36 LA VANGUARDIA C U L T U R A MIÉRCOLES, 17 ENERO 2007 Barceló pintará un enorme mural en la sede de la ONU en Ginebra XAVIER ANTICH Pensamiento flaco H AGUSTÍ TORRES Miquel Barceló, fotografiado mientras trabajaba en una de las piezas de su obra para la catedral de Palma n La misma sede de las Naciones Unidas en Ginebra que alberga las célebres pinturas murales de José María Sert se enriquecerá con una obra del artista mallorquín de grandes dimensiones, impulsada por el Estado español LLÀTZER MOIX BARCELONA. – El mallorquín Miquel Barceló, que a principios de febrero inaugurará su espectacular intervención en la capilla de Sant Pere de la catedral de Palma, ha sido elegido por el Estado español para pintar un enorme mural en la sede ginebrina de las Naciones Unidas (ONU). La obra de Barceló (Felanitx, 1957) se desplegará a lo largo y ancho de la cúpula que cubre la sala XX del llamado Nuevo edificio de dicha sede, un hemiciclo con capacidad para 400 personas, en el que tradicionalmente se ha reunido, entre otras, la comisión de derechos humanos del organismo internacional. Fuentes diplomáticas consultadas por La Vanguardia rehusaron ayer confirmar esta noticia, pero señalaron: “Estamos en la fase final y la decisión está muy madura, pero todavía no vamos a hacerla pública”. Probablemente, debido a que hay que resolver algunos formalismos entre el Estado español y la ONU. El proceso se inició meses atrás, cuando varios creadores españoles fueron invitados, a instancias del Ministerio de Asuntos Exteriores, a participar en un concurso para dilucidar quién se haría cargo de la obra. Todos ellos prepararon y presentaron personalmente sus proyectos. Semanas atrás, una vez escuchada una comisión de expertos, se perfiló en Asuntos Exteriores la decisión en favor de Barceló. El pintor, contactado ayer por este diario, se negó a hacer declara- El pintor mallorquín intervendrá en la cúpula de la sala XX, un espacio para asambleas con capacidad para 400 personas ciones sobre este encargo, sin desmentirlo, limitándose a señalar que aún no está totalmente cerrado. La futura intervención de Barceló se inscribe en una tradición del Estado español –también de otros países– consistente en ofrecer a las Naciones Unidas importantes obras de arte. En este sentido, la aportación más conocida hasta la fecha son los murales de José María Sert, simbolizando la unión entre las distintas partes del mundo, que ornan el gran salón de la asamblea del Palacio de las Naciones, sede histórica de la ONU en el parque de Ariana de Ginebra. La segunda aportación artística española consistió en una selección de pinturas y litografías contemporáneas, en los años 70. La intervención de Barceló no alcanzará las medidas de la de Sert, pero superará las de otras intervenciones públicas suyas, como son la cúpula del Mercat de les Flors de Barcelona o la ya mencionada de la catedral de Palma. Respecto a la temática de esta nueva y monumental obra de Barceló cabe señalar que tendrá un carácter alegórico, relacionado con el cometido de las Naciones Unidas. La ocasión para pintar estos frescos ha venido dada por las obras de reforma de las instalaciones del llamado Nuevo edificio, levantado entre 1968 y 1973, como segunda –antes hubo otra– ampliación del Palacio de las Naciones. La presencia de las Naciones Unidas en Ginebra se remonta a 1920, cuando inauguró allí sede su predecesora, la Liga de las Naciones. Una vez disuelta, en 1946, fue relevada por la ONU, que tiene sede oficial allí desde 1966. Barceló recibió el premio Príncipe de Asturias de las Artes en el 2003 y está considerado como paradigma del arte español contemporáneo. Su nombre ha aparecido en campañas publicitarias turísticas oficiales, en prensa extranjera, a la altura de los de Picasso, Miró o Dalí.c ace tres o cuatro años que ha llegado a nuestras librerías una cierta moda que quizás merece la atención de un síntoma. Se trata de diversas colecciones de pensamiento (a estas alturas ya son unas cuantas, y de presencia nada despreciable) que se caracterizan por la brevedad de su contenido y la pequeñez de su formato. Son, en algunos casos, textos breves que se traducen por primera vez o, en su mayoría, artículos largos (pero no mucho), conferencias (una hora de audición, una hora de lectura) o incluso cartas. Algunas editoriales han inaugurado con estos textos colecciones nuevas, y también otras han surgido para satisfacer una demanda que, por lo que parece, sintoniza muy bien con los tiempos que corren: reflexiones encapsuladas y fugaces, pequeñas compresiones de pensamiento para consumo rápido, sugerencias