Departamento de Filología – Retórica Latina – Manuel López Muñoz CUESTIONES GENERALES DE RETÓRICA DELIMITACIÓN DE LA RETÓRICA En la actualidad, cuando oímos el término retórica lo solemos encontrar asociado a cualidades negativas o, cuando menos, poco positivas. Así, de alguien que habla o escribe con rebuscamiento y altitonancia se dice que es "retórico"; igualmente, se menciona la "retórica de la violencia", la "retórica fascista" o la "retórica burocrática". Lo curioso del asunto, como de tantos otros, es que estos sentidos perversos son a la vez ciertos y falsos, descriptivos y distractores, reflejos y distorsiones. Veámoslo más despacio. Empecemos por los ejemplos de la "retórica burocrática" y de la "retórica fascista": ¿qué se quiere dar a entender con este tipo de expresiones? Fijémonos en que la alusión a la "retórica" de un grupo de personas nos está describiendo el conjunto de expresiones y de reglas de expresión propias de ese grupo, las que lo caracterizan por oposición a otros grupos; esto es, se nos está describiendo una norma socio-lingüística, una forma peculiar de establecer la comunicación, un sistema de creación de enunciados que identifica a su emisor como miembro de una comunidad diferenciada. ¿Y qué será, entonces, la "retórica de la violencia"? No puede referirse a la forma de expresión de quienes la usan -eso sería la "retórica de los violentos"-, sino que más bien da a entender la alusión a un conjunto de hechos, de patrones de actuación no sólo lingüísticos, que acompañan al discurso teórico de la violencia. Esta "retórica" vendrá a ser, aproximadamente, el conjunto de argumentos factuales que apoyan una ideología. Ya no estamos aquí ante un sistema de creación de enunciados, sino ante un sistema de selección de argumentos, ante una teoría de la argumentación. Pasemos ahora al primer ejemplo y tomemos dos enunciados-tipo: ENUNCIADO A "La favorable acumulación de síntomas positivos en los indicadores económicos resulta inequívocamente descriptiva del relanzamiento del sector productivo y altamente reveladora de una esperanza cierta de 1 Departamento de Filología – Retórica Latina – Manuel López Muñoz crecimiento futuro en la actual situación". ENUNCIADO B "Los datos indican que la economía va mejorando, y que va a seguir así salvo imprevistos." Normalmente, se considerará que el ENUNCIADO A es "retórico" porque tiende a enmascarar el significado -que es el mismo que en el ENUNCIADO B, por cierto- ocultándolo bajo una profusión de perífrasis, epítetos y eufemismos, de figuras estilísticas, a la postre. En otras palabras, se considera "retórico" precisamente emitiendo un juicio sobre la forma de expresar un mensaje, sobre la utilización de mecanismos estilísticos. Lo mismo ocurre cuando se dice que alguien como Jesús Hermida habla "retóricamente", con afectación, distanciamiento, ínfulas... con poca naturalidad, en suma; aquí, lo que se advierte es una puesta en escena distinta de la normal, y se califica de "retórica" ¿Qué puntos de contacto tienen las acepciones que hemos venido viendo? La primera nos habla de la norma lingüística de un grupo; la segunda, de la forma de argumentar de un grupo; la tercera es un ejemplo de cómo se expresa un miembro de un grupo, e igual la cuarta. Todas ellas nos remiten a diversos grados de plasmación de un sistema de normas de comunicación que la mayoría de los receptores del mensaje notan como algo estructurado -comprensible, identificable, definible- pero ajeno. En todas ellas se nota que el emisor del mensaje utiliza el mismo código que el receptor, pero de manera estudiadamente diferente, no natural. Sin embargo, todas esas acepciones también nos señalan la existencia de una forma de expresión diseñada para provocar una actitud mental de receptividad y, en consecuencia, una persuasión del receptor, que, esté o no convencido, sí nota una intención manifiesta de persuadirlo. Pues bien, la Retórica es precisamente eso, todo lo relacionado con los mecanismos de producción y emisión