“Nuestros primeros pasos fueron los más difíciles" Entrevistas a: Raúl Godoy, Secretario General del Sindicato de Obreros y Empleados Ceramistas de Neuquén; Andrés Blanco, integrante de la Comisión Interna de Zanon y; Pepe y Eduardo, militantes del MTD Neuquén. Lucha de Clases entrevistó a Raúl Godoy, Secretario General del SOECN (Sindicato de Obreros y Empleados Ceramistas del Neuquén) y Andrés Blanco, integrante de la Comisión Interna de Zanon, para que nos cuenten cómo fueron los primeros pasos y cómo fue el nacimiento del sindicato combativo de los ceramistas de Neuquén, que antes estaba dominado por una vieja burocracia pro empresaria. Hoy recuperado por sus trabajadores ocupa la fábrica Zanón puesta a producir bajo gestión obrera. ¿Cómo fueron sus primeros pasos? ¿Cómo era la fábrica en ese momento? Godoy: Yo soy neuquino, nacido y criado en Centenario. Cuando entré a trabajar, la fábrica estaba funcionando a pleno, estaban ampliando las instalaciones para poner a producir porcelanato. Era plena época de Cavallo-Menem, era una época de plena venta y muchísima producción. Cuando entré a trabajar sabía que en la fábrica había un régimen de dictadura. Entramos contratados (cuatro contratos por seis meses), y si te negabas a hacer una hora extra te despedían; si te accidentabas te despedían; si faltabas por alguna enfermedad, te despedían. Esta fábrica tiene su historia, fue fundada en la época de la dictadura y tenía un régimen bastante duro. En la fábrica estaba desterrada cualquier agrupación que oliera a política. Había una burocracia amarilla policíaca. Hacia fuera, trabajar en esta fábrica era un privilegio; ese era el slogan de la fábrica hacia los obreros: “trabajar aquí es un privilegio”. Los primeros 6 meses fueron para mí los más terribles en cuanto al trabajo que yo me acuerde en mi vida, y yo trabajo desde que tengo 11 años. Primero por el choque que fue para mí la automatización de la maquinaria, el ruido ensordecedor que hay, teníamos que hablar a los gritos. El ritmo infernal de trabajo en la producción hacía que hubiera un accidente cada 2 días, mutilaciones de dedos, de todo. Además si te accidentabas siempre el culpable eras vos. Siempre era el mismo mecanismo: te accidentabas, te llevaban a la oficina y te apretaban, te humillaban, y si tenías algún tipo de reacción, estabas afuera. Y si quedabas humillado y quebrado en tu moral, tenías una posibilidad para seguir adentro. Nos hacían trabajar doble turno, así que trabajábamos 16 horas, de 6 de la mañana a 22. Yo estuve prácticamente 6 meses donde no tenía un solo franco, trabajábamos de lunes a lunes 16 horas. En las 8 horas que te quedaban del día después de las 16 horas de trabajo, tenía una hora de viaje para ir, una hora de viaje para volver, entonces el tiempo de descanso se te reducía a 6 horas y en esas 6 horas tenías que comer, bañarte, compartir con tu familia y en el caso nuestro, poder charlar de política alguna vez cada tanto con algún compañero, lo cual hacía todo muy difícil. Lo único que nos quedaba para conseguir un día para descansar era ir a donar sangre, y entonces te correspondía un día. Yo me hice donante voluntario y cada 3 meses iba a donar y me correspondía un día. Para mí fueron los años de perro más grandes, desde todo punto de vista. En la fábrica, los mismos compañeros te mandaban al frente porque pagaban productividad, entonces, si la gente nueva parábamos mucho la máquina por algún descuido, hacían informes y los mismos compañeros decían “no sale la producción porque aquel no anda bien”, era una presión extrema. Así era la fábrica en esos años. Me imagino que debe haber sido muy duro comenzar a organizarse y entrar en confianza entre los compañeros. ¿Cómo fue su experiencia? Godoy: Creo que lo más revolucionario que hice en mi vida fue hacer un trabajo clandestino dentro de la fábrica. Porque frente a tanto maltrato y tanta humillación, era muy difícil. Fue lo que nos pasó con las primeras células de compañeros, que nos fracasaban, porque los compañeros hablaban. Entonces lo primero que teníamos que hacer era saber quién era más activista y mejor compañero. Porque adentro, encima, cuando se veía que se juntaban 3 obreros en la fábrica, enseguida caía el supervisor o la burocracia. Yo tuve el “bendito” destino de estar en un sector que tenía arriba toda la gerencia y abajo muy cerca la guarida de la burocracia, así que era re-difícil. Había una agrupación centrista sindical, que eran unos compañeros un poco más honestos nada más, no era algo muy serio, y sin embargo, a los principales compañeros, a los dirigentes los barrieron a todos. Eso fue en el „96 o „97. Siempre la empresa tuvo una política muy consciente: no echarlos, quebrarles la moral y después obligarlos a arreglar, y eso lo presentaban como trofeo. Todos los compañeros decían: “acá se van todos arreglando”. En la fábrica siempre hubo mucho recambio de personal en base a contratos, no eran despidos abiertos, sino que no te renovaban el contrato. Y era terrible la angustia de los compañeros, a medida que se acercaban los días de vencimiento de los contratos (que se renovaban semestralmente). Y muchas veces no te decían nada, se te cumplía tu contrato y no te avisaban si te ibas o seguías, así que tenías que llegar a la fábrica y ver si estaba tu tarjeta para marcar. Llegaban aterrorizados el día que se vencía el contrato. Había un gerente que se reivindicaba fascista, Abrutín, que aterrorizaba a los obreros. Les mostraba fotos de él con armas cuando iba a cazar y les decía “yo tengo en mis manos no solamente tu futuro sino el de tus hijos, tu esposa” y los nombraba por el nombre de pila a todos. Les decía: “vos sabés porque yo estoy de este lado del escritorio y vos del otro, porque yo soy blanco y tengo los ojos celestes y vos estás del otro lado porque sos un negro”. Blanco: Los primeros pasos fueron duros. Fue un proceso que nace desde el interior de la fábrica. Porque como