Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer CONSUELO BOTICARIO BOTICARIO MARÍA CASCALES ANGOSTO Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer Plasencia 2013 © UNED. Centro de Plasencia © Consuelo Boticario Boticario, María Cascales Angosto D.L.: CC-154-2013 I.S.B.N.: 978-84-616-4319-6 Imprenta y encuadernación: Artes *riÀcas Batanero, S.L. P.E. Mejostilla. c/ Thomas Edison, 16 · 927 225 218 · www.agbatanero.com Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del “Copyright”, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos. Agradecimientos Nuestra profunda gratitud a la Doctora Evangelina Palacios Aláiz por su inestimable ayuda en la revisión y corrección de los manuscritos. También agradecemos de manera muy especial la colaboración prestada por Doña Adoración Urrea Salazar en la preparación de los manuscritos, en la búsqueda de bibliografía y en la realización del ajuste electrónico de las figuras. |7 Prólogo Un organismo vivo es un prodigio de armonía, sus componentes individuales tienen divididas las funciones e interaccionan entre sí de una forma compleja y precisa. Sin embargo, este conjunto de interacciones puede ser fácilmente alterado por agentes que amenazan su integridad como los microorganismos, parásitos, las lesiones tisulares o el cáncer. Para defenderse, los organismos han desarrollado una gran variedad de mecanismos que transcurren en su medio interno. El organismo proporciona un medio ambiente ideal para muchos microorganismos, que intentan invadirlo y para ello se introducen atravesando la barrera de la piel o mucosas. El organismo a su vez posee un sistema muy eficiente para hacer frente a estos invasores, el sistema inmune. El sistema inmune está compuesto por una red de células, tejidos y órganos que tiene como misión la defensa frente a los agentes foráneos. El sistema inmune tiene la capacidad de distinguir lo propio de lo extraño. Cada célula del organismo posee el mismo conjunto de proteínas de superficie que las distingue como “propias”. Normalmente el sistema inmune no ataca las células propias que poseen el mismo perfil de marcadores propios, más bien, uno y otras coexisten pacíficamente en un estado conocido como autotolerancia. En estas reacciones de defensa hay tres fases: el reconocimiento, el procesamiento y la respuesta. En el reconocimiento media una interacción entre antígeno y receptor, y permite distinguir lo propio de lo extraño. En este sentido, un antígeno sería la unidad más pequeña de algún elemento extraño capaz de generar una respuesta. Al reconocimiento |9 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto sigue el procesamiento, que es la transmisión de la señal desde el receptor a otra molécula. Finalmente, durante la respuesta el organismo actúa para eliminar la amenaza. Este mecanismo puede tener lugar con la participación de células (inmunidad celular) y/o de moléculas solubles (inmunidad humoral). Algunos participantes en la defensa son innatos, están presentes desde el nacimiento y no dependen de la presencia de antígenos. Otros son adquiridos y se encuentran en pequeñas cantidades antes de un estímulo antigénico. Las células y moléculas del sistema inmune son un componente fundamental del microambiente tumoral. Es importante que las estrategias terapéuticas puedan dirigir las respuestas del sistema inmune de manera específica hacia las células tumorales, con el objeto de inducir una memoria específica inmunológica que cause una regresión tumoral a largo plazo y evite la recaída en los pacientes con cáncer. La inmunoterapia del cáncer es el uso del sistema inmune para rechazar el cáncer, estimulando el sistema inmune del paciente para atacar las células del tumor maligno que son responsables de la enfermedad. Esto puede realizarse por inmunización del paciente, mediante la administración de una vacuna, en tal caso el propio sistema inmune del paciente se entrena para reconocer las células tumorales como objetivo a ser destruido, o mediante la administración de anticuerpos terapéuticos como fármacos, de tal manera que el sistema inmune del paciente se activa para destruir las células tumorales por los anticuerpos terapéuticos. La inmunoterapia basada en las células es otra entidad importante de inmunoterapia del cáncer. Esto implica a un grupo de células inmunes tales como, las células naturales asesinas (NK), las células asesinas activadas por linfoquinas (LAK), linfocitos T citotóxicos (CTL), células dendríticas (CD), etc., las cuales pueden ser activadas in vivo por administración de ciertas citoquinas (interleuquinas), o bien aisladas y enriquecidas ex vivo y transfundidas al paciente para que luchen contra el cáncer. 10 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer La respuesta inmune innata representa la primera estrategia defensiva del organismo para hacer frente a una gran variedad de agentes patógenos (bacterias, virus, hongos y parásitos). La activación del sistema inmune innato da lugar a una respuesta inflamatoria esencial para el control rápido de las infecciones. Los leucocitos fagocíticos, componentes esenciales del sistema inmune innato, son críticos en estos procesos por su capacidad de atrapar y destruir los microorganismos. Entre estos leucocitos se incluyen los siguientes: neutrófilos (polimorfonucleares, PMN), monocitos, macrófagos y células dendríticas. La actividad de la NADPH-oxidasa fagocítica constituye un mecanismo muy conservado a través de las especies, que genera especies reactivas de oxígeno. Este sistema, responsable del denominado estallido respiratorio (respiratory burst) de los fagocitos, es una fuente endógena importante de radical superóxido y está constituido por varias proteínas distribuidas entre el citoplasma y la membrana plasmática. Durante la activación leucocitaria los componentes ubicados en el citosol, tienen que emigrar a la membrana plasmática, que es donde se verifica el ensamblaje del complejo funcional que conforma el sistema enzimático activo. El ejemplo que pone de manifiesto la importancia fisiopatológica de la NADPH oxidasa fagocítica es la enfermedad granulomatosa crónica (CGD, chronic granulomatous disease), caracterizada por la ausencia o deficiencia de este complejo sistema enzimático, y por tanto del estallido respiratorio de los fagocitos. Esta enfermedad se manifiesta en la infancia por una predisposición, severa y prolongada, a frecuentes infecciones crónicas y recurrentes con desenlace, a veces fatal. Como esta enfermedad es rara, las células de estos enfermos han supuesto un valioso sistema donde estudiar las propiedades de la NADPH oxidasa. En la actualidad se utilizan ratones knockout deficientes en los genes phox. Desde la primera descripción de la CGD en 1957, como síndrome de infecciones recurrentes, hipergammaglobulinemia, hepatoesplenomegalia y linfoadenopatia, se han realizado avances significativos en el conocimiento de las deficiencias moleculares. | 11 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto El presente volumen comprende seis capítulos: 1. Generalidades del sistema inmune 2. Receptores tipo Toll y células dendríticas 3. Regulación del sistema inmune 4. Sistema inmune y cáncer 5. Estallido respiratorio d los fagocitos 6. Enfermedad granulomatosa crónica e inflamación Un sistema inmune fuerte eficaz y regulado es sinónimo de salud y es uno de los mejores marcadores de la mejor calidad de vida y bienestar. Las alteraciones del sistema inmune producen un aumento de estados patológicos que afectan negativamente al organismo, y esta situación en la actualidad es cada vez más habitual ya que las costumbres de las sociedades occidentales están haciendo que aparezcan más disfunciones en este sistema, probablemente porque no se está utilizando para lo que estaba diseñado que era defender al organismo de las infecciones. Los nuevos hábitos de alimentación, el sedentarismo, incluso la excesiva higiene, etc., han debilitado de tal manera el sistema inmune que cada vez aumentan los casos de alergias, enfermedades autoinmunes inflamatorias, inmunodeficiencias, infecciones, y cáncer. 12 | Índice Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9 Capítulo 1. Generalidades del sistema inmune . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15 Capítulo 2. Receptores tipo toll y células dendríticas . . . . . . . . . . . . . 43 Capítulo 3. Regulación del sistema inmune . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71 Capítulo 4. Sistema inmune y cáncer . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113 Capítulo 5. Estallido respiratorio de los fagocitos . . . . . . . . . . . . . . . . 147 Capítulo 6. Enfermedad granulomatosa crónica (CGD) e hiperinflamación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 171 | 13 CAPÍTULO 1 Generalidades del sistema inmune INTRODUCCIÓN En los organismos multicelulares, el sistema inmune tiene la misión de mantener la supervivencia y la calidad biológica ante el continuo cambio del medio ambiente, actuando como defensa frente a invasores externos. Está compuesto por un entramado de células y productos de éstas, que interaccionan entre sí. Su función es distinguir las entidades propias de las extrañas y eliminar las extrañas. Si el sistema inmune funciona adecuadamente el organismo puede estar en contacto con alérgenos y no ser alérgico, con gérmenes y no contraer infecciones, con cancerígenos y no padecer cáncer. Los componentes del sistema inmune tratan de evitar que los agentes patógenos infecten las células del organismo, o de controlar la infección cuando ésta ya se ha iniciado. Los microorganismos son las principales entidades extrañas, pero los neoplasmas, los trasplantes y ciertas toxinas son también importantes. Para hacer frente a todos estos agentes agresivos, el sistema inmune ha desarrollado dos mecanismos: la inmunidad innata y la inmunidad adquirida, las cuales se encuentran en total conexión e influencia una sobre otra. El sistema inmune comprende una red compleja y difusa de órganos, células y productos celulares, cuya misión es proteger el organismo de las enfermedades causadas por la mayoría de patógenos (bacterias, virus, parásitos, hongos y otras sustancias extrañas). Los leucocitos patrullan a través del organismo detectando los patógenos invasores. Estas células, no solo destruyen las células infectadas y malignas, sino también eliminan los residuos celulares. Partes del sistema inmune son las amígdalas, los nódulos | 15 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto linfáticos, el apéndice, el bazo, el timo, las células madre hematopoyéticas, los leucocitos, los anticuerpos y las citoquinas. El sistema inmune juega un papel directo en la inmunidad, las enfermedades infecciosas, alergias y enfermedades autoinmunes, tales como hepatitis autoinmune y la artritis reumatoide. En casos de hepatitis vírica el sistema inmune es extremadamente activo y es responsable del desenlace agudo, crónico o fulminante de la enfermedad. BREVE HISTORIA Se conoce desde tiempos remotos el hecho de que los supervivientes a las plagas se encontraban protegidos de los horribles estragos de éstas en posteriores encuentros con la enfermedad. Uno de los comentarios más antiguos, aparece en las crónicas de Tucídides en la guerra del Peloponeso, donde describe una plaga que azotó Atenas en el año 430 antes de Cristo y comenta como los que sentían mayor piedad por los enfermos y los moribundos eran los que habían padecido antes esa enfermedad y se habían recuperado. Ellos conocían la enfermedad y sabían que no la padecerían por segunda vez y de sufrir un segundo ataque, nunca tendría una evolución fatal. Estos conocimientos no se entendieron bien en su época y no fueron sometidos a experimentación o análisis, más bien, la aparición de epidemias se envolvió en una aureola mágica o religiosa. La primera vacunación efectiva, aunque todavía empírica, fue llevada a cabo por el científico inglés Edgard Jenner (1749-1823), quien observó que aquellos pacientes que se curaban después de alguna infección con la viruela de la vaca, quedaban protegidos contra la viruela humana. Convencido por sus observaciones, en mayo de 1796 inoculó a James Phipps, un niño de ocho años, la viruela de vaca y unos meses después la viruela humana. El niño sobrevivió porque se había hecho inmune a la enfermedad. Jenner envió el artículo con estos datos a la Royal Society para su publicación, pero se lo rechazaron, por miedo a que dañara la reputación de tal Sociedad. La publicación en 1798 del tratado de Jenner sobre la vacunación (de vaccinus, de las vacas), término 16 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer que sustituyó al de variolización, hizo que se extendiera el concepto de contagio y se profundizara en el estudio de la respuesta inmune del organismo a sustancias extrañas, y de este modo tuvo lugar el nacimiento de la Inmunología como Ciencia. Finales del siglo XIX fue una época afortunada en los avances científicos. Louis Pasteur estableció que las enfermedades no se adquieren espontáneamente, sino que son producidas por organismos específicos que inducen inmunidad. Fue en el siglo XX cuando gracias a los estudios de la teoría humoral (Ehrlich, Premio Nobel) y la teoría celular (Metchnikoff, Premio Nobel), se estableció la idea de la selección clonal. Posteriormente el medico australiano Macfarlane Burnet, propuso en 1949, que lo que se conoce como “propio” se define durante la embriogénesis, a través de interacciones muy complejas entre las células inmunes y el resto de las células y moléculas del embrión. Durante este proceso, la materia extraña que accidentalmente invade el cuerpo del embrión, puede ser percibida como propia. Por lo tanto, Burnet argumentó que las bacterias, virus y células genéticamente distintas, que ingresan en el organismo durante la vida embrionaria, pueden ser tolerados indefinidamente. El científico británico Peter Medawar y su equipo apoyaron el argumento de Burnet mediante experimentos de transplante y aportaron la primera demostración de que tejidos extraños diferentes a la córnea, pueden ser tolerados con éxito dentro de un individuo genéticamente diferente. Esto contribuyó a redefinir la inmunología como la ciencia de reconocimiento entre lo propio y lo extraño y generó un concepto innovador que vinculó la ciencia básica con la clínica en el tratamiento de enfermedades autoinmunes, cáncer, alergias y síndromes de inmunodeficiencia. Ambos, MacFarlane Burnet y Medawar recibieron en Premio Nobel en 1960. En los últimos 30 años, y coincidiendo con el advenimiento del SIDA, es mucho lo que ha cambiado el concepto del sistema inmune y sus funciones, merced a los constantes avances científicos alcanzados por la tecnología que ha impulsado el desarrollo del cultivo celular, la biología molecular, la ingeniería genética y la bioquímica de las proteínas, lo | 17 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto cual ha permitido conocer en términos estructurales y bioquímicos, muchos fenómenos que acontecen en la respuesta inmune. Un testamento elocuente de la importancia y el progreso de la inmunología fue el anuncio en 1980 por la Organización Mundial de la Salud, que la viruela había sido erradicada del mundo gracias a un programa de vacunación. Por último, en 2011 el premio Nobel de Fisiología y Medicina recayó en tres inmunólogos, dos de ellos, Hoffmann y Beutler por sus descubrimientos de los receptores tipo Toll y Ralf Steinman por su descubrimiento de la célula dendrítica SISTEMA INMUNE INNATO Y SISTEMA INMUNE ADAPTATIVO El cuerpo humano se enfrenta constantemente al ataque de microorganismos (bacterias, virus, hongos y parásitos), que suponen una amenaza continua para la supervivencia. El sistema inmune, con sus dos líneas de defensa, la innata y la adaptativa, es la encargada de reconocer esta invasión y de reaccionar para su eliminación. La respuesta innata, no específica del antígeno, destruye los microorganismos y dispara un proceso inflamatorio que contribuye al bloqueo de la diseminación de la infección. Si los microorganismos superan esta primera barrera, la inmunidad adaptativa, específica de antígeno, está integrada por los linfocitos T y B y es capaz de producir anticuerpos y células asesinas que podrán destruir las células infectadas. Las células del sistema inmune innato utilizan receptores de reconocimiento no clonales, que incluyen los receptores tipo Toll (TLR), receptores tipo NOD (NLR), lectinas y helicasas. Las células T y B del sistema inmune adaptativo utilizan receptores clonales que reconocen antígenos o sus péptidos derivados, de forma altamente específica El sistema inmune innato (fagocitario) es la primera línea de defensa del organismo, que impide la invasión y diseminación de los patógenos. Es filogenéticamente primitivo (vegetales y animales), realiza una respuesta rápida directa sobre el patógeno, no posee memoria e interviene en la sepsis. Las células del sistema inmune innato reconocen un modelo molecular común 18 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer y constante de la superficie de los microorganismos, denominado modelo molecular asociado a patógenos, a través de los receptores celulares conocidos como receptores de reconocimiento. Estos receptores de reconocimiento se expresan fundamentalmente en la superficie de las células fagocíticas (neutrófilos, monocitos y macrófagos y células dendríticas inmaduras), y de las células presentadoras de antígeno (células dendríticas maduras y monocitos/macrófagos), y su primera misión es la de entrar en contacto con el patógeno durante la infección. NATURAL (innato) SISTEMA INMUNE NATURAL Enfermedad ADQUIRIDO (adaptativo) ARTIFICIAL Vacunas Figura 1. Esquema que muestra los dos brazos del sistema inmune: el natural o innato y el adquirido o adaptativo. Este último se divide en natural, cuando se induce por enfermedad RDUWLÀFLDOFXDQGRVHLQGXFHSRUYDFXQDV Los productos microbianos que activan esta respuesta son: lipopolisacáridos, peptidoglicanos, ácido lipoteicoico, lipoproteínas, DNA, glicolípidos, fragmentos de pared celular, y lipoarabinomanano, que en conjunto se denominan PAMP (Pathogen-Associated Molecular Patterns). Los receptores celulares encargados del reconocimiento de los PAMP se denominan PRR (Pattern Recognition Receptor), los cuales se han seleccionado en el transcurso de la evolución para reconocer estructuras o productos microbianos, de los que forman parte los receptores tipo Toll. El sistema inmune adaptativo, representa una respuesta tardía, que se inicia al establecerse una conexión entre el complejo MHCII-Antígeno en la | 19 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto superficie de las células presentadoras de antígenos (APC, antigen presenting cell) y el receptor de las células T (TCR), que se encuentra en la superficie de los linfocitos T. Por este medio los linfocitos T vírgenes resultan activados y se verifica en ellos una selección clonal de linfocitos específicos del antígeno, que poseen memoria y su protección es prolongada. El sistema inmune adaptativo se encuentra en los animales vertebrados. La inmunidad en su conjunto, es consecuencia de una compleja interrelación entre el sistema inmune innato, inespecífico frente a los antígenos, y el sistema inmune adaptativo, específico del antígeno. Las células del sistema inmune innato usan receptores de reconocimiento no conal, mientras que las del sistema inmune adaptativo, linfocitos T y B usan receptores clonales que reconocen antígenos o los péptidos derivados de dichos antígenos, de una manera altamente específica. COMPONENTES DEL SISTEMA INMUNE El sistema inmune está compuesto de distintos tipos de células y proteínas. Cada componente tiene una misión especial enfocada a reconocer y reaccionar frente al material extraño (antígenos). Algunos componentes tienen como función única y principal reconocer los agentes extraños, otros componentes tienen la función de reaccionar contra el material extraño, y algunos otros funcionan para ambos, reconocer y reaccionar. Como las funciones del sistema inmune son tan importantes para mantener la supervivencia, existen mecanismos de respaldo. Si un componente del sistema falta o no funciona correctamente, otro componente puede hacer alguna de sus funciones. Los componentes del sistema inmune son: los órganos, los elementos celulares (fagocitos, linfocitos, etc), el sistema de complemento y los anticuerpos. Órganos del sistema inmune Los órganos del sistema inmune están distribuidos por todo el organismo y se denominan órganos linfoides porque son 20 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer la morada de los linfocitos, células sanguíneas de la serie blanca, que son las células clave operativas del sistema inmune (Figura 2). Entre ellos cabe citar: – adenoides, dos glándulas localizadas detrás de la vía nasal; – amigdalas, dos masas ovales situadas en la garanta; – apéndice, pequeño tubo conectado al intestino grueso; – bazo, órgano localizado en la cavidad abdominal; – medula ósea, tejido adiposo blando en las cavidades de los huesos; – nódulos linfáticos, pequeños organos de forma de habichuela localizados a través de todo el cuerpo y conectados a los vasos linfáticos; – placas de Peyer, tejido linfoide en el intestino delgado; – timo, dos lóbulos que se unen en el frente de la tráquea detrás del esternón; – vasos linfáticos, red de canales que atraviesa todo el cuerpo que conduce los linfocitos a los órganos linfoides y al torrente sanguíneo; – vasos sanguíneos, son las arterias, venas y capilares a través de las que fluye la sangre. Los órganos del sistema inmune están conectados uno con otro y con todos los órganos del organismo por una red de vasos linfáticos. Los linfocitos pueden viajar por todo el cuerpo usando los vasos sanguíneos En el interior de estos órganos los linfocitos crecen se desarrollan y se despliegan. Los linfocitos pueden viajar a través de todo el cuerpo utilizando los vasos sanguíneos. Las células sanguíneas pueden también viajar a través de un sistema de vasos linfáticos que están paralelos a las arterias y venas. Células y fluidos se intercambian entre la sangre y los vasos linfáticos, lo que capacita al sistema linfático para vigilar al organismo frente a los agentes invasores. Los vasos linfáticos llevan la linfa, un fluido claro que baña los tejidos del organismo. | 21 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto Figura 2. Distribución de los órganos linfoides Los órganos linfoides se pueden clasificar en: primarios o centrales y secundarios o periféricos (desde un punto de vista funcional) y encapsulados y difusos (desde un punto de vista anatómico-estructural). En los órganos linfoides primarios es donde se produce la diferenciación de linfocitos (linfopoyesis) T y B. La de linfocitos B ocurre en hígado fetal y médula ósea. La de linfocitos T sucede en el timo. En los órganos linfoides secundarios se presentan los antígenos y se monta la respuesta inmune específica (ganglios linfáticos, bazo y MALT o tejido linfoide asociado a mucosa. Los conductos linfáticos se distribuyen por todo el organismo, llegan a todas las zonas y tienen cadenas de ganglios intercalados. Destacan las cadenas ganglionares localizadas en la zona inguinal, axilar y amigdalar. El punto de conexión entre vasos linfáticos y vasos sanguíneos es el llamado ducto (o conducto) torácico, que es donde la linfa se vuelca en la vena subclavia. No hay que confundir el concepto de “ganglio linfático” con el de folículo linfoide. Estos últimos no son otra cosa que acumulaciones de linfocitos que adquieren forma esférica. Es un modo, de organización 22 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer de los tejidos linfoides. Existen folículos linfoides en todos los órganos linfoides encapsulados: ganglios, bazo y timo. Además, en los órganos linfoides difusos, como el MALT, se ha observado la presencia de folículos linfoides en unas estructuras denominadas placas de Peyer, pero no en el resto del tejido. Los órganos linfoides primarios son: la médula ósea y el timo. La médula ósea es un tejido blando que se encuentra en el hueco central de los huesos y es la fuente de todas las células sanguíneas incluyendo las células inmunes. Está formada por islotes de células hematopoyéticas situados en el interior de los huesos. Todas las células del sistema inmune se originan a partir de las células hematopoyéticas madre pluripotentes de la médula ósea a través de los linajes mieloide y linfoide. Durante la edad fetal estas funciones se realizan en el hígado, que abandona esta actividad después del nacimiento. Además, la médula ósea actúa como órgano linfoide secundario (diferenciación final de células B a células plasmáticas). El timo, es un órgano que descansa detrás del esternón. Los linfocitos T maduran en el timo. Los precursores de los linfocitos T llegan por vía arterial a la corteza y a través de los capilares pasan a la médula. De la médula salen por los capilares venosos. Los linfocitos se diferencian en el trayecto de la corteza a la médula. La diferenciación consiste en la presentación, por parte de las células epiteliales, de sus proteínas HLA (antígeno leucocitario humano) sucediendo la llamada selección positiva. Después las células dendríticas y los macrófagos enseñan a los timocitos los antígenos HLA con péptidos propios en su hendidura (selección negativa). Con esta selección se eliminan el 95 % de los posibles linfocitos T. La selección positiva, que elimina linfocitos T con receptores poco apropiados, se realiza en la corteza y la selección negativa (médula) elimina los linfocitos que reconocen elementos propios del organismo. Los órganos linfoides secundarios son el ganglio linfático, el bazo y el tejido linfoide asociado a mucosas. El ganglio linfático presenta vías | 23 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto de entrada (conductos linfáticos aferentes, venas postcapilares y arterias postcapilares), y de salida, un conducto linfático eferente. Existen en el ganglio linfático tres zonas estructuralmente distinguibles: – corteza, donde existen células B y folículos linfoides. Estos folículos pueden ser primarios (presentan células B vírgenes en reposo) o secundarios (presentan centros germinales con linfocitos B activados tras la presentación de antígenos) – paracorteza, muy rica en linfocitos T, y – médula, donde se encuentran los linfocitos maduros que están listos para salir del ganglio. El bazo, es un órgano aplastado en la parte superior izquierda del abdomen. Como los nódulos linfáticos, el bazo contiene compartimentos especializados donde las células inmunes recogen y confrontan antígenos. En la pulpa blanca se realiza la presentación de antígenos. Los linfocitos llegan por la arteria esplénica y capilares arteriales y salen por las venas y vasos linfáticos eferentes. En la pulpa blanca existen folículos linfoides. El tejido linfoide asociado a mucosa (MALT) está formado por agrupaciones de tejido linfoide no encapsulado, situado en la lámina propia y áreas submucosas de los tractos gastro-intestinal, respiratorio y génito-urinario. Tiene particular interés (dada su extensión) el tejido asociado a la mucosa gastro-intestinal (GALT). En las microvellosidades de los enterocitos existen redes capilares y vénulas además de un conducto linfático que recibe el nombre de lacteal. Los linfocitos están dispersos (tejido difuso) en todo el tejido, salvo en las placas de Peyer donde existen folículos linfoides no encapsulados que aparecen agrupados. En el organismo existen dos 2 sistemas circulatorios: la sangre y la linfa. La sangre llega a todos los tejidos a través de arterias, arteriolas y capilares arteriales. Parte del fluido sanguíneo de los tejidos drena y entra en los 24 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer conductos linfáticos eferentes. Así los canales linfáticos forman una red, y cuando confluyen varios canales se constituyen los nódulos linfáticos a los que llegan varios conductos aferentes que drenan por un único conducto eferente (de salida). Finalmente, la linfa encuentra el camino hacia el llamado ducto torácico que es donde la linfa se vuelca en la sangre. Una característica única de los linfocitos es que pueden cruzar el organismo a través de la sangre y la linfa. Este tráfico de sangre a linfa se denomina recirculación linfocitaria. Los linfocitos abandonan los tejidos infectados hacia los ganglios linfáticos regionales. Allí, son activados tras encontrar células presentadoras de antígeno. Una vez activados, vía conductos linfáticos, se vuelcan en el ducto torácico a la circulación sanguínea. Y por último, a través de la circulación vuelven al tejido infectado para ejercer su función Además de estos órganos, se encuentran agrupamientos de tejido linfoide en muchas partes del organismo, especialmente en el tracto digestivo y en las entradas de aire en los pulmones. Estos tejidos incluyen las amígdalas, adenoides y apéndice. Células del sistema inmune Las células del sistema inmune se pueden distinguir por disponer en sus membranas de unos marcadores (constituidos por receptores), que juegan un papel muy importante en el reconocimiento y la adhesión de las células. Se conocen gran cantidad de estos marcadores que han sido denominados CD (Cluster Designation). Estos marcadores se clasifican en tres grupos según que la expresión de su función sea: durante toda la vida de la célula, transitoria en una de las fases de diferenciación, o cuando las células son activadas. Todas las células del sistema inmune proceden de células madre pluripotenciales de la médula ósea. Del hígado embrionario surge la médula ósea donde existen células madre que dan lugar a todas las células sanguíneas. | 25 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto Las células madre de la médula ósea tienen una variedad de funciones en el sistema inmune tales como la fagocitosis, la secreción de citoquinas y la presentación de antígenos. Estas células madre se diferencian en dos linajes fundamentales: mieloide y linfoide (figura 3): Del progenitor mieloide o promielocito derivan los granulocitos que se subdividen en: neutrófilos, eosinófilos, basófilos, mastocitos y monocitos que, a su vez, dan lugar a células dendríticas y macrófagos. Los fagocitos son células especializadas del sistema inmune cuya función primaria es ingerir y destruir microorganismos. Los fagocitos realizan distintas funciones críticas contra infecciones. Tienen la habilidad de salir del fluido sanguíneo y moverse hacia los tejidos al sitio de la infección. Cuando llegan al sitio de la infección, fagocitan al microorganismo invasor. La ingestión de los microorganismos es mucho más fácil cuanto están cubiertos de anticuerpos, complemento o ambos. Una vez que es fagocitado el microorganismo, se inicia una serie de reacciones químicas dentro de la célula (estallido respiratorio, respiratory burst), que resultan en la destrucción del microorganismo. Estas células, como otras en el sistema inmune, se desarrollan de células madre en la médula ósea. Cuando maduran, migran a todos los tejidos pero especialmente a la sangre, bazo, hígado, nódulos linfáticos y pulmones. Hay diferentes tipos de fagocitos. Los leucocitos polimorfonucleares (neutrófilos, granulocitos o PMN) se localizan en la sangre y pueden migrar a sitios de infección en minutos. Son estos fagocitos los que se incrementan en la sangre durante una infección y son responsables en gran parte de las cuentas grandes en las biometrías hemáticas. Los fagocitos abandonan el fluido sanguíneo y se acumulan en los tejidos durante las primeras horas de la infección y son los responsables de la formación de pus. /os neutróÀlos, o leucocitos polimorfonucleares (PMN), pertenecen al grupo de los granulocitos. Responden a señales de quimiotaxis y abandonan 26 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer los capilares mediante un proceso complejo que implica rodadura, adhesión y por extravasación emigran a través de las células endoteliales del vaso sanguíneo, hasta llegar al sitio de la agresión. Son varios los mediadores implicados, tales como sustancias producidas por los patógenos y por las células que participan en el proceso inflamatorio. Una de estas sustancias, la IL-1 (interleuquina 1) es liberada por los macrófagos residentes en el tejido lesionado. Otra es la histamina, liberada por los basófilos circulantes, los mastocitos y las plaquetas, que causa dilatación de los capilares. Como consecuencia de la lesión tisular, el hígado produce una sustancia denominada proteína C reactiva (CRP), nombre que se debe por su capacidad de unirse al componente C-polisacárido de la pared de las bacterias y hongos. Esto activa al sistema del complemento por la vía clásica y como resultado se forma C3a que recubre al microorganismo facilitando así la fagocitosis. Los monocitos, son otro tipo de fagocitos en la sangre, donde capturan los microorganismos. Circulan en la sangre periférica antes de emigrar a los tejidos. Cuando los monocitos salen del fluido sanguíneo y entran en los tejidos, cambian de forma y tamaño para convertirse en macrófagos. Dentro de ciertos órganos los monocitos o macrófagos (cuando son residentes en los tejidos), toman diversos nombres: células de Kupffer en hígado, células de la microglia en cerebro, células mesangiales en riñón y osteoclastos en hueso. Como macrófagos poseen capacidad fagocítica y presentadora de antígenos. Las células dendríticas, son muy versátiles y existen diferentes subgrupos de células dendríticas con distintos precursores, tanto mieloides como linfoides. Su capacidad fagocítica es intensa en su estado inmaduro, capacidad que se va perdiendo a medida que maduran, que es cuando adquieren la capacidad presentadora de antígenos. Por tanto, macrófagos y células dendríticas son las células presentadoras de antígeno o APC. Los eosinóÀlos son otro tipo celular dentro de los granulocitos, cuya misión es destruir parásitos, principalmente helmintos. Los atacan vía | 27 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto receptores C3b que se han producido durante el curso de vías alternativas de activación del complemento por los propios helmintos. Liberan diversos compuestos procedentes de sus gránulos citoplasmáticos. Entre estos compuestos se incluye la proteína principal básica (MBP), proteínas catiónicas, peroxidasa, arilsufatasa B, fosfolipasa D, e histaminasa. El contenido de los gránulos es capaz de lesionar la membrana de los parásitos. /os basóÀlos, son células no fagocíticas, que al activarse, liberan numerosos compuestos desde los gránulos basofílicos presentes en el citoplasma. Juegan un papel preponderante en las respuestas alérgicas, particularmente reacciones de hipersensibilidad tipo I. Los mastocitos liberan sustancias químicas que provocan inflamación, lo que permite que otras células inmunitarias ingresen al área problemática. Del progenitor linfoide derivan algunas células dendríticas y los linfocitos. Los linfocitos que adquieren la competencia inmune en la médula ósea, son los linfocitos B. Los que la consiguen en el timo (el primer órgano linfoide) son los linfocitos T. El tejido linfoide incluye los nódulos linfáticos, adenoides, amígdalas, y tejidos asociado a mucosa (bronquios, intestino, naso-faríngeo y urogenital). Estos órganos linfoides reciben antígenos desde los tejidos y superficies mucosas. Los antígenos que consiguen llegar a la circulación sanguínea son interceptados en el bazo. Los linfocitos responden a los antígenos con la producción de anticuerpos por las células B, o citoquinas (linfoquinas) por las células B y T. Las linfoquinas controlan la respuesta inmune adaptativa por acción secundaria sobre las células participantes y en el caso de las células T citolíticas en la destrucción de las células infectadas por virus. Los linfocitos poseen receptores para antígenos polipeptídicos. La capacidad de una molécula o configuración molecular para inducir una respuesta inmune se denomina inmunogenicidad, y a la molécula como inmunógeno. Una molécula capaz de reaccionar con el correspondiente anticuerpo o receptor de los linfocitos T, se denomina antígeno (Ag). Algunos antígenos, aunque 28 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer capaces de reaccionar, son incapaces de inducir la respuesta inmune, es decir carecen de inmunogenicidad y se conocen como haptenos. Figura 3. Células del sistema inmune. A partir de una célula madre en la médula ósea se desarrollan las células del linaje linfoide y del linaje mieloide. Las células fagocitarias prinFLSDOHVVRQORVPDFUyIDJRVQHXWUyÀORVSROLPRUIRQXFOHDUHV301\ODVFpOXODVGHQGUtWLFDV LQPDGXUDV /DV FpOXODV SUHVHQWDGRUDV GH DQWtJHQRV $3& VRQ ORV PDFUyIDJRV ODV FpOXODV GHQGUtWLFDVPDGXUDV\ORVOLQIRFLWRV% Tipos de linfocitos. Las células del sistema inmune adaptativo son los linfocitos que derivan de las células madre hematopoyéticas pluripotenciales de la médula ósea. Los linfocitos T y B son las células encargadas de la defensa específica del sistema inmune adaptativo, presentan receptores en su membrana que les permite reconocer una enorme variedad de patógenos. Los linfocitos B se encuentran involucrados en la respuesta inmune humoral, mientras que los linfocitos T lo están en la respuesta inmune mediada por células. Los linfocitos B son células especializadas del sistema inmune que tienen como función principal producir anticuerpos (inmunoglobulinas o gammaglobulinas). Los linfocitos B se desarrollan a partir de células | 29 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto madre de la médula ósea y cuando maduran, se encuentran en la médula ósea, nódulos linfáticos, bazo, ciertas áreas del intestino, y en menos extensión en el fluido sanguíneo. Cuando las células B se estimulan con un antígeno, responden madurando en otros tipos de células llamadas células plasmáticas. Las células plasmáticas producen anticuerpos. Los anticuerpos encuentran su camino hacia el fluido sanguíneo, secreciones respiratorias, secreciones intestinales etc. Los linfocitos T (células T o timocitos) son otro tipo de células inmunes. Las funciones especializadas de los linfocitos T son atacar directamente antígenos extraños como bacterias, virus, hongos, tejidos trasplantados, etc., y actuar como reguladores del sistema inmune. Los linfocitos T se desarrollan a partir de células madre en la médula ósea. En la vida del feto, los linfocitos T inmaduros migran al timo, un órgano especializado del sistema inmune situado en el tórax. En el timo, los linfocitos T inmaduros se convierten en linfocitos T maduros. Los linfocitos T maduros dejan el timo y se van a otros órganos del sistema inmune, como el bazo, nódulos linfáticos, médula ósea y la sangre. Cada linfocito T reacciona con un antígeno específico, así como cada anticuerpo reacciona con un antígeno específico. De hecho, los linfocitos T tienen moléculas en la superficie que son como anticuerpos que reconocen antígenos. La variedad de linfocitos T es tan grande que pueden reaccionar frente a cualquier antígeno. Los linfocitos T también varían con respecto a su función: linfocitos T citotóxicos (Tc), linfocitos T colaboradores (Th), y linfocitos T supresores/reguladores. Los linfocitos T citotóxicos (Tc) son los que destruyen al microorganismo invasor. Estos linfocitos T protegen al organismo de bacterias específicas y virus que tienen la habilidad de sobrevivir y reproducirse en las células del organismo. Los linfocitos T citotóxicos también responden a tejidos extraños, como a un hígado trasplantado. Los linfocitos T citotóxicos migran al sitio de la infección o al tejido trasplantado, se fijan a su blanco y lo destruyen. 30 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer Los linfocitos T colaboradores (Th), ayudan a los linfocitos B a producir anticuerpos y ayudan a los linfocitos Tc en el ataque a sustancias extrañas. Los linfocitos Th hacen más efectiva la función de los linfocitos B, provocando una mejor y más rápida producción de anticuerpos. Los linfocitos Th también hacen más efectiva la función de destrucción de los linfocitos Tc. Por otra parte los linfocitos T supresores (Tsup), suprimen la actividad a los linfocitos Th. Sin esta supresión, el sistema inmunológico seguiría activo después de superada la infección. Juntos, los linfocitos Th y T sup, actúan a modo de termostato de todo el sistema de linfocitos activándolo y desactivándolo según las conveniencias. Los linfocitos T se dividen en: – Colaboradores o auxiliares (Th): llevan la proteína CD4+. Al ser activados segregan citoquinas que inducen la proliferación de los linfocitos B y T. Una de las más importantes es la IL-2, que desencadena la multiplicación de los linfocitos T. Los linfocitos Th1, colaboran con los macrófagos y las células dendríticas (inmunidad celular); mientras que los linfocitos Th2, colaboran con los linfocitos B (inmunidad humoral) – Citotóxicos (Tc o CTL): llevan la proteína CD8+ y son citolíticos. Para lisar las células extrañas requieren la activación por IL-2 y otras citoquinas producidas por los linfocitos Th. – Supresores o reguladores (Tsup/reg): son tolerogénicos, producen factores como el TGF-ȕ que inhiben la proliferación de las células T y B y actúan contrarrestando la activación producida por otros linfocitos. – De memoria: están programados para reconocer el antígeno invasor original y reaccionar con enorme rapidez para su destrucción. Las células NK, naturales asesinas o linfocitos grandes granulares, se incluyen entre los linfocitos No tienen marcadores característicos y | 31 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto participan en la inmunidad innata, con capacidad de reconocer lo “propio” y también tienen propiedades líticas. Todas las células del sistema inmune provienen de una célula pluripotencial o célula basal que se multiplica continuamente en la médula ósea, gracias a influjos especiales, posiblemente de tipo hormonal, recibidos en su ambiente, lo que genera diariamente miles de millones de células. Los primeros factores en actuar sobre la célula basal que se multiplica continuamente son, la hemopoyetina, conocida también como interleuquina 1(IL-1), y la IL-3. En la segunda fase del proceso de diferenciación actúa la hormona timopoyetina procedente del timo la cual en cooperación con IL-2 e IL-4 genera líneas de linfocitos timo-dependientes. En el desarrollo de las líneas celulares de tipo mieloide actúan varios factores entre ellos se encuentran el factor estimulador de colonias (CSF, colony stimulating factor), el factor M de diferenciación (M-CSF), que forma colonias de monocitos y finalmente el factor G (G-CSF), que da lugar a la formación de granulocitos. En la diferenciación de eosinófilos, participa de forma especial la IL-5, mientras que en la diferenciación de mastocitos y basofilos la señal utilizada es la IL-4. Hasta el momento se sabe que la ausencia de otra señal y la prevalencia de G-CSF conlleva la formación de neutrofilos a partir del mieloblasto. Los neutróÀlos o PM1, junto a los monocitos-macrófagos y células dendríticas, son las principales células del sistema inmune innato (Tabla 1). Los neutrófilos se encuentran almacenados en la médula ósea. Mediante un estímulo (citoquinas circulantes), se reclutan y se liberan en la circulación. A partir de aquí se dirigen al tejido lesionado, donde sufren una serie de procesos que conducen a la fagocitosis del patógeno y a su destrucción. Estos procesos en orden cronológico son: reclutamiento, adherencia a las células endoteliales (selectinas e integrinas), movilidad hacia el foco infeccioso o quimiotaxis (quimioquinas), reconocimiento y unión, fagocitosis y destrucción. 