Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático de París

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Comisión Europea - Hoja informativa
Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático de París - Preguntas y
respuestas
Bruselas, 25 de noviembre de 2015
Preguntas y respuestas en torno a la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático de
París.
1. ¿Cuál es el objetivo del nuevo Acuerdo de París?
El Acuerdo de París tiene por finalidad contribuir a efectuar la transición mundial hacia un futuro con
bajas emisiones de carbono y resistente al cambio climático. Esto supone reducir las emisiones con
suficiente rapidez para mantener el aumento de la temperatura media mundial por debajo de 2 °C y
permitir que los países se adapten a las repercusiones del cambio climático que no pueden evitarse.
Mantener el aumento de la temperatura media global de la superficie del planeta por debajo de 2 °C
con respecto a los niveles preindustriales es un criterio acordado a nivel internacional a fin de evitar un
cambio climático que resulte peligroso.
El Acuerdo de París debe constituir la manifestación del compromiso de todos los gobiernos de poner
en marcha esa transición, creando de este modo un contexto de previsibilidad para los ciudadanos, las
empresas y los inversores. Algunos gobiernos carecen de la capacidad financiera, administrativa o
tecnológica para reducir las emisiones y adaptarse a los efectos del cambio climático. El Acuerdo debe
proporcionarles el marco para que puedan atraer financiación pública y privada, así como otras formas
de apoyo.
2. ¿Cuáles son los elementos clave para que se alcance con éxito un Acuerdo en París?
El objetivo final que se persigue es la contención de un cambio climático peligroso. Para la UE, el nuevo
Acuerdo debe enviar una señal clara de la voluntad de los gobiernos de reducir las emisiones de
manera suficiente para mantener de aquí a final del siglo el aumento de la temperatura media mundial
por debajo del límite de 2 °C acordado. La UE estima que un acuerdo creíble incluye lo siguiente:
1. Una visión global de un objetivo a largo plazo – una señal para el gran público, las empresas y los
inversores de la voluntad de los gobiernos de efectuar la transición a unas economías con bajas
emisiones de carbono.
2. Un mecanismo para revisar periódicamente la ambición colectiva e ir más allá en ella – los países
deben analizar y reforzar conjuntamente los objetivos de reducción de emisiones a la luz de los últimos
avances de la ciencia y de los progresos realizados hasta la fecha.
3. Normas consistentes sobre transparencia y rendición de cuentas. Las Partes y otros interesados
tienen que poder confiar en que se cumplan los compromisos y en que las reducciones se contabilicen
de manera coherente.
Más allá de las reducciones de emisiones, el Acuerdo de París también debe ayudar a los países, en
particular a los más vulnerables, a adaptarse a los efectos del cambio climático.
3. El Acuerdo de París ¿será jurídicamente vinculante?
La UE es partidaria de que en París se alcance un Acuerdo internacional jurídicamente vinculante.
Muchos países, incluidos los Estados Unidos, también respaldan esta postura. Sin embargo, la UE y
algunos otros países, entre ellos los Estados Unidos, siguen discrepando sobre si los objetivos de
reducción de emisiones del Acuerdo de París deben ser vinculantes.
El carácter jurídicamente vinculante de los objetivos deberá determinarse como parte del paquete
global de París. La UE está decididamente a favor de objetivos jurídicamente vinculantes a nivel
internacional y ha manifestado su disposición a debatir las formas innovadoras en que el Acuerdo de
París puede proporcionar un marco jurídico sólido para el seguimiento y el fomento del cumplimiento
de los objetivos asignados a las Partes.
4. ¿En qué se diferenciará el Acuerdo de París de los de Kioto y Copenhague?
Las negociaciones de las Naciones Unidas sobre cómo abordar el cambio climático están en marcha
desde 1992, cuando se firmó la Convención Marco sobre Cambio Climático. El Protocolo de Kioto de
1997 sigue estando en vigor y fija objetivos de reducción de emisiones jurídicamente vinculantes para
los países participantes; no obstante, en la actualidad solo tienen este tipo de objetivos treinta y ocho
países, lo que representa aproximadamente el 12 % de las emisiones mundiales.