de enunciados persuasivos; es quien habla, pero también lo que dice, cómo lo dice, lo que quiere que se entienda y quién debe entenderlo. La Retórica es una auténtica teoría y praxis de la comunicación; como teoría, nos permite elaborar modelos que expliquen verosímilmente el fenómeno comunicativo -lo que la convierte en ciencia- mientras que, como praxis, nos permite abstraer el conjunto de reglas de aplicación al fenómeno comunicativo de la persuasión, lo que la convierte en técnica. En consecuencia, si la Retórica abarca todo este campo de estudio -y así lo veremos en días posteriores-, con facilidad podemos afirmar que es una especie de macro-disciplina de la que con el tiempo se desgajarían otras que hoy consideramos autónomas e incluso independientes unas de otras. Está claro que la faceta de reflexión sobre el proceso de la 2 Departamento de Filología – Retórica Latina – Manuel López Muñoz comunicación conduce a la Lingüística y a la Semiótica, pero también a la Psicología de la persuasión, a la Gestualística, a la Psicología de grupos, a una parte de la Psicología de la percepción...; de otro lado, el estudio de las reglas (lingüísticas o no) de generación de mensajes eficaces remite a la Estilística, a la Poética... o a la Publicidad; y no dejemos de lado las enormes conexiones con la Lógica -lo que los antiguos llamaron Dialéctica-, con la Psicología del aprendizaje o con la Teoría de la Literatura. Se pueden seguir dando ejemplos, pero con eso sólo redundaríamos en un hecho fundamental que debemos siempre tener a la vista: la Retórica remite y recibe influencias de cualquier rama técnico-científica relativa a los procesos de la comunicación y asimilación de mensajes, ya que fue durante dos milenios la auténtica reflexión sobre el hecho semiótico en general. Fue la disciplina reina porque estudiaba la comunicación racional, el rasgo diferencial específico del género humano. DEFINICIONES TRADICIONALES DE LA RETÓRICA En llegando a este punto, ya tenemos una noción intuitiva de lo que es la Retórica y del ámbito que ocupa: sabemos que atañe a algún conjunto de normas de comunicación interpersonal, sabemos que busca la persuasión del receptor y sabemos que se relaciona con disciplinas lingüísticas, literarias, psicológicas... La cuestión es ahora: ¿cómo la definen en la actualidad los entendidos? Empecemos por la Real Academia Española de la Lengua, que define el sustantivo "retórica" y su adjetivo correspondiente de la siguiente manera: retórica retórico "...Arte de bien decir, de embellecer la expresión de los conceptos, de dar al lenguaje escrito o hablado eficacia bastante para deleitar, persuadir o conmover. 2.despect. Uso impropio o intempestivo de este arte. 3.pl.fam. Sofisterías o razones que no son del caso. No me venga usted a mí con RETóRICAS." "...Perteneciente a la retórica. 2. Versado en retórica". A poco que nos detengamos a pensar, nos daremos cuenta de que la Academia define una retórica general, un uso no particularizable de un arte genérico que sirve para bien decir, para embellecer la expresión o para establecer una comunicación eficaz que deleite, persuada o conmueva. La definición es, aparte de imprecisa, anticuada y ajena al uso lingüístico: imprecisa porque no otorga preferencia a ninguno de los tres elementos que la componen, ajena al uso lingüístico actual porque en ella no se amoldan expresiones como las que hemos visto antes, y anticuada porque se sigue ciñendo a definiciones incompletas. Desde el momento en el que se habla de arte, ya puede provocar equívocos, toda vez que esa voz no 3 Departamento de Filología – Retórica Latina – Manuel López Muñoz designa, en nuestro castellano cotidiano, lo mismo que en ese artículo. Si nos remitimos a la definición académica de arte, encontramos: arte "...Virtud, disposición e industria para hacer alguna cosa. 2. Acto o facultad mediante los cuales, valiéndose de la materia, de la imagen o del sonido, imita o expresa el hombre lo material o lo inmaterial, y crea copiando o fantaseando. 