32 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer Principales células Origen y del sistema localización inmune innato 1eXWróÀlos P01 Médula ósea, sangre, tejidos Receptores de Función 0onociWos \ macrófagos Médula ósea, sangre, tejidos Complemento, Foco inflamatorio. anticuerpos, Fagocitosis, PAMP presentan Ag (APC) Células dendríticas Médula ósea, Complemento, Fagocitosis tejidos y mucosas, anticuerpos, (inmaduras) vasos sanguíneos y PAMP presentan Ag (APC) ganglios linfáticos (maduras) Complemento, Rápidamente anticuerpos reclutados hacia el foco inflamatorio. Fagocitosis, inflamación Tabla 1. Células principales del sistema inmune innato. PMN, polimorfonucleares; APC, células SUHVHQWDGRUDVGHDQWtJHQRV$JDQWtJHQR3$03SDWURQHVPROHFXODUHVDVRFLDGRVDSDWyJHQRV Citoquinas Las citoquinas son moléculas producidas por células del sistema inmune encargadas de la comunicación intercelular, y en consecuencia afectan las funciones de muchas células distintas. Se sintetizan en respuesta a un estímulo, por lo que tienen una vida media corta. Son polipéptidos solubles de peso molecular bajo, entre 8 a 15 kDa, y ejercen su acción en dosis muy pequeñas uniéndose a receptores específicos en la superficie de las células diana. Las citoquinas pueden actuar en forma local (efecto autocrino y paracrino) o en forma sistémica (efecto endocrino). Las citoquinas más comunes son las interleuquinas (IL), los interferones (IFN), el factor de necrosis tumoral (TNF) y el factor estimulante de colonias de granulocitos y macrófagos GM-CSF. Ciertas citoquinas pueden llegar a ser tóxicas cuando se encuentran en concentraciones elevadas. Las quimioquinas, a su vez, son proteínas pertenecientes a una familia de citoquinas. Se llaman así debido a | 33 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto la capacidad que tienen para inducir la quimiotaxis en las inmediaciones de las células sensibles, son, por tanto, citoquinas quimiotácticas, que presentan características estructurales comunes, tales como su pequeño tamaño o la presencia de cuatro residuos de cisteína en regiones protegidas. Las citoquinas dirigen la respuesta inmune innata y la respuesta inmune adaptativa e intervienen en la inflamación y en la hematopoyesis. Para ello activan a neutrófilos, macrófagos, eosinófilos, células NK e inducen la producción de especies reactivas de oxígeno y nitrógeno y participan en la hematopoyesis. Intervienen también, en procesos tan importantes como la inflamación, la regulación de la expresión de los MHC I y II (Major Histocompatibility Complex), las respuestas inmunosupresoras, la regulación del cambio de isotipo de inmunoglobulinas, la quimiotaxis y la función efectora. Desde un punto de vista funcional existen cinco familias de citoquinas: inflamatorias, hematopoyéticas, producidas por los linfocitos Th1, producidas por los linfocitos Th2 y quimioquinas.También se pueden agrupar por familias según su estructura tridimensional: tipo hematopoyetina, interferones, inmunoglobulinas, tipo TNF. Las citoquinas se caracterizan por su pleiotropía y su redundancia funcional. Suelen actuar uniéndose a receptores específicos, localmente o en células alejadas del sitio de producción. Algunas citoquinas importantes funcionalmente son las interleuquinas (IL), los interferones (INF) o los factores de necrosis tumoral (TNF). La deficiencia de los distintos tipos de citoquinas o de sus receptores produce distintas patologías. Su uso en tratamiento va en aumento. Actualmente existen terapias basadas en el uso de GM-CSF, INFĮ e INFȕ. Las disfunciones del sistema inmune se pueden entender en una triple vertiente: – Hipersensibilidad: respuesta inmunitaria exagerada (alergia, asma, anafilaxia), – Inmunodeficiencia: respuesta inmunitaria ineficaz (por ejemplo el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida o SIDA) y – Enfermedad autoinmune: reacción inadecuada frente a autoantígenos. 34 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer Sistema del complemento El sistema del complemento es un mecanismo de defensa cuya misión principal es eliminar patógenos de la circulación. Existen tres vías de activación: clásica, alternativa y de las lectinas. La importancia de este sistema se manifiesta porque la ausencia o anomalías en algún componente pueden causar enfermedades graves e incluso letales (Figura 4). Consiste en una serie de proteínas que funcionan “complementando” la misión de los anticuerpos en la destrucción de las bacterias. También ayuda en la eliminación de los complejos antígeno/anticuerpo. Las proteínas del complemento son las responsables de la dilatación y derrame de los vasos sanguíneos, lo que causa hinchazón durante la respuesta inmune. Las proteínas del complemento circulan en la sangre en forma inactiva. La denominada “cascada del complemento” comienza cuando la primera molécula, C1, se encuentra a un anticuerpo unido a un antígeno en un complejo antígeno/ anticuerpo. Cada una de las proteínas del complemento realiza una función especial y actúa sobre la molécula siguiente en la línea. El producto final es un cilindro que taladra la membrana celular permitiendo a los fluidos y moléculas fluir dentro y fuera destruyendo así la célula objetivo. El sistema del complemento forma parte de esta inmunidad innata y es uno de los sistemas de defensa más antiguos, habiéndose detectado su presencia en vertebrados como la lamprea y en algunos invertebrados. En mamíferos este sistema funciona como uno de los principales mecanismos de defensa y su principal misión es la eliminación de patógenos. Es también un arma de doble filo, pues su ausencia puede ocasionar una susceptibilidad importante a infecciones, pero su activación en exceso también puede resultar lesiva. Pertenece a los sistemas de activación de los que disponen los vertebrados en la circulación sanguínea. Cada uno de ellos consta de una serie de proteínas coordinadas en sus funciones como los miembros de un equipo de una carrera de relevos. Estos sistemas se activan gradualmente, en cascada, y sus diversos integrantes interaccionan entre sí. En condiciones normales, las proteínas están en forma inactiva, pero una señal específica, hace que se active la | 35 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto primera de ellas, quien a su vez activa a la segunda, y así sucesivamente. Los últimos miembros del equipo son los que realizan las funciones efectoras, como formar un coágulo, deshacerlo cuando ya no es necesario, ampliar la luz de los vasos e incrementar la permeabilidad capilar, y en el caso del complemento que nos ocupa, eliminar patógenos y células infectadas. Se han descrito tres vías de activación del sistema del complemento: la vía clásica, la alternativa, y la de las lectinas (Figura 4), que se diferencian tanto en el mecanismo desencadenante de la activación como en sus componentes iniciales. En general, los integrantes de este sistema se nombran con una C seguida de un número que indica el orden de participación en la cascada (del 1 al 9). Las tres vías tienen un acontecimiento común que consiste en la formación de la C3 convertasa, enzima capaz de convertir C3 en C3b y C3a. La vía clásica se activa fundamentalmente por complejos antígeno-anticuerpo. Es un proceso espontáneo, que ocurre continuamente en la circulación y está controlado por el principal regulador de esta vía, el inhibidor de C1, una proteína altamente glicosilada que actúa como un inhibidor de distintas proteasas que pertenecen a los diferentes sistemas de activación. La vía de las lectinas se activa por la presencia de ciertos azúcares (mananos) que aparecen en la superficie de las bacterias. La vía alternativa no necesita anticuerpos para activarse, por lo que es un mecanismo innato de defensa muy importante en los estadios iniciales de una infección. Cuando la activación llega hasta el final tiene lugar la lisis celular (destrucción de la célula), proceso en el que intervienen los componentes de C5 hasta C9. Esta fase final de la cascada tiene como resultado la formación de grandes poros en la membrana, alterándose el equilibrio osmótico y destruyendo el agente patógeno o la célula afectada. Toda la activación del sistema del complemento está regulada de forma muy precisa. Además del inhibidor de C1 intervienen también otros reguladores, como diversos factores (H, I, MCP). La importancia de esta regulación se ha puesto de manifiesto porque mutaciones en los genes de estas 36 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer proteínas causan graves enfermedades como angioedema hereditario, lupus eritematoso o glomerulonefritis. La vía alternativa ha adquirido un remarcado protagonismo en los diez últimos años, por el hecho de que enfermedades como el síndrome hemolítico urémico, o algunas glomerulonefritis, están asociadas a alteraciones en componentes de esta vía. Finalmente, la ausencia total de alguno de los componentes C5 a C9 puede causar meningitis fulminantes que pueden llegar a ser mortales. Vía clásica Vía de unión a lectinas Vía alternativa Inhibidor de C1 C1q, C1r, C1s C4, C2 MBL, MASP-1, MASP-2, C4, C2 C3, B, D C3 convertasa Factor H, Factor I, MCP C3b Complejo de ataque a la membrana (C5 a C9) Inhibidor de C1 Destrucción de ciertos patógenos y células Figura 4.9tDVGHDFWLYDFLyQGHOVLVWHPDGHOFRPSOHPHQWR/ySH]7UDVFDVD El sistema del complemento tiene unas 30 proteínas que funcionan de manera ordenada e integrada para ayudar en la defensa contra infecciones y producen inflamación. Algunas de las proteínas del complemento las produce el hígado, y otras las producen ciertos fagocitos, los macrófagos. Para realizar sus funciones de protección, los componentes del complemento deben convertirse de formas inactivas a formas activas. En algunos casos, los microorganismos primero tienen que combinarse con anticuerpos para poder activar el complemento. En otros casos los microorganismos pueden activar el complemento sin la ayuda de los anticuerpos. | 37 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto Ya activado, el complemento puede realizar funciones de defensa contra infecciones. Como mencionamos anteriormente, una de las proteínas del complemento cubre a los microorganismos para que puedan ser ingeridos con mayor facilidad por los fagocitos. Otros componentes del complemento envían señales químicas para atraer fagocitos a los lugares de infección. Cuando todo el sistema se encuentra en la superficie de algunos micro-organismos, puede romper la membrana de la célula, y destruirla. Anticuerpos e inmunoglobulinas (Figuras 5 y 6) Los anticuerpos son proteínas altamente especializadas. Para cada antígeno existen anticuerpos moleculares con diseños específicos. La variedad de anticuerpos moleculares es tan extensa que las células B tienen la habilidad de producirlos virtualmente frente a todos los microorganismos que se encuentran en el medio ambiente. Figura 5.8QLGDGEiVLFDGHODLQPXQRJOREXOLQD5HJLyQ)DEUHJLyQGHXQLyQDODQWtJHQR 5HJLyQ )F UHJLyQ IUDJPHQWR FULVWDOL]DEOH &DGHQD SHVDGD FRQ XQ GRPLQLR YDULDEOH 9HVHJXLGRSRUXQGRPLQLRFRQVWDQWH&HXQDUHJLyQELVDJUD\GRVPiVFRQVWDQWHVORV GRPLQLRV&H2 y CH&DGHQDOLJHUDFRQXQGRPLQLRYDULDEOH9L\XQRFRQVWDQWH&L /XJDUGHXQLyQDODQWtJHQRSDUDWRSR5HJLRQHVELVDJUDZLNLSHGLDRUJZLNLDQWLFXHUSR 38 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer Cuando los anticuerpos reconocen a los microorganismos extraños, se unen físicamente e inician una compleja cadena de reacciones involucrando a otros componentes del sistema inmune que destruyen al microorganismo. Las proteínas integrantes de los anticuerpos se denominan inmunoglobulinas o gammaglobulinas. Así como los anticuerpos pueden cambiar de molécula a molécula con respecto al microorganismo al que se unen, también pueden variar con respecto a sus funciones especializadas en el organismo. Este tipo de variación en función especializada se determina por la estructura química del antígeno, que a su vez determina el tipo de anticuerpo. Hay 5 grandes clases de anticuerpos o gammaglobulinas: Inmunoglobulinas G (IgG), Inmunoglobulinas A (IgA), Inmunoglobulinas M (IgM), Inmunoglobulinas E (IgE) e Inmunoglobulinas D (IgD). Por ejemplo, los anticuerpos en la fracción IgG se forman en grandes cantidades y pueden viajar desde fluido sanguíneo a los tejidos. Estas inmunoglobulinas son las únicas que cruzan la placenta y pasa la inmunidad de la madre al recién nacido. Los anticuerpos en la fracción IgA se producen cerca de las membranas mucosas y llegan hasta secreciones como las lágrimas, bilis, saliva, mucosa, donde protegen contra infecciones en el tracto respiratorio y los intestinos. Antígenos Antígeno lugar de unión a antígeno Anticuerpo Figura 6.$QWLFXHUSR\DQWtJHQRVZLNLSHGLDRUJZLNLDQWLFXHUSR | 39 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto Los anticuerpos de la clase IgM son los primeros anticuerpos que se forman en respuesta a las infecciones y por lo tanto son importantes para proteger durante los primeros días de una infección. Los anticuerpos en la clase IgE se encargan de reacciones alérgicas. La función especializada de las IgD todavía no se conoce por completo. Los anticuerpos protegen contra las infecciones de distintas maneras. Algunos microorganismos tienen que unirse a células del organismo para causar una infección, pero los anticuerpos en la superficie celular pueden interferir con la capacidad del microorganismo de adherirse a la célula. Además, los anticuerpos que se insertan en la superficie del microorganismo pueden activar un grupo de proteínas, las del sistema del complemento, que destruyen directamente a bacterias y virus. Las bacterias recubiertas de anticuerpos son mucho más fáciles de fagocitar y destruir por los fagocitos. La acción de los anticuerpos previene que los microorganismos invadan tejidos del organismo donde pueden causar infecciones serias En los últimos años y gracias a la disponibilidad de los anticuerpos monoclonales (AcMo) se han podido identificar múltiples moléculas presentes en la membrana plasmática de los linfocitos. Muchas de las moléculas identificadas con estos AcMo han sido caracterizadas y se denominan genéricamente antígenos de diferenciación. El interés de estos antígenos radica en que su identificación permite profundizar en los mecanismos precisos por los que las células del sistema inmune se relacionan entre sí y con el entorno, llevando a término final la respuesta inmune. Así mismo su conocimiento detallado abre el horizonte de la intervención terapéutica sobre mecanismos muy concretos del sistema inmune que en un futuro, no lejano, permitirá modular al alza o la baja, la actividad del propio sistema. 40 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer ABREVIATURAS AcMo, anticuerpo monoclonal. Ag, antígeno. APC, célula presentadora de antígenos. CRP, proteína C reactiva. CSF, factor estimulador de colonias. CTL, linfocito T citotóxico o Tc. Fab, región de unión al antígeno. Fc, fragmento cristalizable. G-CSF, factor estimulador de colonias de granulocitos. GM-CSF, factor estimulador de colonias de granulocitos y macrófagos. GALT, tejido linfático asociado a mucosa gastroduodenal. HLA, antígeno leucocitario humano. IFN, interferón. Ig, inmunoglobulinas. IL, interleuquina. MALT, tejido linfático asociado a mucosas. MHC, complejo principal de histocompatibilidad. PAMP, modelo molecular asociado a patógenos. PMM, polimorfonucleares (neutrófilos). PRR, patrones receptores de reconocimiento. Tc, linfocito T citotóxico. Th, linfocito T colaborador. TCR, receptor de linfocitos T. TNF, factor de necrosis tumoral. BIBLIOGRAFÍA BELLANTUOMO, I. (2004) Haematopoietic stem cells. Int J Biochem Cell Biol 36, 607-612. BOTICARIO, C. y CASCALES, M. (2012) Premio Nobel de Fisiología y Medicina 2012. En Premios Nobel 2012. Comentarios a sus actividades y descubrimientos Real Academia de Doctores de España y Universidad Nacional de Educación a Distancia pp 17-22. Madrid. | 41 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto CASCALES, M. (2013) Sistema Inmune. Discurso de Apertura del curso Académico. pp 5-89. Academia de Farmacia de la Región de Murcia. Cartagena. CASCALES ANGOSTO, M. y GARCÍA BARRENO, P. /editores) (2007) Bioquímica y Fisiopatología del Sistema Inmune. Instituto de España Madrid. GARCÍA BARRENO, P. (2007) inflamación e inmunidad innata. 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Tres científicos han sido galardonados por desentrañar secretos del funcionamiento del sistema inmune. Sus importantes hallazgos están siendo la base del desarrollo de vacunas contra enfermedades infecciosas y abriendo nuevas vías en la lucha contra el cáncer. El trabajo del francés Jules Hoffman, el estadounidense Bruce Beutler y el Canadiense Ralf Steinman, está siendo muy útil en la inmunoterapia contra el cáncer, que enseña al propio sistema inmune a combatir las células tumorales. Conocer mejor la complejidad del sistema inmune supone aportar nuevas ideas para el tratamiento de enfermedades inflamatorias, tales como el reuma o la artritis, donde el sistema inmune acaba atacando al propio cuerpo. Jules A. Hoffmann Bruce A. Beutler Ralf M. Steinman El 3 octubre de 2011, la Academia Sueca, concedió el Premio Nobel de Fisiología y Medicina a tres investigadores que han dedicado sus estudios al sistema inmune. Así, Bruce A Beutler, Jules A. Hoffman y Ralf M. Steinman | 43 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto han sido galardonados por sus investigaciones sobre: “Cómo se activa el sistema inmunitario innato y el papel de las células dendríticas en el sistema inmunitario adaptativo”. Jules A. Hoffmann, de nacionalidad francesa (1941 Luxemburgo), es investigador del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS). Descubrió en 1996, en la mosca Drosophila, un gen Toll implicado en la activación del sistema inmune, ya que moscas con mutaciones en este gen eran incapaces de iniciar una defensa contra bacterias y hongos. Bruce A. Beutler (1957 Chicago, EE UU), trabaja en el Scripps Research Institute en California. En 1998 descubrió que un receptor del gen Toll (Toll-like receptor o TLR), era el responsable de reconocer a ciertos productos bacterianos (lipopolisacáridos). Este mecanismo se comprobó en células de mamíferos, y en la actualidad se han identificado una docena de TLR tanto en humanos como en ratones. Ralf M. Steinman (1943 Montreal, Canadá - †2011 Nueva York). Era profesor en la Universidad Rockefeller de Nueva York. En 1973 descubrió un nuevo tipo de célula del sistema inmune que bautizó como célula dendrítica, que activa la respuesta de los linfocitos T, células del sistema inmune adaptativo, responsables de la memoria inmunológica. Sus primeros estudios fueron vistos con escepticismo, pero su trabajo posterior demostró fuera de toda duda el papel tan importante de las células dendríticas. El trabajo de los tres premiados ha sido fundamental en el estudio de la vacunas y de las enfermedades relacionadas con el sistema inmune. Entre los quince premios Nobel otorgados a científicos por descubrimientos en inmunología, el de 2011 puede ser comparado con el que se concedió en 1908 a dos gigantes de la ciencia moderna Paul Ehrlich e Ilia Metchnicoff, quienes estudiaron dos aspectos diferentes de cómo el organismo se protege de los invasores externos. Las investigaciones del primero, que se concentraron en la respuesta inmune adaptativa, fueron las bases de la vacunación, la única intervención médica que ha erradicado enfermedades 44 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer tales como la viruela. Las investigaciones del segundo se centraron en la capacidad universal de la vida multicelular, de protegerse con medios muy efectivos, la fagocitosis (respuesta inmune innata), para eliminar los invasores utilizando la inflamación. 3DXO(KUOLFK ,OLD0HWFKQLNRII² Paul Ehrlich e Ilya Mechnikov compartieron el premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1908 por sus descubrimientos decisivos en el establecimiento de las bases de la inmunidad. El descubrimiento clave de Steinman, la célula dendrítica, en los años setenta, hizo despertar en los inmunólogos el interés por la inmunidad innata, pues poco se había investigado en este sistema desde los descubrimientos de Metchnicoff. La teoría de la selección clonal emitida por David Talmage y Macfarlane Burnet en 1957 hizo que la mayoría de los investigadores se dedicaran al estudio del sistema adaptativo y la mayoría de otros premios Nobel en inmunología se concedieron por estudios sobre la inmunidad adaptativa, dejando sin aclarar los mecanismos iniciales de la respuesta inmune. Así, quedaba por resolver la siguiente pregunta ¿por qué la simple introducción de una proteína antigénica conducía a una respuesta muy débil, a menos que un adyuvante fuera coadministrado para elevar la respuesta? La idea de la necesidad de adyuvantes para conseguir una respuesta inmune robusta fue muy apreciada, porque el sistema inmune necesitaba, para iniciar la respuesta inmune, además de la interacción antígeno/receptor, un reconocimiento paralelo de las estructuras expresadas por los patógenos, por unos receptores expresados en las células.Y es aquí donde aparecen los receptores tipo Toll. | 45 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto Fue Charles Janeway quien vislumbró en 1989 la existencia de un sensor microbiano que desencadenara la respuesta innata inmediata, que más tarde tenía que ser interpretada por las células clave del sistema inmune adaptativo, los linfocitos T, para montar otra respuesta al reconocer la sustancia antigénica. Esta propuesta del reconocimiento de las estructuras del patógeno, y de las interacciones patógeno-hospedador, tuvo entonces una enorme repercusión. El paso clave, encontrar entidades moleculares que representaran los patrones de receptores de reconocimiento (PPR) y los modelos moleculares asociados al patógeno (PAMP), fue un desafío entonces para la comunidad inmunológica y condujo a una revolución para tratar de esclarecer estas interacciones que tenían que ser interpretadas por el sistema adaptativo, y es aquí donde una célula, la célula dendrítica, descubierta en 1973 por Steinman, juega su verdadero papel al establecer un puente entre ambos sistemas, el innato y el adaptativo. La función de la inmunidad innata es, por tanto, el reconocimiento de constituyentes microbianos, y es este reconocimiento lo que desencadena la respuesta celular y humoral caracterizada por la activación de neutrófilos, monocitos y macrófagos y la síntesis de citoquinas proinflamatorias y proteínas del complemento, que tienen como finalidad el control de la infección. RECEPTORES TIPO TOLL Ante la propuesta de Janeway, anteriormente mencionada, sobre la existencia de un sensor de reconocimiento del patógeno, fueron muchos los inmunólogos que cogiendo la “antorcha” se pusieron a investigar. Así, en 1996 Hoffman y colaboradores en el Instituto de Biología Celular y Molecular de Estrasburgo, descubrieron un papel para el gen Toll en el sistema inmune innato de la mosca Drosophila, puesto que si este gen sufría una mutación, las moscas se desarrollaban de manera anormal y eran más susceptibles a la infección por hongos. La activación del gen Toll originó la producción del péptido antifúngico drosomicina. Por otro lado se demostró, que la proteína Toll de la Drosophila, activaba un factor de transcripción denominado dorsal 46 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer que es homólogo del factor de transcripción NF-țB. También se encontró que el dominio citosólico señalizador de la proteína Toll de la Drosophila comparte homología con el receptor de la interleuquina 1 (IL-1R). El primer homólogo de la proteína Toll en mamíferos fue descubierto un año después, en el laboratorio de Janeway. En 1998 Beutler y colaboradores identificaron el receptor tipo Toll 4 (TLR4), que inducía la expresión de la vía señalizadora NF-țB y la de genes inflamatorios tipo IL-1R. Se observó que los ratones resistentes a los efectos del lipopolisacárido (LPS), tenían una mutación en su gen TLR4. A partir de aquí se han identificado 13 TLR en ratón y 10 en humanos, siendo cada uno responsable del reconocimiento específico de los diferentes PAMP. Los TLR son receptores de membrana que detectan y reconocen componentes de bacterias y virus, según se muestra en la Tabla 1. Tabla 1. 5HODFLyQ HQWUH ORV PRGHORV PROHFXODUHV DVRFLDGRV D SDWyJHQRV 3$03 ORV PRGHORVGHUHFHSWRUHVGHUHFRQRFLPLHQWR355\ORVSDWyJHQRV7/5UHFHSWRUWLSR7ROO/7$ ácido lipoteicoico; LPS, lipopolisacárido, dsRNA y ssRNA, RNA de cadena doble o sencilla; PepG, peptidoglicano, CpG DNA, DNA citosina poliguanina. | 47 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto Los receptores tipo Toll (TLR) son una familia de proteínas transmembrana caracterizadas por un dominio extracelular con repeticiones ricas en leucina (LRR, leucine rich repeat) y un dominio intracelular que contiene una región conservada denominada dominio TIR (Toll/IL-1 receptor), homóloga al receptor de la IL-1 de los mamíferos, cuya función es el reconocimiento de los PAMP. La estructura del dominio extracelular del TLR3 ha sido recientemente revelado con forma de herradura. En la figura 1 se muestra un homodímero TLR que se mantiene unido a un ácido nucleico. Figura 1.+RPRGtPHURGHXQUHFHSWRUWLSR7ROOPRVWUDQGRVXXQLyQDXQDGREOHFDGHQDGH DNA. LRR, repeticiones ricas en leucina; TIR, dominio homólogo al receptor de la leucina. Los receptores tipo Toll (TLR) se dividen en dos grupos, según su localización en la célula: los que aparecen en la superficie celular o los que se encuentran en vesículas del retículo endoplásmico y en el aparato de Golgi. En la Figura 2 se muestra que el TLR4 aparece anclado en la membrana celular y homodimeriza al ponerse en contacto con el estímulo extracelular el LPS, mientras que el TLR9 se localiza en vesículas endosómicas y se estimula (homodimeriza) al ponerse en contacto con ácidos nucleicos foráneos. La señalización desencadenada por el TLR4 finaliza en endocitosis, ubiquitinación y degradación. La señalización que desencadena el TLR9 finaliza en ubiquitinación y degradación lisosómica Las vías señalizadoras iniciadas por los TLR muestran una notable similitud con componentes de un activador clave de las respuestas inmune/ 48 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer inflamatorias de vertebrados, la vía señalizadora interleuquina 1/NFțB. La porción citosólica de los TLR exhibe homología a la región comparable del receptor de la IL1 (IL1R). Figura 2. Los TLR se dividen en dos grupos: los que se localizan en la membrana plasmática y los TXHVHORFDOL]DQHQYHVtFXODVGHOUHWtFXORHQGRSOiVPLFR\HQHODSDUDWRGH*ROJL(O7/5VHHQFXHQWUDHQODPHPEUDQDFHOXODU\UHDFFLRQDIUHQWHDOHVWtPXORH[WUDFHOXODUOLSRSROLVDFiULGR/36 (O7/5VHHQFXHQWUDHQYHVtFXODVHQGRVyPLFDV\VHHVWLPXODSRUiFLGRVQXFOHLFRVIRUiQHRV/D VHxDOL]DFLyQGHSHQGLHQWHGHO7/5ÀQDOL]DHQHQGRFLWRVLVXELTXLWLQDFLyQ\GHJUDGDFLyQOLVRVyPLFDPHFDQLVPRTXHHVFRPSDUWLGRSRUWRGRVORV7/5*D\HWDOFRQPRGLÀFDFLRQHV Los TLR cuando se activan reclutan moléculas adaptadoras presentes en el citoplasma de las células, que son necesarias para propagar la señal. Estas proteínas adaptadoras implicadas en la señalización son cuatro: MyD88, TIRAP, TRIF y TRAM. Los TLR suelen funcionar como dímeros, la mayoría como homodímeros, TLR2 forma heterodímeros con TLR1 o TLR6, teniendo cada dímero diferente especificidad de ligando. El receptor tipo Toll 4 (TLR4) es único entre los TLR por su capacidad de activar dos vías señalizadoras diferentes. Una, al activarse por los adaptadores MyD88 y TIRAP, conduce a la inducción de citoquinas proinflamatorias y la segunda se activa por adaptadores TRIF y TRAM y conduce a la inducción de interferones tipo I. Hasta hace poco se creía que estas dos vías señalizadoras se activaban simultáneamente en la membrana plasmática (Figura 3). | 49 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto Figura 3.9tDVVHxDOL]DGRUDVGHORVUHFHSWRUHVWLSR7ROO/DVHxDOL]DFLyQSRUORV7/5SXHGH UHDOL]DUVHDWUDYpVGHGRVYtDVGLIHUHQWHVODGHSHQGLHQWHGH0\'\ODGHSHQGLHQWHGH75,) /DGHSHQGLHQWHGH0\'RFXUUHFRQODGLPHUL]DFLyQGHOUHFHSWRU7/5\VHXWLOL]DSRUFDGD XQRGHORV7/5H[FHSWRHO7/56XHIHFWRSULPDULRHVODDFWLYDFLyQGHOIDFWRUGHWUDQVFULSFLyQ nuclear ț%1)ț%(OUHFRQRFLPLHQWRGHO7/5SRUHO/36UHTXLHUHODXQLyQFRQODVSURWHtQDV 0'&'\/%3SURWHtQDGHXQLyQDO/36/%3IDFLOLWDODSUHVHQWDFLyQGHO/36DO0'\ FDXVDXQFDPELRFRQIRUPDFLRQDOHQHOUHFHSWRUTXHOHKDFHXQLUVHDODSURWHtQDDGDSWDGRUD 0\'XQPLHPEURGHODIDPLOLD7,50\'UHFOXWDD,5$.,5$.H,5$./DVTXLQDVDV ,5$.IRVIRULODQ\DFWLYDQODSURWHtQD75$)ODFXDODVXYH]SROLXELTXLWLQDDODSURWHtQD7$. \ WDPELpQ D Vt PLVPD SDUD IDFLOLWDU OD XQLyQ FRQ ,..ȕ 8QD YH] HVWDEOHFLGD OD XQLyQ 7$. IRVIRULODD,..ȕ, que, a su vez, fosforila a IțB causando su degradación y dejando libre al NFțB, HOFXDOSXHGHDVtWUDVORFDUVHDOQ~FOHR\DFWLYDUODWUDQVFULSFLyQGHFLWRTXLQDVSURLQÁDPDWRULDV /DYtDGHSHQGLHQWHGH75,)\75$0XWLOL]DGDSRU7/5\7/5VHGHVHQFDGHQDSRUHOGV51$ y el LPS, respectivamente. El receptor una vez activo recluta al adaptador TRIF, el cual activa ODVTXLQDVDV7%.\5,3ODVFXDOHVFUHDQXQDUDPDHQODYtDVHxDOL]DGRUD(OFRPSOHMR75,) 7%.IRVIRULODD,5)\SHUPLWHVXWUDVORFDFLyQDOQ~FOHR\ODSURGXFFLyQGHLQWHUIHURQHVWLSR, 0LHQWUDVWDQWRODDFWLYDFLyQGH5,3FDXVDODSROLXELTXLWLQDFLyQ\DFWLYDFLyQGH7$.\ODGHO factor de transcripción NFț%GHODPLVPDPDQHUDTXHRFXUUHHQODYtDGHSHQGLHQWHGHO0\' La señalización originada por los TLR conduce en sus últimas causas a la inducción o supresión de genes que orquestan la respuesta inflamatoria, que a través de cascadas señalizadoras, inducen la expresión de genes, que generan moléculas coestimuladoras y citoquinas proinflamatorias, e instruyen el desarrollo de la inmunidad adaptativa antígeno-específica en los linfocitos Th1 (Figura 4). Por tanto, son miles de genes los que se activan en el proceso de señalización inducido por los TLR. Los TLR constituyen una de las vías pleiotrópicas más estrictamente reguladas de la modulación genética. 50 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer Figura 4./DVFpOXODVGHOVLVWHPDLQPXQHLQQDWRWDOHVFRPRODVFpOXODVGHQGUtWLFDVLQPDGXUDV y los macrófagos, fagocitan los patógenos, los digieren y los péptidos derivados de la digesWLyQGHOSDWyJHQRORVSUHVHQWDQFRPRDQWtJHQRVDORVOLQIRFLWRV7YtUJHQHV3RURWURODGRORV 7/5UHFRQRFHQDORVFRPSRQHQWHVGHULYDGRVGHOSDWyJHQR3$03\DWUDYpVGHFDVFDGDV VHxDOL]DGRUDV LQGXFHQ OD H[SUHVLyQ GH JHQHV TXH JHQHUDQ PROpFXODV FRHVWLPXODGRUDV \ FLWRTXLQDVSURLQÁDPDWRULDVHLQVWUX\HQHOGHVDUUROORGHODLQPXQLGDGDGDSWDWLYDDQWtJHQR HVSHFtÀFDHQODVFpOXODV7K CÉLULAS DENDRÍTICAS Las células dendríticas son unas células del sistema inmune, cuya versatilidad y ciclo vital les permite controlar la respuesta inmune y las convierte en excelentes dianas celulares para la re-educación de dicho sistema en situaciones patológicas, tales como la infección por HIV y el cáncer. En 1974, Steinman descubrió un tipo celular diferente, cuya morfología le llevó a denominarlas células dendríticas por sus numerosas prolongaciones citoplasmáticas. Dichas células, inicialmente localizadas en tejidos expuestos al medio externo (piel y mucosas), eran capaces de promover la respuesta inmune frente a sustancias extrañas. Estos hallazgos unidos a la identificación de los receptores tipo Toll, que detectaban estructuras típicas de microorganismos patogénicos (PAMP), | 51 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto a la que contribuyeron Beutler y Hoffmann, produjeron una auténtica revolución y profusión de estudios, que han permitido establecer que las células dendríticas son las responsables de determinar si un organismo genera o no genera respuestas inmunes frente a un microorganismo, así como el tipo de inmunidad a desencadenar. Una consecuencia inmediata del relevante papel fisiológico de las células dendríticas ha sido considerarlas como diana celular para el desarrollo de estrategias de manipulación de la respuesta inmunitaria. Las células dendríticas pueden considerarse como un tipo de macrófagos muy especializados. Al igual que los macrófagos estas células están dotadas de un arsenal de receptores (PPR) para el reconocimiento de los productos de patógenos (PAMP) de procedencia exógena (virus, bacterias, hongos, etc), así como de alteraciones endógenas. Pero mientras los macrófagos actúan de manera inmediata frente a las alteraciones de la homeostasis tisular, eliminando el patógeno directamente, las células dendríticas actúan de forma más reÁexiva y generan una respuesta inmune selectiva y con memoria (respuesta inmune adaptativa). Así, una vez detectada la situación de peligro exógeno o endógeno, las células dendríticas abandonan el tejido afectado y migran hacia el nódulo linfático más próximo, donde transfieren a los linfocitos T la información antigénica recibida del patógeno y la del tejido afectado, en un proceso denominado de presentación de antígenos. Ello da lugar a una respuesta inmune localizada y específica, por cuanto se ajusta a las particularidades del patógeno. Las células dendríticas representan una familia heterogénea de células con gran movilidad, versátiles y de forma irregular. Poseen gran plasticidad tanto desde el punto de vista ontogénico como funcional, como lo demuestran las diferencias observadas en su origen, en sus características fenotípicas, localización topográfica y en la regulación de la respuesta inmune. Estas células pueden originarse a partir de diferentes precursores y pueden obtenerse diferentes tipos funcionales de un mismo precursor, lo que determina que las diferentes subpoblaciones se encuentren en la sangre, órganos linfoides secundarios y en los sitios que son puerta de entrada de patógenos (piel y mucosas). Inicialmente se demostró que la célula dendrítica era una célula 52 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer presentadora de antígenos con habilidad para activar a los linfocitos T vírgenes. Sin embargo, esta noción se amplió, puesto que se demostró que las células dendríticas, dependiendo de su origen, pueden activar o hacer tolerantes a los linfocitosT. Esta plasticidad funcional ha permitido a los inmunólogos defender dos puntos de vista aparentemente contradictorios en cuanto al papel inmunorregulador de estas células: unos piensan que cada tipo de célula dendrítica tiene una misión particular, mientras que otros sugieren que lo importante es que la presentación del antígeno dependa de la activación y maduración de la célula dendrítica, independientemente de su origen o subtipo. Cualquiera que sea el caso, es evidente que los nuevos conocimientos sobre el papel de estas células en la respuesta inmune innata y adaptativa han revolucionado la panorámica sobre el sistema inmune y su fisiología a tal punto, que han puesto en evidencia, las debilidades de teorías tan aceptadas universalmente como la de la selección clonal y han apuntalado la aparición de otras, como la teoría del peligro, según la cual el sistema inmunitario responde más bien a señales de alarma o peligro independientemente si el antígeno es propio o extraño. Fue Paul Langerhans, médico y científico alemán, quién en 1868 describió por primera vez las células dendríticas, como células de la epidermis con proyecciones citoplasmáticas similares a las dendritas de las neuronas. Los trabajos de investigación de Langerhans se centraron en estudios histológicos, campo en el que aplicó con éxito las nuevas técnicas de tinción. Cuando aún era estudiante de medicina en el laboratorio de Virchow, trabajó sobre la inervación de la 3DXO/DQJHUKDQV piel. En su trabajo Ueber die Nerven der Mensclichen Haut, publicado en 1868 en el Vircow’s Archiv, describió las terminaciones nerviosas situadas en el estrato de Malpighi de la epidermis, así como el stratum granulosum del mismo, conocido más tarde como estrato de Langerhans. | 53 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto Tuvo que pasar más de un siglo para que Steinman & Cohn (1973) describieran unas células similares a las de Langerhans en el bazo de ratones, y demostraran que dichas células eran capaces de iniciar la respuesta inmune. Ante este descubrimiento fueron muchos los investigadores interesados en este tema y en los años posteriores se realizaron numerosos estudios y se realizaron importantes hallazgos. Así en la década de los 80 se encontró que estas células estaban ampliamente distribuidas en tejidos linfoides y no linfoides, y en los años 90 las células dendríticas fueron designadas como las células presentadoras de antígenos (APC) más potentes en el proceso de estimulación de los linfocitos T. También se observó que estas células eran las responsables del interesante proceso de la tolerogénesis.Ya en los 2000 las células dendríticas se han considerado como importantes herramientas inmunoterapéuticas y se ha descubierto en ellas su heterogeneidad y la existencia de subpoblaciones diferentes. Las células dendríticas son células especializadas en la captura y procesamiento de antígenos, que presentan las moléculas del complejo principal de histocompatibilidad (MHC), para ser reconocidos por las células T. Las células dendríticas migran a las áreas de los ganglios linfáticos con mayor densidad de células T y allí, reaccionan con un receptor específico del linfocito T (TCR). Existen muchos millones de linfocitos T con receptores antigénicos diferentes. Una vez seleccionado el antígeno por las células T, tiene lugar una expansión clonal a un ritmo de 2-3 ciclos celulares por día. Los clones de células T también son susceptibles de ser eliminados o bloqueados por acción de las células dendríticas tolerogénicas. Origen de las células dendríticas. Las células dendríticas, son difíciles de aislar y la mayoría de estudios se han realizado en sistemas in vitro, tanto en células obtenidas de humanos o de ratón. Los resultados así obtenidos sugieren que la generación in vivo de algunas células dendríticas no se relaciona con ninguna de las otras células del sistema inmune. Así, se ha demostrado, que las células dendríticas se dividen en subpoblaciones mieloides y linfoides, en base a sus vías de desarrollo. Funcionalmente, 54 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer las células dendríticas mieloides son inmunogénicas, mientras que las células dendríticas linfoides son más bien tolerogénicas. Existen muchas pruebas evidentes de las vías de desarrollo de las células dendríticas mieloides. Los monocitos CD14+ periféricos son precursores comunes de los macrófagos y las células dendríticas. Bajo la influencia del GM-CSF y la IL-4 en 5 - 7 días de cultivo, los monocitos CD14+ se diferencias en células dendríticas inmaduras (Figura 5 a). La posterior adición de mediadores proinflamatorios, TNFĮ, IL1ȕ, IL-6 y PGE2, y dos días más de cultivo, inducen la formación de células dendríticas fenotípica y funcionalmente maduras (Figura 5 b, c y d) Figura 5. 0RUIRORJtD GH FpOXODV GHQGUtWLFDV GHULYDGDV GH PRQRFLWRV FXOWLYDGDV HQ HO 'HSDUWDPHQWRGH,QPXQRORJtDFOtQLFDGHOD)DFXOWDGGH0HGLFLQDGHOD8QLYHUVLGDGGH/XEOLQ DFpOXODGHQGUtWLFDLQPDGXUDE\FFpOXODVGHQGUtWLFDVPDGXUDV0D\*UQZDOG*LHPVD PLFURVFRSLRySWLFR[\GFpOXODGHQGUtWLFDPDGXUDFLWRSODVPDWHxLGRFRQ&6)(SUR\HFFLyQHQ'SRUPLFURVFRStDFRQIRFDO En estas condiciones, la expresión de monocitos CD14 disminuye, y en las células ya maduras se activa la expresión de CD83, CD86 y MHC II. Otras evidencias del origen mieloide de las células dendríticas proceden | 55 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto de estudios con precursores CD34+. Estos precursores CD34+ de la médula ósea o sangre periférica pueden diferenciarse a través de dos vías que exhiben precursores comunes, con capacidad de generar células mieloides fagocíticas (macrófagos) o células dendríticas (dérmicas, células de Langerhans). Las células dendríticas derivadas de monocitos CD14+ y de progenitores CD34+, expresan los marcadores mieloides CD33 y CD13. La primera evidencia del origen linfoide de las células dendríticas procede de estudios de transferencia celular. Cuando células con bajos niveles de CD4, el precursor más temprano de las células tímicas de ratón, se inyectan a otro ratón, no dan lugar a linfocitos T, B o NK, sino a células dendríticas. Estas células dendríticas derivadas de células con niveles bajos de CD4, poseen varios marcadores linfoides, CD8, CD2, BP-1 y CD25. Las células del timo de ratón con niveles bajos de CD4 se diferencian en células dendríticas que expresan marcadores típicos de estas células maduras MHC II, CD11, CD40, CD86, DEC-205 etc. Las células lin-CD34+CD10+ de la médula ósea humana son capaces de generar células T, B, NK y dendríticas. Esto indica que las células dendríticas se desarrollan en las vías linfoides. Las células plasmacitoides CD4+CD3-CD11c- de tejidos humanos tales como amígdalas, sangre, cordón umbilical y timo, se diferencias en el fenotipo de las células dendríticas. También se ha demostrado que las células dendríticas plasmacitoides de la médula ósea, una vez que se infectan con virus pueden diferenciarse en mieloides, lo que muestra la flexibilidad y plasticidad de las células dendríticas. Sin embargo, las vías de desarrollo de las células dendríticas no están del todo esclarecidas y se necesita determinar si las rutas que conducen al origen mieloide o linfoide de las células dendríticas, son mutuamente dependientes o independientes. Heterogeneidad de las células dendríticas. Las células dendríticas se dividen en tisulares y circulantes. Entre las primeras se encuentran las células de Langerhans, las tímicas y las foliculares. Entre las circulantes están las mieloides, las plasmacitoides y las derivadas de monocitos. Así, se pueden definir cinco tipos que son los propuestos por el mismo Steinman: 56 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer 1. Plasmacitoides (pDC), producen grandes cantidades de IFN tipo I en respuesta a virus, mediante sensores de ácido nucleico y receptores tipo Toll, TLR7 y TLR9. 2. Clásicas o residentes en tejidos (cDC), se encuentran en los órganos linfoides (bazo y nódulos linfáticos). 3. Migratorias, se encuentran en órganos no linfoides (piel, pulmón, intestino). Cambian su medioambiente y migran hacia los nódulos linfáticos, donde actúan como centinelas presentando antígenos derivados de los tejidos, a las células T para la inducción de la inmunidad o la tolerancia. 4. Derivadas de monocitos (MoDC), los monocitos pueden convertirse en células dendríticas tipo MoDC, pero este subgrupo está aún por definir en varios tejidos. 