La Conferencia de Copenhague de 2009 se inscribía en la línea de París, pero de ella no surgió el
acuerdo global y jurídicamente vinculante que se esperaba. Sin embargo, sirvió de acicate para que
muchos países que no lo habían hecho hasta entonces asumiesen compromisos voluntarios e iniciasen
la planificación de una economía compatible con el clima. Gracias a una amplia alianza, que tuvo a la
UE como eje, la Conferencia de Durban, celebrada dos años después de la de Copenhague, acordó la
celebración de un acuerdo jurídicamente vinculante y aplicable a todos a más tardar en 2015. Ese
acuerdo será el de París.
5. ¿Cómo se repartirán los esfuerzos entre los países?
El Acuerdo de París exigirá por primera vez a todos los países adoptar medidas específicas para ir
reduciendo gradualmente las emisiones, en función de sus circunstancias nacionales. Este año, los
países han venido anunciando sus objetivos de reducción de las emisiones de gases de efecto
invernadero después de 2020, lo que se conoce como contribuciones previstas determinadas a nivel
nacional (CPDN).
Más de 170 países, lo que representa más del 95 % de las emisiones mundiales, han presentado sus
CPDN. Esto ya supone un logro considerable y una prueba clara de que todos los países comparten la
voluntad política de que en París se impulse una actuación decisiva en materia de cambio climático.
Significa pasar de que actúen unos pocos a que actuemos todos.
No obstante, si bien las CPDN logran una notable ralentización del crecimiento de las emisiones, no son
suficientes por sí solas para mantenernos a salvo de acontecimientos climáticos catastróficos en el
futuro. Los compromisos actuales, cuando se apliquen, significarían un aumento de la temperatura de
3 °C aproximadamente. Esta es una de las razones por las que es necesario un proceso de revisión y
reforzamiento de nuestras ambiciones (véase la pregunta 2).
6. ¿Cuál es el papel de las empresas, las ciudades y las organizaciones y otros agentes no
estatales?
La UE subraya la importancia de la participación de actores no estatales (como las empresas, las
ciudades y las organizaciones) y apoya firmemente la Agenda de Acción Lima-París, una iniciativa de la
Presidencia francesa y peruana de la COP destinada a catalizar las actuaciones de múltiples grupos de
interés. Se ha organizado un programa de eventos en torno a los temas de la Agenda de Acción. Entre
ellos cabe citar el papel de los bosques, del transporte, de los edificios y de la energía renovable en la
lucha contra el cambio climático. En el pabellón de la UE en la COP21 se celebrarán más de cien actos
paralelos que reflejarán estos temas diarios.
7. ¿Qué se necesita en París para aumentar la transparencia de la actuación de las Partes?
Tanto en el período anterior a 2020 como en el posterior, es fundamental disponer de sistemas sólidos
de seguimiento, notificación y verificación (SNV) de las emisiones y de la acción política que
proporcionen la transparencia necesaria para mantener la confianza en que las Partes están
cumpliendo sus compromisos. En París, será importante acordar una serie de sólidas disposiciones
sobre sistemas SNV y contabilización que deberán plasmarse en el Acuerdo de 2015, lo que requerirá
debatir más en profundidad el marco de transparencia. Será necesario adoptar un conjunto de
decisiones a fin de ultimar los requisitos y directrices en materia de SNV que resultan de suma
importancia para la adecuada aplicación de la Convención y de su Protocolo de Kioto previa a 2020.
8. ¿Cómo se financiará la transición global hacia economías bajas en carbono y cómo
contribuirá a ello la UE?