3. Conjunto de preceptos y reglas necesarios para hacer bien alguna cosa..." Esto es, nos valen las acepciones primera y tercera -menos frecuentes hoy que la segunda-, y sólo incompletamente, ya que aluden a la capacidad natural y a la preceptiva, pero no a ningún tipo de reflexión teórica de índole científica. Y aquí es donde se nos revela incompleta la definición de "retórica", que engloba, requiere, una predisposición para ella, que tiende a enunciar una serie de reglas para su adquisición, pero que también es una ciencia en tanto que conjunto de reflexiones sobre los mecanismos de comunicación interpersonal, reflexiones que luego llevarán a la elaboración de reglas de aplicación práctica. La cuestión está en que, como bien dice Kurt SPANG (1991: 17): "Para muchos, la voz «retórica» todavía suscita connotaciones peyorativas, siendo sinónimo de engaño, demagogia o pomposidad verbal destinada a ocultar la vaciedad del discurso. Para otros, retórica es -siguiendo la fórmula ya milenaria- el arte del buen decir; pero también se emplea el término para designar diversas ramas de la disciplina, como por ejemplo la retórica forense, la retórica de la predicación, la retórica académica, etc. Finalmente, hay quien identifica retórica con poética, y tampoco le faltan razones." ALGUNOS MOTIVOS PARA EL DESPRESTIGIO DE LA RETÓRICA ¿Por qué este desprestigio al que alude Spang? Aunque en su momento lo trataremos con más detalle, podemos dar algunas causas posibles: la reducción de la Retórica a una Estilística preceptiva, el triunfo de las estéticas anti-normativas y la invalidación del argumento razonable como criterio de validación de enunciados. EL REDUCCIONISMO RETÓRICO Prácticamente desde los primeros teóricos, la Retórica se ha debatido entre una concepción amplia (maximalista) y una concepción restringida (minimalista); para expresarlo grosso modo, la primera concepción lleva a considerar que la Retórica necesita, para su puesta en práctica, una vasta cultura general; los minimalistas, por contra, consideran que la Retórica es una especie de herramienta especializada para 4 Departamento de Filología – Retórica Latina – Manuel López Muñoz cuyo ejercicio no se necesitan saberes enciclopédicos, sino sólo los propios de la cuestión que se dirime. Según la tradición más antigua, los inventores de la Retórica habrían sido dos sicilianos llamados Córax y Tisias, que diseñaron una serie de preceptos útiles para obtener el asentimiento de los jueces en las causas, lo que nos indica que ya las primeras retóricas nacieron con una clara vocación minimalista. Los sofistas se preocuparon por descubrir las reglas conducentes a la elaboración de mensajes persuasivos en cualquier contexto, aunque pronto se vio que esto conducía a que a cualquiera le fuera posible usar la Retórica para cualquier fin, fuera honesto o deshonesto. Platón criticó a los sofistas porque utilizaban esta técnica para vencer a cualquier precio, esto es, criticó la falta de criterios éticos en el uso de la herramienta retórica y el hecho de que no se dedicara a la que él consideraba la auténtica exploración de la Verdad, sino simplemente a valerse de artificios lógicos y lingüísticos para que cualquier cosa pareciera cierta, con independencia de que lo fuera o no. Aristóteles, por su parte, unió sólidamente Retórica y Dialéctica entendida ésta como técnica de la correcta argumentación, que es la acepción que tuvo hasta Hegel- y consolidó el principio de verosimilitud, con lo que Retórica y Filosofía establecerán una relación de proximidad que favorece su entrada y permanencia en el currículo educativo. Paralelamente, de Gorgias a Hermágoras se establecerá una corriente de interés por los mecanismos lingüísticos del hecho retórico, lo que cimentará una embrionaria Estilística. Los rétores romanos, y sobre todo Cicerón y Quintiliano, sentarán la fusión completa de aristotelismo y hermagorismo para hacer de los estudios de Retórica una especie de disciplina universalista que trata