300 BOLETÍN DE LA EEAL SOCIEDAD ESPAÑOLA L o s c a r a c t e r e s del ejemplar de que tratamos son los siguientes: Cuerpo fusiforme bastante comprimido, de modo que el grosor viene a s e r la mitad de la altura máxima y ésta un quinto de la Ion-. gitud total. La longitud de la cabeza (medida desde el extremo del .rostro al borde posterior opercular) es aproximadamente igual a la altura del cuerpo. El borde de la mandíbula superior e s , como se ha dicho, visible en toda su extensión, pues el preorbitario es estrecho y no llega a recubrirlo* Por detrás de la comisura bucal se ve un surco profundo, cuya longitud es algo menor que el diámetro del ojo. L a s mandíbulas están provistas de dientes relativamente grandes, siendo los dé la inferior doblemente gruesos y largos que los de la superior, sobre todo los laterales. La aberlura nasal anterior tiene forma de punto y está más cerca del ojo que del extremo rostral; la posterior es una rajita vertical que dista del ojo la mitad de la distancia' que la separa de la abertura anterior. L a s aletas escapulares nacen en plenos flancos y a corta distancia del borde opercular. S o n más bien cortas y poco agudas. L a longitud de su borde superior (distancia del origen al extremo), e x c e d e poco, sólo en un> quinto o cosa así, de la longitud de la mandíbula superior. Las aletas pelvianas son pequeñas; su borde anterior es tan sólo la mitad de la longitud de la mandíbula superior. Nacen un poco más hacia a t r á s que las escapulares. S e componen de una espina y cinco radios blandos. ;'' L a primera dorsal se origina a un nivel comprendido entre el de la inserción de las escapulares y el de las pelvianas. S e compone de t r e c e radios espinosos y flexibles, de los cuales el t e r c e r o y cuarto, son los más largos, y a partir de ellos, la longitud de los otros d e c r e c e de un modo gradual hacia ambos lados de modo que el borde de la membrana de la aleta forma una curva c o n v e x a . E l segundo radio está muy aproximado al primero, y es más delgado que él, sobre todo en la base; el t e r c e r o vuelve a s e r grueso, y de él en adelante los otros van siendo sucesivamente más delgados, y la distancia que los separa va siendo mayor. T o d a la dorsal puede alojarse perfectamente en un surco formado por dos repliegues del dorso del cuerpo, los cuales s e distinguen perfectamente. La segunda dorsal tiene su principio en un punto que está más c e r c a de la punta del rostro que del extremo de los radios centrales