CARTERA CON UN ACTIVO RIESGOSO Y UN ACTIVO LIBRE DE RIESGO (MODELO SIMPLIFICADO DE MARKOWITZ) Lic. Joel Vaisman Este breve apunte pretende describir brevemente una situación en la cual se aplica el célebre refrán “nunca pongas todos los huevos en una misma canasta”. Lo haremos aplicando los principios de la teoría neoclásica del consumidor, dentro de la rama microeconómica. Nuestro objetivo será, entonces, analizar como un inversor toma una decisión de inversión, buscando satisfacer al máximo sus necesidades, dado el contexto de mercado. En finanzas, se sabe, hay dos factores básicos a tener en cuenta: la rentabilidad que se será generada por un activo financiero (un cálculo ex ante); y el riesgo de no obtener, ex post, ex el resultado esperado. El primer elemento lo analizamos a través de la esperanza matemática. El segundo, a través del desvío estándar. Variables y conceptos económicos relevantes Rentabilidad Supongamos la siguiente situación: tenemos dinero disponible para invertir, y dado que sabemos que podríamos obtener un retorno comprando acciones de una empresa que cotiza en bolsa, decidimos buscar información acerca de su comportamiento futuro. Un consultor nos pasa la siguiente información ex ante de Tenaris (TS): | Rentabilidad esperada Escenario económico bueno 18% Escenario económico malo 10% Es decir, si a la economía le va bien 1 , la acción de TS nos generará un retorno del 18% sobre el capital invertido. Caso contrario, un retorno del 10%. Ahora nos falta un dato importante: dado que estamos trabajando con proyecciones a futuro, debemos asignar una probabilidad de ocurrencia, dado que ambos escenarios son posibles. Para simplificar, supongamos que ambos escenarios son igualmente factibles, con una probabilidad de 50% de ocurrencia cada uno. ¿Cuál será el retorno, promediando ambos escenarios, de este activo? 1 Podríamos considerar que estamos esperando que tendremos una tasa de crecimiento de PBI “alta”. Aplicando el operador esperanza matemática, sabemos que: E(r1) = 0,5.18% + 0,5.10% = 14% Es decir, en promedio, la rentabilidad esperada del activo TS (o activo 1, para asignarle un número), es del 14%. Esta probabilidad tiene en cuenta ambos escenarios, y se sitúa exactamente en el medio de ambos escenario, dado que las probabilidades son iguales a 50% Con lo cual, r 1 = 14%, que es la forma en la cual automáticamente, al indexar r de esa forma, nos referiremos a la rentabilidad esperada, sin tener que poner el operador esperanza. Riesgo El otro factor que un inversor debe tener en cuenta a la hora de decidir donde colocar sus fondos es el riesgo. En este caso, nuestra idea de riesgo es simplemente el hecho que las observaciones pasadas con las que contamos nos manifiesten que hay mucha posibilidad de dispersión de los resultados posibles entorno a nuestra rentabilidad esperada. Por supuesto, podríamos obtener un resultado mejor (o peor, el más temido), pero sigue siendo distinto al esperado. El instrumento estadístico que utilizaremos será el desvío estándar. Cuanto mayor es el desvío estándar sobre el rendimiento de un activo, menor posibilidad de terminar obteniendo, ex post, la rentabilidad que habíamos calculado ex ante Supongamos la siguiente información: Activo 1 Activo 2 Rentabilidad Esperada 15% 15% Desvío Estándar σ 10% 25% Ambos activos tienen la misma rentabilidad esperada a futuro, pero difieren en algo, el desvío. Un inversor típico, ¿cuál preferiría? La respuesta se simplifica inmediatamente si suponemos que los agentes, al tomar decisiones, son aversos al riesgo. Esto significa que el hecho de enfrentar una situación que puede terminar en no obtener el resultado esperado nos genera una desutilidad. Un inversor, entonces, elegiría automáticamente invertir en el activo 1. Nótese algo: el mayor desvío estándar del activo 2 podría permitir, quizás, terminar en un escenario donde la rentabilidad ex post sea mayor a 15%. Esto es más factible que acontezca con este activo, en comparación al 1, que tiene menor desvío. Sin embargo, la aversión al riesgo implica que preferiremos siempre un valor lo más certero posible. Si la rentabilidad es la misma, 15%, prefiero aquel que tenga “mayores garantías” 2 de generar un resultado ex post semejante al planeado ex ante. 2 Por supuesto, no hay garantía a futuro en el mundo de los mercados financieros, dado que nuestra información utilizada es en base al pasado. El futuro es desconocido por todos. El activo libre de riesgo Existe un activo financiero que se diferencia de todos los demás por una muy sencilla