CONFERENCIA 22. ALGUNAS PERSPECTIVAS SOBRE EL DESARROLLO Y LA REGRESION. ETIOLOGIA( FREUD, 1102) La función libidinal recorre un largo camino de desarrollo hasta poder entrar al servicio de la reproducción en la manera llamada normal. Coincidimos en las doctrinas de la patología general si suponemos que un desarrollo de esa índole acarrea dos peligros: Inhibición Regresión Respecto de cada aspiración sexual separada, que partes de ellas queden retrasadas en estadios anteriores del desarrollo, por más que otras puedan haber alcanzado la meta última. Nos representamos a cada una de estas aspiraciones como una corriente continuada desde el comienzo de la vida, que descomponemos artificialmente, en oleadas separadas y sucesivas. Una demora de una aspiración parcial en una etapa anterior debe llamarse fijación (de la pulsión). El segundo peligro de un desarrollo como este, que procede por etapas, reside en que las partes que ya han avanzado pueden revertir, en un movimiento de retroceso, hasta una de esas etapas anteriores; a esto lo llamamos regresión. Regresión y fijación no son independientes entre sí. Mientras más fuertes sean las fijaciones en la vía evolutiva, tanto más la función esquivará las dificultades externas mediante una regresión hasta aquellas fijaciones, y la función desarrollada mostrará resistencia tanto menor frente a los obstáculos externos que se oponen a su decurso. Existen dos clases de regresiones: Retroceso a los primeros objetos investidos por la libido, que como sabemos son de naturaleza incestuosas Retroceso de toda la organización sexual a estadios anteriores, es un retroceso desde una etapa más alta del desarrollo a una más baja.(modos antiguos de satisf sexual) Las dos se presentan en las neurosis de trasferencia y desempeñan un importante papel en su mecanismo. En particular, el retroceso a los primeros objetos incestuosos de la libido es un rasgo que con regularidad francamente fatigosa hallamos con los neuróticos. No se debe confundir regresión con represión. Represión es un proceso por el cual un acto inadmisible en la conciencia, vale decir, un acto que permanece en el sistema Prcc, se vuelve inconciente y por lo tanto es relegado al sistema Icc. También es cuando un acto anímico inconciente no se lo admite en el sistema que sigue, el Prcc, sino que es rechazado en el umbral por la censura. Es un concepto que no tiene, ningún vínculo con la sexualidad. La represión es un proceso puramente psicológico, tópico. La represión se subordina a la regresión, pues puede describirse como el retroceso de un acto psíquico a un estadio más profundo y anterior del desarrollo. Sólo que en el caso de la represión no nos interesa esta dirección retrocedente, pues también hablamos de represión en sentido dinámico, cuando un acto psíquico es retenido en el estadio más bajo, el de lo inconciente. Es que la represión es un concepto tópico y dinámico, y la regresión, un concepto puramente descriptivo. Neurosis de transferencia Histeria -Regresión de la libido a los objetos sexuales primarios, incestuosos. - El papel principal recae en el mecanismo de represión - Fijación en la fase fálica, genital primaria Neurosis obsesiva - Tenemos una regresión de la libido a un estadio previo de la organización sádica anal, esto es el hecho más llamativo y decisivo para la exteriorización en síntoma. El impulso de amor tiene que enmascararse, entonces, como impulso sádico. La represión es el proceso más peculiar de las neurosis, y el que mejor las caracteriza. Los seres humanos contraen una neurosis cuando se les quita la posibilidad de satisfacer su libido, vale decir, por una “FRUSTRACIÓN”, y sus síntomas son justamente el sustituto de la satisfacción frustrada (denegada). Es el factor de la frustración el que se registra en todos los casos de neurosis investigados. Las mociones pulsionales de carácter sexual son extraordinariamente plásticas, pueden reemplazarse unas a otras, cuando la satisfacción de una es frustrada por la realidad, la de otra puede ofrecer un resarcimiento pleno. Las pulsiones parciales de la sexualidad, así como la aspiración sexual que las compendia, muestran gran capacidad para mudar su objeto, para permutarlo por otro, y por ende también por uno más asequible; esta proclividad al desplazamiento y esta predisposición a adoptar subrogados no pueden sino contrarrestar con fuerza el efecto patógeno de una frustración. Entre estos procesos que protegen de enfermar por una privación, hay uno que ha alcanzado particular importancia cultural. Consiste en que la aspiración sexual abandona su meta dirigida al placer parcial o al placer de la reproducción, y adopta otra que se relaciona genéticamente con la resignada, pero ya no es ella misma sexual, sino que se debe llamar social: SUBLIMACIÓN. Esta última es un caso especial de