Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit 1 Cuestiones Básicas de Filosofía El Triángulo Platónico Introducción a la Filosofía Arno Anzebacher Estando a la concepción del filósofo británico A. WHITEHEAD, toda la filosofía europea consiste en unas notas marginales a PLATÓN. Partiendo de algunas ideas fundamentales del filósofo griego, vamos a intentar exponer aquí tres cuestiones básicas o tres corrientes principales del pensamiento filosófico. Con ello lograremos una panorámica de la problemática fundamental de la filosofía en general. 1. La comparación de la caverna Podemos aclarar el problema, que aquí nos ocupa, mediante uno de los textos más famosos de la historia de la filosofía: la parábola platónica de la cueva (República, VII, 514-516, texto abreviado): SÓCRATES: Imagina una especie de cavernosa vivienda subterránea, provista de una larga entrada, abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de toda la caverna, y unos hombres que están en ella desde niños, atados por las piernas y el cuello, de modo que tengan que estarse quietos y mirar únicamente hacia delante, .pues las ligaduras les impiden volver la cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde algo lejos y en plano superior, y entre el fuego y los encadenados, un camino situado en alto, a lo largo del cual suponte que ha sido construido un tabiquillo parecido a las mamparas que se alzan entre los titiriteros y el público, por encima de las cuales exhiben aquéllos sus maravillas. Pues bien, a lo largo de esa paredilla, unos hombres que transportan toda clase de objetos, cuya altura sobrepasa la de la pared, y estatuas de hombres o animales... GLAUCÓN: ¡Qué extraña escena describes y qué extraños prisioneros! -Iguales que nosotros, porque, en primer lugar, ¿crees que los que están así han visto otra cosa de sí mismos o de sus compañeros sino las sombras proyectadas por el fuego sobre la parte de la caverna que está frente a ellos? -¿Cómo, si durante toda su vida han sido obligados a mantener inmóviles las cabezas?.. -Entonces no hay duda de que los tales prisioneros no tendrán por real ninguna otra cosa más que las sombras de los objetos fabricados. -Es enteramente forzoso. Cuando uno de ellos fuera desatado y obligado a levantarse súbitamente y a volver el cuello y andar y mirar a la luz, y cuando al hacer todo esto, sintiera dolor y, por causa de las chiribitas, no fuera capaz de ver aquellos objetos cuyas sombras veía antes, ¿qué crees que contestaría, si le dijera alguien que antes no veía más que sombras inanes y que es ahora cuando, hallándose más cerca de la realidad y vuelto de cara a objetos más reales, goza de una visión más verdadera, y si fuera mostrándole los objetos que pasan y obligándole a contestar a sus preguntas acerca de qué es cada uno de ellos? ¿No crees que estaría perplejo y que lo que antes había contemplado le parecería más verdadero que lo que entonces se le mostraba? -Mucho más. Y si se lo llevaran de allí a la fuerza, obligándole a recorrer la áspera y escarpada subida, y no le dejaran antes de haberle arrastrado hasta la luz del sol, ¿no crees que sufriría y llevaría a mal el ser arrastrado, y que, una vez llegado a la luz, tendría los ojos tan llenos de ella que no sería capaz de ver ni una sola de las cosas a las que ahora llamamos verdaderas? -No, no seria capaz, al menos por el momento. -Necesitaría acostumbrarse, creo yo, para poder llegar a ver las cosas de arriba. Lo que vería más fácilmente serían, ante todo, las sombras; luego las imágenes de hombres y de otros objetos reflejados en las aguas y, más tarde, los objetos mismos. y después de esto le sería más fácil el contemplar de noche las cosas del cielo y el cielo mismo, fijando su vista en la luz de las estrellas y la luna, que el ver de día el sol y lo que le es propio... Y por último, creo yo, sería el propio sol... en su propio dominio y tal cual es en si mismo... (Instituto de estudios políticos, Madrid 1965, 111, p. lss). 2. Crítica de la experiencia PLATÓN arranca de una crítica a fondo de la experiencia cotidiana. Mientras los hombres se mantienen en la experiencia de cada día sin un sentido crítico, viven en un mundo de apariencias (¡la cueva!) y nada saben del verdadero ser. La filosofía libera al hombre de la caverna de las apariencias y le conduce hasta el sol de la verdad. Se establece así una diferencia fundamental entre la mera apariencia (doxa) y el verdadero ser (on). ¿Cómo llega PLATÓN a esa distinción? Podemos verlo con un ejemplo simple: Veo una vaca. ¿Cómo se llama eso? Intentemos primero mostrar lo que realmente percibimos con los sentidos, cuando vemos una vaca. Vemos colores, formas, dimensiones y tal vez hasta escuchamos un mugido. Todo eso que nosotros percibimos por los sentidos lo llama PLATÓN manifestación, fenómeno (phainomenon). Esas manifestaciones sensibles cambian de continuo; se mueven, los colores se difuminan, la figura se alza, el mugido se pierde. Sin embargo existe algo, que en medio de ese cambio constante de las manifestaciones cambiantes, se mantiene y no cambia: «esta vaca» determinada. Las manifestaciones sensibles, que cambian y mudan de continuo, son manifestaciones de algo que se muestra en ellas y persiste: son manifestaciones de una vaca. Decimos «veo una vaca», porque sabemos que bajo tales manifestaciones en cambio constante hay algo que no cambia cuando cambian las manifestaciones. Eso es lo que podemos designar como «esencia de la vaca». Dicha esencia de la vaca permanece igual a sí misma. Pero ¿ vemos realmente esa dicha esencia? ¿La percibimos sensiblemente? Es evidente que no. No es ni siquiera una manifestación sensible, sino que subyace a las manifestaciones y mediante ellas se expresa. Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit Podemos ver claramente que en cada experiencia se da esa distinción: cada experiencia contiene, por una parte, la manifestación que cambia de continuo y que percibimos por los sentidos. Por otra parte, sin embargo, contiene esa esencia no mutable, que persiste bajo las manifestaciones cambiantes, que nosotros conocemos, pero que no percibimos sensiblemente. Más tarde veremos los numerosos problemas que todo esto plantea, que el tema no es tan simple como ahora parece. Resumimos: o El campo de la apariencia es el campo de la sensibilidad, de los sentidos. La sensibilidad pertenece al mundo material y corpóreo. Se realiza a través de nuestros sentidos corporales (vista, oído, gusto, etc.) y tiene que ver con las manifestaciones sensibles. Los sentidos perciben en las manifestaciones un flujo de cambio continuo, un constante surgir de cosas nuevas que se transforman y desaparecen. o El campo del verdadero ser es el campo del mundo espiritual. Con los «ojos del espíritu» se realiza el verdadero y auténtico conocimiento (noesis, episteme). Nada tiene que ver con la apariencia de unas manifestaciones mutables, y no se cumple en la sensibilidad, sino que se refiere al verdadero ser, que es inmutable, permanece siempre el mismo y subyace a las manifestaciones. 3. El triángulo platónico Con ello se le planteaba a PLATÓN una problemática que iba a ser decisiva para la filosofía. Está claro ahora que el conocimiento no puede explicarse simplemente mediante la sensibilidad. En la sensibilidad nuestro cuerpo (los órganos sensibles) se muestra ligado a las cosas sensibles (manifestaciones). Es similar a las mismas y está «emparentado» con ellas. Sin embargo, de esa sensibilidad se distingue nuestro espíritu conocedor (nous) al que PLATÓN también llama «alma», como el verdadero ser inmutable subyace a las manifestaciones cambiantes. El problema que ahora se le plantea es el siguiente: ¿Cómo puede conocer nuestro espíritu el verdadero ser? ¿Cómo es posible un verdadero conocimiento? Podemos aclarar la pregunta con imágenes platónicas: nuestro espíritu (alma) está de algún modo encerrado en nuestro cuerpo y, con ello, separado del verdadero ser. Entre el espíritu y el ser verdadero se interpone el mundo aparente y material de lo sensible. Pero la sensibilidad no puede constituir un puente entre el espíritu y el ser 2 verdadero. Pese a lo cual, nosotros no simplemente percibimos de una manera sensible (como los animales), sino que también conocemos. ¿Cómo es ello posible? PLATÓN soluciona el problema contraponiendo al espíritu humano, de una parte y al verdadero ser de las cosas, que subyace a las apariencias, una tercera realidad, de la otra parte, que son las ideas. Constituyen las verdaderas esencias en sí, eternas e inmutables. Al menos durante un período importante de su vida pensó PLATÓN que' las ideas estaban «separadas» del alma (espíritu) y de las cosas físicas (naturaleza) transcendiéndolas (en sus diálogos posteriores modificó esa concepción de las ideas). Así pues, las ideas son los modelos eternos de las esencias de las cosas. La pluralidad de las ideas se compendia y culmina en la única idea del bien y de la belleza, como la idea de las ideas. Esa idea de las ideas es lo absoluto (la divinidad) en el sistema de PLATÓN. En la parábola de la caverna el sol sustituye a esa idea de las ideas, mientras que las cosas de la naturaleza que están bajo la luz del sol representan la pluralidad de ideas. Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit 3 las ideas, las cosas naturales participan de las mismas. Están en una participación (methexis) de las ideas. Así pues, un verdadero conocimiento es posible, si el alma y el ser verdadero de las cosas confluyen en la idea o en las ideas. En el sentido de la anamnesis (recuerdo) el alma está vinculada a las ideas, de las que participan las cosas de la naturaleza, en el sentido de la methexis. La percepción sensible no es más que el pretexto externo para el recuerdo. Con esta problemática, que podemos designar como el triángulo platónico, ha planteado PLATÓN una tarea básica y central a toda la historia de la filosofía. Las bisagras de esta problemática las oculta bajo el velo del mito, que desde entonces tiene que explicar la filosofía. 