Estructura de la mente: CONSCIENTE, PRECONSCIENTE E INCONSCIENTE Para Freud, La mente o aparato psíquico está estructurado en tres regiones o niveles: 1. consciente 2. preconsciente 3. inconsciente Se trata de tres estratos mentales que indican la profundidad de los procesos psíquicos que ocurren en nosotros. consciente 1. El nivel más periférico es el consciente, el lugar donde, de manera temporal, se sitúan las informaciones que se reciben del mundo que nos rodea y las experiencias que vivimos. Son las ideas pensamientos y sentimientos de los que somos conscientes. 2. Sin embargo, pronto, las informaciones recibidas y las experiencias vividas pasan a un nivel más profundo, el preconsciente; aunque no somos conscientes de estos contenidos, con relativa facilidad, podemos acceder a los contenidos mentales aquí almacenados. inconsciente 3. El nivel más profundo es el inconsciente y sus contenidos no son accesibles a la conciencia fácilmente pues son vivencias traumáticas, informaciones reprimidas, impresiones desagradables generadas por sucesos que no nos conviene recordar. En este marco, la represión tiene un papel muy activo y se ejerce a fin de evitar que contenidos desagradables penetren en el consciente. La represión es uno de los mecanismos de defensa que permite vivir manteniendo enterrado todo aquello que dificultaría la vida de la persona. Se simboliza con un iceberg, pues su mayor parte, permanece oculta en las profundidades de la mente. Manifestación del inconsciente A pesar de que el inconsciente es una especie de cajón en el que guardamos cosas que no nos gusta ver, no es un cajón cerrado. Su contenido tiende a manifestarse porque pertenece a nuestra vida y porque guarda una energía que tiene mucha fuerza en nuestro mundo emocional. Pero no lo hace de manera directa o transparente porque esos contenidos quedaron censurados en su día; esos contenidos inconscientes se manifiestan, por un lado, en los sueños, en los cuales la censura disminuye y se realizan nuestros deseos inconscientes y reprimidos. Los sueños suponen un «camino real» hacia el inconsciente. El inconsciente se manifiesta también en los actos fallidos de nuestra vida cotidiana, o sea, en los errores que nos delatan, en los olvidos que nunca hubiéramos deseado. En la vida psíquica nada es casual, todo tiene una causa: no hay indeterminismo. También los chistes nos informan de nuestro inconsciente, son descargas psíquicas, pequeños actos de liberación de nuestras tensiones. Por otro lado, el inconsciente se manifiesta, en unas personas más que en otras, en determinados comportamientos, dependiendo del nivel de consciencia de cada uno. Hay motivaciones inconscientes que determinan nuestras decisiones y nuestros actos. Sin embargo, donde más intensa y dolorosa es la manifestación del inconsciente, es en las trastornos mentales, especialmente los neuróticos. Todos padecemos un grado de neurosis pero cuando ésta supera nuestra capacidad de adaptación se convierte en un problema psicológico. La neurosis tiene síntomas externos (temores, manías, ansiedad, dolores físicos, parálisis…) que son expresión de un conflicto interno que tiene su origen en la historia infantil del paciente. Se origina cuando el niño sufre una lucha entre el deseo y su prohibición. Normalmente, desconocemos las motivaciones internas que dominan nuestro comportamiento, Muchas veces desconocemos por qué nos comportamos de una determinada manera, por qué tenemos tanto miedo ante un estímulo bastante neutro, por qué tenemos la tendencia a actuar de una manera determinada que ni siquiera nos gusta, por qué nos ponemos tan nerviosos ante una situación etc.. Algunas investigaciones neurocientíficas apoyan la existencia de la mente inconsciente. Por ejemplo, investigadores del Centro Médico de la Universidad de Columbia, han encontrado que imágenes fugaces de rostros (como son las imágenes espeluznantes que aparecen y desaparecen tan rápidamente que escapan a la conciencia consciente) producen ansiedad inconsciente, la cual puede ser detectada en el cerebro con las más recientes máquinas de neuroimagen. La mente consciente es por lo tanto cientos de milisegundos más lenta que los procesos inconscientes. Si se expone a una persona una imagen amenazante durante 30 milisegundos no llega a ser consciente de haberla visto pero se activa la amígdala derecha. Si son 45 ms podemos ser conscientes de verla y se activa la amígdala izquierda. Se producen reacciones de miedo ante presentaciones de arañas o serpientes sin saber por qué porque no se tiene conciencia de haberlas visto. Las personas de un tipo de visión ciega se emocionan ante fotos que no ven. No llegan a ser conscientes de verlas pero