5. Langerhans (LC), finalmente, estas células dendríticas se encuentran dentro del epitelio escamoso, como la piel y epitelios análogos y en las superficies anal y genital. Los diferentes subgrupos de células dendríticas tienen diferentes propiedades innatas. Esto significa que cada uno de ellos puede expresar receptores de superficie particulares, especialmente lectinas implicadas en la captación y presentación del antígeno, receptores de señalización, como receptores tipo Toll y citoquinas/quimioquinas. A pesar de que las células dendríticas son un grupo heterogéneo de células que muestran diferencias en localización anatómica, fenotipo y función de la superficie celular, hay que reconocer que poseen varias características en común: Primera, se originan a partir de células madre CD34 de la médula ósea y llegan, vía circulación sanguínea, a los tejidos donde dan lugar a células dendríticas inmaduras que incluyen las células de Langerhans y las intersticiales. | 57 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto Segunda, las células dendríticas inmaduras poseen la capacidad de incorporar patógenos, vía mecanismos mediados o no por receptor y rápidamente los degradan en vesículas endocíticas para producir péptidos antigénicos capaces de unirse a moléculas de MHC II. Tercera, en respuesta a señales de peligro (lesión tisular, productos derivados de patógenos o citoquinas inflamatorias), las células dendríticas maduran y migran a los órganos linfoides donde interaccionan con linfocitos T CD4 antígeno-específicos para iniciar la respuesta inmune. Cuarta, en las células inmaduras aparecen distintos receptores de quimioquinas, pero no en las maduras, los cuales regulan su transporte a los tejidos en respuesta a quimioquinas inflamatorias. Quinta, en tanto en cuanto las células dendríticas maduran, expresan elevadas cantidades de moléculas MHC II, que forman complejo con el péptido antigénico para su reconocimiento por el receptor de los linfocitos T (TCR), expresados en la superficie de las células T CD4 y moléculas coestimuladoras que estimulan la proliferación de las T CD4. Por último, se ha demostrado la existencia de otros factores en el momento de la maduración que dictan si las células dendríticas han de producir IL-12 para iniciar la respuesta Th1 o suprimir la producción de IL-12, para iniciar la respuesta de las Th2. Dadas las grandes dificultades para obtener poblaciones puras de células dendríticas, y el escaso número de anticuerpos monoclonales específicos obtenidos a partir de ellas, se puso seriamente en duda su existencia. El hecho de que, una vez aisladas fueran fácilmente confundidas con macrófagos, complicaba su identificación. También el origen del precursor de las células dendríticas se presentaba incierto. Por todo ello, en la actualidad, se acepta que las células dendríticas derivan de una única célula progenitora de la médula ósea, que constituyen una familia de células caracterizada por la expresión de altos niveles de moléculas de clase II MHC, y que su función específica es la de activar a los linfocitos T. 58 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer Maduración de las células dendríticas. Las células dendríticas inmaduras residen en los tejidos periféricos, piel y mucosas, que son sitios en contacto con el ambiente externo, donde ellas se encuentran en constante vigilancia para detectar la presencia de microorganismos invasores. Las células dendríticas inmaduras presentan una actividad fagocítica elevada, pero no son eficientes en el procesamiento y presentación del antígeno a las células T. En un estado normal, ausencia de inflamación, estas células residen como APC intersticiales en la mayoría de los tejidos periféricos, con excepción de la cornea. Las células dendríticas inmaduras internalizan (fagocitan) antígenos exógenos eficientemente y exhiben una baja capacidad de estímulo para los linfocitos T vírgenes. Durante el proceso inflamatorio, se desencadena la maduración de las células dendríticas periféricas por la acción sinérgica de diferentes combinaciones de mediadores endógenos y exógenos liberados en el microambiente tales como: – citoquinas pro-inflamatorias como GM-CSF, IL-1, TNFĮ, IFN y PGE2; – componentes bacterianos y víricos, lipopolisacárido (LPS), motivos no metilados de citosina poli guanina (CpG), RNA de doble cadena; y – la interacción con moléculas de la familia de receptores del TNF (TNFR), como CD40, receptor activador del factor nuclear-țB. La oligomerización de los receptores de la familia de TNF (TNFR, 5 CD40) y la unión de los TLR 2, 4 y 9 con sus ligandos, son dos de los mecanismos que inducen la translocación nuclear del NF-țB, que se requiere para la activación de las células dendríticas inmaduras, lo que les permite dirigir la respuesta inmune, y les confiere la capacidad de migrar a los órganos linfoides secundarios. Las células maduras exhiben menor capacidad de fagocitar antígenos extracelulares, pero adquieren la capacidad de traslocar a la membrana plasmática péptidos antigénicos asociados a moléculas MHC clase I y II. Adicionalmente, sobreexpresan moléculas coestimuladoras para linfocitos T, como CD80, CD86, etc, junto con moléculas de adhesión | 59 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto intercelular, requeridas para la interacción física con los linfocitos T para el ensamblaje de la sinapsis inmunológica, aumentando también la expresión de receptores de quimioquinas. Todo esto se traduce en que las células dendríticas maduras son células capaces de activar con alta eficiencia, a linfocitos T vírgenes y de memoria, siendo capaces de estimular la migración de los linfocitos T a áreas específicas en los tejidos linfoides secundarios, en respuesta al ligando de CCR7 (CCL21 y CCL19) o a la proteína inflamatoria macrofágica (MIP). Los estímulos que promueven la maduración de las células dendríticas elevan la eficiencia del procesamiento del antígeno induciendo la expresión y síntesis de ambos tipos de MCH I y II y la vida media de los complejos MHC-péptidos antigénicos en la superficie de la célula. De otra manera, el complejo se internaliza y recicla. Así, gran número de complejos de péptidos unidos a moléculas de MHC I o MHC II permanecen en la superficie celular y hacen que la célula dendrítica sea capaz de estimular a los linfocitos T, incluso hasta después de varios días. Durante la maduración las células dendríticas pierden su capacidad fagocítica. Este fenómeno, regulado por el citoesqueleto de actina, se ha asociado con la activación de una pequeña enzima, la GTPasa (guanosin trifosfatasa) Cdc42, también implicada, junto con Rho y Rac en la determinación de la arquitectura del citoesqueleto en células dendríticas derivadas de monocitos inmaduros humanos. Cdc42, Rho y Rac, se encuentran implicadas en la formación de filopodia y podosomas, que son estructuras de adhesión muy especializadas importantes para la motilidad celular, típica de células dendríticas inmaduras. Estas estructuras están ausentes en las células dendríticas maduras. La función de las células dendríticas presenta una enorme versatilidad. Las células inmaduras poseen receptores Fc,TLR, etc. Los antígenos pueden ser de procedencia exógena o endógena. El proceso de internalización del patógeno por fagocitosis o endocitosis, promueve la síntesis de los complejos MHC I y II en el retículo endoplásmico. Una vez digerido el patógeno, los péptidos antigénicos (Ag) se unen al MHC formando los 60 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer complejos siguientes: MHC I/Ag endógenos y MHC II/Ag exógenos. Estos complejos se traslocan a la superficie celular para que el péptido antigénico pueda ser presentado al linfocito T. El linfocito T virgen se une al complejo MHC II/Ag mediante su receptor TCR, formándose una sinapsis MHC/Ag/TCR entre la célula dendrítica y el linfocito T (Figura 6). INMADURAS Perifería. Tejidos no linfoides Fagocitosis. Internalización del patógeno Vigilancia SEMI-MADURAS Migración. Vasos linfáticos Procesamiento del antígeno à MHC I y II Traslado información MADURAS Tejidos linfoides Presentación del Ag MHC/Ag/TCR Decisiones a tomar Figura 6.&DPELRVIXQFLRQDOHVHQODVGLVWLQWDVHWDSDVGHOFLFORYLWDOGHODVFpOXODVGHQGUtWLFDV En estos procesos va implícita la secreción de citoquinas inflamatorias CD40L, TNFĮ, IL6, IFNĮ, que promueven la migración desde la periferia a los tejidos linfoides y maduración (Figura 7). Por tanto el ciclo vital de las células dendríticas presenta unas características especiales que hacen que estas células sean únicas. Su versatilidad es tanto funcional como migratoria. En los tejidos periféricos se encuentran cuando son inmaduras, cuya misión es la de captar información que, una vez detectada y captada, migran y actúan como mensajeros trasladando la información a través del sistema circulatorio linfático y llevándola hasta los nódulos linfáticos donde la célula una vez madura, se coordina y selecciona la actividad del resto de las | 61 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto células del sistema inmune. Por tanto, la respuesta de las células dendríticas localizada, es altamente específica y con memoria. Tales propiedades las convierte en dianas celulares para la manipulación de la respuesta inmune. Figura 7. /DV FpOXODV PDGUH KHPDWRSR\pWLFDV +6& GH OD PpGXOD yVHD VH GLIHUHQFLDQ HQ FpOXODVGHQGUtWLFDVLQPDGXUDVTXHVHWUDVODGDQDORVWHMLGRVSHULIpULFRVGRQGHLQWHUQDOL]DQ DQWtJHQRVTXHVHSURFHVDQSRUYtDHQGRVyPLFDUHVWULQJLGDDO0+&,,'HVSXpVGHODFDSWXUD GHDQWtJHQRVODFpOXODGHQGUtWLFDPLJUDDOWHMLGROLQIRLGHGRQGHPDGXUD\DFWLYDODH[SUHVLyQ GH&'&'&'0+&OO\HOUHFHSWRUGHTXLPLRTXLQDV&&5(QHOWHMLGROLQIRLGHODV FpOXODVGHQGUtWLFDVSUHVHQWDQFRPSOHMRV0+&$JHQODVXSHUÀFLHFHOXODUTXHLQWHUDFFLRQDQ FRQHOOLQIRFLWR7HVSHFtÀFRGHODQWtJHQR\PDGXUDQIXQFLRQDOPHQWHDFWLYDQGRODVFpOXODV7 %\1.\SURGXFLHQGRFLWRTXLQDVSURLQÁDPDWRULDV,/,/\71)D+DFNVWHLQ\7KRPSVRQFRQPRGLÀFDFLRQHV La activación de las células T requiere tres señales. La unión del complejo MHC II/Antígeno al receptor TCR del linfocito T genera la primera señal, mientras que la unión CD80/86/CD28 proporciona la segunda señal. Una tercera señal es la secreción de IL-12, la cual facilita la respuesta de los linfocitos Th1, mientras que la no secreción de IL-12 facilita la respuesta de Th2. La señal 3 es importante en la diferenciación de las T en Th1 o Th2 (Figura 8 y Tabla 2). 62 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer Señal 1 Señal 2 Señal 3 CÉLULA DENDRÍTICA MHC II/péptido antigénico CD80 CD86 Secreción de IL-12 No secreción de IL-12 LINFOCITO T CD4 TCR y CD4 CD28/CTLA4 CD28/CTLA4 Facilita la respuesta de Th1 Facilita la respuesta de Th2 Tabla 2.0RGHORGHLQWHUDFFLyQFpOXODGHQGUtWLFDOLQIRFLWR7 Los antígenos adquiridos del medio extracelular son presentados en las moléculas MHC II, mientras que los antígenos endógenos procedentes de compartimentos citosólicos son presentados por las moléculas MHC I. Además de estas vías clásicas, algunos antígenos exógenos pueden escapar de la vía endocítica (por ejemplo, por fagocitosis de células apoptóticas), ser degradados por el proteosoma y cargados en las moléculas MHC I, fenómeno que se conoce como presentación cruzada. Los complejos MHC-péptido antigénico se expresan en la superficie de las células dendríticas para su reconocimiento por el linfocito T. Esta interacción célula dendrítica/célula T genera una superficie de contacto, que se conoce como sinapsis inmunológica la cual facilita la producción de las dos señales necesarias para la activación de ambas células: la señal 1 mediada por esa misma sinapsis inmunológica, unión del TCR (T Cell Receptor) y el complejo MHC-Ag, y la señal 2 o señal coestimuladora (Figura 8). La maduración completa de las células dendríticas está asociada a la expresión de moléculas de adhesión celular y moléculas coestimuladoras, como CD80 y CD86, cuyos ligandos en la célula T son CD28 y CTLA-4, dos miembros de la superfamilia de las inmunoglobulinas, los cuales compiten por afinidad con estas moléculas, mostrando el CTLA-4 mayor afinidad por CD80 y CD86, lo que inicia una regulación negativa de la respuesta inmunitaria. En las células dendríticas se expresan, además, otras moléculas, CD40 y OX40L, ambas pertenecientes a la familia de los TNF, que también exhiben funciones coestimuladoras y cuyos ligandos en las células T son CD40L y OX40, respectivamente. | 63 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto Figura 8. 0RGHOR GH LQWHUDFFLyQ OLQIRFLWR FpOXOD GHQGUtWLFD $FWLYDFLyQ GH ORV OLQIRFLWRV 7 SRU XQD FpOXOD GHQGUtWLFD SUHVHQWDGRUD GH DQWtJHQRV TXH XWLOL]D HO 0+& ,, /DV FpOXODV 7 SDUDDFWLYDUVHQHFHVLWDQGRVVHxDOHV/DXQLyQGHODQWtJHQRDO7&5\ODFRHHVWLPXODFLyQSRU XQLyQGHO&'FRQ&'/DVHFUHFLyQGH,/SRUODVFpOXODVGHQGUtWLFDVIDYRUHFHUiOD formación de linfocitos Th1. En la señal 1, la unión del TCR del linfocito T con el complejo MHCpéptido expresado en las APC, promueve la fosforilación de la cadena ȗ del TCR, iniciando la señalización temprana mediada por la actividad de las proteínas tirosina quinasa (PTK). Esta onda temprana de fosforilación producida por las PTK conduce a la activación de otras vías de señalización, incluyendo el aumento en el flujo de calcio intracelular, por activación de la proteína quinasa C (PKC) y de las proteínas quinasa activadas por mitógenos (MAPK) que, a su vez, activan factores de transcripción, tales como el factor nuclear kappa B (NF-țB), que finalmente conduce a la expresión de genes que controlan la respuesta celular específica. La segunda señal es la producida por la interacción de las moléculas coestimuladoras, presentes en la membrana de la APC activada, tales como CD80 y CD86, CD40 y OX40L, con sus respectivos receptores CD28 y CTLA-4, CD40L (CD154) y OX40 en la membrana de la célula T. En conjunto, la unión del TCR y del CD28 a sus respectivos ligandos, permite la activación de los factores de transcripción, como el anteriormente mencionado NF-țB, el factor nuclear de las células T activadas (NF-AT) y la proteína activadora 1 (AP-1) en los linfocitos T, iniciándose así la expresión de numerosos genes involucrados en la respuesta inmunitaria, tales como citoquinas (IL-2), quimioquinas y las mismas moléculas coestimuladoras. 64 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer Interacción de las células dendríticas con neutróÀlos. Los neutrófilos (PMN) son instrumentos eficaces en la inmunidad innata porque median la inmediata eliminación de los patógenos. En el lugar de la inflamación los neutrófilos alargan su expectativa de vida de manera autocrina y el acumulo de neutrófilos en el tejido inflamado se equilibra entre el ritmo de su reclutamiento y el de su eliminación. Los neutrófilos son eliminados por apoptosis y posteriormente fagocitados por las mismas APC residentes. Figura 9./DLQWHUDFFLyQGHODVFpOXODVGHQGUtWLFDVFRQORVQHXWUyÀORV301HMHUFHLQÁXHQFLD en la función de unas y otros. DC-SIGN se une a Mac-1 y a CEACAM sobre la membrana del PMN y de esa manera se induce la supervivencia de los PMM, a la vez que los PMM inducen OD PDGXUDFLyQ GH ODV FpOXODV GHQGUtWLFDV $PEDV LQWHUDFFLRQHV \ OD SURGXFFLyQ GH 71)ĮH ,/SRUODV300SURPXHYHQTXHODFpOXODVGHQGUtWLFDVDFWLYHQDORVOLQIRFLWRV7KDFLD7K /XGZLJHWDO A pesar de que los neutrófilos y las células dendríticas se localizan en diferentes compartimentos, en la circulación sanguínea unos y en los tejidos periféricos las otras, durante la infección ambos tipos celulares se encuentran en el lugar de la inflamación. Los neutrófilos expresan varios | 65 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto receptores que funcionan en el reconocimiento del patógeno, tales como los tipo Toll y los de complemento. Se ha demostrado que ambas células, las células dendríticas y los neutrófilos, interaccionan físicamente dándose una oportunidad de inspeccionar la superficie una de la otra. La unión de los PMN a las células dendríticas inmaduras promueve la maduración de éstas últimas y las induce a producir IL-12. Ambos procesos causan una mayor capacidad de las células dendríticas para activar los linfocitos T (Figura 9). La maduración de las células dendríticas inducida por los PMN está mediada por el TNFĮ producido por los propios PMN, como también por el contacto celular que se regula por una serie definida de receptores expresados por una y otra célula. La comunicación se verifica a través de receptores de la superficie celular de los neutrófilos, Mac-1 y CEACAM (antígeno carcinoembrionario relacionado con las moléculas de adhesión), que interaccionan con lectinas tipo C tales como DC-SIGN (dendritic cell-speciÀc ICAM- grabbing non integrin) de las células dendríticas. En este contacto las células dendríticas pueden prolongar la vida de los neutrófilos (Figura 9), que está limitada a varias horas. En consecuencia, la activación de los neutrófilos ha de estar estrictamente controlada pues su función es esencial en la eliminación de patógenos. Sin embargo sus propiedades destructivas de patógenos pueden dañar al medio tisular. Es un hecho reconocido que los neutrófilos se comunican con las células dendríticas y que ambos tipos celulares son atraídos al foco inflamado por la producción de citoquinas y quimioquinas. En este lugar de reunión, los neutrófilos causan la maduración de las células dendríticas y las instruyen para que los linfocitos T se diferencien hacia la respuesta Th1. En contraposición, las células dendríticas retrasan la apoptosis espontánea de los neutrófilos mediante las interacciones DC-SIGN/Mac1, antes citadas. Una vez que los neutrófilos mueren por apoptosis y son fagocitados por las propias células dendríticas, éstas pueden aprovechar los antígenos digeridos por aquellos y presentarlos a las células T. 66 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer ABREVIATURAS Ag, antígeno. APC, célula presentadora de antígenos. AP1, proteína activadora 1. CD80-86, molécula coestimuladora en la superficie de las APC, también denominada B7. CCR, receptor de quimioquinas. CEACAM, antígeno carcinoembrionario relacionado con las moléculas de adhesión. CTLA4, molécula inhibidora de la coestimulación, tamcién denominada CD152. CpG DNA, DNA citosina poliguanina. DC-SIGN, dendritic cell-speciÀc ICAM grabbing non integrin. dsRNA, RNA de cadena doble. GM-CSF, factor estimulante de colonias de granulocitos y macrófagos. GTPasa, guanosina trifosfatasa. IL, interleuquina. ILR, receptor de la IL. IFN, interferón. IRAK, quinasa asociada al IL1R. LBD, proteína de unión al LPS. LPS, lipopolisacárido. LTA, ácido lipoteicoico. LRR, repeticiones ricas en leucina. Mac1, receptor de la superficie celular. MAPK, proteína quinasa activada por mitógenos. MCHII, complejo principal de histocompatibilidad II. MyD88, molécula adaptadora que contiene un dominio TIR. NFțB, factor nuclear țB, factor de transcripción. NFAT, factor nuclear de las células T. NOD, dominio nucleotídico de oligomerización. PAMP, modelos moleculares asociados a patógenos. PepG, peptidoglicano. PGE2, prostaglandina E2. PKC, proteína quinasa C. | 67 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto PTK, proteína tirosina quinasa. ssRNA, RNA de cadena sencilla. TCR, receptor de los linfocitos T. TIR, dominio del TLR homólogo al receptor de la leucina. TIRAP, dominio TIR que contiene molécula adaptadora. TLR, receptor tipo Toll. TNFĮ, factor de necrosis tumoral Į. TNFR, receptor del factor de necrosis tumoral. TRAM, molécula adaptadora relacionada con TRIF. TRIF, proteína adaptadora que contiene el dominio TIR e induce al IRF3. BIBLIOGRAFÍA AKIRA, S. y HEMMY, H. (2003). Recognition of Pathogens-associate molecular pattern by TLR family. Immunol Lett. 85, 85-95. AMODIO, G. y GREGORY, S. (2012) Dendritic cells: a double-edge sword in autoimmune response. Frontiers in immunology 3, 1-9. BLASIUS, A.L. y BEUTLER, B. (2010) Intracellular Toll-like receptors. Immunity 32, 305-315. BOTICARIO, C. y CASCALES, M. (2012) Premio Nobel 2011 de Fisiología y Medicina, en Premios Nobel 2011, comentarios a sus actividades y descubrimientos, editoras C. Boticario y M. Cascales. Real Academia de Doctores de España pp 23-51. CORADO, J. (2005) Células dendríticas, respuesta inmunitaria y señales de peligro. Gac med Caracas 113 nº 4. CORBÍ LÓPEZ, A.L. (2011) Células dendríticas: unos macrófagos altamente especializados (Especial Premios Nobel 2011) Portal SEBBM 37. 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Por lo tanto, Burnet argumentó que las bacterias, virus y células genéticamente distintas, que ingresan en el organismo )UDQN0DF)DUODQH%XUQHW 3HWHU%ULDQ0HGDZDU durante la vida embrionaria, ² pueden ser tolerados indefinidamente. Posteriormente, el científico británico Peter Medawar y su equipo apoyaron este argumento y mediante experimentos de trasplante, fueron los primeros en demostrar que tejidos extraños diferentes a la córnea, podían ser tolerados con éxito dentro de un individuo genéticamente diferente. Esta teoría contribuyó a redefinir la inmunología como la ciencia de reconocimiento entre lo propio y lo extraño y generó un concepto innovador | 71 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto que vinculó la ciencia básica con la clínica en el tratamiento de enfermedades autoinmunes, cáncer, alergias y síndromes de inmunodeficiencia. Estos descubrimientos supusieron un extraordinario avance en el campo de la inmunología de tal categoría que condujeron a Burnet y a Medawar a compartir el premio Nobel en Fisiología y Medicina en 1960. El mecanismo propuesto por Burnet para este proceso de tolerancia adquirida fue la eliminación clonal selectiva de los linfocitos específicos para los aloantígenos inoculados durante el desarrollo. Sin embargo, los experimentos realizados que trataban de reconstituir animales tolerantes con poblaciones de nódulos linfáticos normales, fueron mucho menos efectivos, lo que hizo pensar que el fenómeno de tolerancia observado podría ser más complicado de lo que en un principio se pensó. Hoy se sabe que no todos los fenómenos de tolerancia pueden ser explicados por el modelo de eliminación clonal. En el caso de los linfocitos B autorreactivos, se trata de células que pueden sobrevivir después del proceso de selección negativa. Algunas parecen haber experimentado el fenómeno de re-edición del receptor; otras simplemente no responden muy bien al desafío antigénico inicial, proceso referido como anergia clonal. Ambos procesos pueden ocurrir también en el timo. Después de los avances alcanzados en el conocimiento de los mecanismos de tolerancia inmune, tanto central como periférica, ha surgido, un mecanismo único de autotolerancia, la generación de linfocitos T reguladores antígeno específicos (Treg). Los primeros experimentos que vislumbraron la existencia de estas células fueron realizados por Nishizuka y Sakakura en 1969, quienes demostraron que ratones timectomizados de 2 - 3 días de edad, desarrollaban una enfermedad autoinmune órgano específica, la cual podía prevenirse reintroduciendo linfocitos T obtenidos de timo o bazo de ratones adultos singénicos. Posteriormente se caracterizaron estos linfocitos Treg naturales que expresan el factor de transcripción Fox3p. 72 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer Cada microambiente requiere un grupo específico de elementos reguladores responsables del mantenimiento de la homeostasis. Varias poblaciones de linfocitos Treg contribuyen a mantener este equilibrio y a establecer el control de la respuesta inmune. Durante la infección por patógenos las células Treg reducen la magnitud de la respuesta efectora, lo cual puede limitar la respuesta inmune y por tanto, el control de la infección. Sin embargo, estos linfocitos pueden disminuir el daño tisular que se genera por una respuesta inmune vigorosa durante los procesos infecciosos. Estas dos características de los linfocitos Treg son utilizadas por los agentes infecciosos para evadir la respuesta inmune, manteniéndose ocultos de los elementos efectores de la misma, creando condiciones de tolerancia que le permitan sobrevivir y replicarse dentro del hospedador por largos períodos de tiempo. Ciertamente, muchos patógenos han desarrollado mecanismos poderosos para manipular a su conveniencia esta red reguladora en el hospedador, creando condiciones que aseguren su supervivencia. Hay que destacar la importancia de la tolerancia inmune como un mecanismo vital para la homeostasis de los tejidos y en especial el papel que juegan los elementos responsables de la tolerancia, principalmente los linfocitos Treg, en la interacción patógeno-hospedador. Existen perspectivas en la actualidad que se refieren a las posibilidades de manipular en el futuro estas subpoblaciones celulares en el control de las enfermedades infecciosas crónicas como estrategia terapéutica que reestablezca el delicado balance de la respuesta inmune, garantizando la eliminación del agente infeccioso, pero evitando el daño colateral producto de la activación de los elementos de la respuesta inflamatoria. TOLERANCIA INMUNE Una característica fundamental del sistema inmune es la de no reaccionar frente a los componentes propios del individuo, aún cuando posee la cualidad de responder frente a cualquier antígeno extraño al mismo. Esta capacidad | 73 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto de reconocimiento y aceptación de los componentes propios del organismo se debe al fenómeno de tolerancia inmune. Gracias a este fenómeno, entre los receptores específicos de antígeno producidos al azar, se produce una inactivación física o funcional de todos aquellos que reconozcan antígenos propios. Hoy se entiende por tolerancia inmune la ausencia específica de respuesta del sistema inmune frente a un antígeno, ya sea propio (autoantígeno) o extraño. La tolerancia inmune no puede considerarse como un simple fallo de reconocimiento de un antígeno, es una respuesta activa hacia un particular epítopo (parte del antígeno a la que se une el anticuerpo, también conocido como determinante antigénico), tan específica como la respuesta inmune. Tanto las células T como las B pueden llegar a ser tolerantes, pero es más importante que sean tolerantes los linfocitos T, porque los B dependen de la ayuda de los linfocitos T colaboradores para generar anticuerpos hacia la mayoría de los antígenos. El funcionamiento normal del sistema inmune requiere un estricto control para conseguir la mayor eficacia en la defensa del organismo frente a patógenos externos. Los aspectos sujetos a control que son esenciales en el sistema inmune son: 1. Aceptación de lo propio merced a un fenómeno denominado tolerancia inmune. 2. Control del inicio, intensidad y punto Ànal de la respuesta inmune frente a elementos extraños, y 3. Establecer un sistema de memoria que facilite posteriores respuestas frente a nuevos estímulos. La tolerancia inmune se basa en que el sistema inmune tiene que distinguir entre lo propio y lo extraño y no destruir sus propios componentes, que han de ser previamente reconocidos como tales en el timo y en la medula ósea. Cuando la tolerancia por alguna razón falla, aparecen múltiples patologías, las enfermedades autoinmunes. 74 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer Conocer las bases moleculares y celulares de la tolerancia inmune no ha sido tarea fácil y ha costado un gran esfuerzo investigador. Medawar observó que injertos de piel realizados de un ratón adulto a otro ratón adulto que expresaba distintos antígenos de histocompatibilidad, eran rechazados. Sin embargo, esto no ocurría cuando el injerto se realizaba de un ratón adulto a uno recién nacido. También observó que si repetía el injerto de piel en aquel ratón recién nacido ya convertido en ratón adulto, éste seguía manteniendo la propiedad de no rechazarlo. Por el contrario si el trasplante era realizado de otra cepa de ratones con haplotipos de histocompatibilidad diferentes, se producía el rechazo del injerto. De aquí surge el concepto de tolerancia duradera. Estos experimentos demuestran que el ratón recién nacido no rechaza el injerto de un ratón adulto de cepa diferente debido a su estado de inmadurez inmune. Cuando este ratón se hace adulto, mantiene la memoria de la experiencia anterior y no rechaza un segundo trasplante del mismo donante. Sin embargo, rechaza un injerto de piel de otro tipo de ratón, lo que indica que la memoria es específica y demuestra que el ratón adulto ha desarrollado un estado de tolerancia después del primer contacto con los antígenos de piel cuando era recién nacido. Por tanto, la capacidad de aceptación del injerto tiene memoria y es el resultado de un proceso de aprendizaje frente a componentes específicos, en este caso el sistema de histocompatibilidad. Mediante estos experimentos Medawar llegó a la conclusión que el fenómeno de aceptación de los injertos de piel se debía a un fenómeno que él denominó tolerancia inmune. Este aprendizaje se realiza en el timo y en la actualidad se dispone de un gran repertorio de conocimientos sobre los mecanismos involucrados y las consecuencias de sus fallos. Las características sustanciales de la tolerancia inmune se pueden resumir en cuatro puntos: 1. Es específica frente a cada antígeno. 2. Puede ser inducida en el proceso de maduración de los linfocitos. 3. Puede ser inducida en linfocitos maduros por contacto con antígenos y 4. Es de carácter duradero. | 75 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto La tolerancia central se induce en el sitio primario de desarrollo de los linfocitos: la médula ósea para los linfocitos B y el timo para los linfocitos T. En general abarca todos aquellos mecanismos a través de los cuales el reconocimiento de antígenos propios mediado por receptores conduce a la autotolerancia. Aunque los mecanismos de tolerancia central son muy eficientes, estos no pueden eliminar a todos los linfocitos autorreactivos, en parte porque no todos los antígenos propios son expresados en el sitio primario de desarrollo de los linfocitos. Por lo tanto, existen mecanismos de tolerancia periférica y estos son responsables de inducir tolerancia en aquellos linfocitos que por primera vez se enfrentan a su antígeno propio fuera del órgano linfoide primario. Originariamente se pensaba que la tolerancia se producía exclusivamente a nivel de órganos linfoides centrales, por destrucción de los clones autorreactivos en el timo y en la médula ósea (clones T y B respectivamente) y que por tanto en el adulto no había clones con capacidad autoreactiva, por lo que en circunstancias normales no había reacción del sistema inmune propio con componentes del mismo individuo, salvo en situaciones de enfermedades autoinmunes. Sin embargo, hoy se sabe que en el adulto hay clones con capacidad de reconocer a los componentes propios, lo que quiere decir, en primer lugar, que en el timo y en la médula ósea no se ha producido una eliminación completa de todos ellos y en segundo, que en el adulto, de alguna manera, los clones autorreactivos que persisten tienen que estar controlados (regulados) a nivel periférico para evitar reacciones de autodestrucción masiva del organismo donde se asientan. Es un hecho reconocido que el individuo desarrolla tolerancia frente a lo propio mediante la inactivación de los clones autorreactivos a nivel central y para aquellos clones que escapan a ésta inactivación, existen mecanismos periféricos para el bloqueo de los mismos (Tabla 1). A su vez se desarrollan mecanismos de tolerancia, tanto para linfocitos T como para linfocitos B, en el timo y médula ósea, respectivamente y a nivel de órganos periféricos para ambos. 76 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer CÉLULA Linfocitos T FORMA Central Periférica Linfocitos B Central Periférica Células NK Periférica MECANISMO Supresión clonal Supresión clonal Anergia linfocitaria Regulación T reg Supresión clonal Supresión clonal Anergia linfocitaria Anergia inducida por receptores inhibidores Tabla 1. Tipos de tolerancia y mecanismos inductores. Tolerancia central de linfocitos T. Los linfocitos T, y especialmente los linfocitos Th, son esenciales en la regulación del sistema inmune, debido a su alta capacidad de producir citoquinas que actúan sobre una gran variabilidad de células, incluidas los linfocitos B. Esto hace que los fenómenos tolerogénicos sean esencialmente importantes sobre estas células. Figura 1. Tolerancia central de linfocitos T. Funciones del timo en el proceso de maduración GHOLQIRFLWRV\GHFyPRORVOLQIRFLWRVPDGXURV&'&'\7UHJDEDQGRQDQHOWLPRPLHQWUDVTXHODPD\RUtDGHOLQIRFLWRVPXHUHQSRUDSRSWRVLVHQHOSURSLRWLPRHOLPLQiQGRVHDVt ODVSRVLEOHVFpOXODVDXWRUHDFWLYDV3XMRO%RUUHOHWDOFRQPRGLÀFDFLRQHV | 77 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto En el timo tienen lugar dos procesos aparentemente contradictorios: la selección positiva de aquellos linfocitos cuyo receptor es capaz de reconocer las moléculas propias del MHC y la selección negativa que consiste en la eliminación de las células T autorreactivas. Los timocitos mueren por apoptosis (Figura 1). El mecanismo predominante en la adquisición de tolerancia a nivel central es la supresión clonal. Mediante este proceso se eliminan por apoptosis aquellos linfocitos que potencialmente podrían desarrollar una actividad autorreactiva frente al individuo. Este proceso se desarrolla mediante selección positiva y después negativa. Tolerancia periférica. En el timo el proceso de supresión de clones autorreactivos no puede ser exhaustivo ya que se puede reducir dramáticamente el repertorio de linfocitos T disponible para responder a los antígenos ajenos, por lo que se mantienen en circulación clones capaces de reconocer antígenos propios de los tejidos “periféricos”. Se ha demostrado, por ejemplo, la existencia en animales normales de clones capaces de reconocer el colágeno tipo II y la proteína básica de la mielina, así como receptores de acetil colina y antígenos de los islotes de Langerhans. Normalmente estos clones autorreactivos no responden a los antígenos periféricos. Los mecanismos responsables de esta no respuesta especíÀca son muy variados y entre ellos se incluye el hecho de que ciertos antígenos, por su ubicación o características, puedan ser ignorados por los linfocitos T, lo cual no es realmente un estado de tolerancia aunque a veces así se le denomina, o el desarrollo de procesos activos de tolerancia inmune. Los tipos de tolerancia periférica son: Ignorancia clonal, Deleción clonal (eliminación de clones autorreactivos), Anergia clonal de linfocitos T y Supresión por células T reguladoras. (Figura 2). Se entiende por ignorancia clonal el mecanismo por el cual los linfocitos T no detectan la presencia de células propias presentadoras de antígeno de manera adecuada. Se incluye como una situación especial, pero que en realidad 78 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer Figura 2. Tipos de tolerancia periférica de los linfocitos T. La tolerancia de los linfocitos T SXHGHVHULQGXFLGDSRULJQRUDQFLDFORQDOSRUXQHVWtPXORUHSHWLWLYR\JHQHUDFLyQGH)$6 TXHSURGXFHODHOLPLQDFLyQSRUDSRSWRVLVSRULQKLELFLyQDQHUJLDGHELGDDOUHFHSWRU&7/$ RSRUVXSUHVLyQSURGXFLGDSRUODDSDULFLyQGHFpOXODV7UHJXODGRUDV&'3XMRO%RUUHO HWDOFRQPRGLÀFDFLRQHV no corresponde con una situación de tolerancia puesto que no ha habido ningún elemento inductor. Esto es lo que ocurre en caso de la presencia de barreras anatómicas interpuestas entre las propias células del organismo y los linfocitos T autorreactivos. El resultado es que los clones autorreactivos se mantienen indiferentes frente a células periféricas que, si bien contienen antígenos reconocibles por ellos, se encuentran aislados y por tanto inmunológicamente irreconocibles. El mecanismo de ignorancia clonal fue puesto de manifiesto cruzando una línea de ratones transgénicos que expresaban un antígeno vírico en un tejido periférico (células beta del páncreas), con otra línea que expresaba el transgén para las cadenas alfa y beta del TCR capaz de reconocer dicho antígeno vírico presentado por el MHC. A pesar de que se daban todas las condiciones, en los ratones doblemente transgénicos, para que los linfocitos T reaccionaran con su antígeno periférico, dichos linfocitos no reaccionaron ni mediante el establecimiento de tolerancia, ni mediante una respuesta | 79 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto inmune a la expresión en el páncreas de la proteína vírica, de ahí el término ignorancia. Sólo se detectó una respuesta frente a la proteína vírica de los islotes, que fueron destruidos en el curso de la respuesta antivírica, cuando se inoculó el virus a estos ratones. Un ejemplo de ignorancia clonal se demostró en un ratón transgénico RIPGP que expresaba la glicoproteína vírica (GP) exclusivamente en las células beta de los islotes de Langerhans, gracias al uso de un promotor que sólo se transcribe en dichas células. Otro ratón transgénico TCRGP anti RIP-GP, tiene linfocitos T que expresan el TCR (cadenas alfa y beta), que reconoce un péptido de la glicoproteína del virus LCMV. Al cruzar ambas líneas de ratones transgénicos se favorece el reconocimiento de GP aunque se exprese sólo en islotes pancreáticos por la alta frecuencia de células T específicas. Sin embargo y paradójicamente, las células T no se activaron, no se volvieron anérgicas, ni se modificó su fenotipo (ignorancia clonal). Con la inoculación del virus vivo, desapareció la ignorancia clonal y se produjo una respuesta inmune frente a GP y la infiltración de linfocitos en el páncreas con la consiguiente destrucción de los islotes de Langerhans. En el caso particular de los animales transgénicos para el TCR (como es el caso del TCR que reconoce el antígeno GP en el ejemplo anterior), hay que hacer notar que dado que este transgén codifica para las cadenas ya reordenadas del TCR, aquel reordenamiento que corresponde con el TCR que reconoce a un antígeno determinado, evitará cualquier otro reordenamiento y por tanto prácticamente todos los linfocitos T reconocerán a ese antígeno. Anergia de clones de linfocitos T autorreactivos. Se ha demostrado que algunos linfocitos T circulantes autorreactivos no proliferan en respuesta a la presentación de ciertos autoantígenos. Se ha considerado que dichos linfocitos están en la situación de no respuesta, anergia. Se cree que la inducción de este estado de anergia se debe a la activación incompleta de los linfocitos por falta de la segunda señal. Esta segunda señal sólo se produce cuando las células presentadoras de antígenos entran en contacto con determinadas moléculas presentes en agentes patógenos, de modo que si esto no sucede y están 80 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer presentando exclusivamente antígenos propios (procedentes por ejemplo de la fagocitosis de tejidos dañados), no expresarán moléculas coestimuladoras y los linfocitos que reconozcan los péptidos propios en ausencia de moléculas coestimuladoras no sólo no responderán sino que quedarán en una situación de anergia ante ulteriores estímulos, que en muchos casos es fundamental para prevenir la respuesta frente a antígenos propios. El factor determinante para el desarrollo de anergia parece estar relacionado con la activación del linfocito sin que se produzca una subsiguiente proliferación al no recibir suficiente coestimulación para producir la IL-2 necesaria. La actividad coestimuladora mejor estudiada es la generada por la ocupación del receptor CD28 por sus ligandos CD80/CD86, que están presentes en la membrana de las células presentadoras de antígenos. Otras moléculas tales como las citoquinas e incluso ciertas moléculas de adhesión y los correceptores CD4 y CD8, probablemente contribuyan a la segunda señal que puede variar según el estado de maduración de los linfocitos. Dado que en la periferia las células parenquimaticas, incluso cuando expresan MHC de clase II, no poseen actividad coestimuladora, al interaccionar con los linfocitos autorreactivos los volverán anérgicos. Este mecanismo se ha propuesto en base a experimentos en ratones transgénicos en los que se expresaba MHC de clase II en células de tejidos periféricos. Un caso especial de anergia se presenta cuando la inhibición clonal ocurre después del momento en el que la estimulación se pone en marcha, y una serie de mecanismos reguladores terminan por inhibir la proliferación del clon correspondiente. Entre estos mecanismos inhibidores el más conocido es aquel en el que interviene la molécula de superficie CTLA-4 (cytotoxic-T-lymphocyte associated protein 4) también denominada CD152. Ello se debe, como se ha indicado anteriormente, a que desplaza al CD28, por su mayor afinidad por el CD80. (Figura 2). Eliminación de clones T autorreactivos (supresión clonal). Se trata de la muerte de linfocitos mediante apoptosis. Esto ocurre generalmente en dos situaciones: una, debido a estímulos insuficientes de los linfocitos por carencia | 81 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto de coestimulos, éstos pueden producir ciertas proteínas que producen la muerte linfocitaria vía mitocondrial. La otra se debe a una mayor estimulación de los linfocitos, tal como puede ocurrir en las fases finales de la respuesta inmune frente a un patógeno, lo que hace que los linfocitos adquieren la capacidad de sintetizar FAS, que al unirse al FASL se desencadena un proceso de destrucción de estos linfocitos por apoptosis (Figura 2). Supresión mediada por células T reguladoras. Gershon en 1974 descubrió que en el curso de la respuesta inmune se genera actividad supresora, es decir, unos mediadores capaces de inhibir la reacción inmune en marcha, lo que le llevó a la especular la existencia de linfocitos T con actividad supresora de la respuesta inmune. En la actualidad, se puede afirmar que efectivamente existen células T reguladoras (Treg) CD25 que poseen receptor para la IL-2. Son de gran importancia en el curso de la respuesta inmune, al controlar las respuestas autoinmunes y regular las respuestas a antígenos foráneos (Figura 2). Se han identificado tres tipos de células T reguladoras: – Linfocitos T reguladores naturales, se han denominado así por originarse directamente en el timo y se caracterizan por ser CD4+CD25+ y expresar el gen fox3p. Son específicos para antígenos propios. – Linfocitos T reguladores inducibles, son también CD4+CD25+ pero se generan en el sistema inmune periférico a partir de linfocitos T, una vez que éstos se encuentran con el antígeno y son específicos para antígenos propios y extraños. – Linfocitos T reguladores Th17. Éstas células también incluidas en el grupo de las Th colaboradoras se caracterizan por producir interleuquina 17. La existencia de este tercer grupo de células T reguladoras se dedujo tras comprobar que las células T tratadas con péptidos microbianos producían IL-17, pero que esta citoquina no la elaboran las células T reconocidas como reguladoras. Esto implicaba la existencia de un nuevo subgrupo de linfocitos T CD4+ que secretan IL-17 y que intervienen en la regulación de la respuesta inmune de un modo diferente a como lo hacen las otras células reguladoras. 