en toda fábrica, en todo lugar de trabajo, hay divisiones y el sindicato que teníamos en ese momento se encargaba de que esas divisiones sean más grandes, cuanto más peleados estuviéramos mejor, a mí me odiaron, cuando entre a trabajar yo sentía que el otro sector me odiaba y no entendía por qué, el sector más viejo, cuando yo entré a la planta de porcelanato, que era muy nueva, en el ‟95. Entonces surgió un movimiento adentro de la planta que fue para ganar la Comisión Interna, unos compañeros entre los que estaba Godoy y Carlitos Acuña, y un grupo de compañeros que en su tiempo habían tratado de dar una pelea al sindicato. Porque sabíamos perfectamente lo que era el sindicato y no lo habían podido ganar porque el aparato que tenían ellos era mucho más fuerte. Y esta nueva interna que se formó, generó un movimiento de unidad, que arrancó desde la sencillez de organizar un torneo de fútbol. Estos compañeros en los torneos aprovechaban y hablaban con todos los compañeros y nos íbamos viendo las caras, nos acostumbrábamos a charlar, y después empezaron a apuntar a recuperar las asambleas, hecho importantísimo. En la fábrica predominaba el miedo... Godoy: Los aires de afuera, en parte el Cutralcazo, empezaron a cambiar la situación. Empezaron a entrar algunos aires por algunos resquicios de la fábrica y a oxigenar un poco. Fueron estallando pequeños conflictos donde uno pudo ver más a la gente, tener algo de vida porque eso era una tumba. La situación nacional fue cambiando también. Cuando se inició el Cutralcazo estábamos en plena dictadura fabril todavía, sin embargo logramos hacer un fondo de huelga para los compañeros de Cutral-Có de $ 70, lo cual para mí fue un logro enorme. Yo estaba orgulloso por haberlo hecho en tales circunstancias y que compañeros de la fábrica hayan puesto algo de dinero. Fue lo único que pude conseguir y después, nada. Estuvieron los paros de la burocracia (los que paraban era un sector muy chico) y nosotros no podíamos parar porque éramos contratados. Hubo paros que pusimos como excusa la falta de transporte pero la patronal te mandaba un remise a tu casa a buscarte. Entonces empezamos a organizarnos juntándonos afuera a jugar al fútbol, a tomar una cerveza para entrar de a poquito en confianza, porque teníamos que cuidarnos con quién hablábamos. De a poco, organizando cosas sociales, nos empezamos a conocer un poco más hasta que en algunos sectores empezó a haber bronca contra la burocracia, porque las condiciones eran muy jodidas. Empezaban las primeras apariciones del movimiento piquetero de la zona y ejercían cierta influencia en los obreros, cuando ya no estaba garantizado el trabajo como antes, había muchos despidos. En el ‟96 empezó una cierta resistencia y la burocracia se tuvo que montar sobre eso y cometieron un error, a mi entender: había elecciones en el sindicato en las cuales todavía estaba la lista de la burocracia y la lista sindicalista opositora. Seguían los despidos y la burocracia cambió el discurso: “los vamos a defender, basta que despidan de esta manera”. Entonces convocan a un paro dentro de la fábrica, y lo tomó el conjunto de los trabajadores, lo tomó el activismo que venía solapado por abajo, garantizó el paro. La burocracia lo había tirado como una formalidad y para reubicarse, pero la situación estaba cambiando. Fue un paro total, se paralizó toda la fábrica y desbordó completamente a la burocracia. Duró tres días. Para todo el mundo fue un paro histórico y eso le costó la cabeza al gerente Abrutín. Ahí despuntó un cierto activismo y ahí empezamos a ponernos más en contacto, fue la primera vez que hablé en una asamblea en la fábrica. La burocracia había conseguido un acuerdo en un papel y en la asamblea levantaron todo y yo levanté la mano y dije: “hasta que el compañero no esté adentro, no hay ninguna garantía porque la empresa con los acuerdos en los papeles no hace nada”, “pero yo lo firmé”, dijo el burócrata, “y quién te dijo que lo firmaras” contesté, “yo soy el secretario general”, dijo, “y a mí que me importa, nosotros somos los que nos estamos jugando el puesto de trabajo”. Ahí el mismo sector centrista de la Lista Verde, que era la opositora, me vinieron a decir que me calme, que no pasaba nada. Pero logramos la reincorporación del compañero y los obreros tomaron un poco de conciencia de que teníamos fuerza y que se podía hacer un paro. ¿Ahí es donde comienzan a organizarse para ganar la Comisión Interna? Godoy: Después vienen las elecciones y por supuesto gana la burocracia, falsificando todo, trucando los padrones. Hasta votaron albañiles que el dirigente del sindicato Montes tenia trabajando en su casa. Y dos o tres meses después empezó la casa de brujas, empezaron a despedir. Un solo compañero, el cabezón Valenzuela, no aflojó y se mantuvo dos meses afuera sin arreglar. Los arreglos eran de 20 a 60.000 dólares, tenían plata para comprar, para quebrar, para cooptar. La burocracia había ganado el sindicato hacía dos años y no había comisión interna, la empresa la había prohibido. El sindicato necesitaba tener un control más férreo dentro de la fábrica y por eso arregló con la empresa empezar a tener una comisión interna. Previo a esto, la empresa despide a todo lo que se suponía era la oposición, y entonces quedaba la burocracia sola. Pero surgió que entre los compañeros que habían sido activistas dentro de la fábrica, de todos los sectores de hornos, de línea de la planta nueva y vieja, comenzamos a discutir la posibilidad de presentar una lista. Yo fui el último integrante en entrar, porque yo no tenía un acuerdo previo y profundo. Ellos decían nada más “opositores y después hablamos”, yo planteé “si entramos es para cambiar todo y sino nada”, yo no me voy a jugar el puesto de trabajo. Fue bastante elemental en principio el acuerdo y todo clandestino. Empezamos a juntarnos afuera para discutir, se formó la Lista Marrón. La burocracia empezó su lista oficial, la Azul y