apuntalamiento de unas aspiraciones sexuales en otras, no sexuales. El grado de libido insatisfecha que los seres humanos, en promedio pueden tolerar en sí mismos es limitado. Un desarrollo libidinal incompleto deja tras sí fijaciones libidinales muy extensas: fases anteriores de organización y hallazgo de objeto, que las más de las veces no son susceptibles de una satisfacción real; así discernirán en la fijación libidinal el segundo factor poderoso que se conjuga con la frustración para causar la enfermedad. En la etiología de las neurosis la fijación libidinal es el factor interno, predisponente, y la frustración es el factor externo, accidental. En la causación de las neurosis, está dado por dos factores: constitución sexual y vivencia, o fijación libidinal y frustración, aparecen de tal modo que uno aumenta cuando el otro disminuye. Dentro de esta serie, quizás podría concederse un peso algo mayor a los factores predisponentes. Las series de esta clase son las SERIES COMPLEMENTARIAS. Un nuevo factor que no fue tenido en cuenta en nuestra serie etiológica y que se reconoce mejor en casos en que una persona, hasta entonces sana, enferma repentinamente de neurosis. En estas personas encontramos una lucha entre mociones de deseo o, de un “CONFLICTO PSÍQUICO”. Un fragmento de la personalidad sustenta ciertos deseos, otro se revuelve y se defiende contra ellos. Sin un conflicto de esa clase no hay neurosis. El conflicto es engendrado por la frustración; ella hace que la libido pierda su satisfacción y se vea obligada a buscar otros objetos y caminos. Desde aquí parte el camino hacia la formación de síntoma. No obstante, las aspiraciones libidinales rechazadas logran imponerse dando ciertos rodeos, no sin verse obligadas a sortear el veto a través de ciertas desfiguraciones y atemperamiento. Los rodeos son los caminos de la formación de síntoma; los síntomas son la satisfacción nueva o sustitutiva que se hizo necesaria por la frustración. Para que la frustración exterior tenga efectos patógenos es preciso que se le sume la frustración interior. La otra parte en el conflicto patógeno son las fuerzas pulsionales no sexuales. Las reunimos bajo la designación de “pulsiones yoicas”. EL CONFLICTO PATÓGENO SE LIBRA ENTRE LAS PULSIONES YOICAS Y LAS PULSIONES SEXUALES, ES UN CONFLICTO ENTRE EL YO Y LA SEXUALIDAD. ¿Cuál es el modo en que el yo se comporta cuando la libido deja tras sí, en un lugar de su desarrollo, una fuerte fijación? Puede admitirla, y entonces se volverá perverso en esa misma medida, o lo que es idéntico, se volverá infantil. Pero también puede adoptar una conducta de repulsa frente a ese asiento de la libido, y entonces el yo tiene una represión donde la libido ha experimentado una fijación. El TERCER FACTOR DE LA ETIOLOGÍA DE LAS NEUROSIS ES “INCLINACIÓN AL CONFLICTO”. Síntesis de la intelección de la causación de las neurosis: 1°. Frustración: condición más general. 2°. Fijación de la libido: que la empuja en determinadas direcciones, 3°. Inclinación al conflicto, proveniente del desarrollo del yo, que ha rechazado esas mociones libidinales.(conflicto psiquic entre el yo y la sexualidad) Pulsiones Autoconservación Son más fáciles de educar; aprenden temprano a plegarse al apremio y a enderezar su evolución según los señalamientos de la realidad. Al comienzo de su desarrollo trabajan para la ganancia de placer, pero bajo el influjo del maestro apremio, pronto aprenden a sustituir el principio de placer por una modificación. El yo se empieza a dejar gobernar por el principio de realidad, que en el fondo quiere también alcanzar el placer, pero un placer asegurado por el miramiento a la realidad, aunque pospuesto y reducido. Sexuales Son más difíciles de educar, pues al principio no conocen ningún apremio de objeto. En efecto se apuntalan parasitariamente, en las otras funciones corporales y se satisfacen de manera autoerótica en el cuerpo propio. Al comienzo y al final de su desarrollo trabajan para la ganancia de placer; conservan sin variaciones esta función originaria. El transito del principio de placer al principio de realidad es uno de los progresos más importantes en el desarrollo del yo. Consideraciones económicas: parece que toda nuestra actividad anímica está dirigida a conseguir placer y evitar el displacer, y que se regula automáticamente por el principio de placer. El placer se liga de algún modo con la reducción, la rebaja o la extinción de los volúmenes de estímulo que obran en el interior del aparato anímico, y el displacer, con su elevación. A tales consideraciones las llamamos económicas porque en tales procesos placenteros están en juego los destinos de cantidades de excitación o de energía anímicas. El aparato anímico sirve al propósito de domeñar y tramitar los volúmenes de estímulo que le llegan de adentro y de afuera.