el lenguaje, la comunicación, el razonamiento, la literatura y muchas otras vertientes. Sin embargo, el ideal universalista comienza ya a entrar en quiebra con san Agustín -o incluso antes, con Sin embargo, no debemos dejar de lado la evidencia de que, bastantes siglos antes, ya se cuenta con algún tipo de enseñanzas estructuradas conducentes al dominio del bien hablar, como nos revela el hecho de la existencia de discursos con una estructura advertible ya en la propia Iliada. Claro está que no nos puede llevar esto a postular la existencia de toda una serie de retóricas perdidas, pero nos permite pensar con un buen margen de acierto que, al menos intuitivamente, se le proporcionaban al educando consejos para cuando le hiciera falta defender en público sus ideas. Si esto es así, queda claro que el origen de la Retórica habría ido estrechamente vinculado con la faceta política del varón griego. 5 Departamento de Filología – Retórica Latina – Manuel López Muñoz la Segunda Sofística- y, aunque la Retórica se mantendrá en el triuium medieval, tenderá a especializarse, lo que dará pie a las llamadas artes medievales: ars prædicandi, ars dictaminis y ars poetriæ o ars uersificatoria. El Humanismo renacentista, gracias sobre todo al redescubrimiento de Cicerón y de Quintiliano, recuperará la idea de universalismo retórico, pero tendrá que luchar con la influencia del sistema escolar y perderá: la Retórica se irá reduciendo a un catálogo de figuras estilísticas mientras de ella se separan la Dialéctica e incluso la Poética. No será de extrañar, pues, que llegue un momento en el que la Retórica se sienta como un conocimiento innecesario, una rémora impuesta en el sistema educativo, y su prestigio llegue a cero. LA LITERATURA ANTI-NORMATIVA Conforme Retórica y Poética se van reduciendo a catálogos de figuras y normas de escritura, van perdiendo capacidad de evolución teórica y van ligando sus destinos a una determinada estética literaria, proceso que llegará a su cénit con el Neoclasicismo y su exigente reglamentación estética. Lógicamente, la ruptura romántica y su aversión a lo pre-establecido desprestigiará a la Retórica hasta convertirla casi en un sinónimo de todos los males del sistema, en un sinónimo de afectación, falta de naturalidad, falta de calidad literaria. Quizá no se llegó a caer en la cuenta de que todo ese movimiento anti-sistema configuraba implícitamente una retórica propia, pero lo cierto es que el vocablo quedó ya cargado de sentidos peyorativos. EL AUGE DEL PENSAMIENTO RACIONALISTA Ya dijimos antes que Aristóteles consolidó la idea del razonamiento verosímil como índice de verdad aceptable, lo que le confería a la Retórica -por su conexión con la Dialéctica- la entidad de procedimiento de investigación de la realidad. Sin embargo, la aparición de la ideología racionalista con su empirismo excluyente minará y, con el tiempo, eliminará la validez filosófica del razonamiento retórico. Como afirma Chaïm PERELMAN (1989: 30-31): "...El campo de la argumentación es el de lo verosímil, lo plausible, lo probable, en la medida en que este último escapa a la certeza del cálculo. Ahora bien, la concepción expresada claramente por Descartes en la primera parte del Discours de la Méthode consistía en tener presque pour faux tout ce qui n'étais que vraisemblable (casi por 6 Departamento de Filología – Retórica Latina – Manuel López Muñoz falso todo lo que no era más que verosímil). Fue Descartes quien, haciendo de la evidencia el signo de la razón, sólo quiso considerar racionales las demostraciones que, partiendo de ideas claras y distintas, propagaban, con ayuda de pruebas apodícticas, la evidencia de los axiomas a todos los teoremas. El razonamiento more geometrico era el modelo que se les proponía a los filósofos deseosos de construir un sistema de pensamiento que pudiera alcanzar la dignidad de una ciencia. En efecto, una ciencia racional no puede contentarse con opiniones más o menos verosímiles, sino que elabora un sistema de proposiciones