82 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer Los linfocitosT reguladores naturales,que se caracterizan por ser CD4+CD25+ fox3p+, desempeñan un papel central en el desarrollo de la respuesta inmune y en el mantenimiento de la tolerancia a nivel periférico frente a antígenos propios. En la sangre periférica se encuentran en una proporción aproximada del 8-10% de los linfocitos T CD4+ y su misión reguladora se asocia con la presencia de enfermedades de tipo autoinmune. Se generan en el timo y son específicos para antígenos propios. Son dependientes de la IL-2, de tal manera que los ratones deficientes en esta citoquina presentan cantidades muy disminuidas de estas células, tanto en el timo como en el sistema linfoide periférico. Además, estas células suelen expresar constitutivamente las moléculas CD62L, CD103, CTLA-4 y el receptor CCR4. Su acción básica, que consiste en inhibir la producción de citoquinas por los linfocitos Th1, Th2 y CTL, la ejercen mediante la liberación de citoquinas de tipo supresor como son la IL-10 y el TGF-ȕ e incluso interactuando de manera directa sobre los mismos linfocitos T o sobre las células dendríticas, inhibiendo así su activación y proliferación. Los linfocitos T reguladores de tipo inducible, son células CD4+CD25+ que se generan en la periferia en presencia de antígenos propios y extraños, de ahí el nombre de inducibles. Contribuyen de esta manera a regular la respuesta inmune a nivel periférico y pueden ser de dos tipos: los que producen IL-10 y los que producen TGB-ȕ. Los productores de IL-10 se caracterizan por generar elevadas cantidades de esta citoquina inmunoinhibidora, probablemente tras su unión con células dendríticas inmaduras presentes en los ganglios linfáticos, mientras que los productores de TGB-ȕ poseen gran poder de inhibir la diferenciación de los linfocitos T colaboradores y los T citotóxicos. Tolerancia de linfocitos B central y periférica. Es en el estado inmaduro cuando las células B ya se encuentran con antígenos propios presentes en la médula ósea. En este estado se induce la tolerancia central frente a antígenos propios de tal forma que los linfocitos B inmaduros que no reciben señal alguna a través de su BCR (es decir, que no reconocen antígenos propios), consiguen culminar el proceso de maduración en el bazo. Por el contrario, | 83 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto los linfocitos B inmaduros que reconocen los antígenos propios mueren por apoptosis. Sin embargo, no todos los antígenos propios del individuo pueden alcanzar la médula ósea e inducir la tolerancia central de los linfocitos B. Así un grupo importante de linfocitos B que abandona la médula ósea, expresan receptores con capacidad para reconocer moléculas propias. Hoy se sabe que estas células son controladas mediante mecanismos de inducción de tolerancia en los tejidos periféricos evitándose así complicaciones, tales como enfermedades autoinmunes. Entre los linfocitos B circulantes son muy numerosos los que son capaces de reconocer autoantígenos. Efectivamente estos linfocitos B autorreactivos no se activan por si solos ya que para la mayor parte de las respuestas, los linfocitos B requieren señales (citoquinas y contacto directo) de las células T cooperadoras, cuyo repertorio es mucho menos autorreactivo y está mucho más regulado. Esta limitación no es absoluta y de hecho falla cuando el sistema se enfrenta a un autoantígeno que contiene determinantes antigénicos B asociados a determinantes T no propios (el caso de un fármaco unido a una proteína propia). En este caso la célula B autoreactiva puede recibir ayuda para producir autoanticuerpos de una célula T que reconoce un epítopo ajeno. La elevada frecuencia de linfocitos B autorreactivos se explica porque estos linfocitos no sufren un proceso de selección negativa tan riguroso como el de los linfocitos T en el timo, y se ha postulado que la autorreactividad B, de baja afinidad, es normal. Además la generación de diversidad de los receptores Ig de los linfocitos B incluye un mecanismo, la hipermutación somática, que actúa en el curso de la respuesta inmune y que, expandiendo de nuevo el repertorio, puede generar autoanticuerpos de alta afinidad. ESCAPE DE LA TOLERANCIA A pesar de los múltiples mecanismos, tanto centrales como periféricos, encargados de inducir y mantener un estado de tolerancia inmunológica, en muchos casos fallan y se producen enfermedades autoinmunes. Existen 84 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer diversas circunstancias que explican que se produzca una ruptura de la tolerancia, entre las que destacan: – El contacto del sistema inmune con autoantígenos que normalmente no son accesibles, como ocurre en situaciones de daño tisular. – Activación de linfocitos B anérgicos por linfocitos T autorreactivos. Las células B, necesitan para su completa activación la ayuda de los linfocitos T, por eso aunque existan más clones autorreactivos de células B, basta con que no lo sean los clones de linfocitos T que reconocen el mismo antígeno (aunque distintos epítopos), para que éstas se vuelvan anérgicas. Sin embargo, en algunos casos se producen mecanismos de escape de la tolerancia. Esto se debe a que las células B autorreactivas pueden reconocer epítopos de un antígeno que contiene otros epítopos reconocidos por las células T, con lo que al procesar y presentar esos epítopos a las células T éstas se activan y mandan segundas señales a los linfocitos B, suficientemente intensas que hacen que salgan de su estado de reposo y pasen a una nueva situación de autorreactividad (Figura 3). Figura 3.(VFDSHDODWROHUDQFLDDODXWRDQWtJHQR;GHOLQIRFLWRV%SRUD\XGDGHOLQIRFLWRV7 DXWRUUHDFWLYRVDOHStWRSR7GHODXWRDQWtJHQR;/DFpOXOD%TXHHVWROHUDQWHSRUDQHUJLDDO DXWRDQWtJHQR;SXHGHH[SRQHUHQHO0+&,,HStWRSRVDORVOLQIRFLWRV7GLVWLQWRVDORVXWLOL]DGRVSRUVX%&5\HQFRQWUDUDVtXQDDFFLyQHVWLPXODQWHSRUSDUWHGHORVOLQIRFLWRV7DXWRUUHDFWLYRVQRWROHUDQWHVDWUDYpVGHVXUHFRQRFLPLHQWRSRUVXV7&53XMRO%RUUHOHWDO | 85 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto Son tres los factores responsables de la ruptura de la tolerancia: 1. Activación de gran número de clones mediante superantígenos, en muchos casos procedentes de componentes bacterianos capaces de activar a gran número de linfocitos T. 2. Inducción de citoquinas activadoras y moléculas coestimuladoras por infección interrecurrente. 3. Similitud estructural de antígenos de patógenos y autoantígenos (mimetismo molecular), lo que hace que la respuesta inmune generada por los patógenos durante una infección ataque posteriormente a antígenos propios. Estas tres situaciones se relacionan con el desarrollo de infecciones, que se han considerado elementos causantes de enfermedades autoinmunes, como la esclerosis múltiple o la diabetes tipo I. INDUCCIÓN DE LA TOLERANCIA En múltiples circunstancias es necesario inducir un estado de tolerancia como medio terapéutico en individuos adultos para evitar específicamente la destrucción de ciertos tejidos, en caso de enfermedades autoinmunes o para evitar el rechazo de órganos trasplantados. Hasta ahora el único tratamiento disponible para estas situaciones era la inmunosupresión, que aunque mejora el curso de las enfermedades de tipo autoinmune e incluso la supervivencia de órganos trasplantados, al no ser específica y dejar al individuo en una situación de inmunodeficiencia, es causa de la gran vulnerabilidad de los pacientes al padecimiento de enfermedades infecciosas. Aunque la tolerancia se estableció fundamentalmente en el sistema inmune inmaduro del feto o del recién nacido, se ha demostrado que es posible inducir experimentalmente tolerancia en el adulto. Esta posibilidad ha despertado un gran interés por su aplicación práctica en clínica humana, especialmente en el campo de la reumatología y de los trasplantes de órganos. 86 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer Kamradt y Mitchinson en 2001, fueron los primeros en demostrar la inducción de los linfocitos T en adultos, al observar: 1. Que la previa inyección endovenosa de un antígeno soluble durante varios días podía inducir, según la dosis administrada, tolerancia a la posterior inyección del mismo antígeno con adyuvante de Freund. 2. Que la vía de administración endovenosa es muy poco inmunogénica, mientras que la vía subcutánea es muy inmunogénica y más si se reclutan macrófagos mediante un adyuvante y se les hace expresar moléculas coestimuladoras gracias a la presencia de componentes bacterianos en el adyuvante completo. Estos conocimientos han permitido, por ejemplo, la inducción de tolerancia al factor VIII en pacientes hemofílicos que estaban siendo tratados con este factor y habían desarrollado anticuerpos contra él. 3. Que la cantidad de antígeno influye en la respuesta inmune en el sentido que dosis muy bajas o muy altas inducen tolerancia, mientras que existe una dosis media que depende de cada uno de los antígenos que son capaces de inducir una respuesta inmune óptima. Efectivamente, mientras que la inyección de 10-9g de proteínas inducía tolerancia, la administración de 10-6 a 10-3 g inducía inmunidad y dosis superiores a 10-2 inducían de nuevo tolerancia. 4. Que las características Àsicoquímicas del antígeno son importantes siendo los antígenos apolares y solubles los menos inmunogénicos. También cabe recordar que antígenos de peso molecular inferior a 6 kDa no suelen ser por sí mismos inmunogénicos (es probable que no atraigan a las APC). Otra situación de interés práctico es la demostración de tolerancia frente a órganos transplantados mediante la administración de algunas terapias inmunosupresoras. Existen grandes esperanzas en la actualidad de que los mecanismos de anergia periférica en el animal adulto puedan conducir al diseño de protocolos de alo y xenotrasplante que no requieran el | 87 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto uso prolongado de inmunosupresores. En este sentido hay que considerar la posibilidad de que: – el tratamiento con IL-2 pueda originar situaciones de activación incompleta (sin segunda señal) en el tejido trasplantado, generando anergia hacia sus antígenos de histocompatibilidad. – el bloqueo de las moléculas coestimuladoras durante la presentación de los antígenos que se quieren proteger. Entre estos cabe destacar el cultivo de la médula ósea del donante con células del receptor, en presencia de CTLA-4 recombinante fusionado a un dominio de inmunoglobulina (CTLA4-Ig), o el tratamiento con CTLA4Ig junto con anticuerpos que bloquean la interacción de CD40 y CD40L, necesaria para la coestimulación de las células B. Este bloqueo asociado a determinadas terapias inmunosupresoras supone una posibilidad de inducir tolerancia duradera en pacientes trasplantados, lo cual permitirá disminuir, e incluso interrumpir a medio plazo las terapias inmunosupresoras, evitando los efectos indeseables asociados a las mismas (Figuras 4 y 5). Figura 4.7HUDSLDFRQ&7/$/DDGPLQLVWUDFLyQGHOFRPSOHMRVROXEOH&7/$,JKDFHTXHHVWH FRPSOHMRGHVSODFHD&'SRUTXHSUHVHQWDPD\RUDÀQLGDGSRU&'&RPRFRQVHFXHQFLD DOQRIXQFLRQDUHOFRHVWtPXOR&'&'VHEORTXHDODUHVSXHVWDGHHVWRVOLQIRFLWRVTXHVH YXHOYHQDQpUJLFRV\QRSURGXFHQODVXÀFLHQWHFDQWLGDGGHOLQIRTXLQDVFLWRTXLQDVSDUDHO GHVDUUROORGHXQDUHVSXHVWDLQPXQHQRUPDO3XMRO%RUUHOHWDO 88 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer Sin embargo en la mayoría de los ensayos realizados hasta ahora, aunque la inducción de tolerancia puede prevenir la aparición de enfermedades autoinmunes o el rechazo de injertos, en muy pocos casos existen estrategias que permitan revertir enfermedades autoinmunes ya establecidas. A pesar del gran avance en el conocimiento de los procesos moleculares implicados en el funcionamiento del sistema inmune, hay muchos detalles que se escapan a la comprensión completa de la regulación de la respuesta inmune y más aún del funcionamiento global del sistema. Muestra de lo indicado es la gran cantidad preguntas que quedan por resolver: ¿Por qué se altera la regulación del sistema inmune? ¿Por qué el sistema inmune se convierte a veces en el peor enemigo del organismo? Control de la respuesta inmune. El tipo de respuesta en cada circunstancia es fundamental para la eficacia inmune, por lo que es de gran importancia la participación de todos aquellos elementos que puedan intervenir en su regulación. Es pues necesario y esencial que exista un tipo de autorregulación y control del inicio, intensidad y punto final de la respuesta inmune. Hoy sabemos que para que esto ocurra el individuo dispone de muchos sistemas de regulación. Entre los elementos que intervienen en este proceso destacan el papel regulador de sustancias antigénicas y anticuerpos, linfoquinas y quimioquinas de muy diversos tipos, linfocitos T reguladores, moléculas activadoras (TCR y otros) e inhibidoras (CTLA-4), influencia del sistema endocrino e nervioso, etc. Antígenos y anticuerpos. La formación de anticuerpos frena la respuesta inmune, probablemente porque bloquea el contacto del antígeno con la célula B correspondiente, y evita la activación y diferenciación de nuevas células B. Los complejos antígeno-anticuerpo favorecen la presentación de antígenos por las APC, ya que estas células tienen receptores Fc y receptores para algunos componentes del sistema del complemento, lo que facilita la endocitosis de los antígenos. De hecho, se ha observado que existe una población de células especializadas en captar inmunocomplejos, situada en el centro de los ganglios linfáticos (células foliculares dendríticas). | 89 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto Las linfoquinas, al actuar activando, proliferación o diferenciación de las células inmunocompetentes, intervienen de manera muy eficiente en todas las fases de la respuesta inmune, inicio, desarrollo y final, y en la regulación de la misma. Algunas linfoquinas poseen un efecto inhibidor destacado sobre la respuesta inmune, como la IL-10 y el TGF-ȕ, otras activan la proliferación, como la IL-2 y otras actúan selectivamente sobre un determinado tipo celular. Los dos tipos funcionales principales de células T colaboradoras, Th1 y Th2 producen un perfil de citoquinas con funciones mutuamente inhibidoras. Las Th1 producen sobre todo IL2 e IFN-Ȗ y favorecen el desarrollo de una respuesta celular con expansión de las correspondientes células citotóxicas CD8+ activadoras de macrófagos. Figura 5.(IHFWRGHO&7/$,]TXLHUGD(QODDFWLYDFLyQQRUPDOFRQLQWHUYHQFLyQGHO&'ORV OLQIRFLWRV7KVLQWHWL]DQFLWRTXLQDV'HUHFKDWUDVODVtQWHVLVGH&7/$TXHVXHOHRFXUULUHQOD IDVHGHUHPLVLyQGHODUHVSXHVWDLQPXQH\GHELGRDVXPD\RUDÀQLGDGSRU&'\VXFDSDcidad de señalización negativa, se inhibe la producción de citoquinas por los linfocitos Th, ORFXDOFRQWULEX\HDOEORTXHRGHODUHVSXHVWDLQPXQH3XMRO%RUUHOHUDOPRGLÀFDGR Linfocitos T reguladores (Treg). Las células T reguladoras ejercen un importante papel en la inhibición de la respuesta inmune. Esta función se ejerce a través de los distintos tipos de células T reguladoras y, en casos de una respuesta inmune concreta frente a antígenos específicos, intervienen las células T reguladoras de tipo inducible. Moléculas activadoras e inhibidoras. Una vez visto cómo intervienen los receptores con función activadora de las células inmunocompetetes, tales como 90 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer TCR, CD28, etc., hay que considerar la existencia de otros receptores con acción inhibidora, que suelen aparecer una vez que la célula inmunocompetente se activa. Esto es lo que ocurre en linfocitos NK con los receptores reguladores de tipo inhibidor, los ILT y KIR2DL entre otros y en linfocitos T con las moléculas CTLA-A y PD-1. En este caso estas moléculas, cuando aparecen, se unen a las moléculas CD80 de las células presentadoras de antígeno del mismo modo que el CD28, pero con dos características adicionales: primera, que lo hace con mayor afinidad que el CD28 y segunda, que transmiten señales de tipo inhibidor. Al tener el CTLA-4 mucha mayor afinidad por CD80 que el CD28, compite con éste dejando a la célula sin la segunda señal. Esto unido a la acción directa del CTLA-4 de inhibir al linfocito, hace que éste entre en una fase de anergia o no respuesta necesaria en muchos casos, como señal de terminación del proceso activador de los linfocitos (Figura 5). La molécula PD-1 actuaría de manera equivalente al CTLA-4. Este es el fundamento de la utilización en terapias clínicas del “CTLA-4 soluble” para bloquear al sistema inmune, debido a su acción inhibidora al interaccionar con el CD80 y con su ligando natural CD28, en situaciones en las que se requiere frenar al sistema inmune, como es el caso de muchas enfermedades autoinmunes, como la artritis reumatoide (Figura 5). Supresión celular. A lo largo de una respuesta inmune frente a un determinado antígeno, éste va desapareciendo, lo que priva a las células responsables de las señales coestimuladoras y de las citoquinas necesarias, y conduce a las células a un proceso de apoptosis, que produce una seria disminución de las disponibilidades celulares de la respuesta inmune. Así pues, después de la activación de las células T, comienza su proliferación y diferenciación (expansión), hasta alcanzar un período máximo que depende del tipo de antígeno. Esta respuesta está regulada por las células Treg y en las fases finales también por la aparición de anergia y supresión clonal por apoptosis, de tal manera que quedan sólo las células de memoria. | 91 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto CÉLULAS DENDRÍTICAS “TOLEROGÉNICAS” Durante la activación de los linfocitos T se requiere la combinación de tres señales, las provenientes del TCR, de las moléculas co-estimuladoras y las citoquinas del microambiente. La integración de estas señales ocurre durante la formación de la sinapsis inmune, establecida entre las APC y los linfocitos T. De este modo, la capacidad para generar una respuesta proinflamatoria o supresora/reguladora depende de diversas características, inherentes a las células dendríticas, que están demarcadas por su estado de maduración, y al microambiente donde ocurre esta interacción. Las células dendríticas son una subpoblación altamente especializada de APC profesionales o convencionales, conocidas como células centinelas del sistema inmune, encargadas de capturar antígenos patógénicos y células tumorales, para activar una respuesta efectora. Adicionalmente, estas células juegan un papel crítico en la vigilancia y mantenimiento de la tolerancia hacia los antígenos propios. Las células dendríticas se encuentran en dos estados funcionales, maduras e inmaduras. Las inmaduras se ubican preferentemente en los tejidos periféricos y poseen capacidad fagocítica. Estas células están especializadas para capturar antígenos solubles provenientes de los tejidos donde residen y células apoptóticas (especialmente en microambientes con alta remodelación, por ejemplo el útero e intestino), pero son poco eficientes para procesarlos y presentarlos, lo que probablemente está asociado con la inducción de anergia y el desarrollo de linfocitos Treg, que favorecen el mantenimiento de la tolerancia periférica. También se ha observado que la captura de células apoptóticas por los macrófagos y células dendríticas induce la producción de TGF-ȕ, y con ello contribuye al desarrollo de linfocitos Treg, que generan la tolerancia periférica. Existe además un estado intermedio de células dendríticas, las semimaduras, que en condiciones fisiológicas y en ausencia de respuesta inflamatoria, migran desde los tejidos periféricos hacia los nódulos linfáticos, con la finalidad de mediar la tolerancia hacia los antígenos propios. Estas células dendríticas semimaduras 92 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer se han descrito además como residentes en los nódulos linfáticos y pueden capturar antígenos solubles liberados en el conducto linfático y en ausencia de respuesta inflamatoria median efecto tolerogénico sobre los linfocitos T CD4+ y CD8+. Parte de la gran plasticidad de las células dendríticas viene dada por la existencia de subpoblaciones específicas que se originan a partir de diferentes linajes celulares, y son responsables de activar la tolerancia o la respuesta inflamatoria. Ejemplo de ello es que las células dendríticas de linaje mieloide inducen una fuerte respuesta proliferativa proinflamatoria de los linfocitos T, mientras que las células dendríticas de linaje linfoide o plasmacitoides, conducen a una respuesta proliferativa débil, y están implicadas en la polarización de la respuesta hacia un fenotipo de tipo regulador. Varias moléculas presentes en las células dendríticas participan en la inducción de los linfocitos Treg, una de ellas es el ICOSL (inducible T cell coestimulating ligand), expresado en las plasmacitoides, que promueve la secreción de IL-10 por los linfocitos Treg. Otra molécula es la enzima indolamina 2,3-dioxigenasa (IDO o INDOL1), responsable del catabolismo del triptófano, aminoácido esencial para la proliferación linfocitaria. La presencia de células dendríticas IDO+ o INDOL1+ promueve la eliminación del triptófano del microambiente, favoreciendo así que las células efectoras reclutadas sean eliminadas. Las células IDO+ han sido denominadas células dendríticas reguladoras, y son capaces de inducir la activación de linfocitos T, en ausencia de proliferación celular. Además de liberar el ligando CXCR3 y la proteína inducible de IFN-Ȗ (IP-10), favorece el reclutamiento, la inhibición, la parada del ciclo celular, la apoptosis, la disminución de la expresión de la cadena ȗ del TCR y la eliminación de linfocitos del tipo 1 (Th1). La activación de ambas rutas enzimáticas se asocia además con la inducción de la expresión de IL-10 y la maduración de los linfocitos Treg productores de IL-10. La inducción de IDO en las células dendríticas va unida a la presencia de TNF-ȕ y PGE2 en el microambiente de maduración, y al acoplamiento entre CD28 (B7) y CTLA-4, para activar su expresión. | 93 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto Otros receptores favorecen la expresión de IDO, entre los cuales se destacan los ligandos de TLR9, CD200, etc. Finalmente, se ha detectado un número importante de estas células IDO+, en nódulos linfáticos próximos a tumores, lo que atribuye a estas APC un papel regulador. Otra evidencia que apoya la existencia de células dendríticas reguladoras, es la descripción de poblaciones de células dendríticas con capacidad de atraer linfocitos Th1 a través de la secreción de CXCR3 y cuyos efectos inhibidores estarían mediados por la producción de oxido nítrico (NO·), sin que esto involucre la diferenciación de linfocitos Th en linfocitos Treg. Una vez generados los linfocitos Treg son ellos los que pueden controlar el desarrollo de las células dendríticas tolerogénicas. En este proceso uno de los elementos involucrados es el factor Fox3p, que controla la transcripción de múltiples genes, dentro de los cuales destaca la neuropilina-1 (Nrp-1), que se expresa predominantemente en los linfocitos Treg y no en los linfocitos T vírgenes. Al parecer una de sus funciones es prolongar la interacción entre los Treg y las células dendríticas, lo que produce una elevada sensibilidad a concentraciones limitadas de antígeno, y ofrece mas ventajas a los linfocitos Treg sobre los T vírgenes. La dinámica y composición molecular de la sinapsis entre las células dendríticas y los linfocitos Treg no ha sido caracterizada. Sin embargo la expresión ectópica de Fox3p conduce a cambios marcados en la interacción y comportamiento de los linfocitos T que expresan Nrp-1, y a un incremento del número de interacciones Treg/células dendríticas durante la formación de la sinapsis inmune. Los linfocitos Treg expresan constitutivamente CTLA-4, cuya función durante la interacción con la célula dendrítica es la de promover la reducción de la expresión de moléculas co-estimuladoras convirtiendo las células dendríticas maduras en inmaduras. La subpoblación de linfocitos Treg CD8+ CD28- también actúa sobre las células dendríticas disminuyendo la expresión de moléculas co-estimuladoras dependientes de NF-țB, tales como CD40, CD80, CD86 y CD58 e incrementando la expresión de los receptores inhibidores ILT3 e ILT4 (immunoglobulin like transcript), que promueven que 94 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer aquellos linfocitos Th CD4+ que interaccionen con estas células dendríticas se conviertan en células anérgicas. Los ILT3 e ILT4 juegan un papel importante en la maduración de los linfocitos T CD4+ vírgenes hacia linfocitos Treg. Ambos receptores pueden inducirse, tanto en las células dendríticas como en las células epiteliales intestinales, en presencia de IL-10 e IFN-Į o en presencia de IL-10 y Vitamina D3. El ligando de ILT3 aún se desconoce, pero el de ILT4 se ha demostrado que compite con la molécula CD8 por el sitio de unión al dominio Į3 del MHC-I de todas las isoformas (Figura 6). Figura 6.7ROHUL]DFLyQGHOD$3&HVSHFtÀFDGHDQWtJHQR$UULED/DXQLyQGH,/7D0+& DVRFLDGRFRQHODQWtJHQRWROHURJpQLFR7&5LQGXFHODWROHUL]DFLyQGHOD$3&FpOXODGHQGUtWLFD $EDMRODXQLyQGH0+&,FRQFLHUWRVDQWtJHQRVLPSLGHVXLQWHUDFFLyQFRQ,/7\QRFDXVDOD WROHUL]DFLyQGHOD$3&&KXL\/LPRGLÀFDGR Las células dendríticas que expresan ILT3 tienen una capacidad reducida para expresar moléculas co-estimuladoras, mientras que las deficientes en ILT3, muestran hiperfosforilación de p38, MAPK e IțBĮ, elevada capacidad aloestimuladora y favorecen significativamente el desarrollo de linfocitos T con fenotipo pro-inflamatorio de tipo Th17 y Th1. Otra molécula que se ha | 95 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto estudiado en los últimos años debido a su asociación con el mantenimiento de la tolerancia periférica es PD-L1, miembro de la familia B7 de las moléculas co-estimuladoras. PD-L1 se expresa en células hematopoyéticas, tales como células dendríticas, macrófagos, linfocitos T y B, y también en células del parénquima, como endotelio vascular, hígado, piel, músculo, ojo, corazón, páncreas y placenta. Se ha observado que la tolerancia sistémica antígeno específica, se genera por poblaciones residentes en el bazo, caracterizadas por expresar además de CD8+, DEC-205+, CD8-DCIR (CD8-dendritic cell inhibitory receptor-2) y TGF-ȕ. La presencia de PDL-1 es esencial para la inducción de células Treg específicas frente antígenos periféricos. Existe otro grupo de APC, denominadas no convencionales de origen diferente al hematopoyético, ubicadas en diferentes tejidos como el hígado, piel y nódulos linfáticos, que pueden actuar como APC para antígenos propios o exógenos, modulando la activación de linfocitos T, jugando un papel importante en la regulación y mantenimiento de la tolerancia y constituyendo otro elemento de control sobre el desarrollo de fenómenos autoinmunes. Un grupo de APC no hematopoyéticas involucradas en la inducción de tolerancia, son las células endoteliales de los sinusoides hepáticos, que pueden presentar de manera cruzada, antígenos propios y extraños procedentes de la dieta, a los linfocitos T CD8+. Los hepatocitos y las células de los islotes pancreáticos juegan también un papel importante en el mantenimiento de la tolerancia periférica, mediante el contacto con las células T vírgenes o la co-expresión de moléculas inhibidoras. Los hepatocitos, que tienen función de APC no-convencionales, participan de manera activa en la inducción de tolerancia sistémica hacia los antígenos solubles que ingresan por vía porta. Esta tolerancia sistémica se lleva a cabo en acción sinérgica con las células dendríticas y las células de Kupffer residentes en hígado y median la generación de linfocitos Treg CD8+. Los hepatocitos en condiciones basales expresan MHC-I, CD1, e ICAM-1, pero no las moléculas co-estimuladoras, MCH-II, CD80/86 y CD40, las cuales se pueden inducir en condiciones pro-inflamatorias. Se ha descrito que los hepatocitos están 96 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer involucrados en la eliminación, mediante muerte prematura, de linfocitos T CD8+ activados, a través de la expresión de PD-L1. Aparentemente, la presencia de PD-L1 sobre estas APC no convencionales, protege del desarrollo de autoinmunidad en los tejidos periféricos. Las APC por excelencia son las células dendríticas, las cuales juegan un papel central en la iniciación de la inmunidad y la tolerancia. Existen diferentes mecanismos por los cuales estas células inducen tolerancia. En uno de ellos, las células dendríticas inmaduras, que expresan bajos niveles de MHC II y moléculas coestimuladoras, pueden inducir tolerancia en las células T, mientras las células dendríticas maduras, que expresan altos niveles MCH II, inducen inmunidad. Las células dendríticas semimaduras, aunque sean fenotípicamente maduras, tienen capacidad reducida para producir citoquinas proinflamatorias. Se ha observado que el tipo de interacción entre la célula dendrítica y el linfocito T es muy importante, pues un contacto estable favorece la activación del linfocito T, mientras que contactos breves contribuyen a la inducción de la tolerancia. Cuando los receptores inhibidores ILT-3 e ILT-4, se expresan en las células dendríticas, potencian notablemente la inducción de tolerancia mediante la interacción con linfocitos T supresores y reguladores. La información acumulada durante los últimos años muestra que este fenómeno es relevante en la inmunología de trasplantes y la biología de las células dendríticas que participan en la inducción de tolerancia. La evidencia que demuestra que las células dendríticas contribuyen a la tolerancia de los linfocitos T procede de estudios de células dendríticas inmaduras, presentes en tejidos periféricos en estados de reposo y que, una vez aisladas ex vivo y expuestas a antígenos, en ausencia de completa maduración, estimulaban la regulación negativa de la respuesta inmune e inducían la generación de células T reguladoras (Treg). Más tarde surgió el concepto de células dendríticas tolerogénicas, basado en que estas células pueden comportarse como reguladores negativos de la inmunidad, pues tienen la capacidad de inducir y mantener la tolerancia hacia determinados antígenos. | 97 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto El conocimiento acumulado sobre algunos aspectos de la biología molecular de las células dendríticas sugiere que, in vivo, las propiedades tolerogénicas se deben a lo siguiente: – capacidad para adquirir y presentar antígenos a linfocitos T específicos de antígeno, ya sea por vía directa, indirecta o semidirecta; – baja expresión constitutiva de moléculas del MHC y baja expresión de moléculas coestimuladoras, como CD80 y CD86; – capacidad para generar, seleccionar o expandir linfocitosT reguladores antígeno-específicos de presentación natural o adaptativa; – capacidad de promover apoptosis de linfocitos T efectores; – capacidad para responder a linfocitos Treg, regulando positivamente la expresión de moléculas inhibidoras, como IL-10 o indolamina 2,3 dioxigenasa (IDO); – capacidad para migrar a las áreas de linfocitos T en los tejidos linfáticos secundarios, mediante la expresión de receptores de quimioquinas, y resistencia a la muerte mediada por células NK o linfocitos T. Para definir algunas características moleculares más específicas de las células dendríticas tolerogénicas, se han identificado receptores y moléculas de superficie que permiten relacionar su expresión con los estados tolerogénicos de estas células. Los linfocitos T CD8+ supresores inician una cascada celular y convierten en tolerogénica a una célula dendrítica, la cual promueve la anergia en el linfocito T CD4+, el cual reconoce al MHC II- aloantígeno en sus membranas. A su vez, los linfocitos T anérgicos CD4+CD25+ actúan como linfocitos Treg haciendo tolerogénica a otra célula dendrítica. Finalmente esta célula dendrítica tolerogénica puede inhibir la alorreaccitividad de otro linfocito Th CD4+, continuando así la cascada supresora. Importante en este modelo es que la célula dendrítica tolerogénica que posee activada la expresión de los receptores inhibidores ILT3 e ILT4, propaga la no respuesta a los linfocitos T específicos del antígeno (Figura 7). 98 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer Figura 7.3DSHOGHORVUHFHSWRUHVLQKLELGRUHV,/7H,/7HQODFDVFDGDVXSUHVRUD/RVOLQIRFLWRV7&'VXSUHVRUHVLQGXFHQODH[SUHVLyQGHORVLQKLELGRUHV,/7H,/7HQODVFpOXODV GHQGUtWLFDVORTXHODVFRQYLHUWHHQFpOXODVGHQGUtWLFDVWROHURJpQLFDVFDSDFHVGHLQGXFLUHQ ORVOLQIRFLWRV7&'ODGLIHUHQFLDFLyQHQOLQIRFLWRV7&'UHJXODGRUHVDQpUJLFRVORVFXDOHVDVXYH]LQGXFHQODH[SUHVLyQGHORVLQKLELGRUHV,/7H,/7HQODVFpOXODVGHQGUtWLFDV LQGXFWRUDVGHXQIHQRWLSRVXSUHVRUHQORVOLQIRFLWRV7&'TXHORVFRQYLHUWHHQOLQIRFLWRV 7&'VXSUHVRUHV6XFLX\)RFDPRGLÀFDGR CÉLULAS DENDRÍTICAS EN LA RESPUESTA A TRASPLANTES Las células dendríticas son las APC más potentes y de ahí deriva su importancia en el desencadenamiento de la respuesta inmune frente a aloantígenos. También en el mantenimiento de la tolerancia periférica juegan las células dendríticas, un importante papel. Esta tolerancia se potencia por la expresión en estas células de los receptores inhibidores ILT3 e ILT4, los cuales, mediante el reclutamiento de enzimas tirosina fosfatasas en sus dominios ITIM, inhiben la activación de la APC y conduce a una débil respuesta en el linfocito T. Los ILT3 e ILT4 propician, además, una interacción | 99 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto bidireccional con los linfocitos T supresores y reguladores, generando una cascada inmunorreguladora específica de antígeno, en la cual la célula dendrítica se comporta como una célula tolerogénica Es necesario analizar el comportamiento de las células dendríticas tolerogénicas que expresan altos niveles de ILT3 e ILT4, así como algunos aspectos moleculares y genéticos de estos receptores y su importancia en la modulación de la respuesta inmune específica de aloantígeno frente a un trasplante. El trasplante de órganos y de tejidos es la solución terapéutica para la mayoría de las enfermedades crónicas terminales y de algunas neoplasias. Una vez el que órgano ha sido trasplantado, se requiere un tratamiento inmunosupresor para impedir la activación del sistema inmune frente al aloinjerto. Estos tratamientos se basan en el uso de fármacos inmunosupresores que bloquean la activación del sistema inmune y conducen a múltiples efectos secundarios, como el incremento de la incidencia y seriedad de infecciones y neoplasias. Para aminorar estos efectos, la inmunología de trasplantes ha enfocado el estudio de estos problemas hacia la tolerancia específica de antígeno. En el contexto del trasplante alogénico, se han identificado dos vías para el reconocimiento de los aloantígenos, la directa y la indirecta. En la vía directa, los linfocitos T del paciente receptor, reconocen las moléculas MHC intactas en las células del donante, usualmente en las APC. Tanto los linfocitos CD8+ como los CD4+ pueden reconocer directamente las moléculas MHC I y MHC II, respectivamente. Esta vía parece ser contradictoria con la visión clásica de autorrestricción de los linfocitos T del paciente, por las propias moléculas del MHC del donante, puesto que aquí, el alopéptido reconocido es presentado en una molécula MHC no propia. La vía indirecta de reconocimiento de los aloantígenos es más representativa de la forma como el sistema inmune reconoce a un antígeno. Las células T reconocen los aloantígenos provenientes del donante que han sido procesados y presentados por las moléculas del MHC de las APC propias. 100 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer Ambos tipos de reconocimiento de los aloantígenos pueden darse por el tráfico de las APC (células dendríticas) a los órganos linfoides del receptor, donde la interacción de ellas con el linfocito T dicta la respuesta final de éstas a los aloantígenos específicos. La interacción entre los linfocitos T y las células dendríticas puede ocasionar una activación adecuada del linfocito T o una débil respuesta del mismo. Como se mencionó anteriormente, la falta de moléculas coestimuladoras produce la activación incompleta del linfocito T o su conversión en anérgico. Los linfocitos T pueden convertirse en anérgicos si encuentran ligandos (péptidos) para los cuales tienen baja afinidad. Además, las células dendríticas pueden inducir la anergia en los linfocitos T secretando las citoquinas, IL-10 o TGF-ȕ, que regulan negativamente la respuesta inmune. La anergia puede clasificarse en dos categorías: la anergia clonal y la anergia in vivo. En la anergia clonal se presenta un bloqueo en la activación celular y en la anergia in vivo ocurre una inhibición generalizada de las funciones efectoras y de proliferación. La anergia clonal surge de la activación incompleta del linfocito T, es decir, una señal fuerte del TCR en ausencia de coestimulación o por estimulación con un ligando de baja afinidad en presencia de coestimulación. La anergia clonal se observa principalmente en linfocitos T previamente activados y generalmente no produce inhibición de funciones efectoras, sino más bien, una activación celular incompleta y débil, caracterizada por la alteración del perfil de citoquinas, que evita la proliferación. La tolerancia adaptativa se inicia a menudo in vivo en linfocitos T vírgenes por el estímulo en un ambiente deficiente en coestimulación, caracterizado por una baja producción de IL-2. Si bien en ambos casos hay bloqueo en la producción de IL-2 y en la proliferación celular, sólo la tolerancia adaptativa se asocia con la inhibición de la producción de otras citoquinas (a excepción de IL-10) y parece requerir la persistencia de antígeno, mientras que en la anergia clonal, la falta de respuesta persiste durante semanas después de la eliminación del antígeno. | 101 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto Por otra parte, la participación del receptor de inhibición CTLA-4 en la inducción de anergia es compleja.A pesar de que las moléculas coestimuladoras CD80 y CD86 se expresan en la superficie de la APC y se unen con CD28 en la superficie del linfocito T, se ha demostrado, en ratones deficientes en CTLA-4 y ratones knockout para CD28, que un segundo receptor para CTLA-4, presente en las células T activadas sirve como regulador negativo de la proliferación y activación del linfocito T. Aunque CD28 y CTLA-4 son reconocidos por las moléculas B7, CTLA-4 tiene mayor afinidad por éstas y su expresión se presenta tardíamente después de la activación de la célula T. Actualmente, en modelos de ratón utilizando la proteína de fusión CTLA-4-Ig, se ha logrado establecer que CTLA-4 funciona mediante el bloqueo de la vía coestimuladora CD28/B7. Se ha sugerido que hay una diferencia en la capacidad de unión de cada uno de esos receptores para unirse a dos ligandos diferentes con afinidades variables, lo que sugiere que CTLA- 4 se une a B7 cuando éste se encuentra en bajos niveles de concentración. Por lo tanto, CD28 y CTLA-4 son considerados receptores coestimuladores críticos que determinan el resultado temprano de la estimulación por el TCR. En la actualidad, uno de los tópicos más interesantes en el estudio de las células dendríticas es su potencial para inducir tolerancia hacia antígenos específicos, con el objeto de utilizarlos como tratamiento para el rechazo de aloinjertos y controlar las alteraciones del rechazo a los trasplantes. El protagonismo de los receptores inhibidores ILT3 e ILT4 en la actividad inmunoreguladora de la célula dendrítica, se demuestra porque su presencia potencia notablemente la inducción de una cascada inmunosupresora que regula respuestas inmunes específicas de antígeno. Aunque aún queda mucho por resolver acerca de la influencia de estos receptores en la biología, funcionalidad y efecto de las células dendríticas tolerogénicas y otras poblaciones celulares, es probable que puedan ser utilizados en investigación como marcadores asociados a respuestas débiles y estados parciales de tolerancia en pacientes con trasplante, lo que señalaría una nueva estrategia para identificar aquellos pacientes que han desarrollado 102 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer estados de tolerancia hacia el aloinjerto, lo que, a su vez, también abriría una esperanza que permitiría eventualmente, prescindir cada vez más de los fármacos inmunosupresores PAPEL INMUNO REGULADOR DE LOS SISTEMAS ENDOCRINO Y NERVIOSO Es un hecho conocido hoy, como el sistema endocrino y el sistema nervioso pueden contribuir a la regulación del sistema inmune. La confirmación de este fenómeno se realizó en los años setenta cuando por primera vez se demostró que los niveles de glucocorticoides se elevaban durante la respuesta inmune produciendo un efecto supresor sobre la misma. Esta conexión se ha demostrado en ambas direcciones, de tal manera que, en su conjunto, se mantiene la homeostasis del organismo de una forma integrada con participación de los sistemas inmune, endocrino y nervioso. (Figura 8). Figura 8. Interacción de diferentes sistemas. Los sistemas inmune, endocrino y nervioso FRQWULEX\HQDOPDQWHQLPLHQWRGHODKRPHRVWDVLVGHXQDPDQHUDLQWHJUDGD3XMRO%RUUHOHWDO PRGLÀFDGR Así, el sistema nervioso es receptor de múltiples estímulos, entre los que destacan los de estrés, y responde a los mismos mediante mediadores tales como neurotrasmisores y hormonas, que llegan al sistema inmune | 103 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto sobre el que pueden actuar. Todo esto puede demostrar algo que se conoce ya a nivel general y es que el estrés deteriora al sistema inmune probablemente por acción directa de las hormonas adrenalina y cortisol. Además, muchas de las células de estos tres sistemas, inmune, endocrino y nervioso, poseen receptores para los mediadores más importantes de cada uno de ellos, como son las citoquinas, los neurotrasmisores y las hormonas. Las alteraciones en el cerebro inducidas por el estrés conducen a la activación de vías de señalización hacia la periferia, como son la vía hipotalámicapituitaria-adrenal y el sistema nervioso simpático. Las hormonas y los neurotransmisores generados por esta vía se unen a receptores expresados en las células del sistema inmune (leucocitos) alterando sus funciones. Así los sistemas nervioso y endocrino regulan el sistema inmune. Se ha demostrado que las relaciones entre el sistema nervioso central y el sistema inmune son bidireccionales. Esto es, las células inmunes activadas producen citoquinas y hormonas que regresan al cerebro e influyen sobre la actividad neural. A su vez, el cerebro produce sustancias que afectan la función inmune. Esta comunicación cerebro-sistema inmune tiene mucha relevancia en el desarrollo del cáncer. Hipócrates desde los inicios de la historia de la medicina, ya menciona en sus escritos la influencia del cuerpo sobre la parte anímica, y la del alma sobre el cuerpo. La psicooncología es una ciencia que aplica la psicología en el desarrollo del cáncer, que comprende diferentes áreas: prevención, asistencia