la imagen entró en su cerebro produciendo sus efectos. Lo interesante es que se puede hacer consciente lo inconsciente, es decir traer sus contenidos a la conciencia. Cuando esto ocurre y lo integramos, la neurosis desaparece. Procesos inconscientes: Percepción subliminal Se trata de la percepción de mensajes de los cuales no se es consciente. Muchos estudios demuestran que si se nos expone a estímulos o mensajes de tan corta duración que no los podemos captar conscientemente, éstos pueden afectar nuestros pensamientos o emociones, como hemos visto en el ejemplo experimentado en la universidad de Columbia. El primer estudio y ensayo práctico que se conoce sobre la influencia de mensajes subliminales en nuestro cerebro se remonta a 1957. En aquel año, durante la proyección de la película “Picnic”, se incluyeron mensajes subliminales en la pantalla a 1/3.000 segundos, con frases tipo: "¿Tienes hambre? Come palomitas" y "Bebe Coca-Cola". El resultado fue que la venta de palomitas aumentó un 58% y la de Coca-Cola un 18%. Además, si a un mensaje subliminal le sumamos otro ingrediente tan cautivador como es el sexo, la mezcla resulta explosiva. Por lo menos, en eso confían los responsables de películas y anuncios que utilizan esta "mezcla”. La publicidad subliminal se ha utilizado en infinidad de aplicaciones, más allá de la publicidad. En cine, propaganda política, para evitar robos en supermercados, en radio, prensa, mensajes subliminales terapéuticos etc. La manera de colocar los diferentes productos en los estantes de los supermercados es clave a la hora de que el consumidor los compre o no. Quizás por eso, los fabricantes de Pepsi hicieron un modelo de lata que, aunque aparentemente está adornado con líneas aleatorias, esconde otras intenciones. Lo que se ilustra en las latas de Pepsi es un típico mensaje subliminal. Las líneas rojas y azules simulan ser luces de neón sobre un fondo negro. Observe y analice si es cierto o no que las líneas azules en la lata superior forman una letra "S", las rojas del medio una "E" y cómo en la lata inferior ambas líneas se cruzan para formar la "X". Dicho de otra manera, la palabra S-E-X está escrita en cada lata. La psicología y lo inconsciente El objetivo de la psicología es profundizar en el conocimiento de la psike, la mente. El ser humano sufre y sabe que muchos sufrimientos están en la mente. Queremos ser felices y saber cómo mantener ese estado, si es que eso es posible. Por lo menos, queremos que el sufrimiento que nos llega y que es inevitable, pase lo más rápidamente posible. Los problemas que nos impiden ser felices se originaron en algún momento; no hemos nacido con ellos, por tanto se superan. Nuestro cuerpo es salud, tiende a ella y nuestro cerebro está diseñado para resolver todos los problemas que aparecen en la mente. La enfermedad y el sufrimiento no son el estado natural de los seres vivos salvo el caso de graves enfermedades congénitas. El psicólogo cree en la capacidad del hombre para superar los problemas que se originan en la mente pues éstos han sido adquiridos y tal y como llegaron a ella, pueden desaparecer. La vida humana se basa en la consciencia y la consciencia nunca lo abarca todo. De día en día, de relación en relación y de circunstancia en circunstancia vamos variando la amplitud de nuestra visión del mundo. El sentido de la vida no es otro que la aceptación de la circunstancia de cada uno, del proyecto de existencia que es cada uno y, al aceptarlo, irlo convirtiendo en creación propia. James F. T. Bugental Hacer consciente la mente inconsciente Lo que llamamos mente humana es el conjunto de procesos mentales que nos ocurren: los pensamientos, emociones, imágenes, sensaciones corporales y percepciones del ambiente circundante; todo lo que ocurre en la mente en cada momento, de una forma u otra. Los pensamientos pueden ser referentes al pasado (recuerdos de situaciones vividas), al futuro (proyectos), creaciones fantásticas etc. ¿Somos conscientes de lo que se nos pasa por la cabeza? Desde que nacemos y conseguimos desarrollar los sentidos, tenemos la capacidad de almacenar en la memoria recuerdos e imágenes. De estos recuerdos, a menudo no recordamos ni la mitad, pero en un momento determinado nos vienen y no somos capaces de relacionar, sabemos que es algo familiar pero no lo podemos situar en ningún momento exacto de nuestra vida. Existen algunas ideas o imágenes creadas por el consciente que no son importantes para ti y son reprimidas por el "yo interior" para ser mandadas al inconsciente. Durante el día te surgen un montón de pensamientos, algunos de ellos los interpretas y eres consciente de ellos, pero otros pasan sin darte cuenta y automáticamente