necesarias que se impone a todos los seres racionales y sobre las cuales es inevitable estar de acuerdo. De lo anterior se deduce que el desacuerdo es signo de error." Lógicamente, esto destruye la capacidad filosófica de la Retórica, que se irá viendo cada vez más apartada de todo lo que no sea una simple taxonomía estilística. En palabras del Grupo μ (1987: 44-45): "A partir del racionalismo cartesiano, el divorcio está consumado: solamente la demostración basada en la evidencia tendrá derecho de ciudadanía en filosofía... La razón es incompetente fuera de la experiencia y de la deducción lógica, las únicas capaces de aportar a cualquier tipo de auditorio la solución de un problema. Este empobrecimiento en el análisis de los pasos reales del pensamiento ha llevado a los lógicos contemporáneos a fundar una nueva retórica, definida como ciencia de la argumentación..." Seguramente haya otros factores influyentes en el desprestigio de la Retórica, pero se puede bien considerar que son estos tres mencionados los básicos, reductibles en conjunto a un simple proceso de reducción y anquilosamiento de la disciplina. Como ocurre con todo, la incapacidad de evolucionar y adaptarse al medio ambiente intelectual está en la base de toda desaparición o merma significativa, y la Retórica no podía quedar ajena a esto. PARA UNA DEFINICIÓN DE LA RETÓRICA Sin embargo de lo visto, seguimos teniendo a la vista la misma pregunta de unas páginas atrás: ¿cómo definiremos a la Retórica? Las respuestas son, para variar, múltiples, pero intentaremos sintetizarlas. Prácticamente hasta nuestro siglo, la Retórica ha venido siendo definida con pocas variaciones. Una buena síntesis leemos en LAUSBERG (1966: 32), manual de imprescindible consulta para cualquiera que desee profundizar en la teoría antigua, y tan completo como denso: "La retórica... se llama así por su artifex, el ρήτωρ = orator "orador"... La definición más amplia es ars bene dicendi (Quint.2,17,37; también bene dicendi scientia (Quint. 2,14,5)...) En todas las referencias a LAUSBERG 1966, el numeral que sigue a los dos puntos no hace referencia a la página, sino al párrafo. El resto de la bibliografía sigue el sistema normal de citación. 7 Departamento de Filología – Retórica Latina – Manuel López Muñoz En cuanto bene dicendi scientia... la retórica se contrapone a la gramática, que se define scientia recte loquendi. Ambas artes se diferencian, pues, por sus uirtutes: la uirtus de la gramática consiste en la corrección, la de la retórica consiste en el bene..." Esto es, se le da la consideración de herramienta, de conocimiento técnico ejercitado por un especialista y encaminado hacia una finalidad pragmática específica: el orador utiliza la retórica para realizar un acto comunicativo persuasivo y eficaz. Lógicamente, la herramienta que es la Retórica no es sólo su utilización, sino también aquella suma de instrucciones de uso que le confiere utilidad. Así, en la doctrina antigua encontramos que la Retórica es una preceptiva de la interacción pública comunicativamente eficaz, compuesta por una indagación sobre el lenguaje y la comunicación humana y por el inventario de consejos y recursos que se deducen de esa indagación. La definición de la Retórica como arte de hablar bien va a tener vigencia durante más de dos milenios en Occidente, aunque se someterá a discusión si ese hablar se refiere a disertar sobre cualquier cosa o sólo sobre cuestiones judiciales, y si ese bien implica exactamente la mera eficacia comunicativa o requiere además una conducta moral aceptable del orador en todos los actos de su vida. La primera discusión, entre postulados maximalistas ("se puede hablar de todo, luego el orador tiene necesidad de una cultura enciclopédica") y minimalistas ("la Retórica sirve sólo para los pleitos, conque el orador sólo necesita saber aplicar las leyes") producirá debates que atañen tanto a la naturaleza de la Retórica como a la formación del orador, y que tendrán repercusión en la historia de la