Verde y ellos -la patronal y el sindicato- hicieron una maniobra presentando una tercera lista intermedia, la Lista Roja, que tenía un solo tipo de tercera línea de la burocracia que no estaba quemado y después el resto era gente independiente e incluso buena gente. La lista Roja empezó a decir: “ni burocracia, ni tanta combatividad, hay que hacer algo en el centro”. Nosotros salimos de movida con un discurso duro: igual trabajo, igual salario; democracia obrera; decisiones en asamblea; revocabilidad de los mandatos; pase a planta permanente a todos los contratados; que los contratados tuvieran sus propios representantes; que se votara un delegado por sector para constituir un cuerpo de delegados. Eran cosas elementales pero para la fábrica eran revolucionarias en aquel momento. Salimos a golpear durísimo a la burocracia y a la otra lista. Hubo presentaciones de cada lista en el comedor de la fábrica, hablaban unos y otros y cuando hablaba la Marrón, con personalidad, nos prestaban mucha atención. Fue histórica la votación, era la primera vez que se votaba en la fábrica. Nos hicieron miles de maniobras entre la patronal y la burocracia. Querían limitar los integrantes de la lista a los de planta permanente y jornalizados. La Lista Roja dijo “dejen algunos afuera -entre los que tenían que quedar afuera estaba yo- y hagamos una sola lista opositora para no dividir los votos”. Esto generó una fuerte pelea dentro de la Marrón porque un par de compañeros dudaron si no había que hacerlo. Salimos a juntar avales en la fábrica y en ese momento, que trabajaban 360 obreros, conseguimos 200 avales para la Marrón. La patronal y la burocracia se dieron cuenta que nosotros teníamos mucho apoyo en la base. La elección salió: 47 votos la burocracia de la Azul y Verde de Montes -oficialista-, la lista Roja sacó 83 votos y la Marrón 187 votos. Fue aplastante y muy festejado por los compañeros y de ahí empezó a cambiar la moral, aunque todavía estábamos en una fábrica muy dividida y con mucho miedo. Recorríamos algunos sectores como porcelanato y los compañeros tenían miedo de hablar con nosotros. La mayoría de los que integrábamos la Marrón no teníamos experiencia sindical. Yo tenía experiencia de activista en asambleas y lucha pero ni conocía el convenio colectivo de trabajo, las cosas que necesitábamos cotidianamente nos eran desconocidas. Teníamos que andar con un libro abajo del brazo para poder hacer algún tipo de formalidad ante la patronal y el Ministerio de Trabajo. Desde ya no teníamos abogado, no teníamos nada, y teníamos la mediación del sindicato arriba que nos ponía trabas. Y con tantas trabas ¿cómo lograron organizar a la fábrica? Blanco: Yo recuerdo la primer asamblea que fui, fue justamente porque no nos querían pagar un aguinaldo y del sector mío, porcelanato, que era muy nuevo, éramos todos jóvenes, nos llaman a la asamblea y fuimos solamente dos, fui yo y otro compañero que está en la interna junto conmigo, pero estas 2 personas que fueron después empezaron a generar otras cosas ahí en el sector, que también hizo que se fuera agrandando la gran pelota que se estaba armando. Para eso, ya la empresa había comenzado con los ataques, debido a que tiene mucha capacidad de razonamiento sobre estos temas, empezó a analizar que se estaba gestando un movimiento que no era manejable como se manejaban las otras internas. Se consiguieron grandes cosas, por ejemplo, ese torneo de fútbol que parece tan sencillo, pero para nosotros fue algo determinante. Hoy estamos acá porque empezamos a charlarlo, a hablar. Si bien el detonante que determinó el conflicto en el que se paró la totalidad de la planta fue el fallecimiento de un compañero nuestro por falta de seguridad, yo creo que en otras circunstancias, si no hubiese habido todo ese trabajo que se hizo antes, hubiese muerto el compañero y hubiese sido un día más. Sin embargo ese día fue algo que a mí me impactó mucho: estaba entrando a las 6 de la mañana a la planta y estaba toda la fábrica ahí en la escalera, un compañero de la Comisión Interna y un compañero de la Comisión Directiva. La planta parada y salimos a la calle y cortamos la ruta pidiendo condiciones de seguridad porque se nos murió un compañero, un compañero que tenía 24 años. Nadie le dio la posibilidad de una ambulancia, un tubo de oxígeno, ni la posibilidad de que la enfermera lo atendiera. Te digo que si no hubiera estado todo lo que estuvo antes, ese cambio no se habría dado, en el medio de ese conflicto, por las condiciones de la enfermería y personal idóneo, en los tres turnos. Un compañero del turno noche se accidentó una vez, lo tiraron arriba de un pallet de madera y lo llevaron en un auto. Obviamente le quedó la pierna muy mal. Y no pasaba nada, ese accidente fue mucho tiempo antes y nadie reclamó nada. Godoy: Lo primero que hicimos para unificar la fábrica fue... ese campeonato de fútbol, que fue el más productivo de la historia, porque duró un año. Y la metodología del campeonato era un equipo por sector y cada equipo tenía un representante, o sea un delegado. Así pudimos entrar en relación con todos los sectores de la fábrica. Hacer una asamblea era muy difícil, la empresa las prohibía. Las primeras medidas de fuerza que hicimos fueron asambleas de media hora en el comedor en la hora del refrigerio. Costaba, la gente prefería quedarse sin refrigerio y sin comer pero no correr el riesgo de estar en una asamblea donde estuvieran los delegados que según la empresa éramos todos revolucionarios. Después cuando llegaba el sábado y el domingo nos veíamos en la cancha, entonces el que no iba a las asambleas era cargado por sus compañeros. Ese lugar era nuestro, la cancha, los fines de semana llegaban a ir 200 compañeros. Durante los dos años que estuvimos como delegados fue durísimo porque nos hicieron la vida imposible en todos lados. Antes de ganar el sindicato la elección como delegados fue durísima, porque nos hacían la vida