razón: su desvío estándar con respecto a la rentabilidad esperada es cero. En un mundo tan volátil, y con tantas crisis económicas y financieras, con cesaciones de pagos y derrumbes de mercado, para difícil creerlo. Para los economistas y financistas, sin embargo, fue necesario suponer a nivel teórico la existencia de un activo con semejantes características. Al “existir” éste, nos permite analizar una situación en la cual podríamos colocar nuestros fondos en dicho instrumento, y tener una certeza del 100% de que obtendremos el rendimiento esperado. A nivel empírico, y dado el sistema financiero internacional generado tras la Segunda Guerra Mundial, podemos aproximar el concepto de risk free a un bono emitido por el Tesoro del Gobierno de los Estados Unidos (T-Bills y T-Bonds, dependiendo del horizonte temporal de inversión). Esto es así, dado que los EEUU ocupan un lugar central en el comercio internacional: son los únicos con capacidad de emitir la moneda transaccional por excelencia (el dólar norteamericano), y se confía en que la fortaleza de la economía de la primera potencia mundial es lo suficientemente robusta. Singularmente, las primeras reacciones en una crisis internacional son visibles en el llamado “fly to quality”, o “vuelo a la calidad”: los inversores internacionales se desprenden de los activos riesgosos (dado que aumenta la probabilidad de un escenario malo) y se refugian en los títulos del Tesoro (que se suponen inmunes ante cualquier escenario económico). Es justamente la fe ciega en que el activo es libre de riesgo lo que provoca que una crisis que afecta a los EEUU genere un aluvión de dólares a las arcas del Tesoro y financie las arcas del gobierno norteamericano en el corto plazo. El modelo El rendimiento del bono del tesoro de los Estados Unidos lo denotaremos como: E(rf) = rf Y su varianza: σ 2f pero como sabemos, es libre de riesgo, con lo cual ese término es igual a cero. Eso genera que la esperanza del rendimiento sea exactamente rf, con lo cual, a nivel nomenclatura nos será igual llamarlo rf o rf . Por otro lado, tenemos: r1 : rendimiento esperado activo riesgoso. σ 1: desvío estándar del retorno del activo riesgoso. Queremos crear una cartera que esté formado por el activo riesgoso (que puede ser, a su vez, un portafolio de activos riesgosos), y el risk free. A priori, sabemos que la rentabilidad de la cartera será igual a la ponderación que cada activo tenga: rc = w1. r1 + wf.rf (1) Donde w1 y wf son las ponderaciones o weights. Es decir, si tenemos $10.000 para invertir, w1 y wf equivalente a cuanto dinero destino a colocar en cada activo. Por ejemplo, si colocara por igual en cada uno ($5000), ambos weight tendrían el mismo peso, 0,5. Por lo tanto, es condición necesaria que: w1 + wf = 1 (2) Ya sabemos como se comporta nuestra medida de rentabilidad, pero nos falta el otro aspecto, el riesgo. Por definición de varianza, sabemos que es una forma cuadrática: σ 2c = w12 σ 12 + wf 2. σ 2 f + w1.wf.Cov(rf, r1 ) Donde Cov(rf, r1 ) es la covarianza entre ambos activos. Sin embargo, como sabemos que el activo libre de riesgo no tiene volatilidad, su varianza es cero. De esta forma, dos de los tres términos también se convierten en cero. Nos queda entonces: σ 2c = w12 . σ 12 Con lo cual, se nos facilita mucho obtener el desvío estándar de la cartera. Aplicando raíz cuadrada en ambos lados de la igualdad: σ c = w1 . σ 1 (3) Podemos observar que el riesgo de la cartera dependerá exclusivamente de la proporción que tenga el componente riesgoso. Capital Allocation Line (CAL) Nos queda entonces encontrar el conjunto de carteras factibles que pueden ser creadas combinando estos dos activos distintos. Hasta el momento, tenemos tres ecuaciones de comportamiento, (1), (2), y (3). De (2), podemos hacer un simple despeje: wf = 1 - w1 Y podemos insertarlo en la ecuación (1): rc = w1. r1 + (1 - w1).rf De esta forma, hemos podido expresar la primera expresión, aquella que nos explica el comportamiento del rendimiento esperado de la cartera, a una sola variables desconocida hasta el momento, w1. Aplicando propiedad distributiva primero, y asociativa después, nos queda: rc = rf + w1.