4. Práctica Ahora bien ¿cómo resuelve PLATÓN con su doctrina de las ideas el problema planteado? Lo formula mediante dos mitos: o o El mito de la anamnesis: por esencia el alma es semejante a las ideas y está emparentada con ellas. Antes de su ingreso en el cuerpo caduco el alma ha contemplado las ideas. Pero esa contemplación espiritual ha quedado obnubilada por la sensibilidad al penetrar el alma en el cuerpo. Mediante la purificación (katharsis) de las trabas sensibles (subida de la caverna) es posible el recuerdo (anamnesis). El conocimiento verdadero se realiza gracias al recuerdo. El mito de la methexis: el cosmos ha surgido por obra de un demiurgo (demiourgos). Ha formado las cosas naturales de la materia originaria imitando a las ideas. En tanto que imágenes de Como lo demuestra la parábola de la caverna, en el triángulo platónico no se trata sólo de un planteamiento teórico. Más bien se destaca una exigencia ética. PLATÓN no quiere explicar simplemente cómo es posible el conocimiento o cuáles son las condiciones de posibilidad de la experiencia, sino que al propio tiempo muestra también lo que se ha de hacer. En la problemática del triángulo la práctica humana se convierte a su vez en problema. ¿Por qué? Cuando he comprendido la diferencia entre sensibilidad y espíritu, sé que no debo permanecer en la caverna, sino que estoy obligado a hacer mío el esfuerzo de la ascensión. Entonces sé también que no he de abandonarme al juego caprichoso de mis inclinaciones sensibles «instintos» sino que el actuar es un deber que me impone la razón. Una existencia humana digna es aquella en que el espíritu (la razón) domina sobre la sensibilidad. Pero el espíritu, cuando se ha liberado, está en el signo de la idea del bien. En este sentido la emancipación del hombre es ante todo una tarea que cumplir: debe escapar de la cueva de los bienes aparentes, de los deseos desordenados, de las pasiones e inclinaciones ciegas, para llegar a la humanidad, a una praxis desde una visión racional. No puede dejarse definir irracionalmente por unos motivos sensibles, sino que ha de alcanzar la libertad de espíritu y definirse a sí mismo por la razón. Sólo bajo el dominio de la razón puede desarrollarse la sensibilidad en el sentido de humanidad. Ahora bien, la emancipación del hombre en el signo de la humanidad reafirma también el deber de colaborar a fin de que otros y, en definitiva, todos los hombres encuentren la posibilidad de esa emancipación. En la parábola de la caverna vuelve a bajar a la misma el Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit que ya ha realizado la ascensión e intenta librar de las cadenas a sus antiguos compañeros para conducidos fuera. 5. Las corrientes principales del planteamiento filosófico Aunque el filosofar platónico se da muchas veces bajo el signo del mito y en su originalidad deja muchas cosas indiferenciadas, está claro que a partir de la parábola de la caverna y del triángulo cabe exponer la problemática fundamental del quehacer filosofante. El triángulo conduce ante todo a establecer la diferencia entre filosofía teórica y filosofía práctica. Con los tres vértices «ser, yo, idea» (o bien «naturaleza, sujeto, absoluto» y también «mundo, alma, Dios») el triángulo abarca todo el espacio de la filosofía teórica. Las posiciones más importantes de la tradición filosófica se distinguen ante todo por cuál de los tres «vértices» pone el filosofar como punto de arranque a fin de desarrollar sistemáticamente el conjunto de la filosofía. De lo cual se siguen tres corrientes principales del filosofar: a) Filosofía del ser: el pensamiento arranca de las manifestaciones o fenómenos y se pregunta por el ser, que subyace a tales manifestaciones. Se pregunta, por tanto, por las condiciones de posibilidad de la experiencia en el no yo. El filosofar presenta aquí una orientación primordialmente ontológica (ontología: doctrina del ser, del ente). Se pregunta por el verdadero ser del ente y busca la comprensión del ser desde sus últimos fundamentos ontológicos. b) Filosofía del yo: el pensamiento sigue un camino inverso. Empieza por interrogarse acerca del yo como sujeto de toda experiencia. Pregunta, en consecuencia, por las condiciones de posibilidad de la experiencia en el yo, en el sujeto. Su orientación, por tanto, es primordialmente transcendental; es decir, se pregunta por el sujeto del mundo experimental y de sus determinaciones. c) Filosofía del espíritu: el pensamiento arranca de la idea. Y busca desde la idea las condiciones de posibilidad de la experiencia. Así pues, ese filosofar piensa desde lo absoluto el ser y el yo, la sustancia y el sujeto, la methexis y la anamnesis, el problema ontológico y transcendental conjuntamente. En la historia de la filosofía esas tres corrientes principales van ligadas a tres grandes nombres: la filosofía del ser a ARISTÓTELES, la filosofía del yo a KANT, la filosofía del espíritu a HEGEL. Sin embargo todas tres fluyen a lo largo de la tradición. En principio no se contradicen, sino que desde diferentes puntos de vista desarrollan la 4 misma visión de conjunto. Cierto que cada uno de los tres planteamientos adquieren un relieve muy distinto. De ello se sigue la abundante pluralidad de aspectos, que sustenta la diferenciada conciencia problemática de la philosophia perennis. En el planteamiento del triángulo platónico se mueve la entera tradición filosófica.