imposible en todos lados, había muchísimo fraude. En el medio de esto tuvimos la muerte del compañero Daniel Ferrás, que desató el primer paro que tuvimos como interna, un paro de 9 días, que fue histórico. Y vinieron los intentos de despidos... Blanco: Sí. En este conflicto la empresa venía planteando la posibilidad de abrir un concurso preventivo de crisis para tener las manos libres para despedir y rebajar sueldos. Eso fue en un primer momento, porque después del conflicto había un arraigo muy grande de los compañeros y la empresa planteaba 120 despidos, al 50% de la indemnización en 18 cuotas, un delirio. Pero venía de semejante quilombo con la muerte del compañero y planteó eso, y le salió mal. En esa oportunidad le dimos una pelea para dar marcha atrás, y fue un hecho histórico: por primera vez entró una Comisión Interna al Ministerio de Trabajo nacional, a la reunión del concurso preventivo de crisis. ¿Cómo se hizo? Se sacó una nota firmada ante escribano por todos los compañeros, en la que se pedía que en esa reunión estuviera la Comisión, como condicionante. Obviamente la Comisión Directiva del sindicato no quería saber nada con eso. Lo que vieron los compañeros de la Interna fue increíble, las maniobras, que los llamen afuera, que los dejen entrar. Abrieron un concurso preventivo sobre Cerámica Zanon de Neuquén en Buenos Aires y no en Neuquén, se excusaron por la planta que tenían acá. Pero se dio la pelea: mientras se discutía el preventivo teníamos un corte de ruta enorme, con lo que salieron los ceramistas a las calles. No fue un hecho casual, los compañeros se dieron cuenta que dentro de esos 120 que proponía la empresa no sabían quiénes eran los que se iban a ir, y dijimos “no se va ninguno”. Larga la maniobra la empresa de sacarnos por retiro voluntario, pero no se va nadie, no le salió. Y bueno, esas cosas ya nos encaminaron, cuando salimos al corte de ruta, salieron compañeros desocupados y nos empezaron a dar una mano. ¿Cuál era el sentido de esto? Solidaridad. Porque imagínate que Zanon en su vida había hecho un paro, no sabíamos qué era eso, y sin embargo estábamos peleando en la calle y mostrando qué pasaba dentro de la fábrica. Cuando fuimos a la reunión de conciliación obligatoria, que no acatamos, la propia gente de la Subsecretaría del Ministerio de Trabajo se volvían locos cuando los compañeros les decían “bueno ahora volvemos, lo vamos a charlar con la asamblea”. “No, ¿qué clase de dirigentes son ustedes?, les decían, “no los que uds. esperan”, y se bajaban. Antes, cuando estaba la anterior Comisión Directiva, teníamos que dar triple pelea: contra la burocracia, la empresa y el gobierno. Acá se vio el cambio, porque se podía entrar a las reuniones con el aval de toda la gente de la planta. Obviamente dentro de la fábrica nos llamaban de a uno y nos quisieron hacer persecuciones. Nosotros le decíamos, “decime lo que quieras pero yo te voy a discutir”. Después de días dentro de la fábrica sabes que atrás están todos tus compañeros y que si te tocan van a saltar. Los otros días escuchaba a los compañeros de Fricader y se te caían las lágrimas del trato que les daban ahí adentro, es algo que te impresiona. Yo no te digo que era de esa misma manera, pero adentro de la fábrica el trato era así, “que los trabajadores tenemos cabeza de madera”, ellos te quieren imponer que vos no servís para nada. Un compañero ocupado que está con la patronal arriba, vos sabés que no va a denunciarlo, y es muy triste saber que los compañeros están sufriendo de esa forma y la situación de hoy. En cierto sentido se entiende cuál es la actitud de los sectores ocupados hoy en día, porque hoy el látigo del empresario debe ser mucho más hostil que en el de la época en la que estábamos nosotros. Recordamos al menemismo, cuando hubo 3 años de cabeza gacha y marche para adelante, sino te echaban. Pero no era el mismo trato que recibían los compañeros de Fricader, a quienes los basureaban con amenazas, el despido, e incluso con amenaza de muerte. Son situaciones que pasan en muchos lados y pasan desapercibidas, porque el trabajador lo asimila como tal, agacha la cabeza. De hecho, si no hubiera pasado lo que paso con la Comisión Interna dentro de la fábrica, hoy estaríamos así, hoy yo no estaría laburando porque me habrían echado a la mierda, porque siempre fui un tipo muy contestatario, desgraciadamente, pero nunca me callé, por eso los compañeros me eligieron como parte de la Comisión Interna. A donde estamos hoy donde ocupamos la planta y la pusimos a producir nosotros mismos recorrimos un largo camino. Venimos de un proceso de toma de conciencia de hasta dónde queremos llegar, experimentamos compartir cortes de puente con compañeros desocupados, con los compañeros docentes, huelgas duras. ¿Cómo fue el proceso por el cual llegaron a recuperar el sindicato ceramista de Neuquén? Godoy: Con el recurso preventivo de crisis que presentó la empresa para tener las manos libres y despedir personal, la interna jugó un rol central y la burocracia quedo dibujada. La recuperación del sindicato fue cotidiana, fue día a día, con la fábrica. Nos costaba llegar a los compañeros de otras fábricas. Ellos organizaron un par de asambleas para intentar expulsarnos del sindicato, utilizando, todo legal, del Ministerio de Trabajo, con delegados diciendo que nosotros atacábamos la institución. Decían “si atacan al secretario general, si lo cuestionan, están atacando la institución”. Pero esas asambleas se lograron desmontar con la participación masiva de los compañeros. Después tuvimos un tiempo largo (que en esto se lo debemos a un compañero delegado que no cumplía por ahí un rol central en la organización del activismo, pero que era muy ordenado), que era ver las cuestiones tal vez más formales, que hizo una campaña hormiga y empezó a afiliar compañeros nuevos al sindicato. Nosotros no le dábamos bollilla, porque eso lo considerábamos muy reformista, considerábamos