( r1 - rf) (4) El término ( r1 - rf) es conocido como spread, y nos indica la diferencia entre lo que rinde un activo riesgoso con respecto al risk free. Podemos ver hasta el momento, dos componentes que forman parte del rendimiento esperado de la cartera: a) Un primer término, representado por el rendimiento del activo libre de riesgo, rf. Representa el valor tiempo del dinero. Dado que nosotros tenemos dinero para invertir, y decidimos prestárselo al gobierno norteamericano 3, si bien no hay riesgo de default, podríamos ex-ante utilizar nuestro capital en otra cosa (consumir, o simplemente, ponerlo bajo el colchón). Con lo cual, sabemos que no es lo mismo $1 hoy que mañana. Para que nosotros decidamos darle nuestro dinero a la unidad deficitaria (el Tesoro de los EEUU), queremos estar compensados, y obtener un plus en el futuro, y abstenernos de tener el dinero hoy. Por lo tanto, esa compensación está representada por la tasa del activo libre de riesgo. b) Un segundo término, representado por el spread, multiplicado por la cantidad que invertiremos en el activo riesgoso. Dado que tenemos la posibilidad de invertir todo nuestro capital colocándonos en una posición long (comprado) en bonos del Tesoro, donde no incurriríamos (supuestamente) en ningún riesgo para obtener nuestro capital + intereses, debe existir un incentivo adicional que genere motivos para, justamente, incurrir en riesgos al invertir en un activo riesgoso. El spread justamente nos mide cuanto más rinde el riesgoso por sobre el risk free. Si ambos rindieran lo mismo, implicaría que: rc = rf ¿Por qué sucedería esto? Porque de tener que elegir entre dos activos que rinden lo mismo, siempre elegiríamos el que tiene menor riesgo. Con lo cual, si el spread fuera cero, estaríamos 100% en una posición long T-Bills. Dado esa situación, nos damos cuenta que, para que decidamos mínimamente colocar parte de nuestra inversión en el activo riesgoso, r1 > rf, necesariamente. Aun nos falta integrar (3), que era la definición de desvío estándar de la cartera. Podemos, nuevamente, hacer una pequeña modificación a la igualdad: w1 = σ c / σ 1 Y reemplazar en la expresión (4): 3 Recuerde que comprar un bono, ya sea a un gobierno o a una empresa, implica que les estamos prestando dinero, dado que es un título de deuda. rc = rf + 1 ( r1 - rf) σ σ1 c (5) Esta reexpresión de la ecuación se la llama Capital Allocation Line, o línea de colocación de capitales. Además del término risk free, que sigue siendo el mismo, ahora el spread está siendo dividido por el desvío estándar, de la forma 4: Donde: S: Ratio de Sharpe R: rentabilidad del activo riesgoso. Rf: rentabilidad del activo risk free. El Ratio de Sharpe tiene como numerador al spread, y como denominador al desvío estándar del activo riesgoso. Es decir, nos mide cuanto nos paga el mercado (spread), por cada unidad de riesgo asumido (sigma). Nuevamente, nos está mostrando cuanto rendimiento extra el mercado considera que debe estar compensado un inversor por invertir en activos que conllevan riesgo. Cuanto mayor el ratio S, más estamos siendo compensados por asumir riesgo. Este ratio es utilizado tanto para la evaluación ex ante de una cartera (de lo que se trata nuestro modelo), como ex post, para evaluación de performance de la cartera una ves invertido el capital y llegado al momento T en el cual la inversión maduró. Analicemos matemáticamente la expresión (5). Podemos ver que la rentabilidad esperada de la cartera, rc , es una función lineal, con ordenada al origen rf (lo mínimo que exigimos como rentabilidad, dado que es lo que rinde un título sin riesgo), más la compensación de riesgo, S, multiplicado por la cantidad de riesgo que contiene la cartera, σ c . Por supuesto, es una función lineal creciente, que nos muestra todas las combinaciones factibles entre el risk free y el riesgoso que podemos obtener. Cuanta mayor ponderación tendrá el riesgoso, por supuesto el riesgo incurrido será mayor. 4 En este caso, utilizamos la definición de 1964. Sharpe aplicó una nueva definición en 1994 para poder comparar con otros benchmark. En el anterior gráfico, se ve la de la CAL, formado por la combinación lineal entre ambos instrumentos. Dos puntos a tener en cuenta: la ordenada al origen, rf, y (E(Ri); σ i) que representa al activo riesgoso. Si todo nuestro capital estuviera invertido en bonos del tesoro, obtendríamos como rendimiento rc = rf con un riesgo de 0%. Por otro lado, si decidiéramos que nuestra cartera fuera long 100% en el activo riesgoso, estaríamos enfrentando una rentabilidad de rc = E(Ri) = r1 , con un desvío de σ c= σ 1 ¿Qué sucede con los puntos sobre la recta que están en el medio de ambos activos? Las combinaciones más cercanas a la ordenada al origen tendrán un posición long mayor a la tenida en el riesgoso. A medida que vamos subiendo por la CAL, invirtiendo más en el riesgoso, el mercado nos paga una prima por cada unidad de riesgo (en este