y tratamiento. En este sentido, existen estudios que intentan establecer una conexión entre los aspectos psíquicos del individuo y la propensión a padecer cáncer, y también las influencias que sobre el cáncer pudieran tener el estrés, la conducta y la personalidad. El estrés puede afectar al inicio o al cáncer en curso, al generar cambios biológicos que pueden predisponer a la enfermedad. Es un hecho reconocido el efecto supresor del estrés emocional en la función inmune y en la susceptibilidad a la enfermedad. Un posible papel del sistema inmune en la defensa contra el cáncer, sería la capacidad de reconocer las células 104 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer transformadas y eliminarlas antes de que el tumor se desarrolle. La actividad citotóxica de las NK se manifiesta ante diferentes células tumorales. Investigaciones realizadas en humanos ofrecen la evidencia de factores psicosociales y medioambientales, incluidos las experiencias del estrés agudo y crónico como inductores o asociados con una función inmune alterada. El estrés modifica la dinámica neuroendocrina y, por tanto, puede afectar las condiciones y comportamiento inmune del organismo. Se han analizado los efectos de la relajación en el sistema inmune de pacientes oncológicos llegándose a la conclusión que un tratamiento continuado con técnicas de relajación afectó de manera positiva los parámetros inmunes en un grupo de pacientes con cáncer de ovario tratados con quimioterapia. En otro grupo de pacientes con cáncer metastático el mismo tratamiento con técnicas de relajación durante un año, produjo cambios significativos en varios parámetros de inmunocompetencia. Algunos investigadores han encontrado relación entre niveles altos de estrés y menor supervivencia. Sklar y Anisman (1981) en un estudio sobre estrés y cáncer concluyen: “nuestro punto de vista no es que el estrés sea la causa del cáncer, sino más bien que el estrés puede influir en el curso de la enfermedad neoplásica. En efecto, el estrés se traduce en cambios biológicos compensatorios que impiden hacer frente a las demandas a las que se ve sometido el organismo. Estos cambios conllevan un agotamiento potencial que incapacita al organismo para luchar con eficacia con las células cancerosas. Dada la relación existente entre los sistemas neuroquímico, hormonal e inmune, una perturbación en cualquiera de estos procesos podría aumentar ostensiblemente la proliferación de células cancerosas”. La prevención del cáncer tiene cada día mayor importancia desde el punto de vista de la Salud Pública y la Promoción de la Salud en nuestra sociedad. La adopción de estilos de vida saludables puede evitar la aparición de muchas enfermedades de los países industrializados. Entre los hábitos de conducta relacionados con el cáncer se encuentran la exposición a carcinógenos, tales como tabaco, alcohol, ingesta rica en grasas y pobre en fibra, exposición al | 105 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto sol, etc. En concreto el tabaco causa el 30% de todos los cánceres, elevándose al 80% cuando se trata de cáncer de pulmón. Es, por tanto, fundamental adquirir hábitos de salud que prevengan la aparición del cáncer. Galeno fue el primer autor que consideró la influencia que podría tener la personalidad en el cáncer. En su tratado De Tumoribus señaló que las mujeres melancólicas eran más propensas a un cáncer de mama que las sanguíneas. El posible vínculo entre personalidad y cáncer ha sido estudiado desde hace varios años. La personalidad predispuesta al cáncer ha sido etiquetada como personalidad “tipo C” constituyendo un patrón de conducta contrapuesto al “tipo A” predispuesto a la enfermedad coronaria y diferente al “tipo B” o tipo saludable. Los elementos que define al “tipo C” son la inhibición de la reacciones emocionales negativas, como la agresividad, ansiedad, etc. y la expresión acentuada de emociones y conductas consideradas positivas como excesiva tolerancia, extrema paciencia y actitudes de conformismo en general, en todos los aspectos de la vida. Algunos autores consideran este tipo de personalidad como el típico de la “buena persona”, persona que está deseando complacer y buscar la armonía en las relaciones interpersonales, y se caracteriza por presentar un elevado grado de dependencia conformista. Estas personas, ante las situaciones estresantes reaccionan con sentimiento de desesperanza e indefensión y tendencia a reprimir las reacciones emocionales abiertas. Este tipo de persona suele encontrar dificultad para expresar las emociones, tiene predisposición a la depresión y al cáncer. Las líneas de tratamiento a este tipo de personas, se desarrollan en las áreas de prevención, información al paciente, preparación a la hospitalización, y al tratamiento de efectos secundarios, relaciones familiares y adaptación en general. Es ya clásico el estudio de Spiegel (1990), que demuestra que mujeres con cáncer de mama metastásico que recibieron tratamiento psicológico tenían menor tasa de mortalidad que otro al que no se le administraba ese tratamiento. La publicación de este artículo en Lancet tuvo una repercusión importante en futuras investigaciones sobre el tema. Greer y Morris (1989), en una investigación de más de 15 años con 106 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer pacientes de cáncer de mama encuentran que las mujeres que se enfrentaron abiertamente a su enfermedad consiguieron una tasa de supervivencia mayor que las que afrontaron la enfermedad con actitudes depresivas o de aceptación fatalista. Son abundantes en los últimos años las investigaciones que intentan demostrar la relación entre el estrés, personalidad, acontecimientos estresantes y la aparición del cáncer y su evolución. Dentro de la etiología multifactorial del cáncer, los resultados de estas investigaciones parecen señalar la influencia de los factores psicológicos en el cáncer. Las intervenciones psicológicas tienen que usarse, siempre que se consideren oportunas, como tratamiento complementario y en ningún caso sustitutorio de las intervenciones biomédicas. El objeto básico de las mismas debe ser siempre la mejora de la calidad de vida del paciente. Sin embargo, es necesario continuar las investigaciones y solucionar problemas metodológicos, pues no se puede llegar al extremo causa-efecto, que un individuo, por haber estado estresado durante un año tenga necesariamente que padecer cáncer. No es extraño que, en muchas ocasiones, enfermos de cáncer se sientan culpables, pues asocian que su estilo de vida, su personalidad o sus respuestas ante situaciones estresantes, han sido las causas de la enfermedad y ello, a su vez, puede causarles angustia, que influye negativamente en su adaptación. Es positivo que el enfermo colabore en todos los sentidos en su recuperación y se sienta implicado en el tratamiento. Hay que permitir al paciente responder con su propia estrategia de adaptación coherente con su estilo de vida. Finalmente, hay que aportar grandes dosis de esperanza ante las enfermedades neoplásicas, pues aunque cualquier individuo puede padecerlas, dado el medio ambiente que nos rodea y los factores oncogénicos a los que estamos expuestos, la incidencia del cáncer es menor de lo esperado debido a la teoría de la supervivencia inmune, pues un cáncer sólo se desarrolla si hay conjunción entre la transformación maligna y un cierto estado de inmunodeficiencia. | 107 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto ABREVIATURAS Y DEFINICIONES Ag, péptido antigénico (antígeno). APC, célula presentadora de antígeno. B7, Molécula coestimuladora en la superficie de la APC, también denominada CD80/86. CD, cluster designation. CD, célula dendrítica. CD8-DCIR, CD dendritic cell inhibitory receptor. CD28, molécula coestimuladora en el linfocito T. CD80/86, moléculas coestimuladoras en la superficie de las APC, también denominadas B7. CCR7, receptores de quimioquinas. CTLA-4 (cytotoxic-T-lymphocyte associated protein 4) molécula inhibidora de la coestimulación, también denominada CD152. CTL, linfocito T citotóxico. CXCR3, receptor de quimioquinas. FAS, glicoproteína receptor de membrana de la superfamilia de TNFR, que posee un dominio de muerte intracelular y que trimeriza al unirse a FASL. FASL, ligando FAS, proteína de membrana tipo II con un dominio rico en prolina y un dominio común a la familia del TNF. También conocido como CD95L. Fox3p, factor de transcripción. GM-CSP, factor estimulante de colonias de granulocitos y macrófagos. HLA, antígeno leucocitario humano. ICAM, molécula de adhesión intercelular. ICOSL, (inducible T-cell coestimulatory ligand), molécula coestimuladora tipo B7. IDO, indolamina 2,3-dioxigenasa, enzima que degrada el triptófano IL-1R, receptor de la IL-1. ILT3 e ILT4, receptores inhibidores (immunoglobulin like transcript). INDOL1, IDO. IP-10, proteína inducible por el IFNȖ, miembro de la familia B7 de moléculas coestimuladoras ITIM, (immunoreceptor tyrosine based-inhibitory motiv). Motivo que se encuentra en varios receptores que modulan las señales de activación de los linfocitos. Funciona reclutando una u otra de las tirosina fosfatasas. LPS, lipopolisacárido. 108 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer MAPK, proteína quinasa activada por mitógenos. MCH I y MCH II, complejo principal de histocompatibilidad I y II. M-CSF, factor estimulador de colonias de macrófagos. MIP, proteína inflamatoria macrofágica. NFțB, factor nuclear țB, factor de transcripción. IFN, interferón. IțB, inhibidor del NFțB. IKK, IțB quinasa. NK, células naturales asesinas. NOD, nucleótide oligomerization domain. Nrp-1, neurofilina, glicoproteína transmembrana, receptor activo en neuronas. IL, interleuquina (citoquina): PD-L1 (programmed cell death ligand, cluster of differentiation, B7 homolog) proteína transmembrana codificada por el gen CD274, supresora del sistema inmune. PKC, proteína quinasa C (dependiente de calcio y fosfolípidos). PMN, neutrófilos polimorfonucleares. PGE2, prostaglandina E2. PTK, proteína tirosina quinasa. TGF, factor transformante del crecimiento. Th, linfocito T colaborador (CD4). Tc, linfocito T citotóxico (CD8+). Treg, linfocito T regulador. Tsup, linfocito T supresor TIR, dominio del TLR homólogo al receptor de la IL-1. TIRAP, dominio TIR que contiene molécula adaptadora. TLR, receptor tipo Toll. TNF, factor de necrosis tumoral. TRAF, factor asociado al receptor del TNF. VEGF, factor de crecimiento vascular endotelial. B7 es un tipo de proteína de la membrana periférica que se encuentra en APC activas, que cuando se une a las proteínas de superficie CD28 o CD152 (CTLA-4) de los linfocitos T produce una señal coestimuladora para elevar o disminuir la actividad de la señal MHC-Ag-TCR entre la APC y la célula T. La unión de B7 a CTLA-4 causa inhibición de la actividad de las células T. | 109 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto ITIM, (immunoreceptor tyrosine-based inhibition motif) es una secuencia conservada de aminoácidos (S/I/V/LxYxxI/V/L), que se encuentra en la cola citoplasmática de muchos receptores inhibidores del sistema inmune. Después de poseer el motivo ITIM los receptores inhibidores interaccionan con su ligando. ITIM se fosforila por quinasas src, lo que les permite reclutar otros enzimas tales como las fosfotirosina fosfatasas SHP1 y SHP2 o la inositol fosfatasa SHIP. Estas fosfatasas disminuyen la activación de moléculas implicadas en la señalización celular. PD-L1, (Programmed cell death 1 ligand 1) también se conoce como CD274 o B7-H1 (B7 homolog 1). Es una proteína transmembrana tipo1de 40 kDa, que en humanos está codificada por el gen CD274, que juega un papel importante en la supresión del sistema inmune, en casos de embarazo, trasplante de tejidos, enfermedad autoinmune y otras enfermedades como la hepatitis. IDO, indolamina 2,3-dioxigenasa. El triptófano se degrada en hígado mediante la triptofano 2,3-dioxigenasa o en otros órganos por la indolamina 2,3-dioxigenasa (IDO), expresada en varios tipos celulares del sistema inmune, como células dendríticas, macrófagos, monocitos y células T. También se ha observado que la IDO está sobreexpresada en una alta variedad de tumores humanos y algunos estudios la correlacionan con la progresión de la enfermedad y una reducción en la supervivencia. IDO está regulada por varios estímulos inflamatorios, y tiene un conocido efecto inmunosupresor, induciendo inmunotolerancia, y suprimiendo la actividad de las células Th1. Su función hasta ahora no es enteramente conocida. Se sugiere que la IDO tiene capacidad de regular el sistema inmune a través de dos vías: una, mediante la privación de triptofano, que es esencial para la proliferación de linfocitos T y la otra por el efecto citotóxico de los metabolitos del triptófano. IDO cataliza la degradación oxidativa del triptófano al romper la unión del doble enlace en posición 2,3 en el anillo indólico dando lugar a N-formil-quinurenina, que es rápidamente metabolizada a quinurenina. En la mayoría de los estudios los niveles de quinurenina en plasma se cuantifican mediante la técnica de HPLC-UV, y son indicadores de la actividad IDO. CXCR3, Chemokine receptor es un receptor acoplado a una proteína GĮi en la familia de receptores de quimioquinas CXC. Se puede unir a CLT4A Fox3p, )orkhead box protein P (Fox3p) es un probable factor de transcripción que juega un papel en el control de la respuesta inmune. Ratones deficientes en FOX3P (Scurfy mice) exhiben excesiva proliferación de linfocitos, infiltración multi-órganos y numerosas citoquinas. 110 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer BIBLIOGRAFÍA ARBIZU, J.P. (2000) Factores psicológicos que intervienen en el desarrollo del cáncer y en la respuesta al tratamiento ANALES Sis San Navarra 24 (Supl. 1), 173-178. ARBOLEDA, J.F.; GARCÍA, L.F. y ÁLVAREZ C.M. (2011) Papel de las células dendríticas tolerogénicas ILT3+/ILT4+ en la respuesta inmunitaria a trasplante de órganos y tejidos. Biomédica 31, 281-295. BAILEY-BUCKTROUT, S.L., and BLUESTONE, J.A. (2011). Regulatory T cells: stability revisited. Trends Immunol. 32, 301-306. BERRUETA, L. y SALMEN, S. (2010) La tolerancia inmunológica a 50 años del Premio Nobel de Fisiologia y Medicina. 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Scand J Immunol 62, 1-15. 112 | CAPÍTULO Sistema inmune y cáncer INTRODUCCIÓN El microambiente tumoral juega un papel importante en la biología del tumor contribuyendo a la iniciación, promoción, progresión tumoral y a la respuesta a la terapia. Las células y moléculas del sistema inmune son un componente fundamental del microambiente tumoral. Es importante que las estrategias terapéuticas puedan dirigir las respuestas del sistema inmune de manera específica hacia las células tumorales con el objeto de inducir una memoria específica inmunológica que cause una regresión tumoral a largo plazo y evite la recaída en los pacientes con cáncer. La composición y características del microambiente tumoral experimenta amplias variaciones y es grande su influencia en la determinación de la respuesta antitumoral. Por ejemplo, ciertas células del sistema inmune, las células NK, las CD y las células T efectoras son capaces de desencadenar respuestas antitumorales potentes. Sin embargo, las células tumorales muchas veces inducen un microambiente supresor que favorece el desarrollo de poblaciones de células inmunes inmunosupresoras, tales como las células supresoras mieloides y las células T reguladoras. El comprender la complejidad de este proceso de inmunomodulación por los tumores es importante cuando se intenta desarrollar estrategias de inmunoterapia. Diversas estrategias se están desarrollando en la actualidad para intensificar las respuestas inmunes antitumorales. Entre éstas hay que destacar las vacunas basadas en células dendríticas y los antagonistas de las vías señalizadoras inhibidoras de los puntos de control del sistema inmune. | 113 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto En la actualidad existen terapias que son investigadas por su capacidad de inducir una respuesta inmune antitumoral, las cuales pueden conducir a la administración de combinación de inmunoterapias que proporcionan respuestas eficaces y duraderas. Sin embargo, son muchas las cuestiones que tienen que ser resueltas. En particular, está claro que existe una variabilidad en la capacidad de un tumor para inducir una respuesta inmune y esto promueve un debate acerca de los determinantes de la inmunogenicidad de un tumor. Es necesario resolver estas cuestiones para predecir o modular las respuestas a la inmunoterapia. El sistema inmune se caracteriza por su notable especificidad, potencia y memoria, prueba de ello es la capacidad que tiene un solo tratamiento con una vacuna de proporcionar protección durante toda la vida. Ningún tratamiento farmacológico conocido posee un nivel tan elevado de seguridad, eficacia y efecto a largo plazo, que una vacuna. Por estas razones los expertos en investigación y clínica siguen tratando de aplicar estas características al tratamiento del cáncer. En los últimos 125 años, este campo de investigación ha fracasado en la realización de su potencial. Aquí vamos a revisar alguno de los procedimientos que se encuentran en desarrollo y pueden ser prometedores en la inmunoterapia del cáncer, teniendo en cuenta los éxitos clínicos recientes que señalan el comienzo de la transición de la inmunoterapia del cáncer desde la experimentación hasta la terapia establecida. La mortalidad producida por el cáncer se asocia con la metástasis. Por ejemplo, en el caso del cáncer colorrectal, en etapas iniciales es tratable con éxito por medio de cirugía que elimina el tumor primario, pero el cáncer colorrectal con metástasis en hígado, pulmón y cerebro es casi siempre letal. Por tanto, la terapia convencional del cáncer implica la eliminación por cirugía del tumor primario, seguido de una terapia adyuvante para tratar la posible metástasis. La metástasis puede ser detectada al principio por histopatología, como micrometástasis en nódulos linfáticos y el tratamiento posterior es para prevenir que se disemine a órganos distantes y crezca en masas grandes y letales. El diagnóstico y pronóstico del cáncer es de tres tipos: 114 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer local (muy tratable), local con micrometástasis (marginalmente tratable), y local con metástasis distantes (en su mayor parte intratable). El tratamiento con nuevas terapias ha de ser personalizado al diagnóstico y pronóstico del paciente, un concepto que cada vez se va teniendo más en cuenta. INMUNOTERAPIA La inmunoterapia del cáncer es el uso del sistema inmune para rechazar el cáncer, estimulando el sistema inmune del paciente para atacar las células del tumor maligno que son responsables de la enfermedad. Esto puede realizarse por inmunización del paciente, mediante la administración de una vacuna, en tal caso el propio sistema inmune del paciente se entrena para reconocer las células tumorales como objetivo a ser destruido, o mediante la administración de anticuerpos terapéuticos como fármacos, de tal manera que el sistema inmune del paciente se activa para destruir las células tumorales por los anticuerpos terapéuticos. La inmunoterapia basada en las células es otra entidad importante de inmunoterapia del cáncer. Esto implica a un grupo de células inmunes tales como las células naturales asesinas (NK), las células asesinas activadas por linfoquinas (LAK), linfocitos T citotóxicos (CTL), células dendríticas (CD), etc., las cuales pueden ser activadas in vivo por administración de ciertas citoquinas (interleuquinas), o bien aisladas y enriquecidas ex vivo y transfundidas al paciente para que luchen contra el cáncer. El sistema inmune que responde a los factores ambientales se encuentra que tiene que discriminar entre lo propio y lo extraño, y muchas clases de células tumorales, que surgen como resultado de la aparición de un tumor, son más o menos toleradas por el sistema inmune del propio paciente, ya que las células tumorales son esencialmente células propias que crecen y se dividen sin un control regulador. Muchas clases de células tumorales muestran antígenos inapropiados para el tipo celular o su ambiente, o están solo presentes durante el desarrollo del organismo (antígenos fetales). | 115 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto Otras células tumorales muestran receptores de superficie, raros o ausentes en células sanas, que son responsables de activar vías de transducción de señales que causan el crecimiento y división incontrolada de la célula tumoral. La inmunoterapia incluye técnicas que potencian la respuesta inmune natural frente a tumores, por medio de vacunas o modificadores de la respuesta biológica, fundamentalmente citoquinas inmunomoduladoras. Las observaciones ocasionales de una rápida desaparición de metástasis diseminadas, bien de forma espontánea, o más frecuentemente tras un tratamiento paliativo, se han atribuido a una respuesta inmunológica intensa. También se interpretan como una prueba de la eficacia de la respuesta inmune de pacientes ocasionales que sobreviven más de una década sufriendo enfermedad diseminada. Estos ejemplos ilustran la capacidad del sistema inmune para detener o incluso curar aquellos casos que parecen incurables. INMUNIDAD FRENTE A TUMORES En términos generales pueden definirse dos grandes mecanismos de inmunidad frente a tumores: el humoral y el celular. Un aspecto importante de ambos es la capacidad de las células presentadoras de antígeno para procesar y presentar los péptidos tumorales que constituyen la base del reconocimiento inmunológico de las células tumorales. Los antígenos tumorales son fagocitados y digeridos parcialmente por las células presentadoras de antígenos y se presentan como péptidos unidos a receptores MHC tipo II en la superficie de la célula presentadora de antígeno. Los linfocitos T son los efectores de un tipo de inmunidad adquirida denominada inmunidad celular o inmunidad mediada por células. Los linfocitos T poseen en sus membranas un receptor, el TCR (receptor de células T). Una parte de este receptor es siempre igual (región constante), mientras que otra parte del receptor es la región variable. La región variable presenta una enorme diversidad en distintas poblaciones de linfocitos T. Esta región es la encargada de reconocer al antígeno. 116 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer Los linfocitos B son los efectores de la inmunidad humoral. Los linfocitos B, de manera homóloga a los linfocitos T, presentan receptores específicos para la detección de antígenos. Los receptores de los linfocitos B son proteínas denominadas anticuerpos (Ac) o inmunoglobulinas (Ig). Las inmunoglobulinas tienen una región constante (C) y una región variable (V). Diferencias en la región constante determinan la existencia de 5 familias de Ig: IgA, IgD, IgG, IgE e IgM. La región variable exhibe una enorme diversidad, que permite el reconocimiento específico de millones de antígenos diferentes. Es un hecho reconocido que cuando células normales se convierten en cancerosas, los antígenos en su superficie cambian y pueden desprenderse hacia el torrente circulatorio. Estos antígenos tumorales son fagocitados por macrófagos o células dendríticas y presentados a los linfocitos T, los cuales promueven la respuesta inmune y destruyen a la célula tumoral (Figura 1). El tumor se desarrolla cuando la supervivencia inmune se rompe o está sobrepasada. Anticuerpo Ag APC Célula cancerosa NK Th APC citoquinas Tc Figura 1.8QDQWtJHQRSUHVHQWHHQODVXSHUÀFLHGHXQDFpOXODFDQFHURVDHVIDJRFLWDGRSRU XQDFpOXODSUHVHQWDGRUDGHDQWtJHQRPDFUyIDJRRFpOXODGHQGUtWLFDTXHORVSUHVHQWDDORV OLQIRFLWRV7\GHVHQFDGHQDODUHVSXHVWDLQPXQH$JDQWtJHQR$3&FpOXODSUHVHQWDGRUDGH $J1.FpOXODQDWXUDODVHVLQD7KOLQIRFLWR7FRODERUDGRU7FOLQIRFLWR7FLWRWy[LFR-HDQQH .HOO\,QVWLWXWH1DFLRQDORI&DQFHU Otro procedimiento es el que utiliza anticuerpos (inmunidad humoral) que reconocen los antígenos de la célula tumoral (Figura 2). Estos anticuerpos | 117 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto pueden acoplarse con fármacos, toxinas naturales o sustancias radioactivas para destruir con mayor eficacia la célula tumoral. Sustancias como la Herceptina tienen la capacidad de bloquear los receptores del factor de crecimiento impidiendo que la célula tumoral prolifere (Figura 2) A Radioisótopo Anticuerpo B Herceptina Herceptina Factor de bloquea el crecimiento receptor Antígeno Célula de cáncer de mama Célula de linfoma Célula de linfoma destruida Crecimiento lento Figura 2.$XQDQWLFXHUSRXQLGRDXQUDGLRLVyWRSRUHFRQRFHDXQDQWtJHQRHQODVXSHUÀFLH GHXQDFpOXODGHOLQIRPD\ODGHVWUX\H%(ODQWLFXHUSRPRQRFORQDO+HUFHSWLQDEORTXHDHO UHFHSWRUGHXQIDFWRUGHFUHFLPLHQWRORFXDOLPSLGHTXHODFpOXODWXPRUDOGHFiQFHUGHPDPD SUROLIHUH$JDQWtJHQR5UHFHSWRU)&IDFWRUGHFUHFLPLHQWR-HDQQH.HOO\1,& También las células dendríticas (CD) juegan un papel importante en la inmunoterapia por su propiedad como educadoras inmunes. Las células dendríticas procesan los antígenos de virus, bacterias u otros organismos y los presentan a las células T para iniciar la respuesta inmune. Esto funciona bien con los agentes extraños que invaden el organismo, pero las células cancerosas a menudo evaden el sistema de detección propio/extraño. Se ha conseguido modificar las CD para desencadenar una clase especial de respuesta inmune que incluye un ataque de los linfocitos T a las células cancerosas. Como un antígeno de una célula cancerosa no es suficiente para poner en marcha la respuesta inmune, se ha utilizado una citoquina para fusionarla con el antígeno tumoral con la esperanza que esta fusión promueva una fuerte señal antigénica. Posteriormente se obtienen células dendríticas del paciente y se incuban para que incorporen el complejo citoquina/antígeno tumoral. Esto promueve la maduración de las células dendríticas. Cuando estas células dendríticas maduras, que llevan el antígeno tumoral, se inyectan al paciente, presentan los 118 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer antígenos tumorales al sistema inmune del paciente y aquellas células T que responden, atacan y destruyen a las células tumorales del paciente (Figura 3). citoquina/ Ag tumoral citoquina/ Ag tumoral/ CD inmadura CD madura se inyecta al paciente Ag tumoral citoquinas CD presenta el Ag tumoral y activa las células T célula cancerosa T y NK atacan a las células cancerosas Figura 3. /DV FpOXODV GHQGUtWLFDV DWDFDQ DO WXPRU (O DQWtJHQR WXPRUDO $J VH XQH D XQD FLWRTXLQD$JFLWRTXLQDTXHVHLQVHUWDHQXQUHFHSWRUGHXQDFpOXODGHQGUtWLFDLQPDGXUD\ posteriormente se incorpora en dicha CD. La CD ya madura, que posee el Ag tumoral, se administra al paciente. La CD presenta el Ag tumoral y activa las células T, las cuales atacan DODVFpOXODVFDQFHURVDV-HDQQH.HOO\1DWLRQDO&DQFHU,QVWLWXWH VACUNAS La idea de emplear el sistema inmune para tratar el cáncer fue introducida por Wiliam Coley in 1893. Aunque en aquellos tiempos se desconocían los mecanismos moleculares y celulares implicados en el proceso, Coley descubrió por casualidad en un paciente con sarcoma, una remisión espontánea después de ser infectado con Streptococcus pyogenes. El paciente había recurrido a la cirugía muchas veces hasta que en una de ellas las heridas se infectaron con el S. pyogenes. Después de un período de varios meses el tumor del paciente retrocedió hasta desaparecer y se consideró curado. Este paciente permaneció libre de cáncer varios años, lo que hizo sospechar a Coley que la infección fue la responsable de la recuperación tan espectacular del paciente y llevó a | 119 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto cabo una serie de experimentos empleando deliberadas infecciones con el S. pyogenes, a los pacientes con cáncer, lo cual dio como resultado unas veces una fracasada infección, otras la muerte y otras la regresión del cáncer. Coley entonces desarrolló una versión de este tratamiento que contenía una mezcla de S pyogenes y Serratia marcescens, denominada toxinas de Coley que produjeron diversas recuperaciones en pacientes con enfermedad avanzada. Un estudio retrospectivo ha tratado de comparar la supervivencia de los pacientes tratados con las toxinas de Coley, con la de los pacientes tratados con la terapia convencional moderna. Aunque existen limitaciones que reflejan la disparidad de los 100 años de diferencia en la recolección de datos, los resultados sugieren que las toxinas de Coley eran comparables en eficacia con los tratamientos modernos. Considerando el conocimiento moderno de la inmunología los actuales inmunólogos del cáncer han desarrollado una serie de terapias inmunes para el cáncer que fueron imposibles en los tiempos de Coley. Alguna de las terapias más prominentes ha sido el uso de las vacunas contra el cáncer. VACUNAS NO ESPECÍFICAS DE ANTÍGENO Como las vacunas convencionales para las enfermedades microbianas, el objetivo de las vacunas del cáncer es producir una respuesta inmune que elimine las células cancerosas y produzca una inmunidad a largo plazo. Las vacunas tradicionales para enfermedades infecciosas contienen una forma inactiva (no infecciosa) del patógeno, la cual puede estimular una respuesta inmune, pero no el riesgo de desarrollar la enfermedad producida por el patógeno. Los inmunólogos han tratado de hacer algo similar empleando vacunas con células tumorales inactivas, en forma de lisados tumorales, células tumorales irradiadas, etc. Estos procedimientos podían ser ventajosos porque no requerían conocimientos de los componentes inmunogénicos del tumor, pues la vacuna podía, teóricamente, contener todos los posibles inmunógenos de la célula cancerosa y promover todas 120 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer las respuestas necesarias. Sin embargo, estos métodos han resultado no efectivos cuando se han realizado pruebas clínicas. Como resultado de muchos fracasos clínicos, las vacunas basadas en células tumorales no son en el momento presente una terapia de interés para la mayoría de los cánceres. VACUNAS ESPECÍFICAS DE ANTÍGENO En la actualidad la mayoría de las vacunas del cáncer utilizan un antígeno diana específico que se expresa en el cáncer. En las vacunas específicas de antígenos, el antígeno se envía por medio de vectores (virales, DNA, o células) y adyuvantes, que activan el sistema inmune para iniciar una repuesta inmune adaptativa. Ejemplos de dos tipos de vacunas específicas de antígenos pueden reflejar su eficacia relativa. Como el sistema inmune surge para la lucha contra los agentes patógenos que ocasionan las enfermedades infecciosas, hay que considerar que para conseguir una vacuna anticáncer eficiente se necesitaría camuflar el antígeno tumoral como un patógeno infeccioso que posea el mayor potencial para inducir la respuesta inmune. Además, el sistema inmune ha desarrollado diferentes mecanismos efectores en su lucha frente a diferentes clases de patógenos (bacterias, virus, hongos, parásitos, etc,). Tales mecanismos efectores son completamente diferentes unos de otros. En este contexto, los efectores antitumorales ideales son los linfocitos T citotóxicos CD8+ (CTL), que son los que más eficientemente se activan por los virus. Dada la relativa facilidad para producir vectores virales recombinantes, que no se replican, y su propensión a producir CTL, los vectores virales son los que más se utilizan en las vacunas del cáncer. Otras vacunas se basan en las células dendríticas (CD), células críticas del sistema inmune innato, que adquieren y presentan antígenos a las células T y son vitales para el desencadenamiento de potentes respuestas inmunes. Además, los antígenos transportados por un vector viral son adquiridos por las CD las cuales presentan los antígenos cancerosos y se inicia | 121 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto la respuesta. Una vacuna CD evita el envío con vector y la CD adquiere los antígenos cancerosos directamente ex vivo. Posteriormente las CD cargadas con el antígeno se administran al paciente. Ambos tipos de vacunas, las del vector viral y las basadas en CD, han sido empleadas con éxito en cáncer de próstata. Entre los antígenos expresados por el cáncer de próstata, existen dos proteínas bien conocidas que inicialmente sirven como biomarcadores, el antígeno específico de la próstata (PSA) y la ácido prostático fosfatasa. Ambos han sido utilizados en vacunas del cáncer de próstata. PROSTVAC es una vacuna basada en virus que contiene una triada moléculas coestimuladoras [B7-1, ICAM-1, y LFA-3 (TRICOM)] dentro del vector viral para incrementar la respuesta inmune específica de antígeno y la respuesta clínica. En una fase reciente de pruebas clínicas en fase II en pacientes con cáncer de próstata avanzado, el promedio de supervivencia después de la vacunación se comparó entre 82 pacientes que recibieron PROSTVAC frente a un control de pacientes que recibieron una vacuna control. El promedio de supervivencia fue significativamente mayor en el grupo PROSTVAC (30%) que en los controles (17%), y la media de supervivencia incrementó en 8,5 meses. Además, una fase I en curso, que estudia pacientes con cáncer de próstata en estados iniciales, ha mostrado resultados prometedores. En 21 pacientes con cáncer de próstata local recurrente, después de la primera terapia de radiación recibieron la vacuna PROSTVAC. EL 80% de los pacientes mostró niveles séricos de PSA estables o mejorados, lo que sugiere que las respuestas inmunes inducidas por PROSTVAC previnieron la progresión de la enfermedad en pacientes en estados tempranos del cáncer. Hasta la fecha la única vacuna aprobada es sipuleucel-T (Provenge®) manufacturaada por Dendreos para el tratamiento de cáncer de próstata avanzado. Sipuleucel-T consiste en monocitos (incluyendo células dendríticas), obtenidos de pacientes con cáncer de próstata expuestos ex vivo a una proteína de fusión PAP y GM-CSF. GM-CSF es una citoquina que ayuda a la incorporación de PAP por las CD e induce su maduración para incrementar 122 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer la activación de los linfocitos T. Los monocitos, después del tratamiento ex vivo, vuelven a ser administrados al paciente donde activan los linfocitos T CD8+ específicos de PAP. En la fase III de IMPACT (Immunotherapy Prostate AdenoCarcinoma Treatment) con 512 pacientes con cáncer de prostata metastático resistente a la castración, la administración de sipuleucel-T mejoró el promedio de supervivencia en 4,1 meses y redujo el riesgo de muerte en un 22% frente al placebo. A pesar que estos resultados son modestos comparados con el PROSTVAC, sipuleucel-T ha superado la barrera previamente insuperable de la seguridad, eficacia y la aprobación por el FDA, para establecer un modelo de vacunas anticáncer a pacientes con cáncer de próstata. TERAPIA PASIVA Las vacunas del cáncer actúan sobre el sistema inmune del paciente para generar respuestas inmunes antitumorales efectivas; sin embargo, este tratamiento no siempre es realmente efectivo. Terapias previas, incluyendo la quimioterapia u otros procesos en curso para combatir esta enfermedad, afectan de manera adversa al sistema inmune del paciente haciendo que las respuestas inmunes inducidas por las vacunas sean subóptimas o imposibles. Esto ha hecho que se utilicen procedimientos de inmunoterapia pasiva, mediante la administración de efectores inmunológicos a los pacientes, en lugar de activar el sistema inmune del paciente para producir efectores inmunes. Estos tratamientos incluyen el uso de anticuerpos o efectores de las células inmunes como inmunoterapia pasiva. Anticuerpos monoclonales Los investigadores Cesar Milstein, George Köhlr y Niels K Jerne describieron en 1975 la técnica que permitía el cultivo de hibridomas o células híbridas de linfocitos B con células plasmáticas tumorales de mieloma múltiple. Con esta fusión de dos células, una programada para producir | 123 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto un anticuerpo específico, pero que no se multiplica indefinidamente (linfocito B) y otra inmortal con gran capacidad de crecimiento, pero que no produce inmunoglobulina (célula de mieloma), se combina la información genética necesaria para la síntesis del anticuerpo deseado y una capacidad de síntesis proteica, permitiendo su multiplicación indefinida tanto in vitro como in vivo. Por esta aportación a la ciencia Jerne, Kölher y Milstein recibieron el Premio Nobel de Medicina en 1984. Posteriormente el británico Gregory Winter y el estadounidense Richard Lerner consiguieron humanizar los anticuerpos monoclonales eliminando las reacciones que muchos de ellos causaban en muchos pacientes. &HVDU0LOVWHLQ *HRUJH-).RKOHU 1LHOV.-HUQH En el año 2010, los anticuerpos monoclonales han cumplido 35 años desde su descubrimiento dejando de ser una curiosidad biológica para ser una forma de tratamiento y diagnóstico muy importante en diversas enfermedades. Existen más de 17 anticuerpos monoclonales aprobados, pero el número de anticuerpos monoclonales en fase de ensayo clínico es elevado. Son muy importantes para tratamientos de distintas enfermedades como artritis reumatoide, distintos cánceres, enfermedad de Crohn, etc. La importancia de la producción de anticuerpos monoclonales no se evidenció hasta 1987 cuando estos anticuerpos se produjeron en forma regular en ratones y fueron utilizados en el diagnóstico, ya que son anticuerpos de pureza excepcional capaces de reconocer y unirse a un antígeno específico. Obtención de anticuerpos monoclonales. Si una sustancia extraña (antígeno) se inyecta en el cuerpo de un ratón o de un humano, alguno de los linfocitos B 124 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer de su sistema inmune se transformarán en células plasmáticas y empezarán a producir anticuerpos que se unirán a ese antígeno. Cada célula B produce un solo tipo de anticuerpo, pero diferentes linfocitos B producirán anticuerpos estructuralmente diferentes que se unen a distintas partes del antígeno. Esta mezcla fisiológica natural de anticuerpos es conocida como antisuero policlonal. antígeno células de mieloma células del bazo Fusión Hibridomas cultivo en medio HAT selección de células positivas anticuerpos monoclonales Figura 4.0pWRGRXWLOL]DGRSDUDREWHQHUDQWLFXHUSRVPRQRFORQDOHV8QGHWHUPLQDGRDQWtJHno para el que se quiere obtener anticuerpos, se inyecta a un ratón. Las células B del bazo, que tienen la capacidad de formar anticuerpos se fusionan con células de mieloma, que WLHQHQODFDSDFLGDGGHSUROLIHUDU\VHRULJLQDQKLEULGRPDVFRQFDSDFLGDGGHIRUPDUDQWLFXHUSRV\SUROLIHUDUTXHVHFXOWLYDQHQPHGLR+$7KLSR[DQWLQDDPLQRSWHULQD\WLPLGLQD ZLNLSHGLDRUJZLNLPRQRFORQDODQWLERGLHV Para producir anticuerpos monoclonales, se extraen las células B del bazo de un animal que ha sido expuesto al antígeno. Estas células B se fusionan en presencia de polietilenglicol con células tumorales de mieloma múltiple, que pueden crecer indefinidamente en cultivo. Estas células fusionadas híbridas, llamadas hibridomas pueden multiplicarse rápida e indefinidamente, puesto que son células tumorales y pueden producir gran cantidad de anticuerpos. Los hibridomas se cultivan para obtener un número diferente de determinadas colonias, las cuales producen sólo un tipo de anticuerpo (Figura 4). Los | 125 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto anticuerpos de diferentes colonias son analizados para conocer su capacidad de unirse a un antígeno determinado, por ejemplo con un tipo de test llamado ELISA, y para seleccionarse y aislarse de la manera más efectiva. El proceso de producción de anticuerpos monoclonales es complejo. Primero se disgrega el bazo del ratón inmunizado, donde se acumulan los linfocitos B que tienen una escasa viabilidad en cultivo, y se fusionan con células de mieloma deficientes en enzimas implicados en la síntesis del nuevo DNA como la timidina quinasa (TK) o la hipoxatina guanina fosforibosil transferasa (HGPRT). Los productos de la fusión celular (hibridomas) son cultivados en medio HAT (hipoxantina, aminopterina y timidina) donde las células del mieloma no fusionadas se eliminan. Solamente pueden crecer en el medio de cultivo HAT las células que son producto de la fusión entre un linfocito B y una célula de mieloma. Las células híbridas obtenidas tras el proceso de fusión contienen un número elevado de cromosomas (72 del mieloma y 40 del linfocito B) que en las sucesivas divisiones celulares se irán perdiendo hasta oscilar entre los 70 y los 80 cromosomas. Como consecuencia de dicho proceso, algunas células pierden la capacidad de secreción de anticuerpos o bien funciones básicas para la viabilidad celular. Por ello tan pronto como se identifica como positivo un pocillo se somete a un proceso de clonación para evitar el crecimiento de células no productoras, que al ser metabólicamente más eficientes acabarían por dominar el cultivo. Se conoce la tecnología necesaria para la producción de anticuerpos en ausencia de inmunización del animal. Es la denominada tecnología de los anticuerpos recombinantes. Los avances en la tecnología génica han facilitado en gran medida la manipulación genética, producción, identificación y conjugación de fragmentos de anticuerpos recombinantes, obteniéndose nuevos anticuerpos multivalentes y multiespecíficos. Estas tecnologías han permitido desarrollar estrategias de screening de anticuerpos monoclonales fuera del cuerpo humano. Para ello es necesario disponer, en primer lugar de enormes librerías de genes de anticuerpos, habitualmente mediante amplificación por PCR del cDNA de linfocitos, o, alternativamente, 126 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer mediante síntesis in vitro de genes usando cebadores randomizados (randomized wobble). El método de screening de estas librerías debe tener una eficiencia comparable a la del sistema inmune, lo que se puede conseguir exponiendo en la superficie de microorganismos los anticuerpos producidos. El anticuerpo monoclonal, por tanto, es un anticuerpo homogéneo producido por un clon de células. Este clon está derivado de una célula híbrida, creada a partir de la fusión de una sola célula madre del sistema inmune y una célula plasmática tumoral. Los anticuerpos monoclonales son anticuerpos idénticos generados por muchos clones de un único linfocito B. Debido a su especificidad única por diferentes antígenos, los anticuerpos monoclonales suponen una fuente de tratamientos prometedores para una amplia variedad de enfermedades. Los anticuerpos de ratón son extraños para humanos y pueden desencadenar una respuesta inmune cuando se inyectan a un humano. Se han desarrollado anticuerpos monoclonales humanizados tomando la porción de unión al antígeno de un anticuerpo de ratón e insertarlo en el andamiaje de un anticuerpo humano, reduciendo una gran parte de la región extraña de la molécula. Los anticuerpos monoclonales se utilizan en pruebas de diagnóstico para identificar patógenos invasores o cambios en las proteínas del organismo. En medicina los anticuerpos monoclonales pueden insertarse en las células cancerosas y bloquear las señales de crecimiento que causan que las células se dividan fuera de control. En otros casos, los anticuerpos monoclonales pueden llevar toxinas potentes a ciertas células, destruyendo las células peligrosas y dejando intactas las células vecinas no peligrosas. Utilización de anticuerpos monoclonales como terapia dirigida. Los anticuerpos monoclonales son un tipo relativamente nuevo de terapia “dirigida” para el cáncer. Los anticuerpos son parte del sistema inmunitario. Normalmente, el cuerpo crea anticuerpos en respuesta a un antígeno, como por ejemplo, una proteína en un microbio, que ingresa en el cuerpo. Los anticuerpos se unen al antígeno para marcarlo con el fin de que el sistema inmunitario del cuerpo lo destruya. En el laboratorio, los científicos | 127 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto analizan antígenos específicos de la superficie de células cancerosas (diana) para determinar una proteína que corresponda al antígeno. Luego, utilizando proteínas de animales y humanos, los científicos trabajan para crear un anticuerpo especial que se adhiera al antígeno diana. Un anticuerpo se adherirá al antígeno que le corresponda de la misma manera que una llave encaja en su cerradura. Esta tecnología permite dirigir el tratamiento hacia células específicas, causando una menor toxicidad para las células sanas. La terapia con anticuerpos monoclonales puede usarse sólo en tipos de cáncer cuyos antígenos y sus respectivos anticuerpos, hayan sido identificados. Los siguientes son anticuerpos monoclonales: Alemtuzumab, Gemtuzumab ozogamicina, Rituximab, Trastuzumab, Ibritumomab, Tiuxetan, etc. El desarrollo de la tecnología de anticuerpos monoclonales ha supuesto una notable herramienta a investigadores y clínicos al proporcionar la capacidad de producir elevadas cantidades de un anticuerpo específico para cualquier antígeno de interés. En la terapia del cáncer, los anticuerpos monoclonales se emplean en la actualidad como moléculas bloqueadoras de ligandos o como agentes inmunomoduladores en el tratamiento del cáncer. El receptor del factor de crecimiento epidérmico (EGFR) se sobreexpresa frecuentemente en diversas modalidades de cáncer, a los que proporciona señales para la proliferación, supervivencia, migración, adhesión, e invasión a través de la vía de señalización MAPK/RAS. Los anticuerpos monoclonales cetuximab (Erbitux®) y panitubumab (VectibixTM) bloquean la interacción del EGFR con su ligando el EGF, lo que previene la activación del EGFR y la señalización de las vías MAPK/KRAS. De igual manera, el receptor del factor de crecimiento epidérmico 2 humano (HER2) se sobreexpresa en el 25% de los cánceres mamarios (tumores Her2+) y es tenido como diana por el anticuerpo monoclonal Trastuzumab (Herceptin®). Ambos anticuerpos monoclonales dirigidos a EGFR- y Her2- están aprobados por la FDA y ofrecen beneficio sustancial a los pacientes, aunque puede desarrollarse resistencia mediante la acumulación de mutaciones en las vías señalizadoras que hacen que la unión al receptor sea innecesaria. 