reflexivas que apenas reclaman más atención que el tiempo de lectura de un diario o un par de trayectos en metro. Basta recorrer la bibliografía más reciente de Zygmunt Bauman para considerarlo, quizás, el maestro del pensamiento breve, acaso en sintonía con su diagnóstico de la modernidad líquida: con él, de hecho, incluso el pensamiento se hace líquido, pero a la medida del chupito. No es un reproche: es lo que hay. No se trata de pensamiento débil, sino delgado, atributo que no tiene por qué ser negativo: Bogart llamaba flaca a Bacall, en Tener y no tener, y era un piropo. Sin embargo, esta novedad en la presentación impresa del pensamiento reciente contrasta con un fenómeno simétrico en la narrativa de consumo que apenas exige al lector poco más que disponibilidad de tiempo: el crecimiento desmesurado del formato best seller. Valgan como ejemplo las mil páginas de El quinto día de Frank Schätzing, con seis ediciones en castellano y casi cuatro millones de ejemplares vendidos en todo el mundo. Frente a este fenómeno del pensamiento flaco, sorprende la aparición, en la editorial Pre-Textos, de una nueva traducción al castellano de la Fenomenología del espíritu de Hegel, a cargo de Manuel Jiménez Redondo (1.176 páginas). Se trata de un texto fundamental del pensamiento europeo y una de las obras imprescindibles de esa aventura apasionante que es la EN LA ÉPOCA DE historia de la filosofía. Su traducción al franla microfilosofía, la cés, en 1941, por Jean Hyppolite, produjo un ‘Fenomenología del terremoto sin el que no se podría explicar espíritu’ de Hegel es el pensamiento francés de posguerra. No casi una provocación hace falta ser pitonisa para adivinar que esta nueva edición llega en malos momentos. En la época de la microfilosofía y del pensamiento flaco, el volumen de Hegel es casi una provocación. A muchos les producirá, simplemente, pereza. A mí, lo confieso, me produce sobre todo nostalgia. Miquel de Palol, en una entrevista de Rosa Maria Piñol publicada aquí, a propósito de su última novela, Un home vulgar, se hacía una pregunta nada ociosa: “¿Hasta qué punto interesa mantener la tradición artística, literaria, como un patrimonio cultural tal como lo hemos entendido desde Homero hasta hoy?”. Nada tendría de preocupante esta moda editorial del pensamiento flaco si fuéramos capaces aún de sorprendernos, pongamos por caso, con este nuevo Hegel. Ahora y aquí, sin embargo, donde todavía no disponemos en catalán ni de la Metafísica de Aristóteles ni de la Crítica de la razón pura de Kant, cualquier motivo de esperanza corre el peligro de ser ocioso. Y es que de lo flaco a lo anoréxico media sólo un paso. Peligroso, pero sólo un paso.c Sitges pasa el testigo a Barcelona como principal capital del año Rusiñol TERESA SESÉ BARCELONA. – El año Rusiñol, que comenzó en Sitges el 13 de junio del 2006, aniversario de la muerte del artista, y acabará el mismo día del 2007, cruza el ecuador con un abultado programa de actividades, en el que destacan la celebración de un simposio internacional comisariado por Daniel Giralt-Miracle (del 26 al 28 de enero) y el estreno de cinco espectáculos teatrales. El primero en llegar (Espai Brossa, del 23 de enero al 4 de marzo) será El jardí abandonat (1900), cuya dirección firma Francesc Nel·lo, mientras que Ramon Madaula, dirigido por Sílvia Munt, pondrá en es- cena Cap al Fard, una creación del propio actor a partir de diversos textos autobiográficos de Rusiñol. En este segundo semestre, Sitges pasará el testigo a Barcelona como principal capital del año Rusiñol, anunció ayer Gabriel Serrano, concejal de Turismo y Promoción Cultural del Ayuntamiento de Sitges, quien hizo un balance altamente positivo de esta primera etapa y destacó los 17.000 visitantes que han pasado por sus dos exposiciones estrella, Santiago Rusiñol y la pintura europea y Rusiñol desconocido. Para la coordinadora del evento, Margarida Casacuberta, el programa está consiguiendo el objetivo de “poner otra vez en solfa a un personaje de primera magnitud”, gracias, también, a un buen número de iniciativas privadas, como es la reedición de L'auca del senyor Esteve llevada a cabo recientemente por Edicions 62 con ilustraciones de Ramon Casas. El año Rusiñol habrá servido también para recuperar y restaurar parte de su obra, cartas, dibujos y documentos, que han sido además digitalizados, así como para sentar las bases del futuro Centre d'Interpretació del Modernisme, al que el Ayuntamiento de Sitges destinará este año 300.000 euros, o la restauración del Cau Ferrat, que cuenta ya con una partida de 480.000 euros de la Diputación de Barcelona.c