que era como hacerle el negocio a la burocracia, que sindicato sí, que sindicato no, “acá lo que importa es la asamblea, la democracia directa”. Sin embargo el compañero comenzó a afiliar compañeros que en un futuro se iban a transformar en fundamentales como para recuperar el sindicato. Entonces se transformó en una lucha durante todo un año, porque el sindicato no quería reconocer a los compañeros, fue una pelea muy clara, de gente queriendo entrar y el sindicato que se niega a reconocerte. Pero si la ganamos fue en la asamblea. Hubo una asamblea histórica en Cutral-Có, que fue cuando recuperamos el sindicato. Fue una asamblea montada por la burocracia en Cutral-Có, a más de 100 km. y a las 13 hs. (el cambio de turno en la fábrica la tenemos a las 14 hs. así que nadie podía ir). Así que fuimos a discutir con la empresa que nos diera el día, que se lo devolvíamos en un domingo o un fin de semana y nos dijo que no. Entonces le dijimos, le pedimos 2 hs. (eso está todo en un acta). Pero pasó a la ofensiva la empresa y dijo “el que falta mañana va a ser echado”, y nos pusieron entre la espada y la pared. Entonces se hizo una asamblea. Teníamos dudas, estuvimos muchísimo discutiendo con los compañeros, entre los delegados y activistas, qué hacer. Entonces hubo una decisión firme entre los compañeros: “si hay que ir vamos, si faltamos todos no nos pueden echar a todos”. Al otro día la fábrica estaba vacía. Se consiguieron 2 colectivos, autos y camionetas, e inclusive muchos compañeros que no podían ir por problemas de familia, ese día faltaron al trabajo para cubrirnos. Allá el escenario era un Club, con las calles cortadas por la policía, con 20 policías adentro esperando a un grupo de activistas que iban a romper la asamblea, y llegó masivamente toda la gente. Quedando descolocados, perdieron la asamblea. A medida que íbamos entrando, los compañeros iban dejando cortaplumas, palos, pedazos de cadena. Los compañeros iban a la asamblea a ganar, como sea. Ahí quedo echada la suerte del sindicato: ese día ganamos y se votó una junta electoral limpia, de compañeros de las fábricas que tuvieron que soportar miles de presiones, compañeros de base, hicieron un trabajo bárbaro. Después meter el voto en la urna era un trabajo fácil. Se habían conformado dos listas, una de la burocracia y otra de la fábrica, la Lista Marrón, con compañeros de otras fábricas. Blanco: Lo del sindicato también fue un suceso histórico. Fue una oportunidad, con 10 mil maniobras de la burocracia para tratar de quebrar lo nuestro. Los compañeros de la comisión interna dieron una pelea más que espectacular, buscando miles de maneras para que nos afiliáramos. Había más de 60 compañeros que no estábamos afiliados y no nos querían afiliar... era un delirio, el sindicato no nos aceptaba las afiliaciones y habían puesto la excusa de que las afiliaciones habían ido sin foto, y cosas así. La peor maniobra fue cuando había que elegir la junta electoral. Había que hacer una asamblea extraordinaria en todas las distintas empresas que conforman el sindicato, y obviamente la empresa más grande, con más gente, era Zanon, y por eso la pelea era Zanon. El sindicato convocó una asamblea en Cutral-Có. Entonces los compañeros se subieron a la asamblea y dijeron “compañeros, acá es la pelea más gruesa, si ganamos la junta electoral obviamente ganamos el sindicato. Hay que tomar una determinación, tenemos que asistir todos”. Yo estaba en el turno mañana y ese día faltaron todos a la fábrica y todos llamando por teléfono a la fábrica, problemas personales... Todo el mundo faltó, eso era un suceso grande, pero igual era arriesgado, aunque presentamos las denuncias en el Ministerio de Trabajo, pero igual era arriesgarse. Cargamos los colectivos y nos fuimos... cuando nos vieron llegar. Obviamente la presidencia de la asamblea la ganamos nosotros. La junta electoral te da la ventaja que después podes aceptar las afiliaciones de los compañeros y controlar el proceso electoral. Tenés de esa forma la posibilidad de dar una pelea más pareja, porque la empresa ofreció plata, una vida de lujo a los compañeros, pero creo que eso fue un voto de juramento que tuvimos los compañeros de la Interna, que ninguno se iba a doblegar por nada, lo menos que podía hacer era renunciar, y algo determinante: nunca, pero nunca ningún dirigente iba solo a una reunión. Si había una reunión y estaba solo, o la postergaba o llamaba a un compañeros de base, nos seguimos manejando así porque creíamos que era lo más trasparente. Bueno, se dio esa pelea, y se ganó el sindicato, la conformación de la lista se hace en asamblea, allí se eligen a los compañeros de la interna, todo decidido por la gente. Quedó Raúl Godoy en el sindicato, el tiene una orientación de un partido de izquierda, él expresaba lo que la gente quería, la transparencia con la propuesta de cambiar el estatuto del sindicato, donde la primera modificación tenía que ser que cualquier dirigente podía ser revocado en asamblea, que una asamblea decidiera por ejemplo que se fuera Godoy, para que no se queden 14 años como eran los anteriores (para expulsar a un miembro de la CD tiene que estar ¾ parte de la asamblea). Entonces era una propuesta que la gente le gustaba porque vos estás obligado a laburar como corresponde y si no te gusta te vas, esas cosas son determinantes. Por ahí los trabajadores, que en su mayoría son personas viejas que eran de tradición peronista, con esto de que del trabajo a la casa y de la casa al trabajo... había que cambiar eso, la asamblea tenía mucho que ver. La asamblea se discutía todo y obligaba por la situación misma hablar de política. Yo en ese momento hablaba de política y no entendía nada. Vos le ponés todas las alternativas, te cruzás de manos o salís a la ruta con otros sectores y tenés que discutir de política, ¿qué haces? Y bueno, así es como lo compañeros hicimos la experiencia. Vos podes estar muy unido adentro pero la patronal