educación. La segunda discusión será el germen del debate entre los defensores y los detractores de la Retórica. Veremos ambas cuestiones en los temas siguientes. Hoy en día, encontramos todavía vigentes estas ideas, como en LAUSBERG (1975: 13): "Por «Retórica en sentido amplio» hay que entender el «arte de hablar en general» ejercitado por toda persona que participa activamente en la vida social, por «Retórica en sentido estricto» («Retórica escolar») el «arte de hablar de las partes» (especialmente ante los tribunales), constituido en objeto de enseñanza a partir del siglo V aC... La Retórica es un sistema más o menos estructurado de formas conceptuales y lingüísticas que pueden servir para conseguir el efecto pretendido por el hablante en una situación." En esta definición hay una parte que no responde a la preceptiva clásica, sino a la moderna, cuando se menciona al hablante en general y a una situación no 8 Departamento de Filología – Retórica Latina – Manuel López Muñoz predefinida. Esa «Retórica en sentido amplio» que dice LAUSBERG es la que encontraremos que el Grupo μ llama «Retórica general». Hay quien, siguiendo muy al pie de la letra parte de la doctrina antigua, define a la Retórica como una técnica, que es lo que hace MURPHY (1989: 9) cuando afirma: "La retórica, en cuanto análisis sistemático del discurso humano que busca disponer de preceptos útiles para el futuro discurso, es una de las disciplinas más antiguas del mundo occidental..." Pero lo frecuente es que se tienda a emitir una definición doble siempre que se habla de Retórica sin más; cuando se le añade un adjetivo, se suele definir ese adjetivo, no el sustantivo. Ejemplo de doble definición tenemos en ALBADALEJO (1989: 11): "La Retórica es a la vez un arte y una ciencia. Como arte o técnica consiste en la sistematización y explicitación del conjunto de instrucciones o reglas que permiten la construcción de una clase de discursos que son codificados para influir persuasivamente en el receptor. Como ciencia, la Retórica se ocupa del estudio de dichos discursos en sus diferentes niveles internos y externos, en sus aspectos constructivos y en sus aspectos referenciales y comunicativos." Cambia el vocabulario, pero no las ideas: ALBADALEJO sigue proporcionándonos unos conceptos de evidente cuño clásico, como la propia distinción técnica/ciencia, (lat. ars/scientia), hoy quizá ya no demasiado operativa, porque las barreras entre la investigación básica y su aplicación concreta son cada vez más difusas. Quizá por eso sea más correcta la doble definición de MORTARA GARAVELLI (1991: 9): "Cuando se dice «retórica», se habla de dos cosas mutuamente dependientes pero muy distintas. La una es la práctica y la técnica comunicativa, y también el modo en que nos expresamos... La otra cosa que recibe el nombre de retórica es una disciplina, y, por tanto, un conjunto articulado de doctrinas: es la ciencia del discurso (lugar de teorías filosóficas), el conjunto de las reglas que describen su (buen) funcionamiento... Retórica, pues, quiere decir «práctica» y «teoría»: elocuencia y sistema de normas que han de respetarse para ser "elocuentes" y que son objeto de estudio sistemático..." Sin embargo, también puede ser la Retórica definida externamente, no por lo que es en sí misma, sino por el emisor y el receptor del mensaje y por el fin al que tiende. Cuando se trata del emisor, la preceptiva más asentada es la que veremos que se desarrolla en el mundo antiguo. El receptor del mensaje sí que ha recibido más atención en la teoría moderna, por ejemplo, en la noción de auditorio que formula PERELMAN (1987: 38) con una evidente deuda respecto de la doctrina antigua: 9 Departamento de Filología – Retórica Latina – Manuel López Muñoz "Lo que conservamos de la retórica tradicional es la idea de auditorio, la cual aflora de inmediato en cuanto pensamos en un discurso. Todo discurso va dirigido a un auditorio, y con demasiada frecuencia olvidamos que sucede lo mismo con cualquier escrito. Mientras