128 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer Una estrategia alternativa que limita el crecimiento del tumor se ha enfocado en el bloqueo de receptores inhibidores en las células inmunes para permitir la generación/expansión de respuestas endógenas antitumorales. Los linfocitosT CD8+ son los principales efectores inmunes en la inmunidad antitumoral, pero están estrechamente regulados por la expresión de diversos receptores estimuladores e inhibidores. Los receptores inhibidores juegan un papel vital en prevenir la autoinmunidad y la lesión tisular asociada con infecciones inflamatorias crónicas. Los anticuerpos monoclonales pueden ser utilizados para bloquear la unión de estos receptores inhibidores, incluyendo el CTLA4 (cytotoxic T-lymphocyte antigen 4) y la PD-1 (programmed cell death protein-1), lo que resulta en la activación de las células T efectoras que permanecen durmientes durante el crecimiento del tumor. El Ipilimumab (YervoyTM) solo o en combinación con una vacuna peptídica gp100, causó un incremento de la supervivencia en pacientes con melanomas en la etapa final, de unos 3,5 meses comparado con pacientes que recibieron la vacuna sola, lo que ha conducido que el FDA apruebe recientemente el Ipilimumab para el tratamiento de melanoma en etapas finales. Los anticuerpos dirigidos a la vía inhibidora PD-1 no han sido aprobados todavía, pero han producido respuestas objetivas en pacientes con cáncer de células no pequeñas de pulmón y carcinoma renal. Otros agentes inmunomoduladores dirigidos hacia las células T reguladoras (Tregs), células supresoras derivadas de mieloide, TGF-ȕ y otras, están siendo investigados y ofrecen ser prometedores en el futuro, en combinación con diversos agentes terapéuticos. Terapia celular adoptiva (ATC) La terapia celular adoptiva (ATC) o inmunoterapia celular adoptiva es el tratamiento que se usa para ayudar al sistema inmune a combatir enfermedades tales como el cáncer e infecciones por ciertos virus. Se toman muestras de las células T de un paciente y se cultivan en el laboratorio. Este procedimiento aumenta el número de células T capaces de destruir células cancerosas o combatir infecciones. Las células T así tratadas se devuelven al paciente para ayudar al sistema inmune a combatir la enfermedad. | 129 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto Más allá de los anticuerpos, es también posible transferir las células efectoras como agentes inmunoterapéuticos, aunque la adquisición, manufactura y readministración de estas terapias son significantemente más difíciles que las de los anticuerpos monoclonales. Inicialmente, la terapia de células adoptivas se desarrolló para utilizar los linfocitos que infiltran el tumor (TIL), a partir de los tumores reseccionados quirúrgicamente, en pacientes con melanoma metastático. Las células T específicas del melanoma dentro de la preparación con TIL, pueden ser expandidas ex vivo vía cocultivo con tumores en presencia de interleuquina 2. La readministración de estos productos de las células T a los pacientes donantes dio como resultado notables respuestas: el 72% de los pacientes experimentó respuestas objetivas y el 40% de los pacientes presentó una completa regresión. Sin embargo, el proceso de colectar y expandir los TIL es factible solo en melanoma, posiblemente debido a la menor inmunogenicidad de otros cánceres. Una solución al problema de la recolección de TIL es recolectar células T vírgenes de la sangre periférica y manipularlas para expresar receptores de antígenos específicos del cáncer, un medio que podría ser aplicable a todas las formas de cáncer. Además, las células T manipuladas para expresar TCR específicos de los antígenos del melanoma MART-1 y gp100, produjeron respuestas objetivas en el 30% y 19% de los pacientes respectivamente. Una evolución de este método emplea receptores de antígenos quiméricos (CAR), compuestos de un fragmento variable de unión al antígeno de anticuerpos monoclonales fusionados a dominios señalizadores intracelulares de las células T, CD3ȗ, CD28, 4-1BB, y otras moléculas señalizadoras. Los CAR son ventajosos porque se dirigen a los antígenos nativos de la superficie celular de una manera independiente de MCH, lo que permite la generación de un producto universal para todos los pacientes, mientras que los métodos con TCR son específicos de un paciente o un grupo de pacientes. Hasta la fecha, en las leucemias de células B que expresan el antígeno de diferenciación CD19, los CAR ACT han sido los más ampliamente dirigidos. En una reciente prueba, seis de ocho pacientes con varias formas de leucemia tratada con CAR específico de CD19, experimentaron respuestas objetivas, una de las cuales fue una respuesta completa. En un estudio separado, tres 130 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer pacientes con leucemia crónica linfocítica (CLL), tratados con CAR específicos de CD19, experimentaron una reducción en la masa tumoral de casi un Kg, y dos de estos pacientes experimentaron respuesta completa. Estos estudios demuestran la notable actividad de la ACT para eliminar tumores masivos, produciendo respuestas objetivas e incluso remisiones completas. Figura 5. Tratamiento inmunoterapéutico de pacientes en las diferentes etapas de la enfermedad. A: /DV YDFXQDV \ OD WHUDSLD FHOXODU DGRSWLYD $&7 VH DVRFLDQ FRQ YHQWDMDV \ desventajas. B: /RV SDFLHQWHV VRQ GLDJQRVWLFDGRV FRQ FiQFHU HQ XQD GH ODV HWDSDV R HVWDGLRVD(OJUDGRGHPHWiVWDVLVVHHOHYDVHJ~QODHWDSDGHODHQIHUPHGDGGHVGH micrometástasis no detectable en los estados iniciales hasta amplias y distantes metástaVLVHQODV~OWLPDVHWDSDV(OJUDGRGHPHWiVWDVLVUHÁHMDODGLVPLQXFLyQGHODVXSHUYLYHQFLD /DVYDFXQDVSRUVXEDMDWR[LFLGDG\SRFDHÀFDFLDWLHQHQODPD\RUXWLOLGDGHQSDFLHQWHVHQ las etapas iniciales de la enfermedad, mientras que ACT está más bien recomendado para pacientes en los estados más graves debido a su capacidad para eliminar tumores con metástasis de mayor grado. Para el óptimo tratamiento de los pacientes habrá que idenWLÀFDUODFRPELQDFLyQDSURSLDGDGHODLQPXQRWHUDSLDGLVSRQLEOH\ODTXLPLRUDGLRWHUDSLD FRQYHQFLRQDO6QRRN\:DGOPDQPRGLÀFDGR CÉLULAS DENDRÍTICAS Y CÁNCER Muchos estudios han demostrado que el defecto de las células dendríticas, es uno de los factores importantes que conducen al escape inmune del crecimiento del tumor. Los estudios preliminares que infiltraban células dendríticas en el tumor, han mostrado resultados variables respecto al pronóstico. La infiltración de células dendríticas en carcinoma esofágico y carcinoma hepático se ha asociado con buen pronóstico, no así en carcinoma renal, | 131 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto donde no ha producido regresión tumoral ante las células dendríticas. Estos resultados hacen pensar que la infiltración de células dendríticas puede promover la supervivencia o muerte de las células T dependiendo del estado de maduración y función de dichas células dendríticas. Se ha descrito también que algunas subpoblaciones de células dendríticas, fueron capaces de destruir células tumorales por interacción directa y secreción de IFN. Sin embargo, los análisis cuantitativos de las células dendríticas, no son suficientes para explicar el papel exacto de estas células en la regresión tumoral. Las interpretaciones más completas y valiosas se basan en los estudios a nivel funcional, local y sistémico. La causa principal del defecto de las células dendríticas sobre el tumor, puede atribuirse a la producción de factores derivados del tumor que afectan a los procesos de maduración y diferenciación de estas células. Muchas citoquinas y factores derivados del tumor, que poseen actividad inmunosupresora, tales como: VEGF (factor de crecimiento vascular endotelial), GM-CSF, M-CSF, IL-6, IL-10, gangliosidos y TGF-ȕ, pueden impedir el desarrollo de células dendríticas totalmente maduras. El VEGF ejerce un papel en la progresión tumoral al promover la formación de nuevos vasos sanguíneos y al inhibir la maduración de las células dendríticas. Se ha observado que la IL-6 y el M-CSF secretados por las células tumorales, inhiben la diferenciación de las células progenitoras CD34+ en células dendríticas maduras y de esta manera se altera la función presentadora de antígenos. También se ha observado que la IL-10 bloquea la activación de las moléculas coestimuladoras y la producción de IL-12, de forma que la inmunidad Th1 se bloquea y se induce la tolerancia específica de antígeno. La maduración de las células dendríticas es uno de los puntos de control en la iniciación de la respuesta inmune. Las células dendríticas inmaduras juegan un papel significativo en la tolerancia inmune al inducir la respuesta de los linfocitos Th2. Como consecuencia de la maduración de células dendríticas defectuosas, se producirá un descenso de las células dendríticas maduras y funcionalmente competentes y un incremento de las inmaduras. 132 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer El menor número de las células maduras y competentes no será capaz de iniciar la respuesta inmune frente a las células del tumor, mientras que el mayor número de células inmaduras incompetentes funcionalmente, inducirá la tolerancia de los linfocitos T. El resultado es que el tumor escapa a la vigilancia de las células dendríticas. Sin embargo, se ha observado que las deficiencias en las células dendríticas, comentadas anteriormente, están confinadas a las células dendríticas mieloides y no a las plasmacitoides o linfoides. Análisis funcionales sobre carcinoma renal y cáncer de próstata, han mostrado que las células dendríticas infiltradas tienen poca actividad aloestimuladora, lo que se asocia con la ausencia o niveles bajos de las moléculas coestimuladoras CD80 y CD86. También se ha observado que las células dendríticas de la sangre periférica de pacientes con cáncer de mama, expresaron bajos niveles de MHC II y moléculas coestimuladoras. La expresión alterada de moléculas MHC II y coestimuladoras, indica una alteración en la activación de los linfocitos T y por consiguiente una alteración en la respuesta inmune. En los nódulos linfáticos y en la sangre periférica se eleva la población de células dendríticas inmaduras, mientras disminuye la capacidad de inducir la proliferación antígeno-específica de los linfocitos T autólogos. El conocimiento de la ontogenia de las vías de desarrollo de las células dendríticas así como la estandarización en la definición de los distintos subgrupos de éstas, ha de tener un valor terapéutico significativo y ser muy útil en los estudios clínicos. Profundizar en los papeles funcionales de estas células sobre los diversos tipos de cáncer y los mecanismos que poseen las células cancerosas para escapar de la respuesta inmune mediada por las células dendríticas, puede conducir a un mejor entendimiento de la respuesta defensiva del sistema inmune frente a tipos diferentes de tumor, como también al diseño de estrategias terapéuticas más eficaces. A pesar de todo los anteriormente dicho, los avances conseguidos en los últimos años en el conocimiento del ciclo vital de las células dendríticas han hecho que sea posible modificar la respuesta inmune casi a voluntad | 133 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto en animales de experimentación, activándola o inactivándola (generando tolerancia). Estos datos han promovido su aplicación clínica, para generar vacunas e inmunoterapias efectivas, lo que explica los numerosos ensayos clínicos actualmente en marcha para desarrollar protocolos de vacunación para el tratamiento de enfermedades como el SIDA y el cáncer. Los resultados de laboratorio indican que las células dendríticas pueden emplearse para promover respuestas contra patógenos, e incluso, frente a células tumorales (Figura 6). Sin embargo, en el caso del cáncer, los resultados clínicos obtenidos hasta la fecha no han sido tan positivos como anticipaban los resultados de laboratorio. La escasa eficacia de las vacunas anti-tumorales basadas en células dendríticas no pone en entredicho su papel crítico, sino que realza aún más su función, porque las teorías actuales plantean que son las células tumorales las que, en último término, alteran el correcto funcionamiento de las células dendríticas, impidiendo que puedan llevar a cabo su función de manera beneficiosa para el organismo. Los tumores tienen multitud de antígenos potenciales que pueden ser presentados por las células dendríticas para desencadenar una respuesta inmune específica. Las células dendríticas pueden activar y potenciar respuestas mediadas por células NK y CTL que reconocen alteraciones en las células tumorales. En la figura 6 se observa como un macrófago ataca y engloba a una célula tumoral. El macrófago con la ayuda de moléculas líticas (NO2-, O2.–, H2O2, TNF-Į), la colaboración de células naturales asesinas (NK) y linfocitos T citotóxicos, consigue producir la muerte por apoptosis de la célula tumoral. De esta manera, los antígenos de la célula tumoral pueden ser obtenidos y presentados a los linfocitos T en el complejo principal de histocompatibilidad MHC II de la célula dendrítica. Este complejo que acarrea el antígeno tumoral interacciona con el receptor de los linfocitos T (TCR). Los linfocitos así activados, responden secretando citoquinas, IL-2, TNFĮ, NO2 y agentes químicos citotóxicos, que activan a otras células inmunes como las NK y las CTL. 134 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer Figura 6.5HVSXHVWDIDJRFtWLFDDFpOXODVWXPRUDOHV/DVFpOXODVSUHVHQWDGRUDVGHDQWtJHQRPDFUyIDJRV\FpOXODVGHQGUtWLFDVHQJOREDQODVFpOXODVWXPRUDOHV\VXVSURGXFWRV/RVDQWtJHQRV WXPRUDOHVVRQSURFHVDGRV\SUHVHQWDGRVDORVOLQIRFLWRV7&'HQHOFRPSOHMRHO0+&,, DQWtJHQRTXHLQWHUDFFLRQDFRQHO7&5/RVOLQIRFLWRV7UHVSRQGHQVHFUHWDQGRFLWRTXLQDVTXH DFWLYDQRWUDVFpOXODVLQPXQHV1.\&7//RVPDFUyIDJRVVHFUHWDQWDPELpQPROpFXODVOtWLFDV TNFĮ, NO2-, O2.-, H2O2/DVFpOXODVGHQGUtWLFDVVHFUHWDQ,/71)Į y NO21.FpOXODVQDWXUDOHVDVHVLQDV&7/OLQIRFLWRV7FLWRWy[LFRV0LWUDHWDOFRQPRGLÀFDFLRQHV INMUNOTERAPIA VÍA CÉLULAS DENDRÍTICAS El sistema inmune tiene el potencial de eliminar las células neoplásicas. Quizás la evidencia más convincente de vigilancia inmune de los tumores en humanos la proporcionan las enfermedades paraneoplásicas, que son alteraciones neurológicas como consecuencia de una respuesta inmune antitumoral. Los antígenos onconeurales, expresados normalmente en neuronas, pueden también ser expresados en células de tumor mamario. Algunos pacientes con enfermedad paraneoplásica desarrollan una fuerte respuesta antígeno-específica mediada por linfocitos T CD8+, que controla la expansión tumoral, pero que a la vez desarrolla una degeneración cerebelar autoinmune, que es causa de enfermedad neurológica severa. Como las células tumorales son muy pobres como APC, surge la pregunta ¿cómo | 135 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto puede ser generada una inmunidad tan potente?. Modelos experimentales en ratón han demostrado que la generación de la inmunidad anti-tumoral depende la de presentación de antígenos tumorales por la célula dendrítica, tal como se muestra en la figura 6. Estrategias de vacunación en las que se encuentran implicadas las células dendríticas se han desarrollado en base a las propiedades especiales de estas células en la coordinación de las respuestas innata y adaptativa. El objetivo de la vacunación con células dendríticas es inducir linfocitos T efectores específicos del tumor que puedan reducir la masa tumoral de manera específica y que puedan inducir la memoria inmunológica para controlar la recidiva del tumor. En este proceso, el primer paso es proporcionar células dendríticas con antígenos específicos del tumor. Esto puede lograrse bien cultivando células dendríticas ex vivo que han sido obtenidas de un paciente, con un adyuvante, que induce la maduración de las células dendríticas, y el antígeno específico del tumor, e inyectando estas células al propio paciente, o induciendo a las células dendríticas a incorporar el antígeno in vivo. Con estos principios, en la actualidad se están desarrollando tratamientos que utilizan células dendríticas frente a las células tumorales. El proceso es el siguiente: se obtienen, por un lado, las células dendríticas del paciente y se desarrollan in vitro, y por otro lado, células tumorales del mismo paciente que a su vez, se procesan de modo que se consiga un lisado del tumor en el que se encuentran moléculas de RNA, cDNA y péptidos tumorales. Este lisado que posee antígenos tumorales del mismo paciente, se pone en contacto con las células dendríticas, lo que permite que las células dendríticas incorporen el antígeno tumoral. Estas células así cargadas con el antígeno tumoral se inyectan en el torrente sanguíneo del paciente, y las células dendríticas migran desde el lugar de la inyección a los órganos linfoides donde desencadenan una potente reacción inmunológica que permite que las célulasT convenientemente activadas actúen selectivamente destruyendo las células del tumor (Figura 7). 136 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer Figura 7. (VTXHPD JHQHUDO GH OD YDFXQDFLyQ DQWLWXPRUDO EDVDGD HQ FpOXODV GHQGUtWLFDV &RUE\/ySH]FRQPRGLÀFDFLRQHV Otra posibilidad de tratamiento es movilizar las células dendríticas y las del tumor hacia los ganglios linfáticos. Algunos ensayos en ratón utilizan células tumorales irradiadas que se inyectan para que las células dendríticas capten los antígenos tumorales y estimulen la proliferación clonal de linfocitos frente a tales antígenos INMUNOTERAPIA TUMORAL DIRIGIDA POR PD-1 El tratamiento del cáncer utilizando los mecanismos implicados en la respuesta inmune ha sido un tema considerado por los inmunólogos desde hace tiempo. Los numerosos esfuerzos encaminados a activar el sistema inmune frente a diferentes tipos de cáncer, con vacunas antitumorales o inyecciones con productos bacterianos, con el objeto de inducir la inflamación local y reclutar así una respuesta inmune antitumoral, solo ha conducido a éxitos anecdóticos. Los avances en el conocimiento de los mecanismos de activación del sistema inmune, unidos a los avances en la tecnología del DNA recombinante, han permitido el análisis clínico de citoquinas inmunoestimuladoras tales como interferones e interleuquinas. Estos análisis | 137 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto han conducido a respuestas tumorales duraderas de baja frecuencia en determinados cánceres tales como melanomas y carcinoma renal, a expensas de efectos tóxicos serios. El descubrimiento de que las células dendríticas juegan un papel central en la activación y respuesta de los linfocitos T hacia el cáncer, ha promovido una gran cantidad de experimentos clínicos de vacunas basadas en células dendríticas. Estos estudios han proporcionado otra vez, evidencia de respuestas ocasionales al tumor en una minoría de pacientes. La limitación principal de estos variados procedimientos encaminados a desencadenar una respuesta inmune frente al cáncer, es que el sistema inmune ejerce un esfuerzo importante para evitar la sobreactivación inmune, la cual podría lesionar los tejidos sanos. Las células cancerosas se aprovechan de esta capacidad para esconderse del sistema inmune, desarrollando una serie de mecanismos de escape, que se activan para evitar la autoinmunidad. Entre estos mecanismos están el secuestro de los puntos de control intrínsecos de las células inmunes que se inducen en la activación de los linfocitos T. El bloqueo de uno de estos puntos de control, por el antígeno 4 citotóxico asociado al linfocito T (CTLA-4), proporciona la primera evidencia de la mejoría en la supervivencia total en el caso de tratamiento de pacientes con melanoma metastático. El receptor coinhibidor del CTLA4 regula predominantemente a los linfocitos T en el estado de activación inicial al competir con el receptor coestimulador el CD28+ por unión a CD80 (B71) y CD86 (B/72) expresados por las células presentadoras de antígeno, tales como las células dendríticas (Figura 8). El CTLA-4 se expresa unas 48 horas después de la activación de los linfocitos T y proporciona una dominante señalización negativa. La inhibición de CTLA-4 por bloqueo de los anticuerpos, Ipilimumab o Tremelimubab origina respuestas objetivas del 10 al 15% en pacientes con melanoma metastático, una respuesta que se asocia con efectos tóxicos inflamatorios o autoinmunes en el 20 -30% de pacientes. 138 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer Figura 8.%ORTXHRGHODVHxDOL]DFLyQ3'R&7/$HQODLQPXQRWHUDSLDWXPRUDO/RVOLQIRFLWRV7UHFRQRFHQORVDQWtJHQRVSUHVHQWDGRVSRUHO0+&HQODVXSHUÀFLHGHODVFpOXODVFDQFHURVDVPHGLDQWHVX7&5(VWDSULPHUDVHxDOQRHVVXÀFLHQWHSDUDFRQVHJXLUXQDUHVSXHVWDGH ODVFpOXODV7\VHUHTXLHUHXQDVHJXQGDVHxDOHQYLDGDSRUODPROpFXODFRHVWLPXODGRUD%R &'\%R&'&7/$VHLQGXFHHQVHJXLGDGHVSXpVGHODDFWLYDFLyQGHODVFpOXODV7H inicia una regulación negativa en las células T durante la unión con las moléculas coestimuODGRUDV%H[SUHVDGDVSRUODVFpOXODVSUHVHQWDGRUDVGHDQWtJHQR&XDQGRHVWDVPROpFXODV VHXQHQDO&'SURSRUFLRQDQVHxDOHVGHDFWLYDFLyQFXDQGRVHXQHQD&7/$SURSRUFLRQDQ VHxDOHVLQKLELGRUDV/DLQWHUDFFLyQHQWUH&7/$\ODVPROpFXODVFRHVWLPXODGRUDVRFXUUHHQOD fase de preparación de una respuesta T en el interior de los nódulos linfáticos El receptor inKLELGRU3'VHH[SUHVDHQODVFpOXODV7GXUDQWHODH[SRVLFLyQDODQWtJHQR\RFDVLRQDODUHJXODFLyQQHJDWLYDGHORVOLQIRFLWRV7GXUDQWHODXQLyQFRQ3'/\3'/ORVFXDOHVVHH[SUHVDQ GHQWURGHORVWHMLGRVLQÁDPDGRV\HQPLFURDPELHQWHGHOWXPRU/DLQWHUDFFLyQ3'RFXUUH en la fase efectora de una respuesta T en los tejidos periféricos. El bloqueo con anticuerpos GH3'R3'/RFDVLRQDODDFWLYDFLyQSUHIHUHQWHGHODVFpOXODV7FRQHVSHFLÀFLGDGSDUDHO FiQFHU5LEDVPRGLÀFDGR El receptor de muerte programada 1 (PD1) es otro inhibidor del receptor de las células T, que se une por sus dos ligandos, PDL1 (B7-H1 o CD274) y PDL2 (BFDC o CD273) dentro del microambiente tumoral. La mayor selectividad de las señales supresoras inmunes que son enviadas directamente por el cáncer, junto con el papel de PD1 regulador de la fase efectora de la respuesta de las células T, predice que la inhibición ejercerá menores efectos | 139 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto colaterales y mayor actividad antitumoral que la inhibición con CTLA4. PD1 fue descubierto por el grupo de Honjo en 1992 cuando estudiaba los mecanismos de la muerte celular de las células T. Desde entonces se ha demostrado que este receptor regulador inmune tiene un papel crítico en la autoinmunidad, en la inmunidad infecciosa, en la inmunidad del trasplante y en la alergia, además de su bloqueo en la inmunoterapia tumoral. Las actividades de PD1 incluyen la inhibición de las células T durante la exposición al antígeno como sucede en las infecciones crónicas víricas y en el cáncer. Observaciones iniciales sugieren que los anticuerpos que bloquean PD1 o PDL1 son probablemente una nueva referencia para la actividad antitumoral en inmunoterapia. Un hallazgo interesante es que los pacientes con cáncer de colon y cáncer pancreático no presentan respuestas tumorales después de recibir anticuerpos anti PD1 y anti-PDL1. Esto es probablemente debido a que la activación inmune antitumoral inducida por estos anticuerpos no es un suceso al azar, sino que está guiado por mecanismos moleculares relacionados con características histológicas o vías señalizadoras oncogénicas del tumor o factores inducidos dentro del microambiente tumoral. Conocer la selectividad tumoral de anticuerpos antagonistas de PD1 o PDL1 ha de proporcionar una gran oportunidad para la selección de pacientes en base a marcadores tumorales. La clave de este conocimiento es el estudio de la expresión de los ligandos de PD1, PDL1 y PDL2 en el microambiente tumoral. La expresión de PDL1 puede seleccionar los pacientes con una mejor respuesta a los inhibidores PD1. La frontera siguiente en el tratamiento del cáncer requiere encontrar la forma de inducir una alta frecuencia de respuesta tumoral duradera, en base a marcadores seleccionables para personalizar terapias. La inhibición de PD1 puede conseguir estas expectativas en cánceres seleccionados. El sistema inmune tiene memoria, así que una vez que el sistema se activa convenientemente puede mediar una respuesta tumoral duradera, como se ha demostrado en procesos clínicos con elevadas dosis de anticuerpos IL-2 y CTLA4. La duración de la respuesta tumoral a antígenos anti PD1 y anti 140 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer PDL1 en una gran mayoría de pacientes que tenían regresiones tumorales, predice que estos anticuerpos desencadenan una memoria de respuesta inmune al cáncer. El bloqueo de PD1, con una reducción de sus efectos tóxicos y la capacidad potencial de seleccionar pacientes que tienen un elevada probabilidad de respuesta tumoral, puede conseguir mejores efectos en el tratamiento del cáncer. ANTICUERPOS MONOCLONALES CD40 AGONISTAS Los recientes éxitos en la inmunoterapia del cáncer han reforzado la hipótesis de que el sistema inmune puede controlar muchos casos produciendo respuestas duraderas de una manera no detectada con otros fármacos. Los anticuerpos monoclonales agonistas CD40 (mAB) ofrecen una nueva opción terapéutica que tiene el potencial de generar inmunidad frente al cáncer por varios mecanismos. CD40 es un miembro de la superfamilia TNF de receptores, que se expresa ampliamente en células presentadoras de antígeno, tales como las células dendríticas, células B y monocitos, como también en muchas células no inmunes y en una variedad de tumores. El CD40 mAB agonista se ha demostrado que activa las APC, promueve la respuesta antitumoral de las células T y proporciona que las células mieloides citotóxicas tengan el potencial de controlar el cáncer en ausencia de la inmunidad de las células T. Así, el CD40 mAB agonista es fundamentalmente diferente del mAB que bloquea el punto de control inmune negativo, tal como anti CTLA4 o anti PD1. Las pruebas clínicas iniciales del CD40 mAB agonista han mostrado resultados muy prometedores en ausencia de toxicidad en estudios con el agente solo o en combinación con quimioterapia. Sin embargo, numerosas cuestiones necesitan respuesta acerca de la dosis, ruta de administración y formulación. Los recientes resultados obtenidos acerca del papel que juega el isotipo IgG y el receptor Fc gamma (FcȖR) en el entrecruzamiento del mAB, junto con los de los mecanismos de acción, particularmente con referencia al papel de las células mieloides, son una prueba que puede ayudar a diseñar la próxima generación de reactivos CD40 agonistas con mayor eficacia. | 141 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto CONCLUSIONES La inmunoterapia del cáncer intenta aprovechar el poder y especificidad del sistema inmune para tratar los tumores. La identificación de antígenos específicos del cáncer humano ha permitido el desarrollo de la inmunoterapia antígeno-específica. En un caso, células T específicas de antígenos autólogos se expanden ex vivo y después se re-inyectan en pacientes. Otro caso es a través de la vacunación, que es, la provisión de un antígeno junto a un adyuvante para generar células T terapéuticas in vivo. Debido a sus propiedades, las células dendríticas se denominan a menudo adyuvantes “naturales” y así han llegado a ser los agentes naturales para el envío de antígenos. Después de cuatro décadas de investigación está ahora más claro que las células dendríticas son el centro del sistema inmune debido a su capacidad para controlar la tolerancia inmune y la inmunidad. Así, las células dendríticas son un objetivo esencial en los esfuerzos para generar la terapéutica inmune contra el cáncer. El concepto de vigilancia inmune propone que el clon de células transformadas sea reconocido y destruido por el sistema inmune, antes de que dichas células formen el tumor. Sin embargo, se ha observado que el sistema inmune no reacciona ante muchos tipos de tumor. La mayoría de los antígenos tumorales son débilmente inmunogénicos y las funciones inmunes, tales como la respuesta de las células T específica del antígeno, iniciada por las APC profesionales y la regulación inmune mediada por las células T reguladoras, no funcionan adecuadamente, y esto conduce al crecimiento del tumor. No hay nada mejor que un éxito clínico para abrir una nueva área de investigación. El que la FDA haya aprobado la terapia anti-CTLA4, ha conducido a un rápida movilización de los expertos en inmunología que emiten numerosos informes sobre los datos clínicos preliminares para la terapia anti-PD1, sobre la potencial actividad antitumoral del sistema inmune de un paciente, una vez que los frenos han sido liberados. 142 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer El campo de la inmunoterapia del cáncer ha tenido muchos altos y bajos desde las toxinas del Coley y las miriadas de procedimientos en desarrollo en la actualidad. La inmunoterapia del cáncer se encuentra en un momento definitivo transitorio desde lo experimental al tratamiento clínico. Sin embargo, críticas en esta transición es la necesidad de conocer cómo utilizar las herramientas terapéuticas disponibles para tratar de manera óptima los pacientes. Por ejemplo, se ha comprobado que la terapia con vacunas puede prolongar la supervivencia en algunos pacientes con enfermedad avanzada, aunque la mayoría de datos sugieren que las vacunas son más efectivas en pacientes es etapas tempranas de la enfermedad con baja carga tumoral. Por el contrario, la ACT ha producido espectaculares respuestas en pacientes con cargas tumorales masivas, pero la ACT es muy costosa en economía y tiempo y requiere unos regímenes que ponen al paciente en riesgo de infecciones oportunistas. Por tanto, no hay una inmunnoterapia universal apropiada para todos los pacientes. Se necesita determinar la combinación correcta de vacunas, inmunomodulación con ACT y terapias convencionales para cada paciente. Entretanto, la tarea es importante, y se espera que en un futuro cercano, el uso de la inmunoterapia sea el tratamiento de éxito del cáncer. ABREVIATURAS APC, célula presentadora de antígenos (antigen presnting cells). ATC, terapia celular adoptiva. B71, molécula coestimuladora (CD80). B72, molécula coestimuladora (CD86). CD80/86, molécula coestimuladora. cDNA, DNA complementario. CAR, receptores de antígenos quiméricos. CLL, leucemia crónica linfocitaria. CTL, célula T citolítica o Tc. CTLA-4, antígeno 4 citotóxico asociado al linfocito T. DNA, ácido desoxirribonucleico. | 143 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto EGF, factor de crecimiento eidérmico. EGFR, receptor del factor de crecimiento epidérmico. ELISA, ensayo por inmunoabsorción acoplado a enzimas. FDA, Food and drug administration. GM-CSF, factor de crecimiento de colonias granulocitos y macrófagos. H2O2, peróxido de hidrógeno. HAT (medio), hipoxantina, aminopterina y timidina. HER2, receptor del factor de crecimiento epidérmico 2 humano. HGPRT, hipoxatina guanina fosforibosil transferasa. ICAM, molécula de adhesión endotelial. IFN, interferón. Ig, inmunoglobulina. IL, interleuquina. IMPACT, tratamiento inmunoterapéutico del adenocarcinoma de próstata. LFA-3, molécula coestimuladora. MAPK, proteína quinasa activada por mitógenos. M-CSF, factor de crecimiento de colonias de monocitos. MDSC, células supresoras derivadas de mieloide. MHC, complejo principal de histocompatibilidad. NK, naturales asesinas, (células). NO2, óxido nítroso. O2.-, radical superóxido. PAP, proteína de fusión. PD-1, receptor de muerte programada-1. PD-1L, ligando de PD-1. PROSTVAC, vacuna del cáncer de próstata. PSA, antígeno específico de la próstata. RNA, ácido ribonucleico. TCR, receptor de los linfocitos T. TIL, tumor inÀltrating lymphocytes. TK, timidina, quinasa. TNF, factor de necrosis tumoral. TRICIM, triada de moléculas coestimuladoras. VEGF, factor de crecimiento vascular epitelial. 144 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer BIBLIOGRAFÍA ALDERTON, G.K. y BORDON,Y. (2012) Tumour immunotherapy – leukocytes take up the fight. Nature Reviews Immunology 12, 237. BRAHMER, J.R.;TYKODI, S.S.; CHOW, L.Q.M. et al. 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Los leucocitos fagocíticos, componentes esenciales del sistema inmune innato, que han surgido para responder rápidamente a la presencia de agentes invasores, son críticos en estos procesos por su capacidad de atrapar y destruir los microorganismos. Entre estos leucocitos se incluyen los siguientes: neutrófilos (polimorfonucleares, PMN), monocitos, macrófagos y células dendríticas, aunque la vía fagocítica de estas células muestra notables diferencias comparada con las de macrófagos y neutrófilos. La actividad de la NADPH-oxidasa fagocítica constituye un mecanismo muy conservado a través de las especies, que genera especies reactivas de oxígeno. Este sistema, responsable del denominado estallido respiratorio (respiratory burst) de los fagocitos, es una fuente endógena importante de radical superóxido y está constituido por varias proteínas distribuidas entre el citoplasma y la membrana plasmática. Durante la activación leucocitaria los componentes ubicados en el citosol, tienen que emigrar a la membrana plasmática, que es donde se verifica el ensamblaje del complejo funcional que conforma el sistema enzimático activo. Los leucocitos polimorfonucleares (PMN) o neutrófilos (Figuras 1 y 2) se encuentran normalmente en la sangre (vida media 7 h), migran hacia los tejidos y dedican su corta vida a la supervivencia. Sin embargo, en caso | 147 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto de infección, el periodo vital de estas células se incrementa y grandes cantidades de ellas son reclutadas rápidamente y dirigidas hacia el lugar de la infección, donde actúan atrapando y destruyendo los patógenos invasores, mediante la activación de la NADPH oxidasa y la consiguiente generación de radical superóxido, especies reactivas del oxígeno derivadas y enzimas proteolíticas. La importancia fisiopatológica de la NADPH fagocítica está demostrada porque su carencia o alteración conduce a la enfermedad granulomatosa crónica (CGD), caracterizada por defectos genéticos en los componentes esenciales de este sistema, que constituyen una amenaza para la vida. Los pacientes con CGD padecen frecuentes infecciones severas y recurrentes y sus tejidos se infiltran de granulomas, estructuras formadas por la inclusión de neutrófilos, monocitos y macrófagos, que han fagocitado bacterias que son incapaces de destruir. La NADPH-oxidasa fagocítica es un complejo enzimático asociado a membrana, que cuando se activa, cataliza la transferencia de electrones desde el NADPH intracelular hacia el O2, situado en el espacio fagolisosómico, con la formación de radical superóxido. El radical superóxido se convierte rápidamente en peróxido de hidrógeno, radical hidroxilo y ácido hipocloroso. Estos, junto a los derivados reactivos del nitrógeno y a los enzimas proteolíticos de los gránulos, constituyen el mecanismo fundamental de respuesta del sistema inmune innato, para la destrucción de los agentes patógenos. Otras células no fagocíticas, como los linfocitos B, expresan también este sistema enzimático y generan radical superóxido. FAGOCITOS Y FAGOCITOSIS Los fagocitos son aquellos leucocitos que protegen el organismo al fagocitar partículas extrañas de patógenos, tales como micoorganismos y también productos de la muerte de las propias células. El nombre fagocito procede del griego (fago, devorar y cito, célula). Son esenciales para la lucha contra las infecciones y forman parte de la inmunidad innata. Existen en todo el reino 148 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer animal y están altamente desarrollados en los vertebrados. Un litro de sangre humana contiene unos seis mil millones de fagocitos. Fueron descubiertos en 1882 por Ilia Mechnikoff, científico ukranino que obtuvo el Premio Nobel en 1908 por este descubrimiento. Los fagocitos están ampliamente distribuidos en la naturaleza, de tal manera que algunas amebas, células primitivas en la evolución de la vida, se comportan como macrófagos. Los fagocitos considerados “profesionales” por su efectividad en la fagocitosis son los neutrófilos (polimorfonucleares), monocitos, macrófagos y células dendríticas. Los fagocitos profesionales poseen receptores en su superficie que detectan los patógenos foráneos que en condiciones normales no se encuentran en el organismo. La actividad fagocítica de estas células es crucial para la lucha contra las infecciones y mantener los tejidos sanos. Las células dendríticas muestran actividad fagocítica en estados inmaduros. La fagocitosis es un mecanismo básico de defensa presente en la mayoría de las especies. En los mamíferos está a cargo de las células especializadas antes citadas. Entre ellas los neutrófilos polimorfonucleares son los más activos en su capacidad fagocítica y destructora de los patógenos. Son células sanguíneas circulantes que se ponen en contacto con el material a fagocitar a través de la respuesta inflamatoria. Los macrófagos provienen de monocitos circulantes o bien están distribuidos estratégicamente en los tejidos. Ambos presentan diferencias en su poder fagocítico. Los polimorfonucleares neutrófilos son especialmente efectivos durante el inicio de infecciones por bacterias extracelulares gram positivas y gram negativas. Los macrófagos participan en etapas más tardías de la inflamación fagocitando bacterias y restos celulares. Son importantes en la defensa ante bacterias intracelulares y generalmente actúan en concomitancia con respuestas inmunes adaptativas. La fagocitosis por neutrófilos polimorfonucleares (PMN) se inicia a raíz del contacto de esta célula con factores quimiotácticos endógenos o elaborados por los microorganismos. Esta unión permite la migración direccional del fagocito hacia el agente injuriante y activa el metabolismo oxidativo | 149 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto celular. El reconocimiento y contacto con material a ser fagocitado está mediado por opsoninas que pueden ser anticuerpos o el fragmento C3b del complemento. La unión de la opsonina con la membrana celular desencadena la formación de vacuolas fagocíticas y activa la enzima NADPH oxidasa, la cual comienza a generar radicales libres de oxígeno, tales como anión superóxido, ion hidroxilo y peróxido de hidrógeno. Esto sucede cuando se ha formado el fagosoma. Posteriormente, se produce la fusión del fagosoma con lisosomas celulares constituyéndose el fagolisosoma. Los lisosomas vierten su contenido en el fagosoma, y aportan mieloperoxidasa que genera hipoclorito a partir del peróxido de hidrógeno. El anión superóxido, el ion hidroxilo, el peróxido de hidrógeno y el hipoclorito son parte de los mecanismos bactericidas oxígeno-dependientes. Actúan sobre la membrana bacteriana produciendo peroxidación de lípidos, rotura de proteínas de membrana y de uniones disulfuro entre ellas y formación de uniones cruzadas entre lípidos. Los gránulos específicos de los polimorfonucleares aportan también diversas proteínas con capacidad bacteriostática y bactericida. Entre las primeras se encuentran la lisozima que ataca la mureína de la pared bacteriana y la lactoferrina que priva a las bacterias de un elemento esencial para su vida cual es el hierro. Los gránulos aportan proteínas catiónicas microbicidas, que rompen la membrana externa de bacterias gram-negativas. Además, vierten al fagosoma las enzimas proteolíticas catepsina G y elastasa así como la lisozima. Este grupo de elementos microbicidas conforman los mecanismos bactericidas oxígeno-independientes. Finalmente, las enzimas hidrolíticas de los lisosomas digieren a los microrganismos muertos. Durante la fagocitosis se produce frecuentemente liberación de enzimas lisosómicas tales como las proteasas neutras que contribuyen a la fluidificación de la matriz extracelular. Asimismo aporta mediadores químicos de la inflamación tales como las proteínas catiónicas. Estos mediadores aumentan la permeabilidad vascular en forma directa o induciendo la liberación de histamina en la célula cebada. También tienen actividad quimiotáctica para los monocitos e inhiben el movimiento de otros neutrófilos y eosinófilos. 