te puede hacer pelota, yo creo que tuvo mucho que ver la orientación que traían Godoy y otros compañeros, y está bien eso, ellos son revolucionarios, ellos no lo ocultan porque es así, que hay una intención política, que hay una conciencia política. Lo importante es cuando uno plantea una cosa y los compañeros que no creen que sean revolucionarios, pero dan esos pasos... eso creo que es el gran tema, cómo llegás a eso, a concientizarte y llegar un poco a eso. ¿Cómo se contactaron con trabajadores de otras fábricas del gremio? Godoy: En esta asamblea en Cutral-Có también, la burocracia había llevado a compañeros de Cerámica del Valle para votar contra nosotros, diciendo que éramos un grupo no sé qué, que era de partidos políticos. Los habían llevado con asado y el colectivo. Ahí, cuando empezó la asamblea, un compañero de Cerámica del Valle, justo en el medio, cuando queríamos que hablaran ellos, darle participación para que las otras fábricas se expresaran, se nos acerca el compañero Luis Calfueque y nos dice “¿tienen lugar en el colectivo para volver?” le dijimos que sí. Se anotó para hablar y denunció a la burocracia, todas sus maniobras. Y de ahí en más dijimos “este es un gran compañero” y hoy es integrante de la Comisión Directiva del sindicato, es el secretario administrativo, pero se ganó la simpatía de todos nosotros ahí, por la fuerza y la valentía, y vimos qué potencial había entre los ceramistas de gente muy buena. De regreso de Cutral-Có, fue todo un festejo hasta llegar aquí. Después de ahí, lo otro era mucho más fácil. Y finalmente ganaron... Godoy: Votó el 97% del padrón, casi la totalidad. Ellos sacaron 120 votos (mucho para nuestro gusto) y nosotros 206. Igual esos 120 votos con mucha presión, comprados, y todos eso. Como Comisión Interna ya teníamos un par de luchas encima, gruesas, y se había probado un poco esta especie de agrupación combativa que teníamos. Hacían cortes de ruta, e hicieron la huelga de 9 días. Ya el discurso era más radicalizado, era mucho más combativo y lo habían hecho concreto. Eso también atemorizaba mucho a la burocracia, “estos van ha hacer quilombo, todo el tiempo conflicto”. Asustaban a los empresarios, diciéndoles que tenían que financiarlos, y a los compañeros con que iban a perder la fuente de trabajo. Así y todo se ganó en toda la fábrica, inclusive en Cutral-Có que la tenían mucho más controlada ellos, por 2 o 3 votos, pero fue el lugar donde más nos costó entrar, por la lejanía geográfica y falta de fondos. Pero ganamos y así los trabajadores ceramistas de Neuquén comenzamos a escribir otra historia. A veces muchos trabajadores de otras empresas nos dicen cómo hicimos para decirle no a los despidos, si los dirigentes sindicales siempre terminan negociando despidos. Cómo hicimos para decirle no a las conciliaciones obligatorias que eran tramposas, porque siempre los dirigentes sindicales, incluso muchos que se dicen opositores, te embroman con la ley abajo del brazo. Y creo que es una enseñanza para todos, ese es el sentido que tiene ir forjando nuevas direcciones sindicales, surgidas desde abajo, con la democracia directa, con las asambleas y con una estrategia clara de lucha, que va más allá del sindicalismo, que tiene que ver con un proyecto de sociedad distinta, sin explotadores ni explotados. MTD Neuquén Una experiencia de lucha cotidiana por el trabajo genuino y la unidad de la clase trabajadora Entrevistamos a dos jóvenes militantes de Movimiento de Trabajadores Desocupados de Neuquén que ingresaron a trabajar a la fábrica Zanón, luego de una intensa lucha común que hermanó a los ceramistas y al movimiento en los cortes de ruta, los puentes, las marchas, las guardias en la puerta de la fábrica y ahora en el trabajo y la producción. -¿Cómo nació la relación entre el MTD y los obreros de Zanon? Pepe: El MTD comienza hace 8 años, ahí votaron, en el barrio San Lorenzo, de presidente a un compañero del MTD y él comenzó, se organizó a los desocupado en la coordinadora, eran trabajadores de la construcción. Ellos fueron, los viejos, los dirigentes empezaban a ir a la fábrica, porque bueno, hubo mucha desocupación, las fábricas empezaron a caer y en un momento quedaron desocupados, y en un momento dijeron, no. Después entramos los jóvenes, hace un año, ahí fue cuando se comenzó a hablar. Se llegó en un momento a decir que los obreros de Zanon, como no estaban trabajando, nosotros le íbamos a dar parte de los planes trabajar de nosotros, esa mano se la íbamos a dar, por ejemplo. Después empezaron a producir y quedaron con su soporte. Ellos vieron el soporte que tiene el MTD, hasta ahora siempre en los cortes con ellos, aparte tienen la misma política. Por ejemplo, una banda fuimos al puente, estábamos discutiendo lo de la Coordinadora en el puente, los del MTD fueron en un cole y le rompieron el vidrio a un poli y se llevaron 40 personas presas. Bueno ahí fue el abogado de ellos, Pedrero, y nos sacó a nosotros. Después, por ejemplo, pasaba el tiempo y nosotros seguíamos conectándonos más con Zanon. La unidad a fondo comienza prácticamente cuando comienza esta huelga, que ya van más de 10 meses. Los compañeros de Zanon salieron a la calle, comenzaron a cortar un tramo de la ruta 7 para difundir su conflicto, van al centro de Neuquén y bloquean todo. Hasta que pegan un salto y cortan el puente. Los diarios de Neuquén decían que el que corta el puente es porque tiene fuerza. Los ceramistas van al puente y lo cortan, y en ese momento, cuando están en la ruta los compañeros del MTD se acercan: la política de los compañeros era cuando sale la clase obrera pegarse a ellos en el conflicto. Las discusiones eran más con los dirigentes del MTD, era la unidad con la clase obrera, ellos vienen de la construcción, de la UOCRA, entonces saben dónde está la fuerza, ellos saben que tenían que ir. Esta bueno porque en las dos direcciones tanto del MTD como de Zanon, era la misma política, la unidad, pero