que se concibe el discurso en función del auditorio, la ausencia material de los lectores puede hacerle creer al escritor que está solo en el mundo, aunque de hecho su texto esté siempre condicionado, consciente o inconscientemente, por aquellos a quienes pretende dirigirse. Asimismo, por razones de comodidad técnica y para no perder nunca de vista el papel esencial del auditorio, cuando utilicemos los términos «discurso», «orador» y «auditorio», entenderemos, respectivamente, la argumentación, el que la presenta y aquellos a quienes va dirigida, sin detenernos en el hecho de que se trata de una presentación de palabra o por escrito, sin distinguir discurso en forma y expresión fragmentaria del pensamiento." En cuanto a su finalidad, encontramos definida la retórica como instrumento propio de la capacidad interpretativa, como herramienta diseñada para facilitar la comprensión del mensaje, en MORTARA GARAVELLI (1991: 17): "Descubrir y explicar las reglas del juego comunicativo es la función cognoscitiva y social de la retórica. Para el intérprete de mensajes de cualesquiera procedencia y fin, es una función defensiva contra las insidias de la persuasión oculta...", pero también su componente fundamental de la persuasión -en la doctrina antigua veremos que se habla de docere, delectare y mouere, que no son sino manifestaciones diferentes del acto común de persuadir- en SPANG (1991: 59) cuando habla de la Retórica antigua: "Ahora bien, si no hubo constancia en la estructuración, sí existía en la finalidad que se proponían y siguen proponiéndose los retóricos: el fin del discurso -en la acepción más amplia de la palabra- era y es la persuasión... lo que, a partir de Aristóteles se ha venido designando como psicagogía es cualidad inherente a la retórica." o en REARDON (1991: 25), que no habla de Retórica, sino de persuasión, pero desde un punto de vista claramente retórico aun cuando su área de especialización sea más bien la Psicología: "En virtud de frecuentes asociaciones con móviles ulteriores de la conducta humana, muchos consideran que la «persuasión» es una actividad reservada a quienes carecen de ética. Por el contrario, la persuasión es una forma de comunicación en la que debe participar toda persona que se arriesga a entrar en relación con los demás. La persuasión es necesaria por el solo hecho de que todos diferimos en nuestros objetivos y en los medios con los que los conseguimos. El resultado inevitable es que con frecuencia nos interponemos en el camino de otro. A menudo, la conducta de una persona en busca de su objetivo entra en conflicto con la de otra. Cuando el logro de los objetivos de una persona resulta bloqueado por las conductas de otra en busca de su objetivo, la persuasión se emplea para convencer al ofensor para que redefina su objetivo o modifique los medios para lograrlo." En cuanto a la "Retórica con adjetivo" a la que se aludió más arriba, aquella en la que se define más el adjetivo que el sustantivo, encontramos en nuestros días dos 10 Departamento de Filología – Retórica Latina – Manuel López Muñoz posturas bastante extendidas y no necesariamente opuestas: la "nueva Retórica" de Chaïm Perelman y la "Retórica general" del Grupo μ. Explica los postulados de la "nueva Retórica" Jesús GONZÁLEZ BEDOYA en el prólogo a PERELMAN (1989: 17): "Su nueva retórica (i.e. la de Perelman) se va a centrar, pues, en el estudio de las estructuras argumentativas, aspirando a ser una disciplina filosófica moderna con dominio propio: el análisis de los medios utilizados por las ciencias humanas, el derecho y la filosofía, para probar sus tesis. La nueva retórica consiste, por tanto, en una teoría de la argumentación, complementaria de la teoría de la demostración objeto de la lógica formal. Mientras la ciencia se basa en la razón teorética, con sus categorías de verdad y evidencia y su método demostrativo, la retórica, la dialéctica y la filosofía se basan en la razón práctica, con sus categorías de lo verosímil y la decisión razonable