Los fondos necesarios para la transformación en una economía con bajas emisiones de carbono y
resistente al cambio climático se cifran en miles de millones (e incluso de billones) de euros a nivel
mundial. Para que el esfuerzo global pueda tener éxito, será necesario prestar un apoyo continuado a
muchos países. La UE es quien proporciona la mayor cantidad de fondos públicos a los países en
desarrollo. En 2014, la UE y sus Estados miembros aportaron colectivamente 14 500 millones EUR de
financiación pública para ayudar a los países en desarrollo a abordar los efectos del cambio climático y
poner en marcha actuaciones con vistas a la reducción de emisiones.
Al menos el 20 % del presupuesto de la UE se utilizará para la acción por el clima de aquí al año 2020.
Esto significa que, entre 2014 y 2020, se destinarán a prestar apoyo a actividades en los países en
desarrollo al menos 14 000 millones EUR, es decir, una media de 2 000 millones EUR anuales de
subvenciones públicas. En comparación con el nivel medio en el período 2012-2013, la financiación
para la acción por el clima a nivel internacional se incrementará en más del doble.
Además, los países desarrollados han prometido más de 10 000 millones USD al Fondo Verde para el
Clima; casi la mitad de ellos procede de los Estados miembros de la UE, habiendo aportado también los
países en desarrollo una pequeña cuantía. Ello forma parte del compromiso por parte de los países
desarrollados de movilizar conjuntamente 100 000 millones USD anuales destinados a la financiación
de la lucha contra el cambio climático para 2020, a fin de ayudar a los países en desarrollo. Un informe
reciente de la OCDE y la Iniciativa Política sobre el Clima ha puesto de manifiesto que en 2014 se
movilizaron 62 000 millones de USD, con lo que los países desarrollados ya han avanzado mucho en el
logro del objetivo de los 100 000 millones USD. La UE sigue estando dispuesta a asumir su papel.
La mayor parte de los fondos destinados a la transición a unas economías compatibles con el clima
tendrá que proceder de fuentes privadas, y el acuerdo debe contribuir a crear las condiciones –t ales
como unas mejores estructuras de gobernanza en los países receptores o una mayor transparencia
sobre la forma en que se utilizan los fondos– para que dichos fondos puedan fluir.
9. ¿Qué ocurre con la adaptación al cambio climático y con las pérdidas y daños?
La adaptación va a ser un elemento fundamental del Acuerdo de 2015. La UE va a seguir respaldando
a los países en desarrollo en sus esfuerzos para adaptarse al cambio climático. El Acuerdo de 2015
debería destacar el compromiso por parte de todos los países de planificar, preparar y trabajar en favor
de un desarrollo bajo en carbono, sostenible y resistente al cambio climático, y desempeñar asimismo
un papel en el reforzamiento de las actuaciones en pro de la adaptación que los países ya están
emprendiendo en el marco de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Debe
afianzar y aportar valor añadido al trabajo que se está realizando a través de instituciones y procesos
ya existentes, tales como el Comité de adaptación y los procesos nacionales de planificación de la
adaptación. Evitar las pérdidas y daños asociados a las repercusiones del cambio climático es uno de
los principales objetivos de actuación en el marco de la Convención. La reducción de las emisiones y,
por tanto, de los efectos del cambio climático, es el planteamiento más rentable, ya que limitará los
daños futuros y hará que sea necesario en menor medida adoptar medidas de adaptación.
10. ¿Qué puede hacerse para intensificar las actuaciones antes de 2020?
La UE reconoce la necesidad urgente de proseguir e intensificar las actuaciones para reducir las
emisiones de gases de efecto invernadero antes de 2020. Las oportunidades de reducir las emisiones
son notables, a través, por ejemplo, de una mayor actuación en materia de eficiencia energética,
energías renovables, gases fluorados de efecto invernadero, contaminantes del clima de corta vida (por
ejemplo, metano, carbono negro y ozono troposférico), uso del suelo (incluida la deforestación
tropical), reforma de las subvenciones a los combustibles fósiles y emisiones de los sectores marítimo
y de la aviación. Existen diversas opciones que pueden contribuir a ir acabando con el desfase,
incluyendo a actores clave directamente asociados, como las administraciones locales, las empresas y
la sociedad civil.