el problema estaba en desparramarlo a las bases. Para los compañeros ceramistas y los del MTD fue muy dura la discusión. Yo te comento, en el MTD, porque los compañeros decían “por qué tenemos que ir a apoyar a los obreros si nosotros tenemos que ir a pelear por lo nuestro”. Costó mucho en el movimiento, por qué apoyar al movimiento obrero, esa era la movida. No es que tampoco fue de repente, hubo un proceso en las bases, después se dieron cuenta que a partir que hubo lucha de los desocupados, cada vez que teníamos que ir ha hacer un planteo a la Municipalidad, los ceramistas estaban ahí. Entonces nosotros salíamos y ellos salían, vamos a una movilización y los compañeros decían “¿y los ceramistas dónde están?”, y ahí venían los bombos de los ceramistas y cantitos comunes cuando se juntan. Yo te digo los primeros meses cuando salíamos juntos, unos por un lado y los otros por otro, se miraban mal, los desocupados se miraban de reojo, los compañeros del MTD rompiendo vidrios, autos, y bueno, “estos quilomberos” y, era así. En un momento nosotros tuvimos una discusión entre nosotros del MTD de no ir y no hacer tanto bardo. Ahora pienso que lo ven, en la lucha. En las calles siempre nos encontramos, pero nosotros sabemos que no es hacer sólo el aguante sino que sabemos que la unidad entre el movimiento obrero ocupado y desocupado es la única forma de salir de toda esta miseria, es estratégica. Porque nosotros allá en Neuquén demostramos en chiquito lo que se puede hacer, cuando fue lo de los 5 puestos de trabajo, ahí cerró un montón para todos los compañeros de base. No sólo ir a una fábrica, no es sólo ir a una marcha y nada más, entonces va más allá, nos imaginamos, que cuando esto pase en la Repsol, en las telefónicas, ahí cuando salen a la lucha los desocupados peleando junto a ellos. -¿Cómo es que entraron ustedes a trabajar en Zanon, que son tan jóvenes, y no lo hicieron compañeros desocupados que ya llevan años en el movimiento? Eduardo: Fue una de las mejores discusiones que se dio. Imagináte vos un movimiento de desocupados que pelea por trabajo genuino, y consiguen el trabajo genuino, pero 5 puestos, para todo un movimiento, donde hay gente de hace 8 años que tiene un plan trabajar. Personas que salieron de la construcción tuvieron ese plan, tienen 5 o 7 hijos, bueno, a esa gente hay que darle. Así era la discusión, esos compañeros que son todos ex de la UOCRA, se reivindican trabajadores, ellos son los pilares fundamentales, los que sostienen la organización. Pero dijeron: que vayan los jóvenes activistas, esos son los que elegíamos. Pero entones, ¿cómo hacemos para mantener el movimiento? Entonces, ¿la juventud del MTD que hizo durante el año? Peleamos por las becas, sacamos un boletín y nos juntamos con los docentes y los hospitales para defender una salita. Vinimos a las asambleas nacionales. Cada vez que hubo orden de desalojo en la fábrica, nosotros no teníamos que preguntar a nadie e íbamos, cargábamos nuestras gomeras y piedras y nos instalábamos ahí en las guardias, nos quedábamos con los ceramistas. Cuando faltaba el pan para los compañeros, salimos a los barrios con ellos a recorrer para recolectar alimentos. O sea que la unidad se hizo efectiva con ellos. La juventud del MTD en esos momentos estaba un poco parada, donde retrocedió era en hacer una copa de leche, donde estábamos bien, venían los pibes y le dábamos la copa de leche, pero era esa sola la tarea que hacíamos hasta que comenzamos a ponernos al frente, a ponernos metas. Entonces dijimos: ¿quiénes son los activistas de la juventud? La propuesta de Zanon se tira en la reunión de los jueves de los jóvenes, que es una reunión de los delegados con los activistas, de unos 30/ 40 compañeros. Se discutió mucho todas las posibilidades. Estuvieron de acuerdo que la juventud entre, pero ahí nomás, por lo menos al principio ¿Por qué la juventud? Por el 19 y 20, por Santillán y Kostequi, dos jóvenes que mataron en puente Pueyrredón. Los jóvenes que no tienen derechos, son reprimidos, no tienen educación, diversión, trabajo. Queremos que sea la juventud. Se tira en la asamblea, con alrededor unas 300 personas y se empezó a debatir. Siempre me acuerdo que -esto me quedó grabado- un viejo, un viejito de esos de la UOCRA, pide la palabra y el tipo diciendo “compañero, tiene que ir la juventud, porque a ellos acá en el barrio qué tienen, la policía los reprime, por eso la delincuencia, acá tenemos que golpear con esto” y se votó a favor y por eso entró la juventud a laburar. Después repartimos esos puestos. Discutiendo así con varios compañeros de la fábrica, yo les decía que había compañeros para los que éste era su primer trabajo. Pero para mí no, yo he trabajado en metalúrgica, de plástico y de cadete, sé lo que son los forros, el patrón, con el látigo, todos esos forros que “sí, a vos te echamos, hoy te quedás afuera”, una presión terrible, eso te da bronca y al patrón vos le vas a sacar esto. Pero cuando ahí entramos los compañeros ceramistas nos llevaron a la oficina de los jefes y nos dijeron, “miren compañeros, aquí estaban los jefes, desde acá miraban todo, ahora estamos nosotros, repartiendo unos mates, bueno, ahí forreaban los tipos y llamaban”, entonces, la sensación es increíblemente otra cosa, la sensación que no tenés a los forros detrás tuyo, laburás de otra manera, están los compañeros. Yo, si tengo que quedarme después de hora, si lo tengo que hacer es para aprender y sabés que lo que hacés es de los propios trabajadores, para nosotros y los compañeros. Yo pienso que en esa fábrica las cosas que podés aprender no hay límite, hasta ahora por lo menos. Pepe: íbamos a hacer las guardias de noche cuando había intento de desalojo, nos quedábamos en las guardias, que no caiga ningún yuta, afuera a recorrer la fábrica. Fuimos muchos jóvenes, no porque yo sea joven y lo diga, sino porque fueron muchos, nos conocimos ahí, más de uno quedó marcado, y no por barderos