y su método argumentativo, justificativo. La razón teorética se supedita a la razón práctica, porque la noción de justicia, alumbrada por ésta, es la base del principio de contradicción, supuesto fundamental de aquélla." Por su parte, los componentes del Grupo μ (Jacques DUBOIS, Francis EDELINE, Jean-Marie KLINKENBERG, Philippe MINGUET, François PIRE y Hadlin TRINON) se proponen, en realidad, estudiar el fenómeno literario, concebido de la siguiente manera (1987: 47): "...Postularemos, pues, que la literatura es en primer lugar un uso singular del lenguaje (así como la publicidad, el argot, etc.). Es precisamente la teoría de este uso lo que constituye el primer objeto de una retórica general, y quizá generalizable." Sin esta concepción de la literatura como "uso singular del lenguaje" no se puede entender la finalidad que más adelante proponen para sus esfuerzos (1987: 60): "Una retórica general, como la que se encontrará esbozada en la obra presente, debe proponerse el análisis de estas técnicas de transformación, distinguiendo cuidadosamente sus especies y sus objetos." ni, mucho menos, cómo definen la retórica (1987: 64): "Habida cuenta de lo que hemos recordado anteriormente, a saber, que la teoría de las figuras estaba lejos de agotar el propósito de la retórica de los antiguos -lo que justifica la utilización de la expresión «nueva Retórica» por Perelman para justificar una teoría de la argumentación-, la retórica es el conocimiento de los procedimientos de lenguaje característicos de la literatura." Dentro de sus teorías, el Grupo μ distingue una función retórica, que opera el efecto contrario a la famosa función poética jakobsoniana: si ésta independiza la palabra de la cosa nombrada, aquélla restablece el vínculo perdido; igualmente, hablan de retórica general y de transretórica (1987: 66): 11 Departamento de Filología – Retórica Latina – Manuel López Muñoz "La función retórica tiene como efecto reificar el lenguaje. Sabemos que la acción sobre un tercero (propaganda, seducción, publicidad, etc.) jamás ha dejado de beber del caudal de los procedimientos «poéticos», sin hablar de los que utilizan en el discurso científico para hacer la economía de una demostración... La retórica, como estudio de las estructuras formales, se prolonga, pues, necesariamente en una transretórica, que es precisamente lo que antiguamente se llamaba Segunda Retórica o Poética." Así pues, casi no hace falta señalar que el estudio de un fenómeno tan complejo como la Retórica admite múltiples enfoques que nos permitirían partir desde -y derivar hacia- la teoría de la literatura, la semiología, la psicología, la sociología, la historia de la literatura, la estilística, la teoría de la comunicación... Sin embargo, y como lo mejor suele ser enemigo de lo bueno, restringiremos considerablemente nuestro radio de acción. De un lado, procederemos con una descripción sumaria de la teoría retórica antigua, sistematizada definitivamente en todas o casi todas sus facetas por los rétores romanos. Estudiaremos aquí el corpus teórico de la Retórica latina, con la definición, naturaleza, finalidad, partes y ejecutante del menester retórico, hasta obtener una visión de conjunto que nos permita entender los demás bloques docentes, los de descripción e interpretación histórica. En efecto, con esa perspectiva sincrónica deberemos combinar otra diacrónica, encaminada a repasar el desarrollo histórico de la disciplina y su interrelación con la producción literaria de cada momento. Sólo este repaso ya justificaría el nombre de "Retórica latina" que recibe la asignatura, toda vez que la teorización retórica ha venido siendo formulada en latín durante más de mil quinientos años, incluso en periodos en los que las lenguas modernas ya habían asimilado la propia terminología retórica. Prácticamente hasta nuestros días son rastreables influencias, directas o indirectas, de los rétores latinos -y de los griegos a su través- en obras del tipo del Hablar en público hoy, de Vallejo Nájera. 12