caso, una compensación fija igual a S). Por supuesto, como hemos mencionado anteriormente, la búsqueda de una mayor rentabilidad por sobre el risk free implica incurrir en un riesgo mayor. Operaciones short o venta en corto: Mientras estemos analizando combinaciones intermedias entre 100% risf free y 100% activo riesgoso, estamos siempre suponiendo que parte de nuestro dinero está siendo prestado al Tesoro de los EEUU, ya que estamos siempre en posiciones long Bono, long activo riesgoso. Sin embargo, podemos observar que la semirecta CAL no finaliza en el activo riesgoso, y prosigue. ¿Qué sucede con esas posibles carteras? Si queremos acceder a esas combinaciones, en una primera instancia, no nos alcanzaría el dinero disponible para generar una cartera que tenga una posición comprada en ambos activos. Pero eso no nos detiene de poder tener un mecanismo para poder solucionar esa situación. Supongamos que pudiéramos tomar prestados bonos del Tesoro de otra persona (con la promesa de devolver el importe, por supuesto, en el futuro), y los vendemos en el mercado hoy. En la jerga financiera se lo conoce como venta en corto, o short sale. Con el cash que recibimos, podemos comprar más activos riesgosos de lo que hubiéramos podido hacer inicialmente. En este caso, podemos ver, estamos tomando prestado dinero, y lo utilizamos para comprar más del instrumento financiero con riesgo. Es lo que se llama una compra apalancada. Por supuesto, la rentabilidad de esas carteras es creciente en proporción S, dado que estamos sobreinvertidos en el activo con riesgo. Pero, recordemos, también crece sigma. Ahora, además, estamos en una posición short Bono 5, long Activo. Las preferencias del inversor: la función de Utilidad En Microeconomía, las preferencias de los consumidores están representadas por una función de Utilidad. Cada nivel de ésta (gráficamente, una curva de nivel) muestra todas las combinaciones de bienes que le generan al agente el mismo nivel de satisfacción. 5 Observe que, al estar en posición short Bono, es como que “nos prestan” a la tasa libre de riesgo. ¿No sería el sueño de todo inversor? La Teoría de la Cartera logró utilizar este enfoque, adaptándolo a la toma de decisiones para un inversor. Para ello, trabajaremos con la siguiente función: U( ) = rc - 0,005.A. σ 2c Donde A indica el grado de aversión al riesgo del inversor. Nótese que: 𝜕𝑈 >0 𝜕𝑟𝑐 𝜕𝑈 <0 𝜕𝜎 Es decir, esta función de utilidad tiene UMg positiva con respecto al rendimiento de un activo (un “bien”, según la teoría microeconómica), mientras que la UMg con respecto al riesgo, medido por el desvío, es negativa (un “mal”, lo cual condice con el supuesto de aversión al riesgo del inversor). ¿Para qué utilizaremos la función de utilidad? Una vez que hemos combinado el risk free con el riesgoso, obteniendo así la CAL, necesitamos elegir la proporción de dinero en invertir en cada uno. La función de utilidad nos brinda, entonces, una medida de “satisfacción” para el inversor, ajustada por el grado de aversión al riesgo. Con lo cual, sabiendo que las rentabilidades y desvíos son datos históricos, nuestra variable de elección será simplemente w1, la proporción a invertir en el activo riesgoso. Una vez encontrado w1, muy simplemente encontraremos wf, recordando que: w1+ wf = 1 Dado que no podemos invertir más de lo que tenemos disponible. El problema a resolver, entonces, será: Max U = rc - 0,005.A. σ 2c Esto es, queremos encontrar el mayor nivel de utilidad posible para el inversor. De resolver este problema, encontraremos la cartera óptima. Recordamos que rc = w1. r1 + (1 - w1).rf σ 2c = w12. σ 1 2 Podemos reemplazar dentro de la función de utilidad. U = w1. r1 + (1 - w1).rf - 0,005.A. σ 2c = w12. σ 1 2 Con lo cual el problema a resolver es: Max U = w1. r1 + (1 - w1).rf - 0,005.A. w1 σ 2c = w12. σ 1 2 Tenemos que encontrar la cantidad a invertir en el activo riesgoso, w1, que nos permita obtener el mejor nivel de utilidad. Buscamos entonces el punto crítico, donde la derivada se anula. CPO: dU dw1 Entonces: = r1 − rf − 0,01. A. w1. σ 1 2 = 0 w1* = r1 -𝑟𝑓 0,01.A. σ 1 2 La proporción a invertir en el activo sin riesgo será, por supuesto: wf* = 1 - w1* Observe el gráfico anterior. La CAL se obtiene de combinar el activo libre de riesgo, cuyo rendimiento es de 7%, con un activo riesgoso, P, cuyo rendimiento es de 15%. Dado un grado de aversión al riesgo A, la cartera óptima para el inversor es la C, que hace tangencia entre la CAL y la curva de indiferencia. Bibliografía: Bodie – Kane – Marcus. “Principios de Inversiones”