solamente, pero tenía ganas de estar ahí coordinando. Fue así, por la unidad, que eligieron. Ahí se habló en el MTD para los puestos de Zanon, que dieron 5 y se hicieron 10. Fue el 26 de julio, un mes después de la muerte de los piqueteros, tiraron esa propuesta, que era en honor a ellos. Fueron tres obreros a decir eso, se largaron a llorar, a un mes de la muerte de ellos, tiraron la propuesta en honor a los piqueteros. Estando con control obrero pueden producir puestos genuinos. -¿Cómo se resuelven los problemas laborales? Eduardo: Se logra a través de los mismos compañeros. Primero se discute en asamblea y después los propios compañeros vamos, entre los compañeros de base, exigen que se haga bien el trabajo. Y mostrarles donde están, que no es como otros trabajos, no es que nos hicieron una prueba, llenar un formulario y el currículum, sino que fue un hecho de solidaridad, de la política entre Zanon y el MTD. Entonces es una empresa tomada bajo control obrero, en ese sentido queremos demostrar que no es un trabajo común y corriente, que estas las 8 hs. y te vas a tu casa, sino que es un puesto de guerra, eso es lo que le queremos mostrar a los compañeros. -¿Cómo fue eso de “hacer un plan de obras públicas en chiquito”? Eduardo: Eso fue para salir hacia fuera. Por ejemplo la salita del hospital de Centenario, la municipalidad no se estaba haciendo cargo. Ahí le demostramos en pequeño lo que sería un plan de obras públicas, la empresa ocupada donando los materiales que faltaban, lo que era el piso, y los desocupados poniendo la mano de obra. Eso en pequeño para demostrarle que lo que queremos es un plan de obras públicas, por eso ahora en Neuquén comenzaron con las tomas increíbles, yo nunca ví, en unos pocos día tantas tomas, en todos los barrios. Mucho de los compañeros de nosotros son delegados, los que están haciendo las tomas, entonces discutimos lo del plan de vivienda y obras públicas. Y vemos que si la fábrica Zanón se estatiza y si la provincia se hace cargo, compre los insumos y los distribuya hacia los que la necesitan. Y ahora el plan de vivienda, nosotros de la juventud vamos a sacar un boletín contando y denunciando lo que pasa con las tierras, donde hay un proyecto de urbanización, se hace cargo el FONAVI y no se quieren hacer cargo en la provincia. Ese proyecto va a ser que haya urbanización en toda la zona oeste y ahí va a ver más de 2000 puestos de trabajo, de ese plan que está parado hace 15 años. Nosotros como desocupados queremos el puesto de trabajo, para que la provincia se haga cargo. -¿Lograron organizar nuevos jóvenes después de esto? Pepe: Después de esto, en la juventud hay gente que se acerca, porque dicen “mirá estos pibes lo que hicieron”, entonces nosotros le tenemos que explicar que no es solamente “vení porque aquí vas a encontrar laburo”, no, sino que es luchar para el mañana. Esa es la discusión, porque Zanon no va a solucionar el problema de la desocupación en Neuquén, pero si con un plan de obras públicas, que se reactive la construcción por ejemplo, esas son nuestras banderas. Las discusiones se dan, porque uno de los puntos del MTD es la estatización y el plan de obras públicas, esta discusión está en el centro con todas las tomas de tierra y junto con Zanon lo combinamos y es explosivo. Porque están los movimientos de desocupados de Cipolletti, nosotros vamos y discutimos, les decimos que ellos tienen el Frigorífico Fricader, y nosotros decimos “compañeros, ustedes nunca fueron a apoyar, a pelear juntos por trabajo, y el día de mañana, entonces, cómo querés”, y entonces ahí vimos la diferencia. Con los MTD de Aníbal Verón, cuando fueron a Neuquén, fuimos a la casa de un compañero y ahí discutíamos que diferencia había entre los MTD de Neuquén y de allí, en Buenos Aires. ¿Qué relación tienen ustedes con el movimiento obrero?, y ellos decían “cuando hay bardo y nos necesitan estamos ahí, cortamos la ruta y todo”. Entonces le explicamos todo lo que hacíamos nosotros con los obreros, reuniones semanales conjuntas, coordinar juntos en el Alto Valle. Pero, les decíamos, “ustedes tienen aquí a Brukman, las cooperativas, las distintas fábricas”. ¿Por qué no se pegan a las distintas fábricas? Pero nos decían que el movimiento obrero esta para atrás, no quieren defender sus puesto de trabajo, aceptan el retiro voluntario, hay muy pocas fábricas que quieren luchar y prácticamente no quedan fábricas. Con eso se retiran al barrio, hacen su microemprendimiento, ellos dicen que no van a solucionar el problema, la desocupación y el hambre con el microemprendimiento y nosotros decimos igual, pero nosotros vamos acá a golpear las puertas de la Municipalidad y queremos pozos de petróleo, les decimos, y hacemos los microemprendimientos que queramos nosotros, ya tenés todo ahí. Eso es lo que queríamos reflejar a los compañeros, y nos llevamos distintas visiones de los trabajos que venimos haciendo. Ayer estuvimos charlando con ellos, les mostramos el volante que sacamos cuando entramos a trabajar, una carta abierta a la juventud, explicando cómo conseguir trabajo y el plan de obras públicas y lo repartimos masivamente en hospitales, dependencias públicas y lo trajimos para acá. Y les gustó mucho. Acá en distintos barrios se están organizando, en Florencio Várela los distintos MTD se están organizando, la juventud, les decíamos por qué no nos juntábamos para discutir, ellos pueden ir para allá, nosotros para acá, pero juntarnos en una asamblea o plenario de la juventud y discutir. La discusión, más que nunca, es que nosotros nos tenemos que hacer cargo, de acá a un tiempo hacerlo, si vos lo ves entonces vayamos y discutamos toda la experiencia, que se abra la discusión a los desocupados, a los que trabajan, a las asambleas, a los estudiantes, pero eso para más adelante, pero yo pensaba para los desocupados, para nosotros, un encuentro de los jóvenes para ver cómo se puede combinar lo que los desocupados estamos haciendo.