EL CAPRICHO DE LAS CIRUGÍAS ADOLESCENTES Esteban: La chica llegó al consultorio con la foto de su actriz favorita, con esa imagen le dijo al cirujano plástico que debía tomarla como modelo y de esa manera estar acorde al modelo en el cual sus amigas estaban para mostrarse en cuanto a sus labios, pómulos y a “varios retoques” como dicen las chicas hoy para lucir de acuerdo al modelo de belleza en este momento, sobre todo del sector femenino. Salvador, la cirugía plástica ha tomado un lugar de preeminencia en las discusiones y en las diferentes opciones que la gente tiene para embellecerse. Salvador: Creo que hay un factor que uno nunca puede olvidar cuando se habla de cirugías estéticas en este momento, que es el factor económico. Hoy día es un gran negocio la cirugía estética. El cirujano que hace estética es un trabajador de la salud, que en muchos casos tiene que hacer cirugía reparadora y creo que se ha desarrollado para eso, para hacer una cirugía reparadora. Esteban: Para alguien que sufrió un accidente... Salvador: Claro, o reconstructiva, para las víctimas de accidentes, o personas que nacen con alguna malformación. En algunos casos se justificaba la cirugía, porque a veces hay características en el rostro, orejas o nariz que son realmente desagradables para el que la ve y afecta el ánimo de la persona que lo padece. En esos casos, con criterio, se comenzó a usar la cirugía estética pero hoy, es un negocio. Esteban: Derivó a otras cosas. Salvador: Sí, parecería que todo el mundo de alguna forma quiere modificar su cuerpo y es una lucha importante, que muestra el espíritu de nuestra generación; en definitiva es una lucha contra el envejecimiento. No podemos negar que nuestra sociedad, no sabe envejecer y no quiere hacerlo. El proceso de crecimiento y envejecimiento le molesta a nuestra generación en una forma especial. Entonces, hay que disimular la vejez y por allí la cirugía comenzó a hacer sus primeras incursiones en este campo que no es la cirugía reconstructiva, ni la que remodela o repara algo que necesita reparación, sino que el capricho de la persona que no desea tener arrugas, va se estira la cara y la que dice que su nariz no está de moda o la artista de fama que está mostrando y ella quiere tener esa nariz, “los labios finitos no son sensuales”, entonces quiere tener labios más carnosos y necesita aumentarlos, todo eso ha generado un negocio, que es normal para como se maneja nuestra sociedad, la economía es fundamental, entonces se ha transformado en un gran negocio. Esteban: Ha logrado que se llame la atención por la promoción que hacen un grupo de personas que con ciertas cosas en lo personal y aceptación “compran” lo que están ofreciendo. Salvador: No siempre lo que se compra es lo mejor. Porque de repente viene una mujer y dice “yo necesito tener pómulos más grandes”. Ella entiende que lo necesita “y va a un cirujano que le dice no, usted tiene las proporciones apropiadas, yo no voy a modificarlas”. Pero hay otros que no, si lo quieren y pagan lo hacen. Y en muchos casos he visto como “se arruinan” la cara literalmente, en Buenos Aires hay muchos casos de este tipo, personas que recurren a la cirugía estética en la cara de la mujer y cuando vino la moda de los pómulos grandes habían caras que se habían transformado en monstruosas realmente, parecían que se habían tragado dos pelotas de tenis y que las tenían en los pómulos, uno las veía a doscientos metros, se daban cuenta que eso estaba operado y venían orgullosas con esas dos “pelotas de tenis”, para mí estéticamente eran ridículas. O se hacían estirar los ojos para quitar las arrugas y los ojos les quedaban con gesto de asombro permanente, cara de “yo no fui”. ¿Uno se pregunta hasta dónde todo esto? Por otro lado están las cirugías en los senos, las cirugías mamarias para agrandar y a veces desmesuradamente porque creen que eso forma parte de la sensualidad, todas estas cosas se fueron sumando y trajeron las consecuencias consabidas, pues toda incursión dentro del cuerpo no deja de ser una “agresión”. Muchos creen que estas