Unidas.
Dicho acto se efectuará el miércoles 26 de junio de 2013, a las 19:00 horas,
en el Aula Magna de la Universidad Alberto Hurtado (Cienfuegos 41, estación
Metro Los Héroes).
En el marco de la conmemoración, la Comisión Etica contra la Tortura hará
el lanzamiento oficial del “Informe de Derechos Humanos 2013”, el miércoles
3 de julio, a las 19,00 horas, en la Sala Master de Radio Universidad de Chile,
Miguel Claro 509, Providencia.
Comisión Etica contra la Tortura (CECT-Chile)
junio de 2013 PUNTO FINAL
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