150 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer La fagocitosis por macrófagos es similar a la descrita para neutrófilos polimorfonucleares difiriendo de esta en que carecen de mieloperoxidasa. A diferencia de los polimorfonucleares, los macrófagos cumplen una labor fundamental en la respuesta inmune adaptativa al ser células presentadoras de antígeno. Durante una infección, la señalización con citoquinas y quimioquinas es un mecanismo que avisa y atrae a los fagocitos al lugar donde los patógenos han invadido el organismo. La generación de estos agentes químicos se desencadena a partir de las propias células o a partir de otros fagocitos ya presentes. Los fagocitos acuden a esta llamada por medio de la quimiotaxis, y entran en contacto con los patógenos mediante receptores existentes en la superficie celular. A continuación el patógeno es fagocitado e incluido en una vacuola fagocítica que se une a un lisosoma dando lugar a un fagolisosoma donde se destruye al patógeno mediante la acción lítica de oxidantes producidos por la NADPH oxidasa y proteasas procedentes de los gránulos existentes en el citoplasma del fagocito (Figura 3). Los macrófagos y células dendríticas pueden posteriormente participar en la presentación de los antígenos, péptidos producto de la degradación de los patógenos, un proceso en el cual el fagocito mueve parte del material ingerido y lo devuelve a la superficie, unido al complejo principal de histocompatibilidad (MHC). El complejo MHC/péptido antigénico se pone en contacto con otras células del sistema inmune. Algunos fagocitos viajan a los nódulos linfáticos y es allí donde transfieren el material producto del patógeno, a los linfocitos. SISTEMA NADPH OXIDASA FAGOCÍTICO La presencia de oxígeno es un requisito vital para que los fagocitos puedan destruir y digerir los agentes patógenos, pero no es necesaria para la fagocitosis misma. Desde hace casi cincuenta años, el estallido respiratorio catalizado por la NADPH oxidasa, proceso en el que se consumen cantidades considerables de oxígeno, ha fascinado a muchos investigadores. | 151 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto Fue en 1959 cuando Sbarra y Karnosky, que se encontraban investigando la fagocitosis del bacilo de la tuberculosis por neutrófilos, encontraron un súbito incremento en el consumo de oxígeno por estas células, el cual era resistente a inhibidores específicos de la cadena mitocondrial, tales como la azida sódica y el cianuro. También observaron que este consumo de oxígeno no coincidía con la respiración mitocondrial, por lo que supusieron que este fenómeno debería encontrarse involucrado en algún otro proceso diferente al de la producción de energía. Posteriormente se aclaró que su misión era destruir microorganismos mediante la oxidación de un sustrato suministrado por la glucolisis. El sustrato natural de esta oxidasa fue un tema de considerable especulación y por fin se llegó a descubrir que se trataba del equivalente reductor NADPH (nicotinamida adenina dinucleótido fosfato), producto de la oxidación de la glucosa por el ciclo de los fosfatos de pentosa. Estos autores denominaron a este sistema “NADPH oxidasa”. Los PMN o neutrófilos adquieren la capacidad de producir especies activas de oxígeno cuando experimentan la activación por una serie de estímulos proinflamatorios. Este proceso se caracteriza por un aumento súbito del consumo de oxígeno no asociado al transporte electrónico mitocondrial, catalizado por el sistema NADPH-oxidasa y denominado “estallido respiratorio”. La producción “explosiva” de radical superóxido en respuesta a estímulos externos es una propiedad característica de estos fagocitos profesionales, que es utilizada por las células para destruir bacterias y se encuentra implicada en la respuesta inflamatoria. Por tanto, los neutrófilos juegan un papel esencial en la defensa innata del organismo frente a agentes patógenos, actuando como mediadores primarios de la respuesta inflamatoria. Para defender al organismo, estas células utilizan una amplia variedad de productos microbicidas, tales como oxidantes, péptidos, enzimas líticos, etc. La generación de agentes oxidantes por el complejo multiproteico NADPH oxidasa, antes mencionado, cataliza la transferencia de electrones desde el NADPH al O2, con la simultánea producción de radical superóxido (O2.-). Durante la activación de la oxidasa, diversas proteínas 152 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer citosólicas se traslocan a la membrana plasmática que rodea al fagolisosoma, donde se asocian a otro complejo unido a membrana el flavocitocromo b558. Este proceso se encuentra estrictamente regulado e implica fosforilaciones, traslocación y múltiples cambios conformacionales. Figura 1.0XHVWUDGHVDQJUHGRQGHDSDUHFHXQQHXWUyÀORSROLPRUIRQXFOHDU301URGHDGR de eritrocitos. Figura 2.)RWRJUDItDGHXQQHXWUyÀORIDJRFLWDQGREDFLORVGHODQWUD[QDUDQMDREWHQLGDSRU PLFURVFRStDHOHFWUyQLFDGHEDUULGRZLNLSHGLDRUJZLNLSKDJRF\WHV | 153 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto El producto de la reacción enzimática catalizada por la NADPH oxidasa, se identificó al principio como peróxido de hidrógeno (H2O2) por su capacidad para oxidar el formato. Posteriormente Babior, Kipnes y Curnutte en 1973, demostraron que el H2O2 procedía de la dismutación del radical superóxido. Cuando los neutrófilos fagocitan partículas, el anión superóxido se produce en aquella región de la membrana plasmática en contacto directo con la partícula. Después ha de transcurrir un período (fase “lag”), que proporciona al fagocito el tiempo requerido para la formación y cierre de la vacuola que impide la salida al exterior de las especies de oxígeno formadas. Al descubrirse que las especies reactivas de oxígeno (ROS) se producían en grandes cantidades en la vacuola fagocítica (Figura 3), se responsabilizó a estos radicales de la destrucción del microorganismo. Sin embargo, tanto el radical superóxido como el peróxido de hidrógeno son relativamente poco reactivos, de manera que hubo que buscar otras explicaciones y profundizar en estas reacciones. Así, se llegó a la conclusión que el contenido de los gránulos citoplasmáticos, presentes en los fagocitos, debían jugar también un papel importante. Se observó que los citoplastos, cuerpos enucleados sin gránulos, fagocitaban las bacterias y producían un estallido respiratorio normal, pero destruían las bacterias con muy poca eficiencia. Esto indicaba que los componentes de los gránulos, aunque eran requeridos en este proceso, su actividad no era lo que se esperaba. Posteriormente se detectó que uno de los principales constituyentes de los gránulos era la mieloperoxidasa, enzima que utiliza el H2O2 para oxidar los haluros y convertirlos en compuestos reactivos tóxicos, como el OHCl y las cloraminas. Sin embargo, se observó que en casos de deficiencia en mieloperoxidasa, la destrucción de los patógenos microbianos no resultaba abiertamente defectuosa, por tanto, tenían que estar necesariamente implicados otros factores en el estallido respiratorio y en la destrucción de las proteínas de los agentes patógenos. La explicación apareció por fin y resultó ser notablemente simple: el bombeo hacia el interior de la vacuola de concentraciones milimolares de electrones, no acompañada de protones, originaba el consumo de iones de hidrógeno en el lumen de dicha vacuola, con la consiguiente elevación del pH. Se observó también que el 154 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer contenido de los gránulos se mantenía en estado inactivo a pH 5.0, pero se activaba cuando se exponía al medio relativamente alcalino de la vacuola. Figura 3. Esquema que muestra un fagocito atrapando un microorganismo en la vacuola faJRFtWLFD/D1$'3+R[LGDVDVHDFWLYDVHOHFWLYDPHQWHHQODPHPEUDQDGHODYDFXROD\JHQHUD O2.- y H2O2 en el lúmen de la vacuola. Otros enzimas se liberan en la vacuola por desgranulación de los gránulos citoplasmático. Está claro que los fagocitos circulantes y los macrófagos residentes en los tejidos, son capaces de generar cantidades sustanciales de radical superóxido, pero en este aspecto los neutrófilos, son los más activos puesto que llegan a producir hasta 100 nmoles de radical superóxido por millón de células, cuando se estimulan con 10 ng del éster de forbol 12 miristato 13 acetato (PMA). En fagocitos quiescentes, la NADPH oxidasa no es activa, pero adquiere actividad catalítica cuando las células se estimulan con agentes apropiados. El estímulo fisiológico de la NADPH oxidasa en fagocitos incluye la fagocitosis de bacterias u otras partículas opsonizadas, complejos inmunes, citoquinas tales como el factor de necrosis tumoral (TNF), la linfotoxina, el interferón Ȗ, péptidos quimiotácticos como el producto C5a de la rotura del complemento y los péptidos N-formilados derivados de bacterias. Estímulos no fisiológicos muy potentes son el éster de forbol (PMA) activador de la proteína quinasa C y el agente activador de las proteínas G (AIF3). | 155 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto La NADPH oxidasa, responsable del estallido respiratorio de los fagocitos, genera el radical superóxido como producto primario, el cual en sí mismo es un oxidante débil. Sin embargo, en una serie de reacciones posteriores, este radical es el origen de oxidantes más potentes, tales como: peróxido de hidrógeno (H2O2), vía dismutación espontánea o catalizada enzimáticamente por las superóxido dismutasas; radical hidroxilo (·OH) por reacción del O2.- con el H2O2, en presencia de hierro bivalente (reacción de Fenton), e; hipohaluros, como el ácido hipocloroso (OHCl), generado al reaccionar el anión Cl- con el H2O2, mediante la acción catalítica de la mieloperoxidasa. Estos hipohaluros al reaccionar con el H2O2, generan oxígeno singlete (1O2), una forma excitada del oxígeno molecular que presenta gran reactividad. De esta manera la NADPH oxidasa fagocítica juega un papel crítico en la producción de un grupo complejo de especies reactivas de oxígeno, que van a jugar un papel directo o indirecto en la destrucción de microbios, particularmente frente a las bacterias y hongos catalasa positivos. Los fagocitos cuentan también con otros recursos, como el óxido nítrico (NO·) y otros no oxidativos, como proteasas y péptidos bactericidas procedentes de los gránulos. Por último, la interacción del NO· con el O2.- origina peroxinitrito (ONOO·), agente que se descompone en radical nitroso y radical hidroxilo (·OH), siendo este último mucho más potente que los anteriores. COMPONENTES DEL SISTEMA NADPH OXIDASA La mayor parte del conocimiento actual de la NADPH oxidasa se ha conseguido estudiando los diferentes subgrupos de pacientes con enfermedad granulomatosa crónica, donde este complejo enzimático es genéticamente defectuoso. Analizando los fagocitos de tales pacientes, se han descubierto los componentes clásicos de este sistema. Estos son: la glicoproteína gp91phox y los polipéptidos p22phox, p67phox, p47phox y p40phox. El flavocitocromo b558 forma el complejo asociado a membrana, que está formado por una molécula de gp91phox y otra de p22phox. Estas proteínas phox (phagocyte 156 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer oxidase), están muy conservadas a través de las especies, lo que confirma su requerimiento en la defensa. Los polipéptidos p67phox, p47phox y p40phox se encuentran en el citoplasma. Otros dos componentes, relacionados estructuralmente con el producto del encogen ras, Ras2 y Rap1A, se encuentran también en el citoplasma y participan en la activación de este sistema. Flavocitocromo b558 Es el componente redox de la NADPH oxidasa, sistema de transferencia electrónica que genera el radical superóxido. Es un heterodímero Į, -ȕ, tipo ȕ o un hetero-oligómero Į, -ȕ, tipo ȕ, que se localiza en la membrana de los gránulos específicos (90 %) y en la membrana plasmática (10 %), cuando el PMN está en reposo. Después de la activación, el flavocitocromo b558 emigra desde la membrana de los gránulos específicos hacia la membrana plasmática o la de los fagolisomas. Está compuesto por 2 subunidades diferentes: una glicoproteína de 91 kDa (gp91phox) y otra proteína no glicosilada de 22 kDa (p22phox). La subunidad mayor se sintetiza originalmente como una proteína de 65 kDa, pero la N-glicosilación en los residuos de tres aminoácidos 131, 148 y 239, la hace mostrarse como una banda difusa de 91 kDa en geles SDS. Contiene una región de homología con la región de unión al NADPH de varias flavoenzimas, incluyendo la citocromo P-450 reductasa y la ferredoxina-NADP+ reductasa, y también muestra homología con el sitio de unión al FAD de varias deshidrogenasas flavoproteicas. El complejo flavocitocromo b558 es, por tanto, una flavoproteína que contiene 2 grupos hemo por cada FAD, siendo la subunidad gp91phox la que posee los sitios de unión para el FAD y el NADPH. De acuerdo con este modelo, el terminalN muy hidrofóbico de gp91phox atraviesa la membrana plasmática al menos cinco veces. Esta región es la que contiene los dos grupos hemo, que parecen descansar en una disposición transmembrana. La localización exacta de los grupos hemo asociados al flavocitocromo b558 ha sido difícil de determinar y hoy en día aún se discute. La Figura 4 muestra dos modelos propuestos. El modelo de hemo compartido, en el que uno de estos grupos está coordinado | 157 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto en gp91phox y el otro está coordinado y compartido entre gp91phox y el residuo histidina de p22phox. El modelo alternativo en el que los dos grupos hemo se encuentran entre los dominios transmembrana III y V de gp91phox y coordinados por los residuos de histidina 101, 115, 209 y 222. La subunidad pequeña, p22phox, del flavocitocromo b558, contiene dos secuencias ricas en prolina en la región C-terminal, una de las cuales es similar a la secuencia consenso para la unión de las regiones SH3. Este dominio se une a un dominio SH3 de p47phox. En el modelo estructural, la secuencia contiene también un terminal-N hidrofóbico que cruza la membrana. Esta subunidad posee una sola histidina, conservada durante la evolución, que coopera con la subunidad gp91phox Figura 4. Modelos propuestos que muestran para formar uno de los sitios de OD HVWUXFWXUD GHO ÁDYRFLWRFURPR E , con sus dominios transmembrana y la ubicación unión a los grupos hemo. Esta GHORVJUXSRVKHPR$0RGHORGHJUXSRV compartidos en el que uno de ellos se disposición coloca al C-terminal hemo encuentra ubicado entre los dominios transrico en prolina, en el lado cito- PHPEUDQD,,,\9GHJS [URPEROLVR\ sólico de la membrana donde yHORWURFRPSDUWLGRSRUGRPLQLRVGHJS p22 % 0RGHOR GH JUXSRV KHPR QR puede interaccionar con p47phox. compartidos en el que ambos grupos hemos ubican entre los dominios transmembrana El flavocitocromo b558 se consi- se ,,, \ 9 GH JS < VLWLRV GH JOLFRVLODFLyQ dera el componente central de 4XLQQ\*DXVVPRGLÀFDGR la NADPH-oxidasa, pues contiene todos los elementos que le permiten transportar los electrones desde el NADPH hasta el O2 (Figura 4). p47 phox: Segal y Abo observaron que los neutrófilos de pacientes con CGD autosómica recesiva, eran incapaces de fosforilar una proteína de 44 kDa pho SKR[ SKR[ SKR[ 158 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer relacionada con la oxidasa. Así se identificó la proteína p47phox que se denominó factor citosólico neutrofílico (NCF1). Esta proteína, se localiza en el citosol en forma libre o formando un complejo de 240 kDa con los otros 2 componentes citosólicos, p67phox y p40phox, y es la responsable del transporte del complejo a la membrana durante la activación. La proteína 47phox es el primer componente citosólico que interacciona con el flavocitocromo b558 durante el ensamblaje. Es una proteína con un fuerte componente básico, poseedora de una región catiónica con múltiples sitios de fosforilación (residuos 314-347). Esta proteína contiene dos dominios SH3 (homología Src, en aa 163-211 y 227-281), una región C-terminal rica en prolina (aa 360371) y una homología N-terminal phox (PX) (aa 4-125). Esta última juega un papel importante en la unión a fosfoinositoles (Figura 5). En respuesta a la estimulación celular, la proteína p47phox se fosforila in vivo en múltiples residuos serina situados en la región C-terminal. La fosforilación es la señal de activación de la oxidasa, aunque puede estar implicada también la fosforilación de los otros dos componentes (p67phox y p40phox). La desfosforilación inactiva al complejo. La fosforilación de p47phox produce un cambio conformacional en la proteína, que neutraliza el dominio catiónico autoinhibidor y deja al descubierto los dominios SH3 y PX, necesarios para facilitar la unión con los otros componentes del complejo (Figura 5). La fosforilación está catalizada por quinasas. Se han propuesto un número de quinasas que participan en la fosforilación de p47phox: PKC, p38, MAPK, ERK, Atk, etc. Los dominios SH3 se unen a la secuencia rica en prolina situada en el C-terminal de p22phox. El segundo SH3 se une a una región rica en prolina, cerca del centro de la molécula de p67phox. Las interacciones SH3 con las regiones ricas en prolina son importantes, pero no son el único determinante de las interacciones proteína-proteína entre los componentes de la NADPH oxidasa. Se ha observado que la activación de la NADPH fagocítica requiere la interacción del dominio SH3 de p47phox con la subunidad pequeña del heterodímero catalítico el flavocitocromo b558. El tandem SH3 | 159 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto se une a una corta región rica en prolina de p22phox (aa 151-160). También se ha observado que una región C-terminal de p22phox (aa 161-164) adopta una configuración helicoidal Į que participa en la actividad fortaleciendo la asociación de los dominios SH3 de p47 phox. Por tanto, la proteína p47phox es una proteína adaptadora-reguladora que proporciona una plataforma para el ensamblaje del sistema enzimático funcional en la cara citoplasmática del flavocitocromo b558. Actúa a modo de interruptor que desencadena la fosforilación de la proteína, lo cual va a originar un cambio conformacional, que expone los motivos escondidos SH3, la región rica en prolina y el dominio PX, y media las interacciones con el flavocitocromo b558 y la p67phox. A pesar de todas estas misiones de la proteína p47phox aún se discute su papel esencial para la función de la NADPH oxidasa. Funcionalmente, el efecto de p47phox es el de incrementar 100 veces la unión con p67phox y 50 veces la unión con Rac, sin participar directamente en la actividad de la NADPH oxidasa. Por tanto, el efecto regulador directo de esta actividad oxidasa tiene que estar en Rac o en p67phox. NH2 PX 3 SH3 Fosforilación Dominios descubiertos SH3 + ++ 3 SH SH P P P +++ Dominio rico en prolina NH2 PX Figura 5. &DPELR FRQIRUPDFLRQDO HQ OD SSKR[ inducido por fosforilación, que pone al descubierto dominios de enlace. La fosforilación ayuda a neutralizar las cargas catiónicas HQHOGRPLQLRDXWRLQKLELGRU__/DH[SRVLFLyQGHORVGRPLQLRV6+KRPRORJtD6UF\3; KRPRORJtD17HUPLQDOSKR[SHUPLWHODLQWHUDFFLyQFRQRWUDVSURWHtQDV/DUHJLyQULFDHQ SUROLQDHQODUHJLyQ&WHUPLQDOVHXQHDSSKR[4XLQQ\*DXVVPRGLÀFDGR 160 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer p67phox: De la misma manera que p47phox, la proteíns p67phox se identificó como factor citosólico 2 (NCF2) en neutrófilos de pacientes con CGD autosómica recesiva. Esta proteína se encuentra en el citosol formando parte del complejo de 240 kDa cuando el leucocito está en reposo. Comparte la unión al NADPH con gp91phox. La proteína p67phox contiene una región central rica en prolina (aa 219-231), seguida de un dominio SH3 (aa 245-295), con un segundo SH3 en la región C-terminal (aa 458-517) y 4 motivos TPR en la región N-terminal (aa 6-154). p67phox se une a p47phox vía una interacción cola-cola, utilizando el dominio SH3 cercano al C-terminal, que se une a la secuencia rica en prolina en el C-terminal de p47phox (Figura 6). Además, el segundo dominio SH3 de p47phox se une a la región rica en prolina de p67phox. La mitad N-terminal de p67phox contiene una región de enlace para Rac, ya que la porción p67phox (aa 1-198) se une a Rac con la misma afinidad que lo hiciera la p67phox completa. La localización exacta del sitio de unión de Rac se desconoce y la secuencia en esta región no corresponde a otros sitios de unión a Rac conocidos de otras proteínas. No se conoce otra función para p67phox que la de unirse a p47phox y a Rac. En ausencia de p47phox, p67phox no puede ensamblarse con la NADPH oxidasa, lo que demuestra que p47phox ejerce la función adaptadora, antes citada, para la unión de p67phox. Se ha observado que existe una correspondencia de efectos entre p67phox y p47phox, lo que indica la existencia de mutuas facilidades para la unión de estos dos componentes citosólicos. p67phox es el factor limitante citosólico, ya que se encuentra en proporción dos o tres veces menor que p47phox, demostrando con ello que la mayor parte de p67phox se encuentra formando complejo. También se ha mencionado que p67phox participa en la unión al NADPH. La NADPH oxidasa contiene dos sitios de unión al NADPH, uno de baja afinidad en la gp91phox y otro de elevada afinidad en p67phox. Se ha demostrado que p67phox se une al NADPH vía los dominios TPR y puede catalizar la deshidrogenación de los nucleótidos de piridina. La interacción de p67phox y Rac parece estar mediada por unión de Rac al N-terminal de p67phox (1-200). | 161 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto Cuatro motivos en serie de TPR son los que median la unión de Rac a p67phox. La fosforilación de p67phox se verifica por vías dependientes e independientes de la PKC en la Treo 233. A SH3 PB TPR PC p40phox PX SH3 SH3 SH3 p67phox SH3 p47phox PX p40phox PX TPR p67phox SH 3 SH 3 B 3 SH P P P ++ + SH3 C PB PX p47phox P SH3 Figura 6.&DPELRFRQIRUPDFLRQDO$D%HQHOFRPSOHMRFLWRVyOLFRSSKR[SSKR[\SSKR[, inducido por fosforilación, donde quedan al descubierto dominios de enlace que permiten ODLQWHUDFFLyQFRQODVSURWHtQDVGHOFLWRFURPRE6+KRPRORJtDVUFFRQFDSDFLGDGSDUD XQLUVH D UHJLRQHV ULFDV HQ SUROLQD 3; KRPRORJtD 1WHUPLQDO SKR[ LPSOLFDGD HQ OD XQLyQ FRQOtSLGRVGHPHPEUDQD3%PRWLYRPRGXODU&WHUPLQDOFDSD]GHXQLUVHDSURWHtQDVTXH FRQWHQJDQPRWLYRV3&3&GRPLQLR&WHUPLQDOLPSOLFDGDHQODXQLyQHQWUHSSKR[\SSKR[· 4XLQQ\*DXVVPRGLÀFDGR 40phox: Es el tercer componente del complejo citosólico. Se ha descrito de forma reiterada que puede regular negativamente la actividad del complejo y se ha demostrado que en la activación sufre fosforilación que pudiera explicar dicha acción. La proteína p40phox se caracterizó como componente del complejo con p67phox y p47phox en el citosol de neutrofilos no activos. Puede interaccionar con el dominio rico en prolina de la región C-terminal de p47phox. Este componente emigra a la membrana celular después de la activación, unida a p47phox y p67phox. En un sistema libre de células p40phox 162 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer no es esencial para la actividad oxidasa y se ha descrito que inhibe dicha actividad. Puede ser que juegue un papel regulador o que ayude a mantener los factores citosólicos en un estado inactivo. Rac2: Es una proteína de unión al GTP que se encuentra en el citosol durante el reposo, unida a un factor de intercambio de nucleótidos de guanina (Rho-GDI). Con la activación intercambia GDP por GTP, se disocia del factor Rho-GDI y se trasloca a la membrana plasmática de manera simultánea e independiente del complejo de 240 kDa. Es esencial para la activación del sistema y se cree que está conectada a las vías de señalización tempranas. Desempeña además un importante papel en la quimiotaxis. Rap1A: Es una proteína de la superfamilia Ras de proteínas de unión al GTP. Se asocia estrechamente con el flavocitocromo b558 en la activación. Puede activar la proteína quinasa C y participar así en la regulación del complejo. Rho-GDI: de la subfamilia Rho a la que pertenece Ras, está implicada en le regulación de una gran cantidad de procesos celulares importantes. La capacidad de Rac para estimular la producción de radical superóxido, se basa en su conversión desde la forma inactiva, unida al GDP, a la forma activa, unida al GTP. La traslocación a la membrana requiere un intercambio entre nucleótidos de guanina, por una proteína asociada a membrana, la GEF (guanin nucleotide exchange factor), acompañado por su liberación desde un complejo citosólico con la GDI (GDP dissociation inhibitor). Una propiedad común de todos los miembros de la subfamilia Rho, es su interacción con el regulador negativo, la proteína GDI. El papel de Rho-GDI es mantener Rho/Rac en el citosol, distante de sus objetivos en la membrana, enmascarando el grupo geranilo-geranilo y también en un estado inactivo formando complejo con GDP. La asociación de Rac con GDI puede también inhibir la GAP (GTPase activating protein), que estimula la hidrólisis del GTP por Ras. Mediadores lipídicos como los fosfoinositoles regulan la actina del citoesqueleto y conducen a la formación de un complejo Rho/RhoGDI en una conformación parcialmente abierta y ya preactivada. | 163 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto ENSAMBLAJE DEL SISTEMA NADPH-OXIDASA El complejo multiproteico activo NADPH oxidasa necesita el ensambaje de sus componentes esenciales. Muchos factores regulan este ensamblaje y la actividad del complejo, para mantener el sistema altamente reactivo bajo control espacial y temporal, en eventos antimicrobianos y proinflamatorios. Tanto en el reposo como durante el ensamblaje se establecen interacciones entre los diferentes componentes del sistema NADPH oxidasa (Figura 7). En esto desempeñan un importante papel los dominios SH3, regiones homólogas a las regiones no catalíticas de la familia Src de tirosina quinasas, que tienen afinidad por los residuos de prolina. Existen tantos dominios SH3 como regiones ricas en prolina, que facilitan las interacciones entre las proteínas del complejo citosólico en el reposo y entre éstas y el flavocitocromo b558 en la activación. En estado quiescente la proteína p47phox puede establecer este tipo de interacciones de forma intracatenaria, lo que provoca el secuestro de la región catiónica de la molécula. Durante la activación esta interacción se rompe y permite su unión a las regiones ricas en prolina de p22phox en la membrana. Como las interacciones SH3 son poco específicas, se cree que su función es la de alinear a las proteínas para el establecimiento de otras interacciones (no SH3), de mayor especificidad. Estas últimas han sido identificadas, tanto entre los componentes citosólicos, como entre éstos y el flavocitocromo b558. Entre ellas se destacan 3 posibles interacciones entre gp91phox y p47phox. Se supone que uno de estos sitios en gp91phox interactúa con la región catiónica de p47phox cuando ésta se encuentra fosforilada. En base a las diferentes interacciones identificadas entre los componentes del sistema multienzimático, DeLeo y Quinn, han elaborado un modelo que explica la forma y la secuencia en que se produce el ensamblaje. Este modelo se plantea de la siguiente manera: durante el reposo, el complejo citosólico se mantiene estabilizado a través de diferentes interacciones incluidas las SH3. La región catiónica de p47phox está secuestrada, lo que impide su interacción con p22phox en la membrana. En la activación, p47phox se fosforila y pierde la unión intracatenaria por dominio SH3. Esto expone los dominios SH3 y la 164 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer región catiónica, lo que facilita su interacción, inicialmente con p67phox. Después el complejo se trasloca a la membrana y se alinea a través de la interacción entre los SH3 de p47phox y las regiones ricas en prolina de p22phox [9]. En este momento la región catiónica de p47phox se libera de su unión a p67phox y establece un enlace de alta afinidad con el flavocitocromo b558, lo que puede deberse a una mayor fosforilación de p47phox o a la acción de Rac (Figura 8). Figura 7. Interacción de las proteínas citosólicas p40phox, p47phox y p67phox entre ellas y con p22phox y Rac. Se muestran los domiQLRVSULQFLSDOHV3; dominio N-terminal GHKRPRORJtDSKR[ implicado en la XQLyQ FRQ OtSLGRV de membrana; SH3, dominios de hoPRORJtD65&735 dominios de repeticiones de tetrapéptidos; PC, dominio C terminal implicado en la unión HQWUHSSKR[\SSKR[\3%PRWLYRPRGXODU&WHUPLQDOFDSD]GHXQLUVHDSURWHtQDVTXH contengan motivos PC. Figura 8. Esquema que muestra la NADPH oxidasa activa, después del ensamblaje de las proteínas del complejo citosólico y la proteína Rac. La fosfoULODFLyQDFWLYDFLyQ HQ SSKR[, induce cambios conformacionales que eliminan interacciones autoinhibidoras y ponen al descubierto dominios esenciales de unión y H[SRVLFLyQ GH GRPLQLRV 3;\6+TXHIDFLOLWDQHOWUDVODGRDODPHPEUDQD\XQLRQHVPHGLDGDVRQRPHGLDGDVSRUORV GRPLQLRV6+/DLQWHUDFFLyQÀQDOGHSSKR[\5DFFRQHOÁDYRFLWRFURPRE, induce el cambio FRQIRUPDFLRPDOTXHFRQOOHYDHOÁXMRHOHFWUyQLFR4XLQQ\*DXVVFRQPRGLÀFDFLRQHV | 165 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto ACTIVIDAD Y MECANISMO DE ACCIÓN La NADPH-oxidasa cataliza la siguiente reacción: 2O2 + NADPH ĺ 2O2.- + NADP+ + H+ Durante la transferencia de electrones, estos pasan desde el NADPH hacia el FAD, de éste a los grupos hemo y de éstos al O2. La liberación de protones H+ en el compartimento citosólico produce una rápida despolarización de la membrana y una acidificación del medio intracelular. Estos cambios son compensados por la existencia de un canal de protones en la propia estructura del sistema enzimático que permite el escape de estos hacia el espacio extracelular fagolisosómico. La proteína que funciona como canal es gp91phox. Se sugiere que el mecanismo de flujo de protones a través de gp91phox puede involucrar un ciclo de protonación/desprotonación de la His-115 en la medida en que ésta se expone alternativamente hacia el lado interior y exterior de la membrana. Cuando las células se rompen (por sonicación) y se separan por ultracentifugación las fracciones citosólica y membranal, la NADPH oxidasa puede ser reconstituída in vitro, mezclando ambas fracciones y adicionando una sustancia anfifílica, como el dodecil sulfato sódico o el ácido araquidónico. Este tipo de activación de la NADPH oxidasa, en un medio libre de células, ha sido importante para profundizar en los mecanismos bioquímicos de este complejo y de su mecanismo de activación. La NADPH oxidasa cuando se activa, transfiere electrones desde el NADPH intracelular al oxígeno en el espacio extracelular intrafagosómico, formando el radical superóxido O2.-. Este sistema enzimático lleva a cabo una función electrogénica, ya que en cada vuelta elimina una carga negativa del interior de la célula. Este movimiento de cargas se refleja en la despolarización de la membrana plasmática que acompaña a la formación del O2.-. De hecho una generación intensa de O2.- es capaz de revertir la polaridad de la membrana plasmática. La disminución o cambio del potencial de la membrana plasmática altera la fuerza conductora de todas las partículas cargadas, favoreciendo 166 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer el movimiento de salida de los cationes y el movimiento de entrada de los aniones. En vista de todos estos movimientos iónicos iniciados por la separación de cargas vía NADPH oxidasa, se ha propuesto que la alteración de la composición iónica del espacio fagolisómico puede contribuir a la alteración de la destrucción bacteriana. Reeves et al, han cuestionado los efectos tóxicos de las ROS en las condiciones del fagosoma sugiriendo un papel específico para los iones K+ enriquecidos en el espacio intrafagosómico, en la activación de los enzimas de los gránulos al ser liberados de su soporte polianiónico. De hecho, esta hipótesis reduce el papel del radical superóxido a proporcionar la fuerza conductora para el movimiento de K+ en los fagosomas. Rada et al., han intentado profundizar en esta hipótesis estudiando la importancia relativa del radical superóxido en la destrucción de las bacterias, primero como molécula reactiva y después los cambios en el potencial de membrana iniciados por la transferencia electrónica vía el sistema oxidasa generador de radical superóxido. Disminuyendo paulatinamente el ritmo de producción de radical superóxido por la NADPH oxidasa y aplicando concentraciones crecientes del inhibidor difenilen iodonio (DPI), estos autores han tratado de establecer relaciones entre la concentración de radical superóxido, cambios en el potencial de membrana, liberación de K+ y destrucción bacteriana. Estos análisis han mostrado que tanto el radical superóxido como el movimiento iónico contribuyen a la destrucción de algunos microorganismos como el Staphylococcus aureus, mientras que en otros casos, como en el Escherichia coli no. ABREVIATURAS DPI, difenil iodonio. FAD, flavina adenina dinucleótido GAP, proteína activadora de la GTPasa (GTPase activating protein). G-CSF, factor de crecimiento de granulocitos GDI; GDP dissociation inhibitor GDP; guanosina difosfato. GEF, inhibidor de la disociación del guanosina nucleótido (guanosin nucleotide dissociation inhibitor) | 167 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto GTP; guanosina trifosfato. H2O2, peróxido de hidrógen. kDa, kilodalton. MAPK, proteína quinasa activada por mitógenos. MHC; complejo principal de histocompatibilidad. NFC2, factor citosólico en neutrófilos. NADP+, nicotinamida adenina dinucleótido fosfato oxidado. NADPH, nicotinamida adenina dinucleótido fosfato reducido. O2.-, radical superóxido. 1 O2, oxígeno singlete. ·OH, radical hidroxilo. OHCl, ácido hipocloroso. NO·, óxido nítrico ONOO-, peroxinitrito. PC, dominio C terminal implicado en la unión entre p40 phox y p 67phox. PCR, reacción en cadena de la polimerasa. phox, (phagocyte oxidase). PKC, proteína quinasa C. PMA, éster de forbol miristato acetato. PMN, polimorfonucleares (neutrófilos). PPARȖ (peroxisome proliferator-activated receptor gamma). ROS, especies reactivas de oxígeno. SH3, homología src. TPR, dominio de repeticiones de tetrapéptidos. BIBLIOGRAFÍA BABIOR, B.M.; KIPNES, R.S. y CURNUTTE, J.T. (1973) Biological defense mechanisms. The production by leukocytes of superoxide, a potential bactericidal agent. J Clin Invest 52, 741-744. BABIOR, B.M. (2000) Phagocytes and oxidative stress Am J Med 109, 33-44. BABIOR, B.M.; LAMBETH, J.D.; NAUSEEF, W. (2002) The neutrophil NADPH oxidase. Arch Biochem Biophys. 397, 342-344. BABIOR, B.M. (2004) NADPH oxidase. Curr Opin Immunol 16, 42-47. 168 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer CASCALES, M. (1999) Inmunosenescencia. En: Estrés Oxidativo, Envejecimiento y Enfermedad. Instituto de España. Madrid, pp 169-192. CASCALES, M. (2007) NADPH oxidasa fagocítica y enfermedad granulomatosa crónica. 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Esta enfermedad se manifiesta en la infancia por una predisposición, severa y prolongada, a frecuentes infecciones crónicas y recurrentes con desenlace, a veces fatal. Los organismos responsables incluyen una variedad de bacterias y hongos, entre los cuales algunos, como la Serratia marsescens, no es patógeno en individuos normales. Como esta enfermedad es rara, las células de estos enfermos han supuesto un valioso sistema donde estudiar las propiedades de la NADPH oxidasa. En la actualidad se utilizan ratones knockout deficientes en los genes phox. Desde la primera descripción de la CGD en 1957, como síndrome de infecciones recurrentes, hipergammaglobulinemia, hepatoesplenomegalia y linfoadenopatia en niños que invariablemente morían en la primera década de sus vidas, se han realizado avances significativos en el conocimiento de las deficiencias moleculares. La CGD es una inmunodeficiencia primaria rara, determinada genéticamente donde el 2/3 de los casos muestra un perfil de herencia recesiva ligado al cromosoma X (XL-CGD) y los casos restantes son autosómicos recesivos (AR). La CGD se refiere a un grupo heterogéneo de enfermedades de carácter hereditario cuya etiología cursa con alteraciones del mecanismo de destrucción de los microorganismos, debido a que las células fagocíticas son deficientes en NADPH oxidasa e incapaces de generar radical superóxido y | 171 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto otras especies reactivas de oxígeno en los espacios fagolisosómicos, propiciando la formación de granulomas. Los órganos afectados con más frecuencia son los ganglios linfáticos, piel, pulmones, hígado y aparato digestivo. Las lesiones pueden ser grandes y numerosas y causar efecto de masa, obstrucción y disfunción. La importancia crítica de la NADPH oxidasa se manifiesta en esta enfermedad como una rara patología del sistema inmune innato, cuya incidencia oscila entre 1/200.000 y 1/250.000 con aparición en la infancia y afectando sobre todo al sexo masculino. Los síntomas suelen manifestarse alrededor del primer o segundo año de la vida, aunque en casos más leves pueden retrasarse a la adolescencia e incluso mostrarse en la etapa adulta. Los pacientes que sufren esta enfermedad viven amenazados durante toda su vida por infecciones recurrentes, debido a su incapacidad para destruir bacterias y hongos catalasa positivos. A pesar del tratamiento con antibióticos, la mayoría de ellos muere de infecciones antes de alcanzar los 40 años. El tratamiento con interferón recombinante está dando buenos resultados para prolongar la vida a estos pacientes. Sin embargo, la mayor esperanza para ellos se cifra en restaurarles la actividad NADPH oxidasa por terapia génica somática. En los enfermos CGG las vacuolas fagocíticas son anormalmente pequeñas y los tejidos están infiltrados de granulomas (granulomata), estructuras formadas por macrófagos y linfocitos, que dan nombre a la enfermedad, y son consecuencia de la digestión defectuosa de microorganismos endocitados y residuos. CLASIFICACIÓN DE LA CGD La CGD se clasifica según el modo de herencia en: herencia recesiva ligada al cromosoma X (XL) y herencia autosómica recesiva (AR). El patrón de herencia ligada al sexo XL-CGD) es el tipo más frecuente y se encuentra aproximadamente en el 60 % de los casos. Este tipo de herencia afecta más a los hombres que a las mujeres, ya que el cromosoma X porta 172 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer el gen defectuoso. Dado que la mujer posee 2 cromosomas X, si uno de ellos tiene el gen defectuoso, el segundo cromosoma compensará la presencia del gen afectado, y no padecerá la enfermedad, convirtiéndola en portadora. Pero si una mujer hereda el gen defectuoso de ambos progenitores, padecerá la enfermedad. En el 40 % de los pacientes restantes la enfermedad se hereda de forma autosómica recesiva (AR). Actualmente esta patología se clasifica también de acuerdo con la subunidad del complejo NADPH-oxidasa afectada. En la forma XLCGD, el defecto consiste en la ausencia o disminución de la subunidad gp91phox codificada en el brazo corto del cromosoma X. En la forma AR, el defecto observado en el 30 % de los enfermos se localiza en p47phox y las alteraciones en las subunidades p67phox, o p22phox se presentan en el 5 % de los pacientes, respectivamente, codificándose cada uno de ellos en diferentes genes. Esta es una de las causas que justifican la heterogeneidad de la enfermedad. BASES MOLECULARES DE LA CGD La CGD presenta una gran heterogeneidad genética y se han identificado diferentes mutaciones responsables de la enfermedad. CGD ligada al cromosoma X (XL-CGD) La XL-CGD es la variante más frecuente de la enfermedad y se debe a mutaciones en el gen CYBB que codifica para subunidad ȕ del citocromo b558, la glicoproteína gp91phox. Este gen se localiza en el locus p21 del cromosoma X (Xp21-1), el cual puede estar ausente, truncado o mutado, de tal forma que el DNA no se transcribe o el RNA es inestable. Esta deficiencia aparece en el 60 - 70% de los casos y hasta la fecha casi todos los casos se han mostrado en familias individuales. Mutaciones de novo solo se muestran en un 10% de los casos analizados. La mutación en este gen, origina la inactivación total del estallido respiratorio. La proteína gp91phox | 173 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto posee los lugares de reconocimiento al FAD y al NADPH, por lo que estando alterada esta subunidad, no se produce radical superóxido en absoluto. Por análisis de citometría de flujo, utilizando la dihidrorrodamina 123, se ha detectado una nueva forma autosómica de la XL-CGD, donde la mutación espontánea en la subunidad gp91phox coincide con la inactivación de un extremo. Se ha detectado una mutación de esta variante de la enfermedad en la cual el citocromo b558 se encuentra en un nivel normal, pero no es funcional. La mutación consiste en 2 sustituciones provocadas por una doble mutación de sentido erróneo ubicada en la región C-terminal de la subunidad gp91phox. Esta mutación eliminó el sitio de unión de las subunidades p47phox y p67phox al citocromo b558, y por lo tanto, impidió el ensamblaje estable de la NADPH oxidasa y su actividad microbicida. En 1998 se describió una mutación que consiste en una simple sustitución de pares de bases que lleva a un cambio en la posición 338 de His a Tir en la subunidad gp91phox, lo cual provoca la pérdida del dominio de unión de FAD, que impide así la incorporación de éste dentro del sistema NADPH oxidasa, y como consecuencia, la activación de la enzima. En ese mismo año se describió un caso atípico de esta variante, en el cual los neutrófilos mostraron ausencia completa de actividad de la NADPH oxidasa. Mediante la técnica de reacción en cadena de la polimerasa (PCR) y de análisis secuenciales, se reveló una transición que provocó el reemplazo de His en la posición amino acídica 101 por Tir, constituyendo la His 101 uno de los ligandos de unión al hemo del citocromo b558, el cual es esencial para la activación de esta enzima, y por lo tanto, para la eliminación de microorganismos infecciosos. La enfermedad de herencia materna XL-CGD, afecta principalmente a hombres y es recesiva. Las mujeres heterocigotas portadoras de mutaciones gp91phox no tienen riesgo de padecer esta enfermedad, aunque presentan mayor riesgo a padecer lupus discoide o sistémico y afecciones de la cavidad oral tales como estomatitis aftosa y queilitis granulomatosa. 