cirugías son inocuas porque no tratan ninguna enfermedad, pero son riesgosas, aún la lipoaspiración es peligrosa cuando se saca más de la cuenta, si el cirujano es consciente pondrá límites, pero también hay quienes están dentro del negocio, no podemos negar que siempre hay personas que están para lucrar solamente y hacen un gran negocio con esto. He conocido casos de personas que han quedado en estado vegetativo luego de la liposucción, quien ha ido a hacerse una cirugía estética sencilla y terminó en terapia intensiva falleciendo, entonces uno dice, “no es tan inocua”. Por otro lado también han surgido en este último tiempo los denominados: “Centros de estética”, muchas veces incursionan en temas que deberían ser patrimonio exclusivo del cirujano y el quirófano, hechos en lugares que no son aptos, ni por su asepsia, generalmente son personas que no tienen la capacidad para hacerlo y lo hacen. Inyectan sustancias agresivas en la persona, terminan produciendo un problema en la salud. Hay personas a las cuales les ha explotado la silicona que le colocaron en vuelo, donde las presiones varían, de repente estalla una silicona, entonces todo el fluido comienza a derramarse dentro del organismo y corren peligro, por otro lado, cuando esa silicona estalla, automáticamente ese cuerpo pasa a ser deforme, con la intervención le habían dado una deformidad, ahora la deformidad es doble. Estamos frente a un tema delicado, no forma parte solamente de la frivolidad de la gente. Porque a veces las personas lo miran y dicen “Es gente frívola la que hace esto”. Como es así piensan que todo pasa por el cuerpo y hacen esto, creo que hay más que frivolidad, hay patología. Frivolidad es una cosa y patología otra totalmente distinta. Frivolidad es una característica de la personalidad, pero la patología es una enfermedad, estamos llegando ya al tema enfermizo de querer modificar el cuerpo y la naturaleza, disfrazar los procesos naturales diciendo que no han sucedido. “Tengo 70 años, pero quiero aparentar 40”. Uno de los problemas que vemos en estos momentos es que cada vez son más jóvenes las mujeres que intentan acceder a este tipo de cirugía. Una de las modas que se están imponiendo es que las niñas de quince años, que van a festejarlos de una forma especial, pidan como regalo de cumpleaños una cirugía estética. Entonces los papás van con la nena al cirujano plástico para que le aumente el volumen de los pechos o trabaje en los labios poniéndole botox. Y lógicamente cuando un cirujano está enfrente a una chica de 14 años sabe que está frente a una adolescente. Todos sabemos lo que significa la adolescencia. Es un momento de la vida en el cual nadie está conforme con su cuerpo. El mismo, estalló en la adolescencia, el adolescente se mueve torpemente porque su crecimiento ha sido violento y no condice con su maduración. Por tanto es torpe, justamente por ese proceso de maduración que está teniendo. Esteban: Es un proceso por el cual pasamos todos. Salvador: Todos, además hemos sido adolescentes y lo recordamos, ¿qué adolescente está conforme con su cuerpo? ¿Se mire y diga “yo tendría que...”? Hace todo un recorrido imaginario. ¿Es normal que una persona de quince años, en pleno crecimiento, cuando todavía su cuerpo no ha terminado de desarrollarse, lo pongan bajo la sombra de un cirujano para que lo modifique? Así como hemos hablado de los tatuajes y los problemas que trae. Acá tenemos otro problema que tiene que ver con la cultura en la cual estamos inmersos. Esteban: Bueno, de esa cultura debemos pensar como respondemos y nos paramos como personas, familias y sociedad. Aquí en Tierra Firme estamos hablando de este tema bien candente para las nuevas generaciones sobre todo. Ya volvemos. PAUSA... Esteban: Lo hemos planteado en términos de capricho Salvador, porque en definitiva parece que al no aceptar como somos ni como es nuestro cuerpo, al no aceptar lo que son nuestros labios, ojos, pómulos, en fin, todo nuestro cuerpo, tal cual fue conformado, buscamos modificarlo. Y en última instancia termina siendo un anhelo personal, de