pasan al subconsciente. Al final del día, si te parases a pensar en todo lo que te ocurrió, solo recordaras lo que pasó por tu consciencia, pero en tu subconciencia quedaron imágenes grabadas que en este momento es muy difícil acceder a ellas para ti. Sin embargo, han dejado una importante huella en tu estado emocional. ¿Te levantas cada mañana con miedo a que te pueda pasar algo? ¿Has sufrido esto u otros síntomas inconscientes alguna vez? A veces sueñas con cosas que no sabes explicar, al soñar nuestra mente deja de estar controlada por la parte consciente y pasa a un mundo subconsciente donde vives con las ideas e imágenes de esa mente, el subconsciente. Es muy posible soñar con cosas que no entendemos, es más, todo lo que soñamos y nos deja marca, a menudo suele ser provocado por ese subconsciente en el que se almacenan las sensaciones y los recuerdos en general. Por mucho que intentes pensar en que soñaste, no te acuerdas porque esas son imágenes e ideas que tienes en el subconsciente, pero como no te paraste a interpretar, ahora son muy difíciles de recordar. Todo el mundo tiene algún bloqueo inconsciente que se opone a lo que desea a nivel consciente. Cambiando la mente inconsciente, el éxito vendrá automáticamente. El "yo interior" es la parte consciente, como podrás observar ahora mismo te estarás preguntando cosas a ti mismo, y muchas te las responderás, bien, pues esa persona que te responde y con la que hablas es el "yo interior", así que lo que vamos hacer es que sea tu "Yo interior"; el que domine a tu yo exterior. Que seas tú el que controle tu vida, no tu vida a ti. Si crees que tienes una enfermedad mental, debes de saber que es posible equilibrar los neurotransmisores sin recurrir a la medicación. No estás enfermo ¡Solo tienes sensaciones negativas! ¡No tiene ninguna importancia que oigas voces o veas cosas que otros no ven! Nadie ha muerto por tener sensaciones negativas. Una visión dinámica de la mente: ello, yo y superyó Freud, no sólo hizo y rehízo su visión de las pulsiones humanas, sino también su visión o comprensión de la mente. Su visión topográfica, aquélla que proponía tres regiones o lugares mentales, el inconsciente, el preconsciente y el consciente, fue sustituida por una visión dinámica más integradora, la que establece tres agentes dinámicos de la personalidad: el ello o id, el yo o ego, y el superyó o superego El ello es la parte más oscura, primitiva e inaccesible de nuestra personalidad. Contiene todo lo que se hereda y toda la fuerza pulsional. El recién nacido sólo posee ello, los otros agentes se desarrollarán más tarde y a partir de él. El ello expresa la verdadera intención de la vida del organismo: la inmediata satisfacción de las necesidades innatas. Es un agente totalmente inconsciente, irracional e ilógico, que desconoce los valores; sólo le regula el principio del placer, o sea, actúa siempre en el sentido de buscar placer y evitar lo desagradable. El yo o ego es un agente de la personalidad que surge a partir del ello, precisamente de un aspecto del principio del placer: la tendencia a evitar lo desagradable, a diferir el placer, incluso en soportar un displacer momentáneo a fin de obtener un placer posterior. La tarea principal del yo es la auto conservación del individuo; por ello aprende -poco a poco- a interponer el pensamiento entre el deseo y la acción. Ciertamente, el ego, al igual que el id, se rige por el principio del placer pero es capaz de calcular las consecuencias de su conducta: persigue racionalmente el placer. Esta investigación modificada y limitada del placer es lo que Freud llama principio de la realidad del yo. El yo integra componentes conscientes, preconscientes e inconscientes. Los componentes inconscientes son los mecanismos de defensa como son: la represión, la proyección, la racionalización o la sublimación. El yo, incrementando el conocimiento de todos sus mecanismos, o sea, haciendo consciente el inconsciente, puede alcanzar cotas de libertad. El superyó es un agente o mecanismo de la personalidad que emerge a partir de yo, de la debilidad del yo infantil. Consiste, básicamente, en la interiorización de las prescripciones paternas; el miedo al castigo y la necesidad de afecto y protección son los que obligan al niño o a la niña a aceptar y a percibir como propias las prescripciones familiares. El superyó es, pues, inicialmente, la «voz de los padres», la voz de unas figuras paternas totalmente idealizadas, es la conciencia moral. Estas prescripciones acaban haciéndose inconscientes y devienen una instancia que vigila y controla el yo. El inconsciente colectivo http://www.batanga.com/curiosidades/4765/que-es-el-inconsciente-colectivo Carl Jung