174 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer Existen pacientes con una forma variante de XL-CGD que presenta manifestaciones clínicas más benignas. La mayoría de ellos muestran concentraciones bajas pero detectables de gp91phox y sus fagocitos son capaces de generar cantidades suficientes de radical superóxido. Los pacientes con estas mutaciones que resultan con actividad residual phox, como también aquellos con mutaciones en p47phox, no suelen ser diagnosticados hasta llegar a adultos. CGD deÀciente en p47-phox El siguiente defecto genético más común que conduce al 30% de los casos de CGD, es una forma autosómica recesiva (AR) que aparece en el gen que codifica para la proteína p47phox (1CF1). Este gen se localiza en el brazo largo del cromosoma 7 (7q11.23) y su defecto se asocia a alteraciones clínicas menos profundas. Está constituido por 15.236 pares de bases, incluye 11 exones y posee el 98,6 % de homología en su secuencia caracterizada por elementos repetitivos. La mayoría de los pacientes que padecen de esta deficiencia, presentan una supresión del dinucleótido GT (Delta GT) en la porción inicial del exón 2. El 97 % de los pacientes afectados por este tipo de enfermedad contienen esta mutación. El gen 1CF-1 tiene 2 pseudogenes casi idénticos, muy homólogos (posi NCF-I), en la proximidad del locus 7q11.23 cromosómico. La supresión del dinucleótido en el comienzo del exón 2, que conduce a un cambio y a la formación de un codon de parada prematuro, se considera la secuencia característica de los pseudogenes. Esta es la mutación prevalente en la CGD deficiente en p47phox como resultado de la inserción de un fragmento del pseudogen que contiene el dinucleótido Delta GT dentro del gen. Aunque la detección de la secuencia GT se considera por encima del 85 % en los pacientes afectados, la base de la enfermedad se debe principalmente a eventos parciales de cruzamiento entre el gen silvestre del gen funcional y sus pseudogenes en diversos sitios de recombinación. Estos datos indican que la supresión del gen que codifica a la subunidad p47phox (1CF-1) ocurre raramente. | 175 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto Las mutaciones autosómicas recesivas de la CGD causadas por mutaciones en los genes que codifican las proteínas citoplasmáticas p47phox y p67phox, ocasionan defectos en la traslocación de estos dos componentes a la membrana. CGD deÀciente en p22-phox Una forma rara recesiva autosómica de CGD se debe a defectos en el gen que codifica la subunidad pequeña, p22phox (CYBA) del flavocitocromo b558. Este gen se localiza en el brazo largo del cromosoma 16 (16q24). Cualquier defecto en esta proteína influye en la formación del flavocitocromo b558. La formación del heterodímero gp91phox-p22phox, parece que es esencial para la estabilidad intracelular de cada subunidad, ya que la deficiencia de una se asocia con la reducción marcada de la concentración de la otra. Se ha descrito la existencia de 10 alelos mutantes que caracterizan a esta variante y se han comunicado 7 polimorfismos en el gen CYBA. Las principales mutaciones que caracterizan a este grupo son: inserciones de pares de bases, supresiones, mutacións de codon sin sentido y mutaciones en sentido erróneo. El 5 % de los pacientes puede presentar una de estas formas raras de la enfermedad. Por la técnica de PCR se ha detectado una mutación a nivel del RNAm que consiste en una inserción asociada con una supresión en el inicio del exón 5, en la posición 315 del codon de traducción del DNAc de la subunidad p22phox. A nivel del DNA genómico, el defecto molecular radica en supresiones homocigóticas en la secuencia de unión localizada entre el intrón 4 y el exón 5. Todas estas mutaciones producen la pérdida de la subunidad p22phox, y por lo tanto, la inactivación de la enzima NADPH oxidasa. CGD deÀciente en p7phox La CGD autosómica recesiva causada por pérdida de la subunidad p67phox es la forma más rara de esta enfermedad y se presenta aproximadamente en el 5 % de los pacientes. Esta subunidad está compuesta por 526 aminoácidos y está codificada por el gen 1CF-2 localizado en el brazo 176 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer largo del cromosoma 1 (1q25). Se han detectado 7 alelos mutantes que conducen a este trastorno y existe una heterogeneidad entre las mutaciones que caracterizan a esta deficiencia. Este grupo heterogéneo de mutaciones provoca una marcada inestabilidad del RNAm, de la proteína, o de ambos, que provoca la pérdida de la actividad de la NADPH oxidasa. La estabilidad de la subunidad p67phox es muy sensible a supresiones y mutaciones de sentido erróneo, que causan sustituciones de aminoácidos dentro del dominio N-terminal de la proteína. Sin embargo, las mutaciones que predicen simples cambios de aminoácidos en otros sitios de la proteína, representan generalmente polimorfismos benignos. Dentro de las mutaciones que caracterizan a esta variante de CGD, se encuentra la mutación que involucra a los exones 9 y 10 como resultado de la duplicación de aproximadamente 1,1 kb. Algunos resultados sugieren que esta mutación surgió como un evento recombinante ilegítimo. Se ha descrito una supresión que elimina la interacción de la proteína p67phox con Rac 1, la cual afecta la translocación de la misma al flavocitocromo b558, y por lo tanto, la actividad de la enzima. Los pacientes que padecen esta variante de CGD, no solo muestran deficiencia en la subunidad p67phox de la enzima, sino también en la subunidad p40phox. Las mutaciones en los genes que codifican para p22phox (CYBA) y p67phox (1CF2) son raras, y no exceden el 10% de los casos. La forma autosómica recesiva (AR), debida a mutaciones de genes autosómicos recesivos afecta a mujeres y hombres por igual. Estos casos se deben a mutaciones de los genes que codifican las subunidades p47phox, p67phox y p22phox, localizadas en cromosomas somáticos, que se heredan con un patrón de herencia autosómico recesivo. Los genes que afectan a las proteínas p47phox, p22phox y p67phox, se encuentran en un 33 %, 5% y 5% de los casos, respectivamente. Las mutaciones de estas proteínas suelen implicar una deficiencia en el estallido respiratorio. Los síntomas suelen aparecer durante la primera infancia, pero a veces no se manifiestan hasta la adolescencia. | 177 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto Las infecciones crónicas se detectan en piel, pulmones, nódulos linfáticos, boca, nariz e intestinos. Pueden aparecer accesos de pus en diferentes partes del cuerpo. Los nódulos linfáticos tienden a llenarse de bacterias y se agrandan. El hígado y el bazo se hipertrofian. Los niños presentan crecimiento retardado. Los niños con CGD son aparentemente sanos al nacer. Sin embargo, en los primeros meses o años, comienzan a padecer infecciones recurrentes difíciles de tratar, o infecciones causadas por micoorganismos que no son generalmente patógenos, tales como hongos. Las infecciones pueden aparecer en cualquier órgano o tejido del organismo, piel, pulmones, nódulos linfáticos, hígado o huesos. La neumonía es un problema común y recurrente en pacientes con CGD. DEFICIENCIA DE PROTEASAS La generación de los oxidantes del estallido respiratorio es esencial para la normal destrucción bacteriana en el fagosoma, actuando concertadamente con proteasas, defensinas y otros compuestos liberados en el fagosoma por fusión de diferentes poblaciones de gránulos. La activación de la NADPH oxidasa también origina cambios en el pH intrafagolisosómico. La importancia de los gránulos para la inmunidad innata está demostrada por un defecto raro en la función de los neutrófilos, la deficiencia específica de gránulos. En esta enfermedad, debida en algunos casos a mutaciones en el factor de transcripción mieloide C/EBPİ, los pacientes carecen de defensinas, gelatinasa y otras proteínas de los gránulos y sufren de una serie de infecciones bacterianas. Ratones knockout con neutrófilos deficientes en elastasa mostraron una mayor susceptibilidad a microorganismos gram negativos tales como Klebsiella y Escherichia coli, y los deficientes en catepsina y/o elastasa fueron más susceptibles al Aspergillus. La liberación optima de proteínas asociadas a la matriz de los gránulos y otras proteínas en el lumen del fagolisosoma, puede depender 178 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer de los flujos iónicos puestos en movimiento por cambios en el potencial de la membrana como resultado del transporte electrónico a través de la membrana mediado por la NADPH oxidasa. Recientemente se ha descubierto que los neutrófilos pueden generar complejos extracelulares formados por las proteínas liberadas de los gránulos y la cromatina de los propios neutrófilos dando lugar a unas trampas extracelulares (NET, neutrophil extracellular traps), que impiden la diseminación bacteriana y aseguran que las sustancias microbicidas producidas por los neutrófilos se mantengan en la vecindad de los patógenos microbianos para lograr su destrucción óptima con un daño colateral mínimo en los tejidos del hospedador. Las NET son barreras físicas que facilitan la muerte de los patógenos promoviendo una elevada concentración local de moléculas antimicrobianas. La formación de NET depende de las ROS generadas por la NADPH fagocítica, por tanto en pacientes con CGD se encuentra notablemente disminuida. DIAGNÓSTICO Y MANIFESTACIONES CLÍNICAS En la mayoría de los enfermos CHD el diagnóstico puede establecerse antes de los 2 años de edad. Los síntomas clínicos más frecuentes son linfoadenopatía, hepatoesplenomegalia y al menos un episodio de neumonía, además de otras manifestaciones tales como rinitis, conjuntivitis, dermatitis, estomatitis ulcerativas, diarrea crónica y obstrucción intestinal. Los síntomas suelen aparecer en la niñez temprana, pero a veces, no surgen hasta la adolescencia. Las infecciones crónicas se detectan en la piel, pulmón, nódulos linfáticos, boca, mucosa nasal e intestinos. Se suelen desarrollar abscesos de pus alrededor del esfínter anal, pulmones, huesos e hígado. Los nódulos linfáticos tienden a llenarse de bacterias y se agrandan. La piel sobre los nódulos linfáticos puede romperse a modo de drenaje, causando heridas de difícil curación. El hígado y el bazo se hinchan y en general el paciente niño experimenta un retraso en el crecimiento. | 179 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto Esta enfermedad se caracteriza por infecciones recurrentes causadas por gérmenes piógenos catalasa positivas, poco patógenos o de baja virulencia. Entre los más frecuentes se encuentran Staphylococcus aureus, Escherichia coli, Pseudomona aeruginosa, Salmonella, 1otocordia, Serratia, etc. y hongos, dentro de los cuales es el Aspergillus el mayor responsable de la mortalidad. El primer hallazgo clínico suele estar constituido por una adenitis supurativa crónica en las regiones laterocervicales, que pueden extenderse por todo el organismo. Generalmente las infecciones no se controlan por la invasión neutrofílica y pueden dar lugar a la formación de granulomas compuestos por macrófagos activados que producen obstrucciones a nivel uretral, pilórico, esofágico, etc. Los enfermos con CGD no sufren infecciones con bacterias catalasa negativas, debido a que estos organismos liberan suficiente peróxido de hidrógeno en las vacuolas fagocíticas para posibilitar la destrucción de los microorganismos infecciosos. Dentro de las infecciones cutáneas, el impétigo, los forúnculos cutáneos y los abscesos perianales y rectales son muy comunes. La neumonía recurrente es un problema significativo que puede ser causado por bacterias que no suelen encontrarse en la mayoría de las neumonías. Es común la presencia de inflamación crónica de los ganglios linfáticos cervicales que aparecen con frecuencia y que persisten en los pacientes. Las anormalidades en el tracto urinario son relativamente frecuentes. Las manifestaciones genitourinarias constituyen causas significativas de morbilidad en pacientes con CGD. El desarrollo de osteomielitis multifocal es una de las primeras manifestaciones de esta enfermedad. En pacientes que padecen la CGD, suelen presentarse complicaciones inflamatorias no infecciosas que sugieren que la deficiencia de NADPH oxidasa conduce a esta respuesta en ausencia de infecciones microbianas persistentes. Se ha demostrado in vitro que los neutrófilos de pacientes con CGD son más resistentes a la apoptosis espontánea y muestran una disminución significativa de la producción del mediador antiinflamatorio prostaglandina ciclopentenona D 2 (PGD2).También se ha observado que 180 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer los macrófagos, durante el proceso de fagocitosis de partículas apoptóticas opsonizadas y no opsonizadas, estaban severamente comprometidos en su habilidad para producir PGD2 y factor de crecimiento transformante beta (TGFȕ). Esto sugirió que la apoptosis retardada de las células inflamatorias, y la producción deficiente de mediadores antiinflamatorios, PGD2 y TGFȕ, durante la eliminación de desechos apoptóticos y de patógenos fagocitados por los macrófagos, contribuyen a la persistencia de la inflamación en la CGD. El análisis más fácilmente disponible para el diagnóstico de esta enfermedad es la prueba del nitroazul de tetrazolio (NBT). Los enfermos con CGD no reducen el NBT, mientras que los portadores si. Con esta técnica se puede confirmar la enfermedad y detectar el estado portador de la madre. Los pacientes que padecen esta deficiencia son incapaces de destruir ciertas bacterias a una velocidad normal. Las curvas de destrucción de los microorganismos a los cuales estos individuos son susceptibles indican, por lo general, poca o escasa destrucción en un período de 2 horas. Otros análisis que pueden realizarse para detectar la enfermedad incluyen la disminución de la captación del oxígeno durante la fagocitosis y la yodación anormal de las bacterias, así como la prueba de velocidad de sedimentación globular. Mediante el hemograma con diferencial se observa que el número de leucocitos está habitualmente elevado, incluso si el enfermo no posee una infección activa. En estos pacientes se observa una hipergammaglobulinemia y la función de los anticuerpos es normal. Se observa además que los factores del complemento pueden estar elevados. En la CGD se detectó una disminución del número de linfocitos T en pacientes mayores de 3 años de edad, y al realizarse una comparación con individuos sanos, se observó que esta diferencia aumenta a medida que transcurre la edad. El menor número de linfocitos T ha de influir en la susceptibilidad de estos pacientes a padecer infecciones recurrentes, pero los efectos de esta disminución puede representar un cofactor significativo para las infecciones detectadas en dichos pacientes. | 181 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto También se ha descubierto que los enfermos CGD presentan una gran disminución en los linfocitos B que expresan el marcador de memoria CD27, mientras que existe una expansión de las células B que expresan CD5. Ambos fenómenos son independientes de la edad, genotipo y estado clínico del paciente y no va acompañada por expresión alterada de CD5 y D27 en las células T. Durante los episodios de neumonía, las radiografías de tórax con frecuencia no son normales. La función pulmonar está alterada y, por lo general, no regresan a la normalidad durante varios meses. La función hepática puede reflejar alteraciones funcionales como resultado de la infección crónica. La gammagrafía ósea y hepática revelan trastornos y mediante biopsias se pueden mostrar los granulomas presentes en ambos tejidos. La prueba de quimioluminiscencia cuantitativa es el mejor método para detectar la condición de portador, aunque se ha informado del diagnóstico uterino mediante el uso de sangre fetal. En la literatura se han descrito varios enfermos que presentan un grupo Kell sanguíneo raro que se le denomina fenotipo McLeod. Para distinguir individuos con CGD deficientes en p47phox se utiliza un método de análisis basado en los cambios genéticos de esta variante de la inmunodeficiencia, el cual es altamente reproducible y sensible. Se puede realizar el diagnóstico prenatal en pacientes que han perdido la expresión de la proteína p47phox debido a la detección de un punto de mutación en el gen 1CF-1. La primera descripción de este diagnóstico se realizó en el 2002. En el 2003, se introdujo un método de diagnóstico molecular prenatal para detectar la XL-CGD, a través de un sistema de cromatografía líquida de alta resolución. Este método se utiliza para diagnosticar la enfermedad durante el segundo trimestre en madres embarazadas por segunda vez, cuyo primer hijo padeciera de esta variante de la enfermedad. El ensayo de dihidrorrodamina 123 (DHR) es una prueba efectiva para evaluar la CGD en pacientes masculinos y en muchos de ellos permite diferenciar entre la forma común XL-CGD y el defecto autosómico recesivo. 182 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer Lo más destacable, tanto que le da nombre a la enfermedad, es la presencia de numerosos granulomas en todas las partes del cuerpo. Los granulomas son aglomeraciones celulares con muchos fagocitos, especialmente neutrófilos, junto al de los microbios causantes de esa infección en particular (Figura 1). Estos granulomas pueden tener zonas necróticas. ¿Por qué se producen los granulomas? Los granulomas se forman como un mecanismo que impide la expansión y distribución de la infección, que no se ha podido controlar. Se han emitido las siguientes hipótesis: 1. Los microorganismos catalasa positivos no son destruidos en su totalidad debido a que su catalasa destruye el poco peróxido de hidrógeno que logran producir los fagocitos, por lo tanto se mantienen vivos dentro éstos, pudiendo incluso reproducirse. 2. Los microorganismos catalasa negativos son controlados fácilmente por el sistema inmune, debido a que usan el propio peroxido de hidrógeno y lo hacen actuar junto a la mieloperoxidasa de los fagocitos, controlando la infección. 3. Estudios histopatológicos en los granulomas han observado la presencia de células epiteliodes, multinucleadas gigantes, linfocitos T CD4+ y CD8+ en los granulomas, además de los microorganismos causantes de la infección y fibroblastos. Argumentos que apoyan las hipótesis anteriores: Los fagocitos se activan por acción de las citoquinas IL-2, MIP-1, IL-8, TNFĮ e IFNȖ para producir el estallido respiratorio. Al no producirse el estallido respiratorio, no existe ningún control que avise que no se genera, lo que provoca un mayor estimulo de los fagocitos, que da lugar a la transformación de estas células en células epiteloides y multinucleares gigantes. | 183 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto Los fagocitos a su vez, secretan IL-8, avisando a los polimorfonucleares y otros mastocitos para que acudan al lugar de la infección, y es aquí cuando se comienza a producir un conglomerado celular. Además, los macrófagos secretan IL-12 que induce a la formación de linfocitos Th1. La IL-5 a su vez, aumenta la proliferación de las T y con ello de MCP-1 y MIP-1 que provocan quimiotaxis y adherencia, reclamando más células en una zona específica. Con toda esta secreción crónica de citoquinas, se estimulan otros tipos celulares no inmunes, como las células del endotelio, que ayudan al paso de células hacia el granuloma y los fibroblastos, que comienzan a producir colágeno, en respuesta a factores de crecimiento y diferenciación fibroblásticos y endoteliovasculares, para reparar la matriz dañada en Figura 1. Esquema de la formación de un granuloma. la inmunidad natural. La secreción de colágeno impide la migración e invasión de otras zonas por la infección y provoca necrosis central, que se produce por lisis trófica de neutrófilos, macrófagos y microbios. Esto, como último paso, ayuda también a controlar la infección, aunque sea a costa de las propias células del individuo. 184 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer TRATAMIENTO Es necesario el tratamiento intenso de las infecciones con antibióticos de amplio espectro para prolongar la supervivencia global de los enfermos. Los abscesos deben ser drenados rápidamente. Se usa el IFNȖ en la XL-CGD, para el tratamiento de las infecciones severas, ya que estimula la producción de superóxido. La profilaxis con intraconazol parece ser un tratamiento efectivo y bien tolerado que reduce la frecuencia de aparición de infecciones fúngicas, pero no debe ser suministrado durante largos períodos de tiempo El trasplante alogénico de médula ósea puede ser la cura para la CGD, pero el grado de toxicidad relacionado con el trasplante y la limitada disponibilidad de donantes compatibles han restringido la aplicación de esta técnica. Debido a que se conocen los defectos genéticos responsables de la CGD y que dicha enfermedad es una alteración de células madre, que puede ser tratada mediante el trasplante de médula, hoy se considera que la CGD es una enfermedad con grandes expectativas para la terapia génica somática en el sistema hematopoyético. Se ha demostrado la reconstitución de la actividad de la NADPH oxidasa por la transferencia génica a la médula de pacientes con CGD y en cultivos de líneas celulares in vitro. Se han desarrollado modelos en ratones CGD mediante la reparación de genes. Los estudios preclínicos en estos animales, usando vectores retrovirales recombinantes, han demostrado la reconstrucción de la funcionalidad normal de los neutrófilos y una mayor resistencia a patógenos tales como Aspergillus fumigatus, Staphylococcus aureus y Burkholderia cepacia. La transfusión de granulocitos se ha considerado una modalidad terapéutica para las infecciones bacterianas y micóticas recurrentes en pacientes con una neutropenia prolongada y con alteraciones funcionales en los neutrófilos. Evidencias experimentales han demostrado la eficacia de la transfusión de granulocitos en la prevención y tratamiento de infecciones severas. Sin embargo, las evidencias clínicas han sido más difíciles de interpretar, pero se ha observado eficacia cuando se consigue la dosis correcta de granulocitos | 185 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto por peso del paciente. No obstante, son necesarios experimentos clínicos bien diseñados para establecer las transfusiones granulocíticas, como una modalidad terapéutica disponible para el tratamiento de infecciones bacterianas y micóticas recurrentes en pacientes con alteraciones funcionales en los neutrófilos o con neutropenia. En el año 2003 se realizó con éxito el primer caso de trasplante con células madre obtenidas de sangre de cordón umbilical, en un paciente cuya enfermedad fue confirmada a los 2 años de edad. La sangre de cordón umbilical fue donada por su hermana gemela no afectada por la enfermedad. Después de un año de trasplante desaparecieron las manifestaciones clínicas y se normalizó la función de los neutrófilos con una integración completa de los linfocitos donados. En resumen: – Tratamiento inminente continuado o intermitente con antibióticos – Los corticosteroides alivian los granulomas. – Transplante de médula ósea: transferencia de granulocitos. – Terapia con INFȖ: estimula la producción de superóxido en fagocitos normales y con CGD autosómica en un 10 %. Inyectado 3 veces por semana, puede reducir el número y severidad de la infección. – Trasplante de células madre, positivo en algunos pacientes, pero no en otros. HIPERINFLAMACIÓN Como se ha comentado con anterioridad la CGD es la enfermedad hereditaria más común de los fagocitos, causada por alteraciones genéticas en la NADPH oxidasa fagocítica, lo que hace que estas células no tengan la capacidad de destruir los microorganismos fagocitados. Así, los pacientes afectados por esta enfermedad son susceptibles a padecer infecciones con bacterias y hongos. Además de esta inmunodeficiencia, estos pacientes sufren 186 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer diversos síntomas autoinflamatorios, tales como formación de granulomas en la piel o en el tracto urinario y colitis tipo Crohn. Aunque los mecanismos moleculares de las deficiencias genéticas de la CGD han sido estudiados, en profundidad, no ocurre lo mismo con la fisiopatología de la enfermedad y los mecanismos que conducen a las reacciones hiperinflamatorias en pacientes CGD. Sin embargo hoy se sabe que son varios los procesos que se encuentran implicados Entre éstos cabe destacar, la inducción de la enzima indolamina-2,3-dioxigenasa (IDO), la reducida apoptosis/eferocitosis de los neutrófilos, alteraciones en los receptores del sistema inmune innato, alteraciones en los niveles redox en la superficie de los linfocitos T, inducción de los linfocitos Th17, alteración en la actividad Nrf2 y activación del inflamosoma. Catabolismo del triptófano, vía IDO, inducido por interferón (IF1-Ȗ) La estructura del granuloma implica a varios tipos de células, los cuales son diferentes según el tejido y la enfermedad. La expresión de la actividad indolamina 2,3-dioxigenasa (IDO) en el borde del granuloma es una característica común. IDO, a expensas del radical superóxido, degrada el triptófano a quinurenina, que se cataboliza a través de la vía de la quinurenina en otros metabolitos (Figura 2) El triptófano es un aminoácido esencial para la mayoría de patógenos microbianos, por tanto su carencia interrumpe su crecimiento y la replicación vírica. Bajas concentraciones de triptófano y elevadas de quinurenina y sus metabolitos, frenan la progresión del ciclo celular y promueven la apoptosis de los linfocitos T, con lo que disminuye la iniciación de la respuesta inmune. Por tanto, la expresión de IDO en los granulomas evita el crecimiento y aminora las respuestas de los linfocitos T hacia el patógeno invasor. El IFN-Ȗ es el inductor primario de la expresión de IDO. La liberación de TNF-Į en respuesta a la infección por las células dendríticas y macrófagos, es capaz de promover la síntesis del IFN-Ȗ que, a su vez, puede inducir la actividad IDO en los granulomas. | 187 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto L-triptófano IDO L-quinurenina IFN-Ȗ (IFNĮ/ȕ KMO 3-hidroxiquinurenina quinureninasa Ácido 3-hidroxiantranílico 3-hidroxiantranilato 3,4-dioxigenasa Ácido quinolínico Figura 2. El IFN-ȖHVHOLQGXFWRUSULQFLSDOGHODH[SUHVLyQGH,'2\SRVLEOHPHQWHGHRWURV HQ]LPDV LPSOLFDGRV HQ HO FDWDEROLVPR GHO WULSWyIDQR YtD TXLQXUHQLQD ,'2 HV HO HQ]LPD OLPLWDQWHSRUWDQWRODUHJXODFLyQGHODVUHVSXHVWDVKRPHRVWiWLFDVIUHQWHDODLQÁDPDFLyQ GHSHQGLHQWHVGH,'2UHTXLHUHHOUDGLFDOVXSHUy[LGRSDUDVXDFWLYLGDG(OFDWDEROLVPRGHO triptófano conduce a una carencia de triptófano y a la producción de metabolitos inmunoreguladores derivados de la quinurenina, cuyos efectos combinados resultan en la parada de la proliferación de los linfocitos, inducción de la apoptosis y alteración reversible de la actividad de los linfocitos T, como también la inducción de varios mediadores tales como, ,/,/\,/.XLMSHUV\/XWWHUPRGLÀFDGR La infección con Aspergillus en un modelo de ratón CGD, ha demostrado que la actividad de la IDO era crucial para la supervivencia del Aspergillus. IDO convierte el triptófano en quinurenina, pero requiere el radical superóxido como cofactor para su actividad. La quinurenina actúa como agente antiinflamatorio, por mecanismos no completamente aclarados, pero que inducen la muerte celular en subgrupos de linfocitos pro-inflamatorios Ȗį T, que producen IL-17. Se ha observado que la hiperinflamación produce un resultado letal en ratones CGD infectados con Aspergillus, y no una eliminación defectuosa, como se propuso con anterioridad para los pacientes con grave aspergilosis pulmonar. Se ha demostrado que ratones CGD, que mueren por Aspergillus sobreviven a esta infección cuando se tratan con quinurenina en combinación con el IFN-Ȗ. También se ha observado que el radical superóxido producido por la NADPH oxidasa no es el cofactor esencial para la actividad de IDO, por lo que se sugiere que IDO puede adquirir sus equivalentes oxidativos de los grupos prostéticos del hemo y la flavina. 188 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer Otro aspecto importante es que la quinurenina no se acumula en ratones CGD y que el suplemento de quinurenina restaura la regulación defectuosa de los linfocitos Ȗį T reguladores. IDO es el enzima limitante de la cascada de la quinurenina, lo que significa que la quinurenina generada en la reacción IDO se cataboliza rápidamente. Apoptosis/eferocitosis de los neutróÀlos La apoptosis de las células inflamatorias representa un mecanismo fisiológico para prevenir la necrosis secundaria incontrolada que produce daño tisular e hiperinflamación. Las células apoptóticas externalizan fosfatidilserina (PS), que es reconocida por los receptores PSR en la superficie de los macrófagos. La interacción PS/PSR facilita que los macrófagos incorporen a las células apoptóticas, proceso denominado eferocitosis (del latín efferre, enterrar), mediante el cual se eliminan las células apoptóticas (neutrófilos). Esta eliminación controlada de las células apoptóticas es de gran relevancia para las células inflamatorias de vida corta, principalmente los neutrófilos. Durante la eferocitosis, las células fagocíticas devoran la célula apoptótica formando una vesícula grande llena de fluido que contiene la célula muerta. La vesícula se denomina eferosona (en analogía con el fagosoma). Este proceso es similar a la macropinocitosis, o fagocitosis de vesículas grandes rodeadas de membrana. La misión de la eferocitosis es la de eliminar las células muertas antes de que se pierda la integridad de sus membranas y el contenido intracelular invada el tejido circundante. Esto evita la exposición del tejido a oxidantes y otros componentes como enzimas degradativos, proteasas y caspasas. La eferocitosis puede realizarse, no solo por fagocitos profesionales, macrófagos y células dendríticas, sino también por muchos tipos celulares que incluyen las células epiteliales y los fibroblastos. La eferocitosis conduce a la secreción de la citoquina anti-inflamatoria TGF-ȕ por los macrófagos para facilitar la resolución de la inflamación aguda. Tanto la apoptosis de los neutrófilos como la eferocitosis por parte de los | 189 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto macrófagos, están alteradas en pacientes con GDG y en ratones CGD (Figura 3). La apoptosis constitutiva se ha demostrado que está retrasada en humanos que padecen la CGD, debido a alteraciones en la exposición de PS. Esto conduce a una necrosis secundaria de los neutrófilos con liberación al medio de proteasas y oxidantes y mayor riesgo de desarrollar lupus en pacientes CGD. A TGF-ȕ PMN M PSR PS Ra PP$RȖ Eferocitosis Resolución de la inÀamación /N OS iN ĺ IL-4/IL-4R c Oĺ Į )- 7N + Fagocitosis B + IL-4 IFN-Ȗ Proteasas oxidantes PSR M ? PS PMN Persistencia de la inÀamación Figura 3.$OWHUDFLyQGHDSRSWRVLVHIHURFLWRVLVFDXVDQWHVGHODKLSHULQÁDPDFLyQHQ&*'$ /DVFpOXODVDSRSWyWLFDV301H[WHUQDOL]DQIRVIDWLGLOVHULQD36TXHHVUHFRQRFLGDSRUORV UHFHSWRUHV 36 365 HQ ORV PDFUyIDJRV (VWD LQWHUDFFLyQ FDSDFLWD OD LQFRUSRUDFLyQ GH ORV PMN apoptóticos por los macrófagos, en un proceso denominado eferocitosis, que conduce DODVHFUHFLyQGHODFLWRTXLQDDQWLLQÁDPDWRULD7*)ȕSRUORVPDFUyIDJRVIDFLOLWDQGRDVtOD UHVROXFLyQGHODLQÁDPDFLyQDJXGD%$QWHXQDDOWHUDGDH[WHUQDOL]DFLyQGHOD36SRUORV 301 GH SDFLHQWHV FRQ &*' VH SUHVHQWD XQD GLVIXQFLyQ HQ HO PHFDQLVPR GH DSRSWRVLV eferocitosis. Esto conduce a la necrosis secundaria de los PMN con liberación de proteasas \R[LGDQWHVLQWUDFHOXODUHV\ODSHUVLVWHQFLDGHODLQÁDPDFLyQ/DVLQWHUDFFLRQHV36365GHVHQFDGHQDQYtDVTXHFRPSUHQGHQ,/\33$5Ȗ, que están implicadas en la regulación de la eferocitosis. Además, la defectuosa fagocitosis de las células apoptóticas por los macrófagos CGD puede ser revertida por tratamiento con IFN-Ȗ, efecto mediado por la producción de NO· y de TNF-Į\DFWLYDFLyQGH5DF5LHEHUet al.PRGLÀFDGR 190 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer Tanto la apoptosis como la eferocitosis de los neutrófilos apoptóticos están alteradas en macrófagos de murinos CGD y esa alteración contribuye a la hiperinflamación. Se ha demostrado que estas alteraciones pueden ser revertidas por tratamiento con IFN-Ȗ. El efecto del IFN-Ȗ está mediado por la producción de NO·, de TNF-Į endógeno y activación de Rac. Como consecuencia de la deficiente exposición de PS por los neutrófilos CGD, se ha observado que la menor producción de IL-4 dependiente de PS/PSR, da lugar a una menor generación de la 12/15-lipoxigenasa y a una reducida activación del factor de transcripción PPARȖ (peroxisome proliferator-activated receptor gamma). Esto conlleva a una programación alterada en los macrófagos (fenotipo macrófago M2) y menor eferocitosis en macrófagos CGD. Receptores del sistema inmune La funcionalidad efectora de los neutrófilos está dirigida por receptores del tipo Toll (TLR) y receptores de complemento. Los neutrófilos de pacientes CGD muestran menor expresión de TLR5, TLR9, CD11b, CD18, CD35, y CXCR1, mientras que en pacientes con neumonía bacteriana, que no padecen CGD, se encuentran expresiones similares o superiores. La inhibición in vitro de la NADPH oxidasa en neutrófilos normales disminuye la expresión de los receptores TLR5 y TLR9 y altera su función. La expresión del TLR5 se relaciona con la frecuencia de linfoadenitis en pacientes CGD. Esto indica que los neutrófilos CGD no están restringidos solo en términos de la destrucción oxidativa intracelular mediada por la NADPH oxidasa, sino que muestran distintas anormalidades funcionales y fenotípicas. En particular, los receptores TLR5 y TLR9 están alterados en CGD por un mecanismo acoplado a la deficiente producción de ROS. Es necesario investigar de qué manera contribuye la alteración en los receptores de la inmunidad innata en los neutrófilos a las manifestaciones inflamatorias. Los animales de laboratorio con menor capacidad de producir ROS, debido a polimorfismos o mutaciones en el gen que codifica para la proteína p47phox, son más susceptibles de desarrollar artritis. Esta menor capacidad | 191 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto de generar ROS se asocia con un aumento del número de grupos tiol (-SH) en las membranas de los linfocitos T, lo cual influye en la activación y proliferación de linfocitos T y en la susceptibilidad a la artritis. Linfocitos Th17 Los linfocitos efectores Th17 y Ȗį T, se encuentran implicados en procesos crónicos inflamatorios y en diversas enfermedades autoinmunes: esclerosis múltiple y artritis reumatoide. Estas células altamente inflamatorias, son esenciales para la defensa contra patógenos y se encuentran en equilibrio con los linfocitos T reguladores (Treg). Una actividad estrictamente regulada de estos subgrupos de células es importante para el control de las infecciones, inflamación, autoinmunidad, y enfermedades malignas. Existen evidencias que apoyan la contribución de la IL-17 en la hiperinflamación CGD, derivada de modelos animales deficientes en NADPH oxidasa, que al ser tratados con zimosan intratraqueal o LPS, desarrollaron una exagerada y progresiva inflamación, un aumento en la activación del NF-țB, y una elevada producción de las citoquinas proinflamatorias,TNF-Į, IL-17 y G-CSF. El reemplazo de NADPH oxidasa funcional en células derivadas de la médula ósea, restaura la respuesta inflamatoria normal de pulmón. Estudios in vivo y en macrófagos aislados han demostrado que en ausencia de NADPH oxidasa funcional, el zimosan no fue capaz de activar al factor Nrf2, un regulador clave redox-sensible antiinflamatorio. De acuerdo con estos hallazgos se ha observado que células mononucleares de sangre periférica de pacientes XL-CGD tratadas con zimosan (ȕ-glucano, componente de la pared de hongos y levaduras, potente estimulador de la NADPH oxidasa fagocítica), mostraron alteraciones en la actividad Nrf2 e incrementos en la activación del factor de transcripción NF-țB. Activación del inÁamasoma El inflamasoma es un complejo multiproteico que consiste en caspasa 1, PYCARD y NALP y a veces caspasa 5. Se expresa en células mieloides y es un componente del sistema inmune innato. Se considera que las ROS 192 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer son cruciales para la secreción de IL-1ȕ vía activación del inflamasoma, y que los pacientes CGD y ratones defectivos de ROS tienen un fenotipo proinflamatorio. Se ha evaluado la activación de la secreción de IL-1ȕ por el inflamasoma en células de pacientes con CGD y en contraste con previos estudios utilizando el difenil iodonio (DPI), un inhibidor de las ROS, no se encontró inhibición de la caspasa 1 ni secreción de IL-1ȕ e IL-18 en monocitos CGD. Además, la activación de los monocitos CGD por cristales de ácido úrico, produjo un aumento de cuatro veces la secreción de IL-1ȕ. Este incremento no fue debido a la mayor síntesis del precursor de la IL-1ȕ. El análisis Western blot de células CGD, reveló que la activación de la caspasa 1 no disminuía sino todo lo contrario. La activación de la caspasa 1 fue muy fuerte en pacientes CGD en condiciones inflamatorias no infecciosas. El tratamiento con un antagonista del receptor de la IL-1 redujo la producción de esta citoquina en monocitos ex vivo y durante la terapia medica. Estas observaciones apoyan el concepto de que las ROS probablemente rebajan la activación del inflamasoma e identifican a los monocitos defectivos en NADPH oxidasa, como una fuente elevada de IL-1. Esto proporciona nuevas opciones terapéuticas para la hiperinflamación asociada a la CGD. EXPECTATIVAS Y CONCLUSIONES El estudio del sistema NADPH oxidasa de las células fagocíticas durante los últimos años se ha diversificado con los avances de las técnicas inmunológicas y moleculares, lo cual ha permitido conocer diferentes proteínas homólogas del sistema en otros tejidos y otros seres vivos, la forma en que interactúan los componentes y los procesos involucrados en la preactivación y activación del sistema. Además, cada vez se le atribuyen más funciones a este sistema que van desde la generación de trampas extracelulares de los neutrófilos (NET), hasta la regulación de la expresión génica y la activación de algunas vías de apoptosis. Este conocimiento amplio del sistema NADPH oxidasa ha permitido entender mejor la patogénesis de la | 193 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto CGD. Asimismo, la comprensión de las vías moleculares y los mecanismos de acción del IFNȖ genera un panorama alentador en el desarrollo de terapias más seguras, eficaces y específicas de cada alteración. Hasta la fecha, la abundante cantidad de resultados en modelos experimentales de CGD en ratón, como también en humanos que padecen la CGD, indican que el complejo NADPH oxidasa es capaz de restringir la inflamación al modular las vías del sistema inmune innato sensibles al estado redox. Cuando modelos de CGD deficientes en p47phox y gp91phox se tratan con zimosan intratraqueal o LPS, la deficiencia en NADPH oxidasa da lugar a una exagerada y progresiva inflamación pulmonar, paralela a mayor actividad del NF-țB y de las citoquinas pro-inflamatorias TNF-Į, IL-17,y G-CSF. El reemplazo de la NADPH oxidasa funcional en células derivadas de la médula ósea, produce una restauración de la respuesta normal inflamatoria pulmonar. Esto demuestra que en ausencia de un sistema NADPH oxidasa funcional, las partículas de zimosan encapsuladas en levadura son incapaces de activar el Nrf2, un regulador redox-sensitivo anti-inflamatorio. La activación del Nrf2 independiente de la NADPH oxidasa por el triterpenoide CDDO-Im, reduce la inflamación pulmonar inducida por el zimosan en ratones CGD. Así células mononucleares de sangre periférica de pacientes con XL- CGD tratadas con zimosan también mostraron alteraciones en la actividad Nrf2 y mayor activación en NF-țB. Las vías señalizadoras antioxidantes/antiinflamatorias mediadas por Nrf2 son una de las primeras líneas de defensa que inducen la apoptosis, una vez que las células han sido lesionadas. Aunque los mecanismos potenciales del diálogo potencial entre las vías Nrf2 y NF-țB no están aún claros, la vía señalizadora anti-oxidante activada por el Nrf2 puede ser una estrategia ideal para tratar enfermedades originadas por estrés oxidativo. Es necesario estudiar con más detalle si estas observaciones en macrófagos de ratón y humanos están directamente conectadas, para conseguir comprender hasta qué grado se puede relacionar la regulación mediada por los linfocitos T con la reactividad hiperinflamatoria en pacientes con CGD. Dejando a un lado la IL-17, el papel de la 194 | Sistema inmune: su importancia en el desarrollo y terapia del cáncer inducción, activación y regulación del TGF-ȕ, puede ser relevante para la resolución de la inflamación y el subsiguiente riesgo de fibrosis tisular, que se observa en enfermedad crónica en pacientes CGD. Este modelo muestra que la señalización mediada por el estado redox dependiente de la NADPH es crítico para la resolución de la inflamación pulmonar y sugiere nuevos objetivos terapéuticos potenciales para la CGD. La calidad de vida de muchos pacientes que sufren la CGD ha mejorado notablemente desde que se conocen los mecanismos moleculares afectados por esta enfermedad y la apreciación de la necesidad de una temprana terapia agresiva con antibióticos cuando se manifiestan las infecciones. Son necesarias frecuentes hospitalizaciones, ya que se requieren pruebas múltiples para localizar el lugar exacto y la causa de las infecciones y a menudo puede ser necesaria la aplicación intravenosa de antibióticos en casos de infección severa. Los intervalos libres de enfermedad se elevan por acción profiláctica de los antibióticos y tratamiento con IFN-Ȗ. Las infecciones severas tienden a ser menos frecuentes a partir de la adolescencia. De hecho muchos pacientes con CDG pueden llevar una vida relativamente normal. ABREVIATURAS Akt, serina, treonina quinasa. AIF3, activador de las proteínas. CDDO-Im, 2-ciano-3,12 dioxoolean-1,9 dien-28-imidazol, triterpenoide sintético. C/EBPİ, factor de transcripción mieloide. CGD, enfermedad granulomatosa crónica (chronic granulomatous disease). DHR, dihidrorodamina 123. DNAc, DNA complementario. DPI, difenil iodonio. ERK, quinasa regulada a nivel extracelular. FAD, flavina adenina dinucleótido. IDO, indolamina 2,3 dioxigenasa. | 195 Consuelo Boticario Boticario | María Cascales Angosto INF, interferón. KMO, quinurenina 3-monooxigenasa. LPS, lipopolisacárido. NADPH, nicotinamida adenina dinucleótido fosfato. NCFI, factor citosólico neutrofílico. NET, trampas extracelulares de los neutrófilos (neutrophil extracellular traps). NFțB, factor nuclear kappa B, factor de transcripción. Nrf2, factor nuclear eritroide 2, factor de transcripción redox-sensible con estructura cremallera de leucina básica. NO·, óxido nítrico. NTB, nitroazul de tetrazolio. PGD2, protaglandina ciclopentanona D2, mediador antiinflamatorio. RNAm, RNA mensajero. ROS, especies reactivas de oxígeno. TGF, factor transformante del crecimiento. TNF, factor de necrosis tumoral. Treg, linfocitos T reguladores. BIBLIOGRAFÍA ANNUNZIATO, F.; COSMI, L.; SANTARLASCI,V.; et. al., (2007) Phenotypic and functional features of human Th17 cells, J Exp Medl. 204, 1849–1861. BARESE, C.N.; GOEBEL, W.S.; DINAUER, M.C. 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