Asimismo, la UE insta a presentar compromisos de emisiones para el período hasta 2020 a las Partes
que todavía no lo han hecho, e invita a las Partes en su conjunto a aplicar plenamente y sin demora
sus compromisos y analizar la manera en que podrían intensificar sus esfuerzos, de modo que el
desfase de emisiones desaparezca lo antes posible.
11. ¿Qué figura en el orden del día en lo que respecta a la reducción de las emisiones
debidas a la deforestación y la degradación forestal («REDD +»)?
La protección de los bosques y la promoción de una utilización de las tierras y una silvicultura
adaptadas a los cambios climáticos es una parte importante del Acuerdo de París, ya que estos ámbitos
podrían representar hasta un tercio del potencial de reducción de emisiones realizable a nivel mundial
de aquí a 2030. Por consiguiente, la Comisión acoge con satisfacción los proyectos de decisiones de las
Naciones Unidas, que se concluirán en París y que culminan con éxito casi una década de fructíferos
debates sobre la REDD +. Los Estados miembros de la UE y la Comisión, junto con un amplio abanico
de partes interesadas y países socios, están preparados para apoyar la aplicación a través del Fondo
Verde para el Clima de iniciativas multilaterales y bilaterales, en función de sus circunstancias
nacionales.
12. ¿Qué significará el Acuerdo de París para la política climática de la UE?
La UE ya ha iniciado la transición a una economía con bajas emisiones de carbono y ha demostrado
que la protección del clima y el crecimiento económico van de la mano. Entre 1990 y 2014, las
emisiones de la UE se redujeron un 23 %, mientras que la economía creció un 46 %. Las últimas
proyecciones muestran que la UE, solo con las medidas actualmente establecidas, se encamina a una
reducción del 24 % para 2020. Además, como parte de su contribución al Acuerdo de París, la UE se ha
comprometido a reducir las emisiones en al menos un 40 % para 2030 (en comparación con los niveles
de 1990). Ello es coherente con una trayectoria de rentabilidad que va a llevar a la UE a reducir las
emisiones en un 80-95 % para 2050, que es lo que la ciencia nos señala que se necesita en el caso de
los países desarrollados. La UE ya ha dado los primeros pasos para hacer efectivo su compromiso de
París, con una propuesta para reformar el régimen de comercio de derechos de emisión de la UE (RCDE
de la UE), que será el instrumento clave para conseguir el objetivo de reducción de las emisiones. En
2016, la Comisión Europea presentará la nueva decisión de reparto del esfuerzo, así como una
propuesta sobre cómo integrar el uso de la tierra, el cambio de uso de la tierra y la silvicultura en el
marco de actuación en materia de clima hasta el año 2030. Además, habrá propuestas legislativas para
alcanzar los objetivos de eficiencia energética y energías renovables.
13. ¿Quién negociará en París en nombre de la UE?
Luxemburgo, que ejerce en la actualidad la Presidencia del Consejo de la Unión Europea, y la Comisión
Europea comparten la responsabilidad de dirigir las negociaciones en nombre de la UE en París. La UE
estará representada conjuntamente por la ministra de Medio Ambiente de Luxemburgo, Carole
Dieschbourg, y el comisario europeo responsable de Acción por el Clima y Energía, Miguel Arias
Cañete. Se han designado representantes de varios Estados miembros como negociadores principales
de la UE sobre cuestiones específicas y, por lo tanto, también se manifestarán en nombre de la UE en
las negociaciones sobre esas cuestiones.
Más información:
Comunicado de prensa
Página web de la COP21
Nueva encuesta de Eurobarómetro sobre las actitudes del público ante el cambio climático
MEMO/15/6161
Personas de contacto para la prensa:
Anna-Kaisa ITKONEN (+32 2 29 56186)
Nicole BOCKSTALLER (+32 2 295 25 89)
Solicitudes del público en general: Europe Direct por teléfono 00 800 67 89 10 11 , o por e-mail
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