propone el concepto de inconsciente colectivo como los arquetipos o vivencias comunes a la humanidad. Los arquetipos son disposiciones innatas psíquicas que nos sirven para experimentar y representar el comportamiento y las situaciones humanas básicas. El nacimiento, la muerte, el amor, todo está controlado por diferentes arquetipos, siendo el arquetipo más importante el ser, el centro de la persona psíquica, su integridad. El inconsciente colectivo es algo innato de los seres humanos, viene con uno desde el nacimiento y no se puede adquirir de ninguna otra forma; es una especie de biblioteca universal de sabiduría a la que todos tenemos acceso. Frantz Fanon lo define como el conjunto de prejuicios, mitos, actitudes colectivas de un grupo determinado. Todos los arquetipos se ven a través de imágenes en sueños y visiones, probablemente por eso Jung tenía un gran interés en la interpretación de los sueños y símbolos como forma de entender los cambios en la psique. Samuel Butler afirmó que toda forma de vida tiene una memoria inconsciente inherente, y lo llevó un poco más allá diciendo que también los átomos la tienen. Partiendo de esta teoría, se podría decir que cada uno de nosotros tiene “campos” que se llenan con determinada información, ya sea biológica, cognitiva o de cualquier otro tipo, lo que hace que una vez que un organismo modifica o aprende algo, el resto de organismos similares hará lo mismo de forma mucho más fácil, gracias a la memoria colectiva completada en esos campos. Si pensamos en términos de memoria, se plantea un enfoque muy diferente del habitual: las memorias no se almacenarían en el cerebro. Por ejemplo, cada vez que nos subimos a una bicicleta, el sistema nervioso y los músculos tienen el recuerdo de las otras veces que te has subido en bicicleta. En general, creemos que las cosas se almacenan en el cerebro, y utilizamos cerebro como sinónimo de mente y de memoria, probablemente porque muchos tipos de daño cerebral causan problemas de memoria. Ha habido muchos intentos de ubicar la memoria en el cerebro desde el punto de vista científico, y diversos estudios demostraron que eliminar gran parte del cerebro no te hace perder la memoria, lo que lleva a especular que esta se encuentra en todos lados al mismo tiempo y en ningún lugar en particular. Si partimos de esta teoría de sintonización con nuestra propia memoria, podemos creer también que existe una memoria colectiva, que todos afinamos con nuestros propios nuevos conocimientos. Por tanto, la teoría de la resonancia mórfica daría un verdadero sentido al inconsciente colectivo de Jung. Los arquetipos expresan los instintos en un sentido biológico, pero al mismo tiempo comprenden el lado espiritual. Se manifiestan en fantasías y revelan su presencia sólo por medio de imágenes simbólicas. El contenido de los sueños es siempre simbólico. El término arquetipo fue entendido como referido a motivos o imágenes mitológicos diferenciados. Jung se encargó de aclarar que si fueran diferenciados serían conscientes. Los arquetipos son en realidad una tendencia a formar representaciones sobre un modelo básico que afecta emocionalmente a la consciencia. Algunos motivos principales son el ánima, o principio femenino, y el ánimus, principio masculino. La sombra es el lado inconsciente de la personalidad, mientras el sí-mismo es la totalidad, parte consciente e inconsciente. La tendencia a las representaciones arquetípicas es tan evidente en los humanos "como el impulso de las aves a formar nidos". No se adquiere con la educación ni en contacto con la cultura sino que es innata y hereditaria. Los arquetipos se observan en todas las épocas y culturas como manifestación instintiva de la especie, al igual que los instintos se transmiten de un individuo a otro, surgen las fantasías que esos instintos generan, así como la sombra acompaña al cuerpo. Este punto fue motivo de las mayores controversias. El simbolismo de la muerte, los demonios, dragones y serpientes, círculos y triángulos, el ave como símbolo de liberación y de trascendencia, la peregrinación, el mito del héroe y una serie larguísima de otras figuras habitan lo inconsciente colectivo y constantemente acuden a la consciencia sin que sepamos interpretarlos, con infinitas variantes de formas y detalles. Lo perturbador de los arquetipos es que no llegamos a conocerlos del todo. Y más perturbador resulta el hecho de que, aun conocidos, nunca agotan su significado. Sin embargo, para Jung, el sentido de armonía se consigue mediante la unión consciente de los contenidos inconscientes de la mente. Esa es la "función trascendente de la psique", con la que se supera el yo para conquistar la plenitud del individuo.