cumplir un modelo que está siendo impuesto por los medios masivos de comunicación. Salvador: Es verdad. Creo que forma parte de un conjunto. ¿Te acordás cuando hicimos un programa sobre la Barbie? Esta muñeca tiene mucho que ver con esto porque le cambian los ideales a las niñas, ya no le dan un bebé para que juegue a ser la mamá. Sino le dan una niña para que la vistan y la tomen como ejemplo. Indudablemente esos modelos son ideales y la realidad siempre es otra. El espejo que se pone no es el real. Leí una carta del Dr. Carlos Van Thienen que presumo es un médico cirujano pues habla de las cirugías estéticas. Dice “la cirugía plástica, como muchas otras actividades ha expandido sus fronteras hacia la masividad. La verdadera industrialización y estandarización. Poniendo al alcance de una gran mayoría la posibilidad de cumplir deseos. Una cirugía estética o procedimiento mínimamente invasivo deberían ser tan sutiles como es la exquisita femineidad y debe ser efectuada en un paciente con pleno grado de madurez psicoemocional. Operar, colocar toxina botulínica o rellenar los labios son procedimientos que se encuadran en el acto médico del arte de curar. Con el mismo ejercicio de la libertad de elección que ejerce la paciente, también cada uno de nosotros (habla de los médicos) podemos decir no te voy a operar, poner toxina botulínica o relleno, porque considero que no corresponde. No caigamos en la ridiculez de tener abdominales de siliconas, pectorales tallados, glúteos redondos como dos pelotas, labios hinchados, prótesis mamarias a los quince años, toxina botulínica cuando no existe una arruga o relleno de labios, cuando recién se comienza a conocer el néctar de un beso amoroso. Practiquemos cuidarnos, ser responsables, poner límites y obrar en consecuencia. No nos va a ir mal por decir no, como padres, adultos y profesionales”. Este Doctor, publicó esta carta en un reconocido diario argentino y ante la eclosión de modelos que presenta la televisión y despierta en las adolescentes el deseo de quien tiene 15 años se lo hizo y en este momento tiene fama porque no voy a hacerlo y ese es el problema que tienen que enfrentar los padres, es interesante porque que ha pasado, casi siempre las niñas iban acompañadas de su mamá, la madre se lo había hecho entonces lleva a la nena también. Pero ahora los papás van también y ese es el asombro de muchos cirujanos plásticos con los que conversé, me decían que es asombroso no solamente que el padre la acompañe, sino el diálogo que tiene el padre con la hija, frente al cirujano plástico acerca de lo que le conviene o no para su cuerpo. Diálogos que son más diálogos de un amante que de un padre. El médico que me lo comentaba decía que esos diálogos son enfermizos entre padre e hija diciendo: “necesitas este tipo de siliconas para tus pechos por ejemplo”. Es decir, estamos perdiendo todos los criterios de familia, de relación frente a un hecho que es una moda enfermiza, nada hay que reemplace a la frescura de un rostro natural a los quince años, salvo que haya sufrido un accidente y lo necesite porque quedó desfigurado y el accidente haya producido un efecto psicológico malo en la persona, pero como dice el Doctor se necesitan personas maduras psicoemocionalmente para tomar decisiones de este tipo y no es el caso de los adolescentes, sin embargo es una moda entre los quince y dieciséis años, el quince por ciento de las cirugías que se hacen, sobre esas edades, es decir que sobre cien cirugías realizadas un quince por ciento corresponden a niñas entre quince y dieciséis años. Esteban: Tiene que estar el consentimiento de los padres para poder hacerlo. Salvador: Además, porque es carísimo. Me gusta como habla el Doctor, porque se dice comúnmente, pongamos botox, pero él dice, lo que se está poniendo es toxina botulínica, a veces disfrazamos las cosas, la palabra “botox”, no dice lo que es en realidad “toxina botulínica”. Él dice llamemos las cosas por su nombre, hay médicos conscientes, que dicen vamos a hacer esto que con el tiempo pasa. Expresan: “no hagamos nada permanente” porque se dan cuenta que están frente a una persona en crecimiento, tratan de complacerla y a la vez cuidarla, pero algunos dicen, querés esto permanente, toma esto permanente. Pero, cuando se entra en estos procesos hay que repetirlo constantemente porque los efectos se van, cuando ello sucede, se nota de forma patética que hay una cirugía que ha caducado, por otro lado, cuando llegan dicen quiero los labios un poco más carnosos, pero resulta que esos labios más carnosos dentro de la estética de la cara desentonan, entonces los médicos dicen no, que deben trabajar sobre los pómulos y el mentón también porque hay que darle forma a toda la cara, entonces la niña fue porque tiene labios finitos y quiere tener unos labios más anchos, pero sale con un tratamiento que tiene que ver con los pómulos y el mentón, se le deforma toda la cara. Lo notable es que en este último tiempo y lo hemos hablado en este último tiempo acerca del capitalismo de ficción. En general antes se decía que se note lo menos posible la cirugía, hoy no es así, quieren que se note los retoques en la cara. Veo a algunas personas hablar de cirugías y lo dicen orgullosamente, tengo algunos retoques en la cara, puedo darme este lujo para hacerme esto, así que no solamente la marca en la ropa se lleva externamente, sino que se quiere mostrar esto. Entonces digo: ¿cómo calificaríamos todas estas cosas? Cuando veo que a una chica de quince años la llevan sus padres a hacerle una cirugía, digo la chica es inmadura, pero los padres son imbéciles, el problema no es la niña, ésta puede tener cualquier capricho, porque sabemos que los adolescentes los tienen, pero los padres deben tener sensatez y poner límites. El padre tiene que ser padre y como tal, debe tener autoridad. ¡Cuidado, la familia no es democrática! Hay una autoridad paterna y a los quince años los padres tienen que ejercer todavía autoridad y si usted ve que su hija quiere tomar una decisión de este tipo tiene que saber como conversar con ella y saber, como dice el Doctor, el valor que tiene el “No”. No nos irá mal por decir “¡No!”. Creo que es importante pero además entendamos que el ser humano está en un proceso, usted y yo, estamos en proceso de envejecimiento, la vida es eso, crecer, envejecer y morir. No podemos, hacer trampas y creer vamos a adelantar el tiempo, tenemos que intentar estar preparados para vivir en plenitud cada una de las etapas de nuestra vida. Hace un tiempo atrás, un peluquero muy famoso en la ciudad donde vivo se acercó, nos hicimos amigos y me dijo “quiero cortarle el cabello”. Entonces, cuando me fui a cortar el cabello me dice: “usted no sabe cuanto mejoraría si lo tiñésemos de negro”. Le dije “ mire, cada una de estas canas me las gané con esfuerzo, es el tiempo que ha pasado en mi vida y no reniego de esto, no quiero volver a cuando no tenía canas, no quiero simular delante de los demás lo que no soy. Soy esto, y no es que esté conforme, es lo que soy, debo aceptarlo, porque estoy en esa etapa de la vida. Muchos años después a veces cuando conversamos se ríe y dice: “yo fui el desubicado en todo esto porque tenía que haber entendido lo que significa para una persona la madurez ”. Pero el partió de la base que nadie quiere madurar, ni envejecer, ni tener canas y no puede ser eso, estamos en un proceso. Tenemos que prepararnos para cada etapa de la vida. “Dios hizo cada cosa hermosa en su tiempo” cada etapa en la vida tiene sus atractivos y hay que vivirlas en plenitud. Cada una de las arrugas que vamos teniendo en el rostro, forman parte de la experiencia y la carga de los años que tenemos y no hay porque ocultar. Los años de la vida debemos manejarlos en tal forma, (lo dice Moisés en un Salmo), que traigan sabiduría a nuestra vida, ahora parece que se da lo contrario, traen insensatez. Cuando vivimos con sabiduría, dependemos del Dios que nos hizo y trazó los límites de nuestra habitación sobre la Tierra, sabemos envejecer con dignidad y somos parte de un proceso, pero éste